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domingo, 21 de abril de 2013

Cacerolázaro… De Alguna Manera...


Cacerolázaro…


Malos tiempos K. Impiadoso retrato del declive de Cristina. Con un alerta inquietante: falta lo peor.

¿Dónde está Sergio Acevedo?

Renunció a la gobernación de Santa Cruz en marzo de 2006. De sus medias explicaciones se desprende que se negó a poner el gancho en las obras públicas de Néstor Kirchner, Julio de Vido y Lázaro Báez. No quiso quedar pegado en ese “Triángulo de las Bermudas” donde desaparecen millones de euros y aparecen milagrosamente en Suiza. El periodismo está buscando a Acevedo para que aporte lo que sabe. Tenía la confianza de Néstor y por eso fue su vice gobernador y su jefe de inteligencia. Amigos cercanos al honesto abogado aseguraron a Perfil que su silencio es consecuencia de las amenazas y aprietes que Acevedo recibió.

Fabiana también sabe.

Es necesario que la gobernadora de Tierra del Fuego agregue sus datos. Fabiana Ríos escribió sobre Báez: “Nadie quiere hablar de él, pero todos lo conocen y, sobre todo, saben que hay puertas que solo él puede abrir, por su cercanía con el poder. Es amigo personal del presidente Kirchner y su entorno más cercano. El Presidente pasa en su estancia sus días de descanso cuando pisa tierra santacruceña. Es una pieza clave en la adjudicación de las obras públicas”. Es obvio que Ríos no dijo esto ahora que está apenas recostada en el calorcito del cristinismo. Fue en diciembre de 2005, 70 días antes de la renuncia de Acevedo y una semana después de la primera denuncia contra Lázaro realizada por Elisa Carrió que, en aquel momento era jefa política de Ríos. 


Fue una columna en Perfil que ayer sacó pecho con la primera nota que se escribió sobre Lázaro. Firmada por Marcelo Dimango decía en su copete: “Nadie se anima a tomarle una fotografía. Contrata un ejército de seguridad para su familia. Sus vecinos le temen. No le gustan los flashes ni los periodistas. Dicen que es el socio del presidente Kirchner”. Seis años y cuatro meses después todo se confirmó, y Lázaro –sin ser Evita– volvió y fue millones. ¿Es o no Yabrán? Finalmente, obligado por la realidad, Báez mostró su cabellera blanca en el hotel Patagonia, y en su comunicado Nro.1 dijo que los testimonios de Fariña y Elaskar fueron editados (una obviedad que ni esos malandrines dijeron) y le preguntó a los reporteros gráficos: “¿Para qué tantas fotos, chicos?”

La década ganada en Madero Center.

Parte de la militancia que aún cree que millonarios enriquecidos con los dineros públicos pueden liderar una revolución cuasi socialista están mortificados. Temen que la construcción emblemática de los diez años de kirchnerismo en lugar de ser el mausoleo de Néstor sea el edificio de Madero. Hay chicaneros de las redes sociales que proponen una nueva agrupación llamada “Lombard Odier es la patria liberada”. ¿Para cuándo la estatización de Madero Center? ¿O hay que privatizarlo? Tenemos que recuperar la soberanía monetaria.

Cristina sin voz.

Los problemas de comunicación no son solo por la disfonía recurrente de la Presidenta conseguida por retar a los gritos a sus ministros, según ella confesó. Desde que Lanata hizo popular a Báez enmudeció el aparato de propaganda y hasta el gabinete. Tanta concentración de poder de Cristina y tanto castigo al que comete el mínimo error los han dejado sin voceros creíbles. Un gobierno que tiene que recurrir a Mauro Viale se define a sí mismo. Ni siquiera hubo una orientación clara para minimizar lo de Lanata o el argentinazo callejero del 18A. Nada les dio resultado. Ocultar el tema llevó más rating al molino de TN y El Trece. Frivolizarlo masificó el interés entre el ciudadano menos politizado. Decir que el cacerolazo fue contra toda la clase política fue una mentira ridícula. Un vozarrón radial, recién llegado por interés a la política, dijo sin ponerse colorado que “fueron muchos más los que se quedaron en su casa”. 

Cristina es más inteligente que sus salieris. Si creyera en su gente debería estar tranquila: le dicen que fue menos gente a la marcha. Con su rigurosidad conocida, Nilda Garré dijo que en Capital caminaron 71 mil personas. Ni el INDEC lo hubiera hecho mejor. O Nik , que se burló planteando que el Gobierno no cuenta la gente, la pesa. No tienen un liderazgo común, vociferaban. Y es cierto. Solo coinciden en un par de cosas: jamás votarían a Cristina, están hartos del abuso de poder y la prepotencia, quieren vivir en libertad y son bastante más que ese 46% que sacaron en el 2011.

El peronismo perdió la calle.

En la batalla contra la 125, se podría haber explicado como un hecho coyuntural difícil de repetir. Pero cientos de miles protestando en una asamblea popular itinerante y en tres ocasiones en 7 meses, ya se transformó en un activo ciudadano que antes era monopolio del peronismo. Cristina lo hizo.

Ficción para todos y todas.

“El país está al garete / nos roba un trucho con rodete”, decía uno de los carteles más ingeniosos entre esa pasión de multitudes que estalló el jueves. Ironías para Leonardo Fariña, que le dio para que tenga y guarde ficción a Lanata. Igual no se va a salvar de pasar unos días en la cárcel, igual que su compañero de “La Rosadita, Federico Elaskar, aunque por otras causas pendientes que tienen en los tribunales.

El suicidio institucional.

Aún a riesgo de ser impreciso pienso que Dante Caputo es un intelectual honesto y lo ubico en la democracia social y republicana. Nada más lejos de un corrupto y golpista. Su texto publicado ayer en Perfil me inquietó porque no se trata de un pensador alarmista. Manifestó su preocupación porque “a partir de los que estamos viendo (no hay nada que imaginar) se creen situaciones de alta inestabilidad política, que puedan llevar a otras locuras mayores, por ejemplo, la interrupción institucional. El deterioro de nuestra organización republicana, el conflicto, la protesta, las reacciones de unos y otros, la insensatez de quienes tienen el poder político, puede transformar la fuga hacia delante en un suicidio institucional. (…) Dios nos libre que la locura de la presidenta Cristina Kirchner lleve a otros argentinos a una mayor”.

Todavía falta lo peor.

El deterioro económico, el desplome de la inversión, las reservas, el consumo y los puestos de trabajo; la cabriola en el aire que tuvo que hacer la Presidenta para recomponer con el Papa Francisco, la muerte de Chávez y el triunfo de penal sobre la hora de Maduro, las inundaciones y la llegada de la “corrupción” a los primeros puestos en todas las encuestas, conforman la realidad que Ella prefiere ignorar por twitter. Es el momento más complicado para Cristina en el poder, con excepción de la 125 y las elecciones de 2009. La noticia más grave es que lo peor está por venir. El Gobierno aún no encontró su piso y está cuesta abajo. Conclusión provisoria como todas: mientras más poder quiere concentrar, Cristina más se debilita.

© Escrito por Alfredo Leuco el domingo 21/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 7 de abril de 2013

Insubordinación y coraje... De Alguna Manera...


Insubordinación y coraje... 

 'CAZA SUBMARINA'. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.


La reacción popular por las inundaciones debería ser un llamado de atención para la dirigencia. Pero ¿captarán semejante mensaje?  

La opinión política más certera sobre la catástrofe de la inundación está dibujada. El talento de Pablo Temes reflejó ayer, en la página 16 de Perfil, a Cristina totalmente cubierta de barro y con los deditos levantados, como dictando cátedra a toda la humanidad. Un resumen perfecto. Porque a la Presidenta le ocurrió algo inédito y terrible: la tocaron. Quedó demostrado que ella no es como la pelota: se mancha. Su guardia pretoriana suele gritar amenazante: “Che, gorila/ no te lo decimos más/ si la tocan a Cristina/ qué quilombo se va a armar”. Y la tocaron. El cantito fue la crónica de una tragedia anunciada. Sólo que la mugre que la ensució no vino del campo del enemigo, las corporaciones agromediáticas y golpistas. Por eso es tan grave. Se trató de fuego amigo que entró por la retaguardia. Porque los reproches, insultos y agravios vinieron de abajo, del corazón del pueblo mismo y desde la izquierda, de José Mujica, uno de los representantes más cabales de los presidentes que se parecen a sus pueblos.

Como si esto fuera poco, Cristina también fue sacudida por dos tormentas territoriales en sus lugares en el mundo. Los reclamos más duros que le hicieron cuerpo a cuerpo fueron en Tolosa, su barrio de toda la vida, donde se convirtió en inundada, militante de la Jotapé, abogada y esposa de Néstor. Y la primera derrota electoral de alto valor simbólico la sufrió en cdonde construyó su presente de millonaria que inscribió su apellido en tres períodos presidenciales consecutivos ganados en las urnas, algo que no lograron ni Perón ni Menem.

Todo eso pasó en un par de días. De golpe, como ese diluvio universal que se pareció a un castigo bíblico para los oficialismos políticos que en 2011 habían sido ratificados con amplitud por el voto popular. Porque en forma paralela al conmovedor manantial solidario que surgió del subsuelo de la patria apareció con fuerza una suerte de cachetazo gigantesco, incluso para los que más alto aparecen en las encuestas: Cristina, Scioli, Macri, Alicia, Bruera y Larroque fueron aplazados socialmente y van a tener que rendir nuevamente el examen.

Algunos fueron más groseros que otros en sus mentiras de 140 caracteres, como Bruera. Otros explicaron lo inexplicable y no sancionaron a sus colaboradores que intentaron ocultar que estaba en Brasil, como Macri. La cuñada Kirchner y Scioli chocaron contra las duras paredes que pone la gente cuando tiene bronca y putea. No eran agitadores que atacaron, como dijo Alicia. Eran inundados que actuaron en defensa propia.

La cadena progresista se les sale muy rápido y caen en un macartismo rudimentario. Ni agitadores ni rojos uniformados con palos, como los del 24 de marzo, cuando en realidad los patoteros fueron las blancas palomitas vestidas de celeste de La Cámpora, al revés de lo que dijo Cristina.

¿Se habrán asimilado al espionaje ilegal a referentes sociales de Proyecto X, parido por Aníbal Fernández y amamantado por Nilda Garré, que caracterizó al padre Pepe como “simpatizante del Partido Obrero”? Telegrama a la ex SIDE: la actriz Brenda Asnicar también es troska, incluso más que el cura villero.

El presidente uruguayo dirá: “Qué le hace una mancha más al tigre”, pero la patoteada de Andrés Larroque, el comandante de La Cámpora, por la televisión mal llamada pública fue todo un símbolo. Ese video puede servir para dos cosas: para que la oposición lo utilice como spot de campaña, porque parece Herminio Iglesias quemando el cajón, y para proyectarse en las facultades de periodismo y demostrar cuál es el verdadero objetivo de la Ley de Medios. Cristina le dijo: “Cuervo, hacete cargo”, y él fue directamente a la yugular del periodista de Canal 7, Juan Miceli. Con la misma diplomacia con que acusó a Binner y compañía de “narcosocialistas” y el mismo tono del grito a la diputada Laura Alonso, “callate, atorranta”.

Este “heraldo de la reina (Jorge Fernández Díaz dixit) no es un muchacho valiente que lucha contra el poder. Es el poder”. Y éste es el gobierno más poderoso y castigador de la libertad de expresión desde 1983 hasta la fecha. Por eso atemoriza a los miedosos. Porque el Cuervo se sienta a la derecha de la papisa Cristina, camina a su lado, dirige la batuta. Con severidad patronal se dirigió a un periodista al que considera su esclavo, y alerta y vigilante, después de exigirle que se identificara, lo conminó a que se presentara en el lugar después del noticiero. El movilero atinó a preguntarle hasta cuándo iba a seguir el operativo de propaganda de entrega de agua y colchones con el chaleco de La Cámpora, y el comisario cristinista dijo: “El operativo sigue el fin de semana, el mes que viene, el año que viene y los próximos veinte años”. Cristina eterna.

Quedará en la memoria colectiva el coraje de una empleada doméstica que gana 2.500 pesos y tiene seis hijos, que se atrevió a recriminarle a Cristina en su propia cara algo que hace temblar a ministros y poderosos empresarios. Se insubordinó la chica que se gana la vida limpiando casas ajenas y que en ese momento estaba agotada de pasarle lavandina a la suya. No aceptó la orden de Carlos Zannini: “A Cristina no se le habla, se la escucha”.

Los inundados querían ser escuchados, desahogarse (en el más amplio sentido de la palabra), y se resistieron a tener que escucharla a Ella. El grito “que se vayan”, o “vuelvan a Calafate, millonarios”, fue una fotografía de una Argentina más verídica que la que Cristina muchas veces confunde con las tandas de Fútbol para Todos. Se dice que padece “bovarismo”, quien se cree sus propias mentiras. Un baño de realidad que seguramente debe haber sacudido a la Presidenta. ¿Cuánto hacía que nadie la contradecía? ¿Cuánto hacía que nadie se animaba a darle una opinión distinta, descarnada y sin eufemismos?

Hasta el propio hermano de la Patria Grande, el Pepe Mujica, planteó con todas las letras lo que piensa. Dejando de lado el lenguaje vulgar de la intimidad, dijo lo que piensa: que Cristina es más terca que Néstor. Que ella es menos política, y que no va a disculparse porque ya no sabe qué hacer frente al maltrato y la humillación a los que Cristina somete también a Uruguay.

Que el lenguaje coloquial de “vieja” o “tuerto” no nos tape el bosque del contenido del reclamo. Uruguay vive extorsionado por Argentina, y sus funcionarios ya no saben cómo denunciarlo. Inconscientemente o no tanto, el Pepe encontró la manera. Es que el mecanismo para domesticar de Cristina es siempre el mismo, fronteras adentro o afuera: si no hacés lo que yo digo, te corto los víveres. Se puede referir al Mercosur, a Scioli o a Peralta.

Lo más grave, además de las vidas perdidas y la bancarrota de miles de familias, es que la ausencia o la lentitud burocrática del Estado y el chiquitaje mezquino del pase de facturas alimentaron ese nefasto fantasma que no termina de morir: el de diciembre de 2001.

© Escrito por Alfredo Leuco el domingo 07/03/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.






martes, 9 de octubre de 2012

Hay que ayudarla… De Alguna Manera...


Hay que ayudarla…

 ¿JUAN DOMINGO FERNÁNDEZ? Dibujo: Pablo Temes.

¿Cristina lo permitirá? Los problemas del neofrepasismo light. El círculo que daña a la Presidenta. Y las trampas K a la ley.

Astuto, el senador Ernesto Sanz afirmó que el gobierno de Cristina está destruyendo el mito de que el peronismo sabe gobernar. Y puso mega ejemplos en los que la mala praxis nos hizo retroceder años y colapsar, como en el esquema energético y de transporte, con la delirante cifra de 76.205 millones en subsidios. Sugiero un debate todavía más provocador y pregunto: ¿Es el peronismo el que está gobernando? Si los problemas más graves fueron generados por Nilda Garré, Héctor Timerman, Juan Manuel Abal Medina, Axel Kicillof, y si el comandante de la madre de todas las batallas es Martín Sabbatella, el entorno de Cristina se parece más a un neofrepasismo testimonial y livianito que al poderoso y flexible justicialismo, capaz de anticipar conflictos y encauzarlos posteriormente con su pragmatismo genético.

Si los principales voceros de Cristina contra los imaginarios golpistas son Edgardo Depetri, Hebe de Bonafini, Luis D’Elía y Juan Cabandié, y si sus soportes culturales son Fito Páez y José Pablo Feinmann, se confirma que hay una preferencia presidencial por los que expresan el 10% de los votos.

Tal vez Cristina haya pretendido mejorar al peronismo. Convertirlo en un partido menos corrupto y corporativo y más republicano era una buena acción. Pero lo que está logrando es reemplazar el justicialismo por una fuerza propia temerosa de cuestionarla, infinitamente más débil, inexperta e ingenua, que todo lo explica como un complot de Magnetto. La política, la administración de las diversidades y el disciplinamiento de las corporaciones son algo mucho más complejo y sofisticado que el blanco y negro como única bandera. El verso conspirativo se vació de contenido, se agotó. Sólo produce risa cuando llega al paroxismo de Julio Alak, que atribuyó la rebelión “caradespintada” a Clarín. Ni hablar de los papelones con nombre y apellido: Leandro Despouy y el juez Raúl Tettamanti.

¿Se han erosionado aquellos históricos 12 millones de votos de la reelección? Es difícil asegurarlo. Sólo las urnas tienen la verdad, y para eso hay que esperar hasta 2013. Pero la fortaleza de un gobierno también se mide por lo que es capaz de construir y destruir. La fragilidad actual no ha logrado siquiera poner en caja a Daniel Peralta, que los desafía tal como está desafiándolos medio mundo. Ocurrió lo que tenía que ocurrirle a un gobierno que atacó con inédita ferocidad a sus adversarios. Apenas tuvo un tropiezo, todos los maltratados le saltaron a la yugular. Ya utilizaron la más vigorosa batería de operaciones contra el gobernador de Santa Cruz y ahí está, vivito y coleando, chicaneando al mismísimo Máximo Kirchner, que es la segunda persona más poderosa del país. El Gobierno sigue castigando como siempre, pero ahora sus golpes casi no duelen.

Pocos han dañado tanto a la Presidenta como los que le hicieron el regalito del Decreto-Mamarracho 1.307. Son los que parieron un motín tan inédito como peligroso. No porque la intención de los prefectos y los gendarmes sea derrocar a Cristina. Jamás se manifestaron como golpistas, pero su sola presencia insubordinada fue un alerta inquietante que destruyó la cadena de mando, la columna vertebral de toda fuerza jerárquica. Ellos reclaman mejor trato y más salario. Pero es riesgoso para el sistema democrático porque algunos grupúsculos fascistas se montaron sobre esa protesta y reaparecieron dinosaurios del terrorismo de Estado como Cosme Beccar Varela, Alejandro Biondini, o el apellido Seineldín como pancarta.

Se necesita ahora una operación quirúrgica muy prudente para recomponer lo que el Gobierno dinamitó con impericia y soberbia. Es correcta la idea de que los jefes sean los encargados de satisfacer algunas demandas de sus subordinados. Todo lentamente y con mucho cuidado, para no contagiar la protesta a otra fuerza y sin sanciones brutales que multipliquen la cantidad de uniformados indignados.

Es incorrecta la intención de patear la pelota hacia delante para deshilachar los planteos de las fuerzas de seguridad. En lo físico y anímico son muchachos que no se desgastan fácilmente. Están acostumbrados a la intemperie territorial y afectiva. Pero es una bomba de tiempo que gente que no sabe negociar y no tiene tradición de debate y asamblea se sienta acorralada. Puede salir un tiro para cualquier lado, y nunca para el lado bueno. Esta es una alerta roja que supieron ver Julián Domínguez y los diputados opositores que dejaron por escrito lo básico: dentro de la democracia, todo; fuera de ella, nada.

La sucesión de torpezas oficialistas nace de la imposibilidad de reconocer el mínimo error o escuchar alguna crítica. El senador Luis Juez dijo, escatológico pero eficaz, que “los cristinistas parecen bioquímicos: siempre están analizando las cagadas ajenas y nunca las propias”. Conoce el tema: es hijo de un suboficial del Ejército que murió sin la sentencia de la Justicia que certificara la ilegalidad de los pagos en negro. Otra vez: ¿cómo combatir la ilegalidad del trabajo informal desde un Estado que es el que más negro utiliza?

Esa presunta picardía de gambetear o directamente violar las normas es uno de los grandes fracasos del Gobierno. Todo por izquierda y no “de izquierda”. Siempre la trampita. Dividir todo lo que se mueve, “puentear” a gobernadores, poner doble comando en todos los organismos, desconocer los fallos de la Corte. ¿De qué le sirvió al Gobierno pagar con el eufemismo encubridor de los aumentos no remunerativos? El resultado fueron juicios por todos lados y una distorsión en las nóminas salariales que potenció la bronca entre integrantes de la misma fuerza, donde uno cobraba el doble que el otro con iguales tarea y cargo. El fin de ahorrarse unos pesos y castigar a los retirados porque “son todos golpistas” fue un remedio peor que la enfermedad. Lo mismo ocurrió en varios planos. ¿O la piolada del que se las sabe todas y malversa las estadísticas del Indec dio algún beneficio a Cristina?

¿Y la ficción de decir que la Ley de Medios es para democratizar la palabra cuando en realidad es para monopolizarla? La farsa se evaporó en el aire el día del cacerolazo que el amigopolio ignoró, y eso produjo que TN trepara hasta los diez puntos de rating. En lugar de diversificar las voces, hasta ahora achicaron todos los espacios de la libertad de expresión. Ir por todo es arriesgarse a quedarse sin nada. No se puede pedir respeto por la autopista de la ley si el Gobierno es el primero que va por la colectora y todo el tiempo busca atajos que rompen las reglas. Hay que ayudar a Cristina y rogar que se deje ayudar.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 6 de Octubre de 2012.

lunes, 8 de octubre de 2012

Laberinto sin salida… De Alguna Manera...


Laberinto sin salida…
 
UNIFORME DE KOMBATE. Ministra Nilda Garré. Dibujo: Pablo Temes.

Mala praxis de gestión, fijación por la suma del poder, desesperación por la re-re y obsesión contra Clarín. Pasos en falso del gobierno.

Preso de sus obsesiones políticas, el Gobierno ha entrado en un laberinto del cual no sabe cómo salir. Algunos de sus integrantes ya no pueden disimular su fastidio ante este panorama en el cual abunda la inconsistencia. Como se sabe, en este recrudecimiento de esta “patología política”, para el Gobierno la culpa por las preguntas de los estudiantes de la Universidad de Harvard, que descolocaron e hicieron enojar a la Presidenta, fue de Héctor Magnetto y de Clarín. Pero eso no es todo: para el Gobierno, las protestas por reclamos salariales de los efectivos de Gendarmería –su fuerza de seguridad preferida– y Prefectura son producto de las maquinaciones de Magnetto y Clarín. Y para el Gobierno la desaparición por 24 horas de Alfonso Severo –un testigo clave en la causa del asesinato de Mariano Ferreyra que complica a adictos K como José Pedraza y la cúpula de la Unión Ferroviaria– sería el resultado de una estrategia perversa de Héctor Magnetto y Clarín para evitar la aplicación de la Ley de Medios.

A este paso, para el Gobierno no habrá fenómeno natural –frío, calor, sequía o lluvia–, pestes y otros males que no queden libres del influjo de Magnetto-Clarín. Así es como, en definitiva, el “relato” de la administración de Cristina Fernández de Kirchner busca cubrir sus garrafales errores de gestión. “Si se nos acaba Clarín, ¿a quién le vamos a echar después la culpa?”, se preguntaba el viernes un conspicuo funcionario con despacho en la Casa Rosada viendo el ridículo al que se exponía el ministro de Justicia, Julio Alak, en su intento de vincular el caso Severo con la Ley de Medios, disparate que el mismo Severo desmintió.  

El conflicto desatado por los reclamos salariales de  Gendarmería y Prefectura se veía venir. Una nota firmada por el entonces comandante de Gendarmería Héctor Schenone advertía ya en mayo a la ministra de Seguridad Nilda Garré de lo que se estaba viviendo en la fuerza a causa del fallo “Zanotti”. “La aplicación del mencionado fallo producirá una disminución significativa del salario inclusive menor al salario administrativo, afectando al personal más joven y de baja jerarquía, generándose una disminución monetaria que en algunos casos superaría el 25%”, decía una parte de esa nota. El decreto 1307/12 empeoró las cosas. Nadie del Gobierno le prestó atención a este aviso. Tampoco la Presidenta, quien en su “Aló Presidenta” del 26 de junio se lamentó por la muerte de los gendarmes que habían cumplido tareas en el conflicto de Cerro Dragón y reconoció lo poco que ganaban.

En tren de adjudicar culpas, los dardos apuntan a Raúl Garré, a su hermana  la ministra, e incluyen al secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini. La intención de los sectores ultracristinistas de otorgarle  a este reclamo un carácter golpista no hizo más que desnudar la inconsistencia de la acusación. Lo que sí existe en esas fuerzas es un estado deliberativo sin liderazgo, producto de la protesta generada por la pauperización de las condiciones de vida de la mayoría de sus integrantes.

A esta altura, es evidente que el Gobierno está afectado por cuatro problemas fundamentales: la “mala praxis” de su gestión, su desesperación por la re-reelección, su fijación por lograr la suma del poder público y su obsesión contra Clarín. 

La mala praxis de gestión es el origen de varios inconvenientes. Además del presente conflicto con Gendarmería y Prefectura, la lista incluye el cepo cambiario, la alteración de los índices del Indek, el creciente déficit fiscal, las idas y vueltas con las retenciones a las exportaciones de biodiesel y con la Ley de Riesgos de Trabajo, por citar algunos. Al respecto, la Presidenta debería pensar si Juan Abal Medina está capacitado para llevar adelante la compleja tarea que exige el cargo de jefe de Gabinete. En su última aparición pública, exhibió una notable escasez de conocimientos técnicos sobre el decreto 1307/12, a lo que agregó una falta de aplomo y una pobreza de lenguaje que sorprende a varios de sus profesores en Ciencia Política que lo recuerdan como uno de sus alumnos más brillantes.

La desesperación por la re-reelección le impide consensuar con gobernadores que se oponen a la iniciativa.

La búsqueda de la suma del poder público, recalentada en estas horas por los episodios sucedidos en la Auditoría General de la Nación y en el Consejo de la Magistratura, representa una de las contradicciones y claudicaciones más flagrantes del discurso con el cual el kirchnerismo ingresó al poder. Uno de los logros indiscutibles del primer gobierno de Néstor Kirchner fue la creación de una Corte Suprema prestigiosa como signo claro de la decisión política de respetar y valorizar la independencia de la Justicia. La Presidenta está tirando esto por la borda. Al hacerlo, además, ha inducido a quienes buscan complacerla a echar mano a recursos que recuerdan a aquellos usados por el menemismo. He ahí el “recurso de arrancatoria”, giro acuñado para denunciar al ex cortesano Antonio Boggiano, quien en 1993 ordenó a uno de sus asistentes arrancar la hoja de un fallo que condenaba al Banco Central.

 Igual que entonces, ahora el oficialismo pretende recusar a Ricardo Recondo, representante de los jueces en la Magistratura que se opone al bochornoso intento de nombrar al frente del juzgado a cargo de la controversia por la Ley de Medios a Lorena Gagliardi, funcionaria dependiente de Abal Medina, y que mágicamente saltó del puesto 15 en el orden de méritos al 6. A Recondo se le quiere atribuir una firma que nunca puso en el dictamen que nombró al juez jubilado Raúl Tettamanti para subrogar el cargo. Para sostener esa acusación, se arrancó la hoja del dictamen.

La Ley de Medios fue algo abstracto para la mayoría de la sociedad. Pero las cosas cambiaron a partir del cacerolazo, al que la corporación multimediática oficial y paraoficial intentó ignorar primero y minimizar después. Sólo El Trece y TN lo transmitieron en su dimensión, por lo que una parte de la sociedad comprendió que el verdadero significado del 7D es el de silenciar esos canales. Esa sociedad comprendió también que si el Gobierno fuese exitoso lo que conseguiría sería silenciar sus voces.

Esto no es más que otra muestra de la irrefrenable necesidad de dominación a la que la Presidenta lanzó a su gobierno. Y, como decía Voltaire, “la pasión por dominar es la más terrible de las enfermedades del espíritu humano”.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en sábado 6 de Octubre de 2012.