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jueves, 18 de julio de 2019

Economía Argentina: deuda externa y fuga de capitales… @dealgunamanera...

Economía Argentina: deuda externa y fuga de capitales…
Dólares. Fotografía: Nikolay Frolochkin en Pixabay.

Los capitales argentinos fugados o en cajas fuertes ascienden los 300 mil millones de dólares, aproximadamente el monto que le debe al FMI.

© Escrito por el Diputado Nacional Eduardo Conesa el jueves 18/07/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Desde fines del decenio de los setentas del siglo XX nuestro país cayó en la trampa de contratar enormes deudas públicas externas que han servido para financiar la fuga de capitales arruinar la mecánica del desarrollo económico argentino. La trampa comienza de la siguiente manera: el gobierno nacional emite bonos en los mercados internacionales de capital con el asesoramiento de diferentes bancos de inversión como Credit Suisse First Boston, JPMorgan, Goldman and Sachs, etc, etc. La selección de estos bancos varía según las preferencias de los ministros de economía. Estos bancos cobran jugosas comisiones para colocar dichos bonos en los mercados internacionales de capital y son seleccionados a dedo, sin licitación pública.

Luego las deudas así contratadas sirven para enjugar déficit fiscales de los distintos gobiernos ineptos que supimos conseguir. Pero el exceso de oferta de dólares artificiales, provenientes de la deuda externa en el mercado local de cambios, sirve también al propósito no querido de sobrevaluar nuestra moneda y abaratar el dólar. En efecto, al ofrecer los dólares en el mercado de cambios para hacerse de pesos y poder así enjugar los déficit fiscales en pesos, nuestros gobiernos, sin querer, rebajan artificialmente el valor del dólar en nuestro mercado de cambios, y de esta manera alientan la compra de dólares por parte del sector privado argentino, que no es tonto, y compra lo que está barato. Estos dólares se envían al exterior, o se guardan en cajas fuertes, o en el colchón. Por eso es que los capitales argentinos fugados al exterior, o en las cajas fuertes del país, alcanzan a más de 300 mil millones de dólares, suma que es aproximadamente equivalente al monto de la deuda externa argentina.


Pero además, el dólar barato desalienta las exportaciones e impulsa las importaciones provocando así fuertes déficit en nuestra balanza de pagos con el exterior. Estos déficits de balanza de pagos requieren, para ser enjugados, más endeudamiento externo todavía y así caemos en la trampa de una deuda externa inmensa e impagable que nos trae toda clase de conflictos, tales como los juicios que incorporaron contra nuestro país los fondos buitres de Nueva York.

Peor aún: para los países en desarrollo, un motor esencial del crecimiento económico necesario para salir de la pobreza es el aumento sostenido de las exportaciones. Pero si éstas se desalientan por el dólar barato, no hay desarrollo económico ni mejoramiento del nivel de vida popular. 

Pero además, cuando el dólar está barato, las tasas de interés en el mercado interno de capitales se tornan altísimas. Se trata de una conocida e inexorable ley de la economía política. Por ejemplo, en estos días las tasas de las Lelics del Banco Central rinden un interés del 59% anual y las PYMES pagan más del 80% de interés por el crédito bancario, todo ello contra una tasa de inflación prevista del 30%. A su vez, las altas tasas de interés reales desalientan la inversión, provocan quiebras de empresas y retroceso de nuestra economía. Consecuentemente, en el primer trimestre del año en curso, el PBI cayó en un 5,8% y la tasa de inversión en nuestro país no llegó al 15%, la más baja de América Latina. Y por ello también la desocupación superó el 10%.


Las enormes y frecuentes variaciones en el tipo de cambio real y en la tasa de interés real han transformado a la economía argentina en un casino. Al respecto es bueno recordar que Keynes afirmaba que lo peor que se puede hacer con la economía de un país es transformarla en un casino. Un casino es la economía argentina desde hace 70 años. Por esta razón no crecemos

Por el contrario, toda buena política de desarrollo económico debe mantener constante el tipo de cambio real a un nivel competitivo mediante la indexación del tipo de cambio con el índice de precios al consumidor. Por otra parte, la tasa de interés debe mantenerse baja en términos reales para alentar la inversión. La recomendación de indexar el tipo de cambio con el índice de precios al consumidor es especialmente válida para la Argentina, si pretendemos integrarla a Europa, a  América y al Asia, como añora el Presidente Macri. La indexación del tipo de cambio fue precisamente la gran recomendación de Bela Balassa para los países en desarrollo que sufrían procesos inflacionarios. Cabe recordar que este economista fue quizá el más importante experto en integración económica de finales del siglo XX.

Algunos temen que la indexación formal del tipo de cambio y de los ahorros que propiciamos acelere la inflación, pero se equivocan pues desde hace ya 70 años, la economía argentina está indexada, pero desordenada e irracionalmente. Milton Friedman, el reconocido premio Nobel, afirmaba que lo peor de la inflación es la distorsión de los precios relativos que ella provoca, pero que una inflación pareja y previsible es inocua. Sostenemos que el ataque a la inflación debe hacerse mediante el superávit fiscal y el aumento del ahorro privado, inducido precisamente por la indexación de los depósitos bancarios a plazo fijo en pesos. Nunca por la vía de retrasar el tipo de cambio.


Por el contrario, en nuestro país se puso de moda la falsa teoría que sostiene que el dólar barato mejora el nivel de vida de la población y permite ganar las elecciones. Esta trampa puede llevarse a cabo en el muy corto plazo con grandes riesgos y a costa de la fuga de capitales y del verdadero crecimiento de largo plazo. Desde 2007 a 2015 la ex Presidenta Cristina Kirchner ensayó esta falsa teoría con falsos índices, controles de cambio y cepos, y el casino fracasó.

Lamentablemente, el actual ministro de economía, Nicolás Dujovne, adoptó la misma falsa teoría como estrategia nacional, pero por la vía del endeudamiento externo, sin cepos. Su predilección por el endeudamiento puede apreciarse leyendo sus artículos periodísticos publicados en el diario La Nación, en 2016.

Lamentablemente, Dujovne embaucó al Presidente Macri con su falsa teoría. Al ponerla en práctica, el ministro, terminó agotando la capacidad de endeudamiento del país hacia abril de 2018. Luego consiguió el salvavidas del Fondo Monetario Internacional, prestamista de última instancia, con cuya ayuda logró sobrevaluar y estabilizar momentáneamente el tipo de cambio a 43 pesos por dólar, con tasas de interés por las nubes y más casino. La dificultad vendrá después, cuando haya que repagar toda esa deuda externa inútil e innecesaria


miércoles, 3 de julio de 2019

Tiempo de Campaña... @dealgunamanera...

Batalla electoral...

"Todo bajo control" Nicolás Dujovne. Dibujo: Pablo Temes

Macri se juega el futuro de Cambiemos. Cristina Fernández, su impunidad. Los desafíos de Vidal para ganar en Provincia.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 30/06/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Y ahora, la campaña. Ya superada la traumática etapa del cierre de las listas de candidatos –que dejó heridos, humillados y ofendidos por doquier–, todos se preparan para una contienda electoral que será dura y abundante en lodo. La reelección o no de Mauricio Macri pone en juego el futuro de Cambiemos. Si pierde, esa coalición estalla. A su vez, Cristina Fernández de Kirchner juega su impunidad y el último intento del kirchnerismo de quedarse con el peronismo.

Las tensiones en el oficialismo están a la orden del día. La apertura que significó las postulaciones de Miguel Ángel Pichetto a la vicepresidencia y de Martín Lousteau a la senaduría por la Capital Federal es considerada desde el núcleo duro del PRO como un factor de maquillaje. Ello es producto de una visión absolutamente miope que aún predomina en el ámbito de réprobos y elegidos. Estos últimos –los elegidos–, que son la exposición de la soberbia y la incompetencia que han llevado al Gobierno y al país adonde hoy está, no tienen una cabal comprensión del desafío que enfrentará el oficialismo si gana.

Ese desafío tiene nombre: se llama gobernabilidad. Es lo que Pichetto le asegura a Macri si llega a triunfar. Y ese va a ser un elemento clave para su eventual segundo mandato que transcurrirá nuevamente con minoría en ambas cámaras. Lousteau, de muy buena llegada a la gente joven, le aporta al Gobierno votos, algo de lo que tiene desesperada necesidad. Esa necesidad y esa desesperación explican la increíble cruzada contra la candidatura presidencial de José Luis Espert. Nadie hizo tanto como el Gobierno por darle a esa postulación una relevancia de la que carecía. Las presiones y las zancadillas que utilizaron para intentar que la justicia electoral le impidiera al economista ser candidato fueron casi novelescas. La que terminó con la transfugueada de Alberto Asseff no fue la única.

Todo resulta entendible –aun cuando reprochable– al ver los números que arrojan hoy las encuestas. Según las cifras de Synopsis, una consultora que ha tenido aciertos importantes en las últimas elecciones, la fórmula Espert-Rosales alcanza el cuarto puesto con el 4,1% de votos. Esos votos, que provienen de muchos macristas desencantados, son decisivos para el Gobierno. Pueden significar la victoria o la derrota.

La lista de Vidal. Para quien, al día de hoy, la elección está muy difícil es María Eugenia Vidal. Es algo que ella sabe y reconoce. Hay una convicción de que fue en función de esa realidad como armó las listas de candidatos. Algunos dentro del mismo oficialismo no dudan en calificarla como una lista propia de un ejército en retirada, en la que abundan “hijos de”, “sobrinos y ahijados de”, “secretarias de” –el “de” hace referencia a funcionarios– que figuran entre los postulantes. Según los datos de la última semana, en el Conurbano –más específicamente en la primera y en la tercera sección electoral– Juntos por el Cambio está perdiendo por 10 puntos. Esto equivale a un millón de votos.

Para recuperar ese millón de votos deberían ganar el resto de la secciones –es decir, el interior de la Provincia– por alrededor de 30 puntos de diferencia, algo que tiene la categoría de lo imposible. Veamos algunos ejemplos: en 2015, en La Plata, Cambiemos obtuvo casi el 50% de los votos mientras que hoy está llegando al 35% y con dificultad; en Mar del Plata, en donde Vidal logró el 50% de los sufragios en 2015, hoy está en el 30%; y lo mismo vale para Bahía Blanca. “Si se tiene un problema serio en el Conurbano y se bajan los indicadores de las grandes urbes del interior, no hay de dónde rasguñar los votos que se necesitan”, señala con crudeza una voz de Cambiemos.

La definición de las listas ha terminado por acentuar la polarización que irá en aumento de aquí a octubre. La tercera vía ha quedado reducida a una vía muerta. En pos de la dinámica electoral, habrá que ver si esa polarización se plasma ya en las PASO o se cristaliza en la elección de octubre.

A quien las cosas tampoco le resultan sencillas es a Alberto Fernández. El peso de La Cámpora en la confección de las listas de candidatos en la provincia de Buenos Aires no lo dejó bien parado. Máximo Kirchner, Eduardo “Wado” De Pedro, Andrés Larroque y el mismo Kicillof representan lo opuesto del mensaje de convivencia política que pregona el precandidato presidencial. El cierre de las listas dejó expuesta su falta de peso político territorial.

El punto más fuerte  sobre el que pivotará su campaña será la catastrófica situación de la economía. El más débil, la defensa de Cristina Fernández de Kirchner. Ya el otro día tuvo que salir a reconocer la “falta de ética” (sic) de haber alquilado habitaciones de sus hoteles a Lázaro Báez que, en ese tiempo, era un proveedor del Estado. Olvidó el caso Aerolíneas Argentinas, cuyas tripulaciones también se alojaban en los hoteles de la familia Kirchner. El presidente de Aerolíneas era, en ese entonces, Mariano Recalde.

Con el Fondo. El logro más destacado que pudo exhibir Alberto Fernández en la semana que pasó fue su reunión con el enviado del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner. Allí,  Fernández no solo hizo gala de una precedente relación de amistad con su padre –Manuel Werner supo ser un colaborador del ministro de Economía de Héctor Cámpora y Juan Domingo Perón, José Ber Gelbard–, sino también de mostrar al equipo económico que lo acompañará si es electo. El único que faltó fue Guillermo Nielsen, pero las que estuvieron fueron sus ideas, sus propuestas y su conocimiento de la letra chica, elementos claves para renegociar el acuerdo con el Fondo. Algo que ocurrirá inexorablemente, sea quien fuere el próximo presidente de la Nación.

Tanto esta reunión como la que Werner mantuvo con Roberto Lavagna hablan de las dudas que en el FMI tienen en relación con el resultado electoral. Las encuestas que ponen en duda la victoria de Macri también llegan al 700 de la calle 19, en Washington, sede del organismo internacional.

Tanto Fernández como Lavagna fueron muy críticos de los términos del acuerdo con el Fondo. En ambos casos, la respuesta de Werner fue la misma: el plan económico es responsabilidad del Gobierno, algo que sus interlocutores creyeron tan poco como la nada.

Al que tampoco le creyeron mucho los empresarios e inversores en Nueva York fue al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Habló ahí de un triunfo de Macri en primera vuelta que ninguna encuesta pronostica y de una recuperación de la economía que, en muchos casos, es inexistente. "¿De qué país habla?", se preguntaban varios de los que escuchaban al ministro que no sabían si reír o–como es el caso de los que tienen inversiones en el país– llorar.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



domingo, 7 de abril de 2019

El voto anti-Macri… @dealgunamanera...

El voto anti-Macri… 

Massa o Menos. Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes

El Gobierno no registra el disgusto, pero para la oposición CFK es un obstáculo.

El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional aprobó el viernes el desembolso de 10.800 millones de dólares. Días atrás el Gobierno había pedido un waiver (perdón) por no contar con la información sobre las metas fiscales. Pese a la aprobación el FMI no autorizará a utilizar reservas líquidas para apaciguar corridas. Piden que mantengan déficit cero o cerca. Están muy preocupados por la caída de la recaudación, la baja actividad y una inflación que no cede. Obvio correlato en aumento de pobreza en el primer trimestre.

Mientras que el ministro Nicolás Dujovne afirma a inversores externos que tienen 70% de probabilidad de ser reelectos, hay convulsión interna en Cambiemos. Vuelven a circular rumores de desdoblamiento en la provincia de Buenos Aires –hoy las encuestas la dan por perdida–, mientras que en Capital dudan en hacer lo mismo.

Dujovne sigue hablando como si fuera un comentarista de la realidad. Hace acordar a sus tiempos de columnista en el programa de Carlos Pagni. “Estamos cómodos con este valor del dólar” será otra de las infelices frases por las que habrá de ser recordada su mala gestión. La frase en sí encierra una concepción centrípeta del poder. Lo que expresó es su comodidad con el dólar, pero ni siquiera preguntó si esa “comodidad” es compartida por la gente de a pie castigada por una inflación imparable a la que contribuye cada aumento del valor de la divisa estadounidense.

Luces amarillas. Hay un elemento en la cúpula del poder que no están evaluando adecuadamente: el creciente antimacrismo. Cuando estos sentimientos aparecen son muy difíciles de revertir. Y la calle, que siempre habla, está mostrando signos de no retorno. Y no es la calle de los piqueteros o de los que marcharon el jueves pasado al Congreso. En ese universo nunca hubo amor a Macri. Estamos hablando de muchos de sus votantes. El “me arrepiento de haberlo votado se escucha día a día con más frecuencia

A nadie puede sorprenderle: es mucha la gente a la que le está yendo mal. Y lo más preocupante es que ha perdido la esperanza de un futuro cercano mejor. No la tiene en Macri, ni tampoco en Cristina Fernández de Kirchner. Y lo notable –e inquietante– es que el informe del Banco Mundial que se conoció esta semana hace una proyección coincidente: si no produce cambios de importancia, es poco probable que en un eventual segundo gobierno Macri pueda generar las condiciones para el despegue de la economía.

Está claro que Mauricio Macri está decidido a ser candidato, pero no es visto con buenos ojos que tenga que estar confirmándolo todas las semanas y que todas las semanas se vuelva a rumorear un plan B. La conferencia realizada durante la visita a Gualeguaychú es un ejemplo de ello: “Vidal es tan buena que la queremos poner en todos lados… pero ella va a ser candidata a gobernadora”.

El llamado “plan B” hablaría de una generosidad política que Mauricio Macri no tiene, dar un paso al costado y dejar al que mejor mida no está en sus planes. Quienes lo conocen desde sus inicios de gestión en CABA afirman que su modo es “pongamos todos la trucha y si perdemos, perdemos todos y nos vamos todos”; este modus ahora se traduciría en “o gano yo o perdemos todos”.

CFK divide. La semana que pasó mostró a un Sergio Massa más cercano al peronismo; el miércoles se reunió en Escobar con un grupo de intendentes de Unidad Ciudadana. “El principal límite que puede tener el crecimiento de una tercera opción es la proximidad con el kirchnerismo”, afirma un ex armador del Frente Renovador.


El electorado de la potencial tercera vía no es compatible con el de Cristina Kirchner. El voto a ella es un voto durísimo, hay que recordar que ingresando al Congreso del PJ a principios de marzo Eduardo “Wado” de Pedro lanzó un tuit: “Llamamos a conformar un gran frente opositor sin exclusiones, e invitamos a Sergio Massa y a los gobernadores peronistas a dirimir roles y candidaturas en las PASO”, que recibió comentarios en contra. El votante kirchnerista no quiere saber nada con Massa.

Ese mismo límite es el que llevó a Roberto Lavagna a correrse del esquema de Alternativa Federal. “Yo no soy Alternativa Federal, yo soy Consenso 2019no voy a ir a una interna peronista”, declaró el jueves en una entrevista radial.

Los gobernadores van a terminar sus elecciones y recién después van a mirar qué hacer. En ese sentido, Schiaretti le dijo a Lavagna: “Yo lo único que le pido, Roberto, es que hasta que nosotros no resolvamos nuestras elecciones no nos pidan definiciones, nosotros no tenemos problema en recibir a todos, pero para ganar en las provincias necesitamos el voto de todos y para eso nos tenemos que ‘descontaminar de lo nacional'".

Internismo. Los únicos gobernadores que se sientan a negociar son los de la UCR.

De Alfonsín a Duran Barbapor Jorge Fontevecchia

La noche del jueves reunió en un restaurante de Recoleta a María Eugenia VidalMarcos PeñaRogelio Frigerio y Horacio Rodríguez Larreta con los gobernadores Alfredo Cornejo y Gerardo Morales. En esa jornada se trató de recomponer la relación UCR- Cambiemos. Además, se definió que la Convención Radical se realizará a fines de mayo; en principio no hay riesgo de ruptura con Cambiemos, ya que el sector opositor –liderado por Ricardo Alfonsín– no tiene ni el 15% de los votos de la Convención y no logra con ese porcentaje que el partido otorgue libertad de acción. Del ofrecimiento de una vicepresidencia solo corren rumores.

Mientras tanto, el silencio de Cristina Fernández de Kirchner la hace crecer en las encuestas, aunque algunos sostienen que “el día que hable se cae”. Está utilizando la misma estrategia de 2017, la elección silenciosa.

El silencio también abundó en el Congreso Nacional frente a las declaraciones de la diputada Graciela Camaño: “Pónganse a trabajar, el pueblo está con problemas, por si no se dieron cuenta”.

Cuando se va perdiendo en la guerra, es necesario negociar la paz, muy por el contrario a lo que sucede en la Argentina: el país del mañana mejor que nunca llega.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.





domingo, 31 de marzo de 2019

Aguante el optimismo… @dealgunamanera...

Aguante el optimismo…


Macri pide esfuerzo, Peña arma el credo y Vidal advierte y teme. Viejos pleitos.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 30/03/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Las encuestas con números de victoria que, en modo desafiante, Marcos Peña solía enrostrarle a cuanto circunstancial interlocutor encontraba, ya forman parte del pasado. Hoy en día, ninguna encuesta presagia un triunfo del Gobierno. Las encuestas que se conocen –y también las que no se hacen públicas– la ubican por delante a Cristina Fernández de Kirchner. A muchos sorprenderá esta vigencia de la ex presidenta. A nadie debería sorprender, en cambio, la caída imparable de la imagen y de las chances electorales de Mauricio Macri, a quien se lo ve desbordado por la situación.

El “le pido a la gente que aguante” que lanzó hace unos días pareció más que una consigna, una apelación dramática a la gente que lo votó. No entiende que es muy difícil que pueda aguantar aquel a quien le falta el plato de comida diaria para sí y para su familia. El 32,9% de pobreza que dio a conocer el Indec el jueves pasado fue y es una cachetada, interpelante primero para el Gobierno y después para toda la clase dirigente política, empresarial y sindical. En este aspecto, Macri fracasó rotundamente. “Quiero que me juzguen por lo que hice con la pobreza” –supo decir al comienzo de su gestión–. En cumplimiento de esa consigna, es de estricta verdad afirmar que el Presidente fracasó, como también fracasó la ex presidenta a lo largo de sus ocho años de gestión. Y no es aventurado que fracasarán los que vengan después del 10 de diciembre próximo –sea Macri, CFK o quienquiera– si no se logran acuerdos políticos concretos.

Acuerdos y desacuerdos. Las dirigencias argentinas deberían estudiar en profundidad el contexto del pacto de la Moncloa que consolidó la democracia en España. Ese pacto no nació de un enunciado de corrección política académicamente aceptado por las dirigencias. Ese pacto surgió de una extrema necesidad a la que había llevado una crisis económica profunda. Y ahí todos comprendieron que sin acuerdos básicos, y sin una voluntad firme de cumplirlos por parte de todos los signatarios, el futuro de España era tan ruinoso como lo había sido el pasado franquista que había dejado atrás. Todos cumplieron su parte y respetaron su compromiso y España despegó. Nadie de los que ha ejercido el poder en la Argentina democrática renacida en 1983 se preocupó por aprender esa lección. Las dos excepciones fueron Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde.

Vidal mide bien en Provincia, pero a nivel nacional tracciona lo mismo que Macri.

María Eugenia Vidal sigue disgustada con el Presidente y su entorno. Por si alguien no lo sabe, el entorno presidencial es Peña, cuya exposición del miércoles en el Senado dejó a más de uno boquiabierto. Se entiende: en muchos tramos de su presentación  habló de un país que, claramente, nada tenía que ver con la Argentina de hoy.

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires acaba de producir un hecho que marca distancia con el Presidente: el acuerdo con los docentes. Los que conocen en detalle la trama de las negociaciones del año pasado con los docentes, señalan coincidentemente que Vidal tenía el dinero para satisfacer las demandas de los gremios. Fue su decisión de no desairar a Macri, que a los cuatro vientos ponía límites a las negociaciones paritarias con los docentes, lo que impidió ofrecerles ese algo más, que hubiese permitido bajar la conflictividad a niveles mínimos.

Vidal está también enojada por el escandaloso hecho de ser espiada por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Quien está a cago de ese organismo es Gustavo Arribas, alguien que es muy cercano al Presidente. Hubo una reunión a puertas cerradas que tuvo Mauricio Macri con Larreta y María Eugenia Vidal cuando surgió el tema del espionaje. No pueden ser socios estratégicos y espiarse mutuamente. Eso puso un manto de duda en la relación Provincia-Nación, hecho que no hace más que incentivar las ya diferencias importantes que tenían con Marcos Peña y Macri en el manejo económico. En la provincia de Buenos Aires son más acuerdistas. Por eso, avanzaron con la paritaria docente, tratando de mostrar un modelo de gestión diferente y en lo político también, ya que la relación con los radicales es más razonable.

En el retiro espiritual con su equipo de este fin de semana abundó la preocupación. La derrota es una posibilidad que cada día toma más cuerpo.

La semana estuvo atravesada por rumores de cambio de nombres en el gabinete. El Gobierno carece de figuras de prestigio y peso políticos en el área económica. Macri lo hizo. En las redes abundan los comentarios despectivos de funcionarios del Gobierno hacia Nicolás Dujovne y Guido Sandleris.

Cálculos. La usina del desdoblamiento vuelve a salir desde La Plata, en realidad Macri no quiere dejar la Presidencia, porque él no quiere dejar el lugar. Hay una preencuesta de Isonomía que está midiendo Macri-Vidal y da prácticamente igual Macri en Nación- Vidal en la gobernación, porque Vidal no mide bien a nivel nacional, mide muy bien en la Provincia, pero a nivel nacional tracciona lo mismo Macri presidente-Vidal gobernadora.

El Gobierno sigue embretado en la lucha con el dólar, tanto el riesgo político como el riesgo propio del sistema financiero argentino –cuando el Banco Central es el principal deudor de todo el sistema bancario argentino–, no hace otras cosa que agregarle más riesgo a los problemas que ya tiene la Argentina.

Cambiemos está pasando por su peor momento, no tienen conducción de la crisis, están corriendo detrás del dólar en lugar de plantear una agenda política de conducción y generación de expectativas. Cayeron en la trampa de dólar-tasa-tasa-dólar y la conducción debería estar más allá de esta coyuntura fatal.

El Gobierno ofrece un futuro de sangre, sudor y lágrimas. Es lo que Sir Winston Churchill le prometió a sus conciudadanos en las horas difíciles de la guerra. Y el pueblo lo votó. No parecería estar ocurriendo eso con Macri hoy en día.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.




domingo, 24 de marzo de 2019

¡Macri está caliente! Golpe de calor… @dealgunamanera...

Golpe de calor…


Al Presidente, el enojo no le suma con su gente ni con el círculo rojo. Vigilia CFK.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 24/03/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Nadie sabe a ciencia cierta si es parte de la estrategia de campaña o de un arrebato personal. Pero lo cierto es que la imagen de un Macri enojado y tratando de delincuente a su difunto padre desconcertó a muchos y lo ayudó poco. El descenso de la imagen positiva del Presidente no se detiene. Y mientras la economía siga en esta especie de caída libre, es poco probable que las cosas cambien.

Fuera del optimismo obstinado de Marcos Peña o Nicolás Dujovne, el detrás de escena que se vive en el oficialismo es de creciente preocupación. Las fuerzas de la economía decididamente no responden a ninguna de las medidas que viene adoptando el Gobierno, y una muestra de ello es lo ocurrido el jueves y viernes con la suba del dólar, a pesar de las estratosféricas tasas de interés con las que el Banco Central pretende detener el drenaje de divisas.

Ese detrás de escena también permite apreciar la verdadera actitud de los técnicos del Fondo Monetario Internacional que están en Buenos Aires asignados a la tarea de monitorear la marcha de la economía del país. En ese ámbito de conversaciones privadas donde la verdad aflora sin tapujos, lo que se escucha son las críticas de esos funcionarios que son muy claros a la hora de adjudicar y asumir responsabilidades.


“Nos pidieron un plan para controlar el dólar, pero eso de ninguna manera es un plan económico. El plan económico lo debe elaborar el Gobierno y lo que nos preocupa es que ese plan no está”, señalan cada vez con más fastidio y menos disimulo. Por estas horas, Macri y Nicolás Dujovne deberían haberse dado cuenta de que con las frases de apoyo de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, no alcanza para generar la confianza de los inversores.  

Ruidos. Como ya se dijo aquí, Cambiemos cruje. Reina en su interior tal desánimo que hay quienes no descartan que Macri salga tercero y quede fuera de la segunda vuelta. En el entorno del Presidente hay una cerrazón a escuchar esas voces críticas. Una de las más enojadas es María Eugenia Vidal. Así es como se la percibió en la reunión que se hizo hace unos días con los intendentes de Cambiemos de la provincia de Buenos Aires en la quinta de Olivos. Se entiende: en su entorno se manejan encuestas que no le auguran otra cosa que no sea la derrota.   

Pegarle a Roberto Lavagna no ha sido un “error” cometido por Macri en la entrevista que le hizo Luis Majul. La duda se aclaró rápidamente cuando en tándem salieron a pegarle el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y un Dujovne cada vez más devaluado como ministro de Hacienda. Su frase “a Lavagna le fue bien haciendo todo mal” se debe agregar a otras igualmente disparatadas que se acumulan en su historial como funcionario público.


Lo que busca el Gobierno es evitar el traspaso de parte de sus votantes hacia el ex ministro de Economía. La idea es asociarlo a lo viejo y al fracaso. El problema para el oficialismo es que la percepción de esa gente es exactamente la contraria. Problema que se ahonda cuando, entre los que han empezado a ver con buenos ojos la postulación de Lavagna, hay dirigentes del radicalismo que se han hartado del ninguneo al que los ha venido sometiendo el núcleo duro del PRO.

En verdad, más que ninguneo ha sido desprecio. No es que sea algo nuevo en ese círculo aúlico del poder en donde se dividen las cosas entre probos y réprobos. Los probos son Peña y compañía. Todos los otros engrosan la lista de los réprobos. Y quienes forman parte del universo de los réprobos no tienen la más mínima chance de ser tenidos en cuenta por el Presidente. Es como si se aplicara para ellos la famosa frase de la Divina Comedia a la entrada del infierno: “Lasciate ogni speranza, vuoi ch’entrate” (Perded toda esperanza, los que aquí entran).

Ejemplos. Quien vivió esto en carne propia fue Alfonso Prat-Gay. Como ya se ha dicho en esta columna, uno de los errores de gestión garrafales de Macri ha sido delegar la gestión en Marcos Peña. Cuenta la historia que durante una reunión de gabinete en la que no estaba el Presidente, Peña le dijo al entonces ministro de Hacienda: “No entiendo nada de economía, pero mi gente me dice que todo lo que vos estás haciendo está mal”. Impactado ante semejante aseveración, Prat-Gay tomó una decisión drástica: no asistir nunca más a las reuniones de gabinete en las que no estuviera Macri.

En el ámbito empresarial cayó muy mal la afirmación del Presidente de que su padre fue partícipe de los delitos de corrupción ocurridos durante el kirchnerato. No porque no hayan sido ciertos, sino por la decisión de decirlo luego del fallecimiento de Franco Macri. En verdad, no fue esa la única circunstancia que le generó el reproche al fundador del Grupo Socma, uno de los representantes más conspicuos del empresariado prebendario que tanto daño le hizo y le hace a la Argentina.

Las encuestas que se vienen haciendo para diferentes empresas y grupos económicos de primera línea muestran que Macri está perdiendo la elección. Por eso, son cada vez más los que se están acercando al Instituto Patria para restablecer puentes con Cristina Fernández de Kirchner. El Grupo Roggio, el Grupo Arcor y el banquero Jorge Brito –de buena relación con Axel Kicillof y compañía– son algunos de ellos. En las conversaciones que mantienen, abundan las quejas y las críticas al Gobierno.

Las especulaciones sobre si CFK compite o no en la elección presidencial representan, al día de hoy, una conjetura vana. La experiencia de Neuquén, en donde Ramón Rioseco con el apoyo de la ex presidenta perdió, demuestra que ella no traslada votos y que todo gira en torno de su persona. Y lo que han comenzado a mostrar las encuestas es una caída en el nivel de rechazo hacia ella.

El Gobierno apuesta todo a tener frente de sí a Cristina Fernández de Kirchner. Se ilusiona con que las múltiples causas –abundantes en evidencias– por delitos de corrupción que hay en su contra tengan impacto a la hora en la que los ciudadanos decidan su voto. En medio del dramatismo de la hora le vendría bien recordar la frase hecha ya leyenda con la que Bill Clinton ganó sorpresivamente la elección presidencial de 1992: “Es la economía, estúpido”.


Producción periodística: Lucía Di Carlo.