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sábado, 12 de abril de 2014

Gaseosas Cunnington y los precios cuidados... De Alguna Manera...


 Apelan a la militancia “nac & pop” para el nuevo Precios Cuidados…

Tv y radio. Cunnington apoya el plan en un spot en TV. Hay un programa de radio online sobre precios.



Se relanza mañana el acuerdo. “Cuidar los precios es cuidar la Patria” y “La Patria no tiene precio”, los lemas de la militancia.


Con una inflación que no baja del 35% anual, el Gobierno prepara el relanzamiento del programa Precios Cuidados, a partir de mañana, con una batería de incentivos para que la gente tome la bandera de salir a controlar precios. Desde volantes, programas de radio, documentos y hasta comerciales de empresas, todo vale en la búsqueda de lograr un freno a la aceleración del costo de vida.

El mensaje oficial es buscar las ofertas, los precios cuidados, populares, esperar los camiones de frutas, verduras, pescados o carnes para todos (y todas). Sin caer en el “camine, camine” de Lita de Lazzari –la representante de la Liga de Amas de Casa, que está en las antípodas ideológicas del Gobierno–, el mensaje es mirar qué y a cuánto se está comprando. Atrás quedó el consumo descuidado. El mensaje “cuidar los precios es cuidar la Patria” se replica desde distintos sectores del peronismo afín al Gobierno.

En distintas cuentas no oficiales, pero muy vinculadas a la administración de Cristina Fernández, se reciben las quejas y denuncias vía Twitter y Facebook y se diseminan también las alternativas para que no sobre mucho mes al final del sueldo.

La política de precios cuidados, sostiene un informe del Centro de Estudios de La Cámpora, “requerirá de consumidores informados y activos en la defensa de sus derechos”.

En el escrito, la organización que dirige Máximo Kirchner sostiene que Precios Cuidados “es una herramienta que servirá para controlar abusos de los formadores de precios y así disminuir la inflación. El precio de góndola de un producto se conforma de todos los costos (materias primas, mano de obra, infraestructura, administración, venta, etc.) y de la ganancia del empresario. Evitar que esta última sea excesiva es el objetivo de esta política. Para ello, habrá que lograr instalar precios de referencia y cuidar que se cumplan”. Las críticas a este razonamiento no llegan por el resguardo de precios en sí, sino porque el Gobierno sigue sin poner en marcha el Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia, habilitado por ley en 1999, que establece sanciones, según recordó el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino.

Hay empresas, como el fabricante de gaseosas Cunnington, que hasta se animaron a hacer spots que se ven en Fútbol para Todos destacando las virtudes del acuerdo de precios. Y en unidades básicas pueden encontrarse volantes que dicen “la patria no tiene precio” o invitaciones a escuchar “radio precios cuidados”, en una emisora online.

En todas sus líneas, se aprecia, el kirchnerismo intenta contener el salto inflacionario con recetas más allá de la fuerte suba de tasas que enfría la economía de la mano de Juan Carlos Fábrega en el Banco Central.

Entre las respuestas que surgen para hacer frente a los canales convencionales de comercialización, afloran los mercados y ferias. Un ejemplo es Almacenes Populares, de la agrupación de Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo, el espacio de reconstrucción popular Alejandro Almeida que tiene previsto abrir locales en 14 localidades para mediados de este mes. Con el apoyo de Unidos y Organizados, estarán desembarcando en Moreno, La Matanza, General Rodríguez, Ciudadela, La Plata, entre otros lugares.

© Escrito por Patricia Valli el Domingo 06/04/2014 y publicado por http://fortunaweb.com.ar


domingo, 9 de febrero de 2014

Política, dinero y poder… De Alguna Manera...


Política, dinero y poder…

SIN TITULO. Hebe de Bonafini. Foto: Pablo Temes.

El Gobierno tiene preocupaciones que no son las mismas que las de la gente. Parecidos y diferencias con Alfonsín y Menem.

La mayor parte de las cosas pasa dentro de la cabeza de la gente, no necesariamente en el mundo real”. La frase es de Roman Gubern (El eros electrónico) pero la idea es tan antigua como el pensamiento social. Debería ser un axioma básico de la práctica política. No sólo en estos tiempos del marketing político y de la comunicación exacerbada; ya lo era hace dos siglos en las democracias sin marketing, y en tiempos de Shakespeare y de Maquiavelo, y en los de Cicerón, y sin duda antes. Pueden existir también otros principios para orientar la práctica política: principios éticos, ideas, objetivos de política pública. Pero las imágenes son decisivas y no deben ser ni ignoradas ni subestimadas.

Acerca del gobierno nacional, se discute casi a diario en términos éticos, en términos de sus ideas políticas, en términos de sus a menudo poco claros objetivos de política pública. Pero sus errores comunicacionales llevan a un territorio que a veces parece surrealista, que bien califica como “tragicómico”. Hace algunos años, uno podía escribir que algunos problemas que se presentaban en la escena del país se debían a “errores no forzados” del Gobierno, esencialmente en el plano comunicacional; parecía una idea interesante, no obvia, que algo explicaba. Hoy es tan obvio y tan cotidiano, que decirlo parece casi una tontera; pero sigue siendo así.

Uno de los episodios recientes de esta tragicomedia es el caso Tinelli/Fútbol para Todos. La expresión “tragicomedia” se hizo célebre por La Celestina, la historia de Calisto y Melibea, cuyo autor la llamó de esa manera “partiendo por dos la disputa” entre quienes la veían tragedia y quienes comedia. Esto puede aplicarse a Hebe de Bonafini cuando, irrumpiendo en un tema que no se entiende en qué le concierne, dictamina que “se trata de política, no de hacer dinero”. Si es política, está mal hecha. Si no es dinero, nadie lo cree, empezando por la señora Bonafini. En realidad es poder, y ésta es la peor manera de construir poder: es el mejor camino para acumular una cuota exigua de poder que será, como se lo está viendo, efímera. Es tragicómico –en parte porque Tinelli, con astucia, le aporta un toque de comedia–. Otro es el caso Boudou. El vicepresidente hace lo que puede, como puede; pero debería estar implorando a gritos: “Líbrame, Señor, de mis amigos”.

La capacidad del Gobierno para comunicar mal lo que la gente ya de por sí cree que está mal es asombrosa. Algunas cosas funcionan; ¿por qué no se las comunica? Un ejemplo: una de las pesadillas de los argentinos, desde tiempos remotos, ha sido siempre sacar un documento de identidad; este gobierno lo ha resuelto, contundentemente. Ese problema está resuelto, y es un logro. ¿Alguien habla de eso?

Los hechos negativos se suceden día a día. Algunos son inevitables; otros, producto de malas decisiones. La comunicación del Gobierno suma negativamente tanto a los que son inevitables como a los derivados de errores. Todo gobierno en el mundo se mueve tras objetivos de poder; este gobierno también. Pero buscar acumular poder y al mismo tiempo erosionar la confianza de la sociedad en quien lo hace es alimentar el propio fracaso político. La Cámpora, Unidos, Hebe de Bonafini, podrían operar en la sombra, porque son simplemente piantavotos; el cambio de gabinete producido hace tres meses podría haber sido resaltado y potenciado, porque la sociedad lo vio bien. Hay dos planos en los que el Gobierno parece no ver qué pasa por la cabeza de la gente: el de la “estima” pública, la confianza, la buena imagen –ese capital difuso que miden las encuestas– y el de los votos –ese instrumento inapelable que está en manos de la gente por cuya mente pasa la mayor parte de las cosas–.

La suerte de los gobiernos depende en parte de lo que hacen –y cómo lo hacen– y en gran parte de las expectativas de la gente. Las expectativas instalan a un gobierno y le conceden un capital de confianza para iniciar su camino, y las mismas expectativas lo desgastan y terminan decretando su final inapelable.

Lo que hacen los gobiernos –y cómo lo hacen– también está sometido al filtro implacable de las expectativas. Una buena política económica no es políticamente rentable porque resulte aprobada en un tribunal académico sino porque concita apoyo en la sociedad; y si eso no sucede, resulta políticamente costosa.

Alfonsín asumió el gobierno bajo un shock de confianza que la sociedad le concedió porque se proponía restaurar una democracia plena limitando el poder corporativo de los sindicatos y los militares, y se desintegró porque la sociedad había instalado el tema de la inflación como su prioridad y el gobierno no encontró respuestas. Menem capitalizó la expectativa social de acabar con la inflación, y lo logró; lo desgastó, finalmente, el problema del desempleo, que la sociedad instaló como su mayor preocupación. Kirchner asumió bajo una enorme expectativa de combatir el desempleo, y lo logró; pero con los años la sociedad instaló el tema de la inseguridad, y el Gobierno no le dio respuesta. (El primer gran desafío al gobierno de Kirchner lo protagonizó Blumberg, no los sindicatos ni las protestas “sociales”). El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner sigue exigido por ese mismo tema, para el que no tiene respuesta, y además se le suma ahora la reaparición de la inflación como la expectativa creciente en la opinión pública.

Su falta de respuesta a este tema es aún más dramática de lo que fue en los años 80. Alfonsín se enojaba porque el tema no le parecía relevante, pero no negaba que la inflación estaba carcomiendo a la sociedad.

Este gobierno, además de negarla durante casi una década, la está agravando. Los ignotos muchachos de Unidos echan leña al fuego; imaginan un escenario de confrontaciones estratégicas que responde a una lógica de “toma del poder” en una sociedad que vive preocupada porque aumenta el precio del pan, de la carne y de los electrodomésticos, y sólo aspira a tranquilidad y diálogo. Hebe de Bonafini dice que hay que hacer política y no ganar dinero; exactamente lo opuesto a lo que espera la mayoría de la gente en la Argentina de hoy: menos política, un poco más de poder adquisitivo en el bolsillo.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo el Sábado 08/02/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

miércoles, 31 de octubre de 2012

La popularidad de Cristina... De Alguna Manera...


¿Por qué la popularidad de Cristina está intacta…?


A un año de asumir, y más allá de las controversias instaladas en los medios opositores, de octubre 2011 a 2012 la jefa de Gobierno siguió poseyendo la mejor imagen nacional (ver gráfico), por razones elementales: desde que asumió, en diciembre de 2007, Cristina Kirchner tomó una serie de medidas de gestión, económicas y políticas que profundizaron el rumbo de la política y la economía y que hoy merecen una evaluación comunitaria mayoritariamente positiva.

* La Resolución 125: “Mi voto es no positivo. Mi voto es en contra”. Con esas palabras, el entonces vicepresidente Julio Cobos intentó desactivar en favor de los productores un conflicto que mantuvo en vilo al campo y al Gobierno por el proyecto oficial de retenciones móviles, que generó cortes de rutas, cacerolazos y manifestaciones, a favor y en contra de la medida, en distintos puntos del país. En marzo de 2008, el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, anunció la implementación del esquema de retenciones móviles, elaborado con técnica muy pobre, que una vez renunciado criticó como si no hubiera sido responsable de la medida.

* La reestatización de Aerolíneas Argentinas: en julio de 2008, Cristina anunció la reestatización de Aerolíneas Argentinas y Austral luego de haber acordado con el grupo español Marsans, ex controlante de ambas compañías, el traspaso del 100% de las acciones. Además, envió el proyecto con el acuerdo al Congreso, donde luego sería aprobado por ambas cámaras. Durante el acto, la mandataria les mandó un mensaje a los gremios: “Que el usuario no se vea afectado por conflictividades ajenas. Pagó un pasaje y quiere un buen servicio. No llegaremos a buen puerto si no contamos esencialmente con la participación activa de todo el personal, los pilotos, los técnicos, las azafatas”. En ese momento, el oficialismo se hizo cargo de una empresa que perdía treinta millones de dólares por mes y tenía un pasivo de 890 millones de dólares, esto es, vaciada por sus dueños anteriores.

* La asignación universal por hijo y su ampliación a embarazadas: alcanza a 1,8 millones de familias o 3,7 millones de menores de 18 años, resultando la más importante política social desde la recuperación democrática; retrotrajo la pobreza y la indigencia a los niveles previos al año 1980.

* La eliminación de las AFJP: en noviembre de 2008, el kirchnerismo logró la sanción abrumadoramente mayoritaria en el Congreso de la reforma del sistema previsional argentino. La ley, impulsada por el Poder Ejecutivo, implicó la desaparición de la jubilación privada y las AFJP y la transferencia de 74 mil millones de pesos a manos del Gobierno. “Yo les pregunto a los que quieren seguir con el sistema de las AFJP: ¿a qué caja defienden o a qué caja quieren representar?”, enfatizó la Presidenta al anunciar la reforma.

* Fútbol para Todos: en agosto de 2009, luego de la ruptura del contrato de la AFA con la empresa TSC, el Estado intervino en la televisación de los partidos de la Primera División a través de una sociedad con la institución que preside Julio Grondona, y una inversión de 600 millones de pesos anuales. El acuerdo permitió que se pudiera ver en directo un Boca-River por el campeonato local, vedado al público desde mediados de los años 70.

* La Ley de Medios y la democracia informativa: en octubre de 2009 fue sancionada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, mejor conocida como Ley de Medios. Entre otras medidas, el proyecto del oficialismo buscaba que las empresas de radio y televisión por cable y por aire se desprendieran de las licencias que superaran el límite establecido por la nueva norma en el plazo de un año. La nueva norma fue discutida en el Congreso y finalmente aprobada mayoritariamente, con duros cruces entre legisladores del Frente para la Victoria y la escasa oposición.

* El papel de diarios: en diciembre de 2011, el kirchnerismo logró la sanción de la ley que declaró de interés público la fabricación y la comercialización del papel para diarios. Así, el Poder Ejecutivo obtuvo la potestad para controlar el mercado, estableciendo precios de venta y metas de producción sobre la empresa Papel Prensa, que se manejaba discrecionalmente hasta la intervención, discriminando a empresas por fuera de los grupos dominantes; por ejemplo, a Editorial Perfil.

* La Ley Antiterrorista: con el impulso del arrasador triunfo en las elecciones de octubre del año pasado, el kirchnerismo promovió la aprobación de una batería de leyes en el Congreso. Una de las más polémicas fue la Ley Antiterrorista, que recibió duros cuestionamientos de la oposición y los organismos de derechos humanos, algunos cercanos al Gobierno. Quienes se opusieron al proyecto argumentaron que la ley criminaliza la protesta social. Desde el kirchnerismo dijeron que fue una respuesta a las presiones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), principal foro intergubernamental para la prevención y la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

* La reforma del BCRA y la soberanía monetaria: durante la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, la Presidenta anunció el envío de un proyecto para reformar la carta orgánica del Banco Central (BCRA) con el fin de que éste pueda intervenir en la “economía real” y en los créditos para la producción. “El BCRA no sólo debe resguardar la estabilidad monetaria, sino fiscal, la producción y la economía real. Pero no para hacer cualquier zafarrancho”, enfatizó Cristina durante su discurso.

El proyecto de reforma fue aprobado por ambas cámaras. La ley duplica la capacidad del Banco Central de adelantarle recursos al Tesoro Nacional y de utilizar, si fuera necesario, reservas para el pago de deuda.

* La expropiación de YPF y la soberanía energética: la Presidenta anunció la expropiación del 51% de YPF, decisión histórica que despertó la adhesión de más del 80% de la opinión pública local y las esperables críticas de la oposición, como de sectores minoritarios de la comunidad de negocio internacional, en especial del gobierno español, que piloteó la depredación desde que la empresa fue concedida al manejo de sus capitales.

* Plan de viviendas Procrear: más allá de su alto impacto social al atacar una carencia histórica y muy extendida en el país (déficit de viviendas estimado en 2.500.000 unidades), el efecto multiplicador para sostener o ampliar el nivel de empleo del plan de viviendas Procrear Bicentenario, que se proyecta como el más importante desde la recuperación democrática, será notable de cumplirse cabalmente lo anunciado en sus 48 meses de despliegue.

Cada movimiento del ciclo de la construcción repercute directamente en el nivel de actividad de la red de proveedores e indirectamente en la cadena de demanda hacia abajo. El efecto multiplicador final de producción de la construcción en la economía es 1,8, o sea, más potente que el medido para sectores como el automotriz, el comercio minorista y mayorista, los bancos o las telecomunicaciones.

La industria de la construcción posee la ventaja de generar puestos de trabajo de forma rápida, ya que su impacto económico sobre la demanda y el empleo es prácticamente instantáneo. Por ejemplo, por cada millón de pesos (US$ 350 mil) invertido en la construcción en el año 2004 se podían crear aproximadamente sesenta nuevos puestos de trabajo que no requerían una elevada calificación.

© Escrito por Artemio López, Director Consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 26 de Octubre de 2012.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Bajar un cambio... De Alguna Manera...


Bajar un cambio...

El aval oficial. Jefe de Gabinete Abal Medina. Dibujo: Pablo Temes.

Señales de mesura que hace tiempo que no se ven. ¿Toma de conciencia o mero espejismo?

Los ecos del ruido de las cacerolas que se escuchó a lo largo y a lo ancho del país hace poco más de una semana, siguen resonando en los oídos del Gobierno. En el cenáculo del poder todavía no se reponen de la sorpresa –desagradable para el kirchnerismo duro– que les causó una manifestación a la que primero minimizaron y después despreciaron. Sin embargo, luego de las horas de furia que se vivieron en la Babel de Olivos, en los “Aló Presidenta” de esta semana Cristina Fernández de Kirchner tuvo una actitud de mesura que hacía tiempo no se le veía.

Hay una realidad indiscutible: sin el apoyo de la clase media es imposible que el Gobierno pueda siquiera acariciar el sueño de la re-reelección. Y ése es un tema que tuvo una presencia muy fuerte entre las consignas principales que acompañaron al ruido de las cacerolas. Uno de los efectos de esos sonidos fue el rugir de las internas que comienzan a hacerse notar al interior del Gobierno. La Cámpora es un factor de irritación creciente dentro del peronismo que acompaña a la Presidenta. Amado Boudou es otro. Así, lo que se observa por estas horas es la progresiva apertura de líneas de confrontación impensadas para el oficialismo hace poco menos de un año, a pesar de lo cual el Gobierno no cede ni un milímetro en esa línea que conlleva un nivel de conflictividad y un culto a la personalidad como hacía años que no se veía en la Argentina.

Una de las herramientas de esa estrategia es Fútbol para Todos –en algún día futuro, el desprolijo manejo de las ilimitadas sumas de dinero público que allí se malgastan obligará a varios de sus responsables a trajinar los pasillos de los tribunales de Comodoro Py–. Quienes siguen los partidos del desvaído torneo de primera división han notado ya que ahora no sólo se difunden las obras del Gobierno sino que, además, en cada tanda aparece un fragmento que reproduce un extracto de algún discurso de Fernández de Kirchner. A ello hay que agregarle la seguidilla de cadenas nacionales y “Aló Presidenta” con anuncios que, a fuer de ser tan numerosos, terminan desnudando las contradicciones y el nivel de improvisación que exhibe el Gobierno. Entre los casos más resonantes de las últimas semanas están el del Polo Audiovisual en la para la Presidenta desconocida y deshabitada isla Demarchi –asunto que ha abierto un conflicto que el Gobierno jamás imaginó y que habrá de recalentar las de por sí malas relaciones con el sindicalismo moyanista y con la CTA que no responde a Hugo Yasky– y el proyecto sobre las limitaciones a las indemnizaciones laborales que ha descolocado al diputado oficialista Héctor Recalde, quien siempre sostuvo posturas opuestas a las consagradas en el proyecto gubernamental.

En este punto es preciso hacer también una mención acerca del panorama que ofrece la oposición hacia la que también estuvo dirigido el ruido de las cacerolas. Por lo que se ha observado hasta aquí, los opositores tampoco han comprendido el mensaje. Quienes allí fueron no les demandan postulaciones, sino propuestas; reclaman que los opositores se despierten de su sueño de intrascendencia que parece no tener fin y se organicen para acordar proyectos factibles que se comprometan a cumplir. Les exigen una responsabilidad de la que hasta aquí, muchos han carecido. Dentro de ese océano en el que abunda la pelea por la nada –las diputas internas del PRO que se visualizan en el ir y venir a ningún lado de Gabriela Michetti son un ejemplo entre tantos– queda expuesta también la hoguera de vanidades en la que sus protagonistas consumen un tiempo al que le deberían dar un uso mejor. Está claro, con todo, que es dentro del peronismo desde donde se está armando la oposición más fuerte al proyecto con aires de chavismo que la Presidenta tiene decidido llevar adelante. Ahí ahora hay dos líderes fuertes: uno es José Manuel de la Sota; el otro, Hugo Moyano. La perspectiva presidenciable de De la Sota –algo inimaginable hacía diez meses– comienza a despuntar de a poco. De la Sota sabe que su relación con la Presidenta no tiene retorno. Por lo tanto, va a jugar fuerte. Para llevar adelante esta iniciativa, sabe también que, sea como fuere, tiene que blindar su provincia para hacer frente a los embates económicos que sufrirá por parte de la Casa Rosada. Su ministro de Finanzas, Angel Mario Elettore, le ha dicho a De la Sota que tiene caja para aguantar hasta marzo. De ahí entonces que el gobernador esté abocado a buscar la fuente de recursos que le permita asegurarse los fondos necesarios para pagar sueldos, aguinaldos de los empleados públicos y haberes jubilatorios. Si no logra este objetivo, su proyecto no tiene destino.

La Cámpora es un factor de creciente conflictividad dentro del peronismo. “Estos muchachos sin historia de militancia vienen también por nosotros; pero no puedo decir nada porque si lo hago, me dejan sin la plata de la Nación, y sin esos fondos no hay gestión posible”, se quejaba hace unos días un gobernador de una provincia cuyana que en público hace del sí cristinismo un dogma. La organización que tutela Máximo Kirchner, que hace uso de los recursos públicos sin ningún pudor, sigue desarrollando una tarea sistemática de cooptación en las escuelas secundarias. Dentro de ese plan está la presión que el Gobierno está ejerciendo para sacar la Feria del Libro de La Rural a fin de llevarla a Tecnópolis. Allí se aprovecharán las visitas de las escuelas para descargar toda la propaganda política apologética de Néstor y Cristina Kirchner, con la idea de obtener el voto de los estudiantes de 16 y 17 años que habrán de sufragar por primera vez el año que viene. El kircherismo no tiene límites.

Por eso produjo alguna sorpresa una de las frases pronunciada por Cristina Fernández de Kirchner en su último “Aló Presidenta”. Concretamente fue la que le dedicó a Mauricio Macri cuando le pidió que “bajara un cambio”. ¿La Presidenta estará dispuesta a hacer lo mismo?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.