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domingo, 16 de diciembre de 2018

Economía chocada... @dealgunamanera...

Economía chocada... 

Macrinomics. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Macri confesó sus errores de gestión. Tiene por delante tres meses cruciales en su plan electoral.

© Escrito por Nelson Castro, el domingo 16/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

“Choqué la economía”. La frase sorprendió al pequeño y selecto grupo de periodistas deportivos que cada tanto son convocados por el Presidente, para conversar o para participar de los partidos de fútbol que se organizan y disputan en la quinta de Olivos. El que pronunció esa frase estaba en el centro de los allí presentes: era Mauricio Macri.

La confesión refleja la exacta dimensión de lo que ha pasado en estos tres años de su gestión. Está claro que el Presidente subestimó la dimensión de la herencia que le dejó el kirchnerato, sobreestimó su capacidad para enfrentarla y se equivocó al creer que con un ministro de Economía atomizado y con escaso poder político iba a poder navegar sin sobresaltos por las procelosas aguas de la realidad argentina. Lo más relevante –y, a la vez, preocupante– es que Macri está convencido de que eso no fue un error y, por lo tanto, se rehúsa a cualquier cambio. Es más, si alcanzase la reelección, la organización de su próximo gobierno sería la misma. Un amigo suyo desde hace más de treinta años –con el que suele conversar periódicamente y con quien estuvo pocos días atrás– lo encontró con algo de desconcierto y enojado. Uno de sus enojos es con varios  de los periodistas que lo critican a él y a su gobierno. Entre esos periodistas está quien esto escribe.

Datos duros. Con los números que se publicaron esta semana –el índice de inflación y el índice de pobreza–, el balance del gobierno de Macri es catastrófico.

Veamos:

* En lugar del 29%de pobreza que dio la UCA a fines de 2015, el índice de hoy  está en 33%.

Aumento de la pobreza en el conurbano bonaerense, que supera el 40% cuando estaba en 32% en 2015.

* Inflación: 48,5% de inflación (noviembre 2017- noviembre 2018) vs. 25-26% en diciembre de 2015.

* Devaluación cercana al 300%.

Aumentó en 130 mil millones de dólares de deuda externa, que deja un legado de inexorable renegociación para 2020, gane quien gane.

* Pérdida del poder adquisitivo del salario de 9 puntos porcentuales; la gente cobra casi un 10% menos, con menos poder de compra que en 2015.

* Aumento de la presión tributaria; Macri vino a bajar el impuesto a las ganancias y no solo lo aumentó, sino que aumentó la presión impositiva global.

Con estos guarismos  nadie sabe cómo el oficialismo va a enfrentar el desafío  electoral del año que viene. Tal como lo señaló Carlos Melconian, “no hay ningún antecedente de que un gobierno gane las elecciones con estas variables económicas”.

La próxima semana habrá una reunión importante del ministro de la Producción, Dante Sica, con la cúpula de la Unión Industrial Argentina. Los directivos de la UIA presentaron un documento de 35 puntos que resume las observaciones críticas a la política económica del Gobierno. En su esencia se subraya allí la ausencia de un plan productivo en la Argentina y se señala que lo que hay es tan solo un plan para bajar la inflación, insuficiente para generar condiciones de inversión.

Si esto fuera una empresa, tenemos un contador que está bajando los gastos, pero también hay que tener un ingeniero que te diga cómo hacer para que las máquinas trabajen mejor y un director comercial que diga cómo vender más, porque si no lo único que se hace es perdurar y no generar más valor”, señala un miembro de la conducción de la entidad empresarial, que agrega: “Lo que está haciendo la Argentina hoy es perdurar, el Gobierno en estos tres años a la industria no le ha dado ninguna importancia”.

Con el año electoral encima, las encuestas vuelan. Los que dentro del Gobierno tienen contacto con la realidad no están sorprendidos de ver que los números son adversos para el oficialismo. Una encuesta de Sinopsis mostró que Macri podría perder en segunda vuelta contra Felipe Solá y contra Juan Manuel Urtubey. Quienes escuchan a María Eugenia Vidal dan fe de la evaluación realista que hace de las perspectivas electorales suyas y del gobierno nacional. Ahí se acepta la posibilidad cierta de una derrota.

Lo que viene. 

Enero, febrero y marzo serán meses cruciales para el oficialismo. Lo serán también para Sergio Massa, que tiene un desafío: de aquí a marzo debe resolver el problema de su mala imagen en muchos sectores. Hoy tiene más de 50% de imagen negativa. Si no soluciona ese problema, no puede ser candidato. El adoptó una estrategia que fue desaparecer de los medios durante un año. Eso no le dio resultado. Por eso, ahora contrató al consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, quien le está sugiriendo algunos cambios de conducta política. 

Mientras tanto, la sombra de la impunidad oscureció una vez más la realidad política vernácula. Eso es lo que significan las prisiones domiciliarias otorgadas a Amado Boudou, a su ex socio José María Núñez Carmona y a Nicolás Ciccone, condenados por la fallida compra fraudulenta de la empresa Ciccone Calcográfica. Y los responsables de este fallo no fueron ninguno de ellos. Los responsables de esto son jueces, juezas y fiscales. Pero no son solo los involucrados en este caso. Porque hay jueces, juezas y fiscales que con sus decisiones avalan la impunidad en otros.  

Esto llega hasta la mismísima Corte Suprema de Justicia. Recordemos el fallo que le permitió a Carlos Menem competir en la elección de 2017 a pesar de que estaba condenado por la Cámara Federal de Casación Penal por la venta ilegal de armas a Croacia y a Ecuador. Ante esta realidad, surge entonces un interrogante: ¿Qué pasaría con todas las causas contra Cristina Fernández de Kirchner, con sus ex funcionarios procesados y condenados, con los empresarios afines al kirchnerismo y con los empresarios procesados e imputados en la causa de los cuadernos si la ex presidenta ganara las elecciones del año que viene?

Producción periodística: Lucía Di Carlo.




  
(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

domingo, 9 de diciembre de 2018

Intrascendentes… @dealgunamanera...

Intrascendentes…

PROTOCOLO PRO. Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.

El mundo no habló de Macri pos G20. Y pasamos de Trump-Xi, a Bullrich y si desdoblan en Provincia.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires…

El glamour y el impacto de la cumbre del G20 ya es historia. El caleidoscopio con las  imágenes del espectáculo del Teatro Colón que hizo llorar a Mauricio Macri, de Donald Trump, de Vladimir Putin, de Angela Merkel y de Emmanuel Macron en la Casa Rosada, en el complejo de Costa Salguero o por las calles y las parrillas de Buenos Aires forman parte del pasado. Es verdad que los ojos del mundo estuvieron atentos a lo que sucedía por estos lares. De hecho, la foto de la cena compartida por Trump y Xi Jinping en el suntuoso hotel Hyatt dio la vuelta al mundo. Pero ese mismo mundo ignoró a la Argentina. Nada hubo en los grandes medios que le concediera a Macri algún protagonismo importante en el transcurso de esas 48 horas de frenesí. No quiere decir que no lo haya tenido sino que es otra muestra –una más– de la poca trascendencia  que tiene la Argentina como país.

La semana que pasó, por lo tanto, tuvo otro tono. Fue el tono propio de la realidad por la que transita nuestro presente, siempre abundante en situaciones de conflictividad. En este contexto, el Gobierno apuró la implementación de una nueva norma en el tema de la seguridad. El resultado fue la resolución que otorga mayores facultades a la Policía Federal. Por la manera como se implementó esta medida, surge la evidencia de que el Gobierno no consultó a nadie. Es decir, la improvisación. Y ese nadie incluye a los socios de la coalición oficialista. Esa conducta del Presidente muestra que el PRO se ha adueñado de Cambiemos. Y eso genera problemas. Es una de las causas –la principal– por la cual Emilio Monzó no competirá por la renovación de su banca el año próximo.

Todos a casa. 

Monzó se ha cansado de decirles al Presidente y al jefe de Gabinete, Marcos Peña, que tienen que entender cómo es la política, en la que el vínculo humano pesa. “Es hasta algo humillante tener que explicar cómo es el vínculo humano, más allá de las redes sociales. En Cambiemos llegan las 8 de la noche y cada uno va para su casa, no hay relación humana, no hay nada y eso se siente”, confiesa una voz allegada al actual presidente de la Cámara de Diputados.

Hay un dato que se conoce poco y que ilustra sobre la importancia de su gestión en el armado de Cambiemos allá por sus albores. Fue Monzó quien, a través de un verdadero trabajo de pinzas a lo largo de 2014, logró juntar a Macri y a Carrió. La primera reunión que mantuvieron fue en febrero de 2015 y tuvo lugar en el departamento de Monzó que está ubicado en Montevideo y Libertador, y fue a la vuelta de su domicilio –en la plaza frente al Patio Bullrich– donde se hizo la primera foto que se sacaron juntos. 

Monzó y Carrió anduvieron muy bien cuando al principio el presidente de la Cámara de Diputados fue postergado por Macri, que se inclinó por seguir la línea de la “Ceocracia” sostenida por Peña y sus adláteres, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Eso duró poco. Cuando Monzó intentó implementar una línea de apertura de Cambiemos hacia otras expresiones del arco político Carrió lo “colgó” y adhirió a cerrar el espacio.

Mesa chica. 

El hecho político más importante de la semana fue la cena de reconciliación que el radicalismo organizó con la mesa chica de Cambiemos. A la tenida gastronómica en la parrilla Don Julio solo faltó María Eugenia Vidal debido a que una de sus hijas tenía el acto de graduación de la escuela. Se habló mucho sobre si es conveniente adelantar o no las elecciones en la provincia de Buenos Aires.

Merodeó allí un temor nuevo: que Cristina Fernández de Kirchner vaya de candidata a gobernadora y apoye a nivel nacional a un candidato a presidente que surja de la unión de todo el peronismo. Esa alternativa ha encendido alarmas en el interior de Cambiemos. Si Vidal va colgada de Macri, el miedo de ella es que como a Cristina le va mejor en la Provincia que a Macri, cualquier candidato que vaya colgado de la espalda de Cristina les gane a los dos. Si bien Vidal mide mejor que cualquiera, el problema es que Macri la hunda. Por eso se está evaluando el adelantamiento de las PASO y de la elección a gobernador para separarlas de la elección nacional.

Monzó –que en la cena habló poco porque lo tenía a Peña sentado justo enfrente– fue uno de los que sostuvo la necesidad de anticipar las elecciones. Ese fue un motivo más de confrontación con el jefe de Gabinete, que quiere que vayan todos juntos.

Cordobazo. 

Se habló mucho de Córdoba, porque no hay candidato definido de Cambiemos. Se expusieron ahí dos alternativas: la de Frigerio, quien propone hacer una interna en la que compitan varios, y la de Peña, que no quiere primarias por el desgaste que implica esa elección y porque, aun cuando se hiciese, no va a alcanzar para posicionar al candidato. Por eso el jefe de Gabinete piensa que el método ahí es hacer encuestas, medir y elegir como candidato a quien resulte estar mejor posicionado.

Entre bifes, chorizos y achuras, fueron varios los comensales que reconocieron que a la gestión de Macri se la ve mal en todo el país, por lo que la decisión de desdoblar no se va a estirar mucho más de febrero. El liderazgo del Presidente está cuestionado socialmente y hacia adentro de Cambiemos. Esta es una realidad que se verbaliza poco. Se lo ve políticamente debilitado. El G20 le dio un día de calma en los mercados. Fue solo un día porque hoy el riesgo país está en 729 puntos. Es una realidad que no se puede ocultar. El destino de la Argentina sigue siendo la incertidumbre.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.


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domingo, 2 de diciembre de 2018

Cal y Arena... @dealgunamanera...

Cal y arena…

Líderes: Putin, Xi Jinping, May, Merkel, Macron y Trump. Dibujo: Pablo Temes.

Macri sintió cómo el mundo mira expectante el año electoral.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como nunca, a Mauricio Macri se lo vio llorar al final del muy buen espectáculo que se ofreció en el Teatro Colón para agasajar a los líderes mundiales que participaron de la cumbre del G20.

Seguramente imaginó otra realidad cuando hace unos años se eligió a la Argentina como sede de esta fastuosa reunión. Venía de ganar las elecciones; la economía lucía estable; la inflación parecía controlada y su reelección se daba ya casi como un hecho inexorable. Hoy, en cambio, hay un gobierno mendicante, pidiendo dólares al mundo y con encuestas que le auguran un futuro electoral que, cuando menos, es incierto.

Desde el punto de vista de la organización, el Presidente se anotó un triunfo. Era un triunfo que necesitaba, ante el bochorno que representó la frustrada final entre River y Boca por la Copa Libertadores de América. Como dijo un ex vicecanciller: “Esta semana tuvimos dos G20. Uno –que perdimos– fue el River-Boca; el otro –que ganamos– fue la cumbre de los jefes de Estado en Buenos Aires”.

Desde lo organizativo, la cumbre que paralizó a media Ciudad fue un éxito. Desde lo político, en cambio, no tanto. La personalidad disruptiva de Donald Trump es un factor complicante que aleja la posibilidad de avanzar en acuerdos sólidos entre los países miembros.

Toda la gestualidad del presidente de los Estados Unidos durante las 48 horas que pasó en la Capital Federal nos hablaba de su malhumor. Fueron pocas las ocasiones en las que se lo vio sonreír.

La Argentina quedó en un tironeo de situaciones entre las propuestas chinas de ahondar y tener una presencia más permanente en su relación bilateral con nuestro país versus la relación que el Gobierno mantiene con los Estados Unidos.

Para Macri, la reunión fue una muestra del apoyo que cosecha de parte de los gobiernos de las naciones más poderosos del mundo. No es poca cosa después del negativo e inútil aislamiento al que el kirchnerismo llevó al país. Ese apoyo se hizo significativo y concreto durante los borrascosos meses a lo largo de los cuales hizo eclosión la crisis y dinamitó la economía. Pero, a pesar de lo significativo de esos apoyos, los problemas del G20 y de nuestro país están lejos de haberse solucionado.

Rosas y espinas. 

Lo de Francia fue un ejemplo. La reunión entre Macri y Emmanuel Macron tuvo buena química personal pero, en lo temático, un curso sinuoso. El presidente de Francia apoyó el ingreso de la Argentina al selecto grupo de la OCDE, pero puso peros en relación con las negociaciones y acuerdos entre la Unión Europea y el Mercosur. Eso tuvo una excusa para trabarse en las declaraciones del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien dijo que no sabía cómo iba a ser la continuidad del Mercosur. Macron, que responde más a los intereses de los productores agrícolas de Francia interesados en que ese acuerdo con el Mercosur nunca llegue, se lo dijo a Macri sin tapujos: "Una vez que sepamos qué va a hacer Bolsonaro en Brasil en relación con el Mercosur, veremos cómo sigue la negociación". De paso, aprovechó para dedicarse por algunos minutos a criticar a Donald Trump, con quien tiene una mala relación después de los desplantes que el presidente de los Estados Unidos le hizo durante la conmemoración del fin de la Primera Guerra Mundial que hubo en París hace unas semanas. 

Por el lado de las ofertas, la Argentina quedó en un tironeo de situaciones entre las propuestas chinas de ahondar y tener una presencia más permanente en su relación bilateral con nuestro país versus la relación que el Gobierno mantiene con los Estados Unidos.

Esa circunstancia, que está muy medida por el pulso a pulso de la amistad de larga data que tiene Macri con Trump, le permitió a la Argentina acceder a créditos que de otra manera no hubiera conseguido y sin los cuales hoy estaría en default. Trump, que salvó del default a la Argentina, no puede hacer por la Argentina lo que la Argentina no hace por sí misma, que es dar previsibilidad desde el punto de vista político. Eso es lo que básicamente marcó la reunión del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, con un grupo de empresarios extranjeros que le hicieron saber que todos los proyectos están “en el hall” hasta que la dirigencia política vernácula dé un marco de certeza referida a la continuidad de estas políticas económicas. Es muy importante que la Argentina el año que viene empiece a dar muestras concretas de un proyecto neomacrista –sea Macri o sea Vidal– en cartera.

Las centrales nucleares, la terminación de las represas por parte de los chinos y un fuerte programa de apoyo al desarrollo energético estuvieron en el centro de las conversaciones con China. China es el principal productor de equipos de generación de energía eólica y solar. Lo mismo está ocurriendo con la producción de equipamiento para la generación de energía nuclear. Por eso está muy insistente con la idea de instalar una planta nuclear en Argentina. De esto van a hablar Macri y Xi Jin-ping en el desayuno de Estado que tendrán en la mañana de hoy domingo. Este es un tema que produce mucho ruido en Washington. Hubo un acercamiento interesante con España, pero está todo profundamente atravesado por ver si continúa o no el macrismo. Ese es el sesgo de toda esta cumbre, que agarró a la Argentina mal parada.

Pago chico. 

Si bien el Banco Central bajó la tasa de interés, el mercado le mostró que a determinada tasa prefiere comprar dólares. Por eso el tema de cómo aliviar la recesión por la que atraviesa la economía argentina no está terminado. Las palabras que faltan en nuestro presente son productividad, producción, incremento, desarrollo, mejora de los productos. Noviembre y diciembre son dos meses de tremenda caída de la actividad, rubros que caen por encima del 10% - 15%.

El hecho de que Cristina Fernández de Kirchner esté bien en las encuestas no solo inquieta a muchos de cara a un eventual gobierno suyo, sino que perjudica hoy el inicio de 2019, porque se empiezan a tomar decisiones defensivas anticipadas en los primeros días del año próximo. Nadie va a esperar a que la ex presidenta gane la elección para sacar sus dólares. Lo van a hacer mucho antes, si es que sus posibilidades de ganar se afianzan. Es algo que en el Gobierno todos saben.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.

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domingo, 18 de noviembre de 2018

Internas y demandas… @dealgunamanera...

Internas y demandas…

A boxes… Jorge Triaca. Dibujo: Pablo Temes

Deserciones y unidad en el PJ; renuncia y grieta en Cambiemos. La economía sigue estando en deuda.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 18/11/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La campaña electoral por la presidencia ha comenzado. El punto de partida fue el debate en el Senado por el proyecto –finalmente convertido en ley– del Presupuesto 2019. Como en toda campaña, el primer paso es la interna. Y esta no es la excepción. La de la oposición es ruidosa y visible. La del oficialismo, en cambio, silenciosa y subterránea.

Las divisiones en el Partido Justicialista tuvieron esta semana una vuelta de tuerca más con el abandono que los senadores tucumanos José Alperovich y Beatriz Mirkin hicieron del Justicialismo Federal que encabeza Miguel Angel PichettoCristina Fernández de Kirchner festejó esta movida. Se ve que hay poco por festejar. Fue, sin embargo, un festejo a medias. “Ella estaba convencida de que a Pichetto se le irían  seis y no dos como finalmente ocurrió”, cuenta alguien que sabe de lo que se habla en las oficinas del Instituto Patria.

En verdad, Alperovich no se fue tanto por algún problema con el senador rionegrino sino por su enfrentamiento a “matar o morir”con el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, quien supo ser su delfín y al que ahora considera un traidor. Ocurre que Manzur, alineado hasta aquí con Pichetto, pretende acceder a la reelección y dejar sin futuro político a Alperovich. En la ecuación binaria del presente peronismo, el que no está con Pichetto no tiene otra alternativa que estar con Cristina. Las encuestas muestran que Sergio Massa sigue sin futuro.

Nada que celebrar. 

El Gobierno festejó tanto el recrudecimiento de esa interna como su victoria política en la Cámara alta. Es que el Presupuesto fue aprobado por 45 votos contra 25 y una abstención. Fue un triunfo sólido. Sin embargo, al Gobierno el festejo también le duró poco. Primero porque el senador que se abstuvo fue nada menos que Eduardo Costa, la carta que tiene Cambiemos para buscar ganar la gobernación de Santa Cruz. Lo de Costa es la punta del iceberg de las tensiones con el radicalismo en donde las voces críticas crecen en volumen y cuantía. 

El segundo hecho que atemperó la euforia del Gobierno fue la pérdida de la mayoría en el Consejo de la Magistratura. 

Pero no fue solo eso sino que se produjo allí una novedad: la alianza entre el Frente Renovador y Unidad Ciudadana. “Eso es Cristina y Sergio Massa”, señala un “peronólogo” de rancia estirpe.

“Queremos frenar los carpetazos (contra los jueces)”, señaló el presidente del bloque de Unidad Ciudadana, Agustín Rossi. Curiosa queja si se recuerda que el kirchnerismo hizo del carpetazo un instrumento clave de la persecución política que ejerció contra quienes osaran criticarlos. El Gobierno –una vez más– se durmió. Cuando a Mauricio Macri le advirtieron el significado y las implicancias de la maniobra, ya era tarde. En su premura por evitar lo inevitable, el Presidente levantó el teléfono y lo llamó al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti para que no votara en contra. ¿Cómo querés que vote a favor de Negri si me vive insultando por todos lados? –dijo el gobernador. Tenés razón –fue la respuesta escueta de Macri, que se quedó sin argumentos.

Jorge Triaca ya no forma parte del Gobierno. La suya fue la crónica de una renuncia anunciada. El ex ministro venía muy golpeado tanto en lo personal –las denuncias en enero por las contrataciones de su hermana en el directorio del Banco Nación y de su cuñado Sergio Borsalino en el ministerio, como también su relación con la CGT a causa de lo que fue la frustrada reforma laboral–. Ese desgaste se ahondó cuando el ex secretario de Coordinación de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete, Mario Quintana, se inmiscuyó en el asunto, cosa que no hizo más que complicar esa ya de por sí difícil relación.

La fusión de la cartera de Trabajo y su rebaja a secretaría dentro del Ministerio de Producción fue quitándole espacio, ya que algunas de sus funciones fueron asumidas por el ministro, Dante Sica, un hombre del peronismo con muy buenos vínculos empresariales y curtido en el manejo de las relaciones con la dirigencia sindical. Triaca tuvo un ofrecimiento para ocupar la embajada ante el Vaticano. Lo rechazó. Su idea es participar activamente en la campaña electoral del año que viene.

Todo esto pasa muy lejos de las necesidades de la vida cotidiana de la gente, angustiada por  la economía.

El problema es que se está atacando el problema inflacionario y tratando de evitar un traslado a precios a un costo de tasas altísimas y encajes bancarios por las nubes. El apretón monetario es salvaje y produce un efecto muy dañino en las finanzas de las empresas. Las que se salvan son aquellas que tienen su economía dolarizada. Estas tasas estratosféricas no solo no generan competitividad sino que complican a aquellas empresas que se han endeudado para invertir en la mejora de sus procesos productivos.

Varias compañías líderes del rubro alimentario que han tomado deuda en dólares para aumentar su producción  hoy están fuertemente afectadas por la devaluación, las altas de interés y la caída del consumo interno. A esta altura, hay que preguntarse también cómo quedarán las cosas cuando las tasas de interés bajen. Las tasas altas son como una gran inundación que, cuando se retira, deja a todas las empresas destrozadas –grafica un economista de consulta de muchas empresas y de cercanía con el Gobierno.

Por eso, los empresarios están pidiendo de manera muy particular un programa de mejoramiento productivo. Sin embargo, nada de ello ha ocurrido hasta ahora. Por el contrario, tras las altas tasas, el Gobierno implementó aumentos de impuestos para cubrir el 70% de los 3 puntos que va a bajar el déficit fiscal para lograr el déficit cero. Esto va a significar retracción de la economía de los privados, lo que, en lugar de mejorar la competitividad, la desmejorará.

Lo que están pidiendo los empresarios vinculados al consumo local (alimentos, bebidas, indumentaria, calzado, etc.) son soluciones para mejorar el consumo, todo lo contrario de lo que habrá de producir el programa de restricción monetaria impuesto por el Fondo Monetario Internacional. “La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar”, dijo Macri durante la campaña electoral de 2015. 

Producción periodística: Lucía Di Carlo. 


  
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martes, 6 de noviembre de 2018

Jugada Peligrosa... @dealgunamanera...

Jugada Peligrosa...

El hincha, Mauricio Macri. Foto: Pablo Temes

Como si tuviera poco con el país y la interna, el Presidente se ocupa de crearse problemas.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 03/11/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Todo fue un bochorno. Hablamos del episodio generado por Mauricio Macri al involucrarse de manera absolutamente inconsulta en la histórica final que por la Copa Libertadores jugarán Boca y River.

El tuit del Presidente difundido minutos antes de las ocho de la mañana del viernes, en el que presentó como un hecho casi consumado el complejo tema de la concurrencia de las hinchadas visitantes a cada uno de los dos partidos, dio pie a un entremés de enredos que lo dejaron mal parado. 

Veamos lo que siguió: la respuesta del ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, diciendo que eso no era posible; las afirmaciones del presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, señalando por Radio Continental que eso no era posible, postura que luego se supo era compartida por su par de Boca, Daniel Angelici; Macri hablando nuevamente –esta vez con Paulo Vilouta en Radio La Red– diciendo que la ministra de Seguridad  de la Nación,Patricia Bullrich, estaba avanzando a paso firme en la concreción de la iniciativa; Macri otra vez –ya en la tarde en una nota con FOX–, y ante la negativa persistente de los clubes expresó que todo quedaba supeditado a lo que decidieran Boca y River. 

Esta secuencia –que no incluye el ida y vuelta de opiniones opuestas, las conversaciones a las apuradas, el desconcierto de Horacio Rodríguez Larreta, las discusiones entre el ministro Ocampo y la ministra Bullrich, el azoramiento de ministros que no entendían nada de lo que estaba sucediendo–, tienen un valor que va más allá de la anécdota.

Offside. Primero porque el Presidente ha quedado mal parado y segundo porque este sainete –u “opereta”, según los gustos– ha sido una exhibición de tono patética de uno de los problemas clave de la metodología de gestión del gobierno de Macri: la falta de coordinación y comunicación que existe entre sus funcionarios.

La respuesta negativa de la gente no se hizo esperar. Y no hubo aquí diferencias ideológicas. Las redes fueron inundadas con cataratas de críticas contra el Presidente. Desde "paren con las cortinas de humo" –hasta “dejen de emplear la Policía para estas cosas”– le marcaron al Gobierno el pulso de la calle. Una calle que destila malhumor y angustia por doquier.

El episodio hizo acordar inmediatamente al del discurso de un minuto y 37 segundos que Macri pronunció el 29 de agosto pasado, cuando anunció el acuerdo –que luego se supo aún no estaba cerrado– con el Fondo Monetario Internacional. La pregunta que muchos –dentro y fuera del Gobierno– se hacen es: ¿quién decide estas cosas? ¿Es el Presidente por sí solo o es la idea de algunos de los “genios” de la comunicación que pululan en su entorno? 

¿Alguien evaluó el demérito de la autoridad presidencial que producen episodios como ésteLa pregunta es: ¿actúa por sí solo o es la idea de alguno de los "genios" de su entorno?

Sensibilidades. 

La interna política en Cambiemos sigue intensa. Hace 15 días hubo una iniciativa –para muchos, una operación– muy fuerte de María Eugenia Vidal marcando diferencias con el gobierno nacional, a causa de la quita de los 19 mil millones de pesos correspondientes al Fondo de Ayuda al Conurbano. En esa geografía heterogénea, con lugares en donde la pobreza y la indigencia se enseñorean desde hace décadas, se verifica un aumento significativo de la concurrencia de gente a los comedores barriales, escolares y parroquiales. Como la ofensiva de Vidal tuvo una fuerte repercusión, desde la Casa Rosada se puso en marcha una contraofensiva: a la gobernadora –a quien no pueden ni quieren tenerla enojada– le darán esa suma en obras públicas. Y para demostrar que “está todo bien” hubo primero la foto de Vidal con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y después el encuentro con Macri en Trenque Lauquen, que también tuvo sus bemoles ya que el intendente, Miguel Fernández, estaba en los Estados Unidos y tuvo que volver de urgencia al país, porque cuatro días antes tenía al equipo de la Presidencia armándole todo el acto.

Claro que esto tuvo consecuencias en el resto de las provincias. Hay quienes piensan que ésa fue la causa del sorpresivo reclamo de los 100 mil millones de pesos en compensación por la eliminación del Fondo de la Soja que hicieron ocho gobernadores, verdadero dolor de cabeza para el Gobierno, en su afán por cumplir su compromiso con el FMI, necesita tener aprobada la Ley de Presupuesto para fin de mes.

Pero no es la relación de Vidal con el gobierno nacional el único tema que agita la interna de Cambiemos. Con el amaine de la "tormenta cambiaria", algunas de las viejas prácticas del oficialismo se han reavivado. Una de ellas es la endogamia política que lleva al PRO a comportarse como si fuera la única fuerza que compone Cambiemos. 

Es la línea Marcos Peña –personaje que en público menciona la palabra diálogo hasta el hastío, pero que en los hechos no dialoga con nadie que no piense como él– quien ahora, desde la sombra, se opone a la concepción más aperturista de Vidal y Rodríguez Larreta. En esta línea está también Emilio Monzó, actual presidente de la Cámara de Diputados, que fue –es– un hombre clave en el manejo de los debates más calientes y complejos que debió enfrentar el oficialismo en los últimos meses.

De hecho, fue él quien evitó que se cayera la crucial y dramática sesión de la Cámara Baja en la que se le dio media sanción al Presupuesto 2019. En un reciente almuerzo que tuvo con los cinco integrantes de su equipo de colaboradores en Escobar, les ratificó que dejará la presidencia de la Cámara, pero que no se irá de Cambiemos. "De ahora en más, Emilio no callará nada. Hará como Carrió", sostienen desde su entorno. Monzó está convencido de que ésa es la única manera de armar algo más amplio que asegure el triunfo del oficialismo en las elecciones de 2019.

Costillas contadas. 

Donde la tormenta no amaina es en la investigación por los aportes “truchos” a la campaña de Cambiemos en las elecciones del año pasado.

En la semana que pasó el juez a cargo del caso, Ernesto Kreplak, citó a 24 personas que hicieron aportes en el lapso de dos horas en el Banco Nación de Recoleta. Hasta ahora solo comparecieron cuatro personas. De esas cuatro, ninguna reconoció haber hecho ese depósito ese día en ese lugar; dos negaron haber hecho cualquier tipo de aporte de campaña y otros dos reconocieron haberlo hecho, pero en otras condiciones: ambos son del partido de Hurlingham y los aportes los hicieron al equipo de campaña de quien entonces era candidato a intendente –Lucas Delfino– y consistieron en comprar lugares en una mesa de una cena de recaudación de campaña. Es decir que ni siquiera los que reconocieron haber aportado lo hicieron a través de esa sucursal del Banco Nación. ¿Es ésta la “transparencia” de la que habla Cambiemos?

Producción periodística: Lucía Di Carlo.


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