Mostrando las entradas con la etiqueta Pandemia. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Pandemia. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de agosto de 2020

Responsabilidad Social por Mario Portugal,,, @dealgunamanera...

Responsabilidad Social…


El mensaje más repetido en el mundo entero para combatir el virus Covid 19 es apelar a la Responsabilidad Social.

© Editorial de Mario Portugal del programa "Semanario con Vos" del domingo 16/08/2020, emitido por Radio con Vos (89.9 MHz.), de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Se repite desde todos los sectores, instituciones, políticos, sanitaristas.

Aludir a la acción responsable es el centro del discurso enviado a la opinión pública.

Todos los gobernantes y mandatarios del planeta la usaron en alguna ocasión en estos últimos meses, y la demanda se incrementa cuando salimos a la calle.

Las sociedades del Planeta han tenido diversas reacciones.


Las orientales, con la obediencia; las escandinavas, con un compromiso civilizado; y otras, las más cercanas, con un cierto desaire e indiferencia.

Es claro que esta llamada generalizada a la responsabilidad choca frontalmente con la filosofía de vida de muchas sociedades y desentona en nuestro tiempo posmoderno, o como queramos llamar a este momento de la historia que nos toca vivir.

Un tiempo centrado en el ocio y el entretenimiento, en el que todo debe ser divertido, porque de lo contrario, no sirve.

El confinamiento y la posterior “nueva normalidad” se dibujan sobre una ciudadanía que mayoritariamente necesita diversión y consumismo acelerado. Y aquí surge el conflicto.

El filósofo alemán, Immanuel Kant, hablaba de una libertad individual que siempre vinculó a la responsabilidad. Una no tenía sentido sin la otra. La una respondía, limitaba, acotaba a la otra.

Hoy las sociedades, los individuos, carecemos de un relato moral estable, y a la vez vivimos en un creciente individualismo.

La crisis que estamos sufriendo en 2020 nos demuestra que circulamos por la vida con una mayor fragilidad y con cierta soledad existencial.

La responsabilidad es una respuesta racional ante algo que nos interpela y que va a repercutir en nuestro modo de actuación. Una actitud con la que tomamos conciencia de lo que hacemos, asumiendo también sus consecuencias.

Pero la responsabilidad, una idea que como hemos señalado camina asociada a la de la libertad individual, también tiene su efecto en el mundo y las personas que nos rodean.

La responsabilidad es el hilo que conecta nuestras decisiones con los demás. Es la toma en consideración de que nuestros actos tienen una repercusión, directa o indirecta, en la vida de los otros.

Esta pandemia lo evidencia porque nuestra acción responsable es a la vez un acto de solidaridad para con los demás.

La responsabilidad individual no goza de buena fama y se presenta devaluada.

Probablemente, la responsabilidad no es un concepto de tinte progresista, sino más bien se sitúa en parámetros ideológicamente más conservadores.

Pero es un ejercicio de madurez humana, de asumir nuestras acciones y de que éstas construyen un tipo de sociedad determinado. Una persona que se siente y actúa responsablemente, aunque lo formule desde su libertad individual, lo está haciendo a favor de toda su comunidad.

¿Ahora, cabe preguntarnos…?

¿Nos han educado para actuar con responsabilidad frente a la pandemia?

El ejercicio y la práctica de la responsabilidad también se aprende y se adquiere.

Y la educación se encuentra en la base de ese aprendizaje. Uno se apropia de los elementos básicos para ser responsable a través de la educación, a través de la incorporación de ciertos valores que ayudan a discernir y actuar en conciencia en la edad madura.

Este momento de emergencia y crisis nos pide responsabilidad, escuchar a nuestra voz interior, para actuar en conciencia.

Pero nuestra responsabilidad es frágil e inmadura.

¿Quién se ha preocupado de educar nuestra conciencia?

¿Alguien se ha preguntado si desde niños fuimos capaces de armar de principios sólidos y solidarios nuestras decisiones?

¿Quién nos ha enseñado a actuar responsablemente en libertad?

¿Qué importancia otorgan nuestras instituciones y nuestros gobiernos a la educación?

¿Qué papel juega en el sistema educativo la formación en valores? ¿Tiene algún sentido apelar hoy a la responsabilidad de emergencia si durante décadas no cultivamos una responsabilidad sosegada y madura?

Preguntas…. Que quedan flotando en medio de la pandemia…






martes, 12 de mayo de 2020

Los de afuera son de palo… @dealgunamanera...


Los de afuera son de palo…

La pandemia pone en jaque a la sociedad y, sobre todo, a sus instituciones. Problemas seculares se hacen visibles de forma intempestiva y violenta. Las cárceles, los presos y el estado de derecho en el foco de la tormenta.

© Escrito por Sebastián Giménez (*) el  jueves 07/05/2020 y publicado por el Diario La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Crisis en los penales de la República. La pandemia se puso a interpelar todas las instituciones de eso que se dio en llamar la modernidad, las que estudió el célebre Michel Foucault. La escuela, el hospital, la fábrica y la prisión. En un breve repaso, la escuela se volvió aún más asistencial repartiendo bolsones de comida y la pedagogía sobrevive como puede con los recursos virtuales, de acuerdo al dominio relativo de los mismos en los sectores más vulnerables de la población. Las fábricas cerradas, con una crisis que no sólo es del país sino del mundo: 30 millones de norteamericanos pidieron el subsidio de desempleo. La institución hospitalaria, en la primera línea de batalla frente al enemigo invisible, haciendo lo que se puede con lo que se tiene. Y la prisión, desde luego. La institución que cobró toda su notoriedad cuando tuvo lugar el motín en Villa Devoto.

El Código Penal es tal vez la cara menos simpática de lo que se dio en llamar el contrato social. Se establecen las normas, se tipifican los delitos dignos de sanción, se define la privación de la libertad en caso de corresponder y el volumen de la pena.

Pero el peligro sanitario hace temblar las leyes y los campos interpretativos de la normalidad republicana, pese a lo cual el poder legislativo tarda en retomar su actividad. Las leyes y las normas de organización social también son interpeladas porque las cruza la perpendicular urticante del derecho a la vida y a la salud, lo que pone en juego la pandemia.

La vida de los detenidos es respetada, pero una clausula implícita en el acuerdo social, la letra chica que nadie lee, parece decir que las cárceles deben ser un purgatorio. Un lugar de sufrimiento y expiación de culpa más que de reinserción social.

Y se larga la discusión, y para todo hay una grieta en este país. De un lado, Eugenio Zaffaroni y del otro Felicitas Beccar Varela, por nombrar las personas que atraen tal vez la mayor notoriedad. Garantismo versus un discurso de la conservación del orden constituido, que aquí no ha pasado nada y el coronavirus es una excusa. También hay otros protagonistas. De un lado, Sergio Berni, del otro la Ministra de Seguridad nacional Sabina Frederic, encarnando una discrepancia que no es la primera. Una especie de Restaurador de las Leyes en Provincia y una antropóloga un poco más abierta a otras inquietudes sociales y por eso considerada más flexible. Mano dura y mano blanda.

Dos extremos podría decirse. «Todos los presos son malos», de un lado, y «todos los presos son seres humanos», del otro, en el debate que también se corporiza en los medios de comunicación. La sensación es que un extremo espera la situación del detenido liberado que vuelva inmediatamente a delinquir y el otro anticipa el desarrollo feroz de la peste en el ámbito carcelario, donde desde hace años no se cumplen los objetivos declamados de respeto a los derechos humanos de los detenidos y el objetivo de su resocialización. Lo importante no es quién tiene la razón, sino brindar una respuesta en una situación sanitaria que urge. En encontrar el punto de equilibrio entre el derecho penal y el derecho a la vida y la salubridad, individual y colectiva, está el desafío.

Pero ahí estamos. La pandemia nos agarra con lo que tenemos. Con el Estado que tenemos, con la economía caminando por la cornisa del default y la pobreza extendiéndose. Con los hospitales que tenemos, y las escuelas. Con las cárceles, esos territorios a los que nadie les prestó la menor atención, como una especie de agujeros negros (en el espacio exterior a la sociedad). Nos agarra la pandemia con los respiradores y las tobilleras electrónicas que hay.

Desde hace añares, el acuerdo democrático es que se respeta la vida, no habilitando la pena de muerte. La pena capital, tácita o expresamente avalada en nuestro país, siempre estuvo asociada a procesos de dictadura: los fusilamientos de los anarquistas en la dictadura de Uriburu en 1931; los de 1956 durante la presidencia de Aramburu; los de 1972 en Trelew y las terriblemente extendidas desapariciones forzadas de personas durante la última dictadura militar de 1976. Nos hemos puesto de acuerdo en que la vida vale, y tanto más se exterioriza en la postura actual del gobierno de cuidar la salud relegando a la economía, una dicotomía incómoda e incluso negada por las autoridades, que también se ocupan de aclarar que se ocupan de brindar ayudas monetarias a los sectores perjudicados por la cuarentena.

También, se respeta la vida de los que cometen delitos. El ex Presidente Carlos Menem reclamó la pena de muerte para Seineldín en 1990, jefe del último alzamiento carapintada, pero no tuvo eco, menos mal.


La vida de los detenidos es respetada, pero una clausula implícita en el acuerdo social, la letra chica que nadie lee, parece decir que las cárceles deben ser un purgatorio. Un lugar de sufrimiento y expiación de culpa más que de reinserción social. Y es éste pensamiento, esta letra chica del sentido común colectivo el que entra en cuestión porque el purgatorio es peligroso para la salud del detenido, desde ya. No ahora, desde mucho antes. Pero en este momento la amenaza toma otra encarnadura. Y ahí estalla por el aire, se torna visible en toda su dimensión, entra luz al purgatorio porque los presos rompieron el techo y se hacen ver.

Unos proponen: está bien, que se construyan más cárceles, de esa manera no habría más hacinamiento. Pocos reclaman que haya más justicia, en sentido del valor en sí y también en recursos para ese poder del Estado, que le permita tramitar con una mayor velocidad las causas, porque muchos detenidos lo son sin sentencia firme. Que se hagan más cárceles, insisten. Los buenos contra los malos. O, mejor, recreando la canción Qué ves de Divididos: ¿Qué ves cuando me ves? Una pregunta que los que rompieron el techo de la cárcel le hacen a la sociedad entera.

Y el fantasma que recorre el país de que los van a liberar a todos, corporizándose el peligro en la sociedad. Ellos van a estar libres y vos en cuarentena. Una inversión radical de nuestra cotidianeidad: los que deben estar en cuarentena son ellos. Se dio vuelta el mundo, maldito coronavirus, las certezas naufragaron tanto que pareciera que el mundo anterior a la peste se hundió como la Atlántida en algún lugar misterioso.

Mientras los medios de comunicación cacarean, los jueces reciben la dura interpelación de una pandemia y de los olvidados que treparon y quemaron los techos.

¿Y cómo se arregla ahora esto? Reuniones acá y allá. Tweets aclarando, desmintiendo el éxodo masivo. Cacerolazos y reclamos. ¿Cómo lograr que todo se resuelva “en su medida y armoniosamente”, como diría Perón? Vaya uno a saber. Lo que es claro es que los extremos no contribuyen a dar respuestas. Es un problema de la Justicia, dijo el Presidente Alberto Fernández, y no mintió. No soy amigo de los indultos, aclaró y pateó la pelota a la tribuna.

Y es que cobra plena vigencia ese axioma que dice que la generalización no contribuye a nada. Hay infinitos grises. Detenidos a poco de cumplir su condena, en condiciones de pedir la libertad condicional, con situación de salud que los incluye en los grupos de riesgo frente a la pandemia. Para salir de la entente, no se puede probablemente aplicar una norma general.

El juez y los órganos actuantes son los que cuentan con más información que los opinólogos (el que esto escribe, uno más) desconocemos totalmente para tomar las decisiones más acordes considerando la situación. Caso por caso. Situación por situación. Mientras los medios de comunicación cacarean, los jueces reciben la dura interpelación de una pandemia y de los olvidados que treparon y quemaron los techos. Y son seres humanos intentando aplicar justicia. Y pueden fallar, como recordaba el mentalista Tu Sam.

Pero, si en Argentina durante un mundial de fútbol todos somos directores técnicos e incluso en una pandemia todos les discutimos a los infectólogos, en las causas en que se debe decidir cuestiones delicadas como la libertad o la privación de la misma de una persona, debe respetarse y dejarse actuar a la Justicia. Con el Código Penal en una mano, las Convenciones de Derechos Humanos en la otra, y la información de cada situación
particular que se hace carne en el expediente y la situación vital del detenido. Como dice el dicho popular, zapatero a tus zapatos. Y los de afuera son de palo.

(*) Escritor y trabajador social. Escribió tres libros y ha publicado artículos en distintas revistas como Marfil, Zoom, El Sur, El Estadista y el Economista.




domingo, 10 de mayo de 2020

Por qué me opongo al arresto domiciliario de Carlos Capdevila, ex represor de la ESMA… @dealgunamanera...

Por qué me opongo al arresto domiciliario de Carlos Capdevila, ex represor de la ESMA… 

Juez Daniel Obligado y el represor de la Escuela de Mecánica de la Armada, Carlos Capdevilla. Fotografía: CEDOC

El médico fue condenado a 20 años de reclusión por "privación ilegítima de la libertad triplemente agravada" e "imposición de tormentos" y fue beneficiado con el arresto domiciliario.  

© Escrito por Juan Gasparini el miércoles 06/05/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


Soy sobreviviente de la ESMA y he testimoniado en causas por delitos de lesa humanidad vinculadas a ese centro clandestino de secuestro, tortura, exterminio, sumisión a trabajo esclavo y de nacimiento de bebes en cautiverio, posteriormente apropiados, tras el asesinato de sus padres. Por lo que viví, supe y presencié en la ESMA, soy contrario al otorgamiento del “arresto domiciliario”, al médico y ex Capitán de Corbeta de la Armada, Carlos Octavio Capdevila, alias “Tommy”, a raíz de las recomendaciones para con las personas “a riesgo”, por tener más de 65 años, en virtud de la “emergencia sanitaria”, causada por el coronavirus.
  
Capdevila fue condenado a 20 años de reclusión en 2011 por “privación ilegítima de la libertad triplemente agravada” e “imposición de tormentos”, sentencia firme resuelta por la Corte Suprema de Justicia de la Nación el 12 de mayo de 2015, sumadas a otras dos condenas que aguardan confirmación de la CSJN: en 2015, diez años de prisión por apropiación de un recién nacido en la ESMA; en 2018, quince años de cárcel, por el “segundo tramo” de la megacausa ESMA, una sentencia en primera instancia de 11.643 páginas sobre 789 víctimas. 

Cabe precisar que Capdevila operó en el mencionado centro clandestino, al menos entre 1977 y 1980, y asistió en los partos que allí tuvieron lugar. De hecho, habría sido el oficial que ordenó a un enfermero de la ESMA inyectar veneno a la dirigente montonera, Norma Arrostito, asesinada en cautiverio el domingo 15 de enero de 1978. Varios de nosotros fuimos torturados con los ojos vendados y escuchábamos a los médicos que daban instrucciones a los interrogadores y así evitar que muriésemos repentinamente en la tortura, para que continuáramos siendo torturados. 

Por cierto, Capdevila fue uno de los oficiales de guardia del campo de concentración improvisado en una isla del Tigre, El Silencio, cuando en 1979 visitó el país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que recorrió la ESMA luego que se evacuaran los secuestrados.  

Rechazo la resolución dispuesta por el juez Daniel  Horacio Obligado, autorizando el “arresto domiciliario” de Capdevila, porque no respeta las recomendaciones para estos casos, dispuestas por el Relator Especial de la ONU, Fabián Salvioli, para la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. El experto independiente hace tres recomendaciones para contemplar “medidas urgentes de protección contra el covid-19”, que impidan la impunidad de condenados por crímenes de lesa humanidad, como Capdevila: 

1.  Solo se pueden conceder indultos humanitarios en casos de enfermedades terminales de resolución inminente”.

2.  Si subsiste el problema de posible hacinamiento de las personas encarceladas por cometer esos delitos, se recomienda trasladarlas a otro centro penitenciario donde tengan condiciones de detención seguras y salubres”.

3.  Si esto es imposible, se debe conceder arresto domiciliario temporal, con los controles adecuados. Sin embargo, los individuos deben regresar a la prisión una vez la situación de emergencia haya pasado, para cumplir el resto de su condena”. 

En la resolución del juez Obligado, primero se indica que Capdevila tiene 68 añosdespués 70, y finalmente 74, toda vez que la ley argentina 24.660, del 2008, exige ser “mayor de 70 años” para solicitar la “detención domiciliaria”. En el relato del magistrado, puede leerse que pidió una Junta Médica para pronunciarse, pero luego la anuló a solicitud de la defensa. Me pregunto, ¿se otorgó la “prisión domiciliaria” sin una evaluación médica del condenado, simplemente por constancias en papel? 

La enumeración de las supuestas dolencias de Capdevila, carecen de suficiente precisión. Al parecer, remiten a cuando tenía 68 años. Va a cumplir 74 el 5 de junio de 2020. Su estado no parece ser ni grave, ni terminal, sino más bien una suma de típicos problemas de salud vinculados al envejecimiento, que miles de argentinos sobrellevan a diario. Se omiten las fechas en que comenzó a tratarse cada una de las presuntas enfermedades señaladas, si las mismas han sanado, estabilizado, están en remisión, o si se han acrecentado, y cuál es el cuadro actual mediante los cuidados que se le brindan, dado que “el condenado recibe la atención médica necesaria”. Tampoco se menciona sí debería volver a la cárcel una vez finalizada la pandemia.  

Es importante recordar que el Estado tiene la irrenunciable responsabilidad de frenar que crímenes como los perpetrados por Capdevila queden impunes. Debe añadirse que los condenados de lesa humanidad disfrutan de circunstancias carcelarias privilegiadas, pues no están en pabellones comunes. Es preocupante constatar que, según el juez Obligado, Capdevila no ha formulado ninguna autocrítica de su conducta en la ESMA: niega los hechos que se le han imputado, no coopera con la Justicia, ni “expresó ideas reparatorias ni actitud empática con las víctimas”, y “denotó dificultades para adoptar un posicionamiento de implicancia subjetiva frente al delito”. 

La condición de médico del reo (que oportunamente juró consagrar su vida al servicio de la humanidad) acrecientan aún más la gravedad de su situación: las matanzas supervisadas o implementadas por profesionales de la salud constituye un tema ético insoslayable a partir del nazismo. Por todos los motivos aquí expresados, y pese al límite del lenguaje que nos imposibilita comunicar nuestras experiencias concentracionarias, es que me opongo a la “prisión domiciliaria” de Carlos Octavio Capdevila. 

CP





viernes, 10 de abril de 2020

"En este momento todos los economistas nos volvemos keynesianos”... @dealgunamanera...

Loser: "En este momento todos los economistas nos volvemos keynesianos”

En este momento todos los economistas nos volvemos keynesianos.

El ex director del FMI dijo que el modelo de bienestar tiene aplicación para enfrentar la crisis económica producida por la pandemia. Planteó que la reestructuración de la deuda externa debe darse "de manera amistosa y que los acreedores tienen que entender que tienen que perder".

© Publicado por el viernes 10/04/2020 por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República ed los Argentinos.

El economista Claudio Loser sugirió hoy “buscar los libros de Keynes y volver a leerlos” y aseguró que “en este momento todos los economistas nos volvemos keynesianos”.

En ese sentido, el pensamiento de Keynes “es totalmente relevante hoy en día y tiene que verse como la solución de hoy”, apuntó el ex director para el hemisferio occidental del FMI.

Remarcó que en el contexto de la pandemia por el coronavirus. “Hay elementos similares con la crisis del ‘30 en términos de la magnitud de la caída de la economía, estamos en una situación de profunda crisis económica por razones no económicas”, analizó.

Claudio Loser: "Hay elementos similares con la crisis del 30

Claudio Loser, ex director del FMI para el hemisferio occidental, sobre las consecuencias del coronavirus en la economía: "Hay elementos similares con la crisis del 30 en términos de la magnitud de la caída de la economía, estamos una situación de profunda crisis económicas por razones no económicas". 

De la pandemia también dijo: "Tiene una determinada vida pero dado que el resto del mundo está en lo mismo hay menos demanda de productos". Y señaló: "Hay una caída de la producción que está llevando al mundo a una situación muy complicada y le pega directamente a Argentina (...) 

Otro elemento es que no tiene la capacidad de compensar como otros países". De la deuda externa señaló: "No hay duda que hay de que reestructurarla en forma amistosa como están haciendo países como Ecuador".



Loser señaló que “la caída de producción está llevando al  mundo a una situación muy complicada y eso va a pegar directamente en Argentina”. Y añadió que “no queda más remedios que tomar medidas para incentivar la economía, pero no todos los países tienen recursos para darse ese lujo”.

En declaraciones a FM La Patriada, Loser fue consultado por la deuda externa. En ese sentido, expresó que “no hay duda que hay que reestructurar la deuda" y agregó que esa reestructuración debe ser "en forma amistosa como están haciendo países como Ecuador”.

“Los acreedores van a a tener que entender que esta situación va a tener que ser resuelta con una quita, los acreedores van a tener que perder”.

Y completó en cuanto a Argentina que “algo de espacio hay para pagar este año. No es una situación de todo o nada”.




Pandemia. Coronavirus: los consejos para las personas mayores... @dealgunamanera...

Coronavirus: los consejos del titular de Anses para los jubilados

Cuidados. La edad avanzada es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad por Covid-19. Fotografía: afp

Alejandro Vanoli recomendó a los adultos mayores que permanezcan en sus casas. "No es tiempo ni de negligencia ni de pánico, sino de prevención y de cuidado", dijo.

© Publicado el viernes 10/04/2020 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ante la incertidumbre por el avance del coronavirus que tiene como principal factor de riesgo a los mayores de 65 años, el director ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), Alejandro Vanoli, dio una serie de consejos para los jubilados tanto para la prevención como variantes para cobrar la jubilación.

"No es tiempo ni de negligencia ni de pánico, sino de prevención y de cuidado", arrancó el funcionario en un video difundido por ANSES.

En esa línea, les recomendó a los adultos mayores o personas que tienen alguno de los factores de riesgo que "es muy importante que te quedes en tu casa".



Asimismo, señaló: "Cuidémonos todas y todos. Vení a la ANSES solo para los trámites impostergables. Te vamos a atender por teléfono a través de la línea de atención 130 y vas a poder hacer todos los trámites necesarios a través de la aplicación de internet Mi Anses".

Por otro lado, también mencionó que están trabajando junto al Banco Central (BCRA) para que familiares de los jubilados puedan ir a cobrar el haber jubilatorio para evitar que los abuelos salgan a las calles y se puedan contagiar.


"Estamos trabajando para que tu apoderado, algún familiar o persona de tu confianza pueda hacer todos los trámites por vos en el banco, incluso el cobro de tu haber", explicaron.

"La fe de vida la podrás hacer muy pronto por teléfono o por otros canales, tu vida vale mucho más. ANSES te cuida a vos y a tu familia, toda la vida", finalizó.

Desde @ansesgob y en coordinación con el @BancoCentral_AR estamos trabajando en la implementación de una serie de medidas para prevenir y cuidar la salud de los adultos mayores frente a la situación de emergencia sanitaria que atraviesa nuestro país.
— Alejandro Vanoli (@avanoliok) March 16, 2020

Desde su cuenta de Twitter, Vanoli también facilitó algunos consejos y la "implementación de una serie de medidas para prevenir y cuidar la salud de los adultos mayores frente a la situación de emergencia sanitaria que atraviesa nuestro país".

"Es importante resaltar que no es necesario acercarse a las entidades bancarias para cobrar sus haberes. Con la tarjeta de débito pueden retirar dinero en efectivo en cualquier cajero automático o en comercios adheridos", agregó.


"Es necesario evitar que los adultos mayores salgan de sus casas para evitar contagios y reducir riesgos en su salud. Por eso, instamos a las entidades bancarias a simplificar el trámite de supervivencia de jubilados y pensionados al igual que otros trámites", expresó.

Concluyó: "Además estamos trabajando junto al @renaper_ar en el lanzamiento de un nuevo sistema tecnológico ágil, seguro y confiable que permita la verificación de identidad por medio de fotografía de rostro que los bancos podrán utilizar para simplificar el trámite".

ED/MC