lunes, 24 de febrero de 2020

Superliga Argentina. Talleres de Córdoba 4 vs. Huracán 2... @dealgunamanera...


Talleres suma su segunda victoria seguida y agrava el presente de Huracán…

La "T" se sobrepuso de un mal comienzo y le ganó a Huracán por 4-2.

La "T" consiguió su segunda victoria consecutiva en el Superliga, al vencer como local a 4-2 al "Globo", que acumula once fechas sin triunfos y tres caídas en fila.

© Publicado el 24/02/2020 por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República de los Argentinos.

Talleres venció 4 a 2 a Huracán en partido que cerró la 21ma fecha de la Superliga,acumuló así su segundo triunfo en fila y hundió más a su rival que suma 11 sin ganar.

Para los cordobeses anotaron Facundo Medina (42m. PT), Franco Fragapane (45m.) Nahuel Bustos (4m. ST) y Dayro Moreno (34m.) mientras que Sebastián Ramírez (6m. PT) y Rodrigo Gómez (27m. ST), de penal, marcaron para la visita.

Con esta su segunda victoria consecutiva como local (1 a 0 a San Lorenzo, en la fecha anterior), Talleres suma 31 puntos, y queda cerca de la zona de clasificación a la Copa Sudamericana, mientras que Huracán sigue sin ganar al cabo de once fechas (ocho derrotas y tres empates) y está penúltimo con solo 16 unidades.

Seis minutos habían transcurrido para que el ‘Globo’ se pusiera en ventaja en el estadio Mario Kempes, cuando Sebastián Ramírez, venció al dubitativo Mauricio Caranta, quien al comienzo dio muestras del tiempo sin jugar.

La ‘T’ acomodó sus líneas, ajustó marcas y con Andrés Cubas y José Mauri en el medio frenaron los intentos rivales, a la vez que sus delanteros comenzaron a tener presencia sobre la defensa del ‘Globo’.

En dos ocasiones arquero Fernando Pellegrino contuvo intentos de Diego Valoyes y un poco después desvió un disparo de Fragapane.

De tanto insistir, Talleres tuvo su premio cuando en los seis minutos finales de la primera etapa se fue al descanso en ventaja por los goles que anotaron el juvenil defensor Facundo Medina (su primer tanto en la carrera), al empalmar un centro de córner y Fragapane, con un preciso derechazo, al palo derecho de Pellegrino.

La levantada de los albiazules se sostuvo y con solo cuatro minutos de la segunda etapa se puso 3 a 1, tras la exquisita definición de Nahuel Bustos, que desairó con gran calidad la salida del arquero visitante.

El local desperdició un par de situaciones favorables para aumentar la diferencia con malas definiciones de Valoyes y Mauri.

El ‘Quemero’ con un gran amor propio subió un par de veces y sobre los 27 minutos el ingresado Rodrigo Gómez fue tomado por Rafael Pérez en el área y el árbitro Facundo Tello cobró penal, que convirtió el mismo Gómez.

No obstante, los de Alexander Medina anotaron su cuarto gol, cuando el hoy suplente colombiano Dayro Moreno, derrotó a Pellegrino luego de una buena cesión del brasilero Guilherme Parede.

Síntesis

Talleres: 4

Mauricio Caranta; Leonardo Godoy, Rafael Pérez, Facundo Medina y Nahuel Tenaglia; Andrés Cubas, José Mauri y Franco Fragapane; Diego Valoyes, Guilherme Parede y Nahuel Bustos. DT: Alexander Medina.

Huracán: 2

Fernando Pellegrino; Nicolás Romat, Ezequiel Navarro, Alejandro Salsedo, Lucas Merolla y Carlos Araujo; Mariano Bareiro, Joaquín Arzura y Mauro Bogado; Sebastián Ramírez y Nicolás Cordero. DT: Israel Damonte.

Goles en el primer tiempo: 6m. S. Ramírez (H); 41m. F. Medina (T); 45m. F. Fragapane (T).

Goles en el segundo tiempo: 4m. N. Bustos (T); 27m. R. Gómez H), de penal; 34m. D. Moreno (T)


Cambios en el segundo tiempo: al comenzar, Rodrigo Gómez por Araujo (H) y Martin Ojeda por Bogado (H); 13M. Juan Vieyra por J. Azura (H); 24m. Dayro Moreno por F, Fragapane (T); 31m. Pochettino por D. Valoyes (T) y 43m. Martín Payero por A.Cubas (T).

Amonestados: S. Ramírez, M. Bareiro, N. Romat en Huracán; F. Medina en Talleres

Árbitro: Facundo Tello.

Estadio: Mario Alberto Kempes.








No fueron “conductas inapropiadas” fue GENOCIDIO… @dealgunamanera...

No fueron “conductas inapropiadas” fue GENOCIDIO…


Se requiere urgente rectificación de los dichos presidenciales. 

© Publicado el domingo 23/02/2020 por la Liga Argentina por los Derechos Humanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.  

Según la Agencia Oficial de noticias Telam (bajo la presidencia de Bernarda Llorente), cable del 21/2/20; en el contexto de la despedida de un grupo de soldados que viajan a una misión de la ONU: “El presidente Alberto Fernández remarcó que el país cuenta con "Fuerzas Armadas totalmente integradas a la sociedad” y, en ese sentido, consideró que "toda la Argentina debe dar vuelta una página, una página que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos", en referencia a la última dictadura militar”.

Denominar “conductas inapropiadas de algunos” a lo que fue un Plan Sistemático de Exterminio, planificado y ejecutado bajo la supervisión y conducción del gobierno de los EE.UU. que procuraba el dominio total de la región en el marco de la llamada Guerra Fría contra el comunismo constituye un claro acto de negacionismo, de esos que el propio Presidente proponía sancionar jurídicamente hasta hace unos pocos días. 

Así como no pensamos discutir la cifra de los treinta mil compañeros desaparecidos, tampoco pensamos reabrir debates política, jurídica y académicamente saldados: son treinta mil, fue genocidio y hay presos políticos. 

Reclamamos la inmediata rectificación por parte del Presidente de los dichos sobre las conductas inapropiadas que nos agravian de manera directa (en la Liga militamos compañeras y compañeros que somos sobrevivientes al Genocidio, abogadas y abogados que durante más de doce año luchamos contra la impunidad estatal y una nueva generación que creció en política de la mano de la lucha por Memoria, verdad y justicia) y como parte de un enorme colectivo plural de millones que derrotamos el dos por uno y todas las políticas negacionistas de Macri y sus cómplices civiles y militares.

Banalizar los hechos del genocidio con “conductas inapropiadas de algunos” y pretender resolver problemas bien complejos como es el de las relaciones de la sociedad con los aparatos estatales armados confronta con las tradiciones de lucha democráticas y de defensa de los derechos humanos que sostenemos desde 1937, y que nos proponemos honrar en estos días.











domingo, 23 de febrero de 2020

Impunidad: la peligrosa trampa que, por ahora, no logra eludir Alberto Fernández… @dealgunamanera...


Impunidad: la peligrosa trampa que, por ahora, no logra eludir Alberto Fernández

El presidente Alberto Fernández. Fotografía: Télam

El miércoles por la tarde ocurrió un hecho que no tuvo, ni por lejos, una repercusión acorde a su relevancia. Los abogados de la AFIP pidieron ocho años de prisión para Lázaro Báez, y condenas también para sus tres hijos, luego de acusarlos de lavar 60 millones de dólares provenientes de la adjudicación irregular de obra pública.

Ese reclamo, pronunciado por abogados del Estado, que ahora no comanda Mauricio Macri sino Alberto Fernández, es un inesperado reconocimiento al trabajo de Jorge Lanata porque evidencia que todo lo denunciado en aquel programa de Periodismo para Todos, en 2013, fue cierto. Luego de siete años de debate enardecido sobre si la denuncia se trataba de una mentira urdida por los enemigos del pueblo o de un trabajo periodístico riguroso, fueron los abogados de la AFIP de este gobierno quienes se inclinaron por la segunda opción.

© Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 23/02/2020 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

La presentación de la AFIP ante la Justicia tiene una significación política tremenda, porque más allá de la distribución de responsabilidades que se puedan debatir en los tribunales, la relación entre Lázaro Báez y la familia Kirchner ha sido íntima y pública al mismo tiempo. Lázaro Báez fue, por ejemplo, el constructor de uno de los sitios más sagrados para esa familia: el mausoleo donde descansan los restos de Néstor Kirchner. En su primera visita al lugar, la vicepresidenta fue escoltada por el hombre que ahora aparece acusado de lavado de dinero por el abogado del gobierno que ella misma integra. No está Mauricio Macri en el poder. No hay relato conspirativo posible. Parece haber concluido una discusión que sacudió a la Argentina durante años.

El episodio podría ser un símbolo de salud republicana porque la llegada al poder del sector que lidera Cristina Kirchner no influyó para que la AFIP retirara la grave acusación. Sin embargo, nadie exhibirá ese gesto como un mérito porque pertenece a un territorio de extrema sensibilidad que amenaza con dañar severamente las relaciones internas de la coalición gobernante. Ese territorio es la revisión judicial de los delitos cometidos entre 2003 y 2015 y, particularmente, el destino personal de los dirigentes que aún permanecen detenidos. Con el correr de los días, ese tema se ha vuelto crucial y, si no es bien manejado, sus consecuencias pueden ser muy dañinas para el Gobierno que, lentamente, empieza a hacer pie por sus desempeños en otros ámbitos.

En los primeros dos meses de su Gobierno, Alberto Fernández debió convivir con una intensa campaña que le reclamaba que libere a los supuestos presos políticos. Una seguidilla de pronunciamientos lo obligaron a defender con énfasis, y cierto enojo, la idea de que su gobierno no tiene presos políticos. Es un debate que, decididamente, no le conviene al oficialismo. Lo muestra dividido, obliga a focalizar en los vericuetos de la relación entre los Fernández, coloca en el centro del debate a personajes muy controvertidos de la década anterior y a hechos realmente muy trágicos, como por ejemplo la tragedia de Once o el escándalo que involucró a un ex vicepresidente. Sin embargo, como si no tuviera demasiados desafíos, desde el frente interno le imponen a Fernández la agenda del lawfare. Cualquier político sagaz desearía salir rápidamente de esa encerrona.

Lázaro Báez y Julio De Vido. Fotografía: Juan Mabromata / AFP


El fin de semana pasado, luego de su gesto de autoridad, el Presidente parecía haberlo logrado: no hay presos políticos sino detenciones arbitrarias, y solo la Justicia puede decidir cuáles son. Punto. Sin embargo, el martes fue el propio Fernández quien difundió un video donde reclama que quienes son víctimas de detenciones arbitrarias “soporten” los procesos en libertad. Ese video incorpora calificaciones contra el gobierno anterior que contrastan con la convivencia que se negocia con sutileza en el Congreso y otros ámbitos.

Parecía que el Presidente intentaba calmar al sector interno que lo azuzó en las semanas previas y, tal vez, a su propia vicepresidenta. En el mismo momento, un senador por Jujuy pidió la intervención del poder judicial de esa provincia, el Presidente volvió a colocar el sistema de testigos protegidos bajo la órbita del Poder Ejecutivo y un grupo de senadores oficialistas presentó un proyecto para que no se pueda aplicar prisión preventiva a un acusado cuyo caso hubiera sido difundido por los medios. Elisa Carrió acusó a Cristina de querer dar un golpe contra la Justicia. La oposición denunció un intento de copamiento de la Justicia. Tal vez sea una exageración pero, como sucedió en otros tiempos, el kirchnerismo hace todo lo posible para que la denuncia sea verosímil.

En el fondo de todo esto, hay un problema al que Alberto Fernández no le puede encontrar solución, porque tal vez no la tenga, como ocurre con muchos problemas en la vida: la sabiduría consiste en convivir con ellos. En el sistema democrático, a un presidente se le concede el poder de gobernar, no el de impartir justicia. Fernández puede dar una opinión sobre tal cosa o tal otra, pero quienes juzgan a Cristina, por ejemplo, son otras personas: tienen sus tiempos, sus puntos de vista, su dignidad. Eventualmente, pueden ser sometidas a presiones, pero reaccionarán de manera imprevisible ante ellas. Entonces, una presión torpe puede ocasionar una derrota al Gobierno en lugar de resolver el conflicto. Esa limitación presidencial se podría resolver con un indulto en cadena. Pero el Presidente ya dijo que no está dispuesto. O con una ley de amnistía. Pero, ¿se sometería el oficialismo al escarnio que sería ese debate? ¿Cómo defenderían sus diputados la liberación de José López, por ejemplo? ¿Por qué ningún legislador se atreve a presentar una ley de amnistía por delitos de corrupción?

La vicepresidenta Cristina Kirchner. Fotografía: Agustín Marcarian / Reuters

Si no hay indulto ni amnistía, el tema queda en manos de los jueces. Pero resignarse a ello es muy delicado. Para Cristina lo es, porque varias causas la involucran personalmente, a ella y a sus dos hijos y porque cada pronunciamiento -la acusación contra Lázaro, por ejemplo- es un veredicto sobre su Gobierno, una versión de la historia distinta a la que ella pretendería imponer. Para muchos de sus seguidores también es delicado, porque cada día que pasa con Amado Boudou o Milagros Sala detenidos es una afrenta a lo que ellos quisieran que haga un gobierno peronista. Entender que no está en manos del Presidente su liberación es someterse a las leyes de la democracia. Pedir un indulto es empujar al Presidente a un conflicto social lacerante que durará meses. No hay salida visible.

En los últimos días, figuras importantes del Gobierno comenzaron a analizar la idea de sostener que una sentencia firme solo es aquella dictada por la Corte Suprema de Justicia y, por lo tanto, deberían estar libres los ex funcionarios que tienen condenas de tribunales inferiores: en este caso, serían todos ellos. Esa doctrina debería ser avalada, una vez más, por los tribunales. Hasta ahora, la jurisprudencia de la Corte sostiene que sentencia firme es la dictada por la Cámara de Casación. Por eso, los ex funcionarios más comprometidos son Amado Boudou, Luis D’Elía y los secretarios de transporte y empresarios juzgados por la tragedia de Once. Julio De Vido tiene condena de un tribunal oral y Milagro Sala de la Corte de su provincia. José López y Lázaro Báez solo están procesados. Ahora, suponiendo que esa idea se imponga: ¿de verdad cree alguien que eso no sería un escándalo con alto costo político?

En el Gobierno conviven dos agendas: una pertenece al pasado y otra al presente. En la agenda del presente, el Gobierno enfrenta desafíos gigantescos pero donde se avizoran algunos logros significativos: las primeras señales de desaceleración inflacionaria, el crecimiento del consumo en algunas áreas, la recomposición de relaciones con el mundo occidental, la instalación de una sensación de alivio porque el dólar se mantiene estable, la existencia de un clima político de convivencia. Pero el pasado no lo suelta: desde allí vuelven ideas de copamiento del poder judicial, de indultos, reformas constitucionales, personajes muy comprometidos con hechos de corrupción, heridas que no han cerrado y algunos gritos de guerra. El pasado es simbolizado, por ejemplo, por Julio De Vido y Amado Boudou. El presente, por Alberto Fernández. Cristina oscila con ambigüedad entre el uno y el otro.

El presente no es nada sencillo. Pero la irrupción del pasado lo puede tornar insoportable.



Deudas e Internas. Buenas y malas noticias… @dealgunamanera...


Deudas e Internas. Buenas y malas noticias…

Deuda, Martín Guzmán. Dibujo: Pablo Temes

El apoyo del FMI al Gobierno no cierra las tensiones y conflictos que persisten puertas adentro. Los roles de Guzmán, Kicillof y Cristina.

© Escrito por Nelson Castro  el domingo 23 de Febrero de 2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

El FMI le dio al Gobierno la mejor noticia de la semana, cuando expresó en su comunicado que la deuda de la Argentina no es sostenible, por lo que les sugirió a los acreedores privados que debían aceptar la renegociación de sus acreencias con una quita “apreciable”. Y para eso, que no fue magia, hubo un protagonista muy importante: el papa Francisco.

De eso habló el Sumo Pontífice en la extensa reunión que mantuvo con Alberto Fernández el 31 de enero. A quien el Papa le contó en persona y en detalle su compromiso en ayudar al Gobierno en la compleja y difícil renegociación de la deuda fue a Alicia Barrios, la periodista de mayor llegada a Francisco. Y esa decisión no solo se concretó a través de las gestiones ante la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, durante la reunión que sobre el tema de la deuda organizó la Santa Sede el 5 de febrero, sino que se extendió a la canciller alemana, Angela Merkel, una admiradora ferviente de Francisco, a quien visitó doce veces. Era un contacto que Alberto Fernández ya había buscado establecer durante su gira europea en su condición de presidente virtualmente electo post PASO.

Guzmán contra reloj. Sin embargo, las cosas dentro del Gobierno no son simples. Las tensiones están. Uno de los que está en la mira es el ministro de Economía, Martín Guzmán. La fecha del 31 de marzo, puesta como tope para el arreglo con el FMI, le pone presión. “Su función es arreglar lo de la deuda. Si no lo logra, su futuro va a ser difícil”, confirman desde despachos importantes de la Casa Rosada. En ámbitos empresariales y financieros vernáculos consideran un error haber puesto el 31 de marzo como fecha tope para cerrar esa compleja negociación.   

El viernes 21 fue un buen día para el ministro. Durante su reunión en Riad con Georgieva se avanzó en la elaboración de un nuevo acuerdo con el FMI. Eso sí, a cambio de la inclusión del famoso y vilipendiado artículo IV, que le permite al organismo auditar las cuentas argentinas. Por aceptar esto mismo, a Mauricio Macri lo lapidaron. Otra vez, la vigencia del teorema de Baglini: cuando llegan al gobierno, los opositores se parecen a los oficialistas que los precedieron.

A pesar de estos avances, las diferencias de criterios persisten en relación con la estrategia de renegociación de diversos aspectos de la deuda. En el equipo económico hay discusiones sobre algunos desmanejos financieros. Por eso surgen internas dentro del propio gabinete del ministro respecto de cómo se maneja la relación de la deuda en pesos versus la deuda en dólares. Esto generó gran conflictividad con el secretario de Finanzas, Diego Baosturre, a quien se le asigna toda la responsabilidad de los fracasos en la reestructuración del bono AF20.

No es bueno maltratar a los que financiaron al Estado. Algún día se los puede volver a necesitar.
Estos desmanejos de la Secretaría de Finanzas generan ruido. El diálogo tanto con los acreedores locales como con los extranjeros no es bueno. Los que están dispuestos a acompañar una refinanciación de sus deudas ven diferencias apreciables entre lo que dice y plantea la gente del Instituto Patria y lo que expresa el pensamiento de AF.

Por los rincones del GBA. Las cosas están complicadas y difíciles en ese territorio indómito. Lo que mejor funciona por allí es la tarjeta alimentaria. Pero con eso no alcanza. De eso se habló –y mucho– en la reunión que mantuvieron Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa. Hay problemas con el Fondo del Conurbano que está generando una tensión creciente entre la Provincia y la Nación. Para plantear la restitución del Fondo del Conurbano se necesita apoyo político y financiero. Ese fue el objetivo de la reunión. Kicillof está buscando apoyo. El gobernador sostiene que Guzmán está parado arriba de la caja a la que, además, le puso un candado. Y eso dificultó –y dificulta– la reestructuración de la deuda bonaerense. Sin ese arreglo es imposible hacer gestión. “Si se acuerda la reestructuración, se libera guita para ponerla en la calle en esquemas productivos”, señala con toda crudeza un senador provincial del FdT.

Este episodio ha resentido la relación entre el gobernador y el Presidente. Algo no quedó bien después del debate por el pago del Bono 2020 emitido en 2011 durante la administración de Daniel Scioli. “Axel esperaba otra cosa de Alberto. Se lo está respetando demasiado a Guzmán”, se escucha decir en las cercanías del gobernador.

Siempre las internas. Esta semana fue el turno del aumento, o no, de las tarifas de los servicios públicos y del precio de los combustibles. El tema es más profundo que el contrapunto de declaraciones radiales que hubo entre el Presidente y su jefe de Gabinete. Santiago Cafiero afirmó que, en junio, va a haber un aumento de tarifas, mientras que AF dijo que eso hoy no está en carpeta. No es lo mismo.

Pero la interna más profunda no es esa sino la que se genera con Cristina Fernández de Kirchner por el precio de los combustibles y el rol de YPF. La vicepresidenta habla permanentemente sobre el tema con el ex presidente de la petrolera estatal, Miguel Galuccio. Es sabido que no siente afecto ni respeto por el actual titular de la empresa, Guillermo Nielsen, a quien, de hecho, le copó la segunda línea de la compañía con miembros de La Cámpora. Nielsen casi ni se habla con ellos. Galu-ccio le señaló a CFK que el aumento de combustibles se debe concretar porque, si no, la situación de YPF se va a tornar muy complicada.

Es conocida la postura del Presidente de no confrontar con CFK. “Alberto no quiere oír hablar del albertismo”, confiesa uno de sus cercanos. La pregunta que cabe hacerse es: ¿a qué costo?
Hasta aquí, la vicepresidenta le ha venido marcando la cancha a AF en varios temas claves. El único gesto significativo que tuvo en resguardo de la autoridad presidencial fue no firmar ningún decreto durante el tiempo en que estuvo a cargo del Ejecutivo durante el viaje de AF por Europa.

Pero después impuso su criterio en relación con los recortes presupuestarios a los fondos de la Capital, se entrometió imprudentemente en la renegociación de la deuda con el FMI y estuvo –y está– activa con las designaciones de funcionarios en las segundas líneas que, en algunos casos, actúan como comisarios políticos y traban la gestión de los superiores a los que deberían responder.

“Tengo la tranquilidad de tener a Cristina a mi lado”, dijo Alberto Fernández esta semana. ¡Qué frase intranquilizadora!