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domingo, 12 de mayo de 2024

Nada cambió. El Ferrocidio sigue ahí… @dealgunamanera...

Nada cambió. El Ferrocidio sigue ahí…

Bienvenidos al tren, Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Tras el accidente de Palermo, es obvio que nadie sabe a ciencia cierta cuál es el nivel de acción de los organismos de control del Estado.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 12/05/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La tragedia estuvo a punto de enseñorearse otra vez en el atribulado devenir de la Argentina. De milagro no se produjeron víctimas fatales, luego del tremendo choque de trenes ocurrido en la media mañana del viernes pasado en las vías del Ferrocarril San Martín a la altura del puente que cruza la avenida Figueroa Alcorta. Víctimas fatales es un eufemismo que se usa para evitar hablar de muertos. La baja velocidad a la que iba el tren de pasajeros que embistió a “La Liviana” –nombre con que se denomina en la jerga ferroviaria a la formación compuesta por una locomotora y un furgón que estaba reparando un tramo de la vía, que viene desde la estación de Retiro– hizo que sólo hubiera heridos y politraumatizados. 

El recuerdo de la Tragedia de Once, sucedida el 22 de febrero de 2012 a las 8.36 de la mañana, fue y es inevitable. Es menester recordar que allí la historia terminó de la peor manera ya que perdieron la vida 51 personas. Falta de mantenimiento, ausencia de controles, obsolescencia del material rodante y corrupción fueron las causas que llevaron a ese desenlace. Fueron la crónica de una tragedia anunciada. Pasaron 12 años, dos meses y 20 días de aquella jornada lúgubre, y, como se ve, nada ha cambiado. Todo sigue igual lo que, en los hechos significa peor.

Desde el nefasto momento en que el expresidente Carlos Menem junto a su ministro de Economía, Domingo Cavallo, hicieron aquel anuncio –lamentable y erróneamente celebrado por muchos–, que postulaba  “ramal que para, ramal que cierra”, se ha vivido un deterioro imparable de gran parte de la vasta red ferroviaria de nuestro país. Se cerraron más de seiscientas estaciones sólo en la provincia de Buenos Aires, hiriendo de muerte a pueblos enteros que quedaron incomunicados y fueron condenados al abandono y la desaparición. Aquel hecho fue el pasaporte que dio paso a ese verdadero disparate. La red ferroviaria debió haber sido cuidada como un verdadero tesoro. 

Hoy en día, los países que marchan a la cabeza del desarrollo privilegian al tren como un medio de transporte altamente seguro y amigable para el medio ambiente. Recuperar lo que se perdió es lisa y llanamente imposible. Hace ya cinco años un informe de la Asociación Latinoamericana de Ferrocarriles determinó que el transporte en camión es dos veces más caro. En Argentina sólo el 5% de la carga comercial se transporta por vía ferroviaria. Esos números se mantienen inalterables. ¿Cómo se explica semejante atraso con cálculos tan elocuentes? Aquí calza perfecto la figura y el imperio que el sindicalista de camioneros Hugo Moyano supo construir al calor y con la complicidad del poder.

El clan Moyano y el grupo de obsecuentes y patoteros que lo rodea ha servido como fuerza de choque y contención de varios de los gobiernos peronistas. Los Moyano son uno o varios grupos empresariales, beneficiados por el poder de turno. Representan la figura perfecta del sindicalista empresario que se posiciona de ambos lados del mostrador. Compañías de servicios de salud, empresas de construcción, negocios en el fútbol, son sólo una muestra de su imperio. Basta con una pregunta para correr el velo al entramado de negocios sucios y poder: ¿Quiénes son los clientes de estas empresas? La respuesta es muy sencilla: la obra social de Camioneros, el sindicato de Camioneros, la Federación de Camioneros, la mutual de Camioneros, el Club de Fútbol Camioneros y el Club Independiente (durante el lapso en que Moyano fue presidente de esa institución cuyo final fue vergonzoso. 

En la actualidad el conspicuo integrante de la casta sindical conserva suficiente poder para imponerse con sus caprichos y decisiones. El mejor ejemplo fue la reforma laboral que no pudo ser convertida en ley tal cual estaba pensada. Efectivamente el corazón de la reforma laboral se fue a la basura. Los sindicatos festejaron la continuidad de los aportes solidarios que cada trabajador debe hacer a su gremio aunque no esté afiliado. Lo mismo ocurrió con la ausencia de sanciones a los bloqueos empresariales, una práctica llevada adelante por la patota de Camioneros en reiteradas oportunidades. Entre otras cosas, la llamada caja sindical ha quedado intacta. Ésta es una descripción de una pequeña parte de la realidad que estanca el crecimiento y la prosperidad de la Argentina como Nación. El final de los trenes que se inició con la soberbia de un expresidente, siguió adelante con la complicidad de los que lo sucedieron en el poder.

El robo de cables y los déficits de mantenimiento del Ferrocarril San Martín –y seguramente de las otras líneas– viene siendo denunciado desde mediados del año pasado. El tema del robo de cables en particular, habla de la degradación social que se vive desde hace ya demasiados años en nuestro país. El riesgo de morir electrocutado en el intento es un ejemplo de la inconsciencia y la marginalidad de quienes cometen tamaño vandalismo. Tan solo queda imaginar la desesperada situación y la falta de apego a la vida de quienes se embarcan en esa locura. Circula en las redes un video de un trabajador ferroviario que, en julio del año pasado, lo explicó y denunció con todas las letras. Sin embargo, durante el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, nada se hizo, tanto para evitar esto como para subsanar sus consecuencias. Nada parece haberse hecho tampoco en este gobierno para enmendar esta realidad.

Nadie sabe a ciencia cierta cuál es el nivel de acción y/o eficacia de los organismos de control del Estado. Se recuerda siempre que, en los meses previos a la Tragedia de Once, la Auditoría General de la Nación había emitido un informe donde alertaba sobre la posibilidad de accidentes graves en el Ferrocarril Sarmiento, al que nadie prestó atención. Nada parece mostrar que en el presente las cosas sean diferentes. Asistimos impávidos a lo que Juan Carlos Sena describió a la perfección en su libro como: “El Ferrocidio”.



domingo, 17 de marzo de 2024

Tiempos turbulentos… @dealgunamaneraok...

 Tiempos turbulentos…

Axel Kicillof. Dibujo: Pablo Temes.

Nadie se salva en una Argentina que intenta salir adelante, mientras es víctima de sus propios males.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 16/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El Gobierno sufrió su segunda derrota legislativa en poco más de un mes. La primera vez sucedió cuando decidió retirar el proyecto de ley “Bases y Puntos de Partida para la Liberación de los Argentinos” –algo desprolijo y pocas veces visto en la vida parlamentaria–, la segunda, el jueves pasado, cuando el Senado rechazó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del 17 de diciembre. En el caso del DNU, además, despuntó una situación de crisis entre el Presidente y la vicepresidenta. El enojo de Milei contra Victoria Villarruel se hizo público, no bien se confirmó la convocatoria a la sesión de la Cámara Alta. “La relación entre los dos, está rota desde hace tiempo”, señalan varias voces desde las entrañas del oficialismo. El epíteto más liviano que se escuchaba por los pasillos del poder contra la vice en esas horas de enojo incontenible, de Milei y de su entorno, era el de “traidora”. En las redes, los trolls del mileísmo se expresaban con una agresividad mucho mayor. Los pocos que, con algo de sentido común, consideraban que había hecho lo correcto, lo decían en voz baja para no caer en la lista negra. “Hizo lo que tenía que hacer, pero por favor, no me nombres” –se atajó un funcionario.    

Villarruel le había advertido a Milei que el Gobierno se encaminaba a sufrir una derrota contundente en el Senado.  También le advirtió que no tenía mucho margen de maniobra para postergar indefinidamente el tratamiento del DNU. El kirchnerismo tiene el dominio numérico de la Cámara Alta, por lo que, con la colaboración de algunos otros opositores, hubiera logrado el quórum por iniciativa propia.

Los gobernadores saben que necesitan del gobierno nacional para no arriesgarse a pasar un invierno malo

El episodio tuvo, en principio, dos consecuencias adversas: la primera fue que lo puso al Gobierno frente a la dura realidad de su debilidad en el ámbito legislativo, lo cual lo complica fuertemente. El oficialismo debe asimilar que el 56% de los votos con los que ganó la elección, no tiene un correlato ni en las gobernaciones ni en el Congreso. Para decirlo con más claridad: el Gobierno no tiene los legisladores suficientes ni en la Cámara de Diputados ni en la Cámara de Senadores. Además, lo ocurrido el jueves, sumado a lo que pasó tanto con el proyecto de ley ómnibus, como con el DNU, ha terminado por envalentonar a la oposición en su objetivo de atacar y poner en jaque no sólo estos proyectos, sino también la gobernabilidad. La vicepresidenta es una mujer muy inteligente y siempre supo que la aventura de gobernar en minoría le traería interminables dolores de cabeza. Una fuente parlamentaria recreó una cruda charla que tuvo con Villarruel meses antes de asumir el poder. Ambos estaban a la salida del Salón de los Pasos Perdidos, que está contiguo al recinto donde se llevan a cabo las sesiones de Diputados en el Congreso. El intercambio fue el siguiente:

X: Victoria, ¿ya tenés jefe de prensa?

V: No, por ahora, me voy a arreglar sola.

X:Pero si llegan a ser gobierno, no podés seguir así.

V: ¿De dónde querés que saque gente, si somos cuatro gatos locos?

X: Imagino que lo decís en sentido figurado

V: Te digo que somos cuatro. Los de confianza, no llegamos ni a los dedos de una mano.

A sabiendas de esta realidad, en las redes del kirchnerismo no cede el deseo de hacer caer al Gobierno.

El segundo punto tiene que ver con la credibilidad y confiabilidad que genera el Gobierno. En el Fondo Monetario Internacional la inquietud aumenta en tanto y en cuanto, no se ve ninguna voluntad por parte del Presidente de buscar acuerdos con los diversos sectores de la vida política argentina. Del mismo modo, la confiabilidad por parte de los distintos grupos empresariales, que apoyan la mayoría de las medidas del oficialismo objeta su método de confrontación permanente. Temen, con fundamento, que la soga termine por romperse. Un hombre de negocios lo describió utilizando una metáfora circense: “Por más que seas el león, no podes correr a todos con el látigo y el banquito”.

La tensión en la relación con los gobernadores aflojó, pero no terminó. Los líderes territoriales saben que necesitan del gobierno nacional para no arriesgarse a pasar un invierno malo. De hecho, uno de los entredichos que dejó la semana que pasó tuvo como protagonistas a las principales figuras de la UCR. Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, gobernadores de Mendoza y Corrientes respectivamente se enfrentaron a Martín Lousteau (presidente del Comité Nacional) por haber votado en contra del DNU en el Senado. Junto con Leandro Zdero (Chaco) y Carlos Sadir (Jujuy) firmaron un comunicado rechazando de plano la decisión del líder de Evolución. “Lousteau viene envalentonado, porque alcanzó un nivel de simpatía puertas adentro del partido que ni siquiera había soñado. Pero con estas actitudes termina votando junto al kirchnerismo. Podría haberse abstenido” –aseguraron en el entorno de unos de los gobernadores del norte. El vínculo de Milei con el centenario partido, parece no tener retorno y este tipo de acciones no ayuda a pacificar las aguas. La decisión es clara: ser una oposición responsable, asertiva, pero no destructiva. Que se lo vayan a explicar al Presidente.

Un fiscal implacable

Hablando de relaciones rotas, en la CGT siguen inquietos. Pablo Moyano, volvió a amenazar con un paro para “fines de marzo o principio de abril”, la eventual medida de fuerza, todavía está verde y muy lejos de reunir consenso interno de Los Gordos. Anida en el hijo del líder camionero un espíritu antidemocrático, que sólo sabe apagar el fuego con nafta. Todavía no entendió que la sociedad argentina les ha dado la espalda y ha terminado de comprender que el mote de “casta” les calza perfectamente.

Por estas horas aciagas, el ajuste y la presión sobre la clase media ha dejado de ser exclusividad del Gobierno. En la Provincia de Buenos Aires el gobernador Axel Kicillof fulminó a los contribuyentes con la suba de impuestos en bienes inmobiliarios, urbanos edificados, tierras rurales y patentes. Para que se entienda bien: el dueño de un automóvil nacional de gama media con cuatro años de antigüedad debe abonar más de 150 mil pesos de patente. El preferido de la ex vicepresidenta, está haciendo malabares para que no se le caiga la careta a la hora de criticar al primer mandatario por la suba de precios.

Nadie se salva ni resiste un archivo en tiempos turbulentos de una Argentina que intenta salir adelante, mientras es víctima de sus propios males.



   

domingo, 1 de octubre de 2023

Escándalos y despilfarros… @dealgunamaneraok...

Escándalos y despilfarros…


"En plan balita"... Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En el tramo final de la campaña, la Argentina es un laberinto de incongruencias donde todo es posible.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 30/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El hecho político de mayor resonancia de la semana ha sido el de las 48 tarjetas de débito –a nombre de personas–, que supuestamente trabajaban en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, y que Julio “Chocolate” Rigau usaba para sacar dinero a través de los cajeros de la sucursal del Banco Provincia, ubicada a metros de la sede legislativa. Claramente ese dinero estaba destinado a la caja negra de la política. El hecho de corrupción involucra a todas las estructuras partidarias: Frente de Todos, Frente Renovador, Cambiemos, y un largo etcétera. 

La investigación periodística de Josefina López Mackenzie y Fausto Jaime ha desnudado una trama de ilegalidad y corrupción de la cual se aprovecharon y beneficiaron todos los partidos. Los datos muestran de manera indubitable, cómo los prestanombres iban pasando de un bando al otro para justificar una circulación de dinero absolutamente espuria. Por eso el silencio, sólo interrumpido por las voces de algunos dirigentes políticos. Es un silencio estruendoso acerca de una trama que también abarca a sectores del Poder Judicial. La Justicia allanó el Banco Nación por las contrataciones de familiares, y de “Pity, la numeróloga”, lo que representa el inexplicable e insólito fallo absolutorio de los jueces Juan Antonio Benavidez y Alejandro Villordo, con fundamentos aberrantes ante el peso de la evidencia de un delito a cuyo autor se lo descubrió in fraganti. 

Lo significativo del hecho es que éste no es el único caso. Como se informó en la edición online de PERFIL del jueves último, el 20 de septiembre de 2018 se descubrió un hecho similar que involucraba a la Legislatura de Entre Ríos. Ese día, la policía fue tras los pasos de Flavia Beckman, María Victoria Álvarez y Esteban Scialocomo, quienes habían retirado dinero de un cajero por medio de tarjetas de débito, pertenecientes a empleados de la Legislatura entrerriana de la sucursal del Banco de Entre Ríos, situada en la esquina de la avenida Ramírez y Pasteur de la ciudad de Paraná. Los casos podrían multiplicarse sin fin. Estamos frente a la constatación de un modus operandi de la política. 


El costo de esta monstruosa maquinaria de corrupción es incalculable. El Poder Legislativo en sus distintos niveles –Congreso de la Nación, Legislaturas provinciales y Concejos Deliberantes– son un vergel de contrataciones fuera de control, de la cual coparticipan desde siempre todos los partidos con aceitada complicidad. Este hecho trae a la memoria el caso de los ñoquis del Senado, denunciado por el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez en 2002. Por si alguien lo olvidó, aquel caso quedó en la más absoluta nada. ¿Sucederá lo mismo ahora? 

El otro escándalo que la semana nos dejó, fue la repudiable ola de contrataciones que Silvina Batakis avaló como presidenta del Banco Nación. La Justicia allanó la entidad luego de la denuncia de la diputada Graciela Ocaña, por las contrataciones de familiares y amigos. Entre los hechos denunciados, aparece la designación del exmarido de Batakis y los servicios prestados por Verónica Laura Asad, más conocida como “Pity la numeróloga”, por pedido de la gerenta general del Banco, María del Carmen Barro quien, además, está en la mira de la Justicia por la contratación de su marido, su hijo y un amigo. Pero todavía hay más. La inmoralidad de Barros quedó demostrada por la increíble cifra que se “regaló” como salario mensual: nada más y nada menos que 9 millones de pesos. Es preciso recordar que Batakis fue la funcionaria que, al frente de la cartera de Economía, se atrevió a viajar a Estados Unidos sin un plan y duró en el cargo apenas 24 días. Asumió con el dólar blue en 239 pesos y lo dejó en 314. El riesgo-país aumentó 164 puntos y durante su fantasmagórica gestión rozó los 3 mil puntos. En medio de la falta de dólares fue autora de la frase: “El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”.  


Semanas después de su renuncia fue filmada por un turista argentino en el Apple Store de Nueva York, lo que provocó una catarata de críticas. Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Un ejemplo más, de la doble vara moral del kirchnerismo. En un país normal su carrera habría estado terminada. Pero en la Argentina, Alberto Fernández le dio como premio consuelo la presidencia del Banco Nación. “El Presidente reconoce y agradece el compromiso que demostró al sumarse al Gabinete”, indicó Presidencia en el comunicado de la designación. Increíble, pero real. 

En los últimos siete días el dólar blue saltó de 750 pesos a 800. El problema de base sigue siendo que el Banco Central no tiene poder de fuego para salir a intervenir y los veinte días que restan para las elecciones generales son una eternidad. Por eso Sergio Massa envió a Guillermo Michel (titular de Aduana devenido viceministro) a conversar con los capos de las cerealeras, para que liquiden las tenencias de divisas en su poder. Cosa poco probable, más allá de los portazos y golpes sobre la mesa, cuando todos los sectores de la economía dan por hecho una devaluación del tipo de cambio en los primeros días del próximo mandato. “Estamos por encarar las horas de mayor inestabilidad”.  

Las semanas previas a las elecciones siempre fueron traumáticas en la Argentina, pero esta vez actúan como agravante los despilfarros que Massa viene haciendo para tratar de conseguir un resultado más holgado. “No tenemos por qué hacernos cargo de las consecuencias del plan platita” –dijo un empresario visiblemente molesto.  

En No tan Juntos por el Cambio, el equilibrio interno pende de un hilo. Justo, cuando parecería que Patricia Bullrich logró apuntalar su campaña, las desavenencias internas vuelven a estar a la orden del día. En el PRO están furiosos con el radicalismo por su poco compromiso con la coalición, y desde la UCR responden con gestos de indiferencia y libertad de acción. La amalgama que une al frente opositor se convirtió en un delgado hilo que tiene destino de ruptura, salvo que Bullrich logre entrar al ballottage para disputarle el poder a Javier Milei. Para eso debe destronar a Sergio Massa, señalado como favorito en las encuestas. 

Es inentendible que un ministro de Economía, que llevó a todos al borde de una hiperinflación con niveles de pobreza alarmantes, tenga chances de llegar a la segunda vuelta. La Argentina es hoy un laberinto de incongruencias donde todo es posible. 



  

lunes, 2 de enero de 2023

Reculando en chancletas… @dealgunamanera...

 Reculando en chancletas…

El fallo de la Corte sobre la Coparticipación. Dibujo: Pablo Temes   

El desconocimiento del fallo de la Corte sobre la coparticipación desató un vendaval.

© Escrito por Nelson Castro el viernes 30/12/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

El presidente Alberto Fernández y profesor de derecho –como le gusta enfatizar– fue protagonista, una vez más, de llevar a la Argentina al abismo, empujado por una parte significativa del Frente de Todos contra Todos, más un grupo de 14 gobernadores peronistas.

El fallo de la Corte Suprema que ordenó la restitución del porcentaje de coparticipación que el gobierno nacional le quitó a la Ciudad de Buenos Aires en tiempos de pandemia, dinamitó los nervios de la vicepresidenta en funciones y sus laderos. 

La labilidad del Presidente no deja de sorprender, a pesar de que ya ha hecho historia por su incapacidad para resistir cualquier archivo. Esta vez arremetió con furia contra el máximo tribunal, aseguró en línea con la mayoría de los gobernadores peronistas que “el fallo es de imposible  cumplimiento” y llegó a decir más adelante: “La Corte no me puede decir que le pague a la ciudad”. Resultado: en menos de siete días tuvo que volver sobre sus pasos. El gobierno nacional, luego de tamaño circo que dejó al país en medio de un conflicto de poderes, pagará a la ciudad con bonos. El pequeño elenco de moderados invitó a pensar al profesor de derecho para que entienda que estaba incurriendo en un alzamiento contra otro poder del Estado. La secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, fue una de las personas de confianza del Presidente que lo hicieron reflexionar. Pero hay otros motivos. La lluvia de denuncias penales fue torrencial, y el tembladeral en la economía era una amenaza de ejecución casi automática.

El procurador General porteño, Gabriel Astarloa, denunció el martes penalmente al presidente Alberto Fernández por el delito de desobediencia del fallo de la Corte. La Ciudad no fue la única. La presentación en tribunales se sumó a otras similares radicadas por legisladores de la oposición. El PRO, la Coalición Cívica de Elisa Carrió y otros legisladores de JxC, como Graciela Ocaña, avanzaron con diferentes denuncias penales que se diferenciaban solo por su dureza y alcance. Alberto Fernández, Juan Luis Manzur –jefe de Gabinete de Ministros–, Sergio Massa –ministro de Economía–, Raúl Rigo –secretario de Hacienda–, Wado de Pedro –ministro del Interior– y Silvina  Batakis –presidenta del Banco de la Nación– entre otros, por la presunta comisión de los delitos de sedición, incumplimiento de los deberes de funcionario público y desobediencia.  

Se complica el “vamos viendo” 

El ministro de Economía, Sergio Massa, además de ser uno de los primeros en intentar despegarse de la maniobra, lógicamente puso el grito en el cielo. “Sergio no puede creer que hayamos hecho todo lo posible para llegar a fin de año con relativa tranquilidad y ahora dinamiten todo con esta jugada infantil”, repetían en su entorno. De hecho, hay quienes afirman que fue suya la idea de pagar con bonos a la ciudad para salir del planteo de desobediencia que no hizo otra cosa que recalentar la economía por la falta de seguridad jurídica que implicaba la postura inicial. El mejor ejemplo fue la disparada del dólar, que alcanzó el récord de 356 pesos a mitad de la semana. 

Cuentan fuentes del Palacio de Hacienda que el secretario Raúl Rigo estaba furioso y muy preocupado. Lo mismo dejaron trascender desde el Banco Nación. Silvina Batakis había logrado olvidar por un momento su triste y fugaz paso por el Ministerio de Economía y ahora debía afrontar una serie de denuncias que la ponían contra las cuerdas. En un gobierno que se maneja con reacciones viscerales e impulsos repetitivos que no pasan por el tamiz del lóbulo frontal de sus principales funcionarios, todos están en peligro. 

El desacato hacia la Corte hubiera dejado a la Argentina al mismo nivel que Venezuela. Desde la Casa Blanca no tardaron en advertir la situación. En medio de los planes y el delicado equilibrio con el Fondo Monetario Internacional, esto no le convenía a nadie, y los representantes de los Estado Unidos en el país se lo hicieron saber a los funcionarios argentinos. Todo se volvería mucho más complicado. 

Del otro lado de la grieta, Horacio Rodríguez Larreta buscó capitalizar el papelón a su favor. Se endureció y se mostró renuente a aceptar el pago de la deuda por coparticipación en bonos y aprovechó para sumar a su gobierno y a su equipo presidencial nuevos y viejos nombres. El más destacado es el expresidente del Banco Central Martín Redrado.

Sin embargo, los desencuentros siguen a la orden del día en No tan Juntos por el Cambio. Es increíble que la coalición opositora con más chances de hacerse cargo de un próximo gobierno no logre refinar sus modales en la discusión pública y ponerse a tono con lo que pide la sociedad: ejecutividad, seriedad, pero, sobre todo, unidad, paz y concordia de cara a 2023. 



    

lunes, 26 de septiembre de 2022

Realidad Disociada... @dealgunamaneraok...

 Realidad disociada…

Carlos Menem 2021. Dibujo: Pablo Temes.

Como Carlos Menem, Cristina impulsa ampliar la Corte Suprema. Una tradición del peronismo.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 24/09/2022 y publicado por el diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Lo más significativo del alegato de Cristina Fernández de Kirchner fue no solo la falta de refutación de índole jurídica a las acusaciones en su contra, sino que, además, aburrió. Fue una larga catarsis llena de consideraciones políticas, razonamientos rayanos con el disparate y mentiras. A la ex presidenta en funciones se la vio desenfocada y desangelada. Su oratoria ha perdido fuerza. Le falta el punch que supo tener en otros momentos. La causa principal de ello es la imposibilidad de rebatir el peso de las evidencias de las maniobras de fraude al Estado pergeñadas por su difunto esposo y continuadas por ella durante sus dos presidencias. 

Puede que sea difícil probar la existencia de una asociación ilícita. Pero, más allá de ello, de lo que no hay duda es que los negocios entre los Kirchner y Lázaro Báez constituyeron delito que dio pie a una defraudación al erario público. Todo es tan claro que, lo único que les quedó a la vicepresidenta y a su abogado, Carlos Beraldi, fue el ataque a los fiscales Diego Luciani y Sebastián Mola a quienes se los vinculó con el fallido atentado criminal del que fue víctima CFK. Como se ve, el pensamiento delirante de la ex  presidenta en funciones no tiene límites.

En su alegato, la vicepresidenta insistió con un concepto más propio de las monarquías absolutistas que de las democracias republicanas. Para ella, el hecho de haber sido elegida por medio del voto popular la hace intocable ante las investigaciones judiciales originadas por delitos cometidos en el ejercicio de la función. Es un pensamiento exactamente similar al de Donald Trump. Si este dislate tuviese viabilidad, la posibilidad de luchar contra la corrupción en los estamentos del poder quedaría aniquilada. Sería imposible. Por ello es que, para CFK y sus secuaces, la división de poderes es un drama; un problema sobre el cual hay que poner manos a la obra. De ahí el intento de ampliación del número de miembros de la Corte Suprema. Fue lo que hizo el ex presidente Carlos Menem no bien asumió el gobierno. 

La institucionalidad y el concepto de república siempre han sido un problema para el peronismo desde su fundación. “El remanido argumento de los discursos de odio, la idea de una falsa persecución política y judicial, la fantasía de que toda esa telaraña en su contra es porque no se le perdona el bien ejercido sobre las clases populares en sus doce años de gobierno, se caen de un plumazo con los resultados sobre la mesa. La gente está cada vez peor, parada en la vereda de enfrente de dirigentes políticos y sindicalistas millonarios”, –aseguró un diputado nacional del peronismo que no comparte esos argumentos.


Anidan en el fondo de las creencias erróneas y enfermizas de la vicepresidenta y sus acólitos las ideas de ingratitud e incomprensión, propias de los gobernantes que se creen todopoderosos y exigen para sí mismos un lugar de máxima grandeza en la historia. Algo bastante parecido a un culto personal disociado de la realidad. El odio y la persecución son los nuevos hilos conductores de un relato, que hace agua por todos lados, y que las principales voces del oficialismo repiten a coro en todos los medios de comunicación.

En la fase política del plan de subsistencia, el próximo paso será terminar con las PASO. Las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias fueron creadas por el kirchnerismo en el año 2009 con el argumento de lograr una mayor apertura de los partidos en la selección de candidatos, evitar los personalismos y las elecciones “a dedo” en el seno de cada agrupación. Apenas 13 años más tarde el oficialismo pugna por borrar con el codo lo que había escrito para perjudicar a la oposición, facilitar la contienda electoral a los gobernadores peronistas y encolumnar al partido, si fuera necesario, tras una única figura que evite la dispersión del voto. 

Cambiar las reglas de juego de manera antojadiza es otra característica diferencial que está en la génesis del kirchnerismo. “Si vamos a ser justos, también hay que decir que en la propia oposición hay posturas divididas, pero es cierto que no es lo más sano cambiar de cancha en la mitad del partido. Acabar con las PASO beneficia directamente al oficialismo que necesita un poder concentrado, sin desafíos o rupturas internas y, al mismo tiempo, le quita una herramienta de orden interno a JxC que hoy por hoy no está haciendo pie a la hora de definir candidaturas”, –aseguraron en el entorno de un gobernador del Norte argentino.

En la arena política dan por sentado que el proyecto de ampliación de la Corte Suprema no pasará la prueba en la Cámara baja. Pero nadie se anima a decir lo mismo respecto del destino de las elecciones internas.

Mientras los juegos perversos del poder se mantienen a la orden del día, millones de argentinos hacen malabares para llegar a fin de mes. La inflación es el problema central que se mantiene sin respuesta. En los próximos renglones del plan “vamos viendo” dos cartas asoman en el sin fin de manotazos de ahogado: el comienzo del Mundial y la aceitada máquina de imprimir billetes. Pan y circo para una sociedad cada vez más abrumada.