Welcome back, boys...
La Conferencia de
Punta del Este. Seguridad y Defensa “con un criterio amplio e integral”.
En el Ministerio de
Defensa, Seguridad Nacional se dice en Inglés. Tres especialistas
norteamericanos en Seguridad Nacional, Guerra no Convencional y Operaciones de
Información darán cursos desde mañana a personal del Ministerio de Defensa. En
las clases se postula la intervención de las Fuerzas Armadas en el control de
disturbios y operaciones antidrogas y antiterroristas, lo cual está prohibido
por las leyes argentinas.
Desde mañana tres expertos estadounidenses en Seguridad
Nacional, Guerra No Convencional y Operaciones de Información capacitarán al
personal del Ministerio de Defensa como parte de un programa para países en que
el entrenamiento militar provoca mucha susceptibilidad. Los instructores
postulan el uso de las Fuerzas Armadas en el control de disturbios, las
operaciones antidrogas y antiterroristas. Un nuevo avance sobre la separación
entre Seguridad Interior y Defensa Nacional.
La Argentina es uno de ellos porque las leyes de Defensa Nacional, de Seguridad Interior y de Inteligencia Nacional, promulgadas durante las respectivas presidencias de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa con amplio acuerdo multipartidario, separan en forma taxativa ambas áreas y vedan la presencia militar en cuestiones de seguridad interior. Las avanzadas estadounidenses intentan traspasar esa frontera, como ya ocurre en México, Centroamérica y Colombia. Los tres instructores integran el Centro de Relaciones Civiles-Militares de la Escuela Naval de Posgrado, con sede en Monterrey, California.
Ese organismo fue creado en 1994 para reorientar a las
Fuerzas Armadas de las nuevas democracias hacia las misiones que Estados Unidos
les asigna en la posguerra fría. Otra escaramuza tendrá lugar entre el 7 y el
10 de octubre durante la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas
que se realizará en el hotel Conrad de Punta del Este, Uruguay. Uno de los ejes
temáticos será “el análisis de los conceptos de Seguridad y Defensa con un
criterio amplio e integral”. El documento preliminar también declara el
propósito de “delimitar los ámbitos”. Lo que está en juego es suprimir o
reforzar las diferencias entre ambos conceptos. La Argentina será el país
relator sobre este tema, Guatemala y México los correlatores y Ecuador el
moderador, lo cual expresa las posiciones opuestas que hasta ahora han dividido
a la región. También se discutirá el “futuro de la misión y funciones de los
instrumentos y componentes del Sistema Interamericano de Defensa”. Esta es una
alusión a la Junta Interamericana de Defensa, el órgano asesor desde el que
Estados Unidos trata de influir en los militares latinoamericanos. En la
reunión preparatoria que se realizó en abril, la delegación brasileña propuso
que esa JID pasara a actuar como secretaría ejecutiva de las conferencias de
ministros de Defensa, redactara sus actas y fuera depositaria del registro y
clasificación, distribución y almacenamiento seguro de sus documentos.
Defensa y/o Seguridad
Dos de los profesores del curso, el Brigadier Mayor (R)
Richard Goetze, un veterano de los bombardeos sobre Vietnam, y el profesor de
Asuntos de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Posgrado, Thomas C.
Bruneau, postulan en forma insistente la intervención de las Fuerzas Armadas
ante las denominadas nuevas amenazas, como el comercio ilegal de narcóticos, la
violencia juvenil y el delito. La tercera instructora es la coronela de la
Fuerza Aérea Anne McGee. Según el curriculum vitae que distribuyó el Ministerio
de Defensa, McGee preparó y coordinó todas las Ordenes de Despliegue puestas a
la firma del jefe del Pentágono “en apoyo de operaciones en Afganistán e Irak,
así como en acciones de defensa interior”. Entre sus áreas de interés se
mencionan la Guerra No Convencional (que es como el terrorismo de Estado se
refería a la represión que llevó a cabo en la Argentina) y las Operaciones de
Informaciones. La realización del curso sucede en tres semanas a la visita del
viceministro del Pentágono para América Latina, el hijo de exiliados cubanos
Frank Mora, quien se reunió con el ministro de Defensa Arturo Puricelli.
En
varios encuentros previos, Mora trató de convencer al canciller Héctor Timerman
sobre la necesidad del empleo de las Fuerzas Armadas para enfrentar al “narcoterrorismo”,
aduciendo que la policía es corrupta. Timerman le respondió que era un error
mezclar dos fenómenos distintos y le recordó que dentro de Estados Unidos sigue
vigente la ley que prohíbe el uso de fuerzas militares en cuestiones de
seguridad interior. En mayo los ministros de Defensa, Interior, Justicia y
Relaciones Exteriores de Unasur, se habían encontrado en Cartagena de Indias,
Colombia, donde reiteraron la necesidad de “distinguir el tratamiento de los
asuntos de Defensa de los de Seguridad, independientemente de los ordenamientos
jurídicos de cada Estado, así como contar con un ámbito específico para abordar
las problemáticas delictivas comunes en la región suramericana diferenciado de
los mecanismos hemisféricos existentes”. Es la única vez que el documento
menciona el vocablo hemisférico, y no por casualidad: el canciller brasileño
Celso Amorim se encargó de excluir en el resto del texto el empleo de la
palabra clave que utiliza Estados Unidos para referirse a los países americanos
como una unidad bajo su tutela. En esa reunión, la ministra argentina de
Seguridad, Nilda Garré, expuso sobre las diferencias entre Defensa y Seguridad.
Mientras la Defensa se vincula con la política exterior, la soberanía y el
territorio, la Seguridad remite a “la paz social, la estabilidad institucional
del Estado, el control del orden público y las debidas garantías a los
derechos” de los ciudadanos, dijo.
El Seminario
El seminario se realizará durante toda la semana, de 14 a 18
en la Sala Roca, en el 8º piso del Edificio Libertador, nombrada así en
homenaje al ex ministro de Defensa y ex presidente Julio Argentino Roca.
Mañana, la apertura estará a cargo del Grupo Militar de los Estados Unidos. A
continuación Bruneau expondrá acerca de “Un nuevo enfoque propuesto sobre las
relaciones civiles-militares” y el Brigadier Mayor Goetze sobre “Liderazgo
estratégico” y, luego de una pausa para el café, explicará el “Marco para una
política de Seguridad Nacional”. El martes, McGee dará las dos primeras
conferencias de la tarde. Una sobre Intereses Nacionales y dirección
estratégica y la segunda a propósito de un método de evaluación y análisis en
red. Cerrará la tarde Bruneau, con su visión acerca del “Rol de la Inteligencia
en el proceso de toma de decisiones estratégicas”.
El miércoles abrirá Goetze
con un tema de enorme interés en la Argentina de hoy: “Comunicaciones
estratégicas: la prensa y la percepción de la efectividad del gobierno”. Lo
seguirá McGee con una conferencia dedicada a los desafíos interinstitucionales
del liderazgo estratégico y Bruneau, quien hablará acerca del “Uso de las
fuerzas militares en apoyo a las autoridades civiles”, con un análisis
específico del caso de México. El programa del jueves girará en torno a la
educación de civiles en Defensa y Seguridad Nacional, a cargo de Bruneau, la
correlación entre estrategia y presupuesto, por Goetze, y la transición hacia
el planeamiento por capacidades, por McGee. El entrenamiento concluirá el
viernes con una conferencia de Goetze sobre el desafío de la implementación del
liderazgo estratégico, un ejercicio en el que los participantes deberán
desarrollar e implementar lineamientos estratégicos y una discusión abierta. En
la ceremonia de cierre se entregarán certificados a los asistentes y habrá un
brindis.
Educar a los amigos
Según la información oficial estadounidense, el programa
E-IMET fue creado para “educar a los amigos y aliados de Estados Unidos en el
adecuado manejo de sus recursos de defensa”. El E-IMET también declama los
principios del control civil de las Fuerzas Armadas y el respeto por los
derechos humanos. Sus objetivos se expandieron y adquirieron nuevas direcciones
para ajustarse “a los intereses de la política exterior de Estados Unidos en el
ambiente de la posguerra fría” y “modificar los mecanismos civiles-militares
utilizados por las democracias para enfrentar las circunstancias únicas de cada
país”. También se propone familiarizar a militares y civiles “con el sistema
judicial estadounidense, el bipartidismo, el rol de la prensa libre y de otros
medios de comunicación, los propósitos y alcances de los sindicatos, el sistema
económico estadounidense, sus instituciones educativas y la forma en que todos
esos elementos de la democracia americana (sic) reflejan el compromiso de los
Estados Unidos con los principios reconocidos internacionalmente de los
derechos humanos”. Por último, procura “derribar las barreras que a menudo
existen entre las Fuerzas Armadas, los funcionarios civiles y los
legisladores”.
Los planteos de los profesores estadounidenses están contenidos
en sus publicaciones académicas. Bruneau y Goetze son coautores de un trabajo
titulado “Ministerios de Defensa y Control Democrático”, en el que enumeran un
amplio arco de misiones militares en apoyo de las autoridades civiles, desde el
auxilio en desastres naturales “al control de disturbios, las operaciones
antidrogas y ahora especialmente antiterroristas”. Son conscientes de que esos
“ejemplos de actuación policial despiertan extrema susceptibilidad y a veces
son vistos como un regreso `a los viejos malos tiempos`” y se proponen
“asegurar que los militares ejecuten las tareas sin usurpar el poder”. Ese
artículo forma parte de un libro titulado “¿Quién custodia a los custodios?”.
En la introducción, firmada por Bruneau como editor de la recopilación, se
afirma que en la tercera ola de democratización uno de los mayores desafíos es
lograr el equilibrio entre los sectores civil y militar. Si la balanza se
inclina en favor de las Fuerzas Armadas, que retienen las prerrogativas del
régimen anterior en finanzas, control de los ascensos o manejo de la
Inteligencia (como es ostensible nada de eso ocurre en la Argentina de hoy), la
democracia aún no está consolidada. Pero si “la conducción civil ha subordinado
a las Fuerzas Armadas y las ha politizado a través del ascenso de compinches
politicos o las ha mutilado con severos cortes presupuestarios, el país se
quedará sin un recurso crítico en áreas como la ayuda humanitaria o en caso de
catástrofes, operaciones contra el terrorismo y las drogas”. Bruneau informa en
ese prólogo que además de dictar seminarios el programa ha prestado asistencia
a los gobiernos de distintos países: a definir los roles y misiones de las
Fuerzas Armadas en Guatemala y a reformar el area de inteligencia en la Argentina,
por ejemplo.
Corrupción y
Seguridad
Otro trabajo de Bruneau y Goetze, publicado en 2006 en la
Military Review es ilustrado con varias fotografías muy interesantes, cuyos
epígrafes no dejan dudas sobre el rol que proponen para las Fuerzas Armadas.
Una dice: “Soldados del ejército mexicano toman control de una oficina de la
Fiscalía especializada para la atención de delitos contra la salud, 16 de enero
de 2003 en Tapachula. México, como parte de una operación en contra de la
corrupción”. Otra informa: “Se detienen pandilleros de la Mara 18 en una
operación conjunta realizada por la Policía Nacional Civil y el Ejército de
Guatemala en Mixco, al sur de la capital, 21 de septiembre de 2005”. Es decir,
aquello que en forma explícita rechazó la Unasur en Cartagena. Para los
instructores del ministerio de Defensa argentino “la definición de seguridad
está siendo transformada para incluir mucho más que la seguridad ‘nacional’: es
un concepto más generalizado que incluye la seguridad ‘pública’ y la de los
‘ciudadanos’”. Entre las denominadas nuevas amenazas, menciona “el crimen
organizado”, que afecta “la seguridad pública así como la de los ciudadanos y,
en algunos casos, la seguridad nacional” y afirma que las Fuerzas Armadas
“deben enfrentar esta amenaza regional”. Entre los ejemplos que siguen figura “el
lavado de dinero en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), el
control por parte de narcotraficantes de los barrios de Río de Janeiro, el
crimen organizado y el narcoterrorismo en Colombia, los cargamentos de drogas a
través de la región y el nuevo fenómeno de la Mara Salvatrucha o pandillas, en
América Central y México”.
En conclusión, Latinoamérica podrá ser una zona de
paz “con respecto a conflictos exteriores, pero no es así internamente, como lo
comprueban las maras, los narcotraficantes, el crimen organizado y las
insurgencias (en Colombia). Actualmente, los civiles que formulan las políticas
en México y América Central han desplegado a sus Fuerzas Armadas como las
unidades de vanguardia en la lucha contra las pandillas o en apoyo de los
esfuerzos contra el crimen”. Un tercer trabajo conjunto de Goetze y Bruneau
sobre “Las Pandillas y las Maras en América Central” fue publicado en 2008 en
la revista Air & Space Power Journal. Los huéspedes del Ministerio de
Defensa revelan que asesoraron sobre el tema en 2005 al entonces presidente de
Guatemala, Oscar Berger. Reconocen que, dado el historial de dictaduras, la
intervención militar ha provocado “serias inquietudes”, pero las descartan
alegando que “el asunto es menos acerca del uso instrumental –de la policía,
los militares y la inteligencia– y más acerca del control establecido y
ejercido sobre esos instrumentos”. Además adelantan la intención de extender
esa doctrina más allá de México y Centroamérica. “Cuando discutimos el tema de
las pandillas en programas en América del Sur hace dos o tres años atrás hubo
poco interés. Hoy, hay gran atención y preocupación”, dicen. Al menos ellos
trabajan para estimularlas. Colaboradores del ministro Puricelli sugieren que
los visitantes también podrían asesorar para la redacción de una nueva
Directiva Estratégica Militar que incorpore estos conceptos.
© Escrito por Horacio Verbitsky
y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo
9 de Septiembre de 2012.