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domingo, 7 de marzo de 2021

Rendir cuentas por la deuda… @dealgunamaneraok...

 Rendir cuentas por la deuda. El crédito del Fondo Monetario Internacional al gobierno de Mauricio Macri…



El presidente Alberto Fernández en el discurso de apertura de la Asamblea Legislativa, acompañado por la vicepresidenta, Cristina Fernández. Imagen: NA 

En su discurso ante la 139ª Asamblea Legislativa, Alberto Fernández anunció que se iniciará una querella criminal para “determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria recuerda”. 

Escrito por Carlos Heller, Diputado Nacional Frente de Todos. Presidente Partido Solidario, el domingo 07/03/2021 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

En su discurso ante la 139ª Asamblea Legislativa, Alberto Fernández anunció que se iniciará una querella criminal para “determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria recuerda”. 

Más allá de los aspectos legales involucrados, creo que es importante echar luz sobre lo ocurrido con el gravoso préstamo del FMI, ya que es una forma de aspirar a que no se repitan situaciones que hipotecan al país, en beneficio de unos pocos y unas pocas. 

Al día siguiente del discurso, exfuncionarios económicos de Cambiemos salieron a apoyar las decisiones del anterior gobierno, con las mismas frases que utilizaban en los tiempos de posverdad. Por ejemplo, se escuchó decir que “la deuda no sale de un repollo. Cuando un gobierno aumenta su deuda es porque tiene déficit fiscal (...). El gobierno de Macri recibió un déficit fiscal primario grande (-3,8% del PIB en 2015)”. 

Sin embargo, nada justifica que -como ocurrió- se tome deuda en dólares para afrontar gastos que el Estado tiene que realizar en pesos. Tampoco hay que dejar de recordar que en febrero de 2019 el gobierno de aquel entonces informó a la Securities and Exchange Commission (SEC, la comisión de valores del gobierno estadounidense) que el déficit fiscal primario ascendía al 1,8 por ciento del PIB en 2015 (dos puntos porcentuales menos que el 3,8 por ciento comentado). 

También se volvió a insistir con el falso argumento de que “dos de cada tres dólares de deuda que se tomaron durante el gobierno de Macri se usaron para pagar deudas heredadas”. Otro intento por desafiar la lógica, ya que la deuda creció de manera descomunal durante la anterior gestión. 

En cuanto al préstamo con el FMI, en el discurso del Presidente volvió a quedar claro lo insostenible de los montos involucrados. Alberto Fernández precisó que, según lo acordado por el gobierno que lo precedió, en 2021 “la deuda a pagar es de 3826 millones de dólares. En 2022 esa cifra aumenta a 18.092 millones de dólares. El año subsiguiente el monto asciende a 19.186 millones de dólares. Recién en 2024 el pago de la deuda se cancela abonando 4921 millones de dólares”. 

Un exfuncionario macrista afirmó que el préstamo se utilizó casi todo para pagar vencimientos de otras obligaciones. No obstante, el 9 de diciembre de 2019 comenté en una nota que, según el Balance de Cambios del BCRA, “desde que se recibió el primer desembolso del FMI, la deuda pública con privados se redujo (alrededor de) 15.000 millones de dólares”. Sin embargo, del organismo ingresaron unos 44.490 millones de dólares. 

No se puede explicar lo inexplicable y negar que de algún lado surgieron los fondos para financiar la fuga. Como señala el BCRA en un informe, “en la etapa de aceleración de salida de capitales, a partir de mayo de 2018, la formación de activos externos alcanzó los 45.100 millones de dólares”, un monto bastante similar al del préstamo. 

Son episodios que no deben volver a repetirse. En su momento parecía que se trataba de un debate saldado, luego de los daños que generaron los anteriores ciclos de endeudamiento. Sin embargo, entre otras decisiones, se acordó un préstamo “entre gallos y medianoche, sin intervenciones jurídicas y técnicas previas, con total irresponsabilidad y a espaldas de este Congreso Nacional”, según afirmó el Presidente ante la Asamblea Legislativa. 

Para tratar de evitar futuras hipotecas, hemos sancionado recientemente en el Congreso la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública. La norma tiene como principal objetivo regular la toma de deuda en moneda extranjera por parte del Estado. Para ello se establece que la Ley de Presupuesto Nacional deberá prever el porcentaje máximo que se emitirá en moneda y bajo jurisdicción extranjera respecto del monto total de emisiones autorizadas para el año. Además, los futuros acuerdos con el FMI y otros organismos internacionales deberán ser aprobados por el Congreso, y queda prohibido que se destinen esos préstamos a gastos primarios corrientes.





lunes, 15 de febrero de 2021

Menem y la muerte… @dealgunamaneraok...

 Menem y la muerte, por Laura Giussani Constenla… 


Pablo Giussani


Cada quien hace del mundo un escenario íntimo en el que los hechos tienen una relación casi mágica. Hasta el más racional de los seres crea lazos insondables que no son otra cosa que el dibujo que nos hacemos del universo, la vida, la muerte, el amor o el odio, unidos por finos hilos de telarañas invisibles.

 

© Escrito por Laura Giussani Constela y publicado el domingo 14/02/2021 por el Portal  de Noticias La Columna Vertebral, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Murió Menem y yo recuerdo a mi padre -de quien se dice que murió de cáncer en 1991 pero yo sé que murió de melancolía, tristeza, y una buena cuota de desazón- ¿Quién sabe? Quizás prefirió no asistir a ese festín de fin de ciclo, al desmoronamiento de la razón y la moral, cuestiones a las que era especialmente afecto. Un derrumbe del que hasta hoy no pudimos reponernos y quizás jamás lo haremos.

 

Los noventa destruyeron el país de forma más brutal que la misma dictadura. Con los militares sucumbió la moral de muchos y se fortaleció la de otros. Continuaba la batalla entre el “bien y el mal”. Fueron responsables de un descalabró pavoroso del tejido social pero no llegaron a destruirlo.

 

Sin embargo, con la mayoría de los votos y una multitud de aduladores que aplaudía las ocurrencias del riojano, todo se vino abajo. Sin estruendo. En sordina. Indulto a los militares. Privatización de todo lo privatizable.

 

Indemnizaciones que funcionaron como un espejismo para todos los que quedaron sin trabajo y se distrajeron pensando un futuro promisorio en negocios improbables. Mientras los medios masivos reían y los medios críticos se excitaban en denuncias que le hacían cosquillas a un gobierno al que poco le importaban las palabras. 

 

Yo trabajaba en Radio Belgrano cuando asumió Menem y puso como interventor a un hombre con apellido acorde: Frega. Obviamente me despidieron. Después de boyar por ‘La Costilla de Adán’ en radio Municipal, dirigida por Pepe Eliaschev -la conductora de La Costilla era la hermosa poetisa Ana Calabrese que poco tiempo después saltó por el balcón, no eran tiempos fáciles de soportar- , y por algunos laburitos de prensa en editoriales, recalé como asistente todo terreno de Babilonia, icónico Centro Cultural de los noventa. Fue entonces cuando fui a buscar el resultado de unos análisis por una cuestión de acidez de mi padre, y el médico me dio los resultados: cáncer de esófago, uno de los peores, haremos lo posible pero…

 

¿Por qué tuve que ser yo la primera en conocer el diagnóstico? Soy la menor de los "giussanis". Managgia, porqué me tocaba a mí escucharlo por primera vez. ¿A quién decírselo, de qué manera? Y como nada está echado al azar en nuestra mente, o por pura soberbia desarmada, sentí que había sido la ‘elegida’. Caminé hasta Babilonia, a pocas cuadras del consultorio, y lloré. Javier Grosman y Graciela Casabé, los dueños del lugar, me abrazaron y acompañaron. Fueron los segundos en saberlo. Papá murió un año después, luego de una operación inútil. Creo que fue el 1º de octubre de 1991 -no logro recordar esas fechas- a los 63 años. Entonces no sabía que era muy joven. 

 



El último libro que llegó a escribir mi padre fue “Menem, su lógica secreta”, publicado por Editorial Sudamericana en 1990. No había pasado un año de la asunción del riojano y aparecía uno de primeros textos sobre el sorpresivo fenómeno de un peronismo neoliberal. En su libro advertía sobre el carácter de “espectáculo” del menemismo que impedía una consideración seria sobre el mismo. Los argentinos creen “estar asistiendo a una ficción”, decía. Pero no, después comprendimos que todo era real y perverso.

 

Después pasaron muchas cosas, trabajé en otra radio, FM La Isla y supe que ya no existía un sueldo, todos nos transformamos en trabajadores ‘autónomos’, la jubilación pasaba a ser privada. Y las agresiones a los periodistas no eran pura chicana. Con un marido periodista formado a la vieja usanza, lo vi llegar con un navajazo, sufrir amenazas, un intento de secuestro. ‘Gajes del oficio’ justificó Menem y su diario, Página 12, le soltaba la mano.

 


Argentina era irrespirable. Nos fuimos. Del otro lado del río, a criar con tranquilidad a nuestros hijos. Después volvimos, obvio. Siempre volvemos.

 

Para mí, el menemismo fue ésto. Cada cual lo habrá vivido a su manera. 






sábado, 24 de marzo de 2018

Otra final sin Videla, Massera ni Agosti… @dealgunamanera...

Otra final sin Videla, Massera ni Agosti…


Jugaron dos equipos, en River, integrados por militantes de derechos humanos, mundialistas como Houseman, Villa y Luque y miembros de los seleccionados juveniles. Al final hubo un festival con Liliana Herrero, Spinetta, Viglietti y Fontova, entre otros.

© Escrito por Gustavo Veiga el  lunes 30/06/2008 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La imagen sintetizó el espíritu de la evocación. Leopoldo Luque y Julio Ricardo Villa tomaron la larga bandera con las fotografías de los desaparecidos, la levantaron y posaron un par de minutos para los reporteros gráficos. Sobre la pista que bordea al raleado césped del Monumental, los dos campeones mundiales del 78 consumaban así lo que había costado tanto tiempo concretar. Que un gesto recíproco, un gesto de aquellos jugadores y de los organismos de derechos humanos que hasta ayer se miraban con recelo, los reuniera treinta años después, en el mismo escenario donde la Selección nacional había ganado su primer título mundial. Un título que se festejó mientras la dictadura militar perfeccionaba el terrorismo de Estado sobre 25 millones de argentinos con su secuencia de secuestros, torturas y desapariciones.

En la cancha de River, esta vez, no hubo genocidas ni multitudes galvanizadas por la alegría de aquellos goles que Kempes y Bertoni convirtieron en la final contra Holanda. En la cancha de River, esta vez, la memoria jugó su propio partido, que empezó con una marcha entre la ESMA y el Monumental, siguió con fútbol y concluyó con un espectáculo ofrecido por músicos de raíces diferentes.

El Instituto Espacio para la Memoria organizó lo que durante treinta años y dos aniversarios redondos (en 1988 y 1998), jamás había sido posible. Juntar en una convocatoria pública, en un acto sensible y con las mejores intenciones, a los jugadores que abrazaron la gloria deportiva en el ’78 y a quienes durante los años posteriores militaron bajo una consigna que se hizo huella: “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Allí estaban Luque, Villa y René Houseman, los únicos campeones presentes, entremezclados con Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, Alba Lanzilotto, de Abuelas, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Los primeros se habían colocado la camiseta celeste y blanca de la Selección y hasta los pantalones cortos (Luque fue el único que jugó 5 minutos) y las mujeres de los pañuelos blancos habían llegado caminando desde la ESMA hasta detener su marcha en la pista del Monumental.

A las 15 ingresó en el estadio el grupo más nutrido, que portaba la extensa bandera con los rostros de los desaparecidos encabezado por Pérez Esquivel. Quique Pesoa modulaba su voz grave y Daniel Viglietti abría la parte artística del acto desde el escenario montado a espaldas de la tribuna Centenario, la única que no se habilitó de un inmenso Monumental. El intendente de Morón, Martín Sabbatella; el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi, habían detenido su marcha frente a la platea San Martín, donde un instante después recibirían sus medallas los campeones mundiales.

La gente se había acercado hasta Núñez con la típica pereza dominguera posterior al almuerzo. Algunos, los más militantes, arengaban con sus cantitos en la esquina de Figueroa Alcorta y Avenida Udaondo. Agrupaciones como La Cámpora, Proyecto Sur, el Movimiento Nacional Ferroviario y la FTV hacían flamear sus banderas y repartían prensa propia a los padres que llegaban con sus pequeños hijos de la mano. Adentro de la cancha, como si fueran trapos futboleros ante la inminencia de una final, balconeaban los de la CTA (El hambre es un crimen), de Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia, del Frente Nacional Campesino y uno que pedía Basta de Terrorismo de Estado en Colombia. Pero el que más se destacaba decía 30.000 detenidos desaparecidos ¡Presentes! y estaba detrás del escenario desde donde Pesoa continuaba leyendo textos alusivos y algunas adhesiones, como las de Diego Maradona, Daniel Passarella, César Luis Menotti, Carlos Bilardo, Carlos Bianchi, Amadeo Carrizo, Víctor Hugo Morales y el empresario Carlos Avila. También se difundieron comunicados que acompañaron la iniciativa, como uno del Colectivo de Exiliados de la Operación Cóndor.

El árbitro Guillermo Rietti esperaba que los periodistas desocuparan el campo de juego para comenzar el partido. Pero Luque y Villa se detenían ante cuanto grabador o micrófono se les interponía en el camino y decían su verdad. “Si mi presencia acá sirve para despegarme definitivamente de lo que pasó, bienvenido. Pero yo nunca me consideré partícipe del horror, aunque es probable que la dictadura nos haya utilizado”, dijo el ex futbolista de Racing y el Tottenham inglés.

Luque se paró de volante retrasado para distribuir juego y se retiró apenas comenzó el partido. Villa y Houseman salieron con los equipos pero no se pusieron los cortos. Se cantó el himno con la versión de Charly García de fondo, hubo fotografías para los protagonistas (militantes, jugadores Sub-20 y Sub-23 y el director de cine Tristán Bauer), hasta que el referí dijo basta. Desde ese momento, la atención se centró en el escenario, mientras una parte del público que ocupaba las plateas bajas empezó a saltar hacia la cancha para ver desde más cerca a Luis Alberto Spinetta.

Cuando el Flaco apareció en el escenario con su Fender (anteojos oscuros, campera blanca, la misma melena de siempre, aunque más canosa), el fútbol, por primera vez en la tarde, quedó desplazado. Regaló cuatro o cinco temas y entre ellos, un par de Almendra, su mítica banda: “Laura va” y “Plegaria para un niño dormido”. Después le dejó paso a Lito Vitale y su trío, que terminó tocando un par de temas con un músico que no estaba anunciado, pero levantó al público con un par de éxitos de su repertorio: Juan Carlos Baglietto. Siguieron Liliana Herrero, Horacio Fontova, Sara Mamani, La Bomba de Tiempo y Arbolito.

La tarde caía sobre el Monumental, los organizadores de Espacio para la Memoria seguían comunicándose entre ellos para no dejar detalle librado al azar y en el Monumental, esa caja de resonancia donde miles de voces atronaron aquellas tardes de junio del ‘78 festejando un título mundial, todavía se escuchaban los ecos de palabras que se repetían una y otra vez. Memoria, desaparecidos, derechos humanos, compromiso, militancia, compañeros, todas ellas unidas por el hilo conductor de una jornada que intentó zanjar las diferencias de dos visiones aparentemente irreconciliables sobre un mismo hecho. El hecho maldito del país futbolero que algunos prefirieron no evocar o del que tomaron prudente distancia.

Las presencias de Luque, Villa y Houseman, apenas tres campeones de aquel plantel de veintidós, de cualquier modo operaron como un símbolo para cumplir con el objetivo de La Otra Final. Hacer memoria en un país de memorias flacas. Un buen antídoto para recuperar la otra historia, ésa en la que aún resta mucho por escarbar.



domingo, 29 de enero de 2017

Osvaldo Soriano a veinte años... @dealgunamanera...

No habrá más penas ni olvido…

Imagen: Gonzalo Martínez

Hace exactamente veinte años, el 29 de enero de 1997, murió Osvaldo Soriano. En ese momento, ya era un escritor consagrado por el público, popular gracias a su labor periodística, en especial sus columnas y contratapas en Página/12, a sus libros que narraban las historias de inolvidables personajes perdedores con un suave tono de nostalgia y un delirante sentido del humor y a las versiones cinematográficas de algunas de sus novelas más conocidas como No habrá más penas ni olvido y Cuarteles de invierno. Discutido por parte de la crítica, entrampado en algunos debates de época como los conflictos entre literatura y mercado o la contraposición entre una narrativa más popular y otra volcada a la experimentación formal, hay que decir que la circulación de sus libros reeditados desde 2003 irían revelando la plena vigencia de Soriano entre los lectores de entonces y muchos nuevos que, año tras año, renuevan un acercamiento a sus novelas y crónicas. A veinte años de aquel 29 de enero, Radar rinde homenaje a esta vigencia y permanente renovación de Osvaldo Soriano y su literatura.


© Escrito por Ángel Berlanga y publicado el domingo 29/01/2017 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Una de las principales distorsiones que a menudo se manifiestan en el ejercicio del poder –en todas sus formas– es la aplicación de lo que podríamos llamar la lógica de la ilógica. Una de las principales distorsiones que a menudo se manifiestan en el ejercicio del poder –en todas sus formas– es la aplicación de lo que podríamos llamar la lógica de la ilógica. Cuando ello sucede, se adoptan decisiones que generan tanto desconcierto y controversia que al final terminan siendo inaplicables o contraproducentes.


De la crítica a su obra literaria habrá quien se haga cargo, con mérito o no para la tarea”, escribió José María Pasquini Durán en el número de Radar que apareció cuatro días después de la muerte de Osvaldo Soriano. “No tengo dudas, sin embargo, de que sus historias serán leídas en el futuro por sucesivas generaciones con el mismo encanto con que las recibieron muchísimos lectores en los últimos veinte años –seguía Pasquini–. Aun sus críticos más severos tendrán que aceptar que hay un estilo Soriano, que ocurre cuando cualquiera puede leer sin la firma del autor y reconocerlo como suyo. Al mismo tiempo, esas historias son las mismas que podrían contar millones de personas. En esa identificación, en sus pasiones sencillas, populares, podría encontrarse alguna razón profunda para que tuviera no solo la fama literaria merecida, vendiera más libros que la mayoría de sus contemporáneos en el país, o cautivara a italianos, húngaros, españoles y quién sabe cuánta otra gente de geografías distantes. Soriano era popular como si hubiera sido cantante, actor o animador de televisión”.


Se cumplen veinte años hoy desde la muerte de Soriano y parece claro que subsisten, de diversos modos, las huellas de su presencia. Están en el ADN o el espíritu de este diario, por empezar, porque el tono que sin dudas le imprimió a Página/12 desde su fundación busca mantenerse en el sesgo contestatario a los grandes poderes, en la búsqueda de la igualdad y la justicia, en la defensa de los derechos humanos, en cierto talante romántico, en el desacartonamiento y el humor, en la vocación por develar y contar, en la reivindicación de la lectura y la escritura, en la mirada aguda y sentida del país y sus relaciones con el mundo. Y claro que se extrañan los textos que pudo haber escrito (tenía nomás 54 años cuando murió), la pasión y el entusiasmo que le ponía a sus descubrimientos, la fluidez con la que podía contar del liberalismo, de Dumas o de Rosas, de Belgrano o de Maradona, de Gostanián o de Tyson, de su padre real o imaginario, de Cortázar, Stalin o de sus visiones del peronismo a través del tiempo. Señalaba Pasquini en esa despedida que aquí como en Italia los diarios de mayor tirada le hicieron muy buenas ofertas para contratarlo y que prefirió seguir escribiendo en Il Manifesto y en Página. “Desconfiaba de los grandes medios porque creía que mientras mayores fueran los intereses que defendían, más grandes serían las posibilidades de que le pusieran algún límite a la libertad de sus opiniones”, escribe Pasquini.


Se conocían desde comienzos de los ‘70, habían coincidido en varios medios y se habían prometido que el primero que muriera escribiría el texto post mortem del otro. Las contratapas de Soriano, sus distintas vertientes, son un clásico. ¡El festín que se habría hecho con el macrismo! Uno casi que puede escuchar al corresponsal del Créase o no describiéndole al editor que lo llama por teléfono lo de la grasa militante y las dos pizzas de Prat Gay, esto de “la creatividad política” de Elisa Carrió, la precisa delicadeza de Aranguren, la comprensión que implora Triaca para los empresarios que despiden, la pericia de Michetti en el manejo del Senado y en las operaciones de la Fundación Suma, nombre incluido, la efectividad rezadora del pastor Giménez Bergman para apagar incendios, las increíbles aventuras del ingeniero Panamá. Con el globo que está inflando la criatura ya se intuye, otra vez, el paisaje en descomposición de Una sombra ya pronto serás, ese fresco de los comienzos del menemismo que a la vez preanunciaba la hecatombe Alianza-De la Rúa.


Aunque muchos escritores y periodistas reivindican y siguen ponderando su narrativa, también subsisten algunos autores, intelectuales y críticos a quienes les caía y sigue cayendo mal su obra y/o él mismo: son elocuentes, al respecto, cada tanto, textos y declaraciones. Es elocuente, también, la invisibilización de su obra en análisis literarios de algunas épocas; pero no en todos, por supuesto, y es notable a la vez la cantidad y diversidad de ensayos y tesis sobre sus libros que brotan en distintos ámbitos universitarios del país y también en Francia, Chile, Canadá, España, Italia, Brasil, largo etcétera. Cuando Soriano murió, en 1997, toda su obra era manejada en el continente por la editorial Norma, que en ese momento empezó a ir para atrás y en consecuencia no fue eficaz en su circulación. 


En 2003, por iniciativa y edición de Juan Forn y en editorial Seix Barral, dirigida por Alberto Díaz, comenzaron a reeditarse todos sus libros. A propósito de lo elocuente o significativo, un dato: entre comienzos de 2004 y fines de 2016 la editorial vendió 412.200 libros de Soriano. La cuenta da 31.707 libros y algunas páginas decimales al año. Epa: qué sorpresa. Sus textos no están demasiado a la vista, expuestos, en las librerías; no hay campañas o agites publicitarios. Hay un fenómeno profundo ahí, que se sostiene en el tiempo. Sus historias leídas por sucesivas generaciones, como proyectaba Pasquini Durán.


Triste, solitario y final, No habrá más penas ni olvido y Cuarteles de invierno, sus tres primeros libros, son las novelas más requeridas (41.800, 45.600 y 41.500 ejemplares, respectivamente). Alberto Díaz, editor de Soriano desde 2003, se sorprendió con Arqueros, ilusionistas y goleadores, la recopilación de sus relatos futboleros, publicado en 2006: desde entonces la editorial vendió 65.900 volúmenes. Entre las recopilaciones que Soriano publicó en vida la más leída es Rebeldes, soñadores y fugitivos (36.400): el próximo diciembre se cumplen treinta años desde la aparición de este libro, publicado por Editora/12 el mismo año en que se fundó este diario. Anota Pasquini en aquel artículo que desde los primeros borradores hasta el final el diario “era parte de sus sueños”. Página fue el medio en el que se afincó luego de varios tumbos, porque el regreso desde el exilio tuvo sus claroscuros. Hacia el final de la dictadura empezó a publicar algunas columnas en Humor y los libros que había publicado inicialmente en Europa (Una sombra y Cuarteles, que aparecieron inicialmente en italiano, francés y polaco) de repente empezaron a ser, entre fines de 1982 y hasta 1984, los más vendidos en la Argentina.


Ya de regreso quiso reeditar de algún modo sus experiencias anteriores, la mítica de Primera Plana y/o la protagónica en el suplemento cultural de La Opinión y convenció a Andrés Cascioli para hacer el semanario El periodista, cuya redacción fue armada casi íntegramente por Soriano, pero a unos días del debut se pelearon  y quedó al margen hasta de Humor. Luego intentó reflotar Crisis, pero tras un par de números las diferencias con Vicente Zito Lema fueron cruciales. Formó parte de la cooperativa El Porteño, siguió publicando notas en medios europeos: recién con Página, en 1987, encontró su lugar. Escribe Pasquini Durán: “Con el mismo entusiasmo se alegraba frente a una nota bien escrita o una idea interesante o armaba broncas tremebundas por lo que podía afectar la salud del diario, que no dejó de imaginar con futuro, fuerte y hermoso, aun en los momentos en que otros bajaban los brazos”. Y también: “Ejerció el periodismo antes que la literatura pero nunca lo dejó porque era más que una forma de ganarse la vida, era una vocación profunda, cultivada con ternura, devoción y paciencia de orfebre”. 


Es bien interesante el estudio crítico que viene haciendo Rogelio Demarchi con la obra de Soriano. Entiendo que prepara un libro de ensayos que contendrá, imagino, las vertientes en las que está trabajando: las correspondencias e interrogaciones que entrevé en las novelas de Soriano respecto a las de Puig, por ejemplo, y cómo ha operado un sector de la crítica para canonizar a Puig y defenestrar a Soriano. O los grandes temas que desarrolla en cada una de sus novelas: la amistad en Triste, el peronismo en No habrá más penas, los milicos en Cuarteles, la revolución en A sus plantas rendido un león, la decadencia en Una sombra, la conspiración en El ojo de la patria, el origen en La hora sin sombra. O la construcción de un dispositivo mitográfico, plantea, a través del que lee en sus cuatro libros de recopilaciones “al Soriano-periodista y al Soriano-personaje como construcciones ficcionales del Soriano-autor”.


“Fueron los franceses los que, por larga experiencia, adoptaron la católica metáfora del purgatorio”, escribió Soriano en “Cartas”, un texto de 1992 en el que indaga sobre las que se le escriben a los escritores, y sus respuestas. “Según ellos –sigue Soriano–, escritor que muere, obra que desaparece, hasta que al cabo de un largo purgatorio, si de verdad lo merece, entra definitivamente en el paraíso. La regla tiene sus excepciones. Proust no pasó por el purgatorio pero sí Sthendal, Balzac, Flaubert y Maupassant. Entre nosotros Roberto Arlt estuvo tres décadas a fuego lento antes de ser un clásico. Macedonio Fernández sigue ardiendo y si no lo saca ese estupendo relato de Ricardo Piglia que es La ciudad ausente ya no lo saca nadie. Horacio Quiroga salió ya y cualquiera puede comprar sus libros en las nuevas ediciones de Losada. Eduardo Mallea, en cambio, anda penando por las mesas de saldos, que son una forma del infierno. Rodolfo Walsh tuvo que esperar quince años, pero ya está en el paraíso, reeditado por De la Flor. Ahora hay que esperar que Manuel Puig vuelva del paseo y reencuentre los maravillados lectores que tenía en los años setenta, cuando era el más best seller de todos y los críticos se burlaban de él. Ahora empiezan a burlarse de Cortázar y lo tironean para que vaya de una buena vez a purgar sus pecados, pero los lectores no lo dejan. Todavía hoy los libros que escribió inseguro y dudoso siguen figurando entre los más vendidos de la Editorial Sudamericana”.


Me gusta esa imagen: Arlt, Walsh, Quiroga, Cortázar, Puig, Tizón, Briante, Piglia, Laiseca, Rivera, Dal Masetto, Soriano, sus hipotéticas conversaciones en ese paraíso, o donde fuera. “En el fondo, mis libros plantean por infinitésima vez en la literatura argentina el problema de la identidad –decía Soriano–. El 90 por ciento de los escritores, sobre todo los contemporáneos, nos pasamos interrogándonos por la identidad. En el fondo, esto es lo que se pasa preguntando la gente en la calle, a veces de manera inconsciente: qué somos, por qué nos va como nos va, cómo se resuelve este berenjenal. Por eso mis personajes son contradictorios y se parecen tanto a los comunes mortales. Yo hago historias de tipos como todos. Retomo la literatura de personajes, que está algo olvidada”.



domingo, 24 de enero de 2016

Entrevista a Nilda Garré sobre la Emergencia en Seguridad... @dealgunamanera...

“Ilegal, inconstitucional y, además, inútil”…

“Estados Unidos hace 20 años que dejó este tipo de mecanismos de interdicción del espacio aéreo por considerarlos ineficientes.” Imagen: Guadalupe Lombardo

En diálogo con Página/12, la diputada y ex ministra de Seguridad criticó la medida tomada por Mauricio Macri, que incluye la autorización a las Fuerzas Armadas para derribar aviones. “Se puede matar inocentes”, advirtió.

© Escrito por Sebastián Abrevaya el domingo 24/01/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Entrevista a Nilda Garré sobre el Decreto que declaró la emergencia en seguridad. Nilda Garré fue la primera mujer en encabezar el Ministerio de Defensa de la historia argentina. Tras cinco años en el cargo y luego de un proceso de transformación de las Fuerzas Armadas, pasó a ocupar la entonces nueva cartera de Seguridad, que hoy ocupa la macrista Patricia Bullrich. Con una larga trayectoria en temas de Defensa y Seguridad, Garré volvió a la política nacional tras asumir como diputada del Frente para la Victoria, luego de dos años como embajadora en la OEA.

En diálogo con Página/12, analizó el decreto firmado por Mauricio Macri, al que calificó como “ilegal, inconstitucional y, además, inútil e ineficaz”. En base a la legislación argentina, los tratados internacionales y la experiencia comparada de otros países advierte sobre el peligro de involucrar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior. “Tener a los militares desplegados en el territorio lleva a la tentación, o a que alguien les dé la orden, de hacer inteligencia interna. Sobre todo en momentos en los que puede haber conflictividad social”, alertó.
– ¿Qué análisis hace del decreto de emergencia en seguridad?
–Están compitiendo con Sergio Massa porque él hablaba de la ley de derribo en cada palco en que podía. El macrismo demuestra que no le tiembla el pulso, que va a tomar las medidas más drásticas, las más ilegales, aún las inconstitucionales, todo lo necesario para cambiar el país que encontraron. Es un decreto espectacular, pero es solo eso. Es ilegal, inconstitucional y, además, es inútil e ineficaz. Estados Unidos hace 20 años que dejó este tipo de mecanismos de interdicción del espacio aéreo por considerarlos ineficientes. En Europa ningún país usa el derribo de aviones. En Latinoamérica algunos lo tienen pero no lo utilizan. Perú lo utilizaba en la época más violenta de Sendero Luminoso y cometió un grave error porque tiró abajo un avión donde se murieron dos personas inocentes que no tenían absolutamente nada que ver. Desde ese momento lo suspendió y ahora lo ha vuelto a establecer pero entiendo que con una idea disuasiva.
–Desde el PRO sostienen que tiene ese efecto. ¿No sirve para desalentar el ingreso de droga por vía aérea?
–A lo mejor pretenden disuadir como los países que tienen pena de muerte, que siguen teniendo delitos aunque siguen teniendo pena de muerte. Es decir que no disuade, por lo menos lo suficiente. Pero la pena de muerte se aplica con un juicio previo, con el derecho a la defensa garantizado. Teóricamente en ese juicio quedan probados los delitos que de acuerdo a esa legislación que amerita la pena de muerte.
– ¿Por eso afirma que es inconstitucional, porque no hay derecho de defensa?
–Sí, pero además porque la Argentina firmó tratados internacionales de derechos humanos, en el marco de la OEA varios de ellos, pero también en Naciones Unidas, que tienen jerarquía constitucional. Más aún, algunos tienen jerarquía supraconstitucional porque obligan a los Estados que ratificaron el tratado a no restablecer la pena de muerte si la derogaron. La Argentina la tenía prevista normativamente, aunque no se aplicaba, en el Código de Justicia Militar, que fue derogado por unanimidad en las dos cámaras del Congreso en el año 2008. De manera que nosotros no podemos restablecer la pena de muerte. Eso también lo hace inconstitucional.
– ¿No es importante ejercer ese tipo de control del espacio aéreo para combatir el narcotráfico?
–Es muy riesgoso, se puede matar inocentes. No tenemos un aparato de inteligencia criminal bien desarrollado, un diagnóstico de las rutas aéreas que usaría el narcotráfico, ni de qué cantidad de vuelos estamos hablando. Pueden entrar por tierra, por carretera, por la hidrovía, por el litoral marítimo, por lugares muy porosos de la frontera. Entra de muchas formas. No sabemos si la más significativa es la aérea. Y establecemos un mecanismo como si con eso recorriéramos el conjunto de un problema. Debería hacerse una oficina unificada de investigación de los delitos federales.
– ¿Qué otras medidas podrían tomarse en ese sentido entonces?
–Cuando estuve en el ministerio de Seguridad se hizo un gran esfuerzo presupuestario al comprar 26 millones de dólares en scanners de última generación, que cuando pasa un camión, aunque no lo pare, fotografía la carga y detecta si hay alguna cosa rara. Eso merecería hacerse también para hidrovías y para el litoral marítimo. Permite un seguimiento sin ningún riesgo, con una inversión menor a la de comprar aviones. Hoy la argentina no tiene aviones para interceptar vuelos. Y además se estaría dándoles una orden ilegal a los militares que tienen prohibido meterse en temas de Seguridad Interior por la ley de Defensa.
– ¿Pero por qué no pueden los militares colaborar con la lucha contra el narcotráfico?
–Pueden colaborar, está previsto en la ley, pero en situaciones específicas de apoyo logístico. El tema es que vos tenés un militar que está formado para la guerra, para matar o morir, manejar armas de altísimo poder de fuego, manejar tanques. Reciben una formación adecuada para el objetivo de la Defensa de la Nación, del territorio, de la soberanía. El policía tiene otro tipo de formación, que es para combatir el delito. Entonces no son útiles, porque la formación y las armas que maneja uno no te sirven para la otra instancia. El policía tiene que tratar de no matar, da una voz de alerta, tiene que identificar y no matar al ladrón, el otro está formado para matarlo, deshacerlo, destruirlo. Además, los ejemplos como el de México muestran que el último resorte que se tiene para cuando realmente peligra la integridad territorial del país, se arriesga a que se te contamine con la corrupción que genera el mundo del crimen organizado.
–El PRO insiste en que el kirchnerismo utilizó los mismos protocolos de derribo que ellos están implementando ahora...
–Los anexos que han citado en el decreto son prácticamente iguales. Incluso en algún lugar se les ha escapado corregir “la comandante en jefe”, “la Presidenta”, que están en femenino. Pero eso se utilizó en 2005 porque venía Bush a la Argentina. Las exigencias de Estados Unidos eran muy grandes. Entonces se marcó una zona y un radio de 200 kilómetros. Ningún avión podía entrar a ese espacio aéreo mientras durara la interdicción. Porque si un avión entra, teníamos que suponer que era para hacer algún tipo de agresión bélica contra alguno de los presidentes. Es un tema de interés nacional fuerte y hace a un tema de la Defensa, que no es tirar a un avión de un narco. ¿Por qué no primero se depuran las policías y los servicios penitenciarios están totalmente vinculados al crimen organizado? ¿Por qué no se hace eficiente el control carretero, fluvial y marítimo? Hay montones de cosas que hacer seriamente, menos espectaculares, más efectivas y en línea con los demás países.
– ¿Y porque el FpV no avanzó con la oficina especializada en delitos complejos, la adquisición de más scanners u otras medidas en ese sentido para hacer más eficiente la lucha contra el narcotráfico?
–Nosotros pensábamos que en el marco de este tema conflictivo que ha sido el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad, había una lógica vinculada al traspaso de las comisarías, un traspaso de competencias judiciales y a una segunda tanda de delitos comunes, no de delitos federales. El resto de la policía debía formar una estructura con otras funciones bien determinadas, vinculadas a las a la investigación, actuando en combinación con el ministerio público y hacer la famosa policía judicial. Pero bueno, nosotros llegamos a tener un proyecto casi hecho y después de que yo me fui (en 2013) se interrumpió. Estábamos avanzando por ese camino.
–Macri en Davos tuvo reuniones con el vicepresidente de Estados Unidos y el presidente de Israel, en las cuales se habló de una ayuda de ambos países en materia de Seguridad y lucha contra el narcotráfico. ¿Es positivo para la Argentina?
–Ese tipo de colaboraciones deben ser limitadas a lo que necesita la argentina. Si tenés fuerzas como la DEA metida en el país y en posesión de un montón de información sobre tus movimientos, tu fuerzas de seguridad y policiales, si actúan bien o mal, si son competentes o no. Sin perjuicio de establecer áreas de cooperación en lo que sea crimen organizado. Pero establecerlas muy puntualmente, de una forma en la que el país mantenga el control. Sino la influencia ideológica y la venta de armas viene atada.
En todos los organismos internacionales está esto de que Estados Unidos ofrece su colaboración, capacitación. Se educan en una doctrina que hasta ahora era la “guerra contra las drogas”, que implantó Nixon en 1971 y que hoy todavía no ha sido reemplazada, sin perjuicio de que aún los norteamericanos hoy tienen claro que la guerra, además de costar miles de muertos y miles de millones de dólares, tanto en Colombia como en México no han dado los resultados esperados. Bueno, hay una preparación de un cambio de paradigma que lo reemplazaría. La misma OEA, con su anterior secretario general, firmó un documento que empieza a perfilar, desde 2014, un cambio de paradigma.
– ¿Corren peligro, a partir de estas medidas y de la llegada de funcionarios militares a los cargos políticos, las transformaciones que se han realizado en las Fuerzas Armadas?
–Hay cosas que son ya inmodificables pero de todas maneras hay riesgos. El control político en el que hicimos tanto hincapié es evidente que no se siente con la misma fuerza. Vuelve a haber autonomía en el funcionamiento, en muchos lugares se están nombrando militares, policías y no civiles. Se avanza con este fallo reciente que recupera para la policía facultades que hace ya varios años que estábamos todos de acuerdo en que no podían tener. Son todas situaciones de limitación del ejercicio de las libertades de los ciudadanos. Y una emergencia es siempre una posibilidad de compra, de inversión de recursos muy significativos al margen de las normas legales habituales, que también es riesgoso. Además, tener a los militares desplegados en el territorio lleva a la tentación, o el mandato de alguien, de que puedan hacer inteligencia interna. Sobretodo en momentos en los que puede haber conflictividad social.
–Otro de los temas del decreto es la ampliación del tiempo de uso de los radares a 24 horas. ¿Por qué no se había hecho?
–Se ha hecho mucho y siempre se puede hacer más. Nosotros, además de los 11 radares que hizo el Invap para aviación civil, radares hechos con 80 por ciento de los componentes argentinos y con técnicos y tecnología nacional, firmamos un convenio para hacer seis radares militares, que se hicieron. Cuatro están funcionando y están en proceso de instalación los últimos dos. El año pasado se firmó un convenio por otros seis radares militares más. Siempre homologados, en este caso por la Dirección de Tecnología de la Fuerza Aérea. Entonces habrá 12 radares militares. Tres en Formosa, en Misiones, en Santiago del Estero, Chubut. Siempre se puede colocar más. Lo que no está cumplido es que los radares tienen que funcionar 24 horas. Pero no había suficientes radaristas porque su preparación no es breve ni simple. No había recursos humanos. Si no los podés tener las 24 horas debe ser súper secreto las horas que funciona y las que no.