domingo, 1 de mayo de 2022
Río Revuelto... @dealgunamaneraok...
domingo, 13 de marzo de 2022
Acuerdo con el FMI. Divide y no soluciona nada... @dealgunamaneraok...
Acuerdo con el FMI. Divide y no soluciona nada...
Panorama desolador: tarifazos, aumento de impuestos, inflación desmedida y falta de empatía de la clase dirigente.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 12/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Parece un loop que la historia se empecina en repetir. Argentina siempre puede estar peor. Precisamente eso es lo que el acuerdo para la refinanciación de la deuda con el FMI refrendado por la Cámara de Diputados evitará en el corto y mediano plazo. El default hubiera significado para nuestro país la caída al abismo.
Más allá de lo que pueda ocurrir en la siempre impredecible Cámara alta, el consenso alcanzado en Diputados dejó más heridos de lo esperado y expuso de manera brutal las ya evidentes divisiones dentro del Frente de Todos contra Todos y de No Tan Juntos por el Cambio. Vamos por partes.
Argentina está en carne viva. La gente no soporta más vivir con una inflación galopante, abrumada por impuestos y por la falta de trabajo. Nada de esto mejorará luego del acuerdo para el que el Gobierno tuvo que ceder como nunca antes lo había hecho al quitar del proyecto de ley los dos anexos que le reclamaba la oposición: el Memorando de Políticas Económicas y Financieras y el Memorando Técnico. El primero era una suerte de plan económico de emergencia que contenía un fuerte ajuste que, como siempre, debería afrontar la gente sin ningún esfuerzo por parte del sector público.
La oposición no estaba dispuesta a pagar el costo político del ajuste avalando con su voto las medidas que allí se detallaban; menos aún cuando ya se sabía que la mitad del oficialismo no votaría el proyecto de su propio partido. En rigor de verdad, Máximo Kirchner, su madre y La Cámpora nunca vieron a Alberto Fernández y sus funcionarios como propios. El Presidente fue para ellos solo un trago amargo que debían tragar para recuperar el poder y mantener los fueros que le permitirían mantenerse a resguardo del avance de la Justicia. AF y su ministro de Economía Martín Guzmán fueron los grandes perdedores de la semana. El joven ministro se expuso más de la cuenta en la Comisión de Presupuesto y Hacienda al defender con vehemencia la necesidad de incluir su plan económico como contraparte del acuerdo.
La política es ingrata y, como los votos escaseaban, nadie dudó en pulverizar los esfuerzos de Guzmán y borrar de un plumazo su trabajo, su esfuerzo y su reputación –ya bastante vapuleada–. Es justo decir que, en la situación que se encuentra la Argentina, una nueva línea rectora ordenadora de la economía doméstica es más que necesaria. El planteo de Guzmán tenía cierta lógica, pero carecía por completo de timing político. Eso le recriminaron varios diputados opositores en el patio externo de la sala de comisión del ala “C” del anexo del Congreso: “Estamos para aprobar la refinanciación de la deuda, no un plan económico de emergencia. El ministro tuvo dos años de gobierno para ordenar las cuentas, intentar bajar el gasto público y armar una hoja de ruta consistente y no lo hizo o no lo dejaron.
La bronca con Gerardo Morales volvió a estar a la orden del día. Muchos le achacan haberse cortado solo.
Justo ahora quiere presentar todo de golpe por exigencia del Fondo aplastando a la mayoría de la gente” –exclamó un diputado que formó parte de las negociaciones para pulir el proyecto. Guzmán sabe que quedó muy debilitado. Su viaje a Houston no fue casualidad. Sergio Massa tomó las riendas de la negociación y el ministro no estuvo en la puntada final del acuerdo que él mismo diseñó.
Lo que ocurrió dentro y fuera del recinto ya es historia conocida, pero dejó mucha tela para cortar. El jefe de La Cámpora no bajó para dar quórum y ningún diputado de la agrupación se anotó en la lista de oradores tal vez, para evitar un mal mayor. Entrada la madrugada y a último minuto el hijo de la vice en funciones ingresó al recinto. Su voto fue no positivo, pero la ley fue aprobada por amplia mayoría. Los legisladores del FdT que permanecieron en sus bancas masticaban bronca y le advertían a la oposición que “no se les ocurra probarse el traje de héroes porque ellos no habían salvado al país del default, sino que eran los responsables primarios de la situación”.
Chicanas y chiquitaje de quienes –por cola de paja– se sentían parias de su propio espacio político que no los acompañó. Una vergüenza cuya única explicación es la fractura absoluta como sello final de un gobierno bifronte. En No Tan Juntos por el Cambio, las cosas no salieron mucho mejor. A pesar de la victoria política que significó imponer los cambios al proyecto original, corrió mucha agua debajo del puente.
“Sabés lo que pasa, al final del día y con el paso de los años, la historia va a señalar que votamos a favor del acuerdo, nadie va a recordar las negociaciones de último momento para evitar un proyecto que era un desastre para la gente. La épica que hoy festejamos, quedará en el olvido” –dijo con razón un referente opositor. La bronca con Gerardo Morales volvió a estar a la orden del día. Muchos le achacan haberse cortado solo y cultivar su cercanía con Sergio Massa, uno de los pocos que salvó la ropa. Para colmo de males el jujeño se despachó con un tuit donde felicitaba especialmente a todos los miembros de la coalición, menos a sus compañeros del PRO. Una estudiantina innecesaria. Habrá que esperar qué ocurre durante el comienzo de la semana y cómo se asienta el nuevo escenario.
En el medio está la gente abrumada por un horizonte poco alentador: tarifazos, aumento de impuestos, inflación desmedida y la falta de empatía de una clase dirigente que prefiere cortarse las venas, antes de achicar de una vez por todas el gasto público.
(Esta columna fue escrita en viaje hacia Ucrania. Nuestro próximo encuentro del domingo seguirá las alternativas del conflicto bélico desatado por la invasión rusa a su vecino país).
domingo, 9 de enero de 2022
Idas y vueltas. Acuerdos que no llegan… @dealgunamaneraok...
Idas y vueltas. Acuerdos que no llegan…
“Vidala para mi
sombra” María E. Vidal. Dibujo: Pablo Temes.
El Gobierno aleja al país del
mundo y la oposición mantiene viva su división entre halcones y palomas.
Escrito por Nelson Castro el sábado 08/01/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Se habló y discutió durante más de diez días. La idea inicial del
Gobierno era que el ministro de Economía, Martín Guzmán expusiera
ante los gobernadores y jefes de bloque de la oposición sobre lo actuado en la
negociación con el Fondo Monetario.
Una forma de evacuar
dudas, pero sobre todo, de comprometerlos de algún modo en los pasos a seguir
para alcanzar un acuerdo que cada vez se torna más lejano. La invitación
dividió las aguas de No Tan Juntos Por el Cambio. En el PRO halcones y palomas
definieron que participarían en una reunión virtual antes del encuentro de la
mesa nacional de la coalición que tuvo lugar el jueves. El tema también se
discutió con vehemencia en la cumbre opositora y hasta ameritó el envío de un
comunicado oficial en el que confirmaron su asistencia, pero reclamaron al Gobierno
que “traiga información concreta sobre cuáles son los pasos a seguir para que
la Argentina retome el camino de crecimiento”. Sin embargo, el convite con el
ministro entró en una nebulosa sin fecha y lugar definidos al menos hasta la
tarde del viernes.
La cumbre de los líderes
de la oposición estuvo lejos de ser amable. Germina allí un empeño inentendible
por transitar el camino de la borrasca. Otra vez, el blanco de las críticas fue
el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, quien había dicho días atrás y
públicamente que: “la deuda la contrajimos nosotros, lo
menos que podemos hacer es ir a escuchar a Martín Guzmán”. Sus
palabras sonaron como un tiro por elevación a Mauricio Macri y su gestión ya
que los radicales cercanos a Morales siempre se sintieron –y con justa razón–
al margen.
“Los desplantes y pases
de factura a esta altura no conducen a nada. Parece que las heridas de algunos
no cierran. Nosotros aprendimos de nuestros errores ya es momento de mirar para
adelante”–dijo un dirigente del PRO apuntando directamente contra el jujeño.
También es cierto que Morales se ha venido mostrando intransigente en casi
todas las negociaciones que le ha tocado encarar y eso empieza a ser un
problema señalado por todos en el equipo amarillo.
“Siempre habrá temas por
discutir y acordar, pero empieza a preocupar ese resentimiento que termina
siendo disfuncional para todos. La unidad no está en discusión, pero necesita
de cierta armonía. No se puede vivir en un terremoto constante” –dijo otro
referente de la oposición más cercano al radicalismo disconforme con los
últimos vaivenes del partido.
Finalmente –y a
destiempo– María Eugenia Vidal habló.
Dijo que en su gobierno no se armaban causas y condenó los dichos de su ex
ministro de Trabajo Marcelo Villegas: “La expresión no constituye
delito, pero es absolutamente repudiable e injustificable”. Aclaró además, que
ya se pidieron las disculpas del caso y que se inicia el “camino de la
reparación”.
Insuficiente.
Todos estamos de acuerdo en
que gremialistas de la talla del Pata Medina hicieron mérito propio para tener
que dar explicaciones a la Justicia. Pero también es cierto que episodios que
involucran espías, funcionarios e intendentes, terminan sin una explicación
lógica y corren el riesgo de convertir en víctimas a los victimarios. Vidal
solo se limitó a decir que la AFI deberá dar explicaciones por lo ocurrido. Una
condena muy tibia para una agrupación oscura que estaba espiando a su propio
gobierno.
En el Frente de Todos
contra Todos las aguas parecen calmas. Es tan solo una apariencia. No solo por
las evidentes dificultades para cerrar un acuerdo con el FMI sino porque
parecen haber vuelto los cruces y declaraciones públicas entre los dos bandos
del oficialismo. Alberto Fernández había dicho que “no se puede hacer política
con la pandemia”. Debería recordárselo a Nicolás Kreplak, el impulsivo ministro
de Salud bonaerense que responde al Instituto Patria.
En medio del pico de
casos de Covid-19 y
del colapso de los centros de testeo el gobierno nacional habilitó –con buen
tino– el uso de autotest hogareños para descomprimir esa situación. En este
marco, el Dr. Kreplak no perdió la oportunidad para salir a decir públicamente
que los test rápidos de antígeno “son peligrosos porque se hacen sin capacitación
y tienen muchas dificultades”.
Más allá que la
discusión sobre las dificultades y falta de certezas sobre los autotest existe,
hubo en la declaración del ministro una intencionalidad política evidente.
“Olvidate, ya sabemos que nos van a venir a marcar la cancha cada vez que
puedan. Sobre todo Kreplak y Daniel Gollán en todo lo referido al virus y
Kicillof y sus amigos en todo lo referente a la economía” –asumió una fuente
parlamentaria cercana al Presidente.
Hacia el abismo.
Alberto
Fernández dio otro paso en
dirección al precipicio al asumir la presidencia de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La convalidación de los regímenes
antidemocráticos y totalitarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua que se hace
desde esa organización, habla de por sí, de su inconsistencia e
intrascendencia. ¿Aceptaría AF vivir en un país donde a los opositores se los
persigue y se los encarcela? Seguramente no.
Entonces, ¿por qué calla ante semejante flagrancia? En la visión del pseudoprogresismo que encarna el kirchnerismo los abusos y violaciones de los derechos que se cometen en regímenes dictatoriales de izquierda son tolerables. Los de derecha, en cambio, no. He aquí una demostración clara del relativismo moral. Por lo demás, es poco probable que el gobierno de Joe Biden se sienta particularmente atraído por ayudar al gobierno de la Argentina.
“El presidente Fernández parece no
comprender cómo funcionan las cosas aquí” –comentaba en la fría mañana de
Washington un importante funcionario de carrera del Departamento de Estado.
Si lo que el Gobierno
pretende es alejar a la Argentina del mundo, hay que reconocer que lo viene
logrando con creces.
lunes, 1 de noviembre de 2021
Francisco dijo No… @dealgunamaneraok...
Res, non verba. Papa Francisco. Dibujo:
Pablo Temes
Trastienda del intento
de cumbre de Alberto F con el Papa. La imagen argentina, muy afectada.
El Papa fue terminante: “No voy a recibir al presidente Alberto Fernández
por la sencilla razón de que ningún papa recibe a un presidente cuando su país
está en medio de un proceso electoral”.
© Escrito por Nelson Castro desde la Ciudad de Roma,
República de los Italianos.
Una fuente inobjetable
del Vaticano contó en detalle lo que sucedió. Hubo funcionarios del gobierno
argentino –cinco– que llamaron a la Santa Sede para gestionar la entrevista con
el Sumo Pontífice. Para el Gobierno, una foto del Presidente con Francisco era
una carta electoral importante. Lo rudimentario de este pensamiento no deja de
asombrar. En 2013, Cristina
Fernández de Kirchner buscó denodadamente la foto de Francisco durante la
Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.
Alberto Fernández
llegó a Roma con el objetivo de obtener apoyos concretos para la compleja
negociación que el gobierno argentino está llevando adelante con el Fondo
Monetario Internacional para acordar mejores condiciones de pago para la pesada
deuda contraída durante la gestión de Mauricio Macri. Curiosamente, el marco de
la pandemia ha hecho que el tema de las ayudas a los países más pobres esté
sobre la mesa de las discusiones de los líderes del mundo, categoría a la que
no pertenece el actual jefe de Estado ni ningún otro de la Argentina. Nuestro
país carece de centralidad desde hace décadas y nada parece augurar que esto
vaya a cambiar en el presente ni en el futuro inmediato.
En este ámbito de mayor comprensión hacia los países con
problemas graves de deuda, el Presidente choca con tres problemas puntuales: el
primero es el endurecimiento del discurso de campaña contra el FMI y la
actividad empresarial; el segundo, la falta de un plan económico concreto; y el
tercero, las dudas que hay en cuanto a quién tiene el poder real.
Dos fuentes del
entorno de Olaf Scholz, el actual ministro de Finanzas y casi seguro futuro
canciller de Alemania, señalaban la sorpresa que produjo en Merkel y Scholz el
conocimiento de algunas de las últimas expresiones del ministro de Economía,
Martín Guzmán. Su virulencia sorprendió. Lo mismo se aplica al Presidente.
Lo mismo se aplica
para la debilitada Kristalina Georgieva. La directora gerente del FMI tiene
hoy poco margen de poder para maniobrar acuerdos por fuera de las estrictas
normas que le impone el board del organismo internacional.
La imagen
internacional del gobierno argentino es mala. Esto no es ninguna novedad, más
allá de los aspectos formales de lo que suceda con las reuniones que mantenga
AF en este fin de semana como el lunes y el martes en Glasgow durante la cumbre
del Cambio Climático.
A la hora en que
escribimos esta columna desde Roma, el gobierno argentino sigue bregando por
una reunión bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Esa foto con “el compañero Biden”, como lo llaman algunos
funcionarios de los que forman parte de la comitiva presidencial, sería un
logro para AF. Fernández y Biden se habrán de conocer durante esta reunión y
habrá entre ellos algún intercambio de palabras circunstanciales.
De acá. Volviendo al ámbito local, en la UCR
sienten que tienen la fuerza para poner un presidente en la Casa Rosada. En
realidad, el impulso de luchar dentro de Juntos por el Cambio y de “dejar de
ser el furgón de cola de la coalición”.
El acto en Ferro dejó
su mensaje. Se trata de una intención manifiesta de señalar que van a disputar
el poder de cara a 2023 pero siempre dentro de la coalición como marco político
necesario.
El que avisa no traiciona.
Sin embargo, hay
quienes prefieren dejar los manifiestos de lado y volver al pragmatismo del
trabajo en el terreno.
Por eso, el día del
acto en Ferro Martin Lousteau, uno de los hombres fuertes de la UCR, estuvo en
Catamarca para apoyar a los candidatos a senadores y a diputados siguiendo con
su estrategia de recorrer el país, en especial las provincias que eligen
senadores. Lousteau cree que ahí se juega la clave del futuro: primero poder
sacarle el quórum a Cristina Kirchner en la Cámara alta y recién después de las
elecciones encarar todas las discusiones puertas adentro que deben darse para
definir roles y protagonismos. “El posicionamiento interno debe estar en un
segundo plano frente al debate sobre la construcción de un verdadero plan de
salida para el país en 2023”, aseguran en su entorno.
Dentro del ala
amarilla de JxC aceptan la discusión de sus socios, aunque la consideran
“prematura y teñida de cierto tufillo de revancha”. El principal apuntado fue
Gerardo Morales por su ímpetu y sus formas. De todos los que se expresaron en
contra de la decisión del ex presidente Mauricio Macri de no presentarse a
declarar y luego de mostrarse rodeado de partidarios el jueves en el juzgado de
Dolores, fue el más duro al compararlo con el kirchnerismo.
No cayó
nada bien.
“No fue una
movilización armada al estilo K acarreando gente en colectivos bajo amenaza de
no cobrar los planes sociales. Fue un acompañamiento espontáneo de dirigentes
que quisieron estar ahí”.
El escenario actual de cara a las elecciones del 14 de
noviembre es fluctuante. “La foto al día de hoy muestra un resultado ajustado
en la Provincia. Pero atención: las boletas recién están saliendo a la calle y
en sectores del Conurbano como La Matanza hay gente que aún no termina de asociar
a Santilli y Manes dentro del mismo equipo. La semana que viene esto se debería
revertir y ocasionar un despegue con un escenario más preciso”, admitió una
fuente inobjetable de Juntos que conoce la PBA.
Respecto a la interna
y la lucha de poder que se produce entre la Unión Cívica Radical y los
referentes del macrismo, la misma fuente aseguró: “Me consta que todos hicieron
el esfuerzo que debían para que haya paz. La unidad es el camino. Después
lógicamente hay diferentes temperamentos y apetencias personales. Pero no
debería haber sobresaltos”.
La realidad convierte el potencial en un imperativo que debe cuidarse a toda costa: no puede haber sobresaltos si se quiere construir una alternativa real, capaz de enfrentar al kirchnerismo y cambiar el rumbo de nuestra alicaída república.