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domingo, 23 de julio de 2017

Encuestas y realidad… @dealgunamanera...

Encuestas y realidad…

¡De Números, ni hablar! Jaime Duran Barba. Dibujo: Pablo Temes

Los sondeos le dan valor de realidad al futuro. Así lo entienden Macri e intendentes que van con CFK.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 22/07/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hay que pasar el invierno. El frío finalmente llegó con toda su crudeza, y en plena campaña, las cosas se complican para el Gobierno. Y ahí surgen las disputas internas entre los que se sienten cerca de la gente y los que ven la vida desde un escritorio o un despacho. Para estos últimos, no hay lugar para la sensibilidad. Vaya como ejemplo esta anécdota.

En la provincia de Buenos Aires, el intendente de General Madariaga, Carlos Santoro (Cambiemos), presentó un recurso de amparo para socorrer a los vecinos que estaban angustiados por la llegada de las facturas de gas que, en algunos casos, superaron largamente los 5 mil pesos. La intención del jefe municipal fue frenar los aumentos, considerando que el año pasado junto a su par de Villa Gesell habían elevado un pedido para que esas localidades fueran incluidas –al igual que sus vecinas Mar del Plata y Mar Chiquita– en la categoría de “zona fría”. Esta es una categoría que resulta en importantes beneficios para sus habitantes. La respuesta había sido negativa. A mediados de marzo de este año el jefe comunal insistió con esa solicitud que, al no tener respuesta positiva, desembocó en el amparo presentado hace diez días.

Reto. 

El color político de Santoro le valió un reto del propio ministro Juan José Aranguren, quien lo llamó y le preguntó qué era lo que estaba haciendo, para luego ordenarle que si no podía levantar el amparo le enviara lo presentado para su análisis a fin de estudiar el caso. La intención era evitar el efecto contagio ante la eventualidad de que la Justicia le diera la razón, hecho que generaría un nuevo problema que, en lo posible, sería mejor solucionar puertas adentro del paraguas partidario.

Esta es una parte de la realidad que no trasciende pero que mantiene en alerta a María Eugenia Vidal. Es que –a los ojos de la gobernadora– ante el afán de mantener la casa en orden hay funcionarios que pierden de vista el objetivo de máxima, que es estar cerca de la gente. La mujer fuerte de Cambiemos lucha para que no se pierda el costado social de la gestión por más que la planilla de Excel muestre los números en rojo. En campaña no se puede cometer esos errores.

La campaña de Cambiemos –ante la falta de resultados positivos en materia de economía– seguirá ligada a la confrontación con el pasado, la apelación a la lucha contra la corrupción y la necesidad de profundizar el cambio. Como le pasa a cualquier gobierno, el actual es rehén de la realidad. Y el presente abunda en datos y vivencias que reflejan una situación socioeconómica muy difícil para muchos.

El 33% del índice de pobreza es algo que se palpa en la calleLa vivencia que están teniendo los principales candidatos de Cambiemos en la tercera sección electoral –que es la que define la elección–los está impactando. El nivel de marginalidad es brutal. Allí no se vive sino que, en muchísimos casos, se sobrevive. Por eso, el propio Duran Barba sugirió que se dejen los temas de la economía de lado. Salvo en boca de expertos. Al parecer, más allá del lanzamiento de créditos blandos y el asistencialismo, agregado a la lucha por el control de la inflación, no habrá grandes novedades para los más necesitados. Cada maestro con su librito, y el oficialismo, con el mismo desde hace un largo tiempo.

En la vereda de enfrente también existen los cautivos de la realidad. Pero muy lejos del síndrome de Estocolmo, los rehenes de CFK comienzan a hablar por lo bajo: “No podíamos suicidarnos detrás de un nuevo proyecto de peronismo con los números de las encuestas indicando que en el Conurbano profundo y no tan profundo el clamor por CFK todavía es alto. Queremos un mandato en paz”, se escuchó decir al colaborador de un intendente que no está feliz por apoyar a la ex presidenta pero que prefiere tragarse el sapo. “Ella sigue igual que siempre, pero optamos por acompañar un resultado que parece puesto. Hay que tomarlo como mal menor. 

Los que realmente la quieren se cuentan con los dedos de una mano”, dijo otro funcionario municipal que recuerda muy bien alguna de las barbaridades que decía Martín Insaurralde sobre Cristina en reuniones del grupo Esmeralda, antes de cambiarse de bando. ¿“Alguien piensa que cambió de opinión? ¡No! eligió con las encuestas en la mano”, vociferó un economista que conoce las internas de ambos espacios. “El problema es que, más allá de la inquietud por la gestión, los intendentes son muy mezquinos. Nadie la quiere pero todos se tapan la nariz y acompañan”, concluyó.

Luego de un optimismo infundado que inexplicablemente imperó en despachos gubernamentales, el baño de realidad les va llegando a todos. La mayoría de las encuestas que se analizan en la Rosada generan preocupación. La ex presidenta está ganando. El primero en tener noción de esto es Macri. El Presidente ya comprendió que la suerte de su gobierno se juega ya en las PASO. Si el Gobierno pierde por más de 5 puntos, las posibilidades de un triunfo en octubre serán muy difíciles. Lo que está en juego, además, es la gobernabilidad.

Indicios. 

Lo que está pasando con el dólar en estos días es un indicio de lo que va a suceder si Cristina Fernández de Kirchner gana. Si hasta aquí –con todas las expresiones de entusiasmo que recibió– la lluvia de inversiones de la que tantas veces habló Macri nunca llegó, es un hecho que nunca vendrá si el Gobierno pierde. Y esto no es producto de un ejercicio deductivo, sino una información que el jefe de Estado ya conoce. Ha transcurrido casi la mitad de su mandato y la economía no arranca. Va a ser muy difícil que lo haga si no se atacan aspectos estructurales claves. Uno de ellos es el enorme déficit fiscal. Para lograrlo habrá necesidad de buscar acuerdos políticos que serán de cuasi imposible logro con una CFK triunfadora. 

Porque una cosa es cierta: de ganar, al otro día habrá de comenzar su campaña por la vuelta a la presidencia en 2019, una obsesión fogoneada por una sed de revancha incontenible.

Producción periodística: Santiago Serra. 



domingo, 23 de abril de 2017

El presente no es nada… @dealgunamanera...

El presente no es nada…


A la subestimación de la importancia del presente en las elecciones de octubre de Duran Barba se sumó la del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, a quien le aceptaron que subiera la tasa de interés para atacar más decididamente a la inflación.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 22/04/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En su columna del domingo pasado, Gustavo González sintetizó en una frase lo que el macrismo cree que se votará en octubre: “No es la economía sino la memoria”. Resumiendo también la estrategia de polarizar con el kirchnerismo de Duran Barba, quien, si lograra que Macri volviera a ganar otra elección después de una caída del producto bruto y del consumo, “merecería el Premio Nobel a la consultoría política”, como a él mismo le gusta presumir por haber hecho a Macri presidente.

A la subestimación de la importancia del presente en las elecciones de octubre de Duran Barba se sumó la del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, a quien le aceptaron que subiera la tasa de interés para atacar más decididamente a la inflación, aunque hoy enfríe el consumo, apostando a que una caída de la inflación más drástica en 2018 les permitirá ganar las elecciones de 2019.

Cada vez que imágenes de Venezuela muestran caos y muerte, crecen las posibilidades de que Macri gane en octubre.

Paradójicamente, el más transgresor en materia política del Gobierno y el más ortodoxo en materia económica se transformaron en absolutamente complementarios tras la idea fuerza que se podría sintetizar en “el presente no existe”.

En sus célebres Ensayos, Montaigne sostenía que el presente es nada, porque si fuera algo sería duración, y si durara se uniría al pasado. Peor aún, si pudiera reunirse con el pasado no sería tiempo sino eternidad, por lo que el presente es apenas lo que separa y une al pasado con el futuro. Pero quizás aquello que ya no es (el pasado) y lo que todavía no es (el futuro) sean lo único que nos permite sentir el tiempo, ese gran fugitivo que se escapa, se revela escurriéndose y sólo es dejando de ser.

Probablemente, Duran Barba leyó los Ensayos de Montaigne y, aunque se trate de tres tomos, quizá también Sturzenegger en su época de profesor en Harvard, pero más allá de ellos el tiempo es central para Cambiemos porque sólo puede existir en relación con el cambio: “No hay tiempo sin movimiento ni cambio”, escribió Aristóteles en su Física IV.

Duran Barba podría sostener que hay un “presente del pasado” por el que se votará en octubre de 2017, y Sturzenegger apostar a la existencia de un “presente del futuro” con el que se construirá la victoria electoral de octubre de 2019.

San Agustín decía que “el presente del pasado” es la intuición y “el presente del futuro” es la espera.

Porque es la conciencia la que constituye y despliega la existencia del tiempo, Sartre decía que el tiempo “sólo viene al mundo en la medida en que estemos (nosotros) aquí”. O sea: el tiempo es la memoria por la que Duran Barba apuesta a que el Gobierno gane las próximas elecciones de octubre, aun sin tener un ministro de Economía. En la época en que existían las fotos en soportes físicos, Kodak decía que su producto no era la película de los rollos sino que ellos vendían memoria. 

Tiempo y populismo. 

Desde una perspectiva opuesta, el verdadero tiempo que existe es el presente, que es el único disponible. El pasado y el futuro sólo subsisten en nuestra mente mientras que el presente se sucede a sí mismo en nuevos presentes, uno tras otro. Si “siempre es hoy”, la obligación del político consiste en procurar los mejores presentes a los votantes. La priorización del consumo sobre el ahorro, característica del populismo en sus distintas expresiones, es también resultado de esa diferente percepción del tiempo en la cual sólo hay ahoras.

Es que, de la misma forma en que el tiempo varía con la velocidad para el astronauta que envejece más lentamente en una nave espacial, también varía con la posibilidad económica del sujeto, porque a menor cantidad de recursos el tiempo parecería pasar más rápidamente y resultaría más lógico “consumirse” futuro.

Conociendo esa diferente percepción del paso del tiempo en las personas, el populismo propuso siempre “ya” para los más humildes. Las cuotas, por ejemplo, son mucho más valoradas que un precio menor en quien no podría comprar sino a crédito, algo que, después de su Waterloo con las cuotas de los comercios en enero, Cambiemos remonta con las cuotas a treinta años para comprar propiedades.

El plan del macrismo es promover la inversión en el presente para que haya prosperidad en el futuro. Pero simultáneamente toma deuda que se deberá pagar en el futuro para morigerar el ajuste que sufre la población en el presente.

Consumo versus ahorro, populismo versus conservadurismo, con la variante ecléctica de desarrollismo, también tienen su relación con dos creencias acerca de la dirección de la “flecha del tiempo”. Unos suponen que el tiempo viene del futuro, donde todo comienza, llegando al presente, para pasar a acumularse en el pasado como un depósito. Y la inversa, la que cree que es el pasado lo que produjo el presente y el presente producirá el futuro.

Venga de adelante o de atrás, lo que a la mayoría de las personas les preocupa es “lo que pasa”, aunque pase. El tiempo no existe por sí mismo sino por los acontecimientos, y hoy pasa que el miedo al pasado tiene consecuencias electorales. Las imágenes de lo que pasa en Venezuela alimentan esa memoria en quienes temen el regreso del pasado hecho kirchnerismo.

Una inflación del 9% en 2019 podría ser el argumento electoral más contundente para la reelección de Macri.

La mente es la memoria, decir que se vota con la memoria es decir que se vota con la mente, la única que permite salirse del presente, una apuesta del Gobierno omnipotente y riesgosa. También Néstor Kirchner, en 2005 y 2007, ganó las elecciones con la memoria de la enorme mayoría que no quería volver a los 90.

El Gobierno merecería reconocimiento si pretendiera ganar las elecciones por el presente y el futuro más que por el pasado. Vivir el presente no tiene que implicar renunciar al futuro, porque no se trata de pensar en el futuro porque exista sino precisamente porque, al no existir, es lo que podemos construir y depende de nuestras decisiones, en cambio el pasado es insuprimible e irreversible.

Vivir un presente que no sea un instante sino un presente que transite su propia mejora, donde la evolución constante de la economía sea la protagonista y el paso del tiempo, sinónimo de progreso.





martes, 4 de abril de 2017

Clave Peronista... ¿Se lanza o no se lanza?... @dealgunamanera...

¿Se lanza o no se lanza?
Bienvenidos al tren… Florencio Randazzo. Foto: Pablo Temes
Varios sectores del PJ bonaerense esperan que el ex ministro Randazzo lidere la disputa contra el cristinismo. 

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/04/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"El peronismo no se ordena en la oposición”, afirmó, con rotundez, un intendente peronista del GBA, preocupado por el futuro del país y la renovación del partido de cara a las elecciones de octubre. “El clima todavía está raro. Por una parte hay cierta resignación ante el sostenimiento de la imagen de Cristina en el Segundo y Tercer Cordón del Conurbano; por la otra, está la necesidad de comprender que ése no puede ser el pilar para una construcción de un país mejor a mediano y largo plazo”, reflexionó el alcalde que milita en pos de la postulación de Florencio Randazzo.

El ex ministro del Interior y Transporte es la figura que mejor imagen conserva desde el final de la era K. Ha logrado salvar la ropa y es en la actualidad visto por muchos líderes del PJ como la puerta para sanear al peronismo. El tiempo apremia y una cosa es segura: después del paro de la CGT del próximo jueves, Randazzo dará señales claras acerca de su futuro. ¿Por qué tanto suspenso? Respuesta: la pelea que deberá dar no será fácil. 

Lo espera una tarea titánica si es que quiere polarizar con el cristinismo o un eventual delfín puesto por la ex presidenta. En la trastienda de esa construcción lo que se comenta es que  CFK arranca con ventaja, tiene la estructura más o menos armada entre fanáticos, organizaciones sociales y gente de a pie. Cada vez que tira un tuit o mueve el tablero con alguna declaración, el alineamiento que logra de sus acólitos es inmediato. Pero Randazzo sabe que muchos de esos 25 a treinta puntos de imagen positiva que supo conservar la ex mandataria puede disputárselos al traducirlos a intención de voto.

Una gran parte de PJ y hasta algún votante descontento del PRO podría apoyarlo en las urnas”, aseguran en su entorno.

Para el ex ministro, ordenar la tropa significa salir a buscar adhesiones que su rival ya tiene. No debe convencer a todos porque muchos lo están esperando, pero para una elección debe dotar ese caudal de organicidad. Por eso en los últimos días ha salido a la reconquista del apoyo de gremios como UPCN, taxistas, mecánicos y otros de menor envergadura. Cuando queden sellados los acuerdos más gruesos, la señal de lanzamiento será inmediata. Randazzo no le teme a Cristina. Ya lo demostró cuando le torció la muñeca al negarse a ser candidato a gobernador bonaerense. 

Pero, además de la posible polarización y del apoyo de líderes sociales y gremiales, en el entorno del ex ministro cuentan con un fenómeno que ha crecido desde la última elección: la independencia de criterio del votante. En zonas profundas de la Provincia se produjeron cosas que no se pueden explicar de manera lineal. Cortes de boleta específicos a favor de algún intendente en lo territorial combinados con un voto diametralmente opuesto para el ejecutivo provincial. 

Una verdadera ingeniería de corte a favor de Cambiemos por parte de votantes que no respondían a su estereotipo. “Si esa gente hoy está desilusionada o la está pasando mal a causa del Gobierno, es una oportunidad que no se puede desaprovechar”, señala un intendente deseoso de trabajar para la candidatura de Randazzo.

En la Provincia hay realidades muy diferentes. Un dirigente que camina a diario los rincones del Conurbano reconoce la buena voluntad del oficialismo, pero agrega: “El hecho de transparentar cifras y reconocer problemas no está siendo suficiente. La educación es un ejemplo: el diagnóstico es claro, pero la solución al conflicto docente no llega. Con el empleo ocurre algo similar. 

Y mucho más preocupante es lo que pasa con la inseguridad y el narcotráfico. En los municipios más poblados de la Provincia, la presencia de la Policía Bonaerense, la Gendarmería y los guardianes locales no tiene coordinación. Las incautaciones de droga no terminan con el negocio y la falta de trabajo estratégico entre Seguridad de la Nación y de Provincia preocupa a muchos intendentes. No sé qué es lo que le dice el ministro Ritondo a la gobernadora Vidal, pero muchas cajas de la Bonaerense siguen activas y por momentos sentimos que hay más show que resultados concretos”.

Cambiemos

De cara a las elecciones, en el oficialismo las cosas tampoco se presentan claras. Descartado el nombre de Jorge Macri, a causa de las tensiones que su postulación generaba con Elisa Carrió, y las que a su vez ella tiene con la propia Vidal, vuelve a tomar fuerza la idea de Jaime Duran Barba de echar mano al semillero amarillo; jóvenes militantes del PRO que, sin un gran renombre, podrían ocupar cargos o lugares en las listas más allá de las primeras líneas.

En este marco de ingenierías electorales, las frases pronunciadas por los líderes de las CTA en la marcha del jueves merecen una reflexión. Si malo fue el término “caer” utilizado por Macri cuando se refirió a la educación pública, peor fue cuando en su  discurso, Pablo Micheli (un dirigente coherente que le reclama al Gobierno las mismas cosas que le reclamaba a CFK) empleó la palabra “caer” para manifestar su rechazo al modelo neoliberal

Un dirigente debe ser muy cuidadoso cuando, frente a una multitud como la que había en la Plaza de Mayo, se expresa así. En la historia política argentina, “caer” remite a hechos institucionales traumáticos. Los modelos y los planes económicos se modifican o se dejan de lado. Los que caen son los gobiernos. Y cada vez que un gobierno cae, quien paga las consecuencias adversas es el ciudadano que menos tiene.

En la base de todo este sinfín de protestas que hubo está una conflictividad social que no cede. Su raíz es la falta de una reactivación económica sostenida que llegue a los de menores recursos. “Nos equivocamos al pensar que la lluvia de inversiones llegaría tan pronto como se levantara el cepo cambiario y se solucionara el problema con los holdouts”, reconoció el jueves el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo.

Los números de febrero referidos a la actividad industrial no fueron buenos. Estos datos negativos generan dentro del Gobierno un debate fuerte entre los responsables del área económica y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Los ministros lo critican por las altas tasas de interés y éste se queja por el creciente déficit fiscal que complica la posibilidad de erradicar la inflación. En el medio de esa disputa –la misma que ya protagonizó Prat-Gay– el consumo sigue deprimido. Por eso el Gobierno busca reflotar los planes de pagos en cuotas que fueron heridos de muerte por el rimbombante programa de Precios Transparentes.

Mientras tanto, el conflicto docente continúa. Más allá de la controversia habitual acerca del nivel de acatamiento de la medida de fuerza, hay un dato que marca el deterioro que esta disputa le está acarreando a la educación pública: 200 mil alumnos migraron desde sus aulas hacia las de las escuelas privadas. “La única verdad es la realidad” (Aristóteles).

Producción periodística: Santiago Serra.


domingo, 4 de diciembre de 2016

El boletín de Yrigoyen… @dealgunamanera...

El boletín de Yrigoyen… 
¡¿Cómo un 8...?! Mauricio Macri. Dibujo: Pablos Temes

Entre la autocalificación del Gobierno y la realidad hay distancias. Los pasos en falso.

“Me pongo un 8”, dijo sin pestañear el presidente Mauricio Macri al calificar el resultado de su primer año de gestión. Al poco tiempo, y en el mismo tren, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, hizo referencia a dicha calificación, asegurando que “faltan sólo dos puntos para el 10 (sic)”. ¿De verdad creerán eso? Tras estas muestras de autoindulgencia, vino el “retiro espiritual” del Presidente junto a sus ministros y secretarios de Estado en Chapadmalal, durante el que les fue posible hablar más francamente sin el agobio que les producen cámaras y micrófonos. Es que los principales problemas por los que atraviesa la gestión del Gobierno corren al ritmo de los vaivenes que producen las penurias de una economía que no repunta. Los “brotes verdes” tienen el aire borgeano de “una pálida ceniza vaga que se parece al sueño y al olvido”.

“Hay una gran diferencia cuando se pasa de los números prolijos en la planilla de cálculos al plano real, donde la variable gente y la variable política echan por tierra las estimaciones más optimistas”, reflexiona un economista de consulta del Gobierno. El ajuste llegó pero los resultados positivos de ese “sinceramiento” aún no están a la vista. La verdad es que, en materia económica, el Gobierno está dando señales contradictorias. Por un lado, mantuvo altas tasas de interés, pretendiendo que la gente consuma igual –los libros indican que cuando esto ocurre los resultados son exactamente los opuestos–; por el otro, realizó una apertura de importaciones para intentar dominar la escalada de precios. A esto debemos sumarle la continuidad del déficit fiscal debido a que el gasto público sigue alto porque no encuentran la forma políticamente viable de reducirlo. 

Los desencuentros en materia económica acentúan la división entre los hombres del PRO de paladar negro y aquellos que están más abiertos a la inclusión de figuras periféricas. Esa discusión sobrevoló el convite de 
Cambiemos en la costa argentina. Un hombre de confianza del círculo rojo lanzó una frase determinante por lo cruda y lo preocupante: “Hoy Mauricio, a un año de gobierno, tiene menos poder real que Cristina en el último mes de su mandato”. Es cierto que CFK tenía políticamente controladas ambas cámaras y un control férreo sobre los gobernadores, que le temían y a quienes sometía a sus enojos y caprichos, con todo lo malo que ello fue. Macri carece de ese poder casi absoluto que tuvo CFK. El ejemplo más crudo es la cachetada al proyecto de reforma política que naufragó por obra de los caciques provinciales, que son lo más viejo del Partido Justicialista. 

A este paso, la billetera de Cambiemos está soportando la inexperiencia política. Se juntan con los gobernadores y entregan dinero, con los gremios y entregan dinero, con organizaciones sociales y entregan más plata... La lista sigue. La obsesión por alcanzar un fin de año en paz se está saliendo de control. Dos intendentes del justicialismo describieron la situación a la perfección: “Estamos en el mejor de los mundos. No tenemos problemas para hablar con Vidal, nos mandan obras, nos mandan plata y encima no nos piden lugares en las listas”.

En este contexto, las internas políticas dentro del Gobierno ya han superado a las que se expusieron en materia económica entre Prat-Gay y el presidente del Banco Central, 
Federico Sturzenegger. Este último estuvo ausente en el encuentro en la costa para evitar cruces técnicos y discusiones de política económica con el ministro de Hacienda. En Chapadmalal hubo un claro pedido de Macri: “Que los ministros se focalicen a fondo y se mantengan al frente de la gestión”. Es la receta predilecta de Jaime Duran Barba. Hoy el único que parece tener conciencia de la situación es Emilio Monzó. Pide a gritos que se hagan esfuerzos por sumar aliados políticos entre tanta generosidad. Hasta ahora, no lo han escuchado. 

Entre quienes quieren profundizar el modelo amarillo puro, están a la cabeza el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y Duran Barba. Consideran que, apoyándose en la gestión, podrán abrirse camino en la selva. En la otra vereda está la mayoría –Monzó, Federico Pinedo, Cristian Ritondo, Hernán Lombardi, Diego Santilli y los radicales–, quienes, a pesar de tener menor poder, pugnan por sumar aliados con el objetivo de abrir el juego y contener el avance de Sergio Massa. Un analista fue todavía más duro: “En el primer grupo, al cual hay que agregar a Horacio Rodríguez Larreta, a Federico Salvai y a Miguel de Godoy, siguen creyendo que ganaron porque son buenos, honestos, y porque hicieron una buena campaña de redes sociales que supo transmitir de manera simple la idea del cambio”. En el segundo grupo, por contrapartida, dicen otra cosa: “Muchachos –más allá de los aciertos de Duran Barba–, acá ganamos porque los demás se equivocaron. Así que: o abrimos el juego o nos complicamos”. Así están las cosas hoy, una verdadera discusión entre las opciones a seguir que se vio reflejada en el “retiro espiritual” a la hora de analizar la mejor forma de contener a los caciques del PJ y los gobernadores díscolos. Un problema que hasta el momento –en cuestiones claves– no ha tenido solución.

Más problemas.


La prisión de Milagro Sala se ha convertido en un dolor de cabeza para el Gobierno, que, increíblemente, no lo advirtió. Las causas contra la líder de la Tupac Amaru abundan en evidencias. Las razones para su prisión preventiva indefinida, no.  

El decreto de necesidad y urgencia (DNU) por el cual el Presidente modificó un artículo fundamental de la ley que habilitó el blanqueo de capitales –medida moralmente siempre cuestionable– sigue produciendo revuelo. No es cualquier artículo. Es el que había dejado excluidos a los familiares de vínculo directo –padre, madre, hijo, cónyuge– de la persona que se desempeña en un cargo público. Con ver todo el entramado familiar de la corrupción del kirchnerismo –en el que abunda la participación de hijos, tíos, primos, cuñados–, no hacen falta demasiadas explicaciones para comprender la importancia del artículo de marras.  

¿A quién o a quiénes buscó beneficiar Macri con este DNU? ¿Por qué no lo hizo mediante un proyecto de ley, para que dicha modificación se hubiera discutido y tratado en ambas cámaras del Congreso? ¿Cómo evitar sospechar de la medida cuando el padre del jefe de Estado, Franco Macri, es investigado por el delito de evasión impositiva en el affaire de los Panamá Papers?

Estas cosas las hacía el kirchnerismo. Cambiemos prometió otra cosa. ¡Inquietante!


Producción periodística: Santiago Serra. 


sábado, 13 de junio de 2015

Durán Barba… El nuevo influyente… @dealgunamanera...

Durán Barba… El nuevo influyente…

Porteñidad, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Secretos e intrigas en torno al principal asesor de Macri. Su reunión con Massa, acompañado por el ‘Coti’ Nosiglia.

El hombre tiene su estilo, quizás de algunas décadas atrás, como si acabara de salir de la peluquería de Harrod’s cuando era una gran tienda, recién afeitado, impecable y perfumado con  lavanda inglesa y el cabello de un brillante tono caoba, artificial, que no hubiera atravesado sin sonrisas algún barrio porteño. Tiempos en que no era mixto el vecino bar del Plaza Hotel y seguramente Franco, el padre de quien es hoy su principal contratista, debía pasar una vez por semana ante los famosos fígaros de Plaza San Martín..

Flash de presentación para Jaime Duran Barba, influyente y fundamentalista asesor de Mauricio Macri, a quien se responsabiliza por la negativa del candidato presidencial a cualquier asociación con Sergio Massa. Aun en situación de ventaja. Como si este asesor ecuatoriano fuera el dueño del pensamiento y los actos del ingeniero boquense, lo dominase o guiara al igual que el peruano  Sergio Bendixen hace trabajosamente con Massa, o James Carville –otro consultor norteamericano de nota– ejerce control sobre la cabeza de Daniel Scioli, sobre todo a la hora de mantener sumisión a la Presidenta, recomendando casi vestirse como Ella. Ventrílocuos de los aspirantes a la Casa Rosada.
Junto al “Coti”. Volviendo a Duran Barba y su peso sobre el alcalde y la cúpula del PRO, convendría repasar algunas de sus impresiones en la charla que mantuvo con Francisco de Narváez y Massa –acompañado también por Enrique Nosiglia– en la que bloqueó cualquier negociación “por arriba” (las “de abajo” ya son explícitas y en varias provincias) fulminando como embajador de su jefe un acercamiento mínimo entre las partes, hablando como si fuera Macri, casi más presumido que él.
Para el consultor ecuatoriano, la futura elección presidencial es complicada por la participación activa de Cristina de Kirchner, a quien respeta y admira políticamente, casi un enamorado –y no de ahora– por el animal político que habita en Ella. Le parece imparable y casi única en su actividad, una Ave Fenix perpetua. Menos consideración le cede a Scioli.
También supone que el clima electoral será más favorable al oficialismo cuando se aproxime la definición en las urnas. Cree, como afirman varios economistas, que los presupuestos familiares serán más holgados por gentilezas del Gobierno, habrá una primavera económica para seducir votantes.
Considera que su pupilo Macri logró una imagen personal ajena a la política y a la tradición peronista. Le concede un valor superlativo a esa condición y, en consecuencia,  pegarse a un dirigente como Massa –teñido de justicialismo por su origen bonaerense–   “desperfilaría” a su ingeniero candidato ante una presunta mayoría dispuesta a remover la franquicia gubernamental. Esa es la razón por la cual Macri insiste con una frase: “En política no siempre uno más uno es dos”, además de reverenciar y sobrevaluar un concepto o palabra: cambio.
O sea que para Duran Barba ahora Massa resta más de lo que le suma a Macri si se formalizara un acuerdo.  Entiende, además, que esa caracterización diferencial de Macri en las costumbres políticas le otorga fuertes posibilidades para triunfar en un comicio polarizado, aún en tierras sin dominio partidario ni estructuras como la provincia de Buenos Aires, debido a que parte de la población se manifiesta harta con las castas políticas. Es su palabra, seguida a pie juntillas por el alcalde.
Por último, aunque esto sea apenas una parte de su digesto,  en la reunión reveló una frase sospechosa y casi resignada: “Ganamos perdiendo”. Algo así como esa justificacion argentina, bastante habitual, en torno al campeón moral  que esta vez no le tocó el título pero seguramente tendrá otra oportunidad dentro de cuatro años.
Habían llegado Duran Barba junto a Nosiglia –extrañamente casi no fue mencionado en las crónicas periodísticas de la reunión, tampoco se explicó si asistió como gestor de ententes o representante de la UCR– luego que a Massa lo habían llamado telefónicamente un par de emisarios (uno de ellos, el intendente Jesús Cariglino) sugiriendo que se comunicara con Macri por celular. Como tardó, vino luego la iniciativa telefónica de los dos visitantes, en forma casual a diez minutos de la casa.
Preguntados. Massa conserva varios interrogantes luego de la tertulia:

¿Cuál es la razón por la cual tanto el Gobierno como Macri se interesan por polarizar la elección entre ellos, como si ambos fueran beneficiados con su proscripción?

Si Macri ha ganado con todas las virtudes y los vicios la totalidad de las comunas porteñas, ¿por qué se niega a disponer de una estructura como la de los intendentes massistas para fiscalizar el territorio bonaerense en el momento de contar los votos, cuando es público que ese ejercicio mal instrumentado le costó la derrota a más de un opositor al peronismo en anteriores comicios?

¿Supone tal vez que el sindicalismo y Hugo Moyano podrán realizar esa tarea, cuando ya manifestaron fallas al respecto en otras oportunidades?

¿De dónde saca Duran Barba la seguridad de que la ola amarilla de Macri se convertirá en un tsunami poco tiempo antes de las elecciones, cuando al mismo tiempo revela que vencer a Cristina parece una tarea imposible?

Con ese mar de dudas se retiró. Igual, más tarde, se negó a cualquier rendición incondicional como propuso Duran Barba. Llamó a sus propios consultores para elaborar una nueva estrategia, observando que mientras más lejos del peronismo se ubica Macri, más cerca de esa fracción política empieza a pegotearse Cristina.
Como siempre, cuando llegan las convocatorias electorales, el cristinismo lo saca a pasear a Perón, lo cita Ella en sus discursos (en la última cadena lo hizo en dos oportunidades) luego de olvidarlo y quizás detestarlo en buena parte de su vida. Pero, como Duran Barba le reconoce talento, no hay que desconocer la respuesta que le dio al gobernador Juan Manuel Urtubey, luego que este fuera reelegido abrumadoramente. “¿Qué querés que le diga a la prensa”, planteó Urtubey al concluir la entrevista triunfal en la Casa Rosada. “Sólo quiero que digas que ganó el peronismo. Nada más. Es todo lo que necesito”, le espetó.
© Escrito por Roberto García y publicado el sábado 13 de Junio de 2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.