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domingo, 10 de diciembre de 2017

Creer (II)… @dealgunamanera...

Creer (II)…

El vice que no fue: Zannini como Boudou. Foto: CEDOC PERFIL

Creer depende tanto de la capacidad selectiva de la memoria como de la profilaxis del olvido.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 10/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En el evento que reunió a los diez personajes del año de la revista Noticias, en el Malba, uno de ellos, el actor Julio Chávez, sostenía que su profesión tenía el privilegio de mentir sin que fuera pecado. Que a la noche, cuando terminaba sus funciones, podía decir: “¡Qué bien mentí hoy!”. Mientras lo escuchaba, pensé en la política y probablemente en gran parte de las actividades sociales que requieren la colaboración y la esperanza.

Pensar que sin mentira no habría sociedad se parece a lo que sostenía Alan Turing, el padre de la inteligencia artificial, en su famoso Test de Turing, sobre que sin mentira no había inteligencia: que una computadora habría alcanzado el grado de inteligencia artificial recién el día que pudiera mentir, porque de lo contrario siempre se tildaría. A cierto punto de cualquier capacidad algo se escapa al cálculo racional constantemente, y ese algo requiere una operación irracional para continuar el curso.

Que una mayoría similar a la que permitió a Cristina Kirchner ganar su reelección con el 54% de los votos hoy apoye a Cambiemos lleva a pensar que ambas mayorías inevitablemente comparten una parte de sus votos y que la sociedad precisa creer cada vez que ahora “sí se puede”. Si la sociedad no creyera, no podría “mentirse” seriamente al estilo de Julio Chávez para mantener la rueda de la vida girando.

"¡Qué bien mentí hoy!", cuenta Julio Chávez que dice el buen actor. Como en política.


Ver a Cristina Kirchner en su desolada conferencia de prensa posterior a la orden de prisión preventiva dictada por el juez Bonadio nos impone reflexionar sobre la banalidad no sólo del mal sino del poder.

 De la misma forma que al caer la ex Unión Soviética y perder su aura no se pudo comprender cómo ese país en cierto sentido primitivo pudo haber mantenido en vilo a Occidente, cuesta imaginar cómo esa mujer con el pelo recogido y las normales marcas del paso del tiempo en su piel pudo haber tenido en su puño a todos los poderes fácticos de la Argentina. ¿Tan poco eran? ¿Tan poco era ella?

Lo que lleva a pensar qué poco serían Macri y Cambiemos si les retiráramos la parte de mentira necesaria para construir su aura e investidura. Siempre todo rey está desnudo aunque nadie lo vea, hasta determinado momento en que todos lo ven.

Macri hoy goza de lo mismo que gozaron el kirchnerismo, el menemismo y hasta el alfonsinismo: un endiosamiento por comparación con la desazón de lo que lo precedió, que es del mismo tamaño que la ilusión que el ciclo anterior generó. ¿Quién puede creer en la justicia de Bonadio si no es con el deseo de querer creer?

¿Quién pudo creer en los números de Cristina Kirchner de una Argentina con menos pobres que Alemania o en la promesa de Macri en campaña de pobreza cero sino nosotros, que con la técnica de Julio Chávez sabemos mentir muy bien a los demás y especialmente a nosotros mismos? Sin nuestra crédula colaboración, los políticos no podrían dar un solo paso. Y ni hablar de los jueces como Bonadio, cuyos antecedentes en el tema de AMIA y Nisman merecerían el repudio de toda la colectividad judía, que ahora olvida para elogiar su giro funcional a los deseos actuales de la mayoría.

No habría moda sin creer en alguna convención tan arbitraria como utilitaria. No habría hombres que cocinaran o jóvenes que se tatuaran, por ejemplo. Sin creer, no habría burbujas financieras, ni sobrevaloración del rumbo económico de ciertos países o de algunas actividades. Parte de nuestros empresarios sospechan que la Argentina ahora repite un ciclo de endeudamiento como en los 90, y que a los que prestan, nuevamente, no les preocupa qué pasará en una década. Otros empresarios creen que la Argentina marcha en la dirección correcta. Y gracias a los que creen, marcha.

Hay un video que se viralizó en redes sociales que compara la técnica de comunicación de Macri con la de los pastores evangelistas. Los siete minutos del video son una dura crítica a –dicen– “la estrategia de manipulación a través de un método de persuasión ya conocido, donde la emoción le gana a la razón”. La misma crítica se podría haber hecho del relato kichnerista o del discurso neustadtiano de los 90 menemistas. Crítica que primero no permea en la sociedad, lo hace cuando aparece otra narración con la que pueda esperanzarse, porque sin esperanza tampoco hay vida. Tan importante es la narración, que el jefe de Gabinete, la persona más importante del Gobierno después del Presidente, Marcos Peña, es virtualmente un ministro de Comunicación.

Sin la colaboración de lo irracional y el olvido, la sociedad no podría superar sus contradicciones

El paso por Comodoro Py y su posterior traslado a los penales de Ezeiza y de Marcos Paz de parte del gabinete del gobierno de Cristina Kirchner, que alegra a muchos y shockea a todos, permite reflexionar por su carácter extraordinario, qué “nada” es el poder cuando la audiencia decide suspender la credulidad, requisito indispensable para que el poder funcione o para disfrutar de cualquier obra en la butaca de un teatro.

Creer en Bonadio es tan difícil como haber creído en Boudou hace unos años, pero cuando su libreto es funcional a las necesidades de la platea puede conquistar a la audiencia y arrancar aplausos, hasta que por el paso el tiempo se le caiga su máscara. El día de la detención de Zannini, D’Elía y compañía, vi en el canal de noticias América 24 un “reportaje” de Eduardo Feinmann al diputado kirchnerista Andrés Larroque y, por la agresividad del entrevistador, terminé sintiendo compasión por el entrevistado. Pero esencialmente me pareció un buen ejemplo de cómo el actual fanatismo “anti K” de muchos jueces, periodistas y votantes fue –antes– fanatismo “pro K” de esos mismos periodistas, jueces y votantes.

Sin esa irracionalidad, sin esa posibilidad de olvido no habría forma de continuar ni de empalmar la contradicción del pasado con el presente. Por eso, creer depende tanto de la capacidad selectiva de la memoria como de la profilaxis del olvido. Desgraciadamente para Perfil, que comenzó denunciando el pacto con Irán en 2011, creer en Nisman y peor aún en Bonadio resulta más que difícil. Y como se explicó en la columna anterior –“Creer (I)”–tampoco Perfil puede creer que haya habido traición a la patria del Poder Ejecutivo de entonces y no del Legislativo.



Creer (I)... @dealgunamanera...

Creer (I)


No puedo creer. Me gustaría. Sería más fácil creer si la verdad no importara y con la emoción fuera suficiente.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 09/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No puedo creer. Me gustaría. Sería más fácil creer si la verdad no importara y con la emoción fuera suficiente. Tengo amigos, a los que respeto intelectualmente, que me enviaron mensajes de alegría por la detención que ordenó el juez Bonadio con textos del tipo “quiero que vaya presa toda la banda, no me importa por qué causa. Perdón, no soy de Corea del Centro”.

No puedo creer en la denuncia de Nisman, a quien se elogia a la par de Pepe Eliaschev, cuando se olvida que Nisman no sólo desestimó la denuncia de Eliaschev en 2011 sino que criticó al periodista. Además, en diciembre de 2014, al mismo tiempo que escribió su denuncia contra Cristina Kirchner escribió otro documento elogiando a la ex presidenta para tener preparado el texto que le conviniera (ver e.perfil.com/rafecas), y finalmente decidió presentar lo que esencialmente había denunciado Eliaschev cuatro años antes recién cuando temió que iba a ser echado, volviendo de urgencia de sus vacaciones en medio de la feria judicial.

La memoria es siempre afectiva, un afecto corporal. Rememorar exige esfuerzo cognitivo


Tampoco puedo creer en la existencia de traición a la patria porque su sola figura jurídica resulta tan anacrónica como la categoría de “enemigos de la patria” que menciona el artículo 214 del Código Penal. ¿Enemigos de la patria son Irán desde 1994 y 1992 por AMIA y la embajada e Inglaterra desde 1982? Tengo mi propio ejemplo personal de lo arbitrario que es el uso del artículo 214 cuando, al terminar la Guerra de Malvinas, fui puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional justamente por traición a la patria simplemente porque lo que había publicado Editorial Perfil irritó a la dictadura.

Este diario fue el que difundió la denuncia de Eliaschev del pacto con Irán que hoy termina con el procesamiento de la ex presidenta. Lo hizo marcando un serio error político, develando algo que el gobierno por entonces quería mantener en secreto, dando una información relevante para el debate público, pero sin acusar al gobierno de traición a la patria, entre muchos otros motivos porque, aunque se tuvieran sobradas sospechas, aún no se había condenado al Estado de Irán ni este país nos había declarado la guerra. Si entre 2011 y 2013 se estaba cometiendo el delito de traición a la patria, Nisman y el propio Bonadio deberían haber actuado antes, en el momento en que se producía el delito.

Creer en el juez Bonadio es una tarea aún más difícil. Es uno de los pocos jueces federales designados antes de la creación del Consejo de la Magistratura, a partir de la reforma constitucional de 1994, que obliga a los aspirantes a jueces a competir en un examen. Hasta 1994 los jueces federales no surgían de un concurso sino que eran propuestos directamente por el presidente, facultad que a partir de 1994 quedó limitada sólo a los miembros de la Corte Suprema. Bonadio fue nombrado juez por Menem poco antes, en 1992, y fue sindicado como el más notorio integrante de los jueces de la famosa servilleta del ex ministro del Interior Carlos Corach, que respondían a los pedidos del Poder Ejecutivo. De hecho, antes de ser juez, Bonadio fue subsecretario de Legal y Técnica de Carlos Corach.

Tampoco creo en la victimización de Cristina Kirchner, que atribuye todos sus recurrentes problemas con la Justicia a Macri. No son lo mismo las discutibles causas del pacto con Irán y el dólar futuro que las causas por corrupción, donde las apreciaciones son más objetivas.

Por qué creen. En De memoria y reminiscencia, Aristóteles diferencia el recuerdo –que sobreviene como una “afección” donde el sujeto es pasivo– de la rememoración, que es producto de una búsqueda activa. Uno, atravesado por lo emocional, y el otro, con mayor proporción de lo racional. La memoria es de lo corporal, y la rememoración, de lo mental. A diferencia de aquello que es sensitivo, la reminiscencia demanda esfuerzo cognitivo: pensar y contextualizar. Siglos después, Freud explicó que la verdad nunca importó a las emociones.

Que vayan presos Cristina Kirchner, Zannini o D’Elía alegra el alma sin importar por lo que sea. Pero ese sentimiento es el mismo que hizo apoyar al kirchnerismo por bronca con lo anterior. Y hoy a Macri. De ilusión a desilusión van las emociones convertidas en votos y opiniones que los políticos, jueces y no pocas veces nosotros, los medios, aprovechamos. ¿Importa la verdad sobre Nisman, sobre Bonadio? ¿O sólo importa que nos sea útil a nuestros sentimientos?

Lo único que quiere el amo es que la cosa funcione y no saber por qué ni cómo funciona. El esclavo es quien se tiene que preocupar por hacerla funcionar. Pero como explicaba Hegel en “Autonomía y dependencia de la autoconciencia: dominio y servidumbre” en su libro Fenomenología del espíritu, el amo termina siendo víctima de su propia comodidad. El “esclavo” Bonadio hoy es el amo que juega con toda la clase política: ¿resulta verosímil que no haya habido especulación en el pedido de prisión preventiva de Cristina Kirchner dictado recién cuando contó con fueros después de jurar como senadora?

Macri también se transformará en esclavo de este sistema de memoria donde el cuerpo y los sentimientos no dejan lugar a la mente y el pensamiento de jueces, periodistas y ciudadanos. Donde el dolor por las agresiones del kirchnerismo sufridas durante 12 años que se siente en el cuerpo nubla la razón y hace olvidar que el propio Bonadio fue removido en la causa AMIA en 2005 y denunciado por amenazas por el propio Nisman en 2010.

"Traición a la patria" o "enemigo de la patria" son figuras jurídicas inverosímiles, arcaicas y preglobalización


Como tantas veces se sostuvo en ésta y otras columnas de Perfil, la grieta que tan útil le fue electoralmente a Cambiemos terminará haciéndolo caer en el precipicio. No sale beneficiada Argentina con la prisión de ex presidentes por decisiones que, al ser políticas, tienen otras formas de castigo, como la derrota en las urnas y la propia declaración de inconstitucionalidad que dejó sin efecto la ley del pacto con Irán votada por el Congreso. Tampoco se puede creer que todos los diputados y senadores que la votaron no fueran responsables de la misma traición a la patria porque actuaron bajo “obediencia debida” hacia la ex presidenta.

Querer creer es sólo querer. Puro cuerpo, puro afecto.

Continúa en: Creer (II)



viernes, 8 de diciembre de 2017

Así no Dr. Bonadio, ¡así no!... @dealgunamanera...

Así no Dr. Bonadio, ¡así no!

En un país con instituciones sólidas las cosas serían diferentes. Foto: Cedoc Perfil

Es hora de cumplir las leyes y no de impulsar un juego de distracción.

© Escrito por Marcelo Bermolen (*) el jueves 07/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (*) Abogado y profesor de la Escuela de Gobierno, Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral.

Podrían ser los ingredientes de una exitosa serie televisiva, pero son parte del ambiguo escenario en que se mueve la justicia argentina. Un juez federal controvertido; grandes e irresueltas tragedias del pasado que se entremezclan; personajes del ocaso del poder que avivan antipatías y sed de condenas; espectaculares procedimientos de detención que incitan a pensar en “justicia”; y una investigación polémica que ahonda en las inconsistencias de la política argentina y atrae la convocante idea de perseguir “infames traidores a la patria”.

Otra visión de la denuncia de Nisman, podría sostener que se está frente a una situación abstracta, toda vez que se trata de una decisión política –no judiciable- que obtuvo respaldo del Congreso Nacional, y ni siquiera fue ratificada por el presunto beneficiario –el estado iraní- careciendo de vigencia y efectos jurídicos concretos.

En un país con instituciones sólidas, ambas miradas deberían atravesar el tamiz de la Constitución Nacional y las leyes de la República. Y de ese ejercicio surgen inusitadas preguntas frente al proceder. 

¿Buscan los jueces agradar para ocultar su lentitud en investigar a los mismos imputados en casos de corrupción? 

¿Pueden ignorar los principios de presunción de inocencia y el debido proceso? 

¿Puede un fallo aislado de una Sala de la Cámara Federal ser utilizado por los magistrados para aumentar su poder y atribuir sin pruebas a los detenidos su capacidad de interferir en la pesquisa? 

¿Se ha convertido la prisión preventiva de ex funcionarios en la regla que calma a las masas? 

¿Cuál es la razón por la que el Juez aguardó a que asumiera Cristina Fernández para luego pedir su desafuero? 

¿Ayuda este proceder a facilitar la victimización de los procesados?

Es hora de cumplir con las leyes y garantías establecidas. Se está consintiendo un juego de distracción y discreción con consecuencias jurídicas imprevisibles para los actuales funcionarios. Todos ansiamos justicia, la de la sana crítica, la que comprueba. No la que se acomoda a las íntimas convicciones o a las conveniencias. 

Así no Dr. Bonadio, ¡así no!


jueves, 15 de junio de 2017

Beatriz Sarlo sobre Cristina en las PASO: "Este es su final político"... @dealgunamanera...

Beatriz Sarlo sobre Cristina en las PASO: "Este es su final político"...

Beatriz Sarlo, ensayista y académica. Foto:Pablo Cuarterolo

La escritora afirmó que la decisión de crear un frente propio es una muestra del "egoísmo político" de la ex presidenta.

© Publicado el jueves 15/06/2017 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La interna dentro del Partido Justicialista fue el gran foco de atención en el mundo de la política en las últimas semanas. Ayer finalmente la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que se postularía como candidata con un nuevo espacio político, con el fin de no enfrentarse en las PASO con el ex ministro de Transporte Florencio Randazzo.

La escritora y académica, Beatriz Sarlo, criticó a la ex mandataria por esta jugada política: "Es una mujer de un egoísmo político que no he conocido otro igual. Alguien que se pasó haciendo un relato que arrancaba con Manuel de Belgrano y terminaba con el kirchnerismo de repente dice 'el partido justicialista es una sigla y un escudo que no me interesa'".

La ensayista en una entrevista con el programa A dos voces puntualizó: "Aunque uno pueda decir que los partidos ya no son hoy lo que fueron hace viente años o treinta o cuarenta, ¿entonces por qué Cristina tuvo tanto interés en trazar una historia que empezara con Belgrano, o con Dorrego o con quien fuere y llegaba hasta el kirchnerismo?. O sea que lo que está haciendo hoy, que es contradiciendo toda su 'vocación histórica' y lo digo entre comillas, es parte de un egoísmo político que además explica su torpeza política".

Sarlo recordó que esta actitud es parecida a la que tuvo en las elecciones del 2015 cuando llevó a Carlos Zannini como vicepresidente de Daniel Scioli y avaló la candidatura de Aníbal Fernández como gobernador en la provincia de Buenos Aires. "Tenía para elegir ahí intendentes con un cierto en cada una de sus circunscripciones, quiso destruir a esa elección, como sabía que ella no podía ser electa por razones constitucionales", manifestó.

"Ya está tropezando dos veces con la misma piedra porque aunque ella saque muchísimos más votos que Randazzo ya tropezó, este es el final de ella, sea o no candidata por la provincia de Buenos Aires. Este es su final político. Además es una mujer grande, es decir, tiene algunos años políticos por delante pero no es eterna. Mientras está taponando alguna posibilidad de reforma y de renovación del partido por el cual ella juró mientras fue presidenta", resumió. 


sábado, 18 de junio de 2016

Fieles e infieles K… @dealgunamanera...

Fieles e infieles K…

Sor Preso, José López. Dibujo: Pablo Temes

La oposición a Bergoglio y el anterior gobierno tejieron la conexión con el convento de los bolsos.

© Escrito por Roberto García el sábado 18/06/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como se ha hecho moda el rol del Papa en los acontecimientos semanales, tampoco podía evadirse de la última obscenidad de José López, un ferviente católico, responsable de la obra pública en los gobiernos Kirchner, sorprendido in fraganti con 9 millones de dólares negros que intentaba ocultar desesperadamente en una casa de ejercicios.

Recorrió Francisco las páginas políticas por sus litigios con Mauricio Macri y sus idilios con Cristina, las deportivas con San Lorenzo, ni hablar de las sindicales (Omar “el Caballo” Suárez), artísticas (Wanda Nara) o religiosas. Sólo le faltaba la hoja policial. Y logró alcanzarla esta semana gracias al desorbitado López, hijo dilecto del matrimonio sureño y alumno de 
Julio De Vido, un devoto que en otros tiempos respondía al contubernio de los enemigos internos de Jorge Bergoglio. Hoy, el escándalo igual los enfanga a todos.

Pertenecía López, “Josecito”, a la segunda línea de una cáfila política que planificaba el desplazamiento de Bergoglio como jefe de la Iglesia local, esa molesta piedra en el zapato de los Kirchner. No fueron suficientes las imputaciones al prelado por su presunta indiferencia o complicidad con la desaparición y tortura de religiosos durante el gobierno militar, menos resultó el operativo para promover como alternativa a Juan Carlos Maccarone, obispo de Santiago del Estero, una figura progresista que en 2005 se convirtió en estrella cinematográfica porno merced a un video casero en el que requería asistencias sexuales a un joven.

Hubo también un proyecto de talla superior, encarado por la cúpula gubernamental de entonces (atribuido al cuarteto Néstor Kirchner, Cristina de Kirchner, Sergio Massa y Carlos Zannini), que consistía en el envío de una nota al Vaticano, al propio papa Benedicto XVI, reclamándole de Estado a Estado la cesantía de Bergoglio por sus repetidas controversias con el gobierno. Hasta graciosa e infantilmente, querían proponer su reemplazo por el obispo Oscar Sarlinga. Esta iniciativa le fue revelada, en la propia Casa Rosada, a un sindicalista, Oscar Mangone, quien se cruzó a la Catedral para advertirle a Bergoglio de la maniobra. El presunto afectado por el complot hizo un comentario ante la novedad: “Sarlinga es demasiado joven, no lo aceptaría ninguno de los que me pueden suceder”.

Saldo final: abortó la conspiración, Bergoglio luego envió a Sarlinga a dar responsos en el Sur, más tarde al Litoral y, ya como papa, bajo la promesa de que había perdonado la traición, lo hizo poner en una fila de asistentes al Vaticano, pero ni reparó en él. Hace un año y medio le mandó la jubilación. Zannini, obvio, nunca pidió perdón y Néstor murió antes de cualquier aproximación. Otro castigado fue Massa, quien a pesar de epístolas personales de descargo –algunas hasta sugeridas por el propio Papa–, de emisarios e influyentes que buscaron una reparación espiritual, jamás logró que lo recibiera en Roma. Nadie aún entiende el tamaño de la aversión, sólo comparable a la de Elisa Carrió con el ex intendente de Tigre. Al menos frente a la ambivalencia que mantuvo con Cristina, que de culpable de aquella operación y manifiesta inquina con el Papa, luego fue reconvertida a la fe sin ninguna explicación.

Un vecino de Luján, Moneta, socio de Cristóbal López, acercó al cura a De Vido

Clave de aquel putsch contra Bergoglio fue Luján, jurisdicción de la basílica que en el padrón católico dispone de un privilegio: contacto directo con Roma sin pasar por el dominio del Arzobispado de Buenos Aires. Allí reinaba Rubén Di Monte, ex titular de Cáritas, ex obispo de Avellaneda, enfrentado colega de Bergoglio aunque ambos habían sido influidos por Emilio Ogñenovich, al que nadie podía incluir en las naderías de la izquierda. Di Monte confesaba entonces su disgusto con Bergoglio: “Es un dictador, no permite que nadie plantee reformas, objeciones. ¿Usted conoce a algún obispo que exprese lo contrario de Bergoglio, represente una opinión discordante?”. Luego de su aviesa pregunta, agregaba: “Es poderoso, terrible, yo soy un plazo fijo, me jubilan cuando llego a la edad reglamentaria, no puedo conseguir una extensión por más que hable directamente con el papa Benedicto”. No se equivocó: lo sacaron del servicio en tiempo y forma, él mismo se destinó a retirarse en el convento de General Rodríguez hasta su muerte hace tres meses, el lugar donde López trató de introducir una millonada de dólares en bolsos saltando los muros.

Protección. Di Monte se había convertido casi por azar en un protegido del gobierno K: por medio de un vecino de Luján, el banquero Raúl Moneta, entonces socio de Cristóbal López en la exportación de carnes exóticas, acercó al cura a Julio De Vido, a su segundo, López, y al propio matrimonio presidencial. Para el obispo, había un solo interés, que también era el de Roma: subsidios extraordinarios para refaccionar y recomponer una maltrecha basílica a la que se le había desmoronado hasta la cruz. Pudo cumplir el objetivo, a cambio entregó réplicas de la Virgen de Luna, artísticos yesos de 50 centímetros que hasta Cristina repartió según sus afectos (entre ellos, Hugo Chávez).

Fue Di Monte quien sin duda ofreció a Sarlinga a los Kirchner para reemplazar a Bergoglio y el que en el retiro abría las puertas del convento (cuyo acceso de asfalto fue aportado por un intendente al que luego echaron de la municipalidad a patadas) y cobijaba sociales encuentros de De Vido, y del consagrado López, quien en el despacho de Obras Públicas exhibía el mayor orgullo de su gestión: el proceso testimonial, con fotos y planos, que le llevó la reconstrucción de la basílica.

Este gran contribuyente también compartía reuniones con figuras de la política, la Justicia u otras prominencias, que la memoria se empeña en olvidar. Había ravioles, casi siempre preparados por la madre Alba, una monja hacendosa que oficiaba de sanadora en algunos casos (la hija de Alicia Kirchner, por ejemplo, ante fallidos intentos de maternidad, parece que logró esa bendición por la vía del rezo y ciertas imposiciones de la anciana, hoy de 94 años). Allí también se supo consolar a De Vido cuando su mujer perdió un hijo, demandaba albergue espiritual la abogada esposa de López, también Marta Cascalles, la mujer de Guillermo Moreno, que es una favorita ahora del Sumo Pontífice.

Es que a la hora de la unción y la oración, todos se vuelven iguales. En cambio, se ignora si esa hermandad también se extiende al desembarco de bolsos de la corrupción subdesarrollada que el descontrol inaudito de López trató de depositar en la casa de auxilios como si ésta tuviera patente de banco. Con algún criterio, claro: en general, antes en esos lugares nunca se preguntaba de dónde provenía el dinero.

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domingo, 14 de febrero de 2016

Cuestión de tiempos… @dealgunamanera...

Cuestión de tiempos…

Contando la Hacienda, Alfonso Prat-Gay. Dibujo: Pablo Temes

Por ahora, la política da más satisfacciones al Gobierno que los números. Lo que vendrá.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se asiste a la crónica de una situación anunciada: el campo minado que la administración de Cristina Fernández de Kirchner le dejó a la de Mauricio Macri va haciendo sentir inexorablemente el peso de sus consecuencias. “No habrá luna de miel para el nuevo gobierno sea cual fuere el candidato que ganare”, señalábamos en esta columna poco antes de la segunda vuelta electoral que consagró al actual presidente. No era un presagio sino una certeza producto del conocimiento de los datos negativos que emanaban del análisis de las distintas variables de la economía argentina. Es algo en lo que, salvo el kirchnerismo duro, coincidieron todos los postulantes que tomaron parte de la competencia electoral por la presidencia. “Por eso no puedo aceptar que se critiquen medidas que son producto de lo que nosotros fuimos causantes”, dijo el ex titular de la Anses Diego Bossio, a quien Carlos Zannini llamó para decirle que, a causa de su alejamiento del bloque de diputados del Frente para la Victoria, para Cristina Fernández estaba “muerto”.

Como siempre ocurre, frente a un sinceramiento de la economía de la envergadura del que se está atravesando, una cosa es decirlo y otra cosa es vivirlo. En el decirlo aparece la comprensión de la problemática que está en el origen del verdadero descalabro económico que recibió el actual gobierno. En el vivirlo se manifiesta, en cambio, el impacto que esto genera en las aspectos esenciales que hacen a la vida diaria de cada persona según su circunstancia, por lo que el que menos tiene es el que más sufre los efectos adversos de estos ajustes. Al Gobierno le corresponde, pues, no sólo reconocer un problema sino buscar las soluciones. Para eso se postularon y para eso los eligieron. Es como cuando alguien va al médico; primero le interesa saber qué le está pasando –el diagnóstico–; y después, espera –demanda– que acierte con el tratamiento que lleve a la cura. Por supuesto que hay tratamientos que acarrean dolores; pero en esos casos, el médico busca paliarlos hasta que, si la terapéutica es la correcta, la cura llegue.

Macri está ansioso por este tema. Comienza a comprender que los tiempos políticos y las exigencias del día a día no siempre van de la manoAlfonso Prat-Gay le dijo que hay que mantener la firmeza y que la reducción del déficit fiscal será el instrumento clave que llevará a poner freno a la inflación. La falta de cifras por parte del Indec le genera al Gobierno otro problema, ya que no todos creen que lleve tanto tiempo lograr obtener números creíbles. A falta de ello, se conocieron los inquietantes datos de la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, que hablan de una inflación de 4,1% en el mes de enero. Este guarismo deja descolocado al ministro de Hacienda, quien hace unos días había señalado que el índice estaría “más cerca del 3%”.

Una cosa es hablar de sincerar la economía y la otra es vivirlo

En busca de soluciones el Gobierno está requiriendo la ayuda de los consumidores. Conceptualmente es una herramienta válida si va acompañada de otras medidas. Esa fue la causa del poco éxito que tuvo durante la administración de CFK. El lunes saldrá publicada en el Boletín Oficial la resolución que el pasado viernes firmó el secretario de Comercio y que habilita legalmente a llevar adelante este sistema informático de monitoreo de precios.

Esta resolución obliga a las cadenas de supermercados (con facturación de más de 463 millones de pesos anuales) a informar un listado diario de, en principio, mil productos y sus precios, por cada punto de venta particular.

Si el producto publicado no está o no corresponde el precio, habilita a la Secretaría de Comercio a elevar una sanción aplicando la Ley de Lealtad Comercial y la de Defensa del Consumidor.

En cuanto a los jubilados, desde la Secretaría de Comercio están tratando de implementar un acuerdo con la Anses para que, en cada delegación o club de jubilados, el organismo pueda ayudar y enseñar a los jubilados a usar esa herramienta.

La idea es que este sistema, además de ayudar al consumidor, le permita al Gobierno establecer precios de referencia y así intentar limitar sus asimetrías. “Esta no es una herramienta antiinflacionaria. Es una herramienta que le da más poder al consumidor. Esperamos poder tenerla funcionando para el 15 de marzo”, reconoce una voz desde la Secretaría de Comercio. Por lo que se sabe, esta medida se iba a presentar dentro de cuatro meses, una vez que caducara Precios Cuidados, pero las circunstancias llevaron al jefe de Estado a avanzar rápidamente en su implementación. Macri está muy preocupado por la inflación, cuyo impacto negativo en la encuestas se está haciendo sentir fuertemente.

La reunión con los líderes sindicales fue producto de esta situación, que complica las venideras negociaciones paritarias. En el encuentro, que marcó también un cambio de época –Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Jerónimo Venegas habían sido borrados del mapa por CFK–, el Presidente, quien reconoció el problema de la inflación y lo justo del reclamo gremial, les dijo que necesitaba su ayuda. Los sindicalistas atendieron las explicaciones, pero insistieron en que mantendrán sus posturas. Habrá que ver qué efecto tiene para modificarlas el aumento del mínimo no imponible, el desdoblamiento de las paritarias, la reducción del IVA a los alimentos de la canasta básica y el pago de parte de la deuda que el Estado tiene con las obras sociales. Dentro de este clima de diálogo, el Gobierno comete un error al marginar a los gremios estatales, con los que las diferencias son mayores. Eso lo hacía CFK.

En lo político, las cosas le vienen saliendo mejor al Gobierno. El buen trato hacia los gobernadores está dando sus frutos, ayudado esto por el indiscutible malestar que a lo largo de su mandato generó CFK en sus propias filas. El proceso de fractura dentro del FpV es imparable. La información dice que las nominaciones a la Corte Suprema de los doctores Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz serán aprobadas, al igual que las de los embajadores y militares. En relación con los decretos de necesidad y urgencia, la impresión es la misma. “Nada tarda tanto como aquello que no se empieza”, una frase de Alain refleja algo de lo que el oficialismo parece estar aprendiendo rápidamente: la clave para manejar este difícil momento exige mucha muñeca política, algo que una concepción excesivamente gerencial del Gobierno pareció ignorar.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.