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jueves, 5 de julio de 2018

Florencia Arietto: “Quiero preso a Moyano”… @dealgunamanera...

Florencia Arietto: “Quiero preso a Moyano”…

Florencia Arietto. Fotografía: Juan Ferrari

La ex jefa de seguridad del Club Independiente participó del Ciclo de Entrevistas con los estudiantes de Periodismo de Perfil. Cargó contra el camionero y sus hijos. Y dijo que se alejó de Sergio Massa porque le pidieron "que se calle".

© Escrito el jueves 05/07/2018 por Fernando Martinez, Carla Manzo y Giuliana Salguero (Alumnos de Primer Año de Periodismo - Escuela de Comunicación de Editorial Perfil) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Florencia Arietto estuvo en el ciclo de entrevistas de la Escuela de Comunicación de Perfil. Luego de su paso por el Frente Renovador de Sergio Massa, aseguró que fue “alejada" de ese espacio político por las denuncias que hizo contra el sindicalista Hugo Moyano, padre de Facundo, integrante del espacio político del tigrense

En la conferencia con los alumnos de primer año de la carrera de Periodismo de Perfil, Arietto, parte del equipo radial de Santiago del Moro, habló de todo y cargó contra el gremialista. “A Moyano lo quiero preso”, aseguro Arietto, que en el 2012 realizó su primera denuncia contra el líder camionero por supuestos vínculos con la barra brava de Independiente. También se explayó sobre su presente mediático, de su lucha contra los violentos en el fútbol, y cuestionó fuertemente al Ministro de Seguridad Bonaerense, Cristian Ritondo. “Es parte de la mafia de la política”, dijo sobre el funcionario.

-¿Por qué se alejó del Frente Renovador?

-Creí realmente que Massa, en cuyo espacio estuve tres años, podría ser esa persona que viniera a refrescar la política, que diera las batallas que hay que dar, entendiendo muchas de las complejidades del poder, y sabiendo que esas batallas  no se pueden dar todas juntas, porque sinó no llegas. Otra cosa es que  me pidan por ejemplo, que no denuncie a Moyano “porque nos va a financiar”. ¡Porque yo a Moyano lo quiero preso! Entonces cuando no te dan opción y te dicen que te apegues a las reglas o te calles. O hasta te nieguen la posibilidad de dar un debate interno sobre qué clase de partido querés conformar, y discutir la transparencia de ese espacio. Eso me resultó inadmisible. Decidí correrme, porque no iba a entregar mi legitimidad que es mi único capital. –

¿Facundo Moyano influyó en algún sentido?

-No, nunca tuve relación con Facundo, no nos dirigimos la palabra. Él es un producto del padre pero no logra arrancar. El problema es directamente con Hugo Moyano, que es el jefe de la banda y tiene que estar preso. Por robarles a los trabajadores, por fundir empresas Pymes extorsionándolas  con los camiones y por financiar bandas criminales para hacer negocios. Por consiguiente, también el problema es con Pablo, su otro hijo, que es su brazo ejecutor. Indefectiblemente el próximo en caer es Pablo Moyano. Por prácticas extorsivas, por financiar la destitución del anterior presidente del club y por lavado de dinero. La causa que tiene detenido al ex barra, Pablo “Bebote” Álvarez estuvo dos meses parada en la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora, por una cantidad de artilugios procesales interpuestos por el Dr. Daniel Llermanos, abogado de Hugo Moyano, en un intento por hacer caer la figura de “asociación ilícita”. Por suerte la Cámara falló a favor. Que Pablo esté preso junto a  “Bebote” es sólo cuestión de tiempo.

-¿Y en el contexto presente qué te parece la de María Eugenia Vidal?

-Vidal me parece una figura atractiva. Es una persona joven, con ímpetu. Lo que no logro ver después de casi tres años, son cambios profundos en los nudos gordianos de corrupción y de mafia en la provincia. La Bonaerense sigue con las mismas estructuras, por más que veamos trabajando a asuntos internos, lo que están haciendo es tratar de salvar a las cabezas y entregar  policías de base. No se ha mejorado el salario ni se ha preparado a los policías. Tampoco hay un cambio considerable en la remoción de Fiscales y Jueces investigados por mal desempeño y que tienen pedido de juicio político, que son el gran problema en la provincia.


-¿Le quedaría grande el cargo de Presidenta de la Nación en el caso de que se postule?-

-No lo sé, hemos tenido incluso Presidentes de la Nación que han sido condenados por tráfico de armas. Creo que podría serlo tranquilamente. Pero me parece que hasta ahora Vidal no cumplió con lo prometido que era un desafío de avanzada. Por el momento no ha podido consolidar ni el 50% de su compromiso. Ir contra las mafias no es meter preso a un quinielero. En la provincia de Buenos Aires tenemos un problema grande de narcotráfico y de bandas organizadas de narcomenudeo. Esto último es más grave aún, la territorialización de la cocaína, del paco y de la marihuana, porque son muchas las bandas al estilo de “Los Monos” (en Rosario) que están operando en el territorio. Contra el crimen organizado se trabaja con una estructura más grande y compleja. Hay que tener fiscales a disposición, jueces a disposición y policías trabajando en equipo. Acá lo que se muestran son operativos aislados y sin planificación efectiva. Hay como cosas sueltas que en el marco del desastre que dejaron los demás hay que valorarlas, pero que insisto, por ahora la gobernadora está en deuda con los Bonaerenses.

-¿Cuál es el rol de Cristian Ritondo, ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, en esto que decía de cuidar a las cabezas y entregar a los segundos mandos? –

Ritondo es parte del acuerdo que en su momento hizo Alejandro Granados, ex ministro de seguridad de la Provincia, a cambio de entregar una estructura de la policía. Yo creo que en esta complejidad del poder de la que hablaba antes, a lo mejor la gobernadora tuvo que acceder al principio a tenerlo como ministro para contener la gobernabilidad de la provincia. Pero mantenerlo… Ritondo pactó la continuidad de la política sciolista de seguridad y está muy lejos de combatir la mafia porque él mismo es parte. Ritondo es el pasado. A la larga la gente se lo va a cobrar, va a tener un costo político para Vidal. Porque ella representa el cambio y la esperanza para un montón de gente después del desastre que se hizo con la provincia.

-En el último tiempo usted abrió un abanico muy diverso de actividades más vinculadas a lo mediático y en la actualidad forma parte del ciclo “Todas las tardes” con Maju Lozano por Canal. La abogacía, la política o la televisión, ¿Cuál de estos roles le gustan más?

-Yo creo que en otra vida he sido actriz de Hollywood y hoy estoy buscando mi camino. Tengo un amor muy grande por los medios. No me considero periodista porque no estudié, me considero comunicadora. No sé cuál de estos roles me gusta más, pero si podría decirte que me gusta hacer todo lo que tenga que ver con un fin social, que las cosas que haga sirvan para algo. Por eso me gusta la política, aunque en este momento me tome unas vacaciones de ella. El problema que tiene la política es que es muy sucia.  



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domingo, 22 de abril de 2018

Nada para derrochar… @dealgunamanera...

Nada para derrochar…

Luz y Sombra. Elísa Carrió. Dibujo: Pablo Temes

Falta energía, porque los K la dilapidaron, y falta capacidad del Gobierno para ajustar los precios.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/04/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La pérdida del autoabastecimiento energético fue una de las mayores calamidades que dejó como herencia el kirchnerato. Esa pérdida creciente, iniciada hacia finales de 2005, fue el resultado no solo de una caída de la producción de petróleo, sino también de un aumento de la demanda que se generó, precisamente,  a partir de las bajas tarifas –absolutamente irreales– que estimularon el nivel de consumo con dimensiones de derroche en los hogares de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires y, en menor medida en algunos sectores industriales. Esa cultura del derroche aún persiste. Le asiste la razón al Presidente cuando señala ese patrón de conducta y lo compara con el de los habitantes de otras ciudades de la región, tal como lo hizo con el grupo de periodistas a los que convocó a la Casa Rosada el jueves pasado. Allí les leyó un informe que le preparó el secretario de Coordinación de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui, en el que se muestra que en Montevideo el consumo mensual de gas es de 62 m3, en Santiago de Chile de 69 m3 y en Buenos Aires de 109 m3.

Hay que recordar que, a lo largo del kirchnerato, se llegó a importar energía por valor de unos US$ 15 mil millones por año. “Esa enorme erogación de divisas fue una de las causas del cepo”, reconoció alguien que supo ser un conspicuo funcionario durante los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner. Uno de los grandes disparates ocurridos en ese período fue que, para evitar el costo político que representaba cobrar el coste real que tenía el precio de la energía, se decidió subsidiar a todo el mundo. ¡Un disparate!

Así, no. 

Nadie discute la necesidad de completar un ajuste que lleve esa tarifa a valores reales. El tema no es el qué, sino el cómo. Y he aquí que resulta increíble apreciar cómo el Gobierno repite dos veces el mismo error: insistir en un ajuste implementado de una manera tan abrupta que se hace muy difícil de pagar principalmente para la clase media que no goza de ninguna posibilidad de ayuda o subsidio.  Es algo sobre lo que el gobernador de Mendoza y titular de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, alertó a Macri cuando dijo que “esto golpea al corazón de nuestros votantes”. Todo esto se ve agravado por la mala comunicación que el Gobierno hace de estas medidas. Cuando por un lado el Presidente dice que lo peor ya pasó y, por el otro,  la gente no para de recibir aumentos, lo que reina es el desconcierto y el malhumor. Es lo que están reflejando las encuestas de todas las orientaciones que andan dando vueltas por los despachos de varios funcionarios de la Casa Rosada.  
  
El miércoles hubo pavor en el Gobierno.

Las alarmas se terminaron de encender a la media mañana, cuando en el Congreso los diputados de la oposición estuvieron a punto de lograr el quórum para una sesión especial para tratar un proyecto de congelamiento de tarifas que habría sido un dolor de cabeza para el oficialismo. Con Alfredo Olmedo sentado, hubo 128 diputados. Es decir, faltó solo uno para lograr la mitad más uno y habilitar la sesión.

No hagan olas. 

Por eso, los teléfonos de los gobernadores peronistas que dialogan con el Gobierno están a full con demandas de la Casa Rosada para que ordenen a sus respectivos diputados no participar de la sesión que el kirchnerismo y el Frente Renovador intentarán concretar la semana entrante.

Pero las alarmas no solo se encendieron hacia afuera. 

También lo hicieron hacia adentro. Son alarmas que, desde el punto de vista político, son de mayor relevancia que las externas. Y el principal problema, contra lo que muchos creen, no fue Elisa Carrió, sino los radicales. Por eso la reunión del jueves en la que participó el mismísimo presidente fue clave. Allí Macri insistió en explicar cuál es la situación energética del país. Habló del endeudamiento que el atraso tarifario genera. Mostró datos sobre el impacto en los hogares.

El arreglo al que se llegó –la prórroga de los pagos de un porcentaje de la tarifa de los bimestres mayo-junio, julio-agosto– pareció dejar conformes a unos y a otros. El tema de esta contrapropuesta se siguió con mucha atención y tensión en Washington. Allí, tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como el de Finanzas, Luis Caputo, vivieron momentos de incertidumbre cuando supieron de una posible modificación sustantiva en el esquema de aumento de tarifas. “Si esto no se hace como estaba planeado, se nos cae toda la pauta de inflación planeada a partir de mayo”, se le escuchó decir a Dujovne. El que lo llamó para tranquilizarlo fue Macri.

Pero el episodio del aumento de la tarifa del gas merece otras reflexiones. La oposición, que ahora se sube a este reclamo de muchos ciudadanos, debió haber advertido esto durante el debate del Presupuesto 2018, en donde este ajuste está incluido. Esto demuestra con qué liviandad se tratan temas tan profundos.  También demuestra lo que pasa en las audiencias públicas. Solo  va un puñado de incansables ciudadanos de ONGs que naufragan en sus intentos de hacer escuchar sus objeciones sobre estas medidas de alto impacto. En 2016, cuando la falta de realización de las audiencias públicas fue la razón invocada por la Justicia por la cual se suspendió el aumento tarifario de entonces, lo que sucedió –y no por lo bueno– es digno de ser recordado. En el primer día de las audiencias hubo un mundo de gente. Al segundo, ya hubo menos y en el último solo veinte personas.  

El último coletazo opositor sobre este asunto fue la marcha de las velas de pobre concurrencia popular y dirigencial. El principal propulsor fue Hugo Moyano, a quien representó su hijo Pablo que, con gente del gremio de Camioneros, encabezó y tuvo a su cargo el grueso de la organización del acto. Allí quedó claro la soledad política de los Moyano. Como se ve, la mayoría de la ciudadanía argentina, afortunadamente, no padece de hyalofagia.

Producción periodística: Lucía Lopreiato.



sábado, 3 de marzo de 2018

Marcha y contramarcha… @dealgunamanera...

Marcha y contramarcha… 
VOLANTAZO Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno atacó el efecto de la movilización instalando un debate como el del aborto. Qué pasará en el Congreso. 

© Escrito por Nelson Castro el domingo 25/02/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En la dinámica de la Argentina, el acto y la movilización gestados por Hugo Moyano parece quedar lejos. El jueves, el Gobierno sacó un conejo de la galera y entonces, ahora, el tema de debate es la despenalización del aborto.

Vayamos por partes.

El acto de Moyano fue multitudinario. Número más, número menos, la concurrencia orilló las 100 mil personas. Son muchas. Solo la muy alta vara que puso el propio líder de los camioneros –habló de llevar entre 300 mil y 400 mil–hizo que el impacto fuera menor. Pero, en el análisis intrínseco de esa concurrencia están los problemas y las debilidades que al mismo Moyano le dejó la movilización. Las ausencias fueron muchas y de alta significación política. Los grandes sindicatos faltaron. No estuvo la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), no estuvo la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), no estuvo el Sindicato de Empleados de Comercio, no estuvo el Sindicato de Mecánicos Automotores y Afines (Smata), no estuvo la Unión Ferroviaria, no estuvo la Unión Transporte Automotores (UTA), no estuvo la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), no estuvo la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), y no estuvo el Sindicato de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh). No estuvo tampoco el Partido Justicialista a nivel nacional.


¿Y el PJ?

No hubo ningún legislador peronista y no hubo  ningún gobernador peronista que se adhiriera al acto. Entre los asistentes estuvieron la izquierda –que se fue rápidamente– estuvieron los jirones del kirchnerismo –a los que no se los dejó siquiera subir al palco–,  las dos CTA, los bancarios y los docentes. Conocedor del valor de las ausencias, Moyano –a quien no se lo vio bien–  comprendió que lanzar un paro era inconducente. Lo que ensayó, entonces, fue un discurso con críticas duras al Gobierno, pero, a la vez, no rupturista. Fue un discurso deshilachado, no porque hubiera tenido mejores –la oratoria es un don que la vida no le dio– sino porque lo utilizó para su defensa personal.

Al enfocar su discurso en su situación personal, la palabra de Moyano perdió peso. Cometió un error garrafal que dejó descolocados a los que estaban esperando otra cosa y dio la razón a sus detractores dentro del mundo sindical, un mundo que ha quedado definitivamente atravesado por una profunda división de incierto desenlace.

Reacción. 

En el Gobierno hubo alivio. La foto del acto, en términos de construcción política, lo favorece. Ese conglomerado con aires de rejunte tiene, hoy en día, pocas posibilidades de construir algo que políticamente complique al oficialismo. Sin embargo, hubo quienes interpretaron que arrojar a Moyano a los brazos de esa oposición dura y extrema no es lo mejor en el medio de una realidad que seguirá siendo dura por un buen tiempo. Lo ocurrido el jueves marca que algunos puentes todavía perduran. Las declaraciones de Moyano –“me reuniría con Macri”– y el principio de solución de la problemática situación de OCA, son indicios de que los puentes no han sido totalmente dinamitados.

Lo que Moyano debe entender es que tiene que aclarar su compleja situación judicial. Eso es inexorable. Y lo que el oficialismo no debería hacer es buscar la demonización del líder de los camioneros. Al fin y al cabo, varios de los dirigentes sindicales con los que el oficialismo mantiene una buena relación no son mejores que Moyano. Es más, bien podría decirse que algunos de ellos son peores.

En el interior del Gobierno se vive un momento de opiniones divididas que, en algún caso, genera tensiones. Por un lado, están los que piden “no perder pisada al termómetro de la calle”, como señala una fuente.

Es el ala más territorial y acostumbrada a recorrer la calle y que ha tenido siempre relación con los dirigentes sociales. Hay ahí cierto temor a las encuestas de imagen que registró caídas en los últimos dos meses. Esas encuestas reflejan el presente de mucha gente a la que le cuesta hacerle frente a la inflación y a las subas de tarifas.

Del otro lado están los que prefieren ver el vaso medio lleno y capitalizar los errores estratégicos de la oposición y mostrar todas las caras indeseables para muchos en un mismo equipo. “Mientras del otro lado estén Zaffaroni, Aníbal Fernández, Máximo Kirchner y La Cámpora es todo ganancia para nosotros porque le recuerda a la clase media todo lo malo que vivió durante 12 años”, expresa otra voz del oficialismo.

En medio de todo este ir y venir, el Gobierno sacó un conejo de la galera y produjo un verdadero golpe de efecto con el anuncio de impulsar el tratamiento por parte del Poder Legislativo de la despenalización del aborto. Quien pergeñó esta sorpresiva iniciativa tuvo un primer éxito: descolocó a los sectores del progresismo opuestos al Gobierno y produjo un verdadero cimbronazo en el kirchnerismo. Mientras varios legisladores, como es el caso de Mayra Mendoza, apoyan la iniciativa, es sabido que Cristina Fernández de Kirchner siempre la rechazó. Con la composición que tiene el Parlamento hoy, las probabilidades de que la despenalización del aborto sea aprobada son nulas.       

Lo que viene. Este es el contexto en el que el Presidente asistirá al Congreso para abrir el período ordinario de sesiones. En su discurso ratificará el rumbo y habrá críticas para todos los sectores empresariales. ¿Qué es lo que más le enoja? que puertas afuera del país todos reconozcan el cambio de rumbo y que dentro de su propio país, reciba críticas de ese sector al que le endilga falta de sacrificios y de voluntad de ayudar a salir adelante.

“Todos son directores técnicos pero nadie pone pierna fuerte en la cancha” –es el pensamiento que atribula a Mauricio Macri. Si indagara en la historia, vería que eso ya le pasó a varios de sus predecesores que tuvieron entre los destinatarios de la misma queja, incluso al grupo empresarial que fundó su padre.



Ola de descuidos… @dealgunamanera...


Ola de descuidos…

HI, FRIENDS! George Washington. Dibujo: Pablo Temes.

Macri se quejó por errores de sus funcionarios, y el camionero dejó en crisis a la cúpula de la CGT.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 18/02/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Déficit fiscal, dólar e inflación. En ese orden se encolumnan las preocupaciones de la Casa Rosada en materia económica. El año 2017 cerró con un déficit del 3,9% del PBI y, aunque se sobrecumplió la meta fijada del 4,2%, el número es preocupante si se piensa que, en definitiva, se trata de dinero que falta para equilibrar las cuentas. Esa es la obsesión de Mauricio Macri. Mientras la Argentina se financie con deuda en dólares y los nubarrones internacionales se mantengan, pedir plata prestada será una práctica que saldrá cada vez más cara. Un experimentado economista que suele ser crítico del Gobierno aseguró que “el control de daños ya comenzó y permitirá transitar los próximos meses con relativa tranquilidad. Caputo (Luis) de esto sabe, y ya había salido a cubrirse colocando 10 mil millones de dólares a principio de año”.

Los avatares del dólar estuvieron a la orden del día en el comienzo de la semana. Sin embargo, un dólar en torno de los 20 pesos no es algo que desagrade al Gobierno, que con esta nueva devaluación resuelve varios problemas y, a su vez, les tira un guiño a los empresarios. Un ex presidente del Banco Central de muy buena relación con Federico Sturzenegger asegura respecto del dólar que “se trata de movimientos controlados y que, si bien el Central no salió a jugar fuerte en las últimas ruedas, lo hará en las próximas semanas solo si la presión sobre la divisa continúa. Habrá más movimiento durante el verano”. Respecto de la autoridad del presidente del Central, sostuvo que lo ve “cansado, pero firme y con el desgaste lógico de cargar con los reproches de un sector del Gobierno que lo acusa de enfriar la actividad por su política de tasas. No creo en los rumores de cambio, pero sí en el control interno”.

¿Tú también? 

La pericia de Luis Caputo quizá sea su mejor carta para defenderse puertas adentro de Cambiemos y capear la crisis personal por la aparición de cuentas offshore no declaradas. El ministro de Finanzas es hoy un hombre casi indispensable para la administración de la política económica del Gobierno. Este rol clave es el que le permitió pasar con algo más de tranquilidad sus días en Chapadmalal.

Para los que también sigue habiendo reproches es para el ministro de Trabajo, Jorge Triaca; para el de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, y para los que no dejan todo en la gestión. Tal cual lo hemos descripto en esta columna dos domingos atrás, el Presidente sigue furioso por el costo político que tuvo que pagar por los errores de ambos ministros. A nivel humano, para Triaca lo peor ya pasó; el reto cara a cara y el pedido de explicaciones ya tuvo lugar. Su involucramiento para convencer a los ‘gordos’ de dejar solo a Hugo Moyano le permitió rehacerse internamente, aun cuando su situación es todavía compleja ya que una de las hermanas del ministro de Trabajo fue imputada por el fiscal Jorge Di Lello por el delito de negociaciones incompatibles con su función. Se trata de Lorena Triaca, quien fue titular de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional antes de la purga de familiares. La denuncia sostiene que, mientras Lorena Triaca ejercía el cargo, “era socia de una firma que contrató con el organismo que ella dirigía”. El monto de esa contratación superaba los 7 millones de pesos. Diríase que sobre mojado, llovido.

Desde el entorno de la ex funcionaria, dijeron que “nunca fue socia de la empresa Unify, sino que recibía un salario como empleada y más tarde llegó a ser directora”.

La diferencia de tiempo entre la renuncia a la empresa, su posterior designación en el cargo público y la contratación de la misma firma fue ínfima y se trata, cuando menos, de una influencia reñida con la ética o indecorosa.

Miradas. Hay quienes ven al ministro de Trabajo cada vez más complicado dentro del Gobierno y quienes aseguran que su estrella se apaga en favor del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien podría empezar a cercar la cartera de Trabajo con su propia gente.

Etchevehere trató de hacerse el distraído y dejar atrás el tema del famoso bono de La Rural, pero en Chapadmalal el asunto estuvo latente bajo el pedido de “cuidar los detalles y dejar todo en la cancha”, describió un allegado a uno de los participantes.

Quien salió absolutamente fortalecido de este retiro fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

El Presidente está enojado con todos estos hechos, que le han producido un deterioro a su imagen y a la del Gobierno. La conferencia de prensa del viernes en Chapadmalal tuvo que ver, en parte, con ese enojo. Fue llamativo que ninguna de las diez preguntas que se le hicieron tuviera que ver con la inflación.

El principal enemigo que tiene el Presidente es, al margen de la realidad, las torpezas de su gobierno. Las dificultades que está teniendo para reducir la inflación son un talón de Aquiles que hace difícil su gestión. Pero los “errores” de sus funcionarios han hecho mucho para ahondar el malhumor social.

Paradojalmente, los principales aliados del Gobierno son sus adversarios. Ahí está Hugo Moyano. La marcha que encabezará el próximo miércoles será multitudinaria. Sin embargo, le servirá políticamente de poco.

El aislamiento en que lo dejaron los grandes sindicatos es una debilidad que lo afectará de aquí en más. Que Luis Barrionuevo, quien fue el anfitrión del clásico asado en Mar del Plata en el que el líder de los camioneros pergeñó su ofensiva contra el Gobierno, lo haya dejado solo habla de una soledad que lo obliga a buscar apoyos que lo debilitan. Su acercamiento al kirchnerismo es un buen ejemplo de ello. Es una suma que resta. El Gobierno lo sabe; la Justicia, también.

Por eso investiga ahora cosas que debió haber investigado hace años.

Lo notable, además, es que la bravuconada del líder de los camioneros ha liquidado al triunvirato de la CGT, ahondando una crisis de conducción cuyo devenir nadie imagina.




martes, 13 de febrero de 2018

La inflación acecha a Macri... @dealgunamanera...

Crudo análisis sobre la Argentina de The Wall Street Journal...

Mauricio Macri debe dar "un golpe decisivo contra la inflación", según el Wall Street Journal. Reuters/Adriano Machado

La columnista Mary Anastasia O'Grady analiza las tensiones presentes entre la oposición y el gobierno de Cambiemos.

© Publicado el lunes 12/02/2018 por el Diario Clarín de laCiudad Autónoma de Buenos Aires.

Una columna de opinión de The Wall Street Journal afirma que el mayor logro de Mauricio Macri será terminar su mandato en 2019.

Con el título "La inflación acecha a Macri en Argentina", la columnista Mary Anastasia O'Grady analiza las tensiones presentes entre la oposición y el gobierno de Cambiemos, teniendo en cuenta la actualidad económica del país.

O'Grady señala que Macri sorprendió a Argentina al ganar la presidencia en 2015, pero su mayor logro será seguir en el poder cuando termine su mandato, en diciembre de 2019, teniendo en cuenta que el último presidente no peronista en lograrlo fue Marcelo T. de Alvear en 1928, y que desde entonces "sobrevive hasta el día de hoy una cultura de inestabilidad política", considerando que los únicos dos presidentes no peronistas desde 1983 tuvieron que dejar el poder a causa de las crisis económicas.

Si bien para la columnista Macri puede romper el hechizo, "no hay certeza de que lo hará, y dado que subestimó la magnitud de los problemas que heredó de la ex presidenta Cristina Kirchner, el argumento a favor de un gobierno más chico ahora requiere un liderazgo aún más audaz".

Hugo Moyano junto a Roberto Baradel. La movilización del líder camionero y la discusión por la paritaria docente son dos temas claves que enfrenta el gobierno. Daniel Dabove/Télam

La autora describe que los doce años de kirchnerismo dejaron al país "en la bancarrota, tanto financiera como institucionalmente".

"Los Kirchner encarcelaron a los opositores políticos, confiscaron la propiedad privada, nacionalizaron los negocios, amordazaron a los medios críticos, fomentaron las patotas callejeras, falsificaron las estadísticas gubernamentales y destruyeron la independencia del banco central", detalla O'Grady, y destaca que cuando Macri asumió la presidencia, el discurso pasó de ser imperial y vengativo a civil y conciliatorio.

Macri, para llegar a buen puerto, debe bajar la inflación y restaurar el crecimiento económico, aunque para O'Grady el presidente está "retrasado" en sus promesas y "corre el riesgo de que se le acabe el tiempo".

Para el Wall Street Journal, "el desafío a largo plazo es liberar una economía encadenada por altos impuestos, fuertes regulaciones y proteccionismo comercial". Sin embargo, en este momento "Macri se enfrenta a una situación fiscal precaria causada por el gasto gubernamental desbocado y un crecimiento lento".

La autora describe que los doce años de kirchnerismo dejaron al país "en la bancarrota, tanto financiera como institucionalmente".

"El gasto total del gobierno en los niveles federal, provincial y local, incluido el servicio de la deuda, genera hoy un déficit fiscal abrumador del 8% del producto bruto interno. La inflación cayó al 25% desde el 40%, pero reducirla más requiere una combinación de políticas más audaz", detalla O'Grady, que critica el enfoque "gradualista" del gobierno, al considerar que está "jugando con fuego".

De acuerdo a la autora, una de las grandes pruebas que enfrenta el gobierno se dará en marzo, con la discusión de la paritaria docente, y pone como anticipo decisivo la movilización encabezada por Hugo Moyano para el 21 de febrero.

"El sindicalismo espera paralizar el país, hacer que los salarios equiparen la inflación actual, sofocar los planes políticos de Macri y agregar su nombre a la lista peronista de presidentes de mandato interrumpido", advierte. 
Y, si bien Cambiemos superó con éxito las elecciones de medio término, "lo cual significa que el país apoya sus esfuerzos", para O'Grady "Argentina necesita un golpe decisivo contra la inflaciónY también lo necesita la presidencia de Macri para sobrevivir y prosperar".

 The Wall Street Journal, Captura web
Link:
Inflation Stalks Macri in Argentina.

The Peronists hope to end his presidency prematurely. They may well succeed.

Inflation Stalks Macri in Argentina.

The Peronists hope to end his presidency prematurely. They may well succeed.

Mauricio Macri shocked Argentina—and even his own supporters—by winning the presidency in 2015 in a runoff against a Peronist party rival. But if the founder of the young Republican Proposal Party is still in office when his four-year term ends in December 2019, it will be an even greater accomplishment.
The last non-Peronist president to finish his elected mandate was Marcelo T. de Alvear in 1928. Two years later the military removed President Hipólito Yrigoyen in a coup, the first since the 1853 constitution was approved. A culture of political instability survives to this day.
True, there hasn’t been a military coup in Argentina since 1976. Democracy was restored in 1983. Nevertheless economic crises forced the early resignations of the only two non-Peronist presidents elected in the most recent democratic period. Now Peronists claim that they are the only ones who can govern the country.
Mr. Macri could break the spell. But it is far from certain that he will, and because he underestimated the magnitude of the problems he inherited from former President Cristina Kirchner, the case for smaller government now requires even bolder leadership.
Twelve years of Kirchner rule—first Néstor Kirchner (2003-07), followed by his wife (2007-15)—left this country bankrupt, both institutionally and financially. The Kirchners jailed political opponents, confiscated private property, nationalized businesses, gagged media critics, fomented street mobs, falsified government statistics, and destroyed the central bank’s independence. Kirchnerismo bloated the government and left the economy in shambles.
When Mr. Macri took the oath to uphold the constitution, the presidential discourse went from imperial and vengeful to civil and conciliatory overnight. Argentina’s international image was also instantaneously upgraded. The Kirchners’ most important alliances were with totalitarian Cuba, authoritarian Venezuela and theocratic Iran. Mr. Macri symbolizes a renewed commitment to Western democracy, including the re-establishment of relations with the U.S.
Argentines describe their country as “normal” again. Yet to succeed, Mr. Macri also has to keep his pledge to slay inflation and restore economic growth. On this score he is running behind and risks running out of time.
The long-term challenge is to liberate an economy shackled by high taxes, heavy regulation and trade protectionism. These are economic policy questions but they are fundamentally cultural hurdles in a nation with deeply rooted political traditions of populism, mercantilism, crony capitalism and an outsize role for organized labor.
Only a system that guarantees economic freedom can produce fast growth and the wealth creation that Argentines yearn for. The country needs reliable laws that encourage risk taking and competition, and a new narrative in which entrepreneurial success is celebrated and businesses are allowed to fail.
This is a generational project. In the meantime, Mr. Macri faces a precarious fiscal situation caused by runaway government spending and slow growth. Total government spending at the federal, provincial and local levels, including debt service, now generates a staggering annual fiscal deficit of 8% of gross domestic product. Inflation has fallen to 25% from 40%, but bringing it down further requires a more courageous policy mix.
Mr. Macri has promised to curtail government spending. But without majorities in Congress, he has taken a gradualist approach. He imagines he’s erring on the side of caution, but he’s actually playing with fire.
The primary deficit, which excludes the cost of servicing the debt, was 3.9% of GDP last year. If the government’s forecasts are correct, this year it will remain stubbornly high, at 3.3% of GDP, and it will drop to 2.2% of GDP in 2019.
These large deficits are putting pressure on the central bank to print money. It has partially resisted by sterilizing some dollar inflows but, according to the Buenos Aires-based think tank Libertad y Progreso, last year the monetary base increased at the same rate as inflation.
In a country where union power is legendary, this is particularly pernicious because it fuels inflationary expectations. Mr. Macri will face his next big test when the government negotiates salary increases with the teachers unions in March. In anticipation of that showdown, union activists—Mrs. Kirchner’s most important constituents—have organized a nationwide mobilization for late February. They hope to paralyze the country, push wages to match current inflation, quash Mr. Macri’s agenda and add his name to the Peronist list of interrupted presidencies.
Mr. Macri’s party did well in midterm elections last year, which means the nation backs his efforts. But today’s benign global-market conditions will not last forever and punishingly high interest rates, now around 28%, stifle growth. Argentina needs a decisive strike against inflation. So does Mr. Macri’s presidency if it is to survive and thrive.