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sábado, 26 de mayo de 2012

Y... Está difícil... De Alguna Manera...

Está difícil…

Hoja de afeitar Gillette y dólar… Dibujo: Pablo Temes.

Está difícil. Cada vez más difícil. O se volvió a poner difícil para quienes pensaban que el primer trimestre de 2012 fue el peor y en el segundo semestre mejoraría la economía. Presunción que se apoyaba en el mejoramiento del precio de la soja, en que parecía que Europa no entraría en recesión y en que las trabas a las importaciones que frenaron la actividad industrial durarían hasta julio, cuando el Gobierno tuviera los dólares que precisa para el pago de su deuda, que vence en agosto.

Pero no. Comenzando porque Europa empeora con nuevo impulso. No sólo la mayor cantidad de pronósticos se orienta hoy hacia la salida de Grecia del euro, sino que ya se augura que tras la salida de Grecia podrían seguir ese camino España o Italia y desquebrajarse la unión monetaria de Europa.

El dólar no aumenta únicamente frente al peso. El dólar aumenta frente al euro por los temores sobre el futuro que genera la moneda europea. Y también aumentó sobre el real, que se devaluó 30% en las últimas semanas.

Y cada vez que Brasil devaluó, presagió infaliblemente la llegada de alguna tormenta a la Argentina. En 2009 también el dólar pasó a costar más de 2 reales en Brasil (al año siguiente fue recuperando su valor, hasta volver a costar 1,60 por dólar y mantenerse así hasta hace pocos meses), y ese 2009 Argentina soportó la única recesión kirchnerista, con una caía del producto bruto del 3%, controlada dentro de todo porque el Gobierno tenía todavía más caja que hoy para aplicar medidas contracíclicas. Y si nos vamos más atrás, encontraremos que la megadevaluación brasileña de fines de los 90 fue la sentencia de muerte de nuestra convertibilidad.

Si Brasil devalúa su moneda el 30%, y si el euro también se devalúa frente al dólar el 15% respecto de su techo de hace unos años, el aumento del dólar en Argentina no sólo deberá reparar el efecto de la inflación interna para restablecer el equilibrio comercial y la competitividad.

Muy simplemente: el 30% de devaluación acumulada en Brasil en los últimos tiempos hace que muchos productores argentinos no puedan competir más dentro del Mercosur, nuestro principal mercado, si Argentina no acompaña el mismo ritmo devaluatorio, que incluye el 30% que se devaluó el real más el porcentaje de mayor inflación en Argentina que en Brasil.

Y ése no es el mayor problema: en esta misma columna el sábado pasado se enumeraron las ventajas que tendría para el Gobierno argentino acelerar los aumentos del dólar oficial y sus controlables consecuencias inflacionarias si termina de cerrar las paritarias con incrementos salariales en porcentajes iguales o menores a la inflación del año anterior.

Otro problema es el recrudecimiento de la crisis europea, que –aunque no sea el principal mercado para las exportaciones argentinas– afecta el nivel de crecimiento de la economía mundial, donde las nuevas previsiones empeoraron los pronósticos anteriores de una leve salida de la crisis.

La caída de la actividad industrial en Argentina no fue una excepción. EE.UU., China, Brasil, India y obviamente Europa están registrando reducciones preocupantes. En España, sede de las casas matrices de varias de las principales empresas extranjeras en Argentina, la situación es calamitosa: se pronostican dos años completos más de recesión, con caídas del producto bruto en 2012 y 2013.

Otros indicadores del enfriamiento global de la economía son que en los últimos cuarenta días el valor promedio de todas las empresas que operan en las Bolsas del mundo cayó 10%. Y que ni las commodities energéticas se salvan, porque el precio del petróleo bajó 15% el último mes (esto puede ser bueno para la situación actual de Argentina, que importa energía).

Cuando a fines del año pasado los pronósticos económicos mundiales eran iguales o peores que los actuales y la soja amenazaba con costar menos de 400 dólares, el Gobierno anunció la eliminación progresiva de los subsidios. Luego, con la soja a 500 dólares, desactivó el fin de los subsidios. No habría que descartar que las nuevas luces amarillas de la economía mundial refloten la ortodoxia y una reducción del gasto público por el camino de la reducción de subsidios.

El Gobierno es mucho más pragmático de lo que parece; también retrocede, aunque lo disimule muy bien con la teatralidad de personajes como Moreno.

Otra dificultad creciente es el déficit de las provincias. El Gobierno nacional le avaló a Córdoba una emisión de deuda por 200 millones de dólares. Córdoba, como prácticamente todas las provincias, viene emitiendo deuda en pesos a plazos exiguos de pocos meses, lo que requiere continua renovación, como si las provincias fueran pymes que no califican para un crédito de largo plazo. La provincia de Buenos Aires sólo pudo emitir 50 millones de dólares de deuda de los aproximadamente 2 mil millones que precisaría, y el resto sale a buscarlo también como una pyme en default, con renovaciones continuas a plazos brevísimos y tasas caras.

Así como las devaluaciones de Brasil preanuncian crisis en Argentina, cada vez que la provincia de Buenos Aires entra en insolvencia la Nación sufre las consecuencias.

Todos miran a La Plata.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 25 de Mayo de 2012.