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domingo, 18 de septiembre de 2022

Humo. Ruido por lúmpenes… @dealgunamaneraok...

 Ruido por lúmpenes… 


Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno insiste en ver una conspiración detrás del atentado a Cristina para no hablar de economía. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 17/09/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Para ser claros: el principal problema –pero no el único– que afecta a la sociedad argentina en su totalidad es el incontrolable nivel de inflación. Y para este problema –así como para los otros– el Gobierno viene demostrando no tener ninguna solución.

Sergio Massa hizo bien los deberes con el Fondo Monetario Internacional y regresó al país con una palmada en la espalda –una ansiada palmada– de Washington. Allí se valoró el cambio de actitud política que explicó con detalle el ministro de Economía.  A decir verdad, se trata de un fuerte cambio en lo discursivo que llevó algo de tranquilidad a la cúpula del FMI, que todavía le reprocha a Kristalina Georgieva su mano blanda con la Argentina.

Una fuente que conoce el clima de lo que se vivió en esas reuniones lo describió así: “Los tipos no lo podían creer. Por primera vez en lo que va de este gobierno alguien llegó desde la Argentina para hablar un idioma similar al de ellos con cierta coherencia y en línea con los intereses del Fondo. No es poco: en la Casa Blanca ya no había paciencia para los berrinches revolucionarios y los discursos berretas. No son tontos, saben que el volantazo es abrupto y por imperio de la necesidad, pero consideran un avance que, al menos por ahora, se hable el mismo idioma”.

Traducido: las cosas estaban tan mal que ante el primer atisbo de razonabilidad, en cuanto a correcciones de los desajustes fiscales, desde el norte aplaudieron de pie.

A pesar de esto, Massa no se llevó un cheque en blanco. Aun cuando dio un paso fundamental para permitirle al FMI anunciar que la Argentina viene cumpliendo con las metas, los deberes que debe completar son muchos y de alto costo político en relación con el frente interno del Frente de Todos contra Todos.  

“Subsiste un estado de duda permanente. Eso lo genera la figura de Cristina. Todos acá saben que la que manda es ella, por lo que todos se preguntan hasta cuándo aguantará sin quejarse por las consecuencias de este inevitable gran ajuste que debe hacer”, señalaba otra voz del Fondo desde una de sus oficinas en el caluroso mediodía del último viernes en  Washington.

El 7% de inflación fue un mazazo. Lo fue para el Gobierno en lo político y para la gente; en especial, para los más pobres. Los promedios de aumentos de los precios de alimentos en distintas zonas del Gran Buenos Aires, en donde la pobreza y la marginalidad se vienen enseñoreando desde años, fueron todavía mayores que la general.     

Un exministro de Economía lo puso en estos términos: “Es lógico que se haya dado un paso adelante, pero, atención, solo se compró tiempo a cuenta. ¿Cuánto? Dos meses en términos económicos. Pero caemos en el cuento de la frazada corta. Lo que se pagó ahora faltará a fin de año. Igual festejan el paso a paso, el día a día, pero la situación sigue siendo agobiante”.

En el ámbito legislativo le escucharon decir con sorna al propio Massa: “¿De qué se preocupan? Estamos haciendo lo que hay que hacer. El cambio de discurso es clave. ¿Qué esperaban que haga? ¿Qué querían que dijera?”(Sic).

Para un referente de la oposición acostumbrado a los vaivenes discursivos del kirchnerismo, el volantazo es tan grande que tendrá consecuencias. “Lo que ayer era un elefante hoy es una tortuga y te lo dicen con total convicción. Ese cambio de discurso tendrá costos. Una parte de La Cámpora y del Instituto Patria no lo va a digerir”.

Los pronósticos para este mes en curso no son mejores. Los guarismos de las dos primeras semanas de septiembre no son buenos. El aumento de los precios trae augurios sombríos. Los productores venden soja y liquidan dólares, pero el dólar “blue” no baja de 270. “Muchos reciben pesos y, al instante, los cambian en dólares”.

En virtud de la necesidad de desplazar a la grave crisis socioeconómica del centro de la agenda, el Gobierno viene desplegando un arsenal de acciones ruidosas vinculadas con el atentado que puso a Cristina Fernández de Kirchner a centímetros de la muerte. El oficialismo pretende hacer de un hecho grave llevado adelante por personas propias del lumpen una conspiración terrorista de alto vuelo en la que, de paso, intenta asociar al macrismo.

Nada que sorprenda: la mentira y el relato son la esencia del kirchnerismo. Es algo que está en su génesis. Todo es puesta en escena: la fallida misa en la Basílica de Luján que generó una oleada de críticas y pases de facturas entre curas y obispos que aún no cesa. La reunión con trazos de teatralidad de la expresidenta en funciones con un grupo ultraminoritario de curas y laicas que han hecho de su devoción por ella un credo.

La calle está diciéndole al oficialismo que este plan no está dando resultados. El nivel de incredulidad sobre el atentado crece a medida que se le van aditando detalles que parecen extraídos del Día del chacal, la célebre novela del famoso escritor Frederick Forsyth.  
 

La supuesta intención de gestar un diálogo con la oposición que incluya una reunión entre CFK y Mauricio Macri. La promesa de otras convocatorias hechas por el ministro de Desarrollo de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, una voz de CFK.

En medio de este humo, avanza a paso firme la idea de supresión de las primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). La excusa que se utiliza prende en muchos sectores de la población: son muy costosas. Con ese criterio, en el futuro podrían peligrar las elecciones. Lo curioso –pero no sorprendente– es que las PASO fueron una creación de CFK luego de la traumática derrota electoral de 2009, en la que, en la provincia de Buenos Aires, el trío Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa fue vencido por Felipe Solá, Francisco de Narváez y Mauricio Macri. El objetivo es claro y burdo: complicar a la oposición y  aprovechar para reinstalar en muchos distritos la ley de lemas, una distorsión grave y aberrante del voto.       

La oposición tuvo ocasión de festejar una victoria de alto valor simbólico en la elección municipal de la pujante ciudad de Marcos Juárez, ubicada en el sur de la provincia de Córdoba. Sin embargo, todo lo que transmite hasta aquí es estar envuelta en una maraña de rencillas internas interminables. Mauricio Macri quiere ser candidato. Su voluntad es esa. A ello se opone Juliana Awada, su esposa. Habrá que ver cuánto pesa eso a la hora de las decisiones del expresidente. 




    

domingo, 21 de agosto de 2022

Discursos vacíos… @dealgunamaneraok...

 Discursos vacíos… 

El índice Alberto. Dibujo: Pablo Temes.

El discurso hueco de la dirigencia vernácula está más allá de cualquier intento de pragmatismo. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/08/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.


Alberto Fernández transita estos días por las tristes aguas de la intrascendencia política. El jueves participó de un seminario de cierre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con expresidentes de América Latina y España. Se lo vio junto a José Luis Rodríguez Zapatero, José “Pepe” Mujica, Ernesto Samper y Vinicio Cerezo. Un seleccionado de otra época. Tampoco tiene aprobación absoluta en ese pintoresco club de amigos. Daniel Ortega sostuvo que “da vergüenza estar en la Celac”, presidida por el jefe de Estado argentino, y aseguró que Fernández “tiene secuestrados” a los venezolanos del avión y que la Argentina parece “un distrito de los EE.UU.”.

También cantó en la inauguración de un jardín de infantes en La Rioja. Los libros de comunicación política señalan que en momentos de alta popularidad un mandatario puede someterse a situaciones poco convencionales para mostrar cercanía con su electorado y compartir momentos de distensión. Lo supo hacer Carlos Menem en su momento de apogeo. Este no sería el caso de AF. Tampoco lo fue cuando decidió terminar desparramado en la arena de Mar de Ajó luego de intentar atajar un penal a un niño de ese balneario del Partido de la Costa. Hace tiempo que el Presidente perdió el rumbo y ya no interpreta señales. La centralidad de Sergio Massa terminó de descolocarlo. 

Se acabaron las fichas

“El error del embajador argentino en los Estados Unidos, Jorge Argüello –que trató a Massa de ‘presidente’ en el Council of the Americas– fue mucho más que un acto fallido, fue una muestra de cómo se vive la realidad puertas adentro del nuevo circuito de poder del oficialismo”, se sinceró un peronista que supo respaldar al primer mandatario en los comienzos de su gestión. 

La vacuidad del discurso de la dirigencia política vernácula está más allá de cualquier intento de pragmatismo serio. “No hay que tener vergüenza de sentarse con la oposición”, dijo el ministro de Economía. “Hay que hacer una coalición”, afirmó, por su parte, Horacio Rodríguez Larreta. La pregunta es simple: ¿hay hoy algún gesto en esa dirección por parte de oficialistas y opositores? La respuesta es contundente: no. 

“Si lo van hacer, háganlo ya”, dijo el embajador de los Estados Unidos, Marc Stanley, en una muestra de sentido común que, por lo visto, molestó particularmente al kirchnerismo. Las refutaciones y descalificaciones a Stanley por parte de la inefable portavoz del Presidente, Gabriela Cerruti, y del “vocero” de Cristina Fernández de Kirchner, Andrés “Cuervo” Larroque, demuestran, primero, que no entendieron nada, y segundo, que tampoco les interesa tener una real comprensión de la verdadera causa de la tragedia argentina.  

Las contradicciones del discurso y del accionar del oficialismo alejan las posibilidades de generar la confianza que Massa necesita para avanzar con la implementación de las medidas que sustentan su plan “vamos viendo”. “¿A quién debemos creerle: al ministro, que busca acercarse a los Estados Unidos, o a Larroque, que llamó al embajador Stanley “Braden”, o al Presidente, que defiende a Cuba, Nicaragua y Venezuela?”, se preguntaba en la calurosa tarde del viernes en Washington una voz desde el Departamento de Estado.

Un gobierno sin rumbo

El adelanto del pago de Ganancias a las grandes empresas es una medida altamente controvertida que demuele el discurso filodesarrollista del ministro. El rechazo por parte de las entidades empresariales a la resolución RG5248/2022 dispuesta por la AFIP expone dos aspectos claves: la voracidad fiscal y la imprevisibilidad. 

El tarifazo aplicado a los servicios públicos ha dejado expuestas tres características que hacen a la esencia del kirchnerismo: la improvisación, el relato y la necesidad de crear un enemigo.

La improvisación se vio en las confusas explicaciones que ha venido dando la flamante secretaria de Energía, Flavia Royón. Su frase: “No sé cómo son las cosas acá”, dicha durante la presentación de los aumentos, exime de mayores comentarios.

La apelación al relato la hizo Malena Galmarini cuando, ante una pregunta precisa que le hizo nuestro colega de TN y Canal 13 Gonzalo Aziz, le respondió –intentando corregirlo– que no era un “tarifazo” sino una “redistribución de subsidios (sic)”.

La necesidad de crear un enemigo a quien culpar por el ajuste dio pie a la andanada de escraches –siempre repudiables– a “ricos y famosos” no afines al Gobierno por pagar tarifas subsidiadas que, en verdad, nunca pidieron. No hubo reproche, en cambio, para los “ricos y famosos” afines al kirchnerismo, que también pagaban tarifas subsidiadas. 

A pesar de haber sido invitado, Massa no participó de la reunión de gobernadores oficialistas que Axel Kicillof organizó en La Plata. Lo que hubo allí fueron temores por los efectos del ajuste tarifario y los giros de fondos para la obra pública. 

Mezquindades

Tanto fue el ruido que produjo lo allí hablado entre asado y empanadas, que Kicillof tuvo que salir a hacer declaraciones, ayer por la mañana, diciendo que de ninguna manera intentan marcarle la cancha al ministro. 

“No aclare, que oscurece”, habría que señalarle al gobernador bonaerense.

En medio de todo esto, está la situación judicial de Cristina Fernández de Kirchner, cuyo futuro es sombrío. Esto también tendrá efectos colaterales sobre la gestión de Massa. La creciente campaña contra la Justicia que se viene organizando desde La Cámpora es un indicio de la preocupación que existe en el oficialismo al respecto de este asunto de alto voltaje jurídico y político. 

Las presentaciones del fiscal Diego Luciani han tenido un impacto inesperado para CFK y quienes la defienden. El cúmulo de pruebas que exhibieron los fiscales –junto al doctor Luciani trabaja el doctor Sergio Mola– sorprendió a más de uno. 

Fueron evidencias desconocidas hasta ahora, y de una gran contundencia, sobre la fenomenal maquinaria de corrupción pergeñada por Néstor Kirchner y ejecutada, desde el momento mismo de su llegada al poder, tanto por él como por la vicepresidenta, a quien hay que recordarle las palabras del papa Francisco: “La corrupción la pagan los pobres”.



   

domingo, 12 de diciembre de 2021

Con el enemigo no se dialoga… @dealgunamaneraok...

 Con el enemigo no se dialoga… 

“Sacándole viruta al piso”. Cristina y Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes. 

Para el kirchnerismo los opositores son malos por el simple hecho de pensar distinto. Y los necesita para crear su mística. 

Escrito por Nelson Castro el sábado 11/12/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


La democracia es un logro que se conquistó con el esfuerzo de todos, y que llevó años de lucha y consolidación. Esto no es compartido por el kirchnerismo quien, en su pensamiento con aires de mesianismo, cree que la Patria nació con ellos. Por eso, el Gobierno celebró el Día de los Derechos Humanos y los 38 años del regreso de la democracia con un festival organizado por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner convocando y llevando a la militancia a un acto político partidario de carácter excluyente. Si queda alguna duda del tinte del encuentro solo basta recordar el pedido de Máximo Kirchner hace algo más de una semana: “Hay que reventar en serio la Plaza de Mayo”. Objetivo que en la tarde del viernes repitió y que, finalmente, no logró. La Plaza no reventó. El pedido que el líder de La Cámpora había hecho a sus acólitos para que se movilizaran hacia el acto, que tuvo como oradores a su madre, al Presidente bendecido por ella, al ex presidente de Brasil Luis Ignacio “Lula” da Silva y el de Uruguay José “Pepe” Mujica, no dio resultado. En definitiva, el acto del viernes fue un acto faccionario, porque ni siquiera incluyó a todo el peronismo. Otra paradoja más del relato kirchnerista, un gobierno que llama a defender la democracia, uno de los valores por los que menos ha trabajado, como se desprende de la siguiente enumeración:


- Ausencia de diálogo político.


- Concepción del adversario como un enemigo.


- Generación y sostenimiento de la grieta.


- Utilización de la mayoría parlamentaria convirtiendo al Congreso en escribanía.


- Degradación de la Justicia.


- Reformas en el Consejo de la Magistratura que facilitan la concentración del poder oficialista.


- Elución de juicios y condenas, sin que se completen los procesos judiciales, como ocurrió en las causas Memorándum con Irán, Hotesur y Los Sauces.


- Una de las características sobresalientes del kirchnerismo es su amnesia política. 

 

Tiene su explicación: el archivo los condena ya que expone sus contradicciones y mentiras. 

 

¿Cómo olvidar que tanto CFK como su esposo, Néstor Kirchner, fueron parte del menemismo?


¿Cómo olvidar que Alberto Fernández fue funcionario del menemismo?


¿Cómo olvidar que CFK y Néstor Kirchner supieron derrochar elogios a Domingo Cavallo en sus años de ministro de Economía?


¿Cómo olvidar que durante sus años como  gobernador de Santa Cruz, para Néstor Kirchner el tema de las violaciones a los Derechos Humanos sucedidas en la brutal última dictadura no estuvieron en su agenda pública? 

 

La intención del acto del viernes nada tuvo que ver con el festejo del renacimiento de la democracia argentina. Tuvo que ver, en cambio, con la interna sórdida por la que atraviesa el oficialismo.  

 

Como no podía ser de otra manera, el discurso central del acto fue el de la ex presidenta en funciones. La devaluación que ha sufrido la palabra del Presidente –abundante en mentiras– le ha conferido una robusta intrascendencia.

 

 

El primer rasgo que surge claro de la alocución de CFK es que habló todo el tiempo de ella. Nada que sorprenda: es una muestra indeleble de su patológica personalidad. Su egocentrismo permanece intacto.

 

Según la vicepresidenta, en todo lo ocurrido durante los doce años del kirchnerato, la Argentina fue un paraíso.


Olvidó mencionar las deudas que dejó con los “fondos buitre”, el mal arreglo con el Club de París, los altos índices de pobreza y de inflación, la corrupción y la persecución y hostigamiento a jueces y periodistas independientes. Recuérdese cuando se quiso eyectar de la Corte Suprema al Dr. Carlos Fayt, persona de honestidad y convicciones republicanas intachables. 

 

En este discurso típicamente kirchnerista, otro de los ejes fue la imprescindible presencia de los enemigos. Sin el concepto del enemigo, no hay posibilidad de crear mística. El elenco de enemigos de la vicepresidenta es siempre el mismo: el FMI, los jueces, los opositores, los medios y los periodistas. Los jueces malos son los que deciden investigarla y/o juzgarla en las varias causas que aún debe afrontar. Los que la absuelven sin juicio, son buenos. Los opositores son malos por el solo hecho de pensar distinto. Y los medios y periodistas malos, son los que la critican y/o investigan, los hechos de corrupción sucedidos en sus gobiernos. Los otros, son buenos.

 

En su tergiversación de los hechos, culpó al Fondo Monetario Internacional de haber sido el responsable de las crisis que desencadenaron la entrega del poder anticipada por parte del Dr. Raúl Alfonsín y de la caída del Dr. Fernando de la Rúa. Olvidó mencionar que, en ambos casos, el peronismo tuvo un rol activo que fue decisivo para precipitar los hechos. 

 

Y, lo último –pero no menos importante– fue el desprecio exhibido hacia la mayoría de la ciudadanía que no votó por el kirchnerismo. A esa ciudadanía no se la convocó al festejo del Día de la Democracia. A esa ciudadanía se la ignoró. 

 

Para CFK quienes no coinciden con ella están equivocados. 

 

El pensamiento distinto no forma parte de su pensamiento. Por eso nada de lo que dijo es creíble cuando, en su perorata del viernes, apareció la convocatoria a todas las fuerzas políticas a discutir la búsqueda de un acuerdo de cara a la negociación con el Fondo Monetario Internacional.  

 

Es muy difícil creer en la voluntad de diálogo de un gobierno que trata a sus opositores como enemigos y no como adversarios. Con el adversario se dialoga. Con el enemigo, no. 

 

El acto del viernes demuestra que el kirchnerismo volvió tan malo como lo fue siempre.







jueves, 16 de septiembre de 2021

Crisis en el Gobierno… @dealgunamaneraok…

Cristina Kirchner: "¿En serio creen que no es necesario presentar renuncias después de semejante derrota?"… 

Cristina Fernández de Kirchner, en el acto de Avellaneda. Fotografía: Presidencia de la Nación. 

En un extenso posteo en su blog, la vicepresidenta detalló los pormenores de la grieta en el gobierno. 

© Escrito el jueves 16/09/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se refirió por primera vez a la crisis desatada dentro del gobierno nacional para denunciar que no va a "seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político".

 

En una extensa publicación en su sitio web, la vicepresidenta relató que se reunió con Alberto Fernández el martes 14 después de "48 horas sin que se comunicara conmigo y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él".

 

"Deje pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba", relató Cristina. En la reunión Cristina dijo al presidente "que era necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del Gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete". 

"Sé que sorprenderá mi propuesta, es de público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido con quien fuera mi Ministro de Salud desde el año 2009, cuando debí remover a quien entonces era mi Ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la pandemia de la gripe A (H1N1), recordó.  

Cristina Kirchner dijo que esa propuesta no debería sorprender porque "el 18 de mayo de 2019 le propuse a todos los argentinos y argentinas como candidato a Presidente de la Nación a Alberto Fernández".  

"¿Por qué cuento esto?", prosigue Cristina. "Porque no voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político: Alberto Fernández quería que el Dr. Eduardo De Pedro fuera su Jefe de Gabinete y fui yo la que no estuvo de acuerdo. Mal podría ahora promoverlo para ese cargo". 

Cristina reprochó al gobierno la actitud que tomaron después de las PASO: "Al día siguiente de semejante catástrofe política, uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones". 

"¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se separan la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al Presidente la reorganización de su gobierno?", reclamó la jefa del Frente de Todos. 

El mensaje completo de Cristina Kirchner.

"Una vez más me dirijo a mis compatriotas como lo he hecho en otras oportunidades. No es la primera vez. Hace ya casi un año, el 26 de octubre de 2020, me dirigía a los argentinos y las argentinas con el documento “27 de octubre. A diez años sin él ya uno del triunfo electoral: sentimientos y certezas”.  

Allí desgranaba reflexiones acerca del funcionamiento institucional, y de lo que considero el problema central de la economía argentina y la necesidad de abordarlo desde un acuerdo amplio de las distintas fuerzas políticas.  

Hoy, releo aquellas líneas de inusitada actualidad en las que también mencionaba que las decisiones en el Poder Ejecutivo argentino siempre las toma el Presidente de la Nación y en las que decía sin eufemismos ni operaciones de prensa en off, que había funcionarios y funcionarias que no funcionaban. 

También recuerdo el acto que se llevó a cabo en el Estadio Único de La Plata el 18 de diciembre de 2020, del cual participamos muchos compañeros y compañeras del Frente de Todos junto al Presidente de la Nación, cuando expresé textualmente: “… pero ojo, yo no quiero que ese crecimiento -el crecimiento económico del año 2021 que acertadamente pronosticara el compañero que me había precedido en el uso de la palabra- se lo queden tres o cuatro vivos nada más. Para esto, me parece que hay que alinear salarios y jubilaciones, obviamente, precios, sobre todo los alimentos y tarifas. ”. 

En esa oportunidad también señalé: “por eso le digo a todos aquellos que tienen miedo o que no se animan, por favor… hay otras ocupaciones además de ser ministro, ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo. 

Como no soy mentirosa y mucho menos hipócrita (nunca digo en público lo que no sostengo en privado y viceversa), debo mencionar que durante el año 2021 tuve 19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la Nación. Nos vemos allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la intención de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste institucional. 

En las primeras 18 reuniones, la última de ellas el 07/09/2021, siempre le plantee al Presidente lo que para mí constituía una delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso salarial, descontrol de precios -especialmente en alimentos y remedios- y falta de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno. Igualmente siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno. 

También que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y no sólo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar “muy bien” las elecciones. Mi respuesta, invariablemente, era “no leo encuestas… leo economía y política y trato de ver la realidad”. Una realidad que me indicaba que en el año 2015 perdimos las elecciones presidenciales en segunda vuelta y por escasa diferencia, con el mayor salario en dólares de Latinoamérica -que representaba más del doble del salario actual-. 

Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis temores. 

El domingo 12 de septiembre de este año el peronismo sufrió una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes. Mientras escribo estas líneas tengo el televisor encendido pero muteado y leo un graph: “Alberto jaqueado por Cristina”. No... no soy yo. Por más que intenten ocultarlo, es el resultado de la elección y la realidad. 

Es más grave aún: en la Provincia de Buenos Aires, termómetro inexcusable de la temperatura social y económica de nuestro país, el domingo pasado nos abandonaron 440.172 votos de aquellos que obtuvieron Unidad Ciudadana en el año 2017 con nuestra candidatura al Senado de la Nación… con el peronismo dividido, sin gobierno nacional ni provincial que apoyara y con el gobierno de Mauricio Macri y su mesa judicial persiguiendo y encarcelando a ex funcionarios y dueños de medios opositores a diestra y siniestra. 

Recuerdo que, cuando perdimos las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires del año 2009, con Néstor como candidato a Diputado Nacional -después de la 125 y de la crisis global del 2008-, quien Alberto considera con justicia el mejor presidente de la democracia , el día lunes siguiente a las elecciones no sólo renunció a la titularidad del Partido Justicialista, sino que yo como Presidenta de la Nación pedí la renuncia de quien fuera mi Jefe de Gabinete, entre otros. Y ¡ojo!… Habíamos perdido en la Provincia de Buenos Aires pero habíamos ganado a nivel nacional. A Néstor Kirchner hay que recordarlo en versión completa y no editada. 

Sin embargo ahora, al día siguiente de semejante catástrofe política, uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones. ¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se separan la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al Presidente la reorganización de su gobierno?

El martes 14 tuvo lugar, otra vez en Olivos, mi última reunión con el Presidente de la Nación. Habían transcurrido 48hs sin que se comunicara conmigo y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él. Deje pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba (debo decir que de las 19 reuniones, la mayoría fueron una iniciativa mía). Allí le manifesté que era necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del Gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete. Sé que sorprenderá mi propuesta, es de público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido con quien fuera mi Ministro de Salud desde el año 2009, cuando debí remover a quien entonces era mi Ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la pandemia de la gripe A (H1N1). 

Aunque en realidad, nadie debería sorprenderse por mi propuesta: el 18 de mayo de 2019 le propuse a todos los argentinos y argentinas como candidato a Presidente de la Nación a Alberto Fernández.  

¿Por qué cuento esto? Porque no voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político: Alberto Fernández quería que el Dr. Eduardo De Pedro fuera su Jefe de Gabinete y fui yo la que no estuvo de acuerdo. Mal podría ahora promoverlo para ese cargo. 

A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero presidencial escaparía a esa clasificación. Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio. 

Por la misma razón me comuniqué con el Ministro de Economía cuando se difundió falsamente que en la reunión que mantuve con el Presidente de la Nación, había pedido su renuncia. Las operaciones son permanentes y, finalmente, sólo terminan desgastando al gobierno. Es increíble que no lo adviertan. Es una pena tanto daño autoinfligido. 

Confío, sinceramente, que con la misma fuerza y   convicción que enfrentó la pandemia, el Presidente no solamente va a relanzar su gobierno, sino que se va a sentar con su Ministro de Economía para mirar los números del presupuesto. El año pasado, con ocasión de presentarse el mismo, se estableció que el déficit fiscal iba a ser del 4,5% del PBI sin pandemia a partir de marzo del 2021 -situación que no se verificó como es de público y notorio-. 

Cada punto del PBI en la actualidad es alrededor de $ 420.000 millones. A agosto de este año, a cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para las elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del PBI. Faltan ejecutar, según la previsión presupuestaria, 2, 4% del PBI… más del doble de lo ejecutado y restando sólo cuatro meses para terminar el año… con pandemia y delicadísima situación social. No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado. Al contrario, simplemente estoy recogiendo lo que en este contexto global de pandemia está sucediendo a lo largo ya lo ancho del mundo, desde Estados Unidos, pasando por Europa y en nuestra región también: el Estado atemperando las consecuencias trágicas de la pandemia.  

Ha sido presidente durante dos períodos consecutivos. En el 2008 nos tocó atravesar la crisis global más grande después de la Gran Depresión del año '30. Soportamos corridas cambiarias permanentes -con muchas menos reservas en el Banco Central que en la actualidad- y el asedio de los Fondos Buitre. Sé que gobernar no es fácil, y la Argentina menos todavía. Hasta que sufrió un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno. Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder conmigo. 

También estoy convencida que será imposible solucionar los problemas que dejó el macrismo de bajos salarios, altísima inflación, endeudamiento vertiginoso con acreedores privados y la vuelta del FMI con un préstamo de 44 mil millones de dólares, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc… votando al macrismo o votando sus ideas. 

Cuando tomé la decisión, y lo hago en la primera persona del singular porque fue realmente así, de proponer a Alberto Fernández como candidato a Presidente de todos los argentinos y las argentinas, lo hice con la convicción de que era lo mejor para mi Patria. Sólo le pido al Presidente que honre aquella decisión… pero por sobre todas las cosas, tomando sus palabras y convicciones también, lo que es más importante que nada: que honre la voluntad del pueblo argentino".