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jueves, 26 de octubre de 2017

Autopsia de Santiago Maldonado… @dealgunamanera...

Las primeras conclusiones de los forenses…

Los peritos comenzaron a firmar el informe de la autopsia de Santiago Maldonado. Es un relevamiento, paso a paso, de todo lo que se hizo el viernes en la Morgue, sin conclusiones finales sobre la causa de la muerte. Tampoco establece cuándo se produjo el deceso ni cuánto tiempo estuvo el cuerpo en el agua.


© Escrito por por Raúl Kollmann el martes 24/10/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Informe de Autopsia del cuerpo de Santiago Maldonado fue firmado ayer por 22 forenses y terminará de ser firmado hoy por los especialistas que faltan. El texto de 67 páginas es un relevamiento, paso a paso, de todo lo que se hizo el viernes en la Morgue, sin conclusiones finales sobre la causa de la muerte. Tampoco establece cuándo se produjo el deceso ni cuánto tiempo estuvo el cuerpo en el agua. Esas conclusiones globales y de máxima importancia las redactarán quienes encabezaron la autopsia dentro de dos o tres semanas cuando estén los estudios complementarios. Sin embargo, el Informe de Autopsia sí consigna que no se encontraron lesiones punzantes ni cortantes ni contusiones, es decir lesiones que puedan indicar una agresión externa.

En base a ese elemento y el agua encontrada en distintos órganos, en especial la médula ósea y el pulmón, se presume que la causa de la muerte fue el ahogamiento por sumersión, aunque eso terminará de confirmarse en los laboratorios y tras la mirada más microscópica. Como ya señalara PáginaI12 está claro que Santiago Maldonado no estuvo en el río por voluntad propia sino que venía siendo perseguido, con disparos de postas de goma, en un operativo ilegal de la Gendarmería. Estaba autorizado el despeje de la ruta –que ni siquiera estaba cortada por la comunidad mapuche–, pero no tenía autorización legal el ingreso a la Pu Lof y la violenta persecución hasta el río. “Les dimos corchazos para que tengan”, se escucha en la grabación encontrada en el celular de uno de los gendarmes.

Los participantes de la autopsia del viernes, 56 en total, fueron citados ayer a la Morgue para firmar el Informe. La redacción, que estuvo a cargo de los doctores Roberto Cohen y Jorge Herrbstein, se demoró un tiempo, por lo cual algunos de los forenses que fueron temprano no pudieron firmarlo. Lo harán hoy y todo indica que no habrá disidencias de ningún tipo.

El Informe enumera milimétricamente lo que se hizo y que los forenses de todas las partes pudieron acercarse a ver de cerca, a centímetros. Sólo hubo un momento en que se expuso el cuerpo y los médicos se retiraron para que entrara la familia, asistida por un psicólogo del Cuerpo Médico Forense (CMF). Fue en ese momento en que reconocieron el cuerpo por los tatuajes. El juez Gustavo Lleral estuvo presente a lo largo de las 13 horas que duró el procedimiento.


En el Informe que se empezó a firmar ayer se consignan, entre muchos otros elementos, los siguientes detalles:

a) La apertura del féretro en el cual Santiago venía en una bolsa. El cuerpo estaba preservado por bolsas del hielo conocido como Rolito.

b) En las radiografías que se hicieron primero, todavía en la bolsa, llamaron la atención algunos elementos metálicos. Hubo quienes pensaron en proyectiles. Finalmente se trató de aros que tenía puestos, dos aros que tenía en los bolsillos, unas pocas monedas y una piedra de las que trabajan los artesanos. Además se verificó la existencia de dos clips producto de una operación de vesícula. Como se sabe, en el pantalón tenía el DNI.

c) El pesaje, vestido, dio 83 kilos, tal como anticipó este diario. Es que Santiago tenía puesta una enorme cantidad de ropa: tres pullovers, una campera, tres pantalones, una bufanda, dos pares de medias y los borceguíes. En el bolsillo tenía una tolfa, o sea un pequeño bastón replegable. En la ropa estaban enganchadas algunas ramas. Cuando luego se lo pesó desnudo la balanza registró 52 kilos. O sea que la ropa mojada pesó unos 31 kilos, algo que actuó como un plomo en el agua. Se verificó que era un cuerpo bien alimentado pero de una persona delgada. Santiago era vegetariano.

d) La identificación se hizo después de tratar las manos con alcohol debido a lo que se llama manos de lavandera, que es el efecto de arrugamiento que se produce en el agua. Después de eso, con un guante y tinta, se tomaron las muestras para las huellas digitales. Hubo más de 12 puntos específicos en los que se pudo hacer la identificación, por lo que quedó acreditado que el cuerpo era de Santiago Maldonado.

e) No se registraron lesiones óseas de ningún tipo, ni nuevas ni viejas. Santiago nunca tuvo ninguna lesión. Por ejemplo, se tomaron radiografías de la nariz porque algún forense tuvo dudas y se verificó que no tenía ni fractura ni golpe. Se revisaron con lupa los nudillos, para ver si había lesiones defensivas. Y en ninguna parte del cuerpo se observan ni contusiones ni heridas cortantes ni punzantes. Aunque esto no lo dice el texto, los forenses consultados por este diario señalaron que una autopsia no detecta si hubo algún forcejeo ni si lo empujaron al agua.

f) Se sacaron muestras de abajo de las uñas por si se detecta ADN de otra persona.

g) Los elementos que hablan de un ahogamiento por sumersión son la ausencia de lesiones y, especialmente, el líquido en la médula que está adentro del fémur, así como el líquido en otros órganos. Específicamente se mandó a estudiar el pulmón: los anatomopatólogos dirán, tras mirar el órgano en el microscopio, si las lesiones provienen de que Santiago cayó o fue empujado al río y respiró agua.

h) Se tomaron muestras de los pies para que también los anatomopatólogos les apliquen en laboratorio una serie de colorantes que permiten establecer, aproximadamente, cuánto tiempo estuvo sometida la piel al agua. Es otro de los informes que estarán dentro de dos o tres semanas.

i) De los líquidos extraídos del cuerpo se enviaron muestras a la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA para que los biólogos determinen si los micro-organismos que están en el líquido se corresponden con los del río Chubut y también cuánto tiempo llevaba el cuerpo en el agua. Muestras de la ropa y de esos mismos líquidos también fueron enviados a los entomólogos de la Universidad de La Plata. Ellos estudian la presencia y evolución de los insectos con el mismo objetivo, saber si se corresponden con el río Chubut y cuánto tiempo llevaba en el agua.

j) Desde Chubut se esperan muestras no sólo del agua sino también informes de las temperaturas en la orilla y en el centro del río, así como en la superficie, a profundidad media y en el fondo. Son elementos que se tomarán en cuenta también para calcular el tiempo que estuvo el cuerpo en el agua. 

La lógica es que todos los forenses terminen de firmar el informe hoy. El juez pidió que le envíen el texto cuanto antes y deberá tomar decisiones en los próximos días. Parece evidente que tendrá que reconstruir la forma en que los gendarmes entraron a la Pu Lof, los disparos, la persecución hasta el río, si alguno vio a Santiago ahogándose  –hay escuchas llamativas– y cómo fue toda la secuencia. “Estoy investigando un delito grave”, sintetizó Lleral en la noche del viernes, cuando salía de la Morgue.


martes, 24 de octubre de 2017

Mauricio Macri, el ganador neto de las elecciones… @dealgunamanera...

Mauricio Macri, el ganador neto de las elecciones…

Así fueron los festejos en el bunker de Cambiemos. Fotografía: Pablo Cuarterolo

Gracias a la polarización, el gobierno obtuvo una victoria resonante que el permite al Presidente encarar la segunda parte de su mandato más fortalecido que nunca.

© Escrito por Nelson Castro el martes 24/10/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El gobierno obtuvo una victoria resonante, no sólo porque se impuso en la provincia de Buenos Aires sino también porque logró superar a nivel nacional el umbral del 40%, signo de un crecimiento electoral que le permite consolidar su poder. Este es un dato muy importante para el nuevo período que se abre en la gestión de Mauricio Macri. El Presidente se podrá sentar, pues, fortalecido cuando el próximo viernes se reúna con los gobernadores de las 24 provincias para tratar aspectos clave que tienen que ver con temas impositivos y con la coparticipación federal. Lo mismo le ocurrirá al momento de discutir la reforma laboral con la dirigencia sindical. 

El gobierno sacó provecho de las enseñanzas que le dejó las PASO. Logró consolidar un escenario de polarización del cual se benefició en territorio bonaerense no sólo por una mayor concurrencia al sufragio del electorado sino por haberle sacado votos a Sergio Massa.  Además, lo cuidó a Florencio Randazzo y eso también funcionó. En efecto, el ex ministro del Interior y Transporte pudo retener su base electoral en su casi totalidad. 

Los triunfos de Cambiemos en La RiojaSaltaSanta Fe y Chaco tienen aire de batacazos. La victoria de Elisa Carrió –luego de su peor semana tras sus expresiones lamentable referidas al caso de la muerte de Santiago Maldonado- le significó una reivindicación, sobre todo puertas adentro de Cambiemos. Está claro que en esta elección la tragedia de la familia Maldonado no tuvo ninguna influencia ni consecuencia. 

El ganador neto de la jornada de ayer es el presidente Macri. Él le puso el cuerpo a la campaña y, a diferencia de lo que había ocurrido en las PASO, tuvo presencia en la difícil geografía bonaerense, principalmente en el conurbano. 

María Eugenia Vidal es otra ganadora neta. Su figura genera empatía; su presencia en distintos lugares de la compleja provincia que gobierna, es un hecho esencial de su gestión que en la gente impacta, inclusive en aquellos que no simpatizan con Cambiemos. Su temple y aplomo también.    

El derrumbe del peronismo ha sido estrepitoso. Las derrotas en Salta y en Córdoba han dejado fuera de carrera a sus respectivos gobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti- de cualquier aspiración de erigirse líderes del partido con aspiraciones presidenciales. 

Tienen para el PJ tiempos borrascosos, sobre todo por lo que anunció Cristina Fernández de Kirchner en su penoso discurso de la noche de ayer en la que afirmó su voluntad de comandar al peronismo y en la que exhibió su particular visión de la realidad. 

Habló de Cambiemos como si el oficialismo hubiera perdido y apeló a los mismos clichés de siempre. Sólo le faltó nombrara a Clarín. Pero además de eso, lo que mostró fue su enorme pequeñez. No dijo una sola palabra de salutación dirigida a sus adversarios. “En la victoria, magnanimidad y en la derrota, dignidad”, es una famosa frase de Winston Churchill que evidentemente nunca leyó.  

La de ayer fue la tercera derrota electoral consecutiva del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. CFK pareció no haberse anoticiado. Nada que sorprenda. Su llamado a la unión de la oposición también es curioso, siendo que fue ella quien privó al peronismo de ir con una fórmula de unidad con Randazzo, a quien le negó la posibilidad de una interna que la ex presidenta hubiera  ganado.

La consecuencia más significativa de los resultados de ayer de cara al futuro, es la definitiva consolidación del proyecto de reelección para Macri en el 2019. La división del peronismo le abre un horizonte que, al día de hoy, tiene un solo obstáculo: los aciertos y la calidad de gestión que sepa mostrar el Presidente.

“Lo peor ya pasó”, dijo el jefe de Estado en la noche de ayer. Mucha gente –incluso de los que lo votaron- podrían demostrarle que, en los hechos, aún no.

Será importante que los siga escuchando. Ese es uno de sus grandes desafíos de ahora en más. Hay otro también relevante: superar la grieta y buscar los consensos que permitan enfrentar los grandes problemas socioeconómicos que afectan a nuestro país. Tal vez para eso también lo ayude otra célebre frase de Churchill: “Democracia es darle la razón, al menos por una vez, al otro”.


lunes, 23 de octubre de 2017

No fueron los gendarmes, fue la sociedad… @dealgunamanera...

No fueron los gendarmes, fue la sociedad…


Los resultados electorales de las legislativas arrojan luz al gravísimo problema de disociación de la sociedad argentina respecto de los problemas que la atraviesan y los peligros que la acechan. La confirmación de que el cuerpo hallado sin vida en el Río Chubut era el de Santiago Maldonado no movió el tablero político, y lejos de afectar al Gobierno, el oficialismo obtuvo más votos que en las PASO.

© Publicado el lunes 23/10/2017 por https://la-nocion.blogspot.com.ar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Todavía en campaña, los medios de comunicación adulteraron la verdad hasta despojarla de toda realidad, protegiendo al Gobierno de cualquier coletazo por la desaparición de Santiago Maldonado. Inventaron avistamientos a lo largo y a lo ancho del país de jóvenes que a juzgar por estas usinas de desinformación se asemejaban al artesano.

Ante cada nuevo avistamiento, la sociedad, cómplice de la mentira, renovaba su confianza en la información que le era suministrada. Es decir, los medios no fueron perdiendo credibilidad con la multiplicación de los hallazgos de parecidos de Santiago. De este modo, se fue inflando una burbuja cuya finalidad no fue esperanzar a la sociedad de encontrar al artesano con vida, sino más bien, generar desconfianza y descrédito acerca de la desaparición del muchacho. Para esto, hubo que desempolvar el manual de tergiversación y distracción de los 70s.

Es completamente erróneo poner la lupa sólo en el “corporativismo” de Gendarmería como encubridora de uno o dos de sus hombres a los que se les podría haber “ido la mano”. El corporativismo de esta Fuerza de Seguridad fue posible gracias al corporativismo del Gobierno, de los medios y de buena parte de la Sociedad. Gendarmería se hermetizó, el Gobierno no exigió a esta Fuerza que se depurara, los medios distrajeron con pistas falsas, y la sociedad fue cómplice de la coartada.

¿Por qué esperar que algún gendarme “se rompa” si los medios de desinformación adoctrinaron a la sociedad para que ésta buscara a Santiagos Maldonados por doquier? No fue necesario sacrificar, o “tirar por la ventana”-como sugirió la ministra de Seguridad Patricia Bullrich- a ningún gendarme. Además, se agregó un condimento adicional: se instó a la gente para que odie a ese chico que no conocían, del que nada sabían.

El caso Maldonado entró en la grieta. Y una vez allí, fue disociado de su importancia, de su gravedad. Injustamente se acusó al kirchnerismo de utilizar políticamente la tragedia, pasando por alto que el chico desaparecido no era militante K, y su familia, en la búsqueda, jamás tomó partido a favor de uno u otro candidato.

Por 78 días, los medios de desinformación masiva condujeron a la sociedad a que desconfiara de la búsqueda y se trajeron al presente las miserias que creíamos olvidadas: decir que el desaparecido estaba viviendo la buena vida en el exterior. Ruines, cínicos y cuidadosamente orquestados, levantaron la bandera de la desconfianza que ellos mismos generaron, poniendo en la boca de la candidata oficialista por la Ciudad de Buenos Aires las palabras que sintetizaban el sentimiento sembrado. “Está en Chile”, aseguró lilita Carrió, y para agregar mayor certeza a su afirmación adelantó que le iban a “tener que pedir perdón cuando se conozca la verdad”.

Ingenuos, como de costumbre, creímos que se trataba de un grosero error, de un desafortunado comentario en la recta final de la campaña electoral. Nada de eso. Carrió se proclamó la candidata, y Cambiemos la fuerza, que embanderaba el sentimiento de odio y desconfianza que los medios previamente habían sembrado.

Una vez confirmada la identidad del cuerpo, la sociedad ratificó su desinterés hacia la causa. Los votos al Gobierno aumentaron respecto de los de dos meses atrás. La sociedad mató de nuevo a Santiago Maldonado, y se puso en riesgo a sí misma de cara al futuro. Del “Yo Soy Santiago”, pasamos al tangible “El próximo Santiago puedo ser yo”.

Ya vimos que pueden endeudarnos a 100 años. Nos pueden empobrecer. Se van a enriquecer en nuestras narices. Nos pueden desaparecer y luego hacer aparecer muertos con la misma facilidad, sin dar mayores explicaciones ni “tirando por la ventana” a ninguno de los suyos. Y aun así, siempre obtienen más votos.

Entonces sí, prepárense porque es la sociedad la que los dotó de semejante poder y autoritarismo. Vinieron por todo. Volvieron los que creímos olvidados.


domingo, 22 de octubre de 2017

Argentina, el país donde nadie se fía de nadie… @dealgunamanera...

Argentina, el país donde nadie se fía de nadie…

Manifestantes en Buenos Aires el pasado 1 de septiembre. AFP | ATLAS

El hallazgo en el río de un cadáver del que podría ser el último desaparecido desata todas las especulaciones mientras se suspende la campaña electoral de un país conmocionado.


© Escrito por Carlos Cué el jueves 19/10/2017 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, España.

Nadie se fía de nadie en Argentina. El país quedó conmocionado por el hallazgo en el río Chubut, en plena Patagonia, de un cadáver que podría ser el del último desaparecidoSantiago Maldonado. Todo son preguntas, pero millones de argentinos encontraron rápidamente las respuestas sin esperar siquiera a los datos de la autopsia. Enseguida se desató una batalla de especulaciones que muestra la total desconfianza en las instituciones de este país. La familia y los mapuches, los indígenas a los que Maldonado apoyaba cuando desapareció tras una operación policial, el 1 de agosto, señalaban abiertamente que el cadáver ha sido "plantado" porque es imposible que nadie lo viera en esa zona ya inspeccionada varias veces durante 77 días. El Gobierno guardaba silencio pero en privado señalaba que esas teorías conspirativas no tienen fundamento.

La campaña electoral para los comicios legislativos del domingo quedó suspendida. Nadie estaba para actos políticos en un país donde la palabra desaparecido provoca escalofríos. Los argentinos cambiaron ayer la pregunta de "¿dónde está Santiago Maldonado?" a "¿cómo murió?". Pero la batalla entre los dos bandos no paró un segundo.

La desconfianza en Argentina es de tal calibre que el hermano de Maldonado, Sergio, que ha ejercido de líder de la familia en estos dos meses y medio y ha sido durísimo con el Gobierno, decidió no alejarse del cuerpo en ningún momento para evitar que nadie altere posibles pruebas. La familia está convencida de que la Gendarmería, el cuerpo policial que actuó el día de la desaparición para dispersar a los mapuches que ocupan unas tierras del grupo Benetton en la Patagonia, asesinó a Maldonado, escondió el cadáver y ahora lo ha dejado en el río para que lo encontraran. "El cuerpo se encontró en el lugar donde se hicieron tres rastrillajes. Se veía a simple vista, en un espacio pequeño, cuando uno va caminando. Que el cuerpo haya sido plantado es una hipótesis", sentenció la abogada de la familia, Verónica Heredia.

Andrea Antico y Sergio Maldonado, cuñada y hermano de Santiago, durante la rueda de prensa en Esquel. Fotografía: El Liberal de Santiago del Estero

Por la noche, la familia habló con los medios desde Esquel. El perito de los Maldonado, Alejandro Inchaurregui, dijo que entre las ropas del cadáver encontaron los documentos personales del desaparecido, pero enseguida aclaró que eso "no implica una identificación positiva del cuerpo". Sergio, en tanto, advirtió además que no dirá si el cuerpo es o no el de su hermano "hasta estar 100% seguro", "Si lo hubiera reconocido, hubiera afirmado que es Santiago", dijo.

En medio de una gran tensión y con llamadas a la calma de todos los grupos, el cuerpo será trasladado en avión a Buenos Aires para que se analice allí bajo el control de los peritos de la familia y de la Corte Suprema, el máximo tribunal del país. El prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense, que trabaja en la identificación de desaparecidos en todo el mundo, incluidas las fosas de la Guerra Civil española, estará en todo momento presente. Se están extremando todas las cautelas precisamente porque nadie se fía de nadie.

El primer juez de este caso, Guido Otranto, fue relevado porque la familia no confiaba en él después de que afirmara en una entrevista en La Nación que él creía que Maldonado se había ahogado en el río. En la desconfianza generalizada que domina Argentina, la justicia sale muy mal parada, como demuestra el caso Nisman, lleno de enigmas tres años después.

Decenas de miles de personas han gritado en varias manifestaciones "¿Dónde está Sergio Maldonado?" por todo el país. Los argentinos famosos repartidos por el mundo se sumaron a la protesta. Incluso Bono, el cantante de U2, le preguntó a Mauricio Macri por Maldonado cuando lo visitó la semana pasada en la Casa Rosada. Las calles y los barrios de toda Argentina están empapelados con la cara de este tatuador de 28 años, con sus rastas, que vivía en El Bolsón, un paraíso para hippies en la Patagonia, y se acercó a las tierras de Benetton para apoyar a los mapuches. Su rostro está en las camisetas de miles de argentinos como el del Che Guevara.

Todo el que vive en Argentina sabe cómo era Maldonado. Por eso cuando empezaron a circular entre los periodistas las primeras fotografías del cadáver desfigurado por el contacto con el agua y el paso del tiempo se disipó cualquier duda: es él. Miembros del Gobierno confirman a EL PAÍS de manera extraoficial que es Maldonado, pero aún no se puede saber si tiene algún golpe, algún tiro, si falleció en el río o fuera, porque nadie tocará el cadáver hasta que llegue a Buenos Aires. Maldonado no sabía nadar y el agua estaba muy fría en pleno invierno austral, pero la familia rechaza la hipótesis de la muerte accidental en plena huida de la policía.

Con la aparición del cuerpo quedan en ridículo todas las teorías, trasladadas por el propio Gobierno, que apuntaban que Maldonado nunca estuvo allí el 1 de agosto o incluso que estaba tranquilamente escondido en Chile mientras su familia lloraba frenta a las cámaras en manifestaciones multitudinarias. Pero también pierde peso la idea de que lo escondió la Gendarmería y nunca aparecería el cadáver.

Para millones de argentinos los datos son lo de menos, porque en las redes sociales ya se desató la batalla entre los que creen que el cuerpo lo colocaron allí los policías y los que piensan que lo hicieron los mapuches. La posibilidad de que esta vez no haya una mano negra detrás ni siquiera se plantea. Es demasiado sencilla para un país amante de las conspiraciones.


Caso Maldonado. Detrás del Dolor... @dealgunamanera...

Detrás del dolor… 

80% “Minnie” Elisa Carrió. Dibujo: Pablo Temes

Los primeros datos de la autopsia bajaron algo la tensión. En busca de la verdad.


© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/10/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Consternación” es la palabra que mejor define el estado emocional que seguramente atraviesa la familia de Santiago Maldonado ante la tragedia de su muerte. Los Maldonado son gente sencilla, sin ningún tipo de apetencia o intencionalidad política, que se han visto enfrentados a una realidad devastadora que la dimensión política que alcanzó el caso ahondó. Están enojados con el Gobierno –y tienen razones para estarlo– y con el primer juez de la causa, Guido Otranto, pero a su vez no quieren ser usados por la oposición ni por nadie. Lo único que anhelaban y buscaban era encontrar con vida a Santiago. Y eso, lamentablemente, ya no podrá ser.

Una de las cosas más terribles que expresaron Sergio Maldonado y su esposa, Andrea, durante la dramática conferencia de prensa que dieron en la noche del miércoles pasado en Chubut, fue la de no creer en nadie. Por eso la cuñada de Santiago y la abogada de la familia, Verónica Heredia, estuvieron sentadas en la morgue de Esquel a lo largo de ocho horas frente a un cuerpo sin vida para asegurar que nadie lo dañara, lo alterase o lo robara. ¡Tremendo! 

Carlos Cué, el destacado corresponsal del diario El País, consignó la dimensión de esa circunstancia en un artículo titulado “Argentina, el país donde nadie se fía de nadie”, que debería ser leído y releído por todos los que tienen responsabilidades institucionales. En el derrotero de dichos y circunstancias desandado en estos ochenta días que pasaron desde la desaparición de Santiago Maldonado hasta que concluyó la autopsia, sucedieron y se dijeron muchas cosas, algunas de las cuales vale la pena recordar:

Las dudas que algunos plantearon sobre su presencia en el lugar.

El camionero que dijo haberlo llevado hasta la localidad de Ceibas, en la provincia de Entre Ríos.

El matrimonio que dijo haber llevado a alguien parecido a Maldonado, quien después resultó ser otra persona.

Las supuestas llamadas desde Chile.

El amigo que dijo haber llamado a su celular, atendido por alguien que nunca contestó.

El mapuche Matías Santana, que dijo que vio con binoculares que a Maldonado le habían pegado y que lo cargaron y se lo llevaron en una camioneta de la Gendarmería Nacional.

Elisa Carrió diciendo que había un 20% de posibilidades de que Maldonado estuviera en Chile.

La insólita negativa de sectores de la comunidad mapuche a permitir a los jueces rastrillar el así llamado “territorio sagrado”.

La declaración de un miembro de la Policía de Río Negro en la que afirmó haber encontrado cartuchos de balas que no habían sido registradas por la fiscal del caso.

Lo que se sabe. 

Los hallazgos de la autopsia despejan las dudas sobre la hipótesis de una posible desaparición forzada y, a la vez, reivindican al primer magistrado de la causa, el juez federal de Esquel Guido Otranto, quien en el reportaje que le concedió a Loreley Gaffoglio para La Nación afirmó que la principal hipótesis era que Santiago Maldonado se había ahogado. 

De todas maneras, habrá que esperar los resultados de la totalidad de los exámenes complementarios para saber cómo, cuándo y dónde falleció. Al juez Otranto habrá que preguntarle por qué se adelantó a hacer pública su hipótesis de la manera en que lo hizo, lo que le valió ser acusado de prejuzgamiento, hecho sobre el que se basó la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia para desplazarlo del caso.

Electoralmente, la aparición del cuerpo en el río Chubut obligó a todos los partidos a modificar los últimos días de la campaña. Las figuras o cartas fuertes dejaron de servir porque se morigeraron los mensajes y todo debió repensarse en función de la búsqueda de la verdad y de la tragedia que estaba viviendo el país.

En el interior del Gobierno, la tensión que se vivió fue in crescendo hasta la medianoche del viernes. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, estaba ya informada de la novedad –que le produjo alivio– cuando el juez federal Gustavo 

Lleral comunicó a los periodistas que el cuerpo no tenía lesiones. 

En el oficialismo hubo en esas dramáticas horas un respetuoso desconcierto. “Había angustia por no saber qué ocurrió y porque puertas afuera todo terminaba cayendo en la grieta. Cada extremo de la grieta reforzaba sus convicciones”, señalaba con alivio una voz que conoce lo que se dice en los pasillos del poder. 

La posautopsia llevó tranquilidad al Gobierno, para el que “habría sido un golpe durísimo que el cuerpo apareciera con golpes o lesiones, no en términos electorales sino puertas adentro, porque hubiera implicado malas investigaciones, malos pasos, secretismo, etc.”, agrega la misma fuente. 

Desde el punto de vista técnico, el trabajo del juez federal Gustavo Lleral ha sido impecable, demostrando en los hechos haber aprendido la lección que dejó ese vademécum de errores, desaciertos y un largo etcétera de cosas mal hechas que dejó el caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman. 

Es muy importante que, luego de la autopsia y las primeras pruebas periciales, todas las partes hayan estado de acuerdo en cómo se hicieron las cosas. 

De otra manera no habría verdad posible, que es lo que merecen el dolor y la tragedia de la familia Maldonado.

Producción periodística: Santiago Serra.


sábado, 21 de octubre de 2017

Caso Maldonado. Seamos Humanos… @dealgunamanera...

Caso Maldonado. Seamos Humanos…


En la escena de Sergio Maldonado y su mujer custodiando durante siete horas el cuerpo hallado en el río porque no confían en nada se concentra la degradación del sistema de justicia. ¿Esa es la participación que tanto se les ha prometido a las víctimas en los procesos penales? Se le pide a la familia que sepa de peritajes, autopsias, rastrillajes. ¿Y los jueces? Además de ajustarse a protocolos y procedimientos, ¿se ponen alguna vez en el lugar de las víctimas? El caso Maldonado y la matriz deshumanizada del aparato de Justicia.


© Escrito por Irina Hauser el sábado 21/10/2017 y publicado por la Revista Anfibia de la Ciudad de San Martín, Provincia de Buenos Aires.

Sergio Maldonado y su esposa, Andrea, estuvieron más de siete horas esperando al lado del cuerpo sin vida que flotaba boca abajo en el Río Chubut sabiendo que podría ser Santiago. Decidieron quedarse ahí, como quien echa raíces en esa tierra, después de 78 días de búsqueda, porque no confían en nadie. Tienen miedo a todo. Descreen. Y con motivos. Esa imagen que trazaron de sí mismos, esperando junto a un cadáver entre el ramerío, el agua, el silencio y un grupo de agentes de Prefectura, desnuda el nivel de degradación al que ha llegado el sistema judicial, a punto tal que las víctimas deban garantizarse a sí mismas que nadie les mienta, manipule nada, ni les hagan trampa. ¿Esa es la participación que tanto se les ha prometido a las víctimas en los procesos penales? ¿Y la reparación? Está todo tan trastocado que tuvieron que recordar en voz alta que son seres humanos. Se lo dijeron a los periodistas, pero bien pudo estar dirigido a la “Justicia”.  

Es evidente que si un cuerpo aparece después de tres meses a menos de 300 metros del lugar donde la Gendarmería desató la cacería contra un pequeño grupo de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen, algo anda mal en los tribunales y las estructuras que los auxilian. El problema es que algo anda mal desde el día uno, empezando por la obstinación de los distintos órganos del Estado en negar que los gendarmes que corporizaron la persecución en medio de la que desapareció el joven tatuador hubieran tenido algo que ver. Es un absurdo querer borrar ese papel determinante de la Gendarmería, pero el marketing político hace milagros.

“La Justicia no está preparada para investigar casos como el de Santiago Maldonado o el de Alberto Nisman”, justificó el ministro de Justicia Germán Garavano. ¿Entonces quién debe hacerse cargo? ¿Las víctimas? 

El devenir del habeas corpus y del expediente sobre desaparición forzada mostraron decenas de incordios, como la demora de cinco días en hacer rastrillajes,  en levantar rastros de los vehículos usados por Gendarmería (algo que se hizo cuando habían sido ya lavados, según denunció el defensor Fernando Machado), la tardanza en explorar el río, en obtener la nónima completa de gendarmes que participaron del operativo desalojo e irrupción en la comunidad, el secuestro de los teléfonos, sin contar la falta de aceptación sobre la validez de las declaraciones de mapuches temerosos que no querían dar su identidad, y la negativa del juez Guido Otranto a entrecruzar y analizar los llamados de los funcionarios nacionales que estuvieron en el lugar, con el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, a la cabeza. Y ahora, un cuerpo que aparece en un lugar ya rastrillado, frente al cual la gran pregunta es: ¿Cómo llegó ahí? ¿También tendrán que responderla los familiares de la víctima?


Los ciudadanos de a pie que por una u otra razón aterrizan en un juzgado, aprenden Derecho a la fuerza. De lo contrario, la realidad los devora. Devienen expertos involuntarios que distinguen figuras penales, agravantes, entienden de peritajes y autopsias. Llega un día en que hablan como verdaderos expertos. Pero debajo de toda esa jerga, son ellos mismos: seres en toda su dimensión humana.

Los jueces y fiscales, en cambio, rara vez se toman el trabajo de aprender esa dimensión, comprenderla y acceder a ella aunque más no sea por respeto. Se quedan en el cómodo lugar de que sean los otros, las víctimas, los que deban arreglárselas para entenderlos. Están los que sostienen un pensamiento basado en la aplicación estricta de los códigos penal y procesal. En el uso de la lógica, como si se tratara de un mecanismo neutral. Si el cuerpo estaba así o asá, lo mataron, pero si estaba de tal otra forma se cayó. Como si no hubiera matices, condicionantes ni contexto. Sus Señorías se “ajustan a Derecho”. Y se acabó.

Ante la desaparición de Santiago no se trata simplemente de que el aparato judicial haya actuado de manera deficiente por error o impericia. Desde sus entrañas, ha operado una amplia paleta de prejuicios que explican el destrato padecido por la familia (además de la falta de resultados): si Santiago es artesano y tatuador es hippie; si es hippie, es vago; si se instala a convivir con la comunidad Pu Lof en Resistencia, es porque no tiene nada que hacer en la vida; su familia debe ser como él; critican porque sí (no importa que buscan a un ser querido); los mapuches son peligrosos, no colaboran, mienten, ponen obstáculos, son violentos, sólo les importa defender el territorio (nada menos, propiedad originaria).

Una mirada despojada de prejuicios en tribunales hubiera llevado a tomarle declaración testimonial a la familia de Santiago en el primer momento para preguntarle lo básico: cómo es físicamente, sus rasgos de personalidad, conocer su historia. Eso sucedió después de más de dos meses, ya con el nuevo juez Gustavo Lleral. Pero antes, los familiares fueron tratados casi como unos sospechosos más, igual que los mapuches. Otra muestra de degradación judicial. Una investigación que toma ese punto de partida está lejos de ser íntegra y profunda. Si lo fuera, entendería, además, que acercarse a la comunidad originaria no es simplemente sentarse a tomar mate con ellos sino empezar por entender su historia y sus reacciones. Son los pobres de los pobres del país, los marginados al extremo. Es evidente que no va a ser fácil el diálogo. Pero las autoridades han preferido verlos como demonios, enemigos públicos.

En una época se discutía si los jueces debían tener en cuenta el contexto social, histórico y político a la hora de tomar sus decisiones. ¿No es una obviedad que debería ser así? También debería ser una obviedad el cuidado y respeto que merecen las víctimas en un país donde este año se aprobó una ley que les promete protección integral y una comprensión completa del lugar que les toca ante distintos tipos de delito.

¿Cómo confiar si el Gobierno se la pasó enviando funcionarios a meter ojos y manos en la causa? Y tuvieron las puertas abiertas: participaron de rastrillajes en los que la familia no pudo estar. Gonzalo Cané (secretario de la Corte en uso de licencia), cuya función en el ministerio de Patricia Bullrich es mantener relación con el Poder Judicial; Daniel Barberis, a cargo de asuntos de violencia institucional; Noceti, que daba instrucciones a las fuerzas de seguridad. La gran preocupación oficial siempre fue instalar que el Gobierno no tuvo nada que ver. El juzgado y la fiscalía, en el informe enviado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se hicieron eco.

¿Qué clase de jueces/as queremos?

Hace algunos años cuando los aspirantes a jueces iban a entrevistas públicas en el Consejo de la Magistratura, en la etapa final de sus concursos para llegar a la toga, se les hacían preguntas sobre derechos humanos. El respeto a la dimensión humana era mínimamente contemplado al pensar el perfil de un juez. Ahora eso ocurre a duras penas. Les preguntan si están de acuerdo con la ley de flagrancia (atrapar a alguien cometiendo un delito, hacer un juicio exprés y mostrar eficiencia), si les parece atinada la reforma procesal para generar un sistema acusatorio (que a la corporación judicial y al Gobierno no le gustan porque da poder a los fiscales), qué piensan de las cautelares que se dictan en distintos puntos del país, o qué opinión les merecen la validez de decretos del gobierno de Mauricio Macri que se han judicializado. En el Consejo de la Magistratura, Cambiemos tiene mayoría y las preguntas están destinadas a prever si los candidatos fallarían como ellos quieren. Una de las pocas preocupaciones, en especial planteadas por las consejeras mujeres, apunta a casos de violencia de género. No se han visto u oído otra clase de interés por las víctimas.


Es común que en las provincias los poderes judiciales locales y federales afincados en ellas convivan de manera muy íntima con las fuerzas de seguridad que los asisten. En Esquel, la Gendarmería es casi parte de la familia del juzgado. En otros lugares pasa lo mismo. Eso puede explicar cierta resistencia a avanzar hacia determinadas hipótesis. Pero no puede justificar los destratos y la exposición de las víctimas a la revictimización.

Detrás de la escena  que muestra a Sergio y Andrea parados junto al cadáver por horas hay cenizas, aún, de un sistema judicial que en dictadura, ante los habeas corpus, actuó como muralla pero también tuvo sus exponentes cómplices con el terrorismo estatal. A ese sistema en descomposición le sobran botones de muestra. Lo que sucede en Jujuy con Milagro Sala, por ejemplo. La justicia jujeña, buena parte, hace lo que el Gobernador Gerardo Morales pide. Es así se simple. Su primer acto de gobierno fue armarse una Corte a medida y nombrar como sus integrantes a dos de los diputados que habían votado su ampliación. Desde ahí, todo fue posible, hasta la vuelta violenta de Sala a la prisión de Alto Comedero la semana pasada. O lo que pasa en Comodoro Py, frente a cualquier expediente que tenga que ver con gestiones pasadas que puedan colaborar con minar carreras electorales o intervenir en internas partidarias.  Qué importa. Los jueces tienen una concentración extrema de poder que es la base de su perdurabilidad. Hacen lo que quieren, ya no importa qué es delito. Presionan, extorsionan. Sólo importa el efecto.

Esa es la matriz deshumanizada de nuestros tribunales, del aparato de Justicia. La que garantiza el incumplimiento de las obligaciones del Estado, entre las que está la reparación a las víctimas de violaciones de derechos humanos. Lejos de eso, la revictimización es el aumento del daño, a manos del propio Estado. De eso hablan los familiares de Santiago Maldonado cuando piden que los miren como las personas que son, con derechos y sentimientos, debiendo lidiar con escenas macabras. A eso se refieren cuando dicen que no pueden confiar en nada.