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sábado, 19 de enero de 2019

Recalculando Electoral (I) - Todos en contra y a favor de Lavagna… @dealgunamanera...

Recalculando Electoral (I) - Todos en contra y a favor de Lavagna… 
Lavagna en Cariló estos días. Fotografía: Revista Noticias

Confirmando que muchas veces lo que se dice es una proyección de lo propio, Elisa Carrió le dijo “viejo”. “Yo competí con Lavagna y él ya era grande. Hay que dejarles lugar a las nuevas generaciones. No tiene ni físico para gobernar, que deje al hijo y se deje de jorobar”.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 19/01/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Desde el kirchnerismo Alberto Fernández salió a decir que “a Lavagna lo están proponiendo para dividir la elección y llevarse un 15% de votos, están haciendo lo imposible para que Lavagna se convierta en un candidato atractivo”, pero “ningún candidato de Alternativa Federal puede ganar las elecciones. Hoy en día, si Macri quiere polarizar con Cristina Kirchner, pierde”.

Periodísticamente lo instalaron Perfil, el primer medio que le dio la tapa, y Noticias: Operación San Lavagna: el tapado del círculo rojo

Las coincidencias en la crítica del kirchnerismo y Cambiemos son sintomáticas, a ambos Lavagna les genera cierta inquietud.

Confirmando, también, que se alardea de lo que se carece, voceros del Gobierno salieron a ningunearlo y dijeron a Ambito Financiero que “Lavagna no es un cisne negro de la política”, en textual respuesta a la primera tapa de un medio sobre su candidatura a fin de diciembre pasado en Perfil, escrita por Gustavo González justo con ese título: Lavagna: el cisne negro de Macri y CFK. Y agregaron: “Nos conviene que juegue, nos sirve que haya muchos candidatos peronistas no kirchneristas de entre 8 y 12% de los votos, ese caudal va a ir luego a Macri en la segunda vuelta”.

Con la insolencia de la  ignorancia acostumbrada, ven a “Lavagna como el sustituto ideal del desinflado Massa” porque funciona como “una colectora de votos antikirchneristas para el ballottage: “Necesitamos otro candidato que refuerce la teoría de los tres tercios”.

Pero hasta hace poco el macrismo no apostaba a los tres tercios, sino a los dos medios, aprovechando la polarización y ganar en primera vuelta sin ballottage gracias al miedo que genera la ex presidenta. Si como el Gobierno dice “Lavagna no modifica el escenario electoral”, algo lo modificó y Lavagna sería una de sus consecuencias. A los fines no modifica el hecho de que hubo un cambio de escenario, y tanto el Gobierno como el peronismo no K y el kirchnerismo están recalculando su escenario electoral. Y no solo a Alternativa Federal (el peronismo no K) le surgió un candidato, también al socialismo de Santa Fe y al radicalismo disidente de Cambiemos.

Santa Fe es un túnel de viento perfecto porque allí siempre hubo tercios: el socialismo, Cambiemos y el peronismo. Con el peronismo unido entre el kirchnerismo representado por Agustín Rossi y el peronismo tradicional, por Omar Perotti. En las elecciones de 2017 acordaron que Perotti no le presentaba competencia a Rossi en las listas para diputados y que en 2019 Rossi no le competía a Perotti en una interna para gobernador. Pero apareció como precandidata a gobernadora otra María Eugenia, Bielsa, a quien ubican como más cercana al kirchnerismo pero salió a decir que Lavagna no sería un mal candidato.

Quienes apoyan a Lavagna en la provincia en broma imaginan que tanto el socialismo como el peronismo lleven como candidato presidencial a Lavagna en Santa Fe, haciendo un todos contra Cambiemos, dos tercios desafiando a Macri.

Santa Fe, al igual que tantas provincias donde no gobierna Cambiemos, desdobló las elecciones y se vota primero a candidatos provinciales y, luego, junto con la boleta a presidente, a legisladores nacionales.

Por eso no solo el socialismo de Santa Fe empuja la candidatura de Lavagna, para poder poner a sus candidatos a diputados nacionales junto a un candidato presidencial que no sea ni Cristina Kirchner ni Macri, sino también los nueve gobernadores peronistas de Alternativa Federal, muchos de los cuales se aseguraron su reelección provincial desdoblando las elecciones pero temen quedar prisioneros de Cristina Kirchner en la lista de legisladores nacionales al ir junto a la de presidente, si no encuentran un candidato nacional con algún arrastre.

Dilema que enfrentan, entre otros, gobernadores como Schiaretti en Córdoba, Gustavo Bordet en Entre Ríos, Mariano Arcioni en Chubut, y aunque él mismo no pueda ser reelecto, Juan Manuel Urtubey en Salta. Y otros a ser reelectos que, dependiendo del contexto, podrían estar con un candidato no kirchnerista, como los peronistas de Chaco, Domingo Peppo, y de San Juan, Sergio Uñac, quien a pesar de haber acordado con el kirchnerismo en su provincia fue uno de los primeros en sacarse una foto con Lavagna y decir que “tiene todas las condiciones para ser presidente”.  

El gobernador de Santa Fe dijo de Lavagna, después de visitarlo en las playas de Cariló, que “es una de las pocas figuras de la política argentina que genera consensos y que tiene en su haber el mérito de haber sacado a la Argentina de una crisis muy parecida a la que estamos viviendo, y de haberlo hecho con éxito. Un gran candidato a presidente porque es una figura de consenso, prestigiosa y valorada por los ciudadanos”.

Después, quien visitó a Lavagna en Cariló fue Miguel Ángel Pichetto, quien en la misma línea dijo que “tiene una lucidez extraordinaria, es un hombre comprometido con la realidad, es muy activo y dinámico.

Lleva muy bien su edad. Hay una tendencia en el mundo a la elección de hombres experimentados, el presidente de Estados Unidos (Donald Trump) está por cumplir 73 años”. Pichetto puso énfasis en desarmar el ataque a la edad de Lavagna.

El mejor ejemplo fue la foto de Pichetto con Lavagna calzando sandalias con medias y bermudas que se convirtió en trending topic de Twitter por lo anticuado de la combinación. Pero quienes salen a criticarlo creyendo que con eso dañan la candidatura de Lavagna deberían tener cuidado de no estar potenciándolo, como sucedió con Trump, Bolsonaro y otros candidatos de signo ideológico contrario, como es el caso de Lavagna, quienes, mientras eran ridiculizados en algunas características de su personalidad, subían en las encuestas.

Con un par de fotos veraniegas y un look demodé se viralizó. ¿Habrá demanda por salir de la grieta?

Tanto hizo Cambiemos por lucir moderno, nuevo y cool que asoció esos significantes con el macrismo como significado. Y todos los votantes que opinen que el Gobierno fracasó, tanto porque instrumentó una política económica equivocada como quienes crean que  Cambiemos hace lo que hay que hacer pero lo hace mal, y por uno u otro camino asocie macrismo con fracaso, podrán –por oposición– asociar los significantes opuestos a algo positivo.

Con o sin medias, Lavagna se adueñó del verano político, en contra o a favor todos pasaron a hablar de él. No es poca cosa en donde solo había lugar para la polarización Macri-Cristina. Pero falta mucho, y entre lo mucho ver quiénes pagan los 50 millones de dólares que cuesta una campaña presidencial.

Continúa mañana con: "Recalculando electoral (II). El tobogán de Massa y el socialradicalismo"



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sábado, 19 de noviembre de 2016

Argentina, festín financiero en plena recesión… @dealgunamanera...

Argentina, festín financiero en plena recesión…

El presidente Mauricio Macri saluda a la gente durante la inauguración de una carretera en Luján, el 10 de noviembre.  EFE

Tipos de interés del 26%, una moneda que se revalúa y un gran endeudamiento convierten el dinero argentino en el mejor negocio en plena crisis latinoamericana.

© Escrito por Carlos E. Cué el lunes 14/11/2016 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, España.

Argentina siempre va a contracorriente. Mientras toda Latinoamérica temblaba ante la llegada de Donald Trump, y el peso mexicano se devaluaba un 20%, el peso argentino se revaluaba por la entrada de dólares, aunque esta semana empieza con una caída.

Mientras todo el planeta bajaba sus tipos de interés, Argentina los subió este año al 38% y después de un ajuste los mantiene en el 26%. Mientras sus vecinos Chile, México, Colombia tienen inflaciones de 3%, 4%, 5%, Argentina se sitúa en el 40% en plena recesión, algo difícil de explicar en cualquier otra economía. Mientras muchos países latinoamericanos han decidido no endeudarse más y reducir su déficit, el Gobierno de Mauricio Macri ha iniciado el mayor proceso de endeudamiento de toda Latinoamérica, más de 45.000 millones de dólares emitidos este año y otros 40.000 proyectados el año que viene, aunque no toda es deuda nueva.

El Ejecutivo explica que la deuda es la única manera de evitar un ajuste mayor. Políticamente sería inviable, ya que está en minoría en el Congreso.

Macri tenía la ventaja de que Argentina, después de años de kirchnerismo, ruptura con el FMI, guerra con los fondos buitre y salida de los mercados financieros, estaba muy desendeudada. Argentina tiene margen, dice el Gobierno, no hay de qué preocuparse.







sábado, 14 de mayo de 2016

"La bella lección que nos viene del Sur".… @dealgunamanera...

La lección del Sur…


En la Argentina reducida a las cifras de la economía y las finanzas se nos invita a mirar los cien días del presidente Mauricio Macri, lo que equivale al 2% de los 4.579 días que gobernó el kirchnerismo, de los cuales, yo misma durante 3.650 días ocupé una banca en el Congreso de la Nación. De modo que, por más esfuerzo que haga para elaborar un análisis desapasionado, objetivo, sobre todo honesto, no puedo eludir el peso de esas cifras. 

© Escrito por Norma Morandini el sábado 19/03/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Aclaro: es una ironía, esa prima hermana del cinismo, ya que los números sirven para todo menos para contar las lágrimas si quisiéramos medir el pesar de todo ese tiempo en el que fui testigo de lo que no se cuantifica, la degradación democrática, corroída y corrompida por un poder personalista y una concepción totalitaria que buscó domesticar a la Justicia y canceló la deliberación legislativa.

Porque estoy entre los argentinos que temimos por la continuidad democrática, amenazada por lo que la niega, la obediencia del cuartel, el culto a la personalidad, el ocultamiento y la mentira, prefiero la coincidencia de los cien días con la rotura en Santa Cruz del glaciar Perito Moreno: en lugar de la oscuridad y la soledad de la última vez, ahora rompió a plena luz del día, entre aplausos de testigos. Un sinceramiento que como bella metáfora se puede aplicar a todo lo que vivimos en estos últimos cien días.

El rugido de una caída inevitable de lo que se veía como sólido, fuerte, y la conmoción ante un espectáculo compartido. El glaciar volverá a reconstituirse, lo que llevará un tiempo equivalente al mandato presidencial, cuatro años. Todavía estamos bajo el impacto de su rotura, la palabra correcta para nombrar la caída ya que se trata de un cuerpo sólido.

En cambio, las rupturas se dan cuando se destruyen los vínculos humanos, más difíciles de reconstruir cuando la ofensa, el insulto y la descalificación personal sustituyen la convivencia democrática. De modo que estos primeros cien días inevitablemente caen bajo la espuma y el rugido de la caída del kirchnerismo. No así sus prácticas. La impostación del relato que sirvió para sostener al gobierno de Cristina Kirchner se usa ahora para demonizar el de Mauricio Macri.

Años de confrontación cancelaron la deliberación democrática y los residuos del “relato” siguen tiñendo los análisis políticos. ¿Debe o no debe hablar de la herencia? Un debate equivocado. Si se trata de restituir la institucionalidad democrática y se respeta la capacidad de discernimiento de la ciudadanía, siempre es obligación de los gobernantes transparentar la información, lo que a la larga redundará en una sociedad madura que no se dejará engañar.

Los derechos humanos politizados para propagandizar el gobierno kirchnerista en estos tres meses se están utilizando para calificar al gobierno de Mauricio Macri de dictador. Medir el compromiso con los derechos humanos con la visita a la ESMA equivale a creer que alcanza con descolgar un cuadro de Videla. Otra banalización: la gestión de los gestos. Allí no están los muertos desaparecidos sino los fantasmas de lo que les hicieron.


Nadie conoce mejor los organismos internacionales de derechos humanos que aquellos que debimos acudir en busca de ayuda cuando imperaba el terror. Pero no se debe utilizar a los amigos extranjeros para mentir sobre un gobierno legitimado en las urnas. Es muy saludable que existan organizaciones humanitarias que velen por la dignidad y la libertad de los activistas sociales y humanitarios. Todos, no algunos.

Años de confrontación cancelaron la deliberación democrática y ofuscaron la misma idea de la democracia. Todavía entre nosotros confundimos negociación con trueque, el estadio más primitivo de la política y el consenso con la unanimidad: la gritería con debate, todos opinan sobre la opinión ajena, lo que desnuda la escasa conciencia cívica del respeto al otro y la pereza ideológica de reducir la realidad al slogan. Sin correr el riesgo de innovar en las soluciones.


Vivo estos cien días con el mismo espíritu de colaboración con el que estrené mi banca en el inicio del gobierno de Néstor Kirchner. A poco andar, descubrí la concepción de poder autoritaria. Fui una honesta opositora. No me alegra no haberme equivocado, De modo que no necesito sobreactuar mis críticas al nuevo gobierno, al que reconozco honestidad de intenciones y enormes dificultades.

Sigo creyendo que vivimos un tiempo crucial para definitivamente consolidar una cultura de convivencia y legalidad democrática, sin las urgencias de las emergencias y con la alternancia de ese bello glaciar que cada cuatro años disuelve sus témpanos en el lago Argentino para volver a empezar.


"La bella lección que nos viene del Sur".





sábado, 19 de marzo de 2016

Los 100 días… @dealgunamanera

  Los 100 días…


El PRO no se preparó para ganar y el Frente para la Victoria ni se imaginaba que iba a perder. El resultado es malo para el país. Aunque las encuestas verdaderas ya permitían vislumbrar el resultado, las dos fuerzas estaban instaladas en su rol de oficialismo y oposición. Sus estrategias y políticas se estructuraban en esos roles. Los que estaban en la Rosada presuponían que su plan de gobierno se podía trasladar en forma automática en el remoto caso de que pasaran a la oposición. Desde la oposición, el PRO pensaba lo mismo pero al revés. Pero no es tan fácil en ambos casos.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 19/03/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Parece un chiste la forma en que ahora los macristas defienden lo que antes bombardearon, como el secreto del acuerdo con Chevron, o ver las visitas a regañadientes de Macri a la ex ESMA o las críticas sin convicción al sector empresario por los aumentos en los precios. Ninguno tenía plan B y los problemas se van resolviendo sobre la marcha. Un resultado de esta situación de improvisación inevitable fue la negociación apresurada con los fondos buitre y sus malos resultados. Y la oposición quedó presa de las situaciones de hecho que va creando el oficialismo. No hay agenda opositora más allá de lo que dejan entrever los forcejeos y reacomodos de una interna donde los melones no terminan de acomodarse.

Es el momento de mayor fuerza del macrismo y el de mayor debilidad para el FpV. 49 a 51 fue el resultado, pero en la realidad esa proporción no duró ni un día. El triunfo fortalece y la derrota debilita, aunque la diferencia haya sido mínima. Así es la ley. Una parte importante de ese 49 por ciento que votó a Daniel Scioli, tras la derrota abrió una expectativa a favor del nuevo gobierno. Pese a la escasa diferencia del resultado electoral, a la semana el gobierno de Macri llegaba hasta casi el 70 por ciento de imagen positiva. Inmediatamente empezó a descender.

Al cumplirse los primeros cien días de gobierno –se toman como un simbólico período de gracia por experiencia histórica–, esa proporción es más o menos la misma que la del resultado electoral, pero con una carga diferente. Cada vez menos los problemas se identifican con la administración anterior, como sucedía en el resultado electoral y cada vez más comienzan a estructurarse con Macri como responsable. El horizonte no es bueno para el macrismo que perdió en estos cien días casi todo el plus que le había concedido el triunfo electoral.

Para la oposición, el balance tampoco ha sido positivo porque en estos cien días no ha podido encontrar un eje que la ordene en su nuevo lugar y quedó entrampada en la aceptación o el rechazo de lo que genera el gobierno. Para la característica volcánica del peronismo, esta podría considerarse una transición en calma hacia la oposición. Después de una derrota ha podido preservar el debate en su interior sin volcarlo al escenario general. Pero permanece en un clima de desconfianza, pases de factura y detonación de viejas inquinas al que se suma la necesidad de gobernar para los que tienen una gestión a su cargo, ya sean gobernadores o intendentes. En esta situación de desconcierto mutuo sale favorecido el macrismo, que encuentra en el gobierno más herramientas para la acción, desde la famosa caja con la que aprieta a los gobernadores, hasta la capacidad de una mayor iniciativa política.


El proceso que culminó en el acuerdo con los fondos buitre puso de manifiesto que el macrismo había tomado como prioridad este tema, pero sin diseñar una estrategia de negociación. El planteo se reducía a cerrar el diferendo. No a negociar. Los representantes argentinos simplemente aceptaron pagar lo que estipulaba el fallo del juez Thomas Griesa. Pero lo hicieron con tal impericia que no pudieron reaccionar cuando los buitres les corrieron el arco como habían hecho en las negociaciones anteriores. Fue una actitud ideologizada porque este gobierno tiende a pensar como lo hacen los ejecutivos de las financieras cuando negocian con los Estados, (son despreciativos y desconfiados de los funcionarios, no de los buitres) no piensan como debería hacerlo un Estado cuando negocia con estos fondos.

Por ideologizar de esta manera fueron incautos y nunca pensaron que esos fondos iban a aumentar sus reclamos y condiciones cuando vieran flaqueza del otro lado. Y la impericia fue mostrarse dispuestos y urgidos, vulnerables. Se la dejaron picando. Fue una mala negociación porque no pensaban negociar y fueron forzados a hacerlo sin tiempo porque estaban apurados por cerrar. Con este acuerdo se les paga más, incluso, de lo que ellos esperaban, y queda abierta la posibilidad de que esos mismos fondos pleiteen contra el país en base a los bonos ya reestructurados que ellos también poseen.

La razón del apuro fue la urgencia por reendeudarse. Ya se tomaron cinco mil millones de deuda y ahora se tomarán otros doce mil millones más. Esa enorme cifra es nada más que para pagar deuda. Ni un solo peso para reactivar a una economía que tras las medidas del gobierno se lanzó en picada al abismo de la recesión. En forma inminente tendrá que tomar más deuda. Los gobernadores han demostrado que respaldarán cualquier acuerdo que les permita endeudarse rápidamente para zafar del cepo que les pone el gobierno de Macri con la canilla del financiamiento.

Aunque el FpV no ve con buenos ojos esta decisión, los gobernadores de esta filiación asumen la posibilidad de endeudarse y la devolución del 15 por ciento de la coparticipación, como una vía que los independiza del gobierno central. En el caso de los gobernadores están entre la espada y la espada: pierden en lo inmediato si se oponen y pierden también si respaldan el acuerdo con los buitres.

Desde el kirchnerismo se pensó que el pago a los buitres establecería una línea divisoria, pero la realidad es más compleja y plantea sus urgencias. Por el otro lado, lo real es que el endeudamiento indiscriminado termina siendo un gol en contra. Con todas las restricciones que tenían en los mercados financieros, los gobiernos kirchneristas sumaron ahorro propio y alguna deuda, pero con organismos internacionales, y realizaron la mayor cantidad de obra pública de los últimos cincuenta años. Ese megaplan de obra pública se hizo con muy poca deuda.

Es paradójico, pero al macrismo le ha ido mejor en la política que en la economía: a pesar de ser minoría en el Congreso, consigue respaldo para medidas económicas que después no funcionan como esperaban. Pasaron los tres meses de gobierno y no han llegado las inversiones masivas del exterior, sacaron las retenciones y los productores rurales igual especularon para rendir sus dólares, devaluaron y los formadores de precios llevaron los precios a las nubes.

De la inesperada hiperactividad macrista de estos cien días no hubo una sola medida que favoreciera a los sectores de menor poder adquisitivo. La imagen de “gobierno de los ricos” –sin sentido peyorativo sino puramente descriptivo– empieza a circular en la sociedad como una síntesis que define al macrismo.

Al peronismo y al kirchnerismo les está resultando difícil encontrar el eje que los estructure en la oposición, aunque no hubo dispersión ni grandes divisiones. La salida de los 14 diputados del Bloque Justicialista resultó finalmente una sangría mínima que sirvió más para favorecer al macrismo que para debilitar al FpV. Hasta ahora predominaron el desconcierto y las recriminaciones o la búsqueda de chivos expiatorios de la derrota. Algunos intendentes aprovechan sus litigios territoriales para apuntarle a un Martín Sabbatella también hiperactivo. Otros apuntan a La Cámpora, que a su vez atraviesa una situación interna de inquietud.

Pero todas estas expresiones se asemejan más a los reacomodos lógicos en las nuevas relaciones de fuerza que a divisiones internas. Por esa característica el debate interno es pobre y no surgen de allí lineamientos que los ordenen. Kirchneristas y no kirchneristas están condenados a convivir si quieren generar una alternativa de poder en una situación económica muy deprimida que a mediano plazo se los va a reclamar. En vez de líneas divisorias tienen que encontrar un encuadre de reglas de juego y circulación de las decisiones para esa convivencia y recoger los nuevos reclamos de la sociedad para construir desde allí el rol de oposición política.



martes, 19 de enero de 2016

¿Cuánta verdad entra en el sinceramiento?... @dealgunamanera...

¿Cuánta verdad entra en el sinceramiento?...


El develo me desvela: ¿Cuánta verdad estamos dispuestos a tolerar frente al proceso de sinceramiento que vive nuestro país? Los velos se caen y desnudan todo lo que no se quiso ver. Desde la falsificación de los datos de las estadísticas oficiales a los nombramientos en la administración pública, desde la ideologización de los temas y problemas del país, “lo nacional y popular” para disfrazar el despojo de los recursos y engordar lo único que verdaderamente fue institucionalizado en la década pasada, la corrupción. Una práctica instalada y consagrada.

© Escrito por Norma Morandini el sábado 10/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En nombre de la intervención estatal se vació al Estado y se lo despojó de sus mejores profesionales, en general los menos obedientes. Se estatizó el discurso, pero las funciones fueron privatizadas al dejarla en manos de terceros, empresas amigas del Gobierno, o universidades dispuestas a encubrir esa distorsión.

¿Cómo el Estado puede regular o limitar a las corporaciones con clientes electorales, sin competencia ni idoneidad. Cuando esas organizaciones suelen ser más poderosas que los mismos estados y contratan a los mejores, los más preparados y capaces? Una cuestión de sentido común que desmiente las teorías de soberanía del relato que dominó la década.

La corrupción copó el Estado para delinquir y mató a centenas de nuestros compatriotas por el desdén, la irresponsabilidad y la codicia de los funcionarios que lejos de servir se sirvieron de la incredulidad o el autoengaño de buena parte de los argentinos que creyeron vivir una gesta histórica a tarjetazos de 12 cuotas y una eficaz maquinaria de propaganda oficial.

Fueron años en los que se hizo creer que la unanimidad política es garantía de gobernabilidad. Cuando, en realidad, se desmontaron los  controles, se acobardó a los jueces, adoctrinó a los periodistas, los espías del Estado fueron utilizados para la extorsión política, periodística o judicial. La sociedad se fue resignando, una parte, convencida de buena fe y otra, como sucedió siempre, aislada en su egoísmo personal o grupal.

Las mendaces declaraciones de todo tipo, los engaños y autoengaños pueden considerarse la infraestructura sobre la que se apoyó lo que simplificamos como “el kirchnerismo”. De todos los autoengaños, el que me quita el sueño es el que menos entiendo. ¿Cómo pudo ser que muchas personas de buena fe y, tal vez, mucha culpa no reconocida, hayan podido creer que el compromiso con los derechos humanos comenzó con la orden presidencial para descolgar el cuadro de Videla en la pared? Cuando en realidad ese gesto develó esa odiosa tradición argentina de hacer desaparecer lo que molesta, no se soporta y se busca aniquilar. Nunca entender, persuadir, conquistar domesticar o cambiar.

Tal vez porque resulta más fácil destruir que la laboriosidad del día en la construcción a largo plazo de la vida compartida, que es contradictoria, plural y cambiante como la vida misma. Pero sobre todo, demanda coraje para mirar de frente nuestros defectos y carencia. Sin la victimización de poner las culpas ajenas y la responsabilidad que cada uno de nosotros tuvo y tiene en lo que hoy padecemos.

La mentira política comienza a desmontarse, pero no habíamos imaginado su descomunal dimensión. Vale preguntar ¿cuánta verdad está dispuesta a tolerar una sociedad que fue complaciente, creyó “el relato”, se autoengañó y como otras veces en su historia contemporánea, a la hora de la verdad, llega tarde y por eso niega el espejo que le devuelve el rostro de su humillación y vergüenza? De la respuesta que nos demos, tal vez, encontremos el indicio del
 devenir.

Es menos grave autoengañarse que negar la realidad. Pero los seres humanos siempre podemos volver a empezar. Ese es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia y la imaginación de un mejor porvenir. Una tarea de todos.




lunes, 26 de octubre de 2015

Mauricio, Diego y Jorge... @dealgunamanera...

Brancatelli le contestó a Macri: "Los que me insultan son los mismos que piden un cambio"...

El periodista deportivo Diego Brancatelli. Foto: Flickr

El periodista le respondió al candidato presidencial de Cambiemos. Defensa Nac & Pop y prioridades diferentes.


Luego de que el candidato por Cambiemos, Mauricio Macri, difundiera una carta donde lamentaba los comentarios en las redes sociales contra el periodista oficialista Diego Brancatelli, el panelista salió a responderle: “Siento que queremos dos modelos de país diferente. Siento que tenemos prioridades diferentes”, señaló.

Mauricio Macri: En principio quiero agradecer tus palabras y tu solidaridad por los agravios hacia mi persona. Es contradictorio que quienes me insultan, agravian y amenazan son los mismos que piden un "Cambio" en la Argentina de hoy. También entiendo que sólo son un grupo minúsculo de personas que en general se esconden en las redes sociales. No son todos iguales. Vos lo demostraste en tu publicación.

Yo defendí y defiendo este proyecto. Con aciertos y errores. A veces con mayor o menor pasión, pero con honestidad. Con principios. Y como vos marcabas, muchas veces llevando esa discusión al límite folclórico como en el fútbol. Con alguna chicana pero que no deja de ser parte de la debate, sin querer faltarle el respeto a nadie. Sin insultar. Eso a muchos les debe molestar. Que no me calle nada. Claro, todos los que nos jugamos por una idea o un proyecto estamos expuestos a que nos descalifiquen o ataquen permanentemente.


Mauricio, siento que queremos dos modelos de país diferente. Siento que tenemos prioridades diferentes. Visiones de una Argentina distinta y eso tampoco te convierte en un enemigo. Yo NO lo tomo así. Pero si voy a luchar, a debatir mil horas (coincido con vos) por el país que creo justo. Y eso no tiene que molestarle a nadie.

Quiero, como vos, que a nuestro país le vaya bien. Quiero seguir repatriando científicos. Quiero más ARSAT en el espacio. Quiero que Aerolíneas Argentinas siga siendo del Estado. Quiero sostener la AUH. Quiero más y mejores Ferrocarriles (del Estado). Quiero más Universidades Públicas. Quiero más familias que accedan a su vivienda a través del Plan Procrear. Quiero más chicos que se sumen a Conectar Igualdad. Quiero proteger la Industria Nacional.


Quiero seguir ampliando el Calendario de vacunación. Quiero levantar las banderas de la igualdad y la inclusión. Quiero que millones de personas sigan recibiendo medicamentos en forma gratuita. Quiero que la salud y la educación sean pública. Y cada día de mejor calidad. Quiero que una pareja pueda cumplir el sueño de ser papás a través de la fertilización asistida. Quiero el Plan Nacer que garantiza la cobertura a embarazadas y niños de hasta 6 años. Quiero más y más jubilados. Quiero que el fútbol siga siendo para todos. Quiero paritarias.

Quiero seguir luchando por la vía democrática la recuperación de Malvinas. Quiero juicio a los militares responsables de la dictadura. Quiero un país a favor del Matrimonio Igualitario. Y puedo seguir....

También se lo que no quiero: No quiero que nuestro país se arrodille ante Griesa o el FMI. No quiero a una Ministra que les sacó a nuestros abuelos el 13% de sus bolsillos. No quiero una política económica que excluya a los más pobres. Decisiones como estas me hicieron enamorar (a mí y a millones de argentinos) de este proyecto. Estas cosas nos tendrían que unir a todos. Porque el amor vence al odio. Siempre.

Quiero felicitarte por la buena elección que ha hecho tu espacio político. Reitero y Agradezco el gesto en este momento a pesar de nuestras diferencias. Lo valoro mucho. Saludo atentamente

Diego Brancatelli.

© Publicado el lunes 26/10/2015 en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Carta de Mauricio Macri a Diego Brancatelii

Me entero por distintos lados que a personas que dijeron públicamente apoyar al kirchnerismo ahora los agreden a través de Twitter y Facebook. Algunos mensajes son chistosos y juegan con una rivalidad más o menos futbolera, pero otros son duras agresiones personales y descalificaciones que están al borde de la persecución política.

La verdad lamento mucho todo esto. Ese no es el cambio del que hablamos. No queremos perseguir a nadie, no queremos que todos piensen igual, no queremos uniformar las ideas. Al contrario! Queremos convivir, queremos aprender como sociedad a ponernos de acuerdo y discutir mil horas sin descalificar a nadie por pensar distinto. Tenemos que amigarnos con los vecinos, con la familia, con los demás.

El cambio ya empezó. El cambio consiste también en bajar la guardia. Ya está.

Le mando un saludo afectuoso a Diego Brancatelli.