El paper de Massa y las fuerzas de la tierra que operan para auxiliar a Milei…
© Escrito por Pablo Ibáñez el domingo 14/01/2024 y publicado por el Periódico Digital elDiarioAR de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
El paper de Massa y las fuerzas de la tierra que operan para auxiliar a Milei…
Las formas importan…
En el medio está la gente...
La sociedad sabe que hay crisis y que nada se logra
sin sacrificio. El Gobierno precisa lucidez.
En un sistema republicano las cuestiones de forma hacen a su esencia. La
división de poderes es un pilar fundamental sobre el que se asienta la
estructura institucional de la Argentina. El objetivo de tal condición es
claro: evitar que alguien tenga la suma del poder total. En el transcurso de la
historia, esa fue una aspiración que tuvieron varios líderes políticos: Juan
Manuel de Rosas, Julio Argentino Roca, Juan Domingo Perón, Carlos Menem y,
últimamente, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. En el caso de
los Kirchner fue esa división de poderes la que evitó que el proyecto chavista
que encarnaban se concretara.
Algunos puntos del
decreto deben pasar por el Congreso inevitablemente
Los decretos de necesidad y urgencia (DNU) nacieron como un instrumento
que, bajo la justificación de una necesidad extrema y excepcional dieron pie a
una aberración que permitió al presidente de turno eludir la participación del
Congreso en la elaboración de instrumentos legislativos. Menem abusó de los
DNU, lo que llevó a que, con un intento de limitarlos, se reglamentara su uso
en la reformada Constitución de 1994.
Imaginemos por un momento que, en vez de Javier Milei, esto lo hubiese hecho la expresidenta. Desde
esta columna se estarían exponiendo las mismas críticas. De hecho, destacados
abogados profesores de Derecho Constitucional de afinidad ideológica declarada
con el actual gobierno no dudaron en calificar a alguno de los puntos del
megadecreto como inconstitucional. Por lo tanto, hay algunos puntos del decreto
que deben pasar por el Congreso inevitablemente. Si así no fuera, se exponen a
que en el futuro un gobierno de signo contrario elimine también de un plumazo
lo que hoy se quiere imponer del mismo modo.
Los resultados de todas medidas serán los que terminarán de darles su
vigencia. Si los prometidos beneficios se hacen realidad, las ideas de Milei
tendrán terreno fértil y cambiarán la cultura política de la sociedad. Si no,
retornará lo mismo que se acaba de ir, pero mucho peor. Es un riesgo demasiado
grande como para cometer errores de forma que condicionan todo el armado.
El Gobierno sabe que el
momento de acelerar con medidas antipáticas es ahora
“Si el Presidente hubiese enviado una parte del decreto como proyecto de
ley al Congreso de la Nación, no tengo dudas de que hubiese tenido mejor
recepción general y que habría tenido el apoyo de la mayoría en ambas Cámaras.
Estoy de acuerdo con el Fondo de las medidas, pero no puedo aceptar el camino
elegido para imponerlas”. La reflexión pertenece a una diputada nacional del
ala dialoguista de Juntos por el Cambio y demuestra claramente que las cosas
podrían haberse hecho mejor. Al fin y al cabo, parte del peronismo no
kirchnerista también habría apoyado las medidas en el Parlamento dejando en
soledad al kirchnerismo duro y los sectores más radicalizados de la izquierda.
Sin embargo, para el Presidente este DNU es algo más que una batería de medidas
políticas. Forma parte de su concepción del poder, y de su batalla contra la
burocracia de “la casta”. Victoria Villarruel, desde el Senado, y el presidente
de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ya están tejiendo alianzas para intentar tomar
el control de la comisión bicameral permanente que controla los DNU. En el
Gobierno son optimistas y alegan que “en los 40 años desde el regreso de la
democracia nunca se rechazó un DNU”. El problema es que esto no termina aquí.
Apenas una parte de lo que viene es la ley de reforma tributaria. Son, al
menos, 10 capítulos con decenas de artículos que versan sobre el blanqueo,
retenciones, posibles moratorias, impuestos internos y la polémica vuelta de
ganancias. Quienes conocen el derrotero de leyes, decretos y normas para
desregular la economía y todos los aspectos que hacen a la vida en sociedad que
eran controlados por el Estado aseguran que el camino será áspero por lo menos
hasta fines del mes de mayo. En el Gobierno saben que el momento de acelerar
con medidas controvertidas o antipáticos es ahora. La pregunta sigue siendo la
misma: ¿podrá la gente de a pie soportar algunas de las consecuencias de estas
medidas de apertura? Es cierto que la liberación de precios es consecuencia
directa de los desastres del gobierno anterior. La inflación –que recrudecerá
al menos hasta marzo– es responsabilidad del gobierno de los Fernández y, en
especial, de la irresponsabilidad del exministro candidato Sergio Massa, pero las
consecuencias actuales las sufre la gente, y es una incógnita el tiempo que
podrán sostenerse en pie ante la llegada del sinceramiento de precios percibido
como un ajuste descomunal.
Argentina pelea por volver a ser un país normal. Los 20 años de kirchnerismo
hicieron estragos. Se libra una batalla cultural que tendrá en pie de guerra a
los Belliboni de la vida, los D’Elía y los Grabois. Lo peor que puede pasar es
quedarse a mitad de camino. El Gobierno deberá tener la lucidez suficiente para
administrar dos años de tragos amargos. Nada se logra sin sacrificios, pero en
el medio está la gente.
"Será duro, pero es el último mal trago"...
Resulta paradójico que en cada ocasión en que el nuevo presidente ha dicho que ante “la peor herencia que haya recibido jamás” un gobierno argentino, el suyo tendrá que tomar medidas muy duras que inaugurarán un periodo transitorio de entre 18 y 24 meses de más estanflación e impacto en los sueldos, el público lo vitoreaba con fuerza.
Su discurso
ha sido principalmente económico, mucho más, por supuesto, que el que hizo en
la noche electoral, tras su victoria sobre el peronista Sergio Massa, el pasado
20 de noviembre.
“Es el último mal trago”, les ha gritado a quienes le
aclamaban. “A corto plazo, la cosa emperorará”.
Su discurso ha sido principalmente económico, mucho más, por supuesto, que el que hizo en la noche electoral, tras su victoria sobre el peronista Sergio Massa, el pasado 20 de noviembre.
Massa publicó sus números finales: asegura que Milei recibirá fondos para pagar sueldos, jubilaciones, aguinaldos y deuda...
© Escrito por Sebastián Catalano el viernes 08/12/2023 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
“No hay plata”, dice Javier Milei, el presidente electo que asumirá el domingo los destinos de la Argentina. Lo repiten sus futuros
ministros y referentes de La Libertad Avanza, cada vez que pueden. Seguramente
ese será parte del eje central de su discurso de asunción.
En el que
quizás sea su último acto formal como ministro de Economía, Sergio Massa, quien perdió el balotaje
con el libertario, intenta desmentir esa idea de “caja vacía”. Esta mañana, en
medio del feriado, Economía emitió un informe, al que accedió Infobae, titulado “Estado de Situación
Financiera al cierre del año 2023 Diciembre, 2023″.
El breve paper, que realizó la
secretaría de Hacienda, hasta estas horas en manos de Raúl
Rigo –hay algunas versiones de que podría quedarse en el cargo, aunque
él lo desmintió– detalló que “es menester mencionar por parte de las autoridades
de este Ministerio que, bajo el supuesto de roll-over de
los vencimientos en pesos programados para el mes de diciembre, el Tesoro
Nacional cuenta con los fondos necesarios para financiar el programa de pagos
de dicho mes, teniendo en consideración que el 80% del gasto total está
representado por gastos prioritarios, tales como sueldos y salarios,
pasividades, programas sociales y subsidios económicos”.
Los números de Massa
Además, el documento, que firman Rigo y el propio Massa, destacó
que la tesorería cuenta con los fondos suficientes para encarar la compra de
divisas y atender las obligaciones por vencimientos del Estado argentino.
“Asimismo, la deuda flotante como porcentaje del PBI cumple con el monto establecido en el programa con el FMI, estando en línea con el promedio histórico. Finalmente, y siguiendo los principios de eficiencia, prudencia y programación presupuestarios que nos han regido a lo largo de la gestión; se ha constituido una reserva para financiar los gastos de los primeros días del año 2024, de manera tal de garantizar el normal funcionamiento de la Administración Pública Nacional”, dijeron Massa y su equipo.
El ministro
saliente con su gabinete
El documento,
de dos páginas, incluye un cuadro en el que se mencionan “Partidas prioritarias
cubiertas al cierre del año en curso”. Así, Massa asegura que le deja a la
administración que llega para sus primeros días de gestión, y con una previsión
a fin del mes de diciembre:
– $250.000 millones para
sueldo de la administración nacional;
– $235.000 millones para
aguinaldos;
– $1,48
billones para prestaciones sociales, pago asociados a jubilaciones, pensiones,
Potenciar Trabajo, Tarjeta Alimentaria, etc.;
– $328.000 millones para
“comprar divisas y atender la deuda pública”; y
– $200.000 millones para
“otros pagos”, entre ellos subsidios energéticos y de transporte.
Como informó este medio
días atrás, el último dato disponible de pagos atrasados del gobierno nacional sumaba 1,9 billones de pesos, según cifras
de la Tesorería General de la Nación, con información hasta fines de octubre.
Implica una estabilidad respecto a lo que registraba en septiembre, tras varios
meses de marcado incremento. De ese total, lo que correspondía a deudas de 2023
es la enorme mayoría, con 1,8 billones.
Luis Caputo
será ministro de Economía desde el domingo (Erica Canepa/Bloomberg)
Para
algunos analistas, ese recurso es interpretado como una manera de “financiamiento indirecto”: el ritmo de
pagos que realiza efectivamente el Estado le da margen para que su balance de
“base caja”, el método contable que toma en consideración el FMI, le dé con
números suficientes.
El informe llega dos días
entes del comienzo de la nueva gestión. Hay dudas aún sobre cuál será el equipo
de Caputo. Si bien no es estrictamente del equipo ministerial, aunque sí del
llamado “gabinete económico”, por ahora solo están confirmados el presidente
del Banco Central, Santiago Bausili,
ex funcionario de Cambiemos y socio de Caputo en la consultora Anker y otros
negocios; y Joaquín Cottani, quien ya
fue anunciado por el futuro ministro, pero sin detalles sobre qué cargo
ocupará.
Resta por definir quién
será viceministro de Caputo, en la Secretaría de Programación Económica. El
cargo debería estar en manos de un macroeconomista en medio de tantos “financieros”.
El puesto sería para Cotanni. También sonó otro de los hombres de confianza del
futuro ministro, Pablo Quirno, otro trader, que podría terminar en Finanzas.
Y en Agricultura está
confirmado Fernando Vilella, aunque
también hubo dudas y bastante run run sobre su nombramiento en los últimos
días. Como se dijo, si bien él menciona que no seguirá, para Hacienda podría
haber continuidad con Rigo, un
experto en Presupuesto de origen peronista que ocupó el cargo con Macri y
también con Alberto Fernández, más
allá de quien fuera el ministro de Economía. Sería difícil para Rigo, en este
caso, buena parte del “lápiz rojo” de los recortes estaría técnicamente a su
cargo.
También quedan por definir
secretarías no tan conocidas, pero no por eso menos importantes, como
Administración y Legal y Técnica, o similares. En esta última está el
funcionario que “cuida la firma” del ministro.