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lunes, 26 de octubre de 2020

La soledad de guzmán... @dealgunamanera...

Cuarentena fase 4…


La soledad de Guzmán…

 

Luchar contra los molinos de viento, Martín Guzmán. Foto: Pablo Temes

 

El oficialismo se esmera día a día en profundizar la grieta política, que tiene un costo económico.

 

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 


Sin rumbo. El pasado lunes el ministro de Economía, Martín Guzmán, realizó una serie de anuncios para flexibilizar las operaciones del contado con liquidación. En el Gobierno esperaban una reacción positiva del mercado, circunstancia que finalmente no ocurrió.

 

El dólar blue se disparó y cerró la semana a $ 195, estirando así la brecha cambiaria que llegó al 140%. Salvo algunos pocos funcionarios, nadie se sorprendió. “Estamos en el segundo nivel más alto de la brecha de los últimos 50 años. El primer puesto se produjo en el año 1975 con Antonio Cafiero de ministro de Economía luego del rodrigazo. Sin embargo, hoy es más alta que en la época de la Guerra de Malvinas y de la hiperinflación” –concluyó un prestigioso economista que se dedicó a estudiar la serie–. Otro dato: en la Argentina, cuando se achica la diferencia entre los tipos de cambio es porque sube el oficial y no porque baja el blue –dijo la misma fuente–. Un aporte interesante para el ministro Guzmán que sigue negando la devaluación del peso y el efecto nocivo del así llamado “dólar blue”.

 

Dentro de la errática serie de decisiones que se vienen adoptando en el Poder Ejecutivo, se determinó que Guzmán salga a hablar en algunos medios –no en todos– para ganar la batalla de la comunicación. Menudo problema para una persona desangelada para esos menesteres. Por lo que se escuchó hasta aquí –sobre todo en el reportaje que le realizaron Ernesto Tenembaum y Reynaldo Sietecase–, el ministro, que pasó de ser Messi a un atribulado arquero al que le entran goles todos los días, se le va a hacer muy difícil remontar la cuesta. “La grieta política tiene un costo económico”, afirmó. Fue lo más acertado de todo lo que dijo. El problema es que el oficialismo se esmera todos los días en profundizarla.

 

“Al Gobierno le está saliendo cara la cuarentena. La emisión para cubrir el déficit fiscal está llenando la calle de pesos que nadie quiere. Pero no van a dar el brazo a torcer ni modificar el rumbo. Cuando la ideología mete la cola deja anclado el timón aunque el destino sea el golpe contra el iceberg. El mal clima ya se palpa en la calle. La gente está muy angustiada. Los precios suben y el salario no alcanza”, repitió un consultor que tiene vínculos en el poder.

 

Cuando el río suena... “Nosotros no sponsoreamos a nadie” –se apresuró a decir una voz del massismo–. La vuelta de los rumores de cambios en el Gabinete había salpicado al Frente Renovador, al relacionarlo con algunos economistas de peso que vienen sonando en los mentideros políticos como eventuales remplazantes de Guzmán. Lo que hay que decir es que ninguno de esos nombres cuenta con el aval de Cristina Fernández de Kirchner. “Massa quiere quedarse donde está. Por un lado mantiene el vínculo con Alberto y cada dos o tres días se junta con Máximo y Wado de Pedro y, si hace falta, directamente con Cristina”, señaló el referente del FR, quien, a su vez, reconoció que el vínculo del presidente de la Cámara de Diputados con la ex presidenta en funciones ha tenido mejores momentos.

 

En el Instituto Patria, por su parte, se vive un clima de creciente desasosiego, producto de la insatisfacción con el desempeño del Gobierno. Los cuestionamientos al equipo de AF continúan. “A Cristina se le está acabando la paciencia. No solo por la falta de volumen político de la gestión sino por la falta de resultados concretos”, indicó una fuente cercana a los líderes de La Cámpora. El reloj de arena pesa sobre los principales funcionarios del Presidente.

 

La orden del Presidente es la de defender al Gabinete en general y al ministro Guzmán en particular. Hay una regla de la política que es casi axiomática: cuando la renuncia o el reemplazo de un funcionario debe ser desmentida casi a diario es porque su permanencia en el cargo tambalea.

 

“Guzmán no tiene fecha de vencimiento”, dijo Santiago Cafiero en un reportaje concedido a Canal 9 el viernes pasado. Parece que varios integrantes del Gobierno no lo saben o no piensan lo mismo. Desde esas entrañas hablan sin vueltas de las dudas que pesan sobre la estabilidad del ministro.  

 

“Volvimos para ser mejores”. Los hechos desmienten casi a diario esa promesa del Presidente. Veamos:  

 

Apoyo por parte de funcionarios del Gobierno a las tomas ilegales de terrenos. La provincia de Buenos Aires tiene 4.300 hectáreas de tierras fiscales y privadas ocupadas de manera ilegal y, de acuerdo con datos del Ministerio de Seguridad, en lo que va del año se han denunciado 1.800 usurpaciones. “Por la cantidad y extensión de tierra muchos hablan irónicamente de la creación del municipio número 136”, reconoció una legisladora del interior provincial que sigue de cerca el tema.

 

Apoyo a Gildo Insfrán, el sempiterno gobernador de Formosa, ante el episodio del joven que, por la imposibilidad de ingresar a la provincia por vía terrestre, murió ahogado intentando hacerlo a nado por el río Bermejo. De haber ocurrido esto en una provincia gobernada por Juntos por el Cambio  habrían tronado las voces de condena de los organismos de Derechos Humanos y de miembros del actual gobierno.

 

Apoyo a los regímenes dictatoriales y corruptos de Nicolás Maduro en Venezuela y de Daniel Ortega en Nicaragua.

 

La insólita decisión de la Oficina Anticorrupción de no presentarse de aquí en adelante como querellante en las causas por delitos de corrupción cometidos por funcionarios del Estado. ¿Para qué sirve entonces una Oficina Anticorrupción que no se involucra en la persecución judicial de la corrupción?  

 

En medio de este desorden asoma la trama del acto conmemorativo de los diez años del fallecimiento de Néstor Kirchner.

 

Navegan en esas procelosas aguas los esfuerzos del canciller Felipe Solá por recuperar la estatua del ex presidente que supo estar en el edifico del Unasur en Ecuador junto a la intriga por saber qué va a hacer CFK luego de su desplante en el acto del 17 de octubre.


La memoria nos recuerda que para asistir al velatorio del Dr. Kirchner, AF debió hacerlo en un momento en que CFK no estaba presente, “para no incomodarla”, según él mismo reconoció, y que se le puso una guardia de La Cámpora para evitar que se acercara al féretro. Una historia reminscente del Macondo de Gabriel García Márquez.






jueves, 26 de marzo de 2020

#Coronavirus. Los desubicados de siempre... @dealgunamanera...

Los desubicados de siempre, el editorial de Jonatan Viale…

Jonatan Viale 

Hace dos meses que estamos en guerra. Y todavía muchos no lo entienden. No es una guerra del tipo tradicional. No hay dos bandos. No hay dos países enfrentados. No se pelea por diferencias religiosas. No se lucha por temas étnicos. No hay un problema ideológico. No está en juego la demarcación de límites. No es una batalla entre unitarios y federales. No es una invasión para quedarse con el petróleo del otro.

© Escrito por Jonatan Viale el martes 24/03/2020 y publicado por A24.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Es una guerra que une, increíblemente, a toda la humanidad contra un enemigo foráneo, externo, desconocido, invisible, peligroso y letal.

Las armas no son ametralladoras, ni misiles, ni granadas, ni bombas. La única arma eficaz se llama aislamiento social. Es una guerra que nos expone en nuestra versión más humana, más primitiva, más instintiva, más temerosa.

Sin embargo, una vez más, aparecen los desubicados de siempre. Estela de Carlotto no entiende que la sociedad está en fase 'cooperación'. No quiere que nadie le politice el virus. No quiere escuchar sobre Macri o Cristina. No quiere que nadie ideologice el tema. No quiere que nadie meta la grieta. ¿Qué hubiera pasado si le tocaba a Macri ordenar una cuarentena masiva con las fuerzas armadas en las calles? Lo más probable es que Carlotto le hubiera dicho represor, milico, facho y reaccionario. Pero lo está haciendo Alberto Fernández. Y es lo que corresponde. Deberá comprender entonces la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Que no es momento de adjetivar, de comparar, de agredir, de descalificar.

Estar en fase 'cooperación' implica que los refractarios sufrirán la condena social. Lo mismo corre para el ministro de Seguridad de Santa Fe, que está sacando todos los boletos para ganarse una patada en el culo. Ahora se filtraron audios de WhatsApp donde habla con jefes policiales de la provincia.

Ya dijo que este es el virus de los chetos. Ya dijo que el narcotráfico en Santa Fe es 'estacional'. Ya dijo que se vino a Buenos Aires para que no lo caguen a tiros. Ahora dice que los intendentes son de 'cuarta categoría' y especuladores. Insisto, gobernador Perotti, siendo usted una persona inteligente, razonable, mesurada, dialoguista, moderada: ¿Cómo puede tener todavía a semejante cachivache como ministro de Seguridad? ¿Cómo esta persona despectiva y soberbia puede seguir manejando la seguridad de más de 3 millones de santafecinos?

Pero hay más desubicados que no entienden que la sociedad argentina está en fase de cooperación y no quiere chicanas ni violación del contrato social. Arturo Grisoni, dueño de 'El Nazareno', una tradicional marca de alfajores cordobeses posteó en Facebook: "El que quiera hacer cuarentena que la haga pero de por vida, acostado en una cama y con un suero para que no se tenga que levantar ni para ir a la heladera. Yo prefiero morir a estar un minuto encerrado. ¿Por el riesgo a qué? ¿A morir? Toda la vida estás en riesgo de morir desde que abrís los ojos a la mañana. A mí nadie me va a imponer cómo tengo que vivir. Y menos si no le debo nada a nadie. Las medidas contra el “virusito” a nivel país y a nivel mundo no tienen consistencia por ningún lado".

Más desubicados.... Hecho insólito en Tandil, lo descubrieron cuando intentaba ingresar a un country con la mucama escondida en el baúl. El infractor fue denunciado por los vecinos, que de inmediato alertaron a los guardias de la entrada.

Más desubicados... Uno de los directivos de Vicentin navegaba en su yate en plena cuarentena. Nardelli fue demorado por la prefectura cuando paseaba en su lujoso yate por el río Paraná y fue conminado a cumplir con el aislamiento social. Ya estaba imputado por el millonario préstamo irregular que obtuvo Vicentín durante el gobierno de Macri. Ahora enfrenta una nueva causa penal.

Más desubicados... Mirá lo que pasó esta mañana dentro de un colectivo de la línea 67 que circulaba por Recoleta. Una mujer tenía síntomas de coronavirus, se subió igual, no se quiso bajar y ahora obligó a 10 pasajeros más a entrar en cuarentena obligatoria.

Insisto: todo aquel argentino, famoso o anónimo, poderoso o humilde, rico o pobre, peronista o radical, kirchnerista o macrista, que no entienda que estamos en fase de cooperación y que estamos ante una guerra sufrirá la condena social.

La sociedad está sensible y no permite actos individualistas, ni caprichos que pongan en riesgo a la población. Lo mismo corre en el mundo ante líderes que no parecen estar a la altura.

No es el momento para líderes violentos. No es momento para gritos y agresiones. No es el momento de bravucones que construyen su liderazgo a través de enemigos. No es momento de grandes discursos. No es momento de pelear ni con la prensa, ni con la oposición, ni con fantasmas.

En momentos de crisis la gente prefiere líderes serios, fuertes, seguros pero sin delirios. Mientras Maduro, Trump, Bolsonaro, López Obrador se muestran ansiosos y contradicen los protocolos los jefes de estado que muestran responsabilidad Se lucen por contraste.

No hay genialidad en Alberto Fernández. Simplemente contrasta su sentido de la responsabilidad ante las patinadas de los demás.



viernes, 31 de enero de 2020

El mundo según Alberto… @dealgunamanera...

El mundo según Alberto…


La política exterior llevada adelante por Alberto Fernández es el resultado de un delicado equilibrio en un mundo convulsionado. Prudencia y pragmatismo parecen ser las líneas rectoras frente a este complejo escenario.

© Escrito por Christian Gebauer, Profesor de Filosofía y Analista Internacional, el miércoles 15/01/2020 y publicado por el Diario La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Considerando el tema de las virtudes humanas, Aristóteles destacaba que residían en el punto medio entre dos extremos. Uno de los ejemplos que da es que la prudencia se opone tanto a la temeridad como a la cobardía. Ahora bien, el término medio es, justamente, aunque con alguna excepción, lo que define la política exterior que está llevando adelante el gobierno de Alberto Fernández.

En términos generales, hasta el momento la postura ante los conflictos globales busca equilibrar los gestos y las declaraciones. La muerte de Soleimani y el aumento de la tensión en Medio Oriente motivaron una mención a “violencia reciente”, aludiendo veladamente a la acción norteamericana, pero también un refuerzo de la protección de los activos de ese país en Argentina. Análogamente, la ministra de Seguridad se refirió relativizando a Hezbollah, mientras que el canciller lo hizo del modo contrario. ¿Fallo de comunicación interna o deseo de quedar bien con todas las partes? El cambio de actitud del propio Fernández acerca de la muerte de Nisman refleja la misma política, adscribiendo alternativamente a ambas teorías, suicidio y asesinato.

A su vez, la situación de Venezuela está directamente determinada por las superpotencias, y aquí también se verifica esta tendencia. En efecto, nuestro país se abstuvo durante la última votación de la Organización de Estados Americanos. Se trataba de reconocer a Guaidó, que obtuvo 20 votos, o a Maduro, que logró 5. Ocho países se abstuvieron, destacando Méjico y Argentina.

El término medio es, justamente, aunque con alguna excepción, lo que define la política exterior que está llevando adelante el gobierno de Alberto Fernández.

Esto representa un giro respecto a la política previa, de marcado alineamiento con Washington. Así es que la embajadora de Guaidó aceptada por Macri vio perder su status diplomático cuando Felipe Solá se hizo cargo de las relaciones exteriores. De hecho, para la asunción de Fernández ya había sido invitado un ministro de Maduro sancionado por USA. Pero ello no obsta que, para compensar, Argentina continúe en el Grupo de Lima y haya criticado la actuación del chavismo durante la última elección de autoridades parlamentarias. También se intercedió para la liberación de seis norteamericanos presos por Maduro. No sé si Aristóteles lo habrá advertido, pero el camino del medio es sinuoso.

En cierta medida, Fernández parece también seguir a otro griego, Tucídides. En el primer texto de geopolítica existente, este general ateniense se preguntaba acerca de la justicia y la fuerza, y concluía que la primera solo puede tener lugar en las relaciones internacionales cuando ambas partes se encuentran relativamente equiparadas en cuanto a la segunda. No hay posibilidad de justicia si hay un gran desbalance de fuerzas. La creación de instituciones como la ONU no ha atenuado mucho la verdad de esta afirmación, si bien la guerra puede ser hoy más económica que militar.


Es así que, en lo que hace a la política regional que no es decisiva para las potencias, Fernández ya se permite posturas más claras. Por ejemplo, cuando fue a visitar a Lula da Silva a la cárcel. El candidato peronista y Bolsonaro venían manteniendo un álgido intercambio de ataques verbales, pero este gesto fue una incursión concreta en territorio brasileño a favor de Lula. Un tiempo más tarde, horas después de que éste fuera liberado Bolsonaro autorizó una compra de trigo por fuera del arancel común del Mercosur, perjudicando a Argentina. Y a los pocos días el ministro de Economía, Guedes, se dijo favorable a un eventual tratado de libre comercio entre Brasil y la Unión Europea, lo que significaría la terminación del Mercosur.


La situación causó perplejidad, ya que es inédita, y cierta preocupación en algunos sectores. El presidente brasileño ha trazado una línea roja, significativa si el Mercosur es realmente importante para Argentina. Brasil no es hoy una potencia mundial, pero sigue siendo bastante más grande que nuestro país y su importancia para nosotros es mucho mayor que la nuestra para ellos.

Donde sí se permite Fernández tomar una postura fuerte es en relación a un país pequeño, Bolivia. Si bien las potencias tienen sus preferencias en la interna boliviana, no representa para ellas una apuesta importante. Evo Morales, por ejemplo, expulsó a la DEA y criticó muy fuertemente a Estados Unidos durante mucho tiempo, pero nunca fue sancionado por ello. Por otro lado, Rusia describe la salida de Morales como un golpe, pero no hizo nada para evitarlo. El cambio de gobierno se debe más a factores internos que externos. Es cierto que la OEA jugó un papel en ello, pero no fue decisivo. Morales había dicho que aceptaría el resultado de su peritaje, y lo hizo tras su publicación al convocar a nuevas elecciones. El principal candidato opositor, Mesa, estaba conforme con la medida, pero otros opositores tomaron las calles para presionar a Morales y capitalizar su eventual renuncia. Los mismos opositores que posteriormente pasaron a candidatearse por su cuenta.

Es así que el presidente argentino puede tomarse la libertad de cobijar al desterrado Evo y desconocer a Añez. La Casa Blanca puede mostrarse en desacuerdo, pero lo cierto es que lo de Añez es provisorio y por ahora el tiempo juega a favor de Fernández.

Argentina no tiene necesidad de alinearse en torno a los conflictos globales, solo debe atender a sus intereses. Sin embargo, también allí debe haber un equilibrio.

La constitución de un bloque político con Méjico era esperada. Por lo pronto, y como lo demuestra la votación mencionada, no tenemos simplemente una izquierda y una derecha latinoamericanas, también hay un espacio de identificación con el centro.


Descontando el episodio con Lula, el actual presidente argentino parece inspirarse en los clásicos. Una mejoría en comparación con la situación previa, si la relación con Brasil no se descarrila. Por más que el endeudamiento con el FMI requiere cierta colaboración con Washington, China es un socio comercial más importante. Argentina no tiene necesidad de alinearse en torno a los conflictos globales, solo debe atender a sus intereses. Sin embargo, también allí debe haber un equilibrio. La reciente limitación de licencias automáticas de importación podría desencadenar demandas ante la Organización Mundial de Comercio, como sucediera durante el último período de CFK. Un mundo complejo requiere una respuesta compleja, no adhesión instintiva ni egocentrismo desbocado.


Es posible que el eje con el Méjico de López Obrador, que este año presidirá la CELAC, pueda ampliarse a una suerte de internacional socialdemócrata. Esto podría suceder por intermedio de España, con cuyo líder actual, Pedro Sánchez, Fernández mantiene buenas relaciones. España está también, por ejemplo, en cierta medida enfrentada con el gobierno de Añez. El futuro dirá.



domingo, 5 de mayo de 2019

Operación Libertad. A Guaidó lo apoya la calle, y a Maduro los cuarteles… @dealgunamanera…

A Guaidó lo apoya la calle, y a Maduro los cuarteles… 

Contraste. El “presidente encargado” aparece continuamente rodeado de civiles y gente en las calles, su mayor fortaleza. El mandatario que ocupa Miraflores se muestra una y otra vez con militares, que representan el verdadero sostén de su poder. Fotografía: AFP y AP

El columnista del Diario Perfil retrata a una población agobiada y explica por qué fracasó la "Operación Libertad" encabezada por Juan Guaidó.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 05/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la República Argentina.

La insurrección destinada a remover del poder a Nicolás Maduro era algo que estaba acordado. Según cuatro fuentes consultadas en Caracas, dos independientes, una vinculada a Juan Guaidó y otra vinculada al gobierno de Maduro, los hechos del martes 30 de abril fueron como se describen a continuación.

Arreglo. El acuerdo se dio entre las Fuerzas Armadas que respondían –y siguen respondiendo– a Maduro y Leopoldo López, que había tenido una activa participación en el diálogo con la cúpula de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, y también con el temible Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), diálogo en el que también hubo alguna participación el gobierno de Estados Unidos.

¿Cuál era el arreglo? La liberación de Leopoldo López se iba a producir en la madrugada del miércoles 1 de mayo e inmediatamente después iba a seguir a esto una marcha de López y Guaidó a la base aérea de La Carlota, en Caracas. Ese iba a ser el puntapié inicial de un levantamiento generalizado de las Fuerzas Armadas en todo el territorio. Se había dispuesto una salida de Maduro del país y, por supuesto, el acuerdo garantizaba la amnistía de la cúpula militar.

Pero en ese momento se produjo una filtración –que tal vez pudo haber provenido de algún sector militar que no tuvo una adecuada comunicación, o no estuvo muy convencido de estos hechos– y esto aceleró una reunión del Tribunal Superior de Justicia de Venezuela (TSJ), que dispuso una acordada para ordenar la vuelta a prisión de Leopoldo López.

Advertida de esto, una de las integrantes del TSJ, la jueza Marisela Godoy, renunció al tribunal, porque no estaba de acuerdo con “las medidas que se van a adoptar”, es decir, la detención y el traslado de Leopoldo López de su arresto domiciliario a la cárcel. Ante esto fue que acató la orden de indulto de Guaidó y liberó a López, porque liberarlo de su prisión domiciliaria era mucho más fácil que intentar liberarlo de una prisión, lo que hubiera significado una operación de mayor envergadura, con costo en vidas, para la cual, además, el Sebin no estaba preparado.

Por lo tanto, el comienzo de la Operación Libertad se adelantó 24 horas, y cuando López fue liberado en los cuarteles todo el mundo dormía. Esta situación produjo desconcierto. El apoyo que esperaban Guaidó y López no ocurrió, y esto le dio tiempo a Maduro para rehacerse, y la comunicación que existía entre funcionarios importantes del gobierno de Estados Unidos y la cúpula militar de las Fuerzas Armadas Bolivarianas se canceló. De ahí surge aquella expresión por parte de los negociadores del gobierno de Trump que decían “estamos llamando a los celulares y los celulares se apagaron”.

El comienzo de la Operación Libertad se adelantó 24 horas, y cuando López fue liberado en los cuarteles todo el mundo dormía. Esta situación produjo desconcierto. El apoyo que esperaban Guaidó y López no ocurrió, y esto le dio tiempo a Maduro para rehacerse.

Ante la falta de coordinación que se observó ese día como consecuencia del adelantamiento de la operación, algunos militares que vieron que el factor sorpresa se había perdido rápidamente se apresuraron a quedarse en su lugar y proclamar una vez más su lealtad a Maduro.

Así se produjo el fracaso de la Operación Libertad, que además se puso en marcha un día laboral, lo que impidió que la gente se manifestara en las calles como lo hizo el 1 de mayo, cuando esto estaba ya organizado. Tampoco había una información clara de lo que estaba sucediendo y, por ende, la calle no le respondió a Guaidó. Lo que ocurrió el martes 30 marcó, desde el punto de vista de los hechos, el fracaso del movimiento insurreccional que pensaba llevar adelante el “Presidente encargado”.

Características. El viernes estuve en la conferencia de prensa que dio el presidente alterno Juan Guaidó, y realmente fue una interesante experiencia verlo, escucharlo. ¿Cómo lo vi? Guaidó tiene una característica muy curiosa: su timbre de voz es bastante similar al de Hugo Chávez, luce relajado, tranquilo, sonriente, responde a las preguntas con serenidad, con argumentos sólidos y con una estrategia estudiada. A la pregunta sobre si fue un fracaso el episodio del 30 de abril, responde: “Fracaso es la falta de energía eléctrica, la falta de agua, la falta de alimentos, la hiperinflación, los salarios indignos que se ganan en Venezuela”. Es un argumento claramente planificado.

Sin duda, en lo que expresa Guaidó y en lo que se vio en la conferencia de prensa, es evidente su seguridad de que hoy Maduro no puede con él y son muy claros sus dos objetivos centrales: la formación de un gobierno de transición, y que ese gobierno convoque a elecciones libres y transparentes en Venezuela.

Guaidó tiene dos objetivos centrales: la formación de un gobierno de transición, y que ese gobierno convoque a elecciones libres y transparentes en Venezuela.

Tras estos dos objetivos están toda su iniciativa, toda su acción y la de aquellos que lo acompañan. En la conferencia, Guaidó confirmó las negociaciones con los militares de las cuales había hablado Leopoldo López y se mostró confiado por el apoyo internacional que tienen su gestión y su gobierno.

Ecuación. Así las cosas, está planteada aquí en Venezuela una especie de ecuación política muy simple, muy clara y obviamente muy extrema: a Guaidó lo apoya la calle; a Maduro, los cuarteles. El contraste es fuerte: mientras Guaidó se muestra sonriente y relajado, Maduro aparece enojado y amenazante. No significa esto que la disputa esté terminada.

Esta ecuación de la cual hablábamos –para Guaidó la calle y para Maduro los cuarteles– sin duda representa una disparidad: la disparidad de las armas. Quien tiene las armas es el gobierno de Maduro, a quien le responden las Fuerzas Armadas. Mientras tenga ese respaldo militar, va a ser difícil que Guaidó pueda acceder –a través de la calle– al gobierno.

La esperanza de Guaidó es ir demoliendo el respaldo militar que tiene Maduro poco a poco, casi jornada tras jornada. ¿Cuánto llevará eso? No se sabe, ni tampoco si se logrará. Es evidente que Estados Unidos cumplió un rol en toda esta intentona que, también es evidente, no se detendrá por el episodio del 30 de abril.

La esperanza de Guaidó es ir demoliendo el respaldo militar que tiene Maduro poco a poco, casi jornada tras jornada. ¿Cuánto llevará eso? No se sabe, ni tampoco si se logrará.

Pero, además, es claro lo que representa hoy la situación de Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro tiene una nulidad de origen muy importante. Guaidó apuesta a sostener su legitimidad en medio de una discusión de nunca acabar, que está claramente orientada por la ideología de cada uno de los bandos: para quienes apoyan a Maduro, la ilegitimidad es de Guaidó; para quienes apoyan a Guaidó, la ilegitimidad es de Maduro.

Tregua. La jornada del sábado evidenció lo que ha representado lo sucedido entre el martes 30 y el miércoles 1. Se vive una especie de tregua. No hubo la cantidad de gente que seguramente esperaba Guaidó en las marchas que se realizaron a lo largo de todo el país para entregar en los cuarteles un petitorio que pide a los militares que dejen de apoyar a Maduro y vuelquen ese apoyo a Guaidó.

Está claro que hay un proceso en marcha que es imparable, y está claro también para Guaidó, para Leopoldo López y para todos lo que lo apoyan que habrá necesidad de mucho más trabajo en pos de convencer a las Fuerzas Armadas de este paso: cesar el apoyo a Maduro para transformarlo en apoyo a Guaidó.

La población quedó impactada por lo que sucedió el martes y el miércoles, y si bien es evidente que la calle está con Guaidó, eso no significa que la partida esté definida.

La población quedó impactada por lo que sucedió el martes y el miércoles, y si bien es evidente que la calle está con Guaidó, eso no significa que la partida esté definida.

La realidad muestra que las Fuerzas Armadas serán la clave de esta situación institucional inédita que vive Venezuela y que es absolutamente trágica. La calle también será imprescindible. Con ella, Guaidó tiene poder y protección, lo que le impide a Maduro sacarse esa “espina” que representa la presidencia alternativa.

Pero sin las Fuerzas Armadas Guaidó no podrá acceder al poder. Su propuesta de entregar el petitorio en los cuarteles confirma que ha comprendido que ese es el paso que le falta.

Legitimidad y poder. Como dicen algunos, Guaidó tiene una creciente legitimidad, pero no tiene el ejercicio del poder. Este es su mayor problema y –por ahora– la seguridad que tiene Maduro. Ayer fue un día intenso en Venezuela: hubo redadas en búsqueda de los militares que apoyaron la frustrada sublevación y allanamientos en el Sebin, donde se cree que tuvo un germen muy importante y fundamental toda esta intentona.

Esta es la dramática, incierta y trágica situación de Venezuela. Dramática porque no se sabe cuánto se extenderá, pero sí que tendrá un final: uno de los dos se impondrá, porque la convivencia perenne entre los dos será imposible y está claro que el tiempo juega a favor de Maduro. Naturalmente, esto es algo que Guaidó y quienes forman parte de su gobierno alternativo deberán tener en cuenta. El acto del 30 así lo demuestra; el tiempo es un factor de enorme importancia, no tanto porque le permita a Maduro sumar fuerzas, sino porque se lo impide hacer a Guaidó.

A medida que el tiempo pase, la presencia de la gente en las calles será más difícil, es lo que demuestra la historia reciente de Venezuela, una historia que, según lo expresado en las últimas horas por Guaidó, él aprendió.

La voluntad de las Fuerzas Armadas en cuanto a su apoyo a Maduro es algo que tendrá que obtener Juan Guaidó en base a negociaciones intensas, sostenidas, secretas y fundamentadas. Esta es la tristeza de Venezuela: la solución de la crisis venezolana está en manos del poder militar. Esta tristeza marca la declinación de la vida democrática en Venezuela, que supo ser bastión de libertad durante los tiempos en que muchas dictaduras se enseñorearon en toda América Latina.

La solución de la crisis venezolana está en manos del poder militar.

Sobre esta base está la expectativa de la negociación internacional. La realidad interna demuestra que, frustrado lo del 30 de abril, lo de Trump ha quedado solo en palabras. El tema es qué plan B pueda tener Estados Unidos para cambiar el destino de los hechos en Venezuela. Hasta ahora no hay uno. El martes se utilizó una bala de plata que falló, y esto también complica la estrategia diplomática activa e intensa que hasta aquí ha tenido Trump buscando la salida de Maduro.

El martes estuvo cerca; hoy está lejano, en cuanto a la inminencia que pudo haber tenido a partir de la trama que se conoció sobre los hechos del golpe insurreccional frustrado del 30 de abril.

Una Venezuela dramática, trágica e increíblemente violenta. En medio de esta disputa de legitimidad política entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó está el padecer que vive Venezuela. Esto es lo importante y lo dramático, lo que se verifica día tras día: el deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos.

Transitar por las calles de Caracas significa ver autos viejosedificios desvencijadosgente haciendo cola para conseguir los alimentos que haya. Significa enterarse de lo que representan salarios de miseria absolutajubilados haciendo fila para cobrar haberes de 18 mil bolívares, equivalentes a 3 dólares al cambio paralelo y 6 dólares al cambio legal.

Transitar Caracas nos da una clara noción de la doble vida a la cual deben exponerse los venezolanos. A nadie le alcanza con un solo trabajo para vivir, todos deben tener algún otro, tal vez en negro, para poder subsistir. Esta idea de la subsistencia es la que hoy marca el ritmo entre los ciudadanos venezolanos, por eso una de las cosas que se escuchan en aquellos que están a favor de Guaidó es “preferimos morir peleando que morir de hambre”.

De todos modos, el episodio del 30 de abril dejó una huella, un sabor amargo en los que apoyan a Juan Guaidó, que en las marchas de ayer se vio claramente. Si bien la calle está presente, lo está con el temor que produjo la represión. Las cinco muertes y los heridos generan miedo entre los manifestantes que se aferran a una esperanza sin plazos que, para muchos, es desesperanza.

Esta es la realidad de una Venezuela dramática y trágica, de una Venezuela increíblemente violenta, donde los delincuentes hoy no roban más casas, porque allí no hay plata, sino objetos que no pueden venderle a nadie. Una Venezuela donde el surrealismo mágico se hace realidad, y cada vez que esto sucede, significa el sufrimiento de la gente.

Por todo esto, quienes pueden irse del país bregan por hacerlo, haciendo colas y trámites interminables para lograr el pasaporte que les permita el acceso a un presente mejor que este, que los deja sin futuro.

CP




Hipocresía argentina… @dealgunamanera…

Provocaciones…

Tension. Venezolanos exiliados y argentinos chavistas chocaron frente a la embajada en Bs. As. Fotografía: CEDOC PERFIL

El 30 de Abril hubo decenas de miles de manifestantes en la calle, donde ejercieron su derecho a protestar contra el gobierno de Macri. También se cantó por el regreso de Cristina Kirchner. A la tarde de ese mismo día, frente a la embajada de Venezuela, un grupo de exiliados manifestó su apoyo a la protesta contra Maduro que había estallado en Caracas. Los hostilizaron aguerridos defensores locales del “madurismo”; volaron trompadas, le arrebataron el teléfono a un repartidor. La Policía de la Ciudad intervino, excesiva e ineficaz, como es costumbre.

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 04/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los exiliados venezolanos ejercían su derecho y no es difícil comprenderlos, porque Maduro es una hipérbole de rasgos que estuvieron presentes en el chavismo, pero que ahora alcanzan un indecente paroxismo de intolerancia. Lo que en Chávez era una ideología expresada con talento oratorio, con Maduro perdió expresividad y carisma. Lo suyo es el verticalismo impuesto por la fuerza o la corrupción.

Los defensores argentinos de Maduro alegan que hay que aguantarlo todo con tal de enfrentar al imperialismo. Hay que aceptar la falta de comida y la subordinación a un jefe vociferante e inepto como si fuera una prueba heroica. Solo quienes no pasan privaciones piden tales sacrificios: enfrenten ustedes al imperialismo, mientras aquí nosotros todavía tenemos Parlamento, somos legisladores o funcionarios, cobramos dieta, viajamos, vamos a la universidad, publicamos nuestras ideas. Aguanten ustedes.

A los venezolanos los vemos en Buenos Aires todos los días trabajando en lo que consiguen, decenas de horas en bicicleta repartiendo los deliveries de porteños más afortunados; decenas de horas limpiando o atendiendo bares, cobrando en negro, viviendo en una ciudad extranjera donde se los distingue por su acento y donde compiten por los peores trabajos.

Son inmigrantes, esa condición que los discursos recogen con hospitalidad ampulosa y la realidad desmiente. A los venezolanos millonarios y proimperialistas nunca tuve oportunidad de verlos todos los días en el transporte público, ni cargando un cajón de Glovo. Deben haber elegido ciudades como Miami para pasar el rato.

Pues bien, esos trabajadores venezolanos estaban en Buenos Aires, frente a la embajada de su país, apoyando a quienes, en Caracas, tiraban piedras y eran reprimidos por la policía, con el arma novedosa de las tanquetas topadoras. Separados por un cordón policial, un grupo con algunas banderas rojas manifestó su antiimperialismo agrediéndolos de palabra. En esa escena, el dolor del exilio se sumó al insulto recibido frente a la embajada. Un hombre de un lado se trenzó con uno del otro y empezaron las trompadas.

Hay que entender el totalitarismo como una patología de la idea democrática, donde el populismo hace que la democracia se vuelva contra ella misma, reflexionó un filósofo de la política. No se equivocaba, aunque no estaba pensando en el eje La Habana-Caracas-La Cámpora-Recoleta.

En Caracas ya hay varios muertos que no siguieron el consejo que les dio Pepe Mujica: no ponerse delante de las tanquetas. Seguro que esos infelices se pusieron delante de las balas.

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