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sábado, 21 de julio de 2018

Pasan cosas… @dealgunamanera...

Pasan cosas…

 María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. Fotografía: N.A.

Íbamos bien y pasaron cosas, dijo Mauricio Macri. Y sí, pasaron dos cosas esta semana que podrían sumarse a las que pasan todos los días, pero que pueden cambiar el panorama electoral del 2019. Con esta crisis en la economía, las cosas que pasan no son buenas para Cambiemos. Las dos cosas que pasaron  fueron la investigación periodística que demostró la estafa electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires y la carta que firmó la mayoría de la oposición contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Escrito por Luis Bruschtein el sábado 21/07/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hubo denuncias más fuertes, algunas que involucraron al presidente, como  las casi 50 empresas y cuentas offshore que tiene el Grupo Macri, o la autocondonación de la deuda de 70 mil millones de pesos (habría que recalcular y aumentar esa cifra por la devaluación) que el Grupo Macri tiene con el Estado argentino por el Correo. Son denuncias que provenían de fuentes internacionales que no tienen relación con la disputa política local, como es el consorcio internacional de periodistas de investigación. Y las cifras son multimillonarias en dólares. Sin embargo, cuando se produjeron, la imagen de Macri estaba en su cenit, la situación económica no se les había ido de las manos y apenas pudieron mellar el poderoso blindaje protector de las corporaciones mediáticas oficialistas.

El fenómeno que demuestra que no todo está dicho sobre el poder de los grandes medios fue que una investigación casi artesanal, por una cifra menor que las otras estafas denunciadas, y que se difundió por un portal de Internet, pudo rasgar ese muro infranqueable de los medios más poderosos. Tampoco se trata del mito de la primavera mediática donde un solo internetista derrumba el sistema. Hubo dos condicionantes importantes: es el peor momento de Mauricio Macri y su gobierno. La crisis tiene un impacto tan fuerte en la sociedad, que involucra a capas medias y empresarias, además de los sectores más vulnerables. El malhumor, ya no se puede ocultar.

El otro factor es que la alianza con las corporaciones mediáticas está cambiando su equilibrio interno. Si el dominante antes era Macri, como la llave para los negocios a los que aspiraba el Grupo Clarín, ahora el Grupo se convirtió en el principal jugador de la economía y del manejo de las comunicaciones. La polaridad interna cambió: ahora manda el Grupo, que empieza a sondear opciones.

El impacto de la investigación que inició el periodista Juan Amorín para El Destape, demostró que aún en estas sociedades donde las grandes corporaciones de medios capturan la subjetividad de las personas para manipularlas, en algún momento la realidad se puede imponer sobre la virtualidad. Como sucedía con las viejas dictaduras que amenazaban con eternizarse pero en algún momento la fuerza de las armas decaía ante las resistencias populares.

El resquebrajamiento de esa doble cara se puso en evidencia en la conferencia de prensa de Macri. Se manejó como lo hizo siempre, con los mismos criterios de desprecio por la realidad y tapando un presente desastroso con falsas expectativas para el futuro. Pero lo que en su momento fue carta de triunfo, ahora apenas movió el amperímetro. No generó expectativa ni frenó la caída vertiginosa en su credibilidad.

La denuncia por los aportes truchos se propagó en forma exponencial. Aparecieron falsos aportantes  incluso en las filas del oficialismo, dispuestos a denunciar la estafa de su partido lo cual también fue síntoma de desmoralización y deserción. Además el torpedo impactó en la línea de flotación del armado electoral de Cambiemos para el 2019 porque María Eugenia Vidal fue preparada y preservada como figura de relevo de Macri. Y si Macri trata de repetir, la gobernadora es la carta principal en la provincia de Buenos Aires. La expulsión de la contadora Fernanda Inza y las conferencias de prensa de Vidal y Macri en el mismo día mostraron que, potenciadas por el malestar social, las denuncias habían hecho daño.

Para el otrora ascendente Cambiemos, el escándalo de los aportes truchos indicó el cambio hacia la curva descendente. En contraposición, la carta de la oposición a Christine Lagarde expresó un escalón de ascenso para una oposición que no terminaba de caer. Y sienta un precedente importante para las próximas elecciones presidenciales.

Los medios oficialistas le dieron menos importancia que la propia Lagarde. La presidenta del FMI había pedido que en su agenda se incluyan entrevistas con dirigentes de la oposición. Al Fondo le preocupa la sustentabilidad de un acuerdo firmado por un gobierno que quizás no sobrepase el 2019. La carta subraya que si bien la Constitución habilita al Poder Ejecutivo a tomar deuda, cuando ésta involucra condicionamientos de tipo político y económico, el acuerdo debe pasar por el Congreso. Si Lagarde estaba preocupada, el documento le aclara que la mayoría de la oposición está en desacuerdo y queda implícito que el convenio podría ser denunciado en el futuro si no pasa por el Congreso.

La carta constituye otro punto de contacto entre fuerzas opositoras diferentes, desde las dos CTA, dos triunviros de la CGT, Pablo Moyano, referentes de los movimientos sociales de diversas corrientes así como legisladores de los bloques del FPV-PJ, del Frente Renovador y algunos del Federal.

No constituyen toda la oposición, pero sí la gran mayoría. Tampoco implica un acuerdo electoral ni se habla de que confluyan en una sola lista para el 2019, o que participen en una sola interna. El documento representa un espacio amplio que está en la sociedad y que se expresó en los multitudinarios actos del 25 de Mayo y del 9 de Julio. Cientos de miles de personas se movilizaron en esas fechas en contra del acuerdo con el FMI.

Pero da cuenta de dos factores. El primero es que el ámbito de lo político empieza a acompasarse con lo que sucede en la economía y en los movimientos sociales, que son los que perciben primero los efectos del ajuste y la crisis. Son niveles que tienen tiempos diferentes que ahora empiezan a sincronizar. La política es más lenta en reaccionar que la economía y lo social. Y además las confluencias se hacen más trabajosas porque Cambiemos se encargó de dinamitar el camino, indujo la división y el enfrentamiento.

Pocos apostaban a un final feliz en las conversaciones de unidad que se iniciaron en el peronismo. La sensación era de que apenas se hablara de una lista, se terminaba el diálogo y que seguramente habría más peleas que reencuentros. El documento crítico del FMI no implica un compromiso,  pero está representando una amplia base social. Casi el 70 por ciento del país rechaza el acuerdo con el FMI. Y pese a que no haya acuerdos de listas o internas ni candidaturas, ese amplio espacio, o una parte importante de él, será un jugador desequilibrante si es que hay segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2019.

Un paradigma de los dos primeros años de gobierno de Cambiemos fue que la oposición no resistía una segunda vuelta. Por primera vez despunta un espacio opositor que puede disputar el ballotage y no solo por lo que hagan sus dirigentes, sino porque esa amplia base electoral es la que empuja esas definiciones. Los dirigentes podrán ir en listas separadas y competir por su cuenta. Pero llegado el momento, esa base tan amplia deberá decidir por el candidato de ese espacio que haya pasado a segunda vuelta. Ese conjunto  heterogéneo prefiere esa línea de confluencia más que la planteada por Cambiemos, a pesar de los enojos y recelos.

Nos pasaron cosas, dijo Macri y tiene razón. Estas dos pueden cambiar el escenario electoral de 2019 al esmerilar a la candidata de recambio del oficialismo y al empezar a delinearse un espacio de oposición que sin ataduras de acuerdos o listas, puede actuar en forma coincidente en esas elecciones.
              
El final no tiene que ver con las elecciones. Es un twitt que circula como el espanto y la peste: “Sarampión en CABA, 750 mil niños en riesgo por caída de cobertura de vacunas. Dos muertes y un trasplante hepático por fiebre amarilla, 7 casos de dengue en la villa 21-24. Aumento de los casos de sífilis y tuberculosis. Enfermedades controladas reemergen”. Desgraciadamente no es una “fakenews”, es una maldita noticia verdadera.



miércoles, 18 de julio de 2018

Estamos como queremos… @dealgunamanera...

Estamos como queremos…


El Presidente no se hizo cargo de ninguno de los problemas del país. Quedó claro que las papas queman para el Gobierno y que Mauricio Macri, como horas antes María Eugenia Vidal, dio la conferencia de prensa obligado por la caida de su imagen y no como una muestra de su convicción democrática.

© Escrito por Luis Bruschtein el miércoles 18/07/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La conferencia de prensa fue muy democrática después de dos años y medio, con 350 periodistas de Télam despedidos en la puerta, que se suman a los tres mil que ha dejado este gobierno con sus políticas de ahogo a los medios críticos. Todo fue muy democrático pero el Presidente no se hizo cargo de ninguno de los problemas del país: o fueron culpa de la pesada herencia o de la tormenta exterior.

Todo fue muy democrático, pero es la primera vez que hace una conferencia de este tipo, que coincide además, con la que hizo María Eugenia Vidal. Las papas queman para el Gobierno y lo que podría haber sido una muestra de convicción democrática quedó claro que lo hicieron obligados por la caída de imagen de las dos principales candidatos de Cambiemos. 

Las respuestas Mauricio Macri conforman el compendio del malentendido. Por ejemplo, que el gobierno anterior se equivocó con las retenciones y que lo correcto es haberlas sacado. O sea: el gobierno anterior aplicó políticas incorrectas y el país estaba mejor; el gobierno actual aplica medidas correctas y el país está mucho peor. Hay que tener un tubo en la cabeza para no entenderlo.

Más de eso: "Bajar la inflación ha sido siempre nuestra preocupación principal". O sea: el gobierno anterior, tenía la mitad de inflación que este, pero era inflacionario. Este gobierno tiene el doble de inflación que el anterior, pero es antiinflacionario. Ver (o no ver) para creer.

Otra más: "No podemos meter los problemas bajo la alfombra, porque eso nos trajo hasta acá, tenemos casi un tercio de la población en la pobreza". La alfombra para Macri es la "pesada herencia". Y además está desactualizado, porque si había menos de un tercio cuando asumió, ahora más de la mitad de los argentinos son pobres, según esa medición. ¡Más de la mitad! No solamente no hubo ni un pobre menos, sino que con la devaluación y la inflación aumentaron más del 20 por ciento. Y Macri ni lo considera.

Son todas muy bonitas. Para eludir la pregunta sobre si bajaba el Impuesto a las Ganancias (una de sus principales promesas de campaña) empezó a decir que había hablado con gobernadores y legisladores "con todo el mundo" para la reforma tributaria. O sea; va a responsabilizar a los gobernadores y los opoficialistas porque el Impuesto a las Ganancias no va a bajar, ni siquiera lo que ya aumentó con Macri. Y además no habló con todos, dejó fuera a la oposición principal que es el kirchnerismo.

Otra perlita: cuando le preguntaron por los aportantes truchos de la provincia de Buenos Aires, dijo que iban a proponer una ley para bancarizar los aportes y hacerlo más transparente. El periodista le había aclarado en su pregunta que en la elección de 2017, Unidad Ciudadana presentó su declaración de campaña con más del 90 por ciento de sus aportes bancarizados. En cambio, Cambiemos había presentado todo en efectivo. Más turbio imposible. Los que necesitan la ley son ellos mismos.

Y para terminar, una lista corta de las grandes verdades del macrismo: "No nos está yendo mal" (111 por ciento de inflación desde que empezó el gobierno); "vamos a trabajar con transparencia" (causas por offshore, por el Correo y los aportes truchos bonaerenses), "sinceridad" ("lamento cada uno de los miles de despedidos") y "respeto a los derechos humanos". Quedó en el aire la pregunta por los derechos humanos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.





domingo, 1 de julio de 2018

Dilema oficial… @dealgunamanera...

Dilema oficial…

De regreso a la realidad. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno duda entre más gradualismo o sinceramiento para recuperar confianza.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 1º de Julio de 2018 y publicado  por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No hubo buenas noticias en la semana para la Argentina. Ni siquiera la ilusión que generó el triunfo de la selección nacional contra Nigeria alcanzó. La derrota de ayer contra Francia terminó con una esperanza a la que también se había atado el Gobierno. La Copa del Mundo no ha servido –ni hubiera servido– para tapar las malas noticias que devuelve una realidad económica que hoy desborda al Gobierno, en cuyo interior se viven situaciones de tensión y desconcierto. Los pases de factura entre distintos funcionarios del área económica están a la orden del día. Nadie quiere cargar con la mochila de asumir la responsabilidad sobre las malas decisiones que se han venido tomando a lo largo de estos tres últimos meses.

Esta crisis tiene un 30% de origen internacional y un 70% nacional. Nuestro país duplica la devaluación de los países emergentes y duplica también el índice de riesgo país. Desde un punto de vista estrictamente técnico, lo más preocupante de todo esto es que, con la situación actual, la corrida no es solo contra las acciones de empresas sino también contra los bonos argentinos. Esto hace que la tasa de interés a pagar por el financiamiento se acerque al 9 o al 9,5%. Cuando se llega a ese guarismo, el financiamiento disponible en el mundo se acaba. Ese rango de tasa supone un nivel de riesgo que ningún inversor internacional está dispuesto a correr.

En el Gobierno se preguntan por qué, si hicieron todo lo que había que hacer, se fue al Fondo, se logró la calificación de país emergente y se está planteando una reducción del déficit fiscal, se está viviendo este desasosiego.

Respuestas.

Los analistas responden a estos interrogantes con contundencia: se llegó tarde con todos los ajustes, circunstancia que, sumada a la ola de inestabilidad que golpea a los mercados internacionales de modo hasta aquí imparable, dejó al país en un alto grado de vulnerabilidad. La Argentina tuvo dos años y medio con un gobierno diferente, que se pensó diferente, se manifestó diferente pero que, más allá de algunas medidas que fueron exitosas, no actuó en consecuencia con esos postulados.

El entusiasmo por la Argentina hizo que, en casi dos años, fueran pocos los que miraran los números reales y no se quedaran solo con la orientación política y económica de la actual gestión. Estos pocos, que analizaron en profundidad y con seriedad los números de la economía, venían advirtiendo desde hace más de un año acerca del riesgoso camino por el que se transitaba. A todos ellos, el oficialismo los desoyó.

Otra cosa que tomó por sorpresa al Gobierno y a los mercados internacionales es que la Argentina, a la que hasta hace tres meses se la veía como un lugar altamente atractivo para posibles inversiones, en 15 días haya pasado a ser un país mendicante del auxilio presuroso del Fondo Monetario Internacional, y no para mejorar sino para mantenerse a flote. Cuando se hace la síntesis de todos estos hechos hay que considerar que, después de dos años y medio de gobierno, la Argentina está con una inflación proyectada por encima del 30% –más cercana al 35-40% en términos anuales– y muy por encima de la de por sí alta inflación que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. A ello hay que agregarle una vuelta a la entrada en recesión, una posible caída del producto y el aumento de la pobreza. Esto equivale a decir que de las promesas de campaña hechas por Macri –pobreza cero, reducción de la inflación, eliminación del mínimo no imponible a los salarios y lluvia de inversiones– ninguna se ha cumplido.

Lo que está ahora en duda es si el acuerdo con el FMI se va a cumplir o no.

Y esto depende de la política. La reunión del Presidente con los gobernadores peronistas apuntó a despejar esas dudas. Con la foto no alcanza. La reducción del déficit fiscal tiene que plasmarse en hechos. Eso obliga a replantear muchos de los objetivos y proyectos trazados en los presupuestos de cada una de las provincias. “Tenemos que replantear todos los números”, reconoció sin vueltas María Eugenia Vidal. Si el Gobierno no anuda compromisos serios con los mandatarios peronistas para trabajar conjunta y seriamente en la reducción del déficit, lo firmado con el Fondo será cartón pintado.

Hay un tema comunicacional muy discutido dentro del PRO, más que de Cambiemos, acerca de hasta dónde anticipar a la gente las dificultades venideras. La gran discusión que hay es si se sigue vendiendo optimismo o si se le dice a la gente que habrá que pasar el invierno y parte de la primavera y quizás empezar el verano y todavía estar discutiendo si la Argentina va a estar mejor o no.

Decisión.

Por eso hubo una ronda de consultas con un planteo: ¿quiere Macri ser el presidente recordado por el ajuste o no? Esta es la clave del momento, porque las medidas económicas que lograran mejorar el perfil internacional de la Argentina tendrían un efecto positivo apreciable en la economía real de aquí a 9 o 12 meses. Y ahí aparece el cálculo político: se estaría al borde de las PASO. Por ende, una de las discusiones es si utilizar el financiamiento internacional para hacer un poco más de populismo o forzar el ajuste, comunicarlo y ganarse la confianza de la gente.

Este dilema genera discusiones en la mesa chica en la que Vidal y Horacio Rodríguez Larreta tienen peso propio. Ellos viven mucho más la complejidad del día, a diferencia de lo que impera en la Jefatura de Gabinete que, con Marcos Peña a la cabeza, hace de la planilla de Excel una biblia. Con Mario Quintana corrido un poco del centro de la escena, las críticas internas hoy hacen blanco no solo en Peña sino también en Gustavo Lopetegui.

No son estos los únicos enfrentamientos que hay dentro del oficialismo. El proyecto de ley de despenalización del aborto ha generado cortocircuitos que prometen acentuarse. Ni que hablar con el Papa. La gestión del secretario de Culto, Santiago de Estrada, para mejorar las cosas terminó en un fiasco.

Este es un momento de necesaria reflexión para Macri. Al Gobierno le faltan funcionarios de jerarquía para enfrentar las dificultades con muñeca política y sin improvisaciones.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com  

domingo, 24 de junio de 2018

Momento crucial… @dealgunamanera...

Momento crucial… 

¡Saltó la térmica! Juan José Aranguren | Dibujo: Pablo Temes

Conflictos puertas adentro y afuera. Macri necesita dar un golpe de timón y hacer un relanzamiento.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 24/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En el Gobierno se vive un estado deliberativo. Aun cuando en la jura de los nuevos ministros se respiró un aire de optimismo que no se veía desde hacía semanas, las aguas siguen revueltas. Las causas para esto fueron dos: el ascenso de la Argentina a la calificación de país emergente y la liberación de los 15 mil millones de dólares correspondientes al primer desembolso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, el impacto de la crisis sigue siendo alto dentro del oficialismo.

La decisión de Mauricio Macri de anunciar el relevo de dos de sus ministros –Francisco Cabrera, de Producción, y Juan José Aranguren, de Energía– el sábado por la noche dejó sorprendidos a muchos.

Cabrera es alguien que nunca tendría que haber sido designado al frente de la cartera de Producción. Su proveniencia del mundo de las finanzas lo puso lejos, muy lejos, del paradigma conceptual que requería su cargo. “Nunca fue un ministro de Producción”, sostiene una voz de consulta del Gobierno. Ningún grupo de empresarios quería hablar más con Cabrera porque consideraban que la relación con él era inservible. Pero todo el mundo sabía que era un protegido de Macri y que criticar a Cabrera era criticarlo a él. Por eso muchos silenciaron sus críticas. Esa pertenencia al entorno presidencial explica también por qué el ahora ex ministro fue designado presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).

En cambio Aranguren no tuvo la misma suerte: para él hubo palabras de agradecimiento de parte del jefe de Estado pero ningún cargo. El ex ministro se fue del Gobierno enojado y dolido. Se enteró de que lo habían echado en medio de una reunión de trabajo con empresarios del sector que se estaba desarrollando en San Carlos de Bariloche. Aranguren, un hombre que dejó su cómodo sillón de la actividad privada para ingresar a la función pública, quedó expuesto al escarnio como consecuencia de la mala implementación que hizo de los aumentos de las tarifas de gas y electricidad. Le faltaron calle y sensibilidad social. Eso lo convirtió en el blanco de las críticas no solo del ciudadano de a pie sino de varios de sus colegas dentro del Gobierno. En su descargo hay que decir que todo lo que hizo –lo bueno y lo malo– contó con el respaldo total del Presidente. Por eso pudo resistir los embates del triunvirato Peña, Quintana y Lopetegui que, luego de los tarifazos –no antes– lo lapidaron.

Reacomodamiento. El presente ha descolocado al Gobierno. Lo ha sacado de un limbo en el que entró después del resonante triunfo electoral de octubre. Por eso hay un estado de reunión permanente del equipo de comunicación en el que hay suma preocupación por la evaluación día a día de la imagen de la aceptación del Gobierno. 

Los datos muestran una caída significativa. 

Esa caída lo acerca peligrosamente a los números de Cristina Fernández de Kirchner. El Gobierno hoy está en 32 puntos y la ex presidenta en 30. Por ello, en el oficialismo se está analizando la estrategia comunicacional a seguir para manejar en un momento en el que casi todo lo que se tiene para anunciar es peor que lo que había.

Por ello, a diferencia de lo que pasaba tres meses atrás, hay una suerte de integración de los equipos técnicos de Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Marcos Peña, a quien se ha decidido correr de la actividad diaria, sin que ello signifique que deje de monitorearla. De ahí sus recientes viajes al Reino Unido y a los Estados Unidos. El esquema de comunicación está siendo revaluado todo el tiempo porque lo que el Gobierno todavía no encuentra es un discurso que lo ayude a contener el mal humor social reinante. Esa suerte de desesperanza que generó la bochornosa actuación de la Selección de la Argentina contra Croacia y su posible vuelta anticipada encendió las alertas dentro del oficialismo, que percibe que esa desgraciada alternativa lo perjudicaría. No fue casual que haya habido un intercambio de mensajes entre el Presidente y el Kun Agüero.  

Hay diferencias internas sobre qué y cómo comunicar. Lo que están sugiriendo los especialistas en esta materia, a la que el oficialismo durante mucho tiempo despreció, es más presencia pública de los ministros, a los que se les pide que salgan a hacer el aguante. Sin embargo, hasta el momento no logran una unidad de criterio. Hoy por hoy, el Gobierno está perdiendo su contienda contra la realidad. Y el problema es que no hay una perspectiva de que las cosas mejoren significativamente en lo que resta del año. La única buena noticia fue el ascenso de la calificación de la Argentina a la categoría de país emergente, algo que pasa muy lejos de la realidad de la gente. Ni hablar del acuerdo con el FMI, que el Gobierno celebró y que muchos ciudadanos fustigaron.

Nuevo star. En el universo interno del Gobierno, la estrella del momento se llama Luis Caputo. De él fue la idea de recurrir al FMI, y su hiperactividad en estos primeros días al frente del Banco Central lo coloca en un primer plano en la consideración presidencial.

La caída del dólar y la suba de las acciones de las empresas argentinas operadas el viernes lo fortalecieron. Paradojas de la vida, su imagen fuera del Gobierno es exactamente la opuesta, sobre todo después de haber dicho que la devaluación es “lo mejor que le pudo haber pasado al país”. Solo alguien que no sabe lo que eso impacta en el día a día de la economía argentina puede decir algo así.

Es un momento crucial para Macri. Todas las expectativas generadas tras el triunfo electoral de octubre han sido barridas de un plumazo por la crisis que comenzó el 26 de abril pasado y que el Gobierno no advirtió. El Presidente necesita dar un golpe de timón y relanzar su gestión.

La conflictividad aflora. Alguna es altisonante, como el paro de la CGT de mañana y el enfrentamiento creciente con la Iglesia. Otras, como las quejas de los empresarios, son más corteses. Todas son representativas de la complejidad del presente. La tarea exigirá mucho diálogo y muñeca política. Para Macri está en juego su futuro político –su reelección–, y para el país, una vez más, su destino.

Producción periodística: Lucía Di Carlo





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domingo, 10 de junio de 2018

Argentina magmática… @dealgunamanera...

Argentina magmática…


El aumento del dólar, la inflación y la temperatura política general convirtió en líquido cualquier fundamento electoral para 2019.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el martes 26/05/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al igual que el aumento de temperatura fusiona las rocas que se transforman en magma, el aumento del dólar, la inflación y la temperatura política general convirtió en líquido cualquier fundamento electoral para 2019. Ahora todos son presidenciables, además de Macri y Vidal, los esperables Urtubey y Massa, los outsiders Tinelli y Manes, los clásicos De la Sota (dicen que oficializa la semana próxima) y Lavagna (“se precisa un economista”), en diferentes combinaciones con Pichetto como candidato a vicepresidente y hasta De Narváez como gobernador bonaerense. En el kirchnerismo, Rossi, Capitanich y hasta Felipe Solá son los mencionados mientras se sospecha que Cristina Kirchner les dice a todos que ella no será candidata pero cuando se acerque la fecha terminará siéndolo. No es seguro que ese sea el deseo de la ex presidenta pero seguro lo es de Cambiemos, que ante un eventual ballottage sabe que polarizando contra Cristina le irá mejor que contra un peronismo razonable.

Sobre Tinelli se opina que el ciclod e famosos se agotó con Reutemann, Scioli y el propio Macri.

La posibilidad de que el kirchnerismo pueda volver (el club del helicóptero), enterrada en octubre de 2017 y de difícil resucitación salvo que la economía explote, volvió como amenaza. La usan los delegados gremiales de las empresas y reparticiones públicas para amedrentar a aquellos que no quieren plegarse a las huelgas o al trabajo a desgano: “Ojo que cuando nosotros volvamos te podemos acusar de traidor”. El miedo al regreso del pasado con que psicopatizan a los empleados públicos que quieren trabajar funciona como amenaza tácita en los inversores y empresarios: “¿Qué pasa si invierto y regresa el populismo?”. El derretimiento de las esperanzas económicas genera una política magmática que produce una economía magmática que retroalimenta la política magmática. El círculo vicioso que al igual que su inverso virtuoso se suceden en forma de espiral: descendente o ascendente, cuando la solidez política produce solidez económica y viceversa.

Desde el Gobierno piensan así. Creen que, al igual que se dio vuelta negativamente el humor social de diciembre a mayo, podría volver a darse vuelta hacia principios del año próximo y llegar a la campaña de las PASO nuevamente ganadores. Aunque la economía no sea una panacea, esperan que, por el hecho de que no se hayan cumplido los vaticinios de desastre, se cumpla que “lo débil que perdura se hace fuerte”.

Desde el Gobierno también se insiste en que Macri y no Vidal será el candidato presidencial en 2019. Porque por más que la gobernadora tenga mayor aprobación, cuando el Presidente cae en las encuestas también cae Vidal, y para que Cambiemos gane a nivel nacional en 2019 es esencial que gane en la provincia de Buenos Aires, y Vidal es la única que podría lograrlo.

En el electoralismo también magmático hasta se especula con que Macri reforzará su candidatura a presidente 2019 anunciando que Rodríguez Larreta será su próximo jefe de Gabinete, como si fuera parte de la fórmula presidencial, aunque en un cargo no electivo. Algo parecido a cuando Néstor Kirchner, para aumentar sus posibilidades en las elecciones de 2003, anunció que Lavagna sería su ministro de Economía si resultaba electo presidente. En el caso de Rodríguez Larreta, su aporte al gobierno nacional serían sus credenciales como un gran gestor, recreando el exitoso sistema de Macri jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde, en lugar de dos vicejefes de Gabinete como Quintana y Lopetegui, había directamente dos jefes de Gabinete, con Larreta y Marcos Peña, uno de gestión y otro de política.

Hoy hasta el último disparate resulta plausible porque, al desvanecerse las certezas, toda posibilidad resulta probable. Pero la existencia de tantos candidatos a presidente del panperonismo también puede resultar una fortaleza para Macri: que haya muchos también puede significar que ninguno tenga la suficiente fuerza como para hacer inverosímiles a los demás, mientras que desde Cambiemos solo el Presidente tiene el poder.

Argumentos hay a favor y en contra. “Tinelli sí” porque es el más conocido, “Tinelli no” porque ya se agotó el ciclo de los famosos con Reutemann, Scioli y Macri, mientras que ahora haría falta un economista como Lavagna, respetado tanto por los peronistas como por los radicales. También hay quienes creen que Cristina estaría dispuesta a competir en las PASO del PJ y que Unión Ciudadana no llevaría candidatos propios si viera la posibilidad de que una oposición unida pudiera ganarle a Macri en primera vuelta, y hasta se vuelve con la especulación de que aceptaría ser candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires porque aunque no tuviera los fueros de senadora, la Justicia no se animaría a tocarla con el peronismo de vuelta en el poder.

El futuro es impredecible, tanto como que hace seis meses nadie imaginaba este escenario político-económico. Pero que tantos crean que pueden ser presidentes es un hecho objetivo del presente que indica la debilidad en la que cayó Cambiemos, lo que también se percibe en las críticas que recibe de periodistas que fueron afines al oficialismo durante los primeros dos años y medio. Tiene razón Quintana cuando dice que en enero era “el presidente sustituto” mientras Macri y Peña estaban de vacaciones y se lo imaginaba a él al mando de la Casa Rosada, y hoy es el culpable de todos los males. O Marcos Peña, que hasta hace poco se lo comparaba justamente con el marqués de Pombal, el célebre primer ministro de la Corona portuguesa en el siglo XVIII, y junto con Quintana recibe hoy críticas desde todos los sectores.

Si Cambiemos fracasara con la economía, se preferiría como candidato a alguien como Lavagna.

El magma es líquido mientras se mantiene a altas temperaturas pero en su recorrido se va enfriando y se solidifica. Todo dependerá de cómo se mantenga la temperatura política y económica argentina. Es extraño imaginar una Argentina en llamas el 1º de diciembre con los jefes de Gobierno del 80% del producto bruto del mundo en Buenos Aires por el G20. Y es difícil imaginar también que la reapertura de paritarias por la cláusula de revisión ante una inflación bien superior al 15% no generará hacia fin de año conflictos sociales que influyan sobre el humor general. Pero las cartas aún no están echadas. Nunca lo están.




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sábado, 10 de marzo de 2018

Movilidad jubilatoria: el “despojo histórico” a los jubilados... @dealgunamanera...

Movilidad jubilatoria: el “despojo histórico” a los jubilados con el cambio de la regla del tope…


Tras su triunfo electoral, el Gobierno se despachó con un proyecto de ley para cambiar la fórmula de movilidad jubilatoria. La que además de una quita de entrada a los haberes, parecida a la establecida con la ley de “déficit cero” de De la Rua y Cavallo, representa una desmejora continua de sus haberes respecto al crecimiento del ingreso per cápita que planea el Gobierno para el futuro. Lo cual representa un “despojo histórico” a la clase pasiva actual y futura año a año, que conculca y revierte largamente la supuesta “reparación histórica” dictada a su favor el año pasado. En el que se ha hecho partícipe la oposición en el Senado, al proponer el senador Miguel Angel Pichetto una eufemística fórmula alternativa, que en la práctica convalida el despojo.

© Escrito por Javier Llorens el viernes 24/11/2017 y publicado por Striptease del poder...

El art 14 bis de la Constitución Nacional dice que “la ley establecerá jubilaciones y pensiones móviles”. Esta cuestión ha sido reiteradamente interpretada por la Corte Suprema en los últimos tiempos, con los fallos Sanchez, Badaro, y Elliff, diciendo que esa movilidad debe cumplir con los principios de solidaridadproporcionalidad, y sustitutividad.

La solidaridad intergeneracional implica que con los aportes de los trabajadores de hoy, se sostiene a los trabajadores del pasado que están hoy jubilados, hasta su deceso. Y esto otorga el derecho a los trabajadores de hoy, a gozar de lo mismo cuando en un futuro sean jubilados.

La imagen de esa solidaridad intergeneracional es la de Eneas, cuyos descendientes fundaron Roma segun la Eneida de Virgilio, huyendo de la destrucción de Troya. Llevando a su anciano padre Anquines sobre sus hombros, y a su hijo niño Anquises de la mano. Y aunque la carga es pesada, no lleva a su padre arrastrando ni a los empellones, como parece intentar hacerlo ahora el Gobierno con la complicidad del Congreso.


La proporcionalidad  implica que el haber jubilatorio debe guardar una adecuada proporción con los salarios de los trabajadores activos, medida en un porcentaje específico (vgr. 82% o 70% móvil por ejemplo). Y la sustitutividad implica que debe permitir al jubilado mantener el status de vida que tenía mientras se encontraba en actividad.

O sea que la sustitutividad le pone un piso al haber, que sería el ajuste inflacionario que propone actualmente el gobierno, para que su poder adquisitivo se mantenga en el tiempo. Y la solidaridad y proporcionalidad le ponen un techo, diciendo que el haber debería mejorar en la medida de la mejora de los trabajadores activos y la economía en general.

La regla del tope propuesta por el Gobierno

El techo en la fórmula actualmente vigente de la movilidad, se puede describir sintéticamente como el aumento de la recaudación per cápita de los jubilados, más un 3 %. Y en reemplazo de ese tope el Gobierno de Cambiemos propuso un piso consistente en el reconocimiento de la inflación, para mantener el poder adquisitivo del haber, más un tope de un 5 % del crecimiento del PBI.

Lo cual con el crecimiento anual del PBI pronosticado por el gobierno para el futuro, de un 3 % anual, representa un tope de crecimiento ridículo, del 0,15 % anual, una cifra 20 veces inferior a la existente en la actual regla del tope. Que evidentemente es solo simbólica, a los efectos de tratar de simular cumplir con el principio de proporcionalidad fijado por las leyes y jurisprudencia.

En el gráfico de la portada se pueden los resultados que aparejaría esta ridícula regla de piso y tope propuesta por el Gobierno. La que por una elemental vergüenza, debería haberse abstenido de hacerla, al deparar sus resultados una injuria no solo para la clase pasiva, sino para la clase política.

Dicho grafico se construyó mediante un modelo matemático, sin tener en cuenta el efecto de la inflación, que es neutro. Dado que también incide en la actual formula basada en la recaudación, que crece al compás de ella. Salvo momentáneos desajustes de la economía, que el actual Gobierno promete que no existirán más.

Lo cual simplifica el cálculo, que está basado en el supuesto que la recaudación impositiva crecerá al compás del crecimiento del PBI por habitante. Que implica una rebaja de la presión impositiva absoluta, dado el paulatino crecimiento vegetativo de la población, calculado conforme los datos del INDEC en el 1,1 % anual, recayendo así menos impuestos sobre más personas.


Los resultados de ese modelo en base un crecimiento del PBI del 3 % anual que propone el Gobierno, se pueden ver  en el gráfico adjunto. En donde se destaca la curva de crecimiento del PBI (línea roja), seguida por la del crecimiento casi igual del ingreso por habitante (línea azul) y la de la regla del tope jubilatorio actual (línea violeta). Apareciendo en el fondo de la tabla el crecimiento casi nulo de la fórmula propuesta por el Gobierno.

En consecuencia el cambio del tope entre la fórmula actual y la propuesta por el oficialismo, arroja una diferencia en contra de los jubilados a los cinco años de su vigencia, del 13 %; a los 10 años, del 24 %; los 15 años del 35 %; a los 20 años del 48 %, a los 25 años del 62 %, y a los 30 años del 78 %.

Esa merma se hará aún más notable, si el crecimiento del PBI trepara al módico 4 % anual, que sería indispensable obtener para que Argentina comience a tratar de pagar sus deudas sociales internas. En tal caso la diferencia entre ambas reglas del tope sería a los cinco años, del 20 %; a los 10 años, del 37 %; a los 15 años, del 58 %, a los 20 años del 81 %, a los 25 años del 109 %, y a los 30 años del 141 %.

O sea que cuando más crezca Argentina, mayor será la exclusión de los jubilados respecto ese crecimiento, violándose así flagrantemente en la práctica los principios de solidaridad y proporcionalidad.

La propuesta de elevar del 5 % al 15 % el porcentaje sobre el PBI, no cambia gran cosa la situación. Tal como se puede ver en el gráfico de la portada, donde se exhibe una familia de curvas con la quita futura a efectuarse a los jubilados, en base al crecimiento del PBI del 2 %, 3 %, y 4 %, y porcentajes de participación sobre estos del 5 y 15 %.

En él se aprecia que las menores quitas en los haberes corresponden a bajos niveles de crecimiento del PBI, elevándose raudamente ellas, con solo el aumento de uno o dos puntos del mismo. Conforme se resume en el siguiente cuadro, con la participación del 5 % sobre el PBI, la quita a los haberes de los jubilados producto del cambio de la regla del tope, inicialmente en el año 2018 será de entre el 10 % y 12 % en todas las alternativas o escenarios.


Pero a los quince años, en el 2033, con la participación del 5 %, la quita en los haberes pasa al 21 %, con un crecimiento del 2 % del PBI; al 32 %, con un crecimiento del 3 %; y al 41 % con un crecimiento del 4 %. Y si la participación se elevara al 15 %, solo representaría una menor quita de entre 3 y 4 puntos.

A los 30 años con la participación del 5 % del PBI, la quita en los haberes llegaría a un 29 % para un crecimiento del PBI del 2 %; a un 47 %, para un crecimiento del 3 %, y a un 60 % para un crecimiento del 4 %. Y la mejora con la participación de un 15 % sobre el crecimiento del PBI, solo mejoraría 5 puntos en todas las alternativas.

La variante engaña pichanga de Pichetto.

 

Al debatirse velozmente el cambio de las reglas de la movilidad en las comisiones del Senado, el senador Miguel Angel Pichetto propuso una fórmula alternativa. Consistente en ajustar el 70 % del haber con el índice inflacionario, o sea manteniendo congelado su poder adquisitivo en esa proporción, y ajustar el resto por la Remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) que calcula el ministerio de Trabajo.

De tal manera solo el 30 % del haber gozará de la movilidad jubilatoria, dado que el resto se mantiene fijo en su poder poder adquisitivo. Alzándose así el senador Pichetto contra la jurisprudencia de la Corte Suprema, que ordenó actualizar el 100 % de los haberes y no una exigua proporción de ellos. Y con el índice ISBIC (Indice de Salario Básico de la Industria y la Construcción) que da valores superiores al RIPTE. Razón por lo cual la formula de Pichetto resulta ser también un inusitado despojo a los jubilados, solo que un poquito menor que el propuesto por el Gobierno.

Tras unos minutos de cabildeo, el oficialismo acepto esa contemporarizadora propuesta de Pichetto, expresando el ministro de Trabajo Jorge Triaca que ella, “va en línea con los mismos objetivos de nuestra propuesta”, y “no era un cambio muy significativo”.

Dado que en realidad lo que claramente le interesa al Gobierno, ayudado por Pichetto, es dar el zarpazo sobre los haberes jubilatorios el año que viene, para disminuir sustancialmente su déficit fiscal a costa de la clase pasiva, como ya es una larga tradición en nuestro país. Siendo realmente lo importante el año 2018, ya que en el largo plazo todos estaremos muertos, y en todo caso habrá tiempo suficiente para concretar otro contubernio para el cambio de fórmula.

El que en el caso actual, está basado en el temor por parte de los gobernadores de provincia, que la Corte Suprema falle  a favor de la provincia de Buenos, en la demanda que esta interpuso contra ellos por el congelamiento del Fondo del Conurbano tras la salida de la convertibilidad. Razón por la que el resultado para ellos es neutro, y el ganancioso es el presidente Macri, que se quedará con más de 100 mil millones de pesos en el año 2018 y sucesivos, a costa de los jubilados. Y la gobernadora María Eugenia Vidal, a quien Macri transferirá como parte del botín, 20 mil millones en el 2018, y 40 mil millones en el 2019. Como para que disponga de generosos fondos en ese decisivo año electoral. 

Foto de los gobernadores y representantes provinciales que avalaron en el Congreso el despojo histórico a los jubilados: María Eugenia Vidal (Buenos Aires); Horacio Rodríguez Larreta (Capital Federal); Gerardo Morales (Jujuy) Laura Montero (Mendoza), Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Juan Schiaretti (Córdoba), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Osvaldo Jaldo (Tucuman); Hugo Passalacqua (Misiones), Alberto Weretilneck (Río Negro); y Gerardo Zamora (Santiago del Estero)

Los gobernadores peronistas estaban liderados por el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, quién desde los tiempos de Sevel y su paso como secretario de Industria de la Nación en los tiempos de Menem y Cavallo, tiene una estrecha relación con el presidente Mauricio Macri. Y por eso, como si fuera parte del oficialismo en la fotografía se lo puede ver al lado de la Gobernadores de Buenos Aires María Eugencia Vidal, y el jefe de la CABA Horacio Rodríguez Larreta.

Macri y Schiaretti: unidos por el contrabando 

Tanto Schiaretti como los restantes gobernadores presentes, recibieron la burla de los hermanos Rodríguez Saa, Adolfo y Alberto, senador y gobernador de San Luis respectivamente. Quienes entre otras invectivas contra ellos, narraron un episodio de la película El padrino, donde a un sujeto le ponen una pistola en la cabeza para que firme el escrito de acuerdo que tenía adelante, y sinó iba a quedar en ese papel la marca de sus sesos. Lo que muestra el grado de cortoplacismo con el que se mueven los gobernadores siempre famélicos de dinero, y/o pringados de relaciones espurias, como Schiaretti.

La quita inicial en los haberes de los jubilados para marzo del 2018 sería de algo más del 8 %, si al 13,32 % del aumento de haber del semestre anterior, se le resta la inflación del 5,2 % propuesta por el Gobierno. Y poco menos de 8, si se le resta el 5,6 de la fórmula de Pichetto. Siendo muy probable que se repita con la anterior fórmula, un porcentaje de aumento parecido al del primer semestre, dado que corresponde a la comparación entre el segundo semestre de este año, en el que se registró un sustancial aumento de la recaudación, en relación con el deprimido nivel del segundo semestre del 2016. Implicando así este cambio de la fórmula un efecto retroactivo de la ley, que algunos especialistas dicen que provocará una catarata de juicios.

En concreto la variante Pichetto, al movilizar solo un 30 % del haber, y congelar el poder adquisitivo del 70 % restante en contra del principio de proporcionalidad y solidaridad, también brinda un despojo inicial, luego continuado año a año a la clase pasiva, respecto la actual fórmula del tope de la movilidad. El que resulta menos perceptible con bajas tasas de crecimiento del PBI, pero se va haciendo notable con el crecimiento del mismo, como se puede ver en el siguiente gráfico.


Igual que el análisis anterior, este está confeccionado bajo el supuesto que la inflación no existe, ya que es neutra porque también modifica el RIPTE. Y que este evoluciona en términos reales a la par del ingreso per cápita, lo cual es un supuesto razonable. A continuación se tabulan los resultados del gráfico en forma quinquenal a partir del 2018, para facilitar su comparación.


Se observa que la propuesta de Pichetto, consistente en movilizar el poder adquisitivo de solo el 30 % del haber jubilatorio, con un crecimiento del 2 % del PBI representa para el 2018 una quita del 10 %. Que sube al 11 % con un crecimiento del PBI del 3 %, agregándose seguidamente un punto de quita, para los crecimientos del PBI del 4 % y 5 %.

Quince años después, para el 2033, la quita con el crecimiento del PBI del 2 % anual, trepa al 18 %. Pero con un crecimiento del 3 % anual, sube al 26 %; y luego en este año se agregan 6 puntos más de quita, por cada punto de crecimiento del PBI, llegando al 38 % con un crecimiento del 5%. Para el 2048 la quita con el crecimiento del 2 % pasa al 25 %. Pero con un crecimiento del 3 % del PBI sube al 37 %; con el 4 % al 46 %; y con el 5 % del PBI, al 52 %.

Mostrando esto la permanente erosión de los haberes que se dará en un futuro en relación con la actual fórmula, acentuado en proporción directa al crecimiento del PBI. Concretándose así en 30 años un despojo a los jubilados que va de una cuarta parte del haber, hasta más de la mitad del mismo, según la evolución del PBI.

Los números expuestos señalan que la propuesta de Pichetto es un engaña pichanga, ya que para el año 2018 -que es el que desvela al Gobierno para erradicar el déficit fiscal- arroja valores iguales a la propuesta alternativa del Gobierno, de subir la participación al 15 % del aumento del PBI. Luego para el año 2033, no hay diferencias con esta, si el crecimiento es del 2 % del PBI; y solo rebaja la quita 2 puntos, si el crecimiento es del 3 % del PBI; y 5 puntos, si el crecimiento es del 4 %.

Para el año 2048, la diferencia solo es un punto para un crecimiento del 2 %, de 5 puntos para un crecimiento del 3 %, y 9 puntos para un crecimiento del 4 %. Que sigue representando en esencia, un recorte de haberes jubilatorios entre un cuarto y hasta casi la mitad de los existentes inicialmente.

A lo largo de la reciente campaña electoral el gobierno se jactaba de la ley de “reparación histórica” que había sancionado a favor de los jubilados. La que fue una tortuosa manera para consagrar una amnistía y blanqueo a favor de los súper ricos, que benefició hasta la misma familia presidencial. Y permitir la recompra de las acciones de la ANSES, por parte de megaempresarios amigos del poder, con las utilidades no distribuidas que correspondían a la ANSES.

Ahora a esas medidas tortuosas y ambivalentes, se le suma este inusitado despojo a los jubilados,  que además del zarpazo inicial, tendrá efectos que se prolongaran largamente en el tiempo. Y lo menos que debería haber hecho un Gobierno y un Congreso responsable, es pedir un informe de actuarios, que brinden una proyección de cómo será la evolución de los haberes futuros en relación con los existentes. Y la opinion de las organizaciones sindicales, cuyos representados son los aportantes de hoy y los jubilados del mañana, ademas de las organizaciones que representan a estos últimos. Razones todas por la cual la política previsional del actual Gobierno, convalidada por la oposición, sería digna de figurar en la Historia Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges.-

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