domingo, 6 de noviembre de 2022

Lula da Silva y el giro al centro que le dio la victoria… @dealgunamaneraok...

 Lula da Silva y el giro al centro que le dio la victoria… 

Si bien al principio la elección mostraba arriba a Jair Bolsonaro, a lo largo de la jornada Lula logró imponerse como ganador. Fotografía: CEDOC

El centro logró vencer a uno de los polos ideológicos en Brasil, pero el gobierno de Lula estará sitiado por una oposición fuerte.

© Escrito por Claudio Fantini el domingo 06/11/2022 y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

Aunque la izquierda lo tuvo como candidato, Luiz Inacio Lula da Silva no llegó a esta elección como candidato de la izquierda. En ésta pulseada electoral lo que él representó fue mucho más allá de su partido. Fue el candidato de una mitad de Brasil que expresa, a grandes rasgos, la cultura liberal-demócrata. En ese Brasil centrista muchos rechazan a Lula, pero es mayor el rechazo que sienten por el autoritarismo caricaturesco de Jair Bolsonaro.

 

Intentando capitalizar de manera oportunista el resultado de la elección en Brasil, regímenes y liderazgos izquierdistas de la región proclaman que ha ganado la izquierda. Por sus fobias raciales, sexuales y sociales, las derechas duras y los conservadurismos recalcitrantes proclaman lo mismo que la izquierda oportunista: “En Brasil ganó el izquierdismo”.

Podrán inundar las redes vomitando desprecio a quienes opinen lo contrario, pero lo ocurrido en Brasil es
 un reñido triunfo del centro (no el “centrao”, que en Brasil es un enjambre de partidos entregados al negocio político) contra uno de los extremismos en alza de este tiempo: el conservadurismo oscuro.

En un país partido al medio, ganó la mitad que defiende las diversidades, el Estado secular y la democracia. 
La otra mitad es el Brasil conservador, hoy guiado por políticos y pastores evangélicos para quienes la mitad liberal-demócrata es el “enemigo” que quiere destruir la familia, la tradición y la propiedad.

El Brasil liberal-demócrata tiene como mayor exponente a
 Fernando Henrique Cardoso. El lúcido ex presidente parece entender mejor que Lula que el país se partió en los mismos términos que se está partiendo el mundo, y considera que Bolsonaro expresa en Brasil lo que Vladimir Putin se ha lanzado a liderar a escala mundial: el conservadurismo religioso, sexual y cultural, que es nacionalista, enemigo del cosmopolitismo y de las diversidades, y partidario del regreso a las tradiciones como antídoto contra la globalización.

Al conservadurismo antiliberal que lidera Putin, 
en Estados Unidos lo encarna Donald Trump, en Turquía Reccep Erdogán y en Europa el húngaro Viktor Orban, el italiano Matteo Salvini y los franceses Marine Le Pen y Eric Zemmour, entre otros; mientras que en Latinoamérica tiene como mayor exponente a Bolsonaro.

Lula percibe lo que Cardoso entiende en profundidad. El economista liberal que inició un ciclo virtuoso como ministro de Hacienda de Itamar Franco y luego lo consolidó como presidente en dos períodos consecutivos, entendió también que el popular Lula da Silva era la figura capaz de unificar tras de sí la porción liberal-demócrata en la batalla crucial contra el conservadurismo reaccionario que avanza a paso redoblado en Brasil y buena parte del mundo.

A pesar de su mediocridad intelectual y discursiva,
 Bolsonaro sacó ultraderechistas del closet, debilitando a la centroderecha. A millones de brasileños que se auto-percibían conservadores de centro, les activó el instinto ultraconservador, haciéndoles brotar sus fobias más oscuras.Como ocurre con las feligresías de izquierda, los que adhieren con fervor de secta a Bolsonaro no ven siquiera la perversidad de aparecer tras 46 horas de silencio con un mensaje confuso respecto al reconocimiento del resultado, mientras su gobierno anunciaba la transición, por lo tanto reconocía que habrá traspaso de poder. 

Huntington acierta sobre el choque de culturas. Pero se trata de un conflicto intracultural. Dentro de cada cultura, el tradicionalismo conservador embiste contra modernidad liberal.
 Lula tiene el instinto de la cultura liberal-demócrata, que es cosmopolita, secular y pro-diversidad, pero no lo racionaliza en sus discursos. De haber entendido el rol de su liderazgo en este choque, sus gobiernos no habrían tenido la política regional demagógica de coquetear con la izquierda autoritaria que lideraba Hugo Chávez.

Después de su segundo mandato,
 Fernando Henrique Cardoso respaldó sutilmente la llegada de Lula a la presidencia, entendiendo que Brasil necesitaba un “Felipe González”, o sea un izquierdista que no aplicara el dogmatismo marxista sino el pragmatismo socialdemócrata para dar garantías de capitalismo.

A esta altura del proceso democrático, 
la lucidez de Cardoso le permitió ver más allá de las poses de Lula. También fue capaz de ver, más allá de la mediocridad intelectual y de la personalidad desequilibrada de Bolsonaro, el trabajo de aglutinar el conservadurismo que se encontraba disperso y sin líderes unificadores.

Cardoso vio que detrás del liderazgo esperpéntico de Bolsonaro, había un trabajo meticuloso entrelazando a la derecha militarista, el conservadurismo religioso y los grupos con fobias sociales, raciales y sexuales. 
El más prestigioso exponente de la centroderecha y del liberalismo de matriz progresista entendió que Lula debía encabezar la crucial batalla electoral. Por eso se lanzó de lleno a respaldar su campaña.

La centroderecha brasileña tiene excelentes dirigentes. 
Todos apoyaron a Lula porque entienden que es el líder más competitivo para representar el centro e impedir la consolidación de un conservadurismo autoritario que desmantele el sistema liberal-demócrata en un segundo mandato de Bolsonaro. La misma batalla se ve en urnas europeas y en el avance del trumpismo embistiendo contra la centroderecha y los  socialdemócratas en Estados Unidos. Una batalla que también se libra con armas y está desangrando a Ucrania.

No hay uniformidad en los bloques
. En la vereda del nacionalismo conservador-religioso que encabeza el presidente ruso hay liderazgos que se autoperciben de izquierda y que han producido avances en el terreno del feminismo y la diversidad sexual en cuanto percibieron que era un terreno políticamente fértil. Pero lo que comparten con Putin y regímenes oscurantistas como el iraní, es confundir antiimperialismo con antinorteamericanismo, además de la cultura autoritaria que desprecia a la democracia liberal.

Muchos exponentes de izquierdas autoritarias en Brasil y otros países apoyaron a Lula, igual que hubo demócratas que apoyaron a Bolsonaro. Pero en la pulseada que se libró en las urnas del gigante sudamericano, 
el líder del PT representó lo que está en su naturaleza y no en sus poses. Por eso volvió a encabezar una amplia coalición que va desde la centroderecha a la centroizquierda, expresando fundamentalmente el centro. En definitiva, lo que está situado en las antípodas de un extremo del arco político no es el otro extremo, sino el centro. 



    

sábado, 5 de noviembre de 2022

Sobre las PASO. Modificar las reglas… @dealgunamaneraok...

 Sobre las PASO. Modificar las reglas…


Patricia Darth Vader. Dibujo: Pablo Temes. 

Cuando el kirchnerismo no puede ganar en la cancha, quiere cambiar el árbitro.
 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/11/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

“Yo siempre haré lo que diga el pueblo”, le dijo María Eva Duarte de Perón a la multitud que le pedía que aceptara la candidatura a la vicepresidencia de la Nación para acompañar a su esposo, el general Juan Domingo Perón, en lo que se denominó “la fórmula de la patria”. En su afán de protagonismo infinito, Cristina Fernández de Kirchner apeló a una frase con reminiscencia de aquella pronunciada por Evita el 22 de agosto de 1951: “Voy a hacer lo que tenga que hacer para que nuestro pueblo pueda realizarse y recuperar la alegría”, dijo el viernes en el acto de la Unión Obrera Metalúrgica.

La interpretación de este párrafo deja abierta claramente la puerta a su candidatura presidencial. La incógnita es algo de lo cual los políticos en general y la ex – presidenta en funciones se valen para crear expectativas en torno de sí. ¿Fue este el primer paso del operativo clamor? De ser así, no parece haber sido muy auspicioso.

Su alocución fue desordenada, contradictoria y, por momentos, delirante. La acepción segunda del significado de la palabra delirio que da la Real Academia Española de la Lengua lo define como disparate o despropósito. Eso es lo que representa la adjudicación hecha por CFK al macrismo de estar tras el intento fallido de asesinarla por parte de los integrantes de la así llamada “banda de los copitos”.


 

A la oratoria de la expresidenta en funciones le faltó el punch de otras ocasiones. La actitud del auditorio –bullicioso y poco generoso en el aplauso– fue un buen termómetro de ello. En verdad, aplaudieron más al secretario general de la UOM, Abel Furlán, cuyo discurso pareció durar una eternidad. Salvo el cantito alusivo a la candidatura de CFK para 2023, la concurrencia demostró no haberse conmovido por su discurso, que fue más corto que lo esperado, una confirmación más de que su perorata distaba de otras que supieron ser más explosivas y, por ende, de mayor impacto.

 

Les pasó facturas a la CGT, al Presidente y a los movimientos sociales junto con el consabido “¡ah, pero Macri!” cada vez más obvio y, por consecuencia, cada vez menos efectivo. También fue obvia la defensa que hizo de Sergio Massa. De todos modos, hay un detalle interesante para señalar: no pudo hablar de ningún logro puntual de la gestión del ministro de Economía. Solo dijo que Massa “está haciendo un enorme esfuerzo”. Está claro que el ministro es la única opción que tiene el oficialismo para evitar la debacle económica.

 

Esto explica el silencio del kirchnerismo ante las expresiones del viceministro, Gabriel Rubinstein, quien dijo ante la Comisión de Hacienda del Senado que hay que bajar el déficit fiscal y alertó sobre el riesgo de sufrir un proceso hiperinflacionario.

 

En otras circunstancias, CFK hubiese estallado de ira y exigido su renuncia. “En este momento Massa y Cristina son los únicos que pueden respetar un acuerdo de convivencia”, dijo una fuente del instituto Patria. De todas maneras, se sintió el reclamo que le hizo al Gobierno para que les otorgue a los trabajadores una suma fija por fuera de las paritarias, aunque nada dijo acerca de la suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Es una muestra evidente de la contradicción que para ella significa proponer esa medida, que es propulsada por lo más rancio del kirchnerismo.

 

Habló, en cambio, de algo que supo mencionar el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro: el proyecto de eliminar las elecciones intermedias. Esto es consecuencia de las derrotas que el kirchnerismo sufrió en las elecciones de medio mandato en 2009, 2013, 2017 y 2021. A sus “cualidades” de contradictoria, delirante, confusa y poco apegada a la verdad, la expresidenta en funciones debe agregarles otra: la de obvia.

 

 

Cada vez que el kirchnerismo no puede ganar en la cancha, intenta cambiar de árbitro o modificar las reglas del juego. En vísperas de un año electoral, esta actitud reviste mayor gravedad.

 

También resulta obvio el intento de despegarse de su propio gobierno. CFK detesta a su criatura política y reconoció que las decisiones “hay que evaluarlas en el momento en que fueron tomadas”. Más claro, agua.

 

Despegarse del Gobierno para culpar de todo a Alberto Férnandez es el plan evidente que se ha puesto en marcha.

 

En la oposición hacen todo lo posible para darle vida futura al proyecto kirchnerista. Peleas, exabruptos, personalismos y traiciones están a la orden del día. “Con el cabaret opositor y emprolijando un poco los números de la economía tenemos todas las chances para 2023. Ni hablar si la jefa decide postularse”, dijo un reconocido kirchnerista del ala dura.

 

Efectivamente lo que está ocurriendo puertas adentro de Juntos por el Cambio es algo que solo se explica por el afán de poder y protagonismo. Hace muy poco tiempo desde el PRO criticaban a los miembros de la Unión Cívica Radical por sacar los trapitos al sol cada vez que embestían contra sus “compañeros” de coalición. Pero el equipo amarillo colapsó internamente y le dio aire al oficialismo.

 

Una oposición desmembrada que no discute ideas ni propuestas no es garantía de cambio y debería ser consciente de que, sin concordia y sin racionalidad, las chances electorales del kirchnerismo crecen. Si no generan acuerdos sostenidos y muestran madurez política, una parte importante de la sociedad no se lo perdonará jamás.




   

Inteligencia Artificial desarrollada por la Universidad de San Andrés… dealgunamaneraok…

Presentan el primer coche autónomo nacional: cómo funciona, cuánto costó y cuándo podría salir a la calle 


Tuneado. El vehículo es un Ford Fusion Hybrid 2017. Viene de fábrica con un sistema drive-by-wire que permite controlar por computadora los comandos del auto. Le sumaron sensores y software IA..

Es único en Latinoamérica. Se trata de un Ford Fusion, Hybrid modelo 2017 que fue intervenido por la empresa DataSpeed. Los algoritmos desarrollados por los investigadores permiten que el cerebro del auto reciba datos de cámaras de video, un radar y un GPS sofisticado, y maneje el volante, el motor y los frenos del auto, siguiendo un circuito predeterminado. El proyecto fue desarrollado por el Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica (Linar) de la Universidad de San Andrés. Uno de los principales objetivos es contribuir al desarrollo de la inteligencia artificial en el país. 

© Escrito por Enrique Garabetyan el sábado 04/11/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Esta semana, por primera vez, un vehículo autónomo cuyo “software” de manejo está siendo íntegramente desarrollado en Argentina, por ingenieros e investigadores locales, exhibió en público sus actuales habilidades conductivas: recorrió media docena de circuitos con curvas, zanjas y obstáculos, en un predio cerrado. Todo eso llevando pasajeros y un conductor que, en ningún momento de la prueba, tocó el volante o los pedales. El único “comando” dado por un humano fue un “enter”, generado desde el teclado de la computadora de control, ubicada en el asiento trasero. Este paso es, apenas, el inicial. Los desarrolladores esperan tener rodando por las calles del GBA, en los próximos dos años, una miniflotilla de vehículos autónomos, con un nivel de autonomía intermedio (nivel dos). 

“Nuestro proyecto es avanzar en el desarrollo de los algoritmos y la puesta a punto del “cerebro” necesario para que un vehículo autónomo pueda circular en calles y rutas argentinas, un entorno que no necesariamente es el mismo que los vehículos encuentran en otros países, con otras culturas de manejo”, le dijo a PERFIL el ingeniero Ignacio Mas, investigador del Conicet y coordinador de Linar (Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica) que funciona de la Universidad de San Andrés (UdeSA). En ese centro de estudios un equipo de una decena de investigadores, docentes y alumnos de diversas carreras trabajan en vehículos autónomos capaces de “adaptarse” y responder a la demanda local. 

Según explicó Mas, este desarrollo pionero se enfocó en dotar a un auto Ford Fusion Hybrid importado, que ya trae de “fábrica” una sofisticada computadora, de una serie de sensores “extra” que incluyen un radar tipo Lidar, media docena de cámaras de video y un GPS de alta precisión (un centímetro). Pero, lo más importante, fue que al auto le agregaron un “cerebro” informático (una computadora potente) con un software desarrollado en Argentina, que se ocupa de recibir la información que captan los sensores, integrarla y analizarla para poder tomar decisiones de conducción. Luego debe darles las órdenes electrónicas precisas al volante, motor y frenos para que el auto cumpla el recorrido precargado por sus programadores, sin llevarse nada por delante y transportando a sus pasajeros en forma segura. 

Nacional. Un detalle sobre el que Mas puso énfasis en la presentación es que los algoritmos que controlan a un vehículo autónomo, que todas las grandes automotrices del mundo están explorando, no son todos iguales. “Deben ser capaces de ‘interpretar’ el entorno específico de cada país, y también la particular idiosincrasia de sus conductores, peatones y demás circunstancias de calle. En cada geografía los protagonistas reaccionan en forma diferente”, dijo.  

Por eso mismo, si alguna vez Argentina quiere tener en sus caminos autos, pickups y camiones capaces de asistir a sus conductores, tomando incluso el control total del vehículo, el “cerebro” electrónico debería ser “localizado”. “Aunque estas tecnologías se desarrollan mayormente en países del Primer Mundo, si queremos que funcionen bien en América Latina tendremos que adaptarlas a nuestro entorno”, dijo el experto del Conicet. 

“Este es, apenas, el primer paso”, adelantó Roberto Bunge, director del Departamento de Ingeniería y director de la carrera de Ingeniería en Inteligencia Artificial de la Universidad de San Andrés. “Hasta ahora nuestro auto autónomo se probó en un circuito cerrado y controlado. 

Pero la idea es que vayamos mejorando el software y los algoritmos de inteligencia artificial de manera que el auto pueda ir reconociendo los objetos que “ve” (peatones, semáforos, ciclistas, otros autos, etc.), predecir su comportamiento y poder tomar decisiones de manejo seguras, en el tiempo apropiado”. El proyecto demandó una inversión, hasta ahora, cercana a los US$ 250 mil, que aportó media docena de sponsors del Linar. Y los responsables del laboratorio contaron que quieren quedarse con este único ejemplo: ya están planificando sumar otro vehículo, posiblemente una camioneta, para seguir desarrollando soluciones de conducción autónoma, capaces de transportarnos por las ariscas calles argentinas. 

Adiós a los buses y camiones con chofer. 

Si bien al pensar en vehículos autónomos la primera imagen son autos sin chofer, lo cierto es que es muy posible que los primeros transportes de este tipo no sean autos sino camiones. La razón es simple: según cálculos del Departamento de Transporte de Estados Unidos, la cantidad de carga transportada en camión aumentó, en la última década, un 56%. Y se espera que prácticamente se duplique en los próximos 25 años. 

Con esa demanda en alza, no es raro que las empresas piensen en vehículos que necesiten menos, o prescindan, de los camioneros. Por eso avanzan las soluciones que apuntan a camiones SAE nivel 4, un nivel de tecnología de conducción autónoma que incluye la automatización de la conducción para que el vehículo pueda realizar todas las tareas de conducción, en situaciones específicas, sin esperar que una persona intervenga. Como resultado, el vehículo continúa funcionando de manera automática aun si el conductor (si hay uno en la cabina) no reacciona. 

Más allá de las protestas que esto genere, sin duda es una posibilidad: vale recordar que el primer prototipo de camión autónomo lo presentó, en 2014, la empresa Daimler, con su Mercedes-Benz Future Truck. 



   

lunes, 31 de octubre de 2022

Ganó Lula: reflexión urgente… @dealgunamaneraok...

 Ganó Lula: reflexión urgente…
 


Un triunfo ajustado dificulta la gobernabilidad. Ganó Lula, ganó el bolsonarismo. Un mensaje para decodificar en la Argentina. ¿La extrema derecha puede ser amenaza? ¿Cuál será la respuesta para consolidar la democracia? 

© Escrito por Martín Appiolaza el domingo 30/10/2020 y publicado por el Periódico La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Pasadas las 8 de la noche.


Ganó Lula. Es una afirmación matemática. Tendrá el control de parte del aparato del Estado, sobre el que construyó antes. Luego lo hizo Bolsonaro.


Perdió Bolsonaro. ¿Perdió el neofascismo? La paridad de resultados indicaría que no. Lo apoyó casi la mitad del país, con diferencia de decimales.


Escribo mientras chateo. Fluyen los tuit y las preguntas.

Me responde Lucía. Dice que perdió Bolsonaro pero ganó el bolsonarismo. Es claro. Hay un crecimiento electoral espeluznante.


Pese a la locura, al oscurantismo, a la mentira como medio, al corporativismo como instrumento, a la violencia como insumo, a la destrucción del ambiente como negocio (tiro en el pie de la humanidad), consiguió casi el apoyo de la mitad de los brasileros.

Ahora a Festejar.


No preguntes, en este momento sólo quiero festejar, me responde ella. Paulista. Politóloga con años de carretear por el mundo. Ama la democracia, pero no ahorra críticas a las experiencias del PT.

Es la euforia que tiene Antonio, un consumado cientista político con experiencia ministerial en el gobierno de Fernando Henrique: ¡“Derrotamos o neo-fascismo brasileiro! ¡Vitória da democracia, da modernidade e da justiça social!”


Lo imagino festejando con sus setenta y pico. Fue exiliado de las dictaduras, intelectual de las izquierdas, inmisericorde con los extremos y lobista inclaudicable por las causas de una sociedad brasileña más justa y pacífica.

-Tengo miedo, le confieso. Bolsonaro perdió por muy poco. Ganó el Congreso y la mayoría de los Estados. ¿Cuánto puede durar un gobierno débil? Ya derribaron a Dilma.


-Es bueno que sea débil, porque el PT tendrá que gobernar con otros. No son 49% de fascistas. Muchos son pobres que fueron comprados y no tienen ideología. Sin el Estado, Bolsonaro no alcanzaría 35%.

Un análisis alentador.

 

8 y 20, Tuitea Andrés. Siempre certero. Dice que en los últimos 4 años, de 11 elecciones la oposición ganó 10. Libera a su análisis de los moldes ideológicos.

Insinúa factores comunes de inconformismo con lo que están consiguiendo los gobiernos.

Quedan flotando preguntas. ¿La pandemia evidenció el fracaso del Estado en su promesa de protegernos? ¿O fue la seguridad? ¿Existe un determinismo económico? ¿Hay una mayor eficiencia de la extrema derecha en marcar las limitaciones del progresismo? ¿Es el progresismo el que dejó de enamorar como proyecto?

Perdieron gobiernos con éxitos económicos, como el de Uruguay.

El desafío en la Argentina será canalizar la reacción conservadora ante el bastardeo de las convicciones progresistas.

El progresismo post Concertación perdió un referéndum en Chile, para montar un estado social. La violencia criminal crece y no ha logrado respuestas.


En Colombia, la derecha gestó su propia salida. Petro ensaya su repertorio de pactos de paz.


Siguen los etcéteras.

Argentina. La oposición jugó a dos puntas. Macri calla (recién reaccionará a las 11 de la noche). Larreta felicita indistintamente. El radicalismo sigue festejando su épico triunfo de hace 39 años, fundador de la democracia. Morales. Lousteau y Manes mandaron saluditos.


El oficialismo sigue creyendo que Lula es el de la década pasada. Predomina un análisis en clave ideológica, mientras en Brasil las reglas del juego se olvidaron de la racionalidad democrática.


Milei, seguro que festejará, aunque confesó su amor por el neo-fascismo de Bolsonaro. Alberto dirá que ganó en Brasil (será su mesa 86 de Necochea). Hasta Cristina debe estar decodificando el escrutinio en primera persona.


La izquierda democrática, obviamente, festejó anticipadamente por Lula. Durante todo el día. Hay conciencia sobre los desafíos que se avecinan.


Mensaje para la Argentina.

Casi las 9 de la noche. Siguen los WhatsApp y los tuit.


El desafío en la Argentina será canalizar la reacción de hartazgo, que será conservadora ante el bastardeo de las convicciones progresistas.


Las bastardeó el peronismo con retórica desvinculada de sus resultados. Estamos más pobres y menos confiados en la solución democrática que hace dos décadas, pese al viento de cola de los comodities y al estancamiento de una década.


Las bastardeó el centro liberal conservador, con su retórica neoliberal y prácticas fracasadas. Algunos sueñan con un revival menemista pero ya conocemos las consecuencias: lo mismo estamos endeudados, paralizados, agobiados por el vaciamiento (operativo) del Estado y la corrupción.


(Quizá sea oportuno observar a Fernando Henrique Cardozo, responsable de políticas equivalentes en los ’90 de Brasil: eligió apoyar la opción democrática. El eje de los acuerdos y tal vez de la futura gobernabilidad).


Pasan las 9. Ganó Lula, ganó la democracia y el futuro de racionalidad es más prometedor para la región.


Perdió Bolsonaro. Proyectando, el desafío será sobreponerse a sus socios locales.

Como con Lula, el objetivo será ensanchar las bases de un acuerdo para fortalecer el sistema democrático.


Habrá que aprender de los errores del PT.


Como escribió en estas páginas Coni Cherep: ¿Y vos qué estás haciendo para que no crezca la extrema derecha?

(Esta crónica urgente se publicó a las 10 de la noche del domingo 30 de octubre de 2022 y perecederá en 12 horas, cuando proliferen análisis más profundos y relajados)



(*) Martín Appiolaza

Magíster en Política y Planificación Social. Docente de postgrados. Director de Relaciones Institucionales de Godoy Cruz. Ha trabajado en América Latina y el Caribe con gobiernos y organismos internacionales. Periodista resocializado. Director de La Vanguardia.



   

Elecciones en Brasil. Biden llamó y felicitó a Lula da Silva mientras Bolsonaro permanece en silencio... @dealgunamaneraok...

 Elecciones en Brasi Biden llamó y felicitó a Lula da Silva mientras Bolsonaro permanece en silencio... 


Biden llamó y felicitó a Lula da Silva mientras Bolsonaro permanece en silencio. 

El mandatario felicitó al presidente electo de Brasil en una llamada telefónica el lunes, mientras EE.UU. avanza rápidamente para respaldar a la nueva administración en medio del silencio del actual líder del país. 

© Escrito por Akayla Gardner el lunes 31/10/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


El mandatario Joe Biden felicitó al presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en una llamada telefónica el lunes, mientras EE.UU. avanza rápidamente para respaldar a la nueva administración en medio del silencio del actual líder del país, Jair Bolsonaro.

 

En la llamada, Biden elogió nuevamente a Brasil por realizar “elecciones libres, justas y creíbles”, dijo la Casa Blanca en un comunicado. Bolsonaro aún tiene que reconocer los resultados, luego de sugerir repetidamente antes de las elecciones que solo podría perder como resultado de un fraude.

Tras las elecciones en Brasil, Alberto Fernández fue el primer presidente en reunirse con Lula da Silva.

 

Lula, como se conoce al presidente electo, ganó por el margen de votos más estrecho en la historia reciente de Brasil, lo que plantea la posibilidad de impugnaciones judiciales.

Biden y Lula también hablaron sobre “combatir el cambio climático, salvaguardar la seguridad alimentaria, promover la inclusión y la democracia, y gestionar la migración regional”, según el comunicado.