domingo, 20 de septiembre de 2020

Doble comando. Ex presidenta en funciones… @dealgunamanera...

Doble comando. Ex presidenta en funciones… 

Banco central, Miguel Pesce. Dibujo: Pablo Temes 

Hoy la vice subordina la gestión gubernamental a sus intereses y necesidades. El presidente formal es quien los instrumenta. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19 de Septiembre de 2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


En la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner existió, durante el tiempo en que vivió su esposo, una indiscutible situación de doble comando. Era sabido por todos los que formaron parte de esa administración que era Néstor Kirchner el que trazaba los objetivos de ese gobierno y los instrumentos destinados a lograrlos.
 

El rol de la presidenta era el de ejecutora de esas decisiones. Así fue como se acuñó desde esta columna el término de “ex presidente en funciones”, que reflejaba con precisión el papel protagónico del Dr. Kirchner y describía lo que, en la práctica y con todas las letras, era la existencia de un gobierno bicéfalo. El Dr. Alberto Fernández –en su condición de jefe de Gabinete– fue testigo directo de aquella situación que muchas veces le generó incomodidad.   

  

Revival. Como una muestra más de una Argentina condenada a repetir su pasado, asistimos en estos días a un inquietante revival de esa circunstancia siempre compleja. Hay hoy una vicepresidenta que asume el papel de una verdadera “ex presidenta en funciones”, que subordina los lineamientos de la gestión gubernamental a sus intereses y necesidades, y un presidente formal que las instrumenta.

 

Como ideóloga de este gobierno –la candidatura presidencial de Alberto Fernández le pertenece–, CFK llegó al poder con tres objetivos esenciales: impunidad, venganza y la consolidación de su proyecto político.   

 

Esta semana hubo dos medidas que reflejaron con claridad la implacabilidad con la cual se va articulando la implementación de ese plan: la primera –en busca de impunidad– fue la remoción de los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli; la segunda –a modo de venganza–, la profundización del recorte de los fondos coparticipables a la Ciudad de Buenos Aires, una medida que busca perjudicar la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y dañar sus eventuales chances electorales futuras.

 

Por los despachos de los jueces trasladados circulaba, entre otras, la causa de “los cuadernos de Oscar Centeno” que complica a la vicepresidenta así como también a muchos ex funcionarios de su gobierno y a importantes empresarios.

 

El recorte de fondos a la Capital Federal y su reasignación a la provincia de Buenos Aires busca darle aire a la gestión de Axel Kicillof, cada vez menos querido por los intendentes peronistas, hecho fundamental para el proyecto de permanencia en el poder de CFK.

 

Sembrando vientos.  “Hay un problema más político que económico, de falta de conducción. No es que no hay un plan, sino demasiadas ideas y no hay unidad de criterio”, decía una voz kirchnerista que se quejaba además por la falta absoluta de articulación entre los ministerios y las secretarías del gabinete nacional. Nada que sorprenda ya que, en el reparto del poder entre CFK y Alberto Fernández, hubo un loteo: A los ministros los nombró el Presidente y a las segundas líneas, la vicepresidenta.  

 

En todos los pasillos del Gobierno se conocen los enojos manifiestos de CFK por causa de la forma como AF está llevando adelante la gestión. El mensaje de Eduardo Duhalde  –“el Presidente está grogui, como lo estuvo De la Rúa y como lo estuve yo durante varios meses de mi presidencia”–, que produjo impacto y mucho enojo en la Casa Rosada, no fue casual. Uno de los tantos personajes que pululan por el universo K, quien suele reunirse no menos de dos veces por semana con la vicepresidenta, afirmó que está inquieta por la desvaída gestión presidencial y “no se va a inmolar con Alberto” (sic).

 

La asignación directa a Kicillof de los fondos quitados a la Ciudad de Buenos Aires generó malestar en los gobernadores del peronismo. Ellos habían recibido promesas de dineros que no llegaron. Por eso están molestos. Por eso ahora salen con esta idea de sacarle más fondos a Capital. Fue todo para Kicillof y ellos también querían recursos. Hay una tensión latente que, a causa de la pandemia y porque gobierna el peronismo, no estalla. Quien está a cargo de instrumentar este “nuevo federalismo” es Silvina Batakis, funcionaria ultra K que supo ser ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Daniel Scioli.

 

El impuesto PAIS no se coparticipa, la emisión monetaria que es más grande que la masa coparticipable, tampoco. Los gobernadores tienen mucho oficio y avidez de fondos para hacer lo que quieran.

 

Por eso el Presidente debió improvisar su discurso en la provincia de San Juan prometiendo una discusión a futuro sobre la coparticipación federal.

 

En tanto, las medidas económicas adoptadas por el Gobierno auguran males mayores. Hay un problema político severo que daña la credibilidad del Gobierno. Esto explica por qué, habiendo logrado una renegociación exitosa de la deuda con los acreedores privados, no hubo ninguna reacción positiva de la economía.

 

La gente sale a comprar dólares cuando ve que en el futuro todo es incertidumbre.

 

La manera cómo se adoptó la medida habla de las pujas internas entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.  

 

Pesce ofreció su renuncia si no se tomaba alguna resolución que frenara la salida de dólares. Dijo que no iba a cuidar una caja que quedaba vacía. Y se tomó esta decisión de profundizar el cepo.

 

El ministro Guzmán quedó expuesto para afuera con las declaraciones que dio el domingo que iban en sentido absolutamente contrario del que se tomó. Él no estaba de acuerdo. La última palabra la tuvo el Presidente, que medió y se inclinó por esta medida que no tuvo las repercusiones esperadas: el Banco Central sigue perdiendo dólares.  

 

Lo que es cierto es que para cambiar el flujo de dólares, que en lugar de seguir saliendo, frene, y que el superávit comercial quede en las reservas del Banco Central, hay que dar señales que generen confianza. Pero, si al campo se le pide que liquide la soja y se le paga un dólar de 50 pesos, no hay posibilidad de nada. Los productores ahorrarán en soja y seguirán faltando dólares. La inconsistencia macroeconómica se agrava. Con esto no se ordena nada.

 

El anecdotario referido de las contradicciones de Alberto Fernández respecto del cepo fue profuso en la semana. Sus declaraciones del pasado reciente criticando duramente tanto el cepo de CFK como el de Macri produjeron en algunos asombro. En realidad, ya nadie debería sorprenderse de escuchar estas volteretas del Presidente. El poder produce estas cosas de las que seguramente habrá más –muchas más– a lo largo de este gobierno.






viernes, 18 de septiembre de 2020

A 30 años de la sentencia a las Juntas Militares… @dealgunamanera...

  A 30 años de la sentencia a las Juntas Militares…


El 9 de diciembre de 1985, la Cámara Federal dictó sentencia en el marco del Juicio a las Juntas Militares, la emblemática "Causa 13" llegaba a su fin con condenas que confirmaron un plan sistemático de exterminio por parte de la dictadura cívico militar que había usurpado el poder el 24 de marzo de 1976.

© Escrito por Mariana Menzulio el viernes 18/09/2020 y publicado por la Agencia de Noticias Telam de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Los acusados fueron los integrantes de las tres primeras juntas militares: Jorge Rafael Videla (Comandante en Jefe del Ejército entre 1976 y 1978), Emilio Eduardo Massera (Comandante en Jefe de la Armada entre 1976 y 1978) y Orlando Ramón Agosti (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, entre 1976 y 1978) que conformaron la primera junta militar entre 1976 y 1980). 

Roberto Eduardo Viola (Comandante en Jefe del Ejército, entre 1978 y 1979), Armando Lambruschini (Comandante en Jefe de la Armada, entre 1978 y 1981), Omar Domingo Rubens Graffigna (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, entre 1978 y 1979), formaron parte de la segunda junta militar entre 1980 y 1981. 

En tanto, Leopoldo Fortunato Galtieri (Comandante en Jefe del Ejército, entre 1979 y 1982), Jorge Isaac Anaya (Comandante en Jefe de la Armada, entre 1981 y 1982), Basilio Lami Dozo (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, entre 1979 y 1982), integraron la tercera junta entre 1981 y 1982. 

La "Causa 13" fue instruida, en un principio, por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas por orden del Poder Ejecutivo el 13 de diciembre de 1983, pero frente a la "demora injustificada" del tribunal militar en la instrucción, el 4 de octubre de 1984 la Cámara Nacional de Apelaciones se la quitó y continuó los pasos procesales, terminando el sumario y llevando adelante el juicio. 

El informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), creada por Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983, fue presentado en 1985 y relevó la desaparición de "cerca de nueve mil personas". 

A partir de ese 22 de abril de 1985, la sociedad argentina comenzó a conocer lo ocurrido en esos años por medio de información verosímil y legítima. 

Durante el juicio, aunque no se abrieron los archivos de la dictadura, y menos aún se conoció la identidad de los niños apropiados que nacieron en cautiverio, quedó en evidencia que desde el '76 al '83 hubo un aparato clandestino de represión. 

La clandestinidad de las detenciones, las prácticas de interrogatorios bajo torturas, eliminación física de los detenidos y el saqueo de las viviendas de los detenidos, quedaron expuestos durante el juicio. 

Las audiencias orales fueron entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985, en ellas declararon 833 personas, entre ellos ex detenidos desaparecidos, familiares de las víctimas y represores. 

Entre el 11 y el 18 de septiembre de 1985, la Fiscalía acusó a los procesados de secuestro, tortura, robo, homicidio, allanamiento ilegal y falsedad documental, todos ellos delitos tipificados por el Código Penal vigente en el marco de la ejecución de un plan sistemático concebido por la más alta jerarquía militar. 

En su alegato, el fiscal Julio César Strassera realizó de viva voz la acusación pública contra los dictadores, y entre los pasajes mas conmovedores se cuenta el cierre: "Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el Pueblo Argentino. Señores jueces: Nunca más". 

Entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre alegaron las defensas de los jefes militares que insistieron en que se había tratado de una guerra, y que los actos develados debían ser considerados como circunstancias inevitables de toda guerra. 

El tribunal integrado por los jueces Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Arslanian, Jorge Valerga Aráoz, Guillermo Ledesma y Andrés D´Alessio dictó sentencia el 9 de diciembre de 1985, fundada en 709 casos presentados durante el juicio. 

La sentencia fue leída por León Arslanián en su condición de presidente de la Cámara Federal, que condenó a Videla y Massera a reclusión perpetua; a Agosti a cuatro años y seis meses de prisión; a Viola a dicisiete años de prisión; y a Lambruschini a la pena de ocho años de prisión. 

En tanto, Graffigna, Galtieri, Anaya y Lami Dozo fueron absueltos. 

Los resultados del Juicio fueron, la base para los avances judiciales que sobrevinieron y también las resistencias a través de sublevaciones militares. 

Pocos años después, las leyes de punto final (1986) y de obediencia debida (1987), de Alfonsín, y luego los indultos de Carlos Menem (1990) dieron marcha atrás con esta proceso de Memoria, Verdad y Justicia, que volvió a abrirse con la presidencia de Néstor Kichner, quien promovió la derogación de las leyes del perdón. 

En 2005, la Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad, se reabrieron las causas por delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar y ya hay cerca de 400 genocidas condenados y juicios en curso.




martes, 15 de septiembre de 2020

Osvaldo Bayer sobre Domingo Faustino Sarmiento... @dealgunamanera...

Osvaldo Bayer. Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Juan…



Osvaldo Bayer bajó el tono de la crítica a Sarmiento. Ayer recibió la máxima distinción que otorga la Universidad. Habló de política, derechos humanos e historia argentina. 

© Escrito por Susana Roldán el viernes 28/10/2011 y publicado por el Diario de Cuyo de la Ciudad de Mendoza, República de los Argentinos.

Con tono conciliador, pero firme, el historiador, periodista y escritor Osvaldo Bayer aprovechó la conferencia de prensa de ayer con los medios locales y bajó el tono de la crítica a Sarmiento, para poner un paño frío sobre la polémica que se desató cuando se supo que la UNSJ le otorgó el Doctorado Honoris Causa justo cuando se celebraba el bicentenario del nacimiento de Sarmiento, a quien en varias oportunidades calificó de ‘racista‘.

‘Es un absoluto disparate decir que yo soy antisarmientista. El historiador tiene que decir la verdad. Yo he hablado mucho de las cosas positivas de Sarmiento, pero también de sus equivocaciones.

Es un error decir que su actitud respecto de los indios y los gauchos era una cuestión de época. Ya en esa época hubo otras personalidades que se opusieron al genocidio de los indios, como Alberdi. No se pueden perdonar los racismos de ciertos próceres‘, dijo. Por la tarde, después de agradecer la distinción que le otorgó la UNSJ, reafirmó una vez más su postura sobre el tema. Y agregó, al referirse a Sarmiento y la obligatoriedad de cantar el himno en su honor en las escuelas: ‘No hay que convertir en un dios a quien no fue un dios, cantando ‘el más grande entre los grandes‘, porque hizo cosas buenas, pero también tuvo defectos, como cualquiera‘.

Luego de definir a Néstor Kirchner como ‘el primero de la democracia que se atrevió a terminar con la impunidad absoluta para los criminales de la dictadura‘, aseguró estar muy contento con la condena por el caso ESMA. ‘Con mis 84 años, he vivido 13 dictadores. Y me parece muy bien que se haga justicia‘, sostuvo.

Al definirse como ‘libertario‘, reveló que no está de acuerdo con los gobernantes que buscan la reelección. ‘Nadie es imprescindible. Nunca debe gobernar una persona más de 4 años, por respeto a los demás‘, dijo.

A la actual presidenta, Cristina Fernández, le reconoció ‘algunas cosas importantes‘. ‘Me parece bien lo que hizo con la Ley de Medios, con devolver el dinero de los jubilados al Estado y no dejarlo en manos de privados y creo que la Asignación Universal por Hijo fue un acierto‘, señaló el historiador, pero agregó que ‘siguen faltando cosas, como terminar con el hambre, por ejemplo‘.

A favor de la expresión libre de los pueblos originarios, les reconoció el derecho a defender sus tierras y el uso de los recursos naturales. ‘Siempre voy a estar de su lado‘, dijo. También se manifestó sobre el Mercosur, acerca del cual expresó que ‘no me gusta la demasiada conversación. Sí que se eliminen fronteras y que se pueda comerciar. Yo propuse algo parecido para las patagonias argentina y chilena en la época de Menem, y me valió que el Senado me declarara persona no grata‘, relató.

Luego, sonriente, contó que ‘ocho años después, Daniel Filmus pidió que se retirara esa calificación. Ahora puedo volver a entrar al Senado de la Nación y voy bastante seguido; me pongo a mirar los cuadros y a ver lo rápido que pasan algunos senadores‘.




domingo, 13 de septiembre de 2020

Joseph Stiglitz. Las lecciones que ya dejó la pandemia... @dealgunamanera...

Las reglas de Joseph Stiglitz para la economía pos coronavirus...

El mundo pospandémico podría experimentar desigualdades aún mayores a menos que los gobiernos hagan algo", afirma Joseph Stiglitz. Imagen: Leandro Teysseire

El primero Nobel postula que será necesario un programa integral para reducir la desigualdad de ingresos. Aconseja políticas monetarias que se centren en garantizar el pleno empleo. La legislación laboral debe mejorar la protección de los trabajadores porque hoy existe una economía plagada de poder de mercado y explotación.

© Escrito por Joseph Stiglitz (*) el domingo 06/09/2020 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

La Covid-19 no ha sido un virus de igualdad de oportunidades: persigue a las personas con mala salud y aquellas cuya vida diaria las expone a un mayor contacto con los demás. Esto significa que persigue desproporcionadamente a los pobres, especialmente en países pobres y en economías avanzadas como Estados Unidos, donde el acceso a la atención médica no está garantizado. 

Una de las razones por las que Estados Unidos se ha visto afectado por el mayor número de casos y muertes (al menos en el momento de esta publicación) es porque tiene uno de los estándares de salud promedio más pobres de las principales economías desarrolladas, ejemplificado por la baja esperanza de vida (más baja ahora incluso que hace siete años) y los niveles más altos de disparidades en salud.

En todo el mundo existen marcadas diferencias en la forma en que se ha gestionado la pandemia, tanto en lo que respecta al éxito de los países en el mantenimiento de la salud de sus ciudadanos y la economía como en la magnitud de las desigualdades que se muestran. 

Hay muchas razones para estas diferencias: el estado preexistente de la atención médica y las desigualdades en salud; la preparación de un país y la resistencia de la economía; la calidad de la respuesta pública, incluida la confianza en la ciencia y la experiencia; la confianza de los ciudadanos en la orientación del gobierno; y cómo los ciudadanos equilibraron sus “libertades” individuales para hacer lo que quisieran con su respeto por los demás, reconociendo que sus acciones generaban externalidades. Los investigadores pasarán años analizando la importancia de estos varios efectos.

Lecciones

Dos países ilustran las posibles lecciones que surgirán. Si Estados Unidos representa un extremo, quizás Nueva Zelanda represente el otro. Es un país en el que un gobierno competente se basó en la ciencia y la experiencia para tomar decisiones, un país donde existe un alto nivel de solidaridad social (los ciudadanos reconocen que su comportamiento afecta a los demás) y confianza, incluida la confianza en el gobierno. 

Nueva Zelanda ha logrado controlar la enfermedad y está trabajando para reasignar algunos recursos infrautilizados para construir el tipo de economía que debería marcar el mundo pospandémico: una que sea más verde y más basada en el conocimiento, con mayor igualdad, confianza y solidaridad

Desafortunadamente, por muy mala que haya sido la desigualdad antes de la pandemia, y como con tanta fuerza la pandemia ha expuesto las desigualdades en nuestra sociedad, el mundo pospandémico podría experimentar desigualdades aún mayores a menos que los gobiernos hagan algo

La razón es simple: la covid-19 no desaparecerá rápidamente. Y el miedo a otra pandemia persistirá. Ahora es más probable que tanto el sector público como el privado se tomen los riesgos en serio. Y eso significa que ciertas actividades, ciertos bienes y servicios y ciertos procesos de producción se considerarán más riesgosos y costosos. 

Si bien los robots contraen virus, son más fáciles de administrar. Por lo tanto, es probable que los robots, cuando sea posible, al menos al margen, reemplazarán a los humanos. El "zoom" sustituirá, al menos en el margen, a los viajes en avión. 

La pandemia amplía la amenaza de la automatización de los trabajadores de servicios de persona a persona pocos calificados que, hasta ahora, la literatura ha considerado menos afectados, por ejemplo, en educación y salud. Todo esto hará que disminuya la demanda de determinados tipos de mano de obra. Es casi seguro que este cambio aumentará la desigualdad, acelerando, de alguna manera, las tendencias ya vigentes.

Nueva economía, nuevas reglas

La respuesta fácil es acelerar la mejora de las competencias y la formación junto con el cambiante mercado laboral. Pero hay buenas razones para creer que estos pasos por sí solos no serán suficientes. Será necesario un programa integral para reducir la desigualdad de ingresos

El programa debe reconocer primero que el modelo de equilibrio competitivo (mediante el cual los productores maximizan las ganancias, los consumidores maximizan la utilidad y los precios se determinan en mercados competitivos que igualan la oferta y la demanda) que ha dominado el pensamiento de los economistas durante más de un siglo, no proporciona un buen resultado

Esta es la imagen de la economía actual, especialmente cuando se trata de comprender el crecimiento de la desigualdad. Tenemos una economía plagada de poder de mercado y explotación

Debilitamiento de las limitaciones del poder empresarial; minimizar el poder de negociación de los trabajadores; y la erosión de las reglas que gobiernan la explotación de consumidores, prestatarios, estudiantes y trabajadores han sumado juntos para crear una economía de peor desempeño caracterizada por una mayor búsqueda de rentas y una mayor desigualdad.

Necesitamos una reescritura integral de las reglas de la economía

Por ejemplo, necesitamos políticas monetarias que se centren más en garantizar el pleno empleo de todos los grupos y no solo en la inflación; leyes sobre quiebras que estén mejor equilibradas, reemplazando aquellas que se volvieron demasiado favorables a los acreedores y proporcionaron muy poca responsabilidad a los banqueros que participaron en préstamos predatorios; y leyes de gobierno corporativo que reconocen la importancia de todas las partes interesadas, no solo de los accionistas. 

Las reglas que gobiernan la globalización deben hacer algo más que servir a los intereses corporativos; los trabajadores y el medio ambiente deben estar protegidos. La legislación laboral debe mejorar la protección de los trabajadores y brindar un mayor margen para la acción colectiva.

Pero todo esto no creará, al menos a corto plazo, la igualdad y la solidaridad que necesitamos. Tendremos que mejorar no solo la distribución de ingresos en el mercado, sino también la forma en que los redistribuimos. De manera perversa, algunos países con el mayor grado de desigualdad de ingresos del mercado, como Estados Unidos, tienen sistemas tributarios regresivos en los que los que más ganan pagan una proporción menor de sus ingresos en impuestos que los trabajadores que se encuentran más abajo en la escala.

Igualdad

Durante la última década, el FMI ha reconocido la importancia de la igualdad para promover un buen desempeño económico (incluido el crecimiento y la estabilidad). Los mercados por sí mismos no prestan atención a los impactos más amplios que surgen de las decisiones descentralizadas que conducen a un endeudamiento excesivo en moneda extranjera o a una desigualdad excesiva. 

Durante el reinado del neoliberalismo no se prestó atención a cómo las políticas (como la liberalización del mercado de capitales y financieros) contribuyeron a una mayor volatilidad y desigualdad.  O cómo hubo políticas como la jubilación con beneficios definidos, o de pensiones públicas a privadas que llevaron a una mayor inseguridad individual, así como a una mayor volatilidad macroeconómica, al debilitar los estabilizadores automáticos de la economía.

En algunos países, esas reglas alentaron la miopía y las desigualdades, dos características de las sociedades que no han manejado bien la Covid-19. Esos países no estaban adecuadamente preparados para la pandemia: construyeron cadenas de suministro globales que no eran lo suficientemente resistentes. Cuando llegó la covid-19, por ejemplo, las empresas estadounidenses ni siquiera pudieron proporcionar suficientes suministros de cosas simples como máscaras y guantes, y mucho menos productos más complicados como test y respiradores.

La covid-19 ha expuesto y exacerbado las desigualdades entre países al igual que lo ha hecho dentro de los países. Las economías menos desarrolladas tienen peores condiciones de salud, sistemas de salud menos preparados para enfrentar la pandemia y personas que viven en condiciones que las hacen más vulnerables al contagio, y simplemente no tienen los recursos que las economías avanzadas tienen para responder a las consecuencias económicas.

La pandemia no se controlará hasta que se controle en todas partes, y la recesión económica no se dominará hasta que haya una sólida recuperación mundial. Por eso es una cuestión de interés propio, así como una preocupación humanitaria, que las economías desarrolladas proporcionen la asistencia que necesitan las economías en desarrollo y los mercados emergentes. Sin esa asistencia la pandemia mundial persistirá más de lo que lo haría de otro modo, entonces las desigualdades mundiales aumentarán y habrá divergencia mundial.

Si bien el Grupo de los Veinte anunció que utilizaría todos los instrumentos disponibles para brindar este tipo de ayuda, ésta hasta ahora ha sido insuficiente. En particular, no se ha empleado un instrumento utilizado en 2009 y fácilmente disponible: una emisión de 500.000 millones de dólares en derechos especiales de giro (DEG)

Hasta ahora, no se ha podido superar la falta de entusiasmo de Estados Unidos o India. La provisión de DEG sería de enorme ayuda para las economías en desarrollo y los mercados emergentes, sin costo o con un costo mínimo para los contribuyentes de las economías desarrolladas. Sería incluso mejor si esas economías contribuyesen con sus DEG a un fondo fiduciario que las economías en desarrollo utilizarían para hacer frente a las exigencias de la pandemia.

Las reglas del juego afectan no solo el desempeño económico y las desigualdades dentro de los países, sino también entre países, y en este campo las reglas y normas que gobiernan la globalización son centrales. Algunos países parecen estar comprometidos con el "nacionalismo de las vacunas". Otros, como Costa Rica, están haciendo todo lo posible para garantizar que todo el conocimiento relevante para abordar la covid-19 se utilice para todo el mundo, de manera análoga a cómo se actualiza la vacuna contra la influenza cada año.

Deuda

Es probable que la pandemia provoque una serie de crisis de deuda. Varios países tienen más deuda de la que pueden pagar dada la magnitud de la recesión inducida por la pandemia. Los acreedores internacionales, especialmente los acreedores privados, ya deberían saber que no se podrá sacar agua de la piedra. Habrá una reestructuración de la deuda. La única pregunta es si será ordenada o desordenada.

Si bien la pandemia ha revelado las enormes divisiones entre los países del mundo, es probable que la propia pandemia aumente las disparidades dejando cicatrices duraderas, a menos que haya una mayor demostración de solidaridad mundial y nacional

Las instituciones internacionales, como el FMI, han proporcionado un liderazgo global, actuando de manera ejemplar. 

En algunos países también ha habido un liderazgo que les ha permitido abordar la pandemia y sus consecuencias económicas, incluidas las desigualdades que de otro modo habrían surgido. 

Pero por dramáticos que hayan sido los éxitos en algunos lugares, igualmente dramáticos son los fracasos en otros lugares. Y aquellos gobiernos que han fallado internamente han obstaculizado la respuesta global necesaria. 

A medida que la evidencia de los resultados dispares se vuelve clara, ojalá haya un cambio de rumbo 

Es probable que la pandemia nos acompañe durante un tiempo y sus secuelas económicas durante mucho más tiempo. Todavía no es demasiado tarde para un cambio de rumbo, por supuesto.

(*) Profesor en la Universidad de Columbia y premio Nobel de Ciencias Económicas. Este artículo apareció en la edición de septiembre de la revista Finanzas & Desarrollo del Fondo Monetario Internacional.



Crece la Grieta. Otra vez La Bonaerense…@dealgunamanera...

Otra vez La Bonaerense…


Hoy, más que nunca... Codo a codo. Alberto Fernández - Horacio Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes

Fue una rebelión, que iluminó zonas oscuras. El Presidente, lejos del diálogo y cerca de Cristina.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 12/09/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


La crisis que se desató en la policía de la provincia de Buenos Aires puede ser definida como la crónica de un conflicto anunciado. Para decirlo con todas las letras: fue una rebelión. Como tal, es reprochable. El asedio a la residencia presidencial y del gobernador fueron hechos inaceptables. Fue fuerte ver a miembros de la policía manifestando por las calles al son de bombos y redoblantes. Las imágenes que se vieron en los distintos puntos de la protesta parecían extraídas de uno de los tantos piquetes que forman parte de la geografía política y social de la Argentina.

Dicho esto, es menester analizar la causa de los reclamos. Allí aparece una enumeración de demandas que pasan por la miseria de los salarios del personal policial, la falta de equipamiento –se deben pagar ellos mismos el uniforme–, la falta de entrenamiento, la falta de protección, el calamitoso estado de los patrulleros, y un largo etcétera de carencias.

El detonador del conflicto fue el anuncio del plan de seguridad que hizo el Presidente el viernes 4 de septiembre. Cuando se lo examina en detalle, se aprecia claramente que, en verdad, más que un plan de seguridad de lo que se trata es de un plan de compras. Como tal, le faltó atender las necesidades de un factor clave: el personal policial. “Hay que entender la idiosincrasia del policía. No está del todo cuerdo quien se bate a tiros por un sueldo de 35 mil pesos al mes”, señala con toda crudeza un ex jefe policial.

Estos reclamos vienen desde hace años. Tampoco hubo mejoras significativas en la gestión de María Eugenia Vidal en la que, más allá del slogan “tenemos que cuidar al que nos cuida”, poco y nada se hizo para mejorar las condiciones laborales y salariales de los policías.

El conflicto desnudó la falta de información y de gestión de Axel Kicillof. Sólo una lectura endogámica de la crisis -algo que abunda en el kirchnerismo- puede hacer creer que el gobernador salió bien parado de este entuerto. Que el problema haya llegado sin escalas a las puertas de la quinta de Olivos habla de las falencias del gobierno bonaerense.     

En un municipio del conurbano gobernado por un kirchnerista de paladar negro, los policías le avisaron de la protesta al secretario de Seguridad, y le pidieron permiso para ir al “sirenazo”.

El silencio de los intendentes peronistas del conurbano fue otro de los datos políticos del conflicto. Ninguno salió a apoyar de viva voz ni al gobernador ni al ministro de Seguridad.

Sergio Berni ha quedado indiscutiblemente dañado por esta crisis, independientemente de lo que se pretenda hacer creer desde las esferas del oficialismo. La relación del ministro con los intendentes kirchneristas del conurbano es cada vez peor. Se lleva mejor con los intendentes opositores. Las diferencias vienen desde hace tiempo y, lejos de zanjarse, se ahondan día a día. “Dice cosas que la gente quiere escuchar pero que nosotros no compartimos”, señala lapidariamente una voz que expresa el pensamiento de uno de los jefes comunales de rancia estirpe K, quien agrega: “En verdad no se sabe cómo se termina de bancar a Sergio, porque él dice que es de Cristina pero uno no sabe hasta dónde. ¿Es orgánico o se corta solo?”

Las mentiras del Presidente. 

“Fue una jugada a tres bandas. Primero porque ratifica la centralidad de Alberto y le devuelve gobernabilidad, frente a las dudas de los que decían de que no podíamos gobernar; segundo porque ratifica su alianza inquebrantable con Cristina a través de Axel, a quien le da una mano muy grande al resolver el conflicto; y tercero, porque le da un cachetazo a Rodríguez Larreta. Es una jugada arriesgada pero para valorar”.

Los dichos, que corresponden a un colaborador estrecho del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, describen el ánimo imperante en el Gobierno y sirven para dejar al desnudo las falacias del Presidente. No es verdad que Alberto Fernández sea un hombre interesado en dialogar. En su incesante proceso de kirchnerización ha perdido esa capacidad. Tal como lo hace su jefa, Cristina Kirchner, AF impone.

En política, las formas tienen un enorme valor y hacen al fondo de los asuntos de su concernimiento. Este es un concepto que el Presidente conoce perfectamente, por lo que pudo haber encarado el espinoso tema de los fondos asignados a la Ciudad de Buenos Aires de una manera absolutamente distinta, con clase y jerarquía. Una determinación de semejante envergadura y consecuencias políticas y económicas no se comunica a través de un WhatsApp un minuto antes de ser anunciada. AF pudo haber convocado a Horacio Rodríguez Larreta para hacerle conocer la decisión que estaba a punto de tomar.

En esa reunión podría haberle informado acerca de las compensaciones que –según prometió– le dará a la Capital Federal. Sin embargo, nada de esto hizo. Optó en cambio por una decisión tipo manu militari. Así es como hacía las cosas CFK durante sus presidencias. Así es como las sigue haciendo ahora.

Más allá de la validez de la discusión sobre la repartición de fondos entre la Nación y las provincias –vale recordar que María Eugenia Vidal supo presentar un recurso ante la Corte Suprema para reclamar por una reasignación de fondos a la provincia de Buenos Aires– la apertura de este foco de conflictividad entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta tiene consecuencias dañinas para la Argentina.

Nadie se siente atraído hoy en día a invertir en un país atravesado por este nivel de división política y social. No deja de sorprender que el Presidente no lo advierta. Es por eso que ni siquiera la muy buena noticia del arreglo con los acreedores privados ha podido regenerar un clima de expectativas económicas favorables. Todos los días el Banco Central pierde dólares. Todos los días algún argentino busca irse a probar suerte a otras orillas.  

En el fondo del conflicto entre la Nación y la Ciudad de Buenos Aires, despunta, además, una razón fundamental: desde su llegada al poder, CFK viene desplegando un accionar destinado a dañar a Rodríguez Larreta a fin de perjudicar sus chances electorales ante su eventual candidatura presidencial.

El proyecto de la vicepresidenta es muy obvio: empoderar a Axel Kicillof para hacer de la provincia de Buenos Aires el bastión desde el cual el kirchnerismo pretende alimentar su proyecto político de permanencia indefinida en el poder.

Y para esos fines, cualquier medio es válido, tal como lo decía Nicolás Maquiavelo.

Video de Horacio R. Larreta. © Diario La Nación