Mostrando las entradas con la etiqueta CGT. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta CGT. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de mayo de 2017

Reforma previsional… @dealgunamanera...

Reforma previsional…

Imagen: Guadalupe Lombardo

La reforma del sistema de jubilaciones que prepara el Gobierno contempla la segmentación de las prestaciones en tres niveles. El primero será de carácter universal y lo constituye la nueva pensión por vejez creada el año pasado con la ley de “reparación histórica”. Se empieza a cobrar a partir de los 65 años tanto en hombres como en mujeres, sin necesidad de aportes previsionales. El monto de ingresos equivale al 80 por ciento de la jubilación mínima.

© Escrito por David Cufré el sábado 27/05/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciuad Autónoma de Buenos Aires.

En la práctica, este cambio constituye un deterioro notable para los adultos mayores respecto del estado de derechos que habían alcanzado con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, cuando se aprobaron distintas moratorias que les permitieron a más de 3 millones de personas saldar su deuda de aportes con la Anses –muchos no habían efectuado ninguno– y percibir como piso el haber mínimo. La diferencia es de más de 1200 pesos en este momento, ya que la jubilación mínima se encuentra en 6394 pesos y la pensión por vejez es de 5115 pesos.

Además, esta última no genera el derecho de pensión para los familiares del titular. En el caso de las mujeres, la modificación entraña un perjuicio sustancial porque implica un aumento de cinco años de la edad a partir de la cual pueden obtener ingresos, dado que con las moratorias podían jubilarse desde los 60 años y ahora tendrán que esperar hasta los 65 para cobrar la pensión por vejez. Es un recorte de gastos en línea con los reclamos de ajuste fiscal que el FMI y los mercados le formulan al Gobierno permanentemente.

Esta prestación será financiada por rentas generales. Los funcionarios de la Secretaría de Seguridad Social y de la Anses que diseñan el proyecto establecerían como línea de corte para la pensión por vejez un nivel de aportes previsionales inferior a los 15 años, aunque el número exacto todavía no está definido.

Esto significa que los hombres y mujeres que lleguen a los 65 años y queden por debajo de ese nivel de años de aportes tendrán la opción de pasar a cobrar automáticamente este beneficio, equivalente al 80 por ciento de la jubilación mínima, como se explicó más arriba. Sin embargo, la iniciativa les daría la posibilidad de mejorar esos ingresos al autorizar por ley que sigan trabajando y aportando más allá de los 65 años, sin que sus empleadores puedan forzarlos al retiro como ocurre en la actualidad. Todo lo que sumen por arriba de los 15 años de aportes –si finalmente fuera ésa la línea de corte– significaría un plus para su ingreso mensual, cuyo financiamiento saldría del régimen jubilatorio solventado con aportes y contribuciones.

Con esta medida, el Gobierno empezaría a correr los límites de la edad jubilatoria, haciendo caer en las espaldas de los trabajadores que padecieron la informalidad laboral o el desempleo la responsabilidad de trabajar más años para cobrar un haber más alto que la devaluada pensión por vejez. Para superar la resistencia empresaria, el Estado resignaría el cobro de contribuciones patronales por esos empleados cuando sigan trabajando más allá de los 65 años. De todos modos, estos puntos son aún materia de debate entre los funcionarios que trabajan en la reforma.

El segundo pilar del nuevo régimen jubilatorio, en tanto, seguirá siendo el sistema de reparto. La novedad en este caso viene por la modificación de la fórmula de cálculo para determinar el haber inicial de cada jubilado; es decir, lo que una persona empieza a cobrar cuando se retira. En lugar de los componentes actuales –PBU, PC y PAP–, se avanzaría con un esquema conformado por la prestación universal –la pensión por vejez– más el plus asociado a los años y al nivel de aportes al sistema. Un aspecto clave en este caso es si habrá un tope sobre la proporción del salario afectado a los aportes previsionales que sea más bajo que el actual.

Es una posibilidad, para incentivar a los trabajadores a realizar aportes voluntarios al tercer pilar del sistema y, sobre todo, para bajar la presión de gastos al Estado nacional, que pagaría a los nuevos jubilados haberes más bajos que los actuales.

El tercer pilar, en el proyecto en estudio, cumplirá la función de elevar los montos de las jubilaciones de aquellos trabajadores que hagan aportes voluntarios a este sistema. Estará constituido por cajas complementarias bajo un esquema también de reparto y, según dicen los funcionarios, no se baraja la posibilidad de volver a habilitar mecanismos de capitalización individual. Las cajas complementarias existentes –como las profesionales o de distintas actividades– o las que se creen ofrecerían a los trabajadores la administración de aportes voluntarios para mejorar sus jubilaciones.

El sistema financiero podría encontrar aquí una puerta para volver al negocio de la gestión de recursos previsionales. Por otra parte, fuentes del Gobierno sostienen que por ahora no se analizan cambios en la ley de movilidad jubilatoria, que va actualizando los haberes en marzo y septiembre de cada año.

Con esta división en tres pilares –universal, de reparto y complementario– se reproducirían en la tercera edad las diferencias salariales de la etapa activa, dándole un sesgo más marcado de diferenciación entre ciudadanos de primera –aquellos que pudieron completar los años de aportes para acceder a la jubilación plena, con haberes aún más altos para quienes realizaron aportes voluntarios– y de segunda, que deberían conformarse con la pensión por vejez.

En la Secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo se reúnen un miércoles por mes el titular de esa dependencia, Juan Carlos Paulucci (un hombre que llegó al puesto de la mano de Gerónimo “Momo” Venegas), funcionarios de la Anses y de la AFIP, junto con delegados empresarios, sindicales (de la CGT, CTA y distintos gremios) y especialistas para debatir sobre los cambios que necesita el sistema jubilatorio.

Allí trascendió la posibilidad de que el Gobierno modifique también el régimen de autónomos y monotributistas en su aspecto previsional, unificando a esos sectores en una sola categoría. La “armonización” de las cajas jubilatorias provinciales con la nacional es otro de los objetivos del oficialismo. E

n varias provincias creen que ello implicará presiones del gobierno nacional para forzarlos a disminuir prestaciones y a subir la edad jubilatoria en línea con el régimen de la Anses. Gremios como el docente, a su vez, están alertas por si aparece la pretensión de las autoridades de modificar los estatutos especiales como el que tiene el sector.

Por otra parte, Paulucci informó en el último encuentro de esa comisión asesora que se creará otro cuerpo para elaborar un Código de la Seguridad Social. Sería un digesto de normas nacionales y provinciales. El funcionario indicó que fueron seleccionados para esa tarea dos ex camaristas de la Seguridad Social, Mabel Maffei de Borghi y Bernabé Chirinos, y el constitucionalista Félix Loñ.

La velocidad y profundidad de los cambios en materia de jubilaciones dependerá del resultado de las elecciones de octubre.

Una buena performance del oficialismo le dará margen para ir más a fondo. Como en los ‘90, las prestaciones de la seguridad social vuelven a estar en el centro de los planes de ajuste neoliberales.



lunes, 27 de marzo de 2017

Una bola de nieve… @dealgunamanera...

Una bola de nieve…

Veinticuatro amonestaciones. Roberto Baradel. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno admite en secreto que subestimó el rebote del tema docente. Dictadura y olvidos.

Cometimos un error al no dimensionar adecuadamente el alcance del problema con los docentes”, se sinceraba un dirigente del PRO que desempeña funciones de alta relevancia institucional en la Ciudad de Buenos Aires, y que tiene llegada directa al Presidente. Hay una regla de la política que indica que cuando un conflicto salarial con un sector de la importancia de los docentes se prolonga sine die, termina transformándose en otro mucho más complejo que es de naturaleza política. Salvando las distancias, es lo que pasó al comienzo del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con la ya legendaria Resolución 125. No queda claro, al respecto, por qué se decidió cambiar la metodología de la negociación utilizada en su primer año de gestión, que fue claramente exitosa y que permitió no sólo que las clases comenzaran en tiempo y forma sino que el año lectivo se desarrollara sin mayores contratiempos.

En paralelo, y agregando mayor tensión a la ya existente, la carrera electoral parece haber largado de manera descarnada. A los clásicos pero tristes desmanes ocurridos luego del acto de la CGT les siguieron movimientos mucho más sigilosos pero efectivos. El escenario ha quedado dividido en dos extremos sin ninguna gama de grises en el medio. “El peronismo no buscó esta polarización entre el macrismo, que se autodenomina ‘el cambio’, y lo viejo, representado por Cristina Kirchner, pero sería necio negar que existe. El massismo intenta levantar la voz pero nadie repara en ello”, grafican en una intendencia peronista de los municipios más poblados del conurbano.

La misma fuente sostiene algo que cualquier analista podría anticipar: “El kirchnerismo duro ya no parece ser una opción viable dentro del peronismo para reconstruir el país en el mediano o largo plazo. Pero, ¡ojo!, si hay algo que es innegable es el pragmatismo de los muchachos del PJ. Siempre juegan a ganador. Si CFK se lanza y mide bien como hasta el momento indican las encuestas, más de uno se va a tragar el sapo y votará con la nariz tapada. Después habrá que esperar hasta que aclare”, vaticinó. Así son las delicias de los tiempos de campaña.

Economía difícil. 

La realidad socioeconómica sigue presentando al Gobierno dificultades de compleja solución. Es repetitivo decir que ha faltado un plan para hacer frente a los desafíos que plantea la coyuntura. El aumento de la pobreza generado por el sinceramiento de la economía muestra la falta de medidas paliativas. Sobre ello se agrega la impericia con que se adoptan otras. Dos ejemplos sirven de muestra de la anterior afirmación: recién en la semana que pasó se terminó de reglamentar la implementación de la emergencia reclamada por los diferentes movimientos sociales.

No queda claro por qué, luego de aprobada la ley, se demoró tanto su implementación. El otro caso es el de los así llamados “precios transparentes”, que, en los hechos, terminaron encareciendo el pago en cuotas, única manera en la que la mayoría de la población puede acceder a bienes sobre todo del rubro de los electrodomésticos. Llevó casi dos meses rever esa medida que, finalmente, sólo benefició a los que más tienen y derivó en una significativa caída del consumo.

Los brotes verdes –eufemismo utilizado para mencionar la reactivación de la economía– siguen siendo mustios. Algunos sectores muestran una recuperación significativa, con el campo a la cabeza. Otros, en cambio, muestran caídas alarmantes. El Centro de Estudios Económicos de la Unión Industrial Argentina acaba de emitir un informe ciertamente preocupante. Allí se informa que, a pesar de haber cesado su caída en enero, los datos de febrero distan de asegurar que la industria en su conjunto haya retomado el camino. Se detalla en esa comunicación que el mes pasado "la producción automotriz cayó 29,7% durante febrero en términos interanuales, la de acero descendió 9,9%, losa despachos de cemento fueron 0,8% menores, y la producción de insumos para la construcción cayó 6,7% en términos interanuales". 

El párrafo final es para lo ocurrido en la conmemoración de los 41 años del golpe militar del 24 de marzo de 1976, que dio paso a la dictadura más cruel de la historia de nuestro país. Siempre hubo divisiones entre los organismos de derechos humanos, divisiones que la cooptación producida por el kirchnerismo buscó y logró ahondar. Por eso, en los actos desarrollados tanto en la Plaza de Mayo como en la ex ESMA dominó el sentimiento de animadversión hacia Macri y su gobierno.

Nada de lugar hubo para recordar a los integrantes de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) –Ernesto Sabato, Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernández Long, Carlos Gattinoni, Gregorio Klimovsky, rabino Marshall Meyer, monseñor Jaime de Nevares, Eduardo Rabossi, Magdalena Ruiz Guiñazú, Santiago Marcelino López, Hugo Diógenes Piucill, Horacio Hugo Huarte, Graciela Fernández Meijide, Daniel Salvador, Raúl Peneón, Alberto Mansur, Leopoldo Sigueira, Agustín Altamiranda–, al fiscal Julio César Strassera y a sus adjuntos Aníbal Ibarra y Luis Moreno Ocampo, a los jueces de la Cámara Federal –Carlos León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz, Jorge Torlasco, Guillermo Ledesma y Andrés D’Alessio–, que condenaron a las Juntas Militares, y a quien con gran coraje y en soledad política promovió ese juicio histórico e inédito en la historia de la Argentina y del mundo: el ex presidente Raúl Alfonsín. ¡Cuánta desmemoria!

Producción periodística: Santiago Serra.



domingo, 19 de marzo de 2017

Abril no será fácil… @dealgunamanera...

Abril no será fácil…

Fuerzas Especiales, Patricia Bullrich. Foto: Pablo Temes

El paro de la CGT inaugurará un mes en el que el Gobierno necesita mostrar resultados.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 19/03/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Estamos en un punto de quiebre. El saneamiento de la economía que tenía que ver con la herencia que dejó el kirchnerismo está encaminado. La mejoría debería empezar a verse en el corto plazo –segundo trimestre–, aunque las dudas tienen que ver con la demora en las inversiones más grandes y la reactivación interna en un mercado muy contraído. Ante esta situación no queda otra que tener confianza porque no hay otro camino”.

Con una mezcla de seguridad y preocupación, un hombre de consulta en materia económica del oficialismo trataba de poner en palabras la sensación que se vive en el Gobierno.

“El campo es un motor importante, aunque las divisas que genera no tienen su contracara en la creación de empleo directo; la construcción –de la mano de la obra pública– también inició su repunte y los acuerdos sectoriales con industrias como la automotriz tienen que empezar a revertir la historia”, sentenció la misma fuente en el marco de una semana que dejó un saldo negativo para el Gobierno, por el impacto en el humor social que produjo tanto la gran cantidad de protestas en la calle como el interminable conflicto con los docentes. Lo que viene no será sencillo. 

Abril despunta con el paro general decretado por la CGT que el Gobierno no podrá desactivar. En la central obrera, el sector más dialoguista está desbordado por las bases, donde el malestar crece motivado por tres razones: la inflación, el miedo a perder el empleo y la falta de cariño hacia Mauricio Macri.

A estos factores hay que agregarles dos más: uno, la CTA que ya ejerció presión intentando imponer su propia fecha de huelga para fines de marzo y otro, el fantasma de la agitación kirchnerista que se parece cada vez más a una realidad.

El tiempo no juega a favor del Gobierno, y el propio Presidente había advertido días atrás a sus espadas políticas sobre la necesidad de bajar la línea hasta las intendencias con una orden: las obras no se pueden demorar más; los resultados deben estar a la vista. Está claro: ya entrado el año electoral de nada sirven el dinero ni las partidas aprobadas si no se transforman en mejorías concretas y palpables por la gente. Ese es uno de los problemas de la administración de Cambiemos. 

Por falta de experiencia o por miedo a poner la firma en obras, todo se ha demorado más de lo esperado. Pero esa demora se ha adueñado de la ejecución hasta los niveles de toma de decisión política.

Del otro lado de la biblioteca, los economistas que coinciden con el rumbo económico del Gobierno mantienen una postura crítica con algunas de sus medidas, señalando que se ha llegado bien hasta fines del año pasado pero que el estancamiento producto de las altas tasas, un dólar quieto y una desesperada lucha contra la inflación va a terminar por anclar la economía perjudicando el crecimiento.

“Tienen un miedo tremendo a no poder cumplir con las metas prometidas. La inflación es una muestra. Una cosa es honrar la palabra y otra muy distinta es ser tozudo. No se pueden pelear uno o dos puntos de la paritaria en contra del trabajador porque después no hay plata en la calle para mover nada. No sólo eso, en este tren han llegado al extremo de meterse a controlar la paritaria de privados con tal de que no se les desacomode la planilla del Excel”, expresaba uno de los economistas a los que el Gobierno suele escuchar en referencia a la paritaria bancaria que terminó judicializada innecesariamente.

“En un año electoral tenés que ponerle un mango más en el bolsillo a la gente porque en un país como el nuestro el humor social te voltea una elección. En cambio, los cerebros de los CEO hasta se dieron el lujo de permitir que se cambie la ecuación que terminó quitándole 20 pesos en el recálculo de haberes a los jubilados. Esto es producto de mentes brillantes con posgrados en el exterior que piensan para adentro que cien pesos no le cambian la vida a nadie”, sentenció la fuente.

A esta altura, es evidente que el Gobierno no ha sabido ni ha podido enfrentar con medidas de coyuntura los efectos colaterales del sinceramiento de la economía al que lo obligó la realidad. Fijó así un rumbo que en el mediano y largo plazo es compartido por la mayoría de los economistas reconocidos del país, entre ellos los que hubieran sido hoy día ministros y secretarios en caso de que Scioli hubiese ganado la elección de 2015.

Recién en estos días, el Gobierno parece ir tomando nota de la verdadera dimensión de la compleja situación socioeconómica del país a la que, es evidente, subestimó. El índice de desempleo que dio a conocer el Indec el jueves pasado es una muestra. El 7,9% habla de una baja muy leve en la que mucho tuvo que ver el que mucha gente, desesperanzada, dejase de buscar trabajo.

En ese despertar está también el darse cuenta de que la lluvia de inversiones con la que se ilusionó –o lo hicieron ilusionarse– tras el arreglo con los holdouts no sólo no llegó sino que no se sabe cuándo llegará. “Parece que nadie se acuerda de lo que vivimos. Por eso la angustia de hoy es doble: por un lado no estamos totalmente convencidos de los resultados del rumbo actual; por el otro, sabemos que si esto fracasa volver a los Moreno o a los Kirchner sería terrible. Ninguna multinacional quiere otra Venezuela entre sus filiales”, graficó un empresario del rubro mecánico con central en Europa.

Desde el Frente Renovador especulan con el presente pero sin aportar mucho a la discusión. Critican la falta de definición del plan económico y resaltan que si bien hay buena voluntad por tratar de entender la Argentina profunda, aún no hay conciencia de cuán fuerte impactan en la gente las medidas que se están tomando. “Es cierto que se ha aumentado la ayuda social, pero eso en el contexto actual, no alcanza para paliar significativamente los niveles de pobreza e indigencia”, sostiene un legislador de extracción gremial. Hay sectores como el textil y algunos rubros metalúrgicos donde ya no sólo preocupa la baja de presión impositiva, sino el futuro de las empresas, porque no están vendiendo.

En el kirchnerismo se solazan con esta realidad que los hace ilusionarse con la vuelta de Cristina. Las encuestas en el Gran Buenos Aires dan vuelo a esa ilusión.

El país asiste a un aumento de la conflictividad social que algunos –sectores afines al kirchnerismo y de la izquierda dura– intentan aprovechar para instalar la idea del caos social e inestabilidad política. Es la Argentina de siempre que da vida a la famosa frase de Aldous Huxley: “Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”.

Producción periodística: Santiago Serra.



sábado, 18 de marzo de 2017

Lo que está en crisis es la sociedad, no el gobierno... @dealgunamanera...

Lo que está en crisis es la sociedad, no el gobierno...


Desde que asumió Mauricio Macri la presidencia, hemos descubierto que en Argentina había cosas que, durante la década kirchnerista no existían. Por ejemplo, descubrimos que había empleados estatales que no eran empleados estatales, que estamos inmersos en la peor crisis energética de la historia, que había inflación, que se podía levantar el cepo cambiario, que uno de cada tres argentinos vive en situación de pobreza y, fundamentalmente, que la pobreza es estructural.

© Escrito por Pablo Dócimo el s 16/03/2017 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No solo descubrimos que la pobreza es estructural, sino que además descubrimos la palabra "estructural". Palabra que, durante los gobiernos kirchneristas rara vez hemos escuchado.

Sin embargo, Argentina vive una crisis estructural desde hace muchísimo tiempo, y esto da evidencia de una sociedad que está, lamentablemente, en un proceso de crisis de larga duración.

El funcionamiento de la justicia, el sistema sanitario, la seguridad, la educación, y por supuesto la inflación están atravesando una crisis estructural.

Pero vayamos más allá, a un ejemplo tan burdo como válido. Miles de veces escuchamos decir que el fútbol es el fiel reflejo de la sociedad. ¿Cabe alguna duda, de que hasta el fútbol está padeciendo una crisis estructural?

La sociedad argentina, toda, está siendo atravesada por una crisis estructural. Esta última semana hemos asistido a tres hechos que lo demuestran claramente. La principal, y más grave, es la extorsión de un grupo de sindicalistas que supuestamente defienden los derechos de los maestros. Seguimos con el lamentable acto de la CGT, y finalizamos con una marcha que pretendía reclamar por los derechos igualitarios de las mujeres que terminó con un intento de incendio de un grupo de feministas a la Catedral Metropolitana, al más puro estilo fascista.

Todos estamos de acuerdo en que las mujeres deben ser respetados y tener los mismos derechos, y que todos los docentes deberían ganar más de lo que ganan, eso es indiscutible. ¿Pero no deberían ganar más, además, los médicos, los policías, los empleados de tribunales, los enfermeros, los pintores, los mecánicos, los empleados municipales, las empleadas domésticas, los albañiles y los plomeros, por citar algunos casos?

Claro, hay un pequeño detalle. No alcanza la plata. No alcanza para todos los que aspiran a ganar más. Y es que mientras estas mismas personas que hoy reclaman estuvieron embobados durante 12 años escuchando un relato que decía que “la patria es el otro”, y les hicieron creer que pagar 50 pesos de luz, gas o agua, o viajar gratis en el transporte público “no fue magia” un grupo minúsculo de delincuentes disfrazados de funcionarios públicos que viven en lujosos pisos en Puerto Madero se hicieron multimillonarios, al punto tal de tener como propio la cantidad de metros cuadrados de tierra equivalente a una provincia, o más.

Son los mismos políticos millonarios que hablan de gobernantes ricos y de combatir a la oligarquía. Todos los mismos que formaron parte de la otra década infame, la menemista, y hoy se horrorizan hablando de neoliberalismo. Los mismos que entonan la marcha peronista que dice “combatiendo el capital”, y lavan plata con supuestas cadenas hoteleras.

Y aquí comienza la crisis ideológica, que es estructural, obviamente, de gran parte de la sociedad. Esa parte de la sociedad que dice “vamos a volver”, pero que no asimila, vaya uno a saber si por ignorancia o con cierta intencionalidad, que piden que vuelva el gobierno más corrupto de la historia, y para ello colaboran —y en este punto también cabe la duda de que si es por ignorancia o intencionalidad— a hacer de idiotas útiles en el intento del peronismo, como siempre, de voltear al gobierno.

Estas mismas personas, incluso, son arriados hasta con sus hijos en brazos, por 400 pesos, para ir a aplaudir a quien les robó. Pero claro... el punto es que no se dan cuenta de que lo que a ellos les robaron no es dinero, sino algo mucho peor, les robaron la dignidad, y lo más triste es que les robaron hasta el futuro de esas criaturas que llevan en brazos.

Esa es la verdadera crisis estructural argentina, no la del gobierno. El gobierno de Macri, muy por el contrario, tiene un gran desafío, tratar de revertir esta crisis que muchos llaman herencia recibida, pero más que una herencia, no cabe dudas de que lo que se heredó es una hipoteca, y muy difícil de levantar, por cierto.



martes, 28 de febrero de 2017

Es el peronismo, estúpido…@dealgunamanera...

Malicia Manifiesta, El Golpe Está En Marcha…


La Argentina debe ser el único país en el mundo en el que tanto el oficialismo, como la oposición, permanentemente "trabajan", por decirlo de alguna manera, en función a las próximas elecciones.

© Escrito por Pablo Dócimo el lunes 27/02/2017 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad de Buenos Aires.

Y esto, sistemáticamente, se agudiza durante los años impares, que son los años en los que vamos a las urnas.

Pero... parece que los muchachos de la oposición, esta vez, están más apurados que de costumbre, y están trabajando a destajo para la próxima contienda electoral. Es más, tanto están trabajando para ello que se nota que no quieren esperar hasta octubre y, decididamente, pusieron en marcha un intento de golpe de estado.

En honor a la verdad, la maquinaria golpista del kirchnerismo y del peronismo en general se puso en acción el mismísimo día en que Mauricio Macri ganó las elecciones, en noviembre de 2015.

No falla: así como los militares tuvieron el plan sistemático de desaparición de personas, los peronistas tienen un plan sistemático de desestabilización de gobiernos no peronistas.

Pero fue cuando se comenzaron a ventilar en la Justicia los múltiples hechos de corrupción de lo que fue la administración kirchnerista que, con Cristina Fernández a la cabeza se cristalizó la ejecución de un plan consistente en trasmitir la idea de que tanto la ex presidenta y todos los imputados/procesados funcionarios de su gobierno son víctimas de una persecución política primero y que el gobierno de Macri es tan corrupto como el de ellos después; obviamente para que, a los ojos de la sociedad, como dice el tango Cambalache que “el siglo veinte es un despliegue de “maldá” insolente ya no hay quien lo niegue, vivimos revolcaos en un merengue, y en el mismo lodo todos manoseaos.”

Desde que Macri asumió el gobierno, prácticamente todo el rol de la oposición en general y, obviamente, el kirchnerismo en particular, se reduce a tratar de boicotear y meter palos en la rueda a absolutamente todo lo que la administración de Cambiemos pretenda hacer.

El ejemplo más claro y contundente es el de poner en el centro de la agenda política el tratamiento de la "Ley anti despidos".

Luego intentaron imponer una ley de emergencia social, que entre otras cosas proponía crear, de la nada misma, un millón de puestos de trabajo, que finalmente terminó en un acuerdo entre el gobierno y movimientos piketeros que le costará a las arcas del Estado unos 30.000 millones de pesos en el lapso de tres años.

Pero no solamente se ocuparon de presentar proyectos ridículos, que dicho sea de paso hacen que uno se pregunte por qué no los impulsaron cuando fueron gobierno. También se dedicaron, como dijimos, a cuestionar absolutamente todas las medidas tomadas por el oficialismo.

Increíblemente trataron de invalidar hasta el levantamiento del cepo al dólar y el acuerdo con los "fondos buitre".

Incluso, se ocuparon de boicotear la ley de reforma política, que no es otra cosa que cambiar el sistema de votación por el voto electrónico o boleta única.

Evidentemente, cuestionar el encontrar soluciones a problemas que ellos generaron y jamás supieron resolver es boicotear al gobierno, ya sea por inútiles, mala leche, o ambas cosas.

También boicotearon el aumento a las tarifas de luz y gas, algo que como todo el mundo sabe, debía hacerse para tratar de solucionar la crisis energética que también ellos generaron en sus más de 12 años de gobierno. Y hay más. Un clarísimo ejemplo de ello es lo que hicieron con la reforma al impuesto por ganancias.

Pero eso ya responde al pasado, y lo más reciente, se resume al paro de la CGT para el 7 de marzo, más los constantes piketes de las "organizaciones sociales", más el paro programado de los docentes, más el pedido de juicio político a Macri por parte de diputados kirchneristas.

Con Máximo Kirchner en primera fila, el viernes 24 de febrero, el PJ bonaerense intentó dar una muestra de unidad con miras a las elecciones. En dicha cumbre, el ex intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, dijo: “Vamos a parar este proyecto de país de una Argentina tan injusta, y los peronistas, como siempre, vamos a hacer realidad los sueños y las esperanzas de la gente.” Es curioso, muy curioso, que esta gente que gobernó durante más de 12 años pretendan ahora darle a la gente lo que no pudieron, o supieron, mejor dicho, mientras fueron gobierno. ¿Autocrítica? CERO.

Con hechos concretos sobre la mesa, es más que claro que la oposición -especialmente el kirchnerismo y ahora el Frente Renovador- no solo no ayuda, sino que hace todo lo posible para tratar de boicotear casi todas las medidas que quiera tomar el gobierno.

Lo vamos a decir de manera simple, fácil y sencilla. La cuestión de fondo es perjudicar al gobierno, ¿para qué? Para desestabilizar, ¿Para qué? Para voltear al gobierno, ¿por qué? Porque muchos, muchísimos ex funcionarios kirchneristas —y muchos de los actuales— saben que, tarde o temprano terminarán presos, y saben que la única manera de zafar es volteando al gobierno de Macri.



domingo, 16 de octubre de 2016

Iglesia, gobierno y CGT… @dealgunamanera...

Iglesia, gobierno y CGT…


El Papa y Macri quedaron más satisfechos que los gremialistas. El paro general sigue en estado latente.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 16/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Gobierno logró esta semana una victoria política importante al congelar el paro con que la Confederación General del Trabajo lo había amenazado en su reunión del 23 de septiembre pasado. Esto produjo heridas al interior de las estructuras gremiales.

No hay riesgo de fractura: la CGT no se va a partir, aunque tampoco habrá síntesis total en una conducción que, por falta de consenso sobre una figura común, terminó siendo tripartita. Ese es el pensamiento que reina en la central obrera –en todas sus vertientes–, en la que coinciden además las otras figuras del espectro sindical, como la CTA.

Para el ala más dura, representada entre otros por Pablo Moyano y Sergio Palazzo, de diálogo fluido con la Central de Trabajadores Argentinos, fue un error haber dejado librados al manejo de los privados algunos aspectos importantes de interés para los trabajadores. El otro punto que causó malestar entre los arriba citados fue que los triunviros salieron a festejar la postergación de un paro soslayando el resto de las voces que no son afines a la Rosada.

Esto encierra un problema que podría desencadenarse en el muy corto plazo: el mes de diciembre. “El Gobierno cantó victoria antes de tiempo, la democracia no se construye con el ‘sí, Presidente’”, remarcan desde el seno del ala más dura.

Todo esto decantará en una reunión que tendrá lugar el próximo martes a la tarde entre Pablo Moyano, Sergio Palazzo, Hugo Yasky y Pablo Micheli. Allí se decidirá la realización de una medida de fuerza que podría terminar en un paro más cerca de fin de año. Lo que se acordó es insuficiente y no desactiva las protestas de cara a diciembre, poniendo en riesgo un fin de año que podría terminar agitado. En esto coinciden, además, integrantes de Barrios de Pie y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Del otro lado, el Coloquio de IDEA ofreció una versión casi festiva de la realidad argentina. Es cierto que ha habido avances de forma y de fondo en el diálogo con los empresarios. Pero también es verdad que habrá que esperar al menos hasta “el primer trimestre de 2017 para que se activen algunas de las inversiones prometidas, y hasta el segundo semestre para que el efecto derrame llegue a la población y se sienta la mejoría. Esto, claro está, si no se producen sobresaltos”, aclara un empresario del interior cercano a la Unión Industrial Argentina.

En este marco, la fiesta que se vivió hasta altas horas de la noche del jueves en los pisos superiores del Sheraton con Natalia Oreiro como invitada interpretando temas de Gilda pareció un grotesco. Los números del Indec hablan de la monumental tarea que el presente y el futuro deparan al poder político y al poder económico, si es que el objetivo de combatir la pobreza se va a encarar con seriedad.

Rol eclesiástico. Hay que señalar un actor muy importante en todo este proceso: la Iglesia. Entre los diversos temas que forman parte de la agenda del episcopado argentino está su contribución concreta al sostenimiento de la paz social y de la gobernabilidad. Así como estos asuntos fueron una prioridad durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, también lo son ahora. Ningún obispo quiere que se repita la traumática experiencia de un gobierno democrático eyectado por la ventana. Y en esto, mucho tiene que ver el Papa. Cuando el paso del tiempo deje lugar a la historia, se terminará de conocer la trastienda de las reuniones de Francisco con CFK, lo que permitirá tener la verdadera dimensión de la preocupación del santo padre por los avatares políticos y emocionales que enmarcaron las conductas y las decisiones de la ex presidenta.

El balance del encuentro de Mauricio Macri con el sumo pontífice produjo, en estas primeras horas, un estado de euforia entre los integrantes del Gobierno. Es verdad, el Presidente se llevó lo que vino a buscar: un clima de familiaridad y respeto que lanzó al olvido aquel tenso primer encuentro del 26 de febrero pasado. 

Como ocurre en estos casos, son los gestos y los detalles los que definen su real significado político. Buena parte del fiasco que se llevó el jefe de Estado en la reunión antes citada tuvo que ver con no haber prestado debida atención a esos aspectos. Veamos, pues, algunos de los detalles anecdóticos del encuentro que confirman el buen clima reinante a lo largo de los casi sesenta minutos que duró. Para los observadores que estuvieron allí y que conocen los códigos del Vaticano, lo más destacado fue la frase pronunciada por Macri en la conferencia de prensa, en la que dijo: “Vengo a consultar a Francisco porque para mí es un líder moral”.

Por parte de la Santa Sede hubo muchísimo esmero en asegurar el carácter privado de la reunión. Es que el Papa quería que fuera un encuentro en total tranquilidad. De ahí que ningún periodista de la Santa Sede se haya podido acreditar. No entró nadie.

“Es el comienzo de una nueva relación, sin intermediarios”, dijo alguien de diálogo directo con Francisco.

Otro dato de “color” significativo fue el regalo que, entre otras cosas, Macri le llevó al sumo pontífice: un resumen del Plan Belgrano con el detalle de lo que podría ser el resurgimiento del ferrocarril en la Argentina. Trascendió que Bergoglio estaba feliz, ya que se conocía todos los pueblos que el Presidente le mencionaba. “Parecían dos ingenieros”,  cuenta la citada fuente.

A Macri se lo vio tranquilo y bien dispuesto. El Papa quedó contento. Fue una conversación que sobrevoló los temas más calientes de la difícil realidad argentina –la pobreza, el narcotráfico, la corrupción, la inseguridad– en un clima de serenidad y concordia.

La foto oficial, en la que están Francisco, Macri, Juliana Awada, Antonia–la hija de ambos–, Agustina, la hija del primer matrimonio del Presidente, y Valentina –hija del primer matrimonio de Awada–, conlleva también un mensaje de reconocimiento hacia las familias ensambladas, tema de intensa discusión en el sínodo de familia que el año pasado se celebró en Roma.

Macri vuelve a la Argentina eufórico por los buenos resultados de una reunión clave para disipar los nubarrones que enturbiaron su relación con el Papa. Regresa también con un compromiso sobre sus espaldas: cumplir con sus promesas de campaña. Ese es su gran desafío.

Producción periodística: Santiago Serra.