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domingo, 22 de mayo de 2022

Desgobierno. Un fracaso de Cristina… @dealgunamaneraok...

 Un fracaso de Cristina… 

¡Campana! Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

El Presidente suma y la vice se “corre” de la gestión, pero Alberto F es un invento de ella.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 21/05/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentinos.


Fue un viernes de pesadilla para Alberto Fernández del cual tal vez no tenga registro, algo que se ha transformado en habitual en sus conductas. Comenzó temprano, con la entrevista radial que le concedió a Ernesto Tenembaum. Las falencias que exhibió el Presidente bien podrían servir como material de estudio para explicar con lujo de detalles que la comunicación política debe estar en manos de profesionales y que no se debe subestimar a los medios. 

En un momento, el jefe de Estado habló de las retenciones a las exportaciones agrícolas a las que calificó como “el instrumento con el que más fácilmente se desacoplan los precios internos de los internacionales”. Fernández luego dijo: “Ahora, las retenciones son un tema legislativo y necesito que el Congreso entienda el problema y llegado el caso acompañe una decisión de esa naturaleza”. Diferentes actores del Gobierno –funcionarios cercanos al Presidente– venían batallando para alejar cualquier tipo de conflictividad con el campo y han descartado, en más de una oportunidad, aquel instrumento de “desacople”. 

Retenciones ¿sí o no? Luego de las declaraciones del Presidente sonaron todas las alarmas y revivieron viejas rencillas. El secretario de Comercio Interior Roberto Feletti –ahora bajo la órbita de Economía– promovía las retenciones y empujaba todo tipo de inquinas contra el campo para cumplir con los deseos de Cristina Fernández de Kirchner. Anida en ella y los suyos la sed de revancha desde los tiempos de la 125. Del otro lado de la grieta del Frente de Todos Contra Todos, el ministro de Economía, Martín Guzmán, las rechaza. Tanto fue el revuelo que generaron las declaraciones del primer mandatario, que el propio ministro de Agricultura, Julián Domínguez, tuvo que salir a desmentir al Presidente y descartó también el envío de un proyecto de ley al Congreso destinado a la suba de ese instrumento distorsivo. ¿Qué le pasa a Alberto Fernández?  

Quienes lo conocen manifiestan estar “hartos” de que se corte solo en los diálogos con la prensa. “No es que la entrevista no haya estado pautada, pero no hay manera de hacerle entender que, con todos los temas que tiene en su cabeza, es necesario repasar y consensuar ciertos aspectos con su equipo de comunicación”. Otra voz fue mucho más tajante: “Cree que se maneja bien, que puede sostener el vínculo con los periodistas de memoria, pero una cosa es la repercusión de lo que puedas decir como opositor, y otra muy distinta la dimensión que toman sus palabras al ser el Presidente”.

 

CFK es la mejor posicionada en el peronismo, pero los votos no le alcanzarían.

Con todo, no fue éste el único traspié que sufrió AF en la aciaga jornada del viernes. El otro lo padeció en el acto de apoyo a su gestión que organizó la Unión Obrera de la Construcción. La escasez de la concurrencia, la ausencia de la mayoría de los gobernadores peronistas –el único que asistió fue el gobernador de San Juan, Sergio Uñac– el faltazo de varios ministros y secretarios de Estado, el discurso crítico del secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez y los silbidos del final terminaron de exponer la falta de apoyo al Presidente y su gestión. Supuestamente, la convocatoria de marras tuvo como objetivo el relanzamiento del Gobierno. Lo que ocurrió quedó a años luz de tal propósito. “Ese acto nunca debió hacerse”, expresaba a modo de amarga queja una voz que habita un despacho de importancia en la Casa Rosada.   

Asoma la fecha del 25 de mayo como símbolo para encarar la revitalización del Gobierno, algo que nadie cree posible. Una de las acciones que el Presidente está llevando adelante es la de convocar a distintos personajes del ámbito político para invitarlos a incorporarse a su gobierno. Uno de los últimos fue Florencio Randazzo, cuya respuesta fue negativa. Nadie quiere subirse a este Titanic. 

Lo que está sucediendo en este presente aciago es algo que nunca se había vivido en nuestro país desde la recuperación de la democracia: al peronismo en el poder nunca le había estallado la bomba que el mismo peronismo contribuyó a configurar con un presidente carente de liderazgo. Las consecuencias de esto son fatales. La más evidente es la emergencia a la superficie de una interna feroz. “Cristina se corrió de la gestión” dijo con todas las letras Aníbal Fernández. Es la descripción de su conducta frente a lo que está pasando. CFK nunca se hace responsable de sus fracasos.  

Porque AF es un fracaso suyo. Y lo que sucede en cada una de las áreas en la que gestiona su gente –PAMI, Anses, YPF– también. La vicepresidenta da por perdida la posibilidad de alcanzar logros de aquí a agosto del año que viene, mes en el que se harán las PASO.  

Su preocupación es la elección del próximo año ante la posibilidad cierta de una derrota. Por lo tanto, su mente está puesta en torcer ese destino. La búsqueda de candidatos es decepcionante para ella. Ninguno despunta la posibilidad de alcanzar una victoria. Jorge Capitanich, uno de los señalados como alternativa, es humo. 

El espejo de la realidad le devuelve una imagen preocupante: al día de hoy, la mejor posicionada dentro del peronismo para la elección presidencial es ella, pero con los votos que obtiene queda lejos de cualquier chance de triunfo. 

La adversidad y la evidencia de un horizonte de derrota generan una situación de zafarrancho en la que cada cual atiende su juego.

A este mundo de internas tampoco le escapa la oposición. Mauricio Macri le da a entender a cada una de las personas con las que habla que su voluntad es la de ser candidato a la presidencia en 2023. Está esperando el segundo tiempo. Quienes lo han visto últimamente lo han escuchado decir cosas críticas y despreciativas de Horacio Rodríguez Larreta. También de Elisa Carrió y del radicalismo. Su nivel de autocrítica es mínimo, casi nulo. En las encuestas que se han conocido esta semana referidas a la interna de No Tan Juntos por el Cambio los candidatos del PRO superan a los del radicalismo.  

“La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular”, reza una frase del escritor y filósofo francés Edmond Thiaudière. Es la Argentina del presente.




domingo, 26 de diciembre de 2021

Macri, ¿es o se hace?... @dealgunamaneraok...

 Macri, ¿es o se hace?... 

Mauricio Macri. Fotografía: Franco Fafasuli

Las conclusiones del informe del FMI sobre el préstamos de USD 44 mil millones de 2018 fueron tan duras que, tal vez, lo lógico, hubiera sido que el ex presidente dijera algo sobre el asunto.

Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 26/12/2012 y publicado por el Portal de Noticias Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Desde el momento en que inició su gobierno, Mauricio Macri estableció un modelo económico con todas las condiciones para generar una crisis muy seria. Luego, cuando ya estaba en medio del estallido, malgastó un préstamo de dimensiones gigantescas que le había sido otorgado para frenar esa crisis. Esas dos conclusiones no fueron parte de un discurso de Cristina Kirchner, ni de Nicolás Maduro, ni de Alberto Fernández. Esta vez no fue un izquierdista, ni un populista, ni un kirchnerista ni ninguna persona que estuviera interesada en decir “ah, pero Macri”, cada vez que alguien critica al gobierno actual. Al contrario: fueron los equipos técnicos del Fondo Monetario Internacional, en general integrados por economistas de una ortodoxia bastante poco flexible, quienes cuestionaron de este modo a la gestión presidencial de Macri. Las conclusiones fueron tan duras que, tal vez, lo lógico, hubiera sido que el ex presidente dijera algo sobre el asunto. ¿Enloqueció el FMI o Macri hizo todo realmente mal? La reacción de Macri, como se verá a continuación, habilita a formular preguntas relevantes sobre algunas de sus cualidades personales.

El documento emitido por el Fondo Monetario Internacional esta semana, como parte de un proceso habitual de auditoría, es muy claro al adjudicarle al gobierno de Cambiemos una responsabilidad central en la crisis que estalló en 2018. Hay dos frases, en ese sentido, que lo explican bien. 

“El Gobierno elegido a fines del 2015 rápidamente abrió la cuenta de capital y tomó créditos fuera del país, mientras adoptaba un enfoque gradual para abordar los desequilibrios económicos -especialmente el déficit fiscal- preparando el escenario para un sudden stop”.


(N. del A.: Sudden Stop, o freno súbito, es como se denomina en Economía a una situación en la que, de manera sorpresiva, los capitales huyen de un país y eso provoca una crisis muy rápida y profunda).

 

La segunda frase del Fondo, se refiere al 2018, cuando Macri ya había recibido el crédito:

 

”Una temprana operación de deuda, combinada con la reintroducción de medidas de gerenciamiento del flujo de capitales podrían haber robustecido el programa”. En palabras más sencillas: al recibir el dinero del Fondo, el Gobierno debería haber defendido las reservas mediante la implantación de nuevas medidas de control de cambios y la renegociación de la deuda adquirida desde 2015.

 

Los dos momentos en los que se detiene el documento del Fondo merecen un debate en detalle. Ya antes de la asunción de Macri, muchos economistas de primera línea señalaron su preocupación por la manera en que liberó el cepo: uno de ellos fue Carlos Melconian, que no es precisamente un populista. Es que está muy estudiado que esos procesos que se apoyan en capitales golondrina son muy frágiles. Pero el segundo señalamiento es especialmente sorprendente. Si, a mediados de 2018, cuando empieza a recibir dinero del fondo, Macri hubiera establecido controles de cambio, podría haber defendido las reservas sin que el dólar volara por el aire. Eso hubiera evitado el brote inflacionario y él habría tenido más chances de permanecer en el poder luego de 2019. ¿Por qué no lo hizo?

 

Sus enemigos más duros creen que Macri llegó al Gobierno para hacer lo que hizo: generar ganancias impensadas para el mundo financiero. La participación de muchos funcionarios que provenían del sector financiero -Nicolás Dujovne, Luis Caputo, Alfonso Prat Gay, entre otros- y la cercanía de otros, que defendían la solidez del programa económico mientras batían récords en colocación de deuda –el ex titular del HSBC, Gabriel Martino, por ejemplo- habilita a pensar que esa mirada al menos tiene un punto. Pero, ¿un líder político es capaz de suicidarse en función de esos supuestos intereses que defiende?

 

Otras interpretaciones sostienen que Macri y su entorno estaban presos de un esquema ideológico muy poco flexible, que le impedía tomar medidas racionales en un momento de crisis, aun cuando esas medidas fueran defendidas por el Fondo Monetario, o fueran claves para su propia supervivencia. Otros piensan que Macri no quería romper un contrato electoral en cuyo centro figuraba la liberación del cepo cambiario.

 

Para despejar dudas, era necesaria la palabra del ex presidente.

 

Macri tuvo dos participaciones públicas durante esta misma semana. La primera fue antes del pronunciamiento del FMI, en un reportaje de antología con Baby Etchecopar, donde dijo que “hasta el peor de los planeros” quiere que sus hijos reciban buena educación. En esa nota hay tres referencias indirectas al contenido del documento que, horas más tarde, emitiría el Fondo Monetario.

 

Macri junto a la ex directora del FMI Christine Lagarde y el ex ministro de Hacienda Nicolás Dujovne 


Macri dice:

 

-”Cuando administro lo que no es mío he sido siempre muy cuidadoso. Por eso festejé el sobrenombre que me puso el Bambino Veira pero que hizo famoso Diego Armando Maradona, ¿te acordás?... ’el cartonero Baez’, pero te quiero decir que yo siento que cuando uno administra lo que no es es de uno, uno tiene que ser muy cuidadoso. Es fácil ser generoso con la plata ajena. Yo invito, vení, con plata que no es tuya. ¡¡¡Se generoso con la tuya viejo!!!”.

 

Y luego:

 

-”Si hay mentira, y entre nosotros hay mentira, no hay confianza. Y si no hay confianza, no sucede nada en la vida. Vos no vas a ir a un lugar al que alguien te convoca si no confiás. Imaginate invertir, imaginate poner una fábrica en un país donde vos no confiás porque sentís que los dirigentes que conducen el país te van a robar la fábrica”.

 

Finalmente:

 

-“La crisis se produjo porque los inversores huyeron ante la posibilidad de que regresara el populismo”.

 

Las tres frases son realmente discutibles. Un Presidente que toma montañas de deuda de corto plazo y a altísima tasa de interés no es alguien que cuida el dinero que no es suyo. Mucho menos si, luego, cuando recibe un préstamo que él no va a pagar personalmente, lo entrega a los fondos de inversión en lugar de usarlo para fortalecer reservas. Si, además, durante su Gobierno se produce una crisis de confianza, y los capitales huyen despavoridos, tal vez no sea el más indicado para pontificar sobre la desconfianza que generan otros. Finalmente, Macri se confunde, por decirlo de manera educada: la crisis empezó en marzo del 2018, luego de su victoria electoral de 2017. Casi nadie creía en ese momento que volvería el peronismo al poder. El populismo no tuvo nada que ver. Por momentos, parece que Macri no sabe quién es Macri o disimula quién es Macri o buscas excusas infantiles o no tiene un registro muy claro de las cosas que hizo y las consecuencias que tuvieron para el país.

 

¿Entonces?

 

Entonces, nada.

 

Macri prefiere hablar de otros temas.

 

Horas después del documento del Fondo, el ex presidente distribuyó un saludo por fin de año donde, una vez más, apeló al “ah, pero Fernández”. El texto del saludo es un balance lapidario de los dos años de gobierno actual. Cada frase de ese texto podría ser discutida o relativizada (eso de la economía “completamente destruida”, por ejemplo). Pero, en todo caso, es la herramienta que Macri utiliza para sintonizar con un sector importante de la sociedad que está muy enojado con el Gobierno. Tiene todo el derecho a hacerlo. En todo el mundo hay líderes con discursos indignados, lineales, binarios, que estimulan la bronca contra el Gobierno de turno, destacan únicamente sus barbaridades, ocultan sus logros y así. Es la lógica de la polarización, que se ha demostrado rentable para quienes la usan, aunque no tanto para sus países. En muchos textos teóricos, esos discursos simplistas son enmarcados dentro del concepto de “populismo”. Pero, ¿y lo otro?

 

Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri

Esto, que podría ser una discusión histórica, tiene una actualidad inquietante. Porque, como están las cosas, es posible que Macri vuelva al poder, o que lo hagan personas muy influenciadas por el mismo pensamiento económico. Macri falló allí donde creía que era más fácil. Pero no fue solo él. Todo un equipo de economistas –el “mundo de la ortodoxia”, como se lo podría definir- fue parte del problema. Explicaban que todo era sencillo, que ellos sabían cómo funcionaban las cosas, que no había nada de qué preocuparse. Mucha gente les marcaba: que la deuda era demasiada, que el interés era alto, que ante el menor estornudo todo estallaría. Pero ellos que no, que calma, que la confianza, que solo se trataba de dejar de emitir y ajustar.

 

Todo estalló.

 

Pasó hace muy poco tiempo.

 

El documento del Fondo amplifica un debate imprescindible que, sin embargo, casi no existe en el entorno de los discípulos del ex presidente, aquellos que se ilusionan con acceder al poder en 2023. Por eso, es toda una advertencia: sería bastante esperable que las mismas ideas, y muchas de las mismas personas, produzcan los mismos resultados.



  

domingo, 26 de septiembre de 2021

La desigual batalla de Cristina Kirchner contra la suma, la resta y la multiplicación… @dealgunamaneraok...

 La desigual batalla de Cristina Kirchner contra la suma, la resta y la multiplicación… 

Cristina Kirchner en Lomas de Zamora 

La Vicepresidenta acusó a Martín Guzmán de haber implementado un plan de ajuste. Pero la respuesta del ministro invalida el principal argumento de la carta que puso en crisis al Gobierno. 

© Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 26/09/2021 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

En diciembre del año pasado, Cristina Kirchner humilló a los ministros de Alberto Fernández. “Búsquense otro laburo”, les gritó, durante un acto en la ciudad de La Plata. En ese momento, todos los asistentes la aplaudieron menos uno: Juan Pablo Biondi, vocero y hombre de confianza del Presidente. Alguien fotografió la imagen televisiva donde se veía a Biondi de brazos cruzados. Inmediatamente Alicia Castro, la ex embajadora de CFK ante el régimen venezolano, marcó con un fibrón rojo al desobediente, difundió la foto marcada en sus redes y reclamó escarmiento. Meses después, como se sabe, Kirchner pidió la renuncia de Biondi: era a ella, en realidad, a quien le había parecido una insolencia que no la aplaudiera. Biondi, en estos días, se está buscando otro laburo. 

Esta semana dio comienzo otra historia similar. El jueves 16, la poderosa vicepresidenta emitió una carta donde acusaba al gobierno de Alberto Fernández de haber implementado un programa de ajuste. El ministro de Economía, Martín Guzmán explicó que estaba equivocada. Un ajuste implica que el Estado gaste menos que un año antes. Eso no ocurrió en la Argentina. La política fiscal ha sido muy expansiva. En agosto de 2021, por ejemplo, se gastó 66 por ciento más que el mismo mes del año anterior, una diferencia que supera con creces a la inflación. Al mismo tiempo, se redujo el déficit pero no por un ajuste del gasto sino por el crecimiento de los ingresos fiscales. Eso mismo hacía Néstor Kirchner en los buenos años de su mandato presidencial: achicaba el déficit por medio de la suba de ingresos. 

Dos días después de la aclaración de Guzmán, la cuenta de Twitter de Alicia Castro volvió a vibrar. “Estimado Martín Guzmán. Durante los 8 años que Cristina Kirchner gobernó exitosamente la Argentina, los que acompañó a Néstor Kirchner, los que fue diputada de la Nación y senadora; calculo que usted habrá estado haciendo el secundario y su master en EEUU. Si ella dice ajuste, ajústese”. Hay muchas evidencias de que el mecanismo de desgaste y castigo se ha puesto en marcha, desde hace mucho tiempo, contra Guzmán. Horacio Verbitsky empezó con ese proceso unos días antes de que conmoviera al país con el relato de su vacunación: lo acusaba de haber estudiado en la misma universidad que Ricardo López Murphy (sic). Esta semana, Andrés Larroque le reclamó a Guzmán que no sea amarrete. Larroque fue el mismo que pidió cambios de Gabinete pocas horas después de la derrota electoral. Máximo Kirchner justificó que no aprobaría el presupuesto de Guzmán con otra reflexión fascinante: “Una cosa son los números y otra el bolsillo de la gente”.

 

Martín Guzmán y Cristina Kirchner (Franco Fafasuli) 

El atrevimiento de Guzmán es muy contracultural. Nunca nadie, en un gobierno donde estuviera Cristina, se animó a sostener que la vicepresidenta estuviera equivocada en algo, aunque fuera tan evidente que estaba equivocada. Castro se ocupó de recordarle cómo son las cosas. “Si ella dice ajuste, ajústese”, escribió. En este esquema, todo lo que dice Cristina es correcto, por la mera razón de que lo dice ella, aun cuando diga que dos más dos es cinco, que es más o menos lo que dijo en este caso. Un militante -o un ministro- no está autorizado para tener ideas propias: sus ideas deben ser, siempre, las de la Jefa. Una semana atrás, la diputada cristinista Fernanda Vallejos lo dijo de otra manera: “Por la boca de Cristina se escucha la voz del pueblo”. Hay una leve reminiscencia a Jim Jones en algunas culturas políticas. 

El debate entre CFK y Guzmán generó, sin embargo, muchas reacciones dentro del esquema kirchnerista. El ministro no es el único preocupado por semejantes imprecisiones. El mismo día de la carta, el ex viceministro de Economía de Axel Kicillof, Emmanuel Álvarez Agis, emitió un informe donde explicaba que el gasto creció fuertemente en la Argentina durante el último año. Cristina en su carta había dicho que este Gobierno tiene más reservas que el suyo para enfrentar la presión cambiaria. Álvarez Agis explicó que en 2009 Cristina disponía de 45 mil millones de dólares de reservas que podía gastar para enfrentar la demanda creciente de dólares. Ahora, hay solo 9 mil millones. ¡Cinco veces menos! De esa magnitud son los errores de la Vicepresidenta. En el año 2016 CFK había elogiado a Álvarez Agis por sus informes críticos de distintas medidas del macrismo. Alfredo Zaiat, jefe de Economía de Página 12, tal vez el periodista más citado por Cristina, fue categórico: “Tiene razón Guzmán. No hubo ajuste”, declaró. No fueron los únicos. 

La relación de Cristina Kirchner con los números siempre fue complicada. Esa fue su principal diferencia con la gestión del fallecido Néstor Kirchner y, tal vez, explica por qué recibió una Argentina con indicadores pujantes en 2007 y la entregó exhausta en 2015. El ejemplo que mejor permite entender este problema es lo que ocurrió con la resolución 125. Esa medida reestructuró el esquema de relaciones políticas y humanas en la Argentina. Muchas familias y amistades se rompieron en ese momento. El peronismo se dividió. Cristina aplicó la terquedad que, hace pocos días, les reclamó a todos los funcionarios. 

En el año 2015, siete años después, durante la campaña electoral por la jefatura de Gobierno porteño, Cristina admitió que la resolución 125 tenía un problema de cálculos. En esa campaña, Martín Lousteau encabezaba una lista opositora. “Ahí está el que nos hacía mal los números de la 125, dijo Cristina. Durante sus ocho años de mandato, además, el gobierno manipuló las estadísticas oficiales, otro desprecio por los números, y por la realidad, que la Vicepresidenta nunca ha aclarado. 

Los problemas de Cristina con las matemáticas podrían ser un tema personal. Se trata, al fin y al cabo, de una limitación habitual en muchas personas. Pero resulta que la Vicepresidenta es la personalidad con mayor poder político dentro del Gobierno. Ni Fernández, ni Guzmán, ni nadie puede imponer su voluntad, en ningún sentido, si ella se opone. Entonces, esos errores se transforman en un problema para el país. Guzmán suma, resta y multiplica según los criterios tradicionales y, en base a eso, propone un plan. Cristina hace sus propios cálculos y le quiere imponer otro. La economía argentina se desplaza en un angosto desfiladero rodeado de abismos. ¿Qué le sucede a un auto que anda en zigzag, y por momentos a ciegas? En ese auto van subidos millones de argentinos. 

La situación de Guzmán, luego de su insolencia, es muy delicada. En parte, porque fue muy certero. Si no hubo ajuste, los argumentos de Cristina en su carta se desmoronan y pierde todo sentido el ataque más tremendo que sufrió un presidente democrático, desde 1983, por parte de su propio vicepresidente y del sector más poderoso del Gobierno, estaba mal fundamentado.

Hasta ahora, todas las peleas que dio Cristina desde el 10 de diciembre de 2019, terminaron igual: tarde o temprano impuso su voluntad. Si ella dice ajuste, al final, todos se ajustan. 

Cuando alguien poderoso se equivoca, es mejor no tener razón. 

E pur si muove.



  

martes, 25 de febrero de 2020

Opinión Calificada. Roberto Lavagna cree... @dealgunamanera...


Roberto Lavagna cree que "no es momento para un consejo económico y social"…

Roberto Lavagna dejó elogios para los primeros meses de gestión de Alberto Fernández. Fotografía: Marcelo Aballay


El exministro de Economía era el principal candidato a conducir esa misma entidad que él cree que aún no debe crearse. No obstante, tuvo palabras muy elogiosas para el Presidente de la Nación.

© Publicado el martes 25/02/2020 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Si Alberto Fernández aún guardaba alguna esperanza de que Roberto Lavagna aceptara dirigir un eventual consejo económico y social debe ir olvidándose de ello, al menos por el momento. Este martes, el exministro de Economía, en una entrevista concedida a Radio Con Vos consideró que no es momento para crear esta institución: "Le he dicho al Presidente que no creo que este sea un momento adecuado para algo así. Veo en los distintos sectores, empresarios y gremiales, una actitud de no querer ceder en nada. Y no querer ceder en nada es asegurar que el país no va a salir del estancamiento". 

No obstante, aclaró en qué aspectos podría trabajar tal entidad, en caso de crearse: "Un consejo económico y social hoy en Argentina tiene que dedicarse a cuestiones estratégicas de más de mediano y largo plazo y permitirle al Gobierno que ha sido electo que proponga las políticas para la coyuntura".

A lo largo de la entrevista con Ernesto Tenembaum y su equipo, Lavagna se mostró elogioso de las políticas que viene desarrollando el actual gobierno.

"Lo veo al Presidente muy metido en lo que son las urgencias de su función, lo veo muy activo", dijo al comenzar la charla. Y luego amplió: "Veo un cambio de políticas respecto de lo que veníamos viviendo: el haber enfrentado la cuestión del hambre,la moratoria para las pymes, una muy fuerte tasa en la baja de interés. Durante años parecía que el Estado argentino solo trabajaba para pagar absurdos intereses, por Tesorería o por Banco Central". 


Crítico de la gestión macrista, Lavagna agregó también: "Veo un enfoque muy diferenciado de lo que fueron los cuatro años anteriores". Además, defendió el achatamiento de la pirámide jubilatoria impulsado desde el Ejecutivo: "Era inevitable, nosotros hicimos algo similar", consignó. 

Celebró además que, según su óptica, Alberto Fernández tenga una postura más favorable a cerrar la grieta que los gobiernos anteriores. Pese a ello, consideró que hoy el Gobierno tiene enfrente a una oposición "menos contributiva y flexible" que la que había cuando gobernaba Cambiemos.

Sin embargo a la hora de los matices, el exfuncionario aclaró: "Yo tengo una disidencia: el Gobierno ha puesto el centro de atención en el tema deuda. Y es algo complicado que lleva tiempo. Eso de que no se pueda a hacer tal o cual cosa hasta que se resuelva la deuda tiene una parte de verdad pero no hay que exagerarlo".

Respecto de la postura actual Fondo Monetario Internacional, opinó: "El FMI no es el mismo inflexible y durísimo de antes, pero tampoco va a jugar a favor de Argentina. 

Hoy el Fondo ya no representa al sector privado como antes y por eso puede decir, como dijo el otro día, que los privados tendrán que hacer una contribución sustancial para que el tema de la deuda sea encauzado. Pero no dice nada cuál es el aporte que va a hacer el propio Fondo".

JPA / CP