miércoles, 26 de junio de 2013

Ganándole a la Diabetes... De Alguna Manera...


Una cirugía contra la diabetes ya se realiza en hospitales públicos...

Expertos. Susana Fuentes, Martín Garaycoechea y Marcelo Rondina de los hospitales El Cruce y Evita Pueblo. Foto: Cedoc

Médicos lograron normalizar los valores de glucosa de once pacientes. Se inyectaban insulina dos o tres veces al día, tomaban una variedad de medicamentos y sentían culpa cada vez que comían algo dulce. Hoy ya no. Su diabetes mejoró o está en remisión, gracias a una cirugía metabólica sin precedentes en los hospitales públicos del país.

Once pacientes diabéticos con sobrepeso fueron operados por un equipo interdisciplinario de los hospitales bonaerenses “El Cruce” de Florencio Varela y Evita Pueblo de Berazategui. La cirugía metabólica, similar al by pass gástrico, eliminó su dependencia de la insulina y normalizó sus valores de glucosa.

“Siete de los pacientes dejaron de requerir insulina y los demás pasaron de tomar tres medicamentos por día a uno solo”, le dijo a PERFIL Marcelo Rondina, cirujano del equipo. Los médicos presentaron la experiencia en el VII Congreso Internacional de Cirugía Bariátrica y Metabólica que se llevó a cabo recientemente en Mendoza.

La cirugía metabólica es una consecuencia inesperada del by pass gástrico. El 30% de los obesos mórbidos son diabéticos. Los médicos observaban que al operarlos para que bajaran de peso, “sin querer” corregían la diabetes.

Rondina señaló que este tratamiento “solo se aplica a personas diabéticas que cumplen condiciones específicas”. Actualmente, operan a diabéticos tipo 2, con un nivel de obesidad bajo, cuyo índice de masa corporal está entre 30 y 35. “Nunca hablamos de cura, porque la diabetes es una enfermedad genética. Sí hablamos de remisión o de mejoría –aclaró Rondina–. Tampoco es ‘el’ tratamiento sino una opción terapéutica más que, en casos bien seleccionados, puede tener resultado favorable”.

Hace tres años que el equipo trabaja en este tema en el país. Los profesionales del hospital, encabezados por Martín Garaycoechea, fueron capacitados en Brasil por el especialista Ricardo Cohen, pionero en estas intervenciones.

La Federación Internacional de Diabetes declaró en 2011 que “hay evidencia suficiente de que la salud de las personas obesas con diabetes tipo 2 puede beneficiarse de la cirugía bariátrica en determinados casos”. En 2007 hubo un consenso internacional entre clínicos y cirujanos, en el que se reconoció a esta operación como alternativa para pacientes con mala respuesta farmacológica. “A partir de ese momento se empieza a hablar de cirugía metabólica. No la llamamos cirugía para la obesidad porque la técnica no es la misma y el paciente tampoco”, diferenció Susana Fuentes, diabetóloga del equipo interdisciplinario y miembro de la Sociedad Argentina de Diabetes.

“Los resultados son alentadores”, reconoció Rondina. Tras la cirugía, mejora el funcionamiento del páncreas y baja la tasa de problemas relacionados con la diabetes. “No se revierten las complicaciones que la persona tiene, salvo en el caso de la nefropatía (enfermedad del riñón), pero no aparecen lesiones nuevas”, detalló Fuentes.

Debate. La polémica en torno a la cirugía metabólica es si el paciente lograría los mismos resultados haciendo régimen. Sin embargo, para los médicos los efectos no se explican solamente por la pérdida de kilos. “Las personas vuelven a su casa sin medicación”, describió Rondina. “Tardan más o menos un año en bajar de peso, pero los resultados se ven inmediatamente después de la cirugía”, agregó Fuentes.

La redistribución del pasaje del alimento en el tubo digestivo es la clave. Tras la operación, la comida entra en contacto inmediato con el intestino y esto estimula la secreción de una hormona (GLP1) que promueve la producción de insulina. “Los fármacos actuales para tratar la diabetes son incretinas, están hechos a base de hormonas que libera el intestino. Son las mismas que el paciente empieza a producir dentro de su cuerpo después de la cirugía”, aclaró la diabetóloga.

Un estudio de la Universidad de California publicado a principios de junio en la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos (JAMA), revisó la evidencia de la cirugía bariátrica en el control de la diabetes, y concluyó que “puede ayudar a las personas diabéticas moderadamente obesas, pero se necesitan más pruebas antes de promover su generalización”.

Los autores señalaron que se necesitan más estudios, en particular sobre cómo les fue a los pacientes después de dos o más años, así como las tasas de complicaciones y efectos secundarios. Los médicos locales reconocieron que aún son pocos los casos de pacientes operados en el mundo y todavía se desconocen los resultados a largo plazo, aunque enfatizaron que las perspectivas son muy alentadoras. “Todavía no es un procedimiento generalizado porque la casuística mundial es reducida y el tiempo es corto. Pero las perspectivas a largo plazo son buenas. A medida que se profundice el conocimiento, pienso que se va a expandir”, concluyó Rondina.

“La intervención mejoró nuestra calidad de vida”

La vida de estas cuatro personas tiene un punto en común: todos sufrieron diabetes y, también, todos experimentaron un cambio de vida gracias a la cirugía metabólica. “No estamos curados sino que la enfermedad está como en stand-by”, resumió Rita Prieto, de 52 años. Manuel Silva, de 38 años, se enteró que tenía diabetes hace tres años, en un test preocupacional. Pasó por todos los tratamientos: medicamentos, dietas e insulina hasta que su médica le ofreció la posibilidad de la cirugía. “No lo dudé”, destacó el joven, que se operó el año pasado. Manuel pesa 25 kilos menos que en 2012 y hoy solo necesita tomar una pastilla a la noche para controlar su diabetes. “Antes portaba la heladerita con las inyecciones de insulina a todos lados.

Me inyectaba dos veces por día. Ahora ya no; gané calidad de vida”, resumió.

Eva Perfumo, de 53 años, fue otra de las 11 pacientes que se realizó la cirugía metabólica. En su caso, le costaba muchísimo cuidarse con las porciones de comida, que ponían en jaque sus valores de glucemia. Después de la operación, bajó 20 kilos y ya no toma medicación.

 “Es posible llevar una vida y una dieta normal”, celebró. Silvia Paz, de 60 años, se enteró a los 50 que tenía diabetes. La acosaba el fantasma de su abuelo que había muerto ciego. La cirugía la liberó de los medicamentos y, como al resto de los pacientes, alteró su forma de comer: ahora siente saciedad enseguida y le cambió el gusto por algunos alimentos que antes adoraban. Todo los pacientes dicen que siguen cuidándose con las comidas. “No nos vas a ver devorar un kilo de azúcar. Seguimos siendo diabéticos”, concluyó Rita.

© Publicado el miércoles 26/06/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



martes, 25 de junio de 2013

Indignados... De Alguna Manera...


Los “indignados” nacieron en España y se expandieron por el mundo…

  


El movimiento que nació de manera espontánea en Madrid se extendió por más de 50 ciudades españolas y sus reclamos fueron reproducidos en 900 ciudades de 82 países.

Entre los cientos de personas que el domingo 15 de mayo concurrieron a la Puerta del Sol, en el corazón de Madrid, para manifestarse por los efectos de la crisis, seguramente muy pocas se imaginaron que ese sería el punto de partida de un movimiento cuyas protestas trascenderían fronteras hasta llegar a más de 900 ciudades en 82 países.

Con consignas como “lo llaman Democracia y no lo es” o “que no nos representan”, los manifestante reclamaban cambios en el sistema económico y político.

En ese momento el 21% de la población española estaba sin empleo y esa cifra ascendía a 44% en los menores de 25 años. En total, unas 4,9 millones de personas no tenían trabajo, lo que convertía a España en el país con la tasa de desempleo más alta entre las naciones de la Eurozona.

Integrantes del movimiento “Democracia Real Ya!”, uno de los convocantes a la protesta, afirmaron desde el principio que los manifestantes no representaban a ningún partido político y que reclamaban que “la política se limpie de corrupción”.

También exigían la modificación de la ley electoral para terminar con el “bipartidismo”, en referencia a los dos grupos políticos que desde 1982 se sucedieron en el gobierno: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el conservador Partido Popular (PP), al que pertenece el flamante presidente Mariano Rajoy.

Al igual que en la llamada “Primavera Árabe”, la convocatoria a las manifestaciones se realizó a través de las redes sociales y atrajo en su mayoría a jóvenes, que fueron bautizados con el nombre de “indignados”, mientras que el movimiento recibió el nombre de “15M” y “Spanish Revolution” en las redes sociales.

Con el paso de los días estas protestas, que surgieron de manera espontánea, comenzaron a organizarse a través de la creación de diferentes comisiones y las manifestaciones se transformaron en una multitudinaria acampada que culminó un mes después. El 14 de junio los manifestantes abandonaron la Puerta del Sol, pero con la consigna de que continuarían las movilizaciones.

Cumplieron.

Esta protesta desembarcó en al menos 52 ciudades españolas, donde sus propios “indignados” realizaron manifestaciones o se instalaron en acampadas.

El desencanto también llegó a París, Roma y Atenas; algunas de las primeras ciudades fuera de fronteras a las que se extendieron estas protestas.

Incluso en otro continente, y a más de cinco mil kilómetros de distancia de la Puerta del Sol, se reprodujo con fuerza este movimiento.“Ocupy Wall Street” comenzó con sus acciones en este centro financiero mundial a mediados de setiembre para reclamar contra la corrupción, la codicia y los recortes en el presupuesto del gobierno federal estadounidense y también se extendió a decenas de ciudades, logrando miles de adeptos.

Desde Madrid hasta Nueva York, pasando por Hong Kong, Sidney e incluso en ciudades de Brasil, los “indignados” se manifestaron el 15 de octubre contra la crisis económica y el sistema financiero en 951 urbes de 82 países. Algo impensable para los cientos de manifestantes que aquel 15 de marzo se congregaron en la Puerta del Sol.

© Publicado el miércoles 21/12/2011 por http://especiales.elpais.com.uy/anuario2011


lunes, 24 de junio de 2013

Testimonio de una realidad marginada… De Alguna Manera...


Testimonio de una realidad marginada…

Fotografía tomada en el año 2010 en Lomas de Zamora. Foto: Valerio Bispuri

El reconocido fotógrafo romano recorrió cárceles y zonas devastadas por la miseria en América Latina a lo largo de diez años. En su reciente visita a la Argentina, reflexionó sobre cómo aquella experiencia, más antropológica que estética, marcó su trabajo.

El romano Valerio Bispuri se define como un fotógrafo "di pancia", es decir, visceral. Ganador del premio Sony World Photography Awards 2013 en la categoría Contemporary Issues, desde su primer contacto con la Argentina en 2001, vuelve incesantemente a nuestro país. Esta vez, su visita estuvo relacionada con un programa dedicado a su trabajo en la Argentina para el canal italiano Sky Art. Además, brindó una conferencia en la Universidad Nacional de Avellaneda.

Las fotografías de Bispuri son testimonios y crónicas que no sólo describen la objetividad de un mundo inaccesible. Bispuri registra con su oficio un mundo mil veces fabulado por poco conocido, mientras exhibe sus miserias a la vista. A veces el extranjero es el más perseverante, el que mira con la distancia necesaria y, al mismo tiempo, se acerca como ningún protagonista al hecho. "Sentí la necesidad de contar América Latina desde un aspecto revelador de su realidad, como en una especie de homenaje más que por una vocación de denuncia, aunque ésta se volviera inevitable por la fuerza del registro al inmiscuirse en la precariedad de la vida", afirma en diálogo con adncultura . No lo seduce lo mórbido sino que lo desafía la "terribilitá" pasmosa de los cuerpos y gestos vitales tanto como sus intensidades.

El fotógrafo que recorrió durante diez años setenta y cuatro penales de todo el continente posa su mirada en los escondites donde la ley mayor deja sus huecos: en las prisiones y en los efectos del paco, en los paraísos artificiales de la precariedad. Dice que ama a Nietzsche como pensador, aunque señala que no comprende la sentencia "No hay hechos, sólo interpretaciones". Sus fotografías no cuestionan lo real ni desestiman los hechos: la cámara es el ojo de sus vísceras donde se revuelca la historia. El efecto de algunas de sus fotos es brutal como colección de gestos que nos conecta con las pasiones humanas y sus bordes más filosos. La suya es una cámara que no soslaya la ficción de cualquier punto de vista aunque se inmiscuye en los infiernos vitales sin la pretensión del arte.

Su ojo es socio del azar y de lo imperfecto. No se fascina con el exotismo del horror sino con la imagen como crónica, proverbio o máxima. "Entendí que en la cárcel había algo escondido, aparte de encerrado. Había que mostrarlo porque nada iguala la evidencia y la fuerza de una imagen, aunque un comentario reciente me hizo percibir que la fotografía que me convoca se parece al trabajo de un antropólogo o de un etnólogo."

Bispuri hace registros como sentencias que interpelan de manera directa; sus imágenes parecen querer aproximarse a una batalla perdida de antemano, pero muestran aquello respecto de lo que las palabras dicen poco y mal en relación con la fuerza sintética de lo visible. Reconoce que la fotografía descarnada no produce necesariamente misericordia, sino el goce fatuo del hombre visible. No se trata de recomponer de forma moral lo que la vida contemporánea descompone en sus márgenes apartados de la vista.

El fotógrafo logró entrar en las redes del paco al entablar vínculos con familias y organizaciones que dedican su vida a una lucha cotidiana y desigual. "Me enteré de la existencia del paco en 2003 y soy pesimista sobre lo que se pueda hacer con él, porque creció de forma exponencial, incluso más allá de las fronteras argentinas. Se expandió hacia sectores medios calando en el nervio social. Es una red de complicidades muy poderosa que involucra a familias, bandas de narcos, policías y políticos."

Las rutinas, la intemperie, los rostros transfigurados, los espacios semi abandonados, la impudicia de los cuerpos reposan no sin incomodidad en el reverso oscuro de los Estados como su parte maldita. Tal vez, los restos mismos del capitalismo son los que quedan congelados en la imagen fotográfica como su tierra baldía. Bispuri denuncia menos de lo que describe, aunque su trabajo sobre el paco dio a conocer sus redes a las organizaciones internacionales con la expectativa de involucrarlas en la lucha local.

Alguien que busca lo real resulta a veces indiferente ante los problemas de la estetización de la miseria o de la distancia justa respecto de los hechos. Tampoco cree en la autenticidad ingenua de la fotografía preproducida, ni en el golpe bajo como estrategia de mercado.

Bispuri cuenta la siguiente anécdota ocurrida en un penal de Mendoza: "Para lograr entrar tuve que convencer al director y a los guardias. El director me dijo que era muy peligroso y me hizo firmar un papel donde se aclaraba que entraba sin custodia y bajo mi responsabilidad. Apenas me encontré con los detenidos les hice un planteo muy diferente del que ofrecí a las autoridades. Les dije: 'Ellos me aseguraron que ustedes me harían daño, así que yo les propongo una cosa, mientras me cuentan sus experiencias en este lugar yo registro aquello que ustedes quieran denunciar'. Me acompañaron durante todo el trabajo en el lugar, que estaba en condiciones inhumanas. Los detenidos lo tomaron como una victoria ante los guardias y el director y me alentaron a que hiciera visible el problema".

Su cercanía y vinculación con la mayoría de las cárceles del continente le devolvió una perplejidad: "Lo que más me impresionó de la experiencia en las cárceles es el amor por la vida que se respira. A pesar de la situación de cada uno, de las condiciones deplorables de muchos de los establecimientos y la crueldad innegable, la mayoría de los detenidos se aferran a la vida, reproducen afectos cotidianos: el mate, el fútbol, las charlas políticas, el estudio, las fiestas..." Un amor que no excluye violencia, pero que destina, para la mirada del extranjero, la diferencia de nuestra precariedad con la racionalidad del Primer Mundo.

© Escrito por Ariel Pennisi y Adrián Cangi el viernes 14/06/2013 y publicado en el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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Cárceles de Sudamérica…