La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Huracán y Central Córdoba empataron 0-0 por la 19° jornada de la Liga
Profesional 2024 en el Estadio Tomás Adolfo Ducó.
Un partidazo repleto de polémicas tuvo lugar en Parque Patricios y
contó con la expulsión de Walter Mazzanti para un Globo que no logró vengar la eliminación
en Copa Argentina ni aprovechar los puntos que dejó en el camino el líder Vélez
ante Belgrano.
El último partido de la fecha no tuvo goles, pero eso no significó
que faltaron emociones, ya que la revancha del duelo que tuvo lugar el pasado
jueves por las semifinales de la Copa Argentina estuvo marcado por un juego de
ida y vuelta y polémicas arbitrales que causaron el estallido del público
presente en Amancio Alcorta y Luna.
Pese a que fue el Ferroviario quien inició mejor el duelo, Huracán
se encontró con una jugada que cambió por completo el curso del encuentro y el
clima en el Palacio Ducó. Tras una recuperación, Ramón "Wanchope"
Ábila recibe en el área y en su intento de pasar es que la pelota golpea
-dentro del área- en la mano de Yonatthan Rak.
Inicialmente Nazareno Arasa sanciona penal pero lo invalida por
offside que cobra por su juez de línea. Sin embargo, se confirmó que Ábila
estaba habilitado aunque el juez recibe el llamado del VAR para chequear la
situación y termina por anular la sanción, al considerar que no era una mano
castigable la del defensor uruguayo.
Desde ese momento, los hilos del encuentro estuvieron en manos de
Globo, incluso después de la expulsión de Walter Mazzanti por su durísima
patada que sancionó con una lógica expulsión directa, pese a acalorado reclamo
de Frank Darío Kudelka -que también le valió la tarjeta roja- y desde público
local.
Pese a los mejores intentos del dueño de casa, que luchó hasta los
últimos instantes por romper las tablas del marcador, el encuentro finalizó con
un empate sin goles que de poco le sirve al Globo en su aspiración por gritar
campeón.
El equipo de Parque Patricios permanece en la segunda posición, pero
desperdició la chance de acercarse a Vélez-que igualó el sábado por la noche
ante Belgrano- por lo que sigue a tres puntos de distancia con 35 unidades. En
lo que respecta a laTabla Anual, recupera la7ma posición con 51 puntos, dentro
de la zona clasificatoria a Copa Sudamericana y a cinco de la Libertadores.
Por el lado del Ferroviario de Omar De Felippe, la paridad le permite subir a
la19na ubicación con 23 unidades mientras que en el acumulado de la temporada
dice presente con 34 puntos en la 25ta plaza.
En la próxima fecha, Huracán recibirá a Gimnasia (LP) mientras que Central
Córdoba será local de San Lorenzo.
Central
Córdoba se lo dio vuelta a Huracán y clasificó a la final…
En un atractivo primer
tiempo, el "Globo" empezó arriba con un golazo de De La Fuente a los
7', pero el "Ferroviario" lo dio vuelta con tantos de Atencio y
Florentín. Espera a Boca o Vélez en la final.
Cinco años después, Central Córdoba de Santiago
del Estero volvió a meterse en la gran final. El Ferroviario dio vuelta el
marcador, le ganó 2-1 a Huracán en el Estadio Único de San Nicolás, en la
primera semifinal, y dio otro paso grande en la Copa Argentina. Espera rival de
la otra semi, en la que se enfrentarán Boca Juniors y Vélez Sarsfield, el
puntero del Torneo de la Liga, donde el Globo es el escolta.
Huracán se
puso rápidamente en ventaja. A los siete minutos, tras un córner desde la
izquierda, hubo un despeje y la empalmó perfecto Hernán De La Fuente, de media
distancia, con un tremendo derechazo al ángulo superior derecho del arquero
rival para marcar el 1-0. Y desató la alegría de sus compañeros e hinchas. A
los 18 ya lo empató Central Córdoba, luego de una gran acción, Matías Godoy se
la cedió a Rodrigo Atencio, quien entrando por el medio definió de primera,
abajo, para sellar el 1-1.
En el cierre del primer tiempo, ya siendo superior el Ferroviario,
dio vuelta el marcador gracias al gol del paraguayo José Florentín de cabeza, a
los 37 minutos, tras un tiro libre desde la izquierda. Así, los santiagueños
levantaron cabeza e ilusionaron a sus simpatizantes, en busca de otra final en
la Copa Argentina. En el comienzo del segundo tiempo, Frank Kudelka puso a Ramón
Wanchope Ábila, en busca de tener mayor poder ofensivo, obligado a marcar para
volver a estar a mano. Buscó el perdedor por todas las vías, pero sin mucha
claridad, dispuso de alguna ocasión, pero no tuvo el punch suficiente contra un
rival que de menor a mayor y se llevó el pasaje a la final. Central Córdoba, conducido ahora por Omar De Felippe, ocupa el 20º
puesto en la liga con 22 unidades, tras un mal arranque. Como le pasó a
Huracán, su última caída fue 1-0 ante Deportivo Riestra de visitante, con la
diferencia que acumula ya 12 encuentros sin caídas. Por eso, el Ferroviario
atraviesa su mejor momento del año, ahora con siete triunfos consecutivos,
entre el Torneo de la Liga y la Copa Argentina, y siempre convirtiendo por lo
menos dos goles. Y, vaya casualidad, el lunes próximo se volverán a enfrentar,
en la cancha de Huracán, por la 19ª fecha de la Liga Profesional. En la Copa Argentina, el equipo de Santiago del Estero debutó
superando a Quilmes, después a Estudiantes de La Plata, luego igualó con
Newell’s y festejó por penales y en cuartos derrotó 2-1 a Temperley, que había
dado el gran batacazo del certamen al eliminar por penales a River Plate. Y
este jueves se impuso a Huracán, para sellar su segundo boleto a la definición
del torneo.
Por su parte, Huracán se encuentra en un buen momento en la Liga Profesional.
Fue líder y ahora está en el segundo lugar, con 34 puntos, a tres de Vélez.
Llevaba cinco partidos sin derrotas, entre ambos torneos, incluidas cuatro
victorias, pero no le alcanzó en la Copa. Allí, el camino del equipo de Parque
Patricios arrancó con un éxito sobre Villa Mitre, luego superó a Platense y
después a Argentinos Juniors, en los tres casos tras empatar e imponerse por
penales. En cuartos de final, el Globo superó 1-0 a Talleres de Remedios de
Escalada, el sorpresivo verdugo de Racing. El Globo buscaba repetir su mejor actuación histórica en la Copa
Argentina, cuando salió campeón en la temporada 2013-2014 tras vencer a Rosario
Central por penales en San Juan. Pero el festejo fue de Central Córdoba, que se
metió en su segunda final, tras lo vivido en la edición 2018-19, cuando perdió
con River en Mendoza. Ahora quiere su revancha y le tocará Boca o Vélez.
Hace un año, Javier Milei desistió de participar del Coloquio de Idea, la reunión empresarial de mayor volumen
político de la Argentina, en la que, en medio de exposiciones que poco le
interesan a la mayoría de los asistentes –salvo cuando el que habla es el
presidente o el ministro de Economía de turno– lo realmente importante ocurre
entre bambalinas, en donde la rosca política se desarrolla en toda su
dimensión. En el contexto de la campaña electoral de 2023, Milei le encargó al
presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli, el armado de esa reunión que
obligó a los empresarios a desdoblarse, para no perder detalle de lo que decía
el entonces candidato al que muchos de ellos consideraban un outsider sin
futuro político. Un año después –el viernes pasado–, esos mismos descreídos se
agolparon para escucharlo y aplaudir sus medidas, sus proyectos y sus malos
tratos a los economistas que lo critican. Ya se sabe que, para el Presidente,
quien no coincide con él es un ignorante –“econochanta” o “mandril” en el caso
de los economistas–, o un ensobrado o un mentiroso –esto especialmente en el
caso de los periodistas–. En su larga perorata, Mileino dio ninguna precisión sobre el futuro.
Obviamente, la más esperada era la atinente al cepo. Y sobre eso no hubo nada.
Es que no puede haber nada y nadie sabe cuándo lo habrá; es decir, cuándo se
levantará. Los que conocen al dedillo las cuentas del Banco Central coinciden
en señalar que, más allá de las compras diarias que viene realizando y del
blanqueo, las reservas netas son aún negativas. Por eso se mira con atención la
liquidación de la cosecha, que ocurrirá entre marzo y abril del año próximo.
Pero, aun así, los números no dan. Si no hay un aporte de fondos de alguna
entidad internacional –banco u organismo multilateral–, va a ser muy difícil
que se logre reunir el colchón de dólares suficientes para dar el respaldo
necesario para eliminar el cepo. Lo notable es que, a partir de marzo próximo,
comenzará a correr el tiempo electoral. Y prima facie, una cosa será enfrentar
las elecciones con cepo y otra, sin cepo. El cepo no solo representa un tema tabú. También condiciona la llegada
de muchas inversiones que, sin la posibilidad de retirar sus dividendos, no
quieren arriesgar en la Argentina. Esto es así acá y en cualquier otro país del
mundo. En el Gobierno se vive un clima de euforia. La explican la baja del
índice de inflación, la entrada de dólares por el blanqueo –muy superior a la
que hubo con el decretado durante el gobierno de Mauricio Macri– y los
proyectos de inversiones motivados por el Régimen Integrado de Grandes
Inversiones (RIGI). Es una euforia inexplicable a la luz de los padecimientos
por los que atraviesa la mayoría de la sociedad. Es decir, el Gobierno se queda
en lo macro sin verbalizar lo que está pasando en el bolsillo de la gente. Eso
es lo que reflejan todas las encuestas que hacen referencia a los niveles de
consumo. Ahí los datos son contundentes: la caída no para. La penuria, tampoco.
Por eso sonó a burla la afirmación del titular de la Administración Nacional de
la Seguridad Social (Anses). “Da la sensación de que los que mayor motosierra
recibieron fueron los jubilados”, le dijo con todo criterio Eduardo Feinmann en
su programa de radio Mitre a Mariano de los Heros, quien, muy suelto de cuerpo,
contestó que “como diría Aníbal Fernández, me parece que esa es una sensación”.
La respuesta demuestra que el funcionario no tiene la más mínima idea de la
miserable realidad que viven los jubilados y pensionados. Lamentable. Como venimos diciendo en esta columna, la campaña electoral de cara a
las elecciones de medio término está en marcha. Alguien con sentido común diría
que eso es una locura, teniendo en cuenta que falta para eso exactamente un
año. El así llamado Día de la Lealtad fue un muestrario de lo que hoy en día
pasa en el peronismo, en donde, en nombre de la lealtad, sus dirigentes se
traicionan todo el tiempo. No conciben vivir fuera del poder. Cristina Fernández de Kirchner es un ejemplo. Por eso no
termina de advertir que, como dijo Aristóteles, “la única verdad es la
realidad”. Y la realidad le marca que fue parte activa no solo del desastroso
gobierno de Alberto Fernández –a quien ella eligió con su dedo– sino también de
la derrota electoral de Sergio Massa –a quien también eligió con su dedo–.
Fingir demencia sobre eso puede ser productivo solo en el círculo de fanáticos
y alcahuetes que la rodean.
El discurso de Axel Kicillof–otro que habla como si no hubiera tenido
nada que ver con las malísimas decisiones que se tomaron durante su gestión
como ministro de Economía, que llevaron al país a quedar atrapado entre los
fondos buitre, los juicios de varios acreedores internacionales, la mala
negociación de la deuda con el Club de París y un largo etcétera– enfureció a
CFK. El gobernador elogió el pasado de la expresidenta pero la canceló para el
futuro. Eso es precisamente lo que ella no entiende: que su pasado la deja sin
el porvenir de poder que anhela, y sin el calor de un operativo clamor que
nunca llega y por el cual desespera. Los tiempos en los que las cosas se hacían
como y cuando ella quería parecen haber llegado a su fin. Su reunión con
Kicillof fue “horrible”, tal como lo describieron los que saben los detalles de
un encuentro en donde todo fue reproche y tensión.
Tampoco el amor abunda en las filas del oficialismo y el “paraoficialismo”,
inexistente neologismo que pretende describir la postura de Mauricio Macri y el
desvaído PRO que preside. El expresidente participó de un exclusivo encuentro
con un reducido grupo de empresarios asistentes al Coloquio de Idea. Allí les
transmitió optimismo y les habló de su principal objetivo de aquí en adelante:
evitar que Milei repita los errores que se cometieron durante su gobierno. Hay
que recordar que Macri, hoy tan crítico del entorno de Milei –es decir, su
hermana Karina y Santiago Caputo–, tuvo también el suyo. Cómo no recordar al
inefable Marcos Peña y sus secuaces, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, “los
ojos” del entonces presidente. ¿Le hablará de eso a Milei? Macri tiene, además, un problema interno creciente en el PRO, a la vista
del perfil cada vez más crítico hacia él por parte de la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich, que se ha transformado en una cruzada en su defensa de
Milei. En medio de tantos idas y vueltas, producto de una desconfianza
indisimulable y de una puja de poder que no cesa, una voz del PRO dijo una
verdad de Perogrullo de absoluto realismo: si el año que viene LLA y el PRO no
van juntos, el peronismo tendrá grandes chances de ganar las elecciones. Es lo
que ocurrió en 2023 en la provincia de Buenos Aires, donde la necedad de Néstor
Grindetti y Carolina Píparo en no unirse le abrió paso a la victoria de Axel
Kicillof.