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domingo, 30 de mayo de 2021

La sumisión de Alberto… @dealgunamanaeraok...

 La sumisión de Alberto… 


Onda expansiva, Pato Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En una de las frases de más impacto de una entrevista reciente, el Presidente admitió que es sumiso, pero no tanto.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 30/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

No soy tan sumiso y ella no pega cuatro gritos”, fue una de las frases de más impacto que dejó la desangelada entrevista que le dio Alberto Fernández al youtuber Pedro Rosemblat. Parece increíble que el Presidente no aprecie el significado de sus palabras ni de lo que representan. A buen entendedor, pocas palabras: AF no dijo que no es sumiso sino que no lo es tanto. El reconocimiento de esta sumisión a Cristina Fernández de Kirchner es un paso más en la permanente actitud de desvalorización de su figura. Hay un componente psicológico de subordinación a la vicepresidenta que sorprende a muchos de los que componen el entorno cercano del jefe de Estado, cuya gestión es blanco de críticas sonoras dentro del oficialismo. 

Algunas de esas críticas se despliegan con bastante crudeza en la mesa de los lunes, encuentro que cada quince días reúne en La Plata a Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner con otros dirigentes del oficialismo que pasan, entre otros, por el ministro de Vivienda, Jorge Ferraresi, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. 

Allí se evalúa la gestión de gobierno y se delinean la táctica y la estrategia con vistas a las elecciones de noviembre. En la apreciación que se hace del funcionamiento del Gobierno los reproches abundan y los elogios escasean. 

De lo que allí se conversa, surgen dos preocupaciones esenciales: la inflación y la falta de vacunas. La vacunación será uno de los instrumentos que el Gobierno utilizará en la campaña electoral. El gobernador te cuida, es una de las frases que se les escucha decir a distintos funcionarios bonaerenses cuando se acercan a los centros de vacunación con afán proselitista. 

En el contexto de escasez de vacunas sobre el pico de la segunda ola, la ausencia de los productos de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson continúa atormentando al Gobierno. Padecimiento alimentado por su propia falta de transparencia y claridad. El jueves por la noche, en el reportaje  que le concedió a Rosemblat, el Presidente sintió la necesidad de hablar de la fallida negociación con Pfizer. 

Es evidente que AF sabe que las explicaciones dadas hasta el momento no convencen y eligió un interlocutor pasivo para instalar su versión sin sufrir sobresaltos: “Las condiciones iniciales me ponían en una situación violenta de exigencias y comprometía al país en cosas que era muy difícil de comprometer”, dijo una vez más sin brindar especificaciones. ¿Cuáles son esas exigencias que a nuestros vecinos no les impidieron acceder a la vacuna? El misterio encuentra sustento en la vaguedad de los argumentos del propio presidente. 

Harto de todo esto, el ex ministro de Salud Ginés González García salió a hablar. “Les ofrecimos algo hasta indigno, una firma de responsabilidad individual, de cada uno de los vacunados, diciendo que no iban a hacer ningún reclamo. Y siempre nos dijeron que no”, dijo en el reportaje por radio Rivadavia el viernes, agregando que “Pfizer consideraba que con la ley vigente no estaba protegido. Se hizo una ley especial, se le agregaron algunas cuestiones, y esto lo tengo por nota, contestado por Pfizer”. 

A la luz de esta declaración, resulta inentendible la decisión de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, de no responder a pedidos de acceso a la información pública para aclarar todas las dudas sobre esta controvertida negociación. ¿Qué oculta? 

Cuando Patricia Bullrich pateó el tablero denunciando el pedido de una supuesta coima por parte del Gobierno al laboratorio, la onda expansiva sacudió tanto al oficialismo como a la oposición. Mientras AF y González García se preparan para querellarla y ganar terreno político en la batalla judicial de alto voltaje que se avecina. Desde Juntos por el Cambio también se escuchan críticas hacia la ex ministra de Seguridad. “Patricia se equivocó. No puede demostrar lo que dijo. Es difícil salir a respaldarla. Estamos haciendo equilibrio en una línea muy delgada. 

Para peor, todos saben que la negociación no prosperó porque el Gobierno quería asegurarse una especie de filial local con transferencia de tecnología y un socio amigo que, en los papeles, era imposible de cumplir. Nunca tuvo la intención real de acordar con Pfizer. En eso estamos de acuerdo con Patricia pero lo dijo con demasiada vehemencia”, resaltó una voz autorizada de JXC. Halcones y palomas piensan lo mismo en este punto. Los últimos empiezan a creer que pudo haber una “intención electoralista” en semejante declaración y que se le dio al Gobierno la “oportunidad de victimizarse”. 

Alineados con Venezuela. Luego de la salida del Grupo de Lima en marzo de este año, el Gobierno retiró su apoyo a la demanda que el bloque había presentado contra el régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional de La Haya por presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno chavista. Fuentes oficiales se preocuparon en aclarar lo que es obvio: “Que la decisión de Argentina no tiene consecuencias en las acciones judiciales que se vienen realizando”. Por supuesto, hay otros países que siguen adelante sosteniendo la investigación. “Hay una intención directa de desandar el camino recorrido por Macri en el tema Venezuela y que tiene a su máximo representante en Donald Trump”, deslizaron desde el Gobierno. El presidente argentino dijo el pasado martes que “el problema de los derechos humanos en Venezuela fue desapareciendo”. Curiosa declaración para explicar una decisión a todas luces equivocada. 

Quien esto escribe estuvo en Venezuela en dos ocasiones en 2019. La persecución política a quien critica al Gobierno, la falta de libertad, el miedo, la falta de justicia y la represión brutal son datos de una realidad que se palpa a cada paso y a cada momento. Son las violaciones a los Derechos Humanos cometidos por el régimen cívico-militar de Nicolás Maduro –una dictadura– lo que Alberto Fernández ha decidido apoyar y defender.






domingo, 2 de mayo de 2021

Sin rumbo. Un largo camino... @dealgunamaneraok...

Un largo camino… 

Presidente Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La segunda ola desnuda la precariedad del país. Sistema de salud colapsado y pocas vacunas. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

La segunda ola de la pandemia causada por el covid-19 desnuda la precariedad de la Argentina. El sistema de salud aguanta como puede mientras las vacunas siguen en falta. Para esta altura del año se habían prometido cuanto menos más de veinte millones de vacunas. A duras penas, se han conseguido diez millones. La desesperada renegociación por el inóculo abierta con Pfizer demuestra que los pedidos faraónicos que se le atribuían a la empresa farmacéutica –que arrancaban con los glaciares, seguían por la Malvinas, y pasaban por las reservas del Banco Central y llegaban a la soberanía nacional– eran una fantasía más de las tantas que suele acuñar el relato del kirchnerismo. 

 

Lo que sí se sabe es que la compañía que produce la vacuna BNT162B2 –tal su nombre técnico– estuvo dispuesta a otorgarle a la Argentina unos tres millones de dosis. Nada se sabe, en cambio, de la razón por la cual Alberto Fernández no las aceptó. Como ya es conocido, no fue solo Pfizer con la que el Gobierno tuvo una conducta poco comprensible: también se rechazaron las vacunas del programa Covax que distribuye la Organización Mundial de la Salud.

 

En este contexto, tampoco se entiende que recién el jueves la ministra de Salud, Carla Vizzotti, se haya reunido con la encargada de Negocios de los Estados Unidos, MaryKay Carlsson –en los hechos, la embajadora– para destrabar el envío de 900 mil dosis de AstraZeneca que se encuentran en ese país. ¡Qué abundancia de actitudes incomprensibles exhibe el gobierno del Frente de Todos!  

 

En el oficialismo existe por estas horas una mezcla de sensaciones. Por un lado, la incertidumbre por lo que pueda venir y, por el otro, cierto grado de alivio mezclado con triunfalismo luego del anuncio de las nuevas restricciones. ¿Qué es lo que dicen cerca de Alberto Fernández  para justificar este renovado optimismo?

 

“De a poco el Presidente volvió a encontrar el camino. Las medidas anunciadas fueron menos duras de lo esperado en cuanto a nuevas restricciones porque se logró un consenso y un compromiso con todos los actores políticos. Pero fundamentalmente porque hubo resultados”, se escucha decir por los pasillos de la Casa Rosada, desde donde se agrega que  “en estos 15 días aún sin el control de la Ciudad –cosa que resaltaron especialmente– se logró contener la subida de casos. Ahora confiamos en que CABA va a cumplir y va a salir a fiscalizar. De hecho, la reunión de Frederic con Santilli fue excelente”. “Si la Ciudad controla, a la larga ganamos todos”.

 

Hay en ese concepto la idea velada de una rebelión generalizada de las autoridades de la Capital Federal que nunca existió como tal. A eso hay que añadirle la habitual ausencia de autocrítica por lo que ocurre en el Conurbano. Lo que se vive en varias de las localidades de ese territorio indómito es un fenomenal descontrol.

 

En la Provincia aseguran que no hay descontento de parte de Axel Kicillof respecto de la ausencia de medidas más contundentes y que el gobernador sabía que el anuncio no tenía el voltaje de las declaraciones de sus laderos. “Desde el gabinete de provincia de Buenos Aires salieron siempre con los tapones de punta para obligar a la Ciudad a comprometerse. Fue una estrategia conjunta”, dijeron fuentes del gobierno nacional. El propio Kicillof se encargó en la tarde del viernes de ajustar las medidas al molde de su zapato.

 

El jueves por la noche, el Presidente acudió a Ezeiza a recibir en persona las últimas dosis que arribaron de la vacuna china. Semejante acto de populismo se vio agravado por la circulación de un spot publicitario y mensajes coordinados vía Twitter, donde los funcionarios del gobierno nacional utilizaron el hashtag #10MillonesDeVacunas en la red social del pajarito. Una obscenidad que rozó la falta de respeto a los enfermos y víctimas de la pandemia.

 

Entre tanto, la Corte Suprema volvió a postergar su definición en cuanto a la disputa por las clases presenciales. En el Gobierno están convencidos de que el máximo tribunal no tomará una decisión taxativa. “No se va a expedir sobre un tema que tiene que resolver la política o, mejor dicho, creemos que se va a pronunciar en ese sentido”.

 

Con la Ciudad, una herida abierta. AF anunció, casi al final de su mensaje, que enviará al Congreso un proyecto de ley que “me faculte como presidente y que faculte a los gobernadores a tomar restricciones y medidas de cuidado. De este modo estoy ratificando mi vocación de diálogo”. Desde la oposición le respondieron que no le van a conceder facultades extraordinarias para disponer de la libertad de los argentinos o avasallar la autonomía de las provincias o la Ciudad de Buenos Aires. Al ser consultados sobre este punto, desde la Rosada fueron sumamente precisos: “No se avanzará sobre la libertad de ninguna provincia porque los gobernadores tendrán la facultad de administrar las restricciones en función de su semáforo epidemiológico”. ¿Y la Ciudad?  “Dijo gobernadores porque la Ciudad no tiene estatuto de provincia”.

 

Hay en la base de este proyecto una intención velada que, sin embargo, emerge con total claridad: neutralizar a la Justicia en general y a la Corte Suprema en particular. Y eso apunta, políticamente, directamente a Horacio Rodríguez Larreta.

 

En el Gobierno invoca, como fuente de inspiración, a la canciller alemana, Angela Merkel. Esta es una muestra más de la falta de límites del kirchnerismo. Comparar la fortaleza del sistema institucional de Alemania con el de nuestro país es una osadía. Y ni qué hablar de su situación socioeconómica. Si, además, el Presidente tuviera la intención de informarse bien, sabría que el proyecto de Merkel está siendo sometido a una andanada de presentaciones judiciales que lo cuestionan duramente.   


Mientras tanto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, quiso echar al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, hombre del kirchnerismo duro. La renuncia de Basualdo fue confirmada el viernes por la mañana desde la Casa Rosada, el Ministerio de Economía y la mismísima Secretaría de Energía. Desde entonces, se desató una interna feroz de final abierto. Cristina Fernández de Kirchner manda y Alberto Fernández obedece.

 

Producción periodística: Santiago Serra.






 

 

 

domingo, 18 de abril de 2021

Presidente Acosado… @dealgunamaneraok…

El pasado siempre vuelve…

 

La voz de su amo, Horacio Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes.

Habría que volver a fase 1, pero Alberto Fernández no tiene autoridad moral para convencer. Cuando rompió con Larreta quemó las naves.

 


Largo es el camino que conduce del infierno hacia la luz. La segunda ola ha llegado a la Argentina con la misma fuerza con la cual aún se enseñorea en Europa. El Presidente parece comprender que para hacer frente a la magnitud que ha adquirido la pandemia es necesario promover la unidad y evitar los enfrentamientos. Esa descontaminación política permitirá entonces un trabajo mancomunado en pos de un objetivo clave que es convencer a la población sobre lo imprescindible que es el respeto a las normas de cuidados que comprenden la disminución de la circulación y de las reuniones sociales, el uso adecuado de los barbijos, el distanciamiento social y la higiene. Todo esto debería estar acompañado de una aceleración del proceso de vacunación y un aumento del número de testeos. 


De este menú, salvo un aumento irregular y aún escaso de los testeos, nada se ha puesto en práctica. Más bien, todo lo contrario.

 

No caben dudas de que, en la órbita de las medidas ideales, lo que debería hacerse en la Argentina es la vuelta a la fase 1. Pero hoy en día esto es impracticable. El Gobierno ha perdido autoridad para poner en práctica algo así. Pero no es solo eso; ha perdido también autoridad moral para convencer. Cuando Alberto Fernández decidió romper con Horacio Rodríguez Larreta –aquel día de septiembre del año pasado en el que le quitó fondos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para acallar supuestamente la rebelión de la policía bonaerense– quemó las naves.

 

En vez de buscar acuerdos y soluciones, el Presidente –así como también Axel Kicillof y, obviamente Cristina Fernández de Kirchner– cree que todo se soluciona echándole la culpa por la realidad al jefe de Gobierno porteño. Bastan unos pocos segundos para demostrar que eso no es así.

 

Utilizando la metodología cerril del kirchnerismo de echar culpas a los otros, criticó a los profesionales de la salud atribuyéndoles un relajamiento que en verdad no existe y atribuyó a los chicos con capacidades diferentes no entender las medidas de protección. Solo un ignorante puede hacer semejantes afirmaciones que generaron repudio e indignación.

 

Acomplejado por la evidencia de su subordinación a la ex presidenta en funciones, AF intenta mostrarse como el real albacea del poder. Cree que eso se consigue adoptando medidas intempestivas en soledad y desoyendo el consejo de sus ministros, a los cuales deja pagando.

 

El claudicante presidente. 

 

El pasado miércoles 7 de abril, Alberto Fernández anunció desde la soledad de la quinta de Olivos la suspensión de reuniones sociales, el cierre de bares y restaurantes y la restricción para circular a partir de la medianoche. Más allá de la discusión por la limitación a la circulación, los mayores controles al uso del transporte público y los problemas que generaría a los ya golpeados comercios gastronómicos, la medida gozaba de cierta aprobación popular en el marco del crecimiento de casos de coronavirus que se venía produciendo sobre todo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Sin embargo, en su anuncio el Presidente facultó a los gobernadores a adoptar en forma temprana, medidas aún más duras para prevenir los contagios. La primera lectura de la situación señaló que el primer mandatario quiso compartir el costo político mientras el ala dura de la coalición gobernante lo criticaba por la tibieza del anuncio.

 

Axel Kicillof –una vez más– picó en punta. A solo dos días de las palabras del Presidente firmó el decreto provincial 178/2021 que habilitaba a la Provincia a suspender las clases presenciales y a extender la prohibición de circulación nocturna. El gobernador ya había hablado con Cristina Fernández de Kirchner y, al mismo tiempo, le hacía un guiño a la dirigencia de los gremios docentes que se quejaban de los supuestos peligros de la presencialidad. La jugada ya estaba consumada y dejó al jefe de Estado entre la espada y la pared. “No sé si se hubiera animado a avanzar solo pero quedó en evidencia el desgaste al que sometieron a Alberto para que avance y cierre todo. Lo quemaron”, asegura una fuente que conoce los detalles de la interna.

 

Lo que ocurrió en los días previos al segundo mensaje del Presidente –el miércoles 14– ya es historia conocida. Daniel Gollán, ministro de Salud provincial –junto a su vice, Nicolás Kreplak–, salió a ejercer presión con el aval de Kicillof para que se adopten medidas más duras. El principal argumento utilizado fue el posible colapso del sistema sanitario.


El martes 13, en medio de esta avanzada, su par de Nación, Carla Vizzotti, tuvo que salir a aclarar que “el sistema no estaba colapsado” y que “solo estamos viendo un aumento acelerado de casos”.

 

No hacerlo hubiera sido admitir que la estrategia nacional de contención de la enfermedad había fracasado. Nada de eso importó para el gobernador bonaerense, quien siguió adelante con su accionar hasta que, en la noche del miércoles pasado, un abrumado Alberto Fernández anunció las nuevas restricciones y la polémica suspensión de clases presenciales. En este contexto, cerca del Presidente insisten en que “la decisión la tomó en soledad, observando el crecimiento de la curva de contagios y luego de escuchar las recomendaciones del comité que lo asesora”.

 

Es muy probable que haya sido así teniendo en cuenta que días antes advirtió que si tenía que perder las elecciones por cuidar a la gente, lo haría. También es cierto que la intempestiva presión ejercida por sus “socios” lo determina y lo condiciona. Si el avance del ala dura del Frente Contra Todos a favor del cierre total era imparable, no podía darse el lujo de quedar como un presidente blando ante propios y ajenos. Aun así, para gran parte del gabinete y de la opinión pública, volvió a ceder a los caprichos del Instituto Patria.

 

Triste final para una decisión presidencial que dejó en el camino y muy mal parados a su ministro de Educación, Nicolás Trotta; y a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, quienes insólitamente, ante tamaño desplante, no renunciaron. Se ve que, al igual que Alberto Fernández, tienen poco interés en cuidar el valor de su palabra.

 

Producción periodística: Santiago Serra.


© Escrito por Nelson Castro el domingo 18/04/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.






domingo, 11 de abril de 2021

Intolerancias Varias. Guerra y Política de insultos… @dealgunamaneraok…

Guerra y política de insultos 

“Mi pobre angelito 2021”... Horacio Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes. 

La dirigencia actual ha entrado en una espiral de violencia de alcance peligroso y perjudicial para las instituciones. 

© Escrito por Nelson Castro el domingo 11/04/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Ante el abrumador aumento de casos de covid-19 en el AMBA, las discusiones respecto de los niveles de actividad y las restricciones comenzaron mucho antes del crispado y vergonzoso panorama que nos dejó la semana. 

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la decisión de sostener actividades y apelar a la conciencia individual estaba tomada desde un principio. En cambio en la Nación y en la Provincia –con Axel Kicillof a la cabeza– venían dando señales claras de querer volver a la fase de restricciones estrictas. 

Casi todos los días está sucediendo que, personas que dicen pertenecer al gobierno nacional, entran en comercios de la capital para concientizar acerca del cumplimiento de los protocolos esgrimiendo que el Gobierno de la Ciudad no cuida a sus vecinos y por eso no les ordena cerrar. En las afiebradas mentes de algunos funcionarios kirchneristas el objetivo de esta cruzada es dañar a Horacio Rodríguez Larreta.  

En efecto, de acuerdo con algunos analistas, la imagen de Alberto Fernández se acerca a una nueva meseta más baja que las anteriores, con poco más del 30% de imagen positiva y casi 60% de negativa. 

Recordemos que hace exactamente un año, al inicio de la pandemia, Alberto Fernández sorprendía con el 70% de aprobación. Sin embargo, esto contrasta con uno de los últimos sondeos de la consultora Management & Fit que señala que el 39,3% de los consultados dijeron estar “muy dispuestos” a retornar a un confinamiento estricto, seguido por el 19,9% que se mostró “algo dispuesto”. 

Del otro lado, el 14,1% manifestó estar “poco dispuesto” a volver al confinamiento, mientras que el 22% rechazó de plano hacerlo. Los números podrían  interpretarse como un gesto de respaldo a las medidas del Presidente con una salvedad muy clara: el corto plazo. El día a día y el impacto en la actividad económica marcarán los límites. Si la medida se extiende más allá del 30 de abril y el bolsillo de la gente se ve afectado en un contexto social en el que hay 42% de pobreza dicha aprobación seguramente bajará. 

La bomba estalló el miércoles –a pesar de los sucesivos encuentros entre representantes de la Ciudad y La Provincia en la Casa Rosada– cuando la batería de nuevas-viejas restricciones salió a la luz. De las reuniones previas habían participado los tres jefes de Gabinete, Santiago Cafiero, Carlos Bianco y Felipe Miguel; y los referentes de los ministerios de Salud, Carla Vizzotti, Nicolás Kreplak (viceministro de Daniel Gollán) y Fernán Quirós.  

“A Gollán lo guardaron y le pidieron a Nicolás que vaya en su lugar. Es más amable en el diálogo aunque ambos piensan lo mismo. Gollán es intransigente y bastante provocador. Con él todo hubiera empezado con el pie izquierdo”, aseguró una fuente de Salud de la Provincia. 

Más allá de los desacuerdos que se habían anticipado, estos encuentros desnudaron la existencia de ánimos crispados. Desde Provincia fueron con los tapones de punta a plantear algo muy similar al Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) que indica que cada persona debe quedarse en su domicilio y que solo se puede salir para realizar compras básicas, trabajos esenciales o exceptuados. Los funcionarios porteños consideraron que eso era inaplicable y, por ende, inaceptable.  

“En la antesala, antes de ingresar a la reunión, empezaron las chicanas. Acusaban a la Ciudad de iniciar los contagios que luego llegaban hasta la Provincia”, afirmó un testigo de la previa. El propio gobernador repitió la chicana de manera muy seria en su conferencia de prensa. Ya en el interior de la reunión la tensión creció. “La gente de Kicillof, que quería el cierre total, tiene una forma muy vehemente de exponer sus ideas que por momentos se torna violenta”, enfatizó la misma fuente. 

El jueves Axel Kicillof habló ante la prensa para detallar las medidas que la Provincia tomaría luego de las restricciones anunciadas por el Presidente. En su discurso el gobernador se refirió a la segunda ola como un “tsunami”, habló de “espanto”, “horror”, “explosión de casos” y aseguró que se van a tomar todas las medidas que haya que tomar. 

“Le gusta ir siempre un paso más allá. Si puede opacar al Presidente, mejor. Sabía que con ese discurso se iba a llevar todos los titulares y alguna palmadita de su jefa”, se quejó una fuente de la coalición gobernante que agregó: “Ya está colmando el vaso. Varios lo tienen en la mira sobre todo después de apañar a Sergio Berni y no colaborar para ponerlo en línea”. 

Desde Juntos por el Cambio la estrategia fue bien distinta. La orden que bajó Horacio Rodríguez Larreta a sus voceros fue clara y basada en al menos tres aspectos: sostener el desacuerdo con la restricción a la circulación y apelar al sentido común para no complicarle la vida a la gente; hacer hincapié en la noción de bienestar integral contemplando salud física y emocional, educación y trabajo; y confiar en la conciencia individual antes que recurrir a la inoculación del miedo. 

Una vez que los jugadores movieron sus fichas y las críticas quedaron a la vista la destemplanza se adueñó del presidente Alberto Fernández. Tildó de “imbéciles” y “miserables” a los integrantes de la oposición que criticaron las medidas antes de que vieran la luz y a los que señalaron que las restricciones serían parte de una estrategia política. En la sesión del jueves en el Senado donde se votaron las modificaciones al impuesto a las ganancias el clima volvió a ser hostil. Ante los embates de la oposición, CFK les dijo “maleducados” y “barrabravas” y los mandó a “callarse la boca y escuchar”. 

La dirigencia ha entrado en una espiral de violencia (verbal y física) de alcance peligroso y perjudicial para las instituciones. 

“Alberto se bancó el circo de los que lo acusaron de hacer política con la pandemia y viene cargando con los coletazos del vacunatorio vip que no paran. Encima tiene que lidiar con algunos del otro lado de la coalición que quieren mostrar rigurosidad y ser más papistas que el papa. Eso es fulbito para la tribuna. Es lógico que explote por algún lado”, lo justificaron en su entorno. La referencia directa fue para Axel Kicillof. 

En el medio de todo esto se coló la negociación para la postergación de las PASO. El problema que tiene el Gobierno para buscar acuerdos que hagan factible esta decisión son las acciones protagonizadas por sus mismos integrantes. He aquí una muestra de ello: para el domingo 2 de mayo están anunciadas las elecciones internas del Partido Justicialista bonaerense en las que el kirchnerismo buscará consagrar como nuevo líder a Máximo Kirchner. ¿Cómo es eso?: ¿las PASO son un riesgo y las internas del justicialismo, no? 

Una vez más la contradicción y la mentira –esencias del kirchnerismo– afloran con la irrefutable contundencia de los hechos.

 

Producción periodística: Santiago Serra.





 

domingo, 28 de marzo de 2021

Desorden en el Gobierno… @dealgunamaneraok…

Falsa épica contra el FMI 

Perfil presidencial, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes 

Ante el avance de CFK, los ministros que responden al Presidente expresan una mezcla de impotencia y furia. 

©Escrito por Nelson Castro el sábado 27/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de Los Argentinos. 


En los plazos y con las tasas que se pretenden no podemos pagar porque no tenemos plata para hacerlo”. Esta fue la frase textual que la ex presidenta en funciones –a quien la locutora llamó Señora Presidenta sin haber sido corregida– pronunció en el acto por el Día de la Memoria que se llevó a cabo en la localidad de Las Flores, mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, se encontraba en Washington en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional para tratar de reestructurar la deuda con ese organismo por 44 mil millones de dólares. 

Casi en paralelo el presidente Alberto Fernández mantenía desde la residencia de Olivos una videoconferencia con el titular del Banco Mundial (BM), David Malpass, a quien le ratificó que la Argentina “honrará sus deudas”.  

El primer mandatario pareció pedalear en el aire una vez más. Lo que dijo CFK es dramáticamente cierto, aunque aprovechó la tribuna que significaba una fecha tan importante para regalarles a sus acólitos otra pincelada crítica contra el FMI.  

Un reconocido economista nos recuerda que el país tiene unos 10 mil millones de dólares de reservas netas. Debe afrontar este año vencimientos con el Club de París y el propio FMI por 5 mil millones. Los números no cierran. Sin embargo, CFK sabía que ya no es tan urgente la necesidad de cerrar un acuerdo antes de las elecciones. El organismo de crédito internacional distribuirá –no solo a la Argentina sino a todos sus deudores– los Derechos Especiales de Giro que en buen romance es un instrumento financiero interno que puede canjearse bajo ciertas condiciones por dólares. Nuestro país podría hacerse con 4 mil trescientos millones, suma suficiente para respirar con cierta tranquilidad ante los próximos vencimientos de deuda.  

A ese primer salvavidas que llegará –no solo para la Argentina– se le suma el segundo instrumento para mantenerse a flote que comenzará a desembarcar a hacia fines de abril: la liquidación de la cosecha. Si bien el juego se abre para el Gobierno con algunos respiros, desde el Ministerio de Economía deberán decidir cómo usar esos dólares en al menos tres direcciones: mantener el dólar estable; dinamizar las exportaciones de insumos para no frenar la actividad económica o intentar volver a fortalecer las reservas del Central. “No todo es fortuito en este panorama. 

En algo Martín Guzmán se salió con la suya: logró implementar parte del ajuste contra el sector privado y los particulares vía presión impositiva. Por eso CFK, furiosa, salió a complicarlo en público con sus declaraciones respecto al pago de la deuda”, aseguró otro economista que sigue de cerca el culebrón. Por estas horas, Guzmán ha perdido el favoritismo que supo recibir de CFK. Conocedores de esa situación, en ese cerrado núcleo de las altas esferas del mundo de las finanzas, algunos ya han hecho correr la voz de que el ministro está evaluando futuras posibilidades laborales allende las fronteras. 

La furia y la crítica de CFK se extienden también al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.   

El triunvirato del poder kirchnerista. En ese mismo acto, el 24 de marzo se vio la foto perfecta de las nuevas relaciones de poder dentro del oficialismo de cara al futuro. Mientras CFK hablaba, intentando dar cátedra sobre diversos temas, detrás suyo, justo en el plano que mejor tomaba la cámara, asentían ante cada afirmación sus predilectos: Máximo Kirchner y Axel Kicillof. Nada es casualidad.  

El primogénito ya tiene asegurada la presidencia del PJ bonaerense, lo que le permitirá construir poder y relaciones incluso con los líderes territoriales que hoy le dan vuelta la cara. Ya no se trata solo de La Cámpora: la proyección sugiere otros planes. El gobernador bonaerense sigue entre los elegidos de la ex presidenta en funciones y dispuesto a disputar todos los rincones del poder. Un tercer jugador ya movió sus fichas: Sergio Massa, quien tiene un acuerdo explícito de unidad con Máximo Kirchner.  

Acuerdo y unidad son las palabras claves para sostener el poder en la Provincia y avanzar hacia un nuevo armado nacional. Allí descansará en la construcción de las opciones electorales el líder del Frente Renovador. Massa siempre apuesta al caballo ganador.  

¿En este escenario qué papel queda reservado para el presidente Alberto Fernández?  

“Ahora estamos ocupados en gobernar. El ruido político no nos puede determinar. Es natural que el cristinismo ya esté pensando en su esquema para 2023. Lo que no es natural es que esa interna se dirima ahora y condicione la gestión. No hubo peleas pero sí hubo gestos y decisiones políticas. Y las decisiones que se vienen tomando nos dejan con un pie fuera de cualquier armado futuro”, aseguran desde el albertismo.  

Al interior del Poder Ejecutivo impera el desorden. En la semana que pasó, el canciller Felipe Solá y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, hablaron de restricciones por el rebrote del coronavirus que luego fueron desmentidas desde la Casa Rosada.  

Ante la evidencia del avance de CFK, los ministros que responden al Presidente expresan una mezcla de impotencia y furia. La designación de Martín Soria aún les es indigerible. Esos funcionarios que creyeron en el “volvimos para ser mejores” se sienten absolutamente defraudados. Saben que CFK los desprecia y ningunea. Es un vilipendio permanente que se hace ya en voz alta. Saben que no forman parte de su proyecto.  

Hablando de la Justicia, la semana no ha sido buena para los planes del kirchnerismo de cooptar el Poder Judicial. La Cámara de Casación confirmó la condena a Julio De Vido por la tragedia de Once al mismo tiempo que, en el Consejo de la Magistratura, el oficialismo perdió la posibilidad de acceder a los dos tercios necesarios para la designación de jueces. Este último hecho fue una respuesta contundente al estilo confrontativo que pretende imponer Soria. “A las piñas no van a lograr nada”, señala un conocedor profundo del ánimo reinante en los despachos de los tribunales.  

El lema adoptado por la coalición que hoy gobierna fue “Frente de Todos”. A la luz de los hechos tal vez deberían cambiarlo por el de “Frente Contra Todos”.  

Producción periodística: Santiago Serra.