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domingo, 18 de agosto de 2013

La oportunidad de UNEN… De Alguna Manera...

La oportunidad de UNEN…

En la descripción de lo que pasó con UNEN el domingo concurren muchos factores. Para comprenderlos mejor sugiero hacer dos cosas. Por un lado tratar de entenderlos dentro de un contexto político que los excede, y por el otro, ser prudente en el manejo de los resultados.

En el casillero de las virtudes hay que colocar en primer lugar que UNEN es un experimento político. Es muy modesto, pero agranda su tamaño en el marco de un sistema político cada vez más conservador. UNEN entendió el mensaje de la ciudadanía de Buenos Aires, le dio una herramienta para que su participación corporal en la elección tenga utilidad y resultó un experimento exitoso. En el mismo camino, otra característica importantísima de UNEN es que asumió riesgos. Calculados algunos y sorpresivos otros, cada una de las tres fuerzas que se midieron en UNEN, asumieron un rasgo de aventura que ponía en suspenso su propia participación. Tuvieron la osadía de dejar la mesa de negociaciones cerrada y encajonada en las oficinas de los mandarines para salir, pudorosamente, a probar el airecito de la calle. Y eso también rindió.

UNEN se encontró, entonces, con un escenario amigable. El gobierno nacional tiene harto a los porteños y el desprecio que la presidente tiene por nosotros encontró un paralelo casi exacto. Salvo un porcentaje menor – el mismo que conquistó la fórmula Filmus-Cabandié- el resto de las personas creyeron que cualquier cosa que hace el gobierno, pero fundamentalmente la presidente, tiene la marca del odio hacia todo lo que ocurre en Buenos Aires.

El otro oficialismo, el PRO, cometió errores casi amateurs en la construcción de las listas y en su puesta en escena política y, además, comienza a pagar de a poco el desgaste propio de la gestión. La obstinación del PRO por hacerle creer a todos que la nueva política es en realidad una escena impolítica donde todo el mundo baila y salta de la mano mientras ríe a carcajadas, paga en la ventanilla de la política democrática más lisa y llana. Cuando se gobierna, hay desgaste, y si no se promueven liderazgos alternativos, las figuras providenciales o carismáticas alguna vez muestran fisuras. Está claro que el PRO tiene todavía un favor público en la Ciudad muy importante y hasta se puede admitir que mucho de los votos de UNEN este domingo pueden terminar en octubre en el PRO, pero la negación y la falta de reflexión no parecen atributos serios para una fuerza que se presenta como alternativa nacional.

Bajo estos soles políticos, el plan de UNEN de darle a los ciudadanos un lugar donde decidir tuvo un interesantísimo resultado. Un poco más de ocho puntos de diferencia en Diputados, y un punto en Senadores sobre las listas del PRO. No me interesa aquí entrar en discusiones aritméticas (arte del que, por otra parte, lo desconozco todo menos lo elemental) acerca de si los votos de UNEN deben sumarse o no. La consideración política es clara: UNEN es una fuerza política y sacó una determinada cantidad de votos. No se puede saber si sacará los mismos en octubre, pero esta máxima aplica para cualquiera de las fuerzas en competencia. Para no ser acusado de ingenuo, me involucro más en este problema para distinguir entre las dos categorías en competencia. La lista de diputados nacionales de UNEN sale de las PASO mejorada, ordenada por la participación de personas comunes, pluralizada y fortalecida. La lista del PRO, decidida en base a equivocadas técnicas de marketing y entre cuatro paredes, es idéntica a sí misma en octubre y tiene que remontar casi diez puntos de diferencia.

En senadores, en cambio, la ecuación se invierte. La diferencia a favor de UNEN es irrelevante y la candidatura de Solanas es, por estilo y por temperamento, la menos preparada para discutir el senador por la minoría con el Frente para la Victoria. Los ecos primerperonistas de Solanas son demasiado audibles como para no tenerlos en cuenta y sus acreditaciones opositoras frente al gobierno nacional no ofrecen ninguna confianza. Esto podría volcar la tendencia y trasladar votos a Gabriela Michetti. Si el caudal alcanza o no para que Filmus termine en segundo lugar es algo que no podemos predecir ahora sin riesgo de caer en la fantasía o en la ciencia ficción.

En ambas categorías, el desafío de UNEN es el mismo. No traicionar ese breve espacio de juego que abrió asumiendo el riesgo de usar las PASO volviendo a situaciones políticas más tradicionales. Para hablar en buen romance, UNEN tiene que cuidarse mucho de no entrar en discusiones y provocar tensiones que lo devuelvan a un esquema tradicional. El tránsito de UNEN de aquí a octubre debería parecerse mucho a lo que va ir pasando con el clima. UNEN debería mostrarse con los ciudadanos como ese sol de fin del invierno, que calienta lo suficiente como para no agobiar, y que nunca se convierte en una molestia.

Pero más allá de lo que pase en octubre, hay algo que ya ha sucedido y que, de utilizarse, puede abrir algunas puertas interesantes. La utilización de las PASO como herramienta demostró su eficacia sobre todo en lo más difícil de conseguir. Por un rato, y solo por un rato –y esto es saludable- la política es mirada con atención por las personas que no viven -en un sentido amplísimo- de la política.

Con un peronismo que se muestra como las esculturas de rostros facetados de Minujin pero con el complejo adicional de no saber cuál va a ser su rostro definitivo y con el PRO obstinándose en convertirse en otra de las oportunidades políticas perdidas de la Argentina, una fuerza plural que defina sus liderazgos electorales por la vía de las PASO aparece, al menos, como estimulante.

El espacio panradical puede, si es astuto y abandona la nostalgia (esto es, si deja de lado sus excesos ideologizantes y sus pretensiones performativas de ser socialdemócrata),  convencer y seducir a espacios liberales y republicanos decepcionados por el PRO. Otros podrán convocar a tradiciones con otros idearios y otras pertenencias territoriales. Todos podrán apelar a la necesidad de cubrir éticamente el territorio arrasado que deja el kirchnerismo.

No se descubre un candidato a presidente de un día para el otro. Las personas están y no serán otros los que puedan competir. Cobos viene de un triunfo impactante, Binner de ratificar su liderazgo en Santa Fé, Carrió resurgió en la ciudad y Sanz aparece como una suerte de estratega general con aspiraciones más que validadas.

Con sincera inclemencia digo que no creo que una fuerza con esos nombres pueda resolver los problemas más graves que para mí tiene la Argentina. Pero es un paso grande, enorme, en esa dirección. Es el primer paso para que otros, mejores, se animen en el futuro a jugar y a inventar. A crear una sociedad abierta, sin ataduras conservadoras con un pasado que nunca fue glorioso.

© Escrito por Gabriel Palumbo el viernes 16/08/2013 y publicado por plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



jueves, 15 de agosto de 2013

Very Grosso… De Alguna Manera...


Very Grosso…

Derrota calamitosa. No hay manera de ocultarla. Anoche fue la peor de las noches para el Gobierno. Fue también el punto final. El gobierno de Cristina Kirchner tiene ahora por delante lo que le queda: dos años y cuatro meses, habida cuenta de que su mandato se complete sin alteraciones, lo cual es indispensable. Lo que le paso al Gobierno en la provincia de Buenos Aires es una pesadilla. Aporto mi mirada eslabonada en episodios que configuran un escenario coherente.

1. El kirchnerismo perdió la provincia de Buenos Aires y el 27 de octubre será todavía peor. Los números son concluyentes. Si en 2009 la diferencia en contra de Néstor Kirchner fue dura pero decente, lo de este domingo fue una brecha imponente en contra de la Casa Rosada;

2. El kirchnerismo fue barrido, además, en cuatro distritos clave. Santa Fe (el tercer puesto de  fue humillante), Córdoba (el cuarto puesto de Carolina Scotto fue atroz) y Mendoza (la nueva coronación de Julio Cobos tiene que haberle sabido a hiel a Cristina);

3. Con sus asombrosas victorias y/o buenos resultados en varias provincias (Jujuy, Santa Cruz, Corrientes, La Rioja, Mendoza, Formosa), el radicalismo ha regresado a la condición de segundo partido nacional más importante;

4. En comparación con sus anteriores logros, Mauricio Macri hizo una elección apenas pasable en la Capital Federal, su baluarte. Si se compara el poco más del 31 por ciento de Gabriela Michetti este domingo con el más del 64 por ciento del triunfo plebiscitario de 2011, se advierte una innegable fatiga de material. Enfrenta ahora una parada bravísima con UNEN, cuyas diversas fórmulas suman no menos del 30 por ciento, en el caso de que todos voten las listas encabezadas por Solanas y Carrió en octubre;

5. PRO ha hecho excelentes elecciones, sin embargo, en otras provincias: segundo en Santa Fe con Miguel del Sel y tercero en Córdoba con Ramón Baldassi, en ambos casos pegándole duramente al kirchnerismo. PRO sale de este domingo instalada como una fuerza que ya abandonó el cascaron porteño;

6. La consolidación del eje socialista-radical en Santa Fe es impecable, más allá de todos los vaticinios. A pesar de muchos medios de comunicación empeñados incomprensiblemente en negarlo, en Santa Fe gobierna y triunfa no “el socialismo” a secas, sino una alianza cohesiva y dura entre socialistas, radicales, cívicos y fuerzas menores;

7. La situación de Daniel Scioli es poco menos que desesperante a la luz de los resultados. ¿Qué necesidad tuvo de hacer lo que hizo al entregarse totalmente a Cristina? Con el triunfo fehaciente de Sergio Massa, el gobernador queda ahora a merced de la intemperie. Pronóstico sombrío;

8. No se construye desde el puro artificio. Lo de Martín Insaurralde fue contra natura y así les salió. Intentaron modificar el perfil beligerante y agresivo del oficialismo en pocas semanas de ternura impostada y el resultado está a la vista. Los intendentes que hasta ayer no se habían fugado rumbo a Massa ya están haciendo cola para ser sus vasallos;

9. Lo que UNEN ha producido es valioso y notable. Si la convergencia se preserva y prospera, ha nacido en el eje Capital/Provincia una nueva posibilidad para que el centro izquierda recupere la valencia nacional perdida en 2001; ha logrado en efecto un 32/35 por ciento de los votos de la ciudad;

10. El desempeño del kirchnerismo en la Capital Federal fue previsiblemente mediocre. Daniel Filmus y Juan Cabandié no podrían haberlo hecho mejor, pero que el 80 por ciento de la ciudad de Buenos Aires repudie al Gobierno central no es un asunto menor;

11. El discurso de medianoche de Cristina Kirchner fue asombroso: no hubo derrota, nada hay que reflexionar, no se trata de escuchar. No quiso, no pudo y no supo dar cuenta de que en “la” provincia de Buenos Aires su tropa quedo rezagada en seis puntos del victorioso Massa. Imponente acto de negación: aquí no pasó nada, la derrota fue una victoria y ella se considera a la cabeza de David contra el poderoso Goliat de una Argentina que cambió y ella y sus seguidores no pretenden admitir. Sarcástica, confundida y petulante como siempre, arrullada por su Juancito, sus Daniel, su Martín y su Florencio, se mostró tal cual es, alguien poseído por un bloqueo mental imponente.

Viene ahora lo más difícil y tal vez lo más doloroso: cómo llegará el Gobierno a octubre y cómo organizará su bienio final, sin sucesión ni chances de pelearla. Massa habló con el lenguaje que peor le cae al orgulloso y altivo kirchnerismo en permanente impostación guerrera: armonía, paz, concordia, futuro, paz, basta de confrontación, dejar atrás el pasado, dar vuelta la página. ¿Qué duda cabe? El de ayer, domingo 11 de agosto de 2013, fue un día luminoso para millones de argentinos hartos de estar hartos.

© Escrito por Pepe Eliaschev el lunes 12/08/2013 y publicado por el Diaro Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

domingo, 3 de marzo de 2013

Destinos... De Alguna Manera...


Destinos...

 Cristina Fernández y Héctor Timerman.

Lo más triste es que para muchos terminó siendo, en definitiva, “cosa de judíos”, resultado tenebroso, pero coherente con la Argentina profunda. No es saludable engañarse ante evidencias tan inocultables. El Gobierno avanzó porque lo dejaron. Nada especialmente fuerte consiguió frenarlo.

Odio mentar en temas graves situaciones personales. Pero si efectivamente la Argentina supo hace dos años que Cristina Kirchner negociaba pactar con Irán fue porque yo lo destapé aquí, en PERFIL. ¿Qué hizo entonces la AMIA? Su presidente, Guillermo Borger, aceptó el ultimátum oficial y dijo que mi primicia era un delirio, una mentira, algo inconcebible, la obra “de un loco”. Alberto Nisman, el fiscal de la causa, no se quedó corto: se valió de varias comisiones de la Policía Federal para citarme personalmente de manera perentoria. Me “exigía” concurrir a declarar munido de documentación que acreditara de qué fuentes me había valido para informar lo que hoy ya se consumó. La Argentina e Irán han pactado, es así. Cristina lo hizo.

Intimidadas, confundidas, poco preparadas, las conducciones comunitarias venían retrocediendo hace años. Cristina en este caso fue coherente. Contrató primero al oscuro y oblicuo Sergio Burstein como su agente preferido, y lo puso junto a la DAIA y la AMIA en las patéticas excursiones a la ONU en Nueva York.

Ambas entidades aceptaron en silencio la imposición. Después, Cristina resolvió que el delegado argentino ante la ONU permaneciera en la Asamblea General de la ONU escuchando la habitual logorrea venenosamente antisemita de Ahmadinejad. También eso aguantaron.

Finalmente, en diciembre Héctor Timerman se apareció en Pasteur 633 para explicarle a la conducción judía las bondades del acuerdo con Teherán. Lo recibieron bien, interesados y muy afables. Esa deferencia implicaba olvidarse de que, casi dos años antes, la decisión de pactar con Irán había sido admitida por la propia Presidenta.

El 30 de diciembre pasado escribí aquí: “La patraña funcionó. Habrá que reconocerle a Héctor Timerman que esta vez le fue bien. Succionada desde hace ya varios años por el Gobierno, que ha manejado su ‘cuestión judía’ con endiablada habilidad, la representación política de la colectividad recibió al ministro de Exteriores y en definitiva avaló sus tratos con Irán. Producto inexorable de una asombrosa candidez unida a una acendrada decisión de ser protegida por el Gobierno, la DAIA le permitió al emisario de Cristina Fernández configurar el escenario preferido por la Casa Rosada (…) para hacerse avalar en sus turbias gestiones con el régimen de la República Islámica de Irán”.

La respuesta de la DAIA no se haría esperar. A las pocas horas, el vicepresidente primero de la entidad, Waldo E. Wolff, me despachó una carta donde me dijo: “Tal vez usted pretenda a la DAIA como un instrumento al servicio de su posición opositora. Digo, la que ostenta hoy, señor Eliaschev. Es que siendo yo un demócrata, acepto, respeto y tolero que ande Ud. saltando de corriente en corriente política a lo largo de su vida todo lo que desee, tal cual en efecto lo ha hecho. Pero no utilice para sus excursiones partidistas a nuestra DAIA. Le hace daño. No a los dirigentes. Sino a la comunidad judía. Cuando nuestra independencia sirve a sus fines es ‘lógica’, y cuando no lo hace, es motivo de un agresivo usufructúo político mediático. Aunque no tengamos acceso a las vidrieras de exposición mediática que Ud. tiene, no me encontrará timorato ni silencioso ante agravios y ofensas. Es realmente triste ver cómo el atentado a AMIA/DAIA, que nos afectó a todos, aparece como funcional a quienes buscan pararse sobre los escombros y dictaminar quiénes son los dueños de la verdad y están limpios para denostar al resto” (subrayados míos).

El 11 de enero de 2013, el propio presidente de la DAIA, Julio Schlosser, fue al programa Código Político de TN y le dijo a Julio Blanck: “¿Con quién quieren que me siente a negociar, con Suecia? ¿De qué me sirve?”. Para el presidente de la DAIA, “sentarse a negociar con Irán”, en cambio, servía. Sigue hoy al frente de la DAIA.

Mezcla desafortunada de candidez, inexperiencia y alineamiento ideológico, las conducciones de la comunidad judía fueron cortejadas y mimadas por un kirchnerismo que en los primeros años no avalaba todavía la deriva antisemita de Luis D’Elía tras ser reclutado por el régimen de Irán.

Desde que, con el protagonismo alevoso de Timerman, se produjo la apertura a Irán, la colectividad titubeó y deambuló confundida. Cuando ya estaba todo cocinado, su reacción fue insuficiente e inexorablemente estéril. El Gobierno se ha manejado con sobresaliente astucia. Después de Timerman y Burstein, sólo le restaba el toque final, el agravio de los agravios, que los destinatarios de la matanza aceptaran asociarse con los victimarios. Curiosa versión criolla del síndrome de Estocolmo. Lo consumaron.

De los 257 diputados de la Cámara, se presentaron a la sesión 245 (hubo 12 ausentes). El pacto con Irán fue votado a las dos de la mañana por 131 diputados, contra 113 que se opusieron. Una curiosa cofradía le dijo voluntariamente sí a Teherán, incluyendo a los legisladores Mara Brawer, Isaac Benjamín Bromberg, Carlos Salomón Heller, Beatriz Graciela Mirkin y Adriana Victoria Puiggrós. En el Senado, ya lo habían hecho Daniel Fernando Filmus y Beatriz Rojkés de Alperovich.

Cada uno de estos argentinos ¿argentinos? (el senador Miguel A. Pichetto dixit) es dueño de su destino y de su odio consigo mismo. Tiempo al tiempo. 

© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 02/03/2012 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



martes, 17 de abril de 2012

Que pasa... Que pasa General... De Alguna Manera...

¿Qué pasa que está lleno de menemistas 
el gobierno popular?

 El entonces Gobernador de la Provincia de Santa Cruz Néstor Carlos y el ex Presidente de la Nación Carlos Saúl.

Entusiastas del menemismo durante los noventa, hoy ocupan cargos relevantes y defienden las medidas del oficialismo con la pasión de antaño. Quiénes son los ménemokirchneristas.

En su relato, el kirchnerismo gusta presentarse a sí mismo como la contracara de la década “neoliberal” de los `90. Se trata, por supuesto, de una reinvención de su propio pasado, de pura propaganda. Una impostura que pretende aggiornar las maneras y el discurso a las condiciones legadas por el Argentinazo del 2001 para adornar un esquema económico de emergencia, una  improvisación con la que se sostuvieron las privatizaciones de los ´90 a pesar de la devaluación de la moneda y con el cual empresarios y banqueros volvieron a obtener ganancias siderales. 

Lo justo sería decir, con una apropiada dosis de dialéctica, que el kirchnerismo  es la negación y continuidad del menemismo, su reconversión “nacional y popular”. Un cambio de frente dictado por factores internos y externos, sociales, políticos y económicos, antes que por cualquier veleidad ideológica o por supuestos “principios”. 

De tal modo, resulta que quienes apoyaron fervorosamente  la privatización de YPF, por ejemplo, ahora pretendan encabezar una cruzada “nacional y popular”… para recomprar la empresa. 

Un dato curioso de esta transmutación de neoliberales en nacionales y populares, al menos en uno de sus múltiples aspectos, es el reciclaje del personal político disponible. El lector encontrará a continuación un listado de políticos y funcionarios conversos, como el matrimonio Kirchner-Fernández, que si bien no pretende ser exhaustivo, brinda un panorama de la acotada (por decir lo mínimo) “renovación” ofrecida por el kirchnerismo en el curso de una década de gobierno. 

Ya sea por sincero entusiasmo con “el proyecto” K, por pragmatismo o por mera supervivencia política, son muchos los que pegaron el salto. Si bien algunos de ellos permanecieron varios años en el oficialismo y luego emigraron a otras fuerzas políticas o sencillamente se retiraron, esto no cambia lo fundamental: el vaciamiento de la política en nombre de la reconstrucción de la política, la falsificación de una trayectoria, la jactancia de lo que se adolece. 

Por otra parte, difícilmente pueda destacarse como un mérito el errante itinerario de los K para formar una base política propia, una sucesión de ensayos que fueron de la alianza con Duhalde en 2003 a la “transversalidad”, de la concertación con una parte de la UCR a la “revitalización” del Partido Justicialista, y que hoy día parece circunscripta a la alegre muchachada de La Cámpora. 

Primero los hombres, luego el Movimiento, luego la Patria.

Están en todos lados, acumulan poder en todas las áreas, forman parte de la estructura del kirchnerismo. Ninguna parte fundamental del armado del poder se salva. Ni siquiera aquella que debería ser levantada como baluarte contra aquellos años menemistas para darle un poquito de rigurosidad al relato kirchnerista. Por ejemplo, el titular de la Oficina Anticorrupción ocupó un lugar en el menemato: fue jefe de gabinete del ministerio del Interior de Carlos Corach entre 1993 y 1997. A continuación, un listado incompleto de aquellos hombres y mujeres que sirvieron al proyecto del presidente riojano y hoy forman parte del kirchnerismo, que dice no ser la continuidad de aquellos años.

Firmes junto al proyecto.

Daniel Scioli: ex motonauta. Ingresó a la política bajo el ala de Carlos Saúl, de quién dicen supo tener un busto en el quincho de su casa del Abasto porteño. Electo diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires en 1997 en la lista menemista. Ex vicepresidente de la Nación en el primer mandato de Néstor Kirchner. Ex candidato testimonial para diputado en 2009. Actual gobernador de la provincia de Buenos Aires. 

Aníbal Fernández: electo intendente de Quilmes en 1991. En aquel entonces se definía como menemista. Bajo el kirchnerismo, fue ministro del Interior, jefe de gabinete de ministros y actualmente ocupa una banca en el Senado de la Nación. “No voy a dejar de reconocer la relación afectuosa que tengo con Menem”, declaró en septiembre de 2009. 

Jorge Argüello: ex vicepresidente del Concejo Deliberante porteño durante la intendencia de Carlos Grosso (1989-1992). Legislador porteño durante la gestión de Aníbal Ibarra, luego fue diputado nacional por el partido de Gustavo Béliz. En 2003, fue reelecto, pero en la lista del macrismo. A poco de reasumir su banca, lo tocó la varita mágica y se convirtió en “nac & pop”. Tras concluir su mandato legislativo, fue designado representante ante la ONU. Actualmente, es titular de la embajada argentina en Washington. 

Julio César Alak: fue electo intendente de la ciudad de La Plata en 1991 y reelegido en 1995, 1999 y 2003. Partidario consecutivamente de la reelección y de la re reelección de Menem. En 2008, fue convocado por Cristina Fernández para integrar el directorio de Aerolíneas. Actualmente se desempeña como Ministro de Justicia y Derechos Humanos. 

Julián Domínguez: durante el gobierno de Carlos Menem fue jefe de Gabinete del Instituto de Previsión Social, director del Instituto Nacional de la Juventud, jefe de Gabinete del Ministerio del Interior. También fue ministro de Obras y Servicios Públicos durante el gobierno de Carlos Ruckauf y más tarde vicejefe de la Jefatura de Gabinete de Eduardo Duhalde. Con los Kirchner, pasó por la jefatura de gabinete, el ministerio de Defensa y el Agricultura. Actualmente preside la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

Rafael Bielsa: entre otros, fue asesor de Gabinete de la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia entre 1989 y 1990 y de la Dirección General de Estudios y Proyectos de la Presidencia de la Nación entre 1990 y 1991. En 1991, fue nombrado responsable del proyecto de Informatización de la Subsecretaria de Justicia y permaneció como asesor de gabinete de esa secretaría durante varios años. Fue Ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Néstor Kirchner y diputado nacional K entre 2005 y 2007. Frustrado candidato a la gobernación de Santa Fe. Actualmente se desempeña como “Secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico”, pero casi no se nota. 

Roberto Dromi: ex Ministro de Obras Públicas de Carlos Menem, arquitecto de las privatizaciones durante el gobierno del riojano. Actualmente se desempeña como asesor del Ministerio de Planificación. Marxista de Kicilof, propone recomprar YPF a buen precio con los fondos de la Anses. 

Carlos Bettini: ex jefe de Gabinete de Elías Jassan, ministro de Justicia durante el gobierno de Carlos Menem. Desde 2004, embajador argentino en España. 

Oscar Parrilli: Fue diputado menemista durante aquellos años y miembro informante ante la cámara durante la sesión que aprobó la privatización de YPF (ver aparte). 

Haroldo Lebed: El secretario de Relaciones Institucionales del ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca fue intendente de Carmen de Patagones entre 1991 y 1995 y apoyó al gobierno del doctor Menem. Versátil, en 2001 fue secretario de Agricultura de Duhalde. Coherente, en 2009 fue la cabeza patagónica de Unión Pro.

Noemí Rial: La actual viceministra de Trabajo fue, entre 1991 y 1993, fue  gerente general de la Administración Nacional de Seguros de Salud (ANSAL), que obedeció las políticas del menemismo en esa área. 

Norma Soutullo: Actual síndico de Enarsa, fue subsecretaria de Coordinación e Innovación en el gobierno de Néstor Kirchner. Antes, durante el menemismo, fue la directora de Asuntos Jurídicos de Corach. Se vio envuelta en un módico escándalo por su decisión de delegar la responsabilidad de la seguridad informática en una empresa privada, Pricewaterhouse, mediante contratación directa. El Serpaj denunció que esa empresa copió los discos rígidos de algunos servidores del Ministerio de Justicia del que dependen organismos sumamente sensibles. 

Alfredo Scoccimarro: Titular de la Secretaría de Comunicación Pública y hombre que maneja los fondos de la pauta publicitaria, fue vocero de Armando Canosa, subsecretario de Transporte de Menem entre 1996 y 1999. Periodista de oficio, en esa época montó un programa radial sobre infraestructura y transporte financiado por las empresas del sector, algo supuestamente incompatible con sus funciones. Según sus colegas, “era un tipo muy consustanciado con la causa menemista, un liberal hecho y derecho”. En 2003, fue nombrado vocero del Ministerio de Infraestructura y Transporte, a cargo de Julio De Vido. Se transformó en el vocero personal de Néstor Kirchner cuando éste dejó la presidencia. 

Juan Carlos Pezoa: El actual titular de la Secretaría de Hacienda de la Nación fue director de Relaciones Fiscales y Económicas con las Provincias en el Ministerio de Economía durante la gestión de Domingo Cavallo. También fue diputado nacional del PJ por la provincia de Buenos Aires entre 1995 y 1999. Durante la presidencia de Néstor Kirchner, fue nombrado Secretario de Gabinete y Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete a cargo de Alberto Fernández, a quien conocía de su paso por el equipo de Cavallo. Fue designado interventor del Enargas en 2007, a pesar de no haber tenido ningún antecedente vinculado con energía o combustibles, y renunció a los pocos meses. Recientemente tuvo un duro enfrentamiento con los gremios estatales por suspender los pagos extra por premios y remanentes en los salarios públicos, en el marco del ajuste en el Estado. 

Sergio Massa: Intendente de Tigre. Se inició en la política de la mano de la Unión de Centro Democrático de Álvaro Alsogaray. Fue presidente de la Juventud Liberal bonaerense entre 1994 y 1996 y pasó luego a las filas del Partido Justicialista como muchos otros miembros de la Ucedé. Fue brevemente subsecretario de la Juventud del Ministerio del Interior y luego paso integrar el cuerpo de asesores del Ministerio de Desarrollo Social durante la gestión de Palito Ortega. Fue nombrado por Duhalde al frente de la Anses y luego ratificado por Néstor Kirchner hasta 2007, año en el que se alzó con la intendencia de Tigre. Fue Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación entre 2008 y 2009. Ex candidato testimonial. El escándalo de los wikileaks lo dejó muy mal parado. Continúa al frente de la comuna de Tigre y se lo considera alternativamente un “oficialista díscolo” o un traidor al proyecto K, según la circunstancia. Mantiene vasos comunicantes tanto con macristas como con kirchneristas por igual. 

Daniel Filmus: El actual senador nacional por el Frente para la Victoria fue, durante la cuestionanda intendencia porteña de Carlos Grosso, director general de Educación entre 1989 y 1990; más tarde, fue designado subsecretario de Educación hasta 1992. Pasó a ser Jefe del Gabinete de Asesores de la ministra de Educación Susana Decibe y asesor del ministro Jorge Rodríguez, quien luego sería jefe de Gabinete de Carlos Menem. Entre 2003 y 2007, fue Ministro de Educación de Néstor Kirchner. Dos veces intentó sin éxito alcanzar la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires (2003 y 2007). 

Mario “Pacho” O´Donnell: Titular del Instituto Manuel Dorrego, orientado a la revisión historiográfica, en los noventa estuvo enrolado en el menemismo. Fue  Secretario de Cultura de Buenos Aires y de la Nación, y además Senador Nacional y Embajador en Panamá y en Bolivia. En 1999, se candidateó en la interna del PJ porteño para la jefatura de gobierno, en fórmula con Daniel Scioli como vice; el Ministro de Trabajo de Menem, Antonio Erman González, encabezaba la lista de diputados nacionales y Claudia Bello, la de senadores. Tras un resultado controvertido, finalmente compartiría boleta con su adversario en la interna, el ex ministro de Justicia Raúl Granillo Ocampo.

Guillermo Oliveri: Secretario de Culto del gobierno de Cristina Fernández. Fue concejal en la ciudad de Buenos Aires durante los 90 y jefe del bloque del PJ. Alineado con la ultramenemista Claudia Bello. En las internas del PJ, apoyó a Scioli en 1997. Encabezó la lista de legisladores porteños del PJ en 1999, junto a Cristian Ritondo -ex segundo de Miguel Angel Toma en la Secretaría de Seguridad, actual jefe del bloque macrista en la legislatura de la ciudad. 

Juan José Mussi: En diciembre de 2010, asumió como Secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en reemplazo de Homero Bibiloni. Es un importante operador político entre los intendentes de la tercera sección electoral. Fue intendente de Berazategui entre 1987-1994 y 2002-2011. Durante este interregno, fue ministro de salud de la provincia de Buenos Aires. En 1994, fue electo convencional nacional constituyente para la reforma constitucional que habilitó la reelección de Carlos Menem. En 2002, fue designado por Duhalde como Secretario de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, cargo que ocupó hasta noviembre de 2003, ya bajo la presidencia de Néstor Kirchner. Estuvo implicado en la “megacausa” por defraudación a IOMA. 

Este listado es incompleto ya que no se agregan, para no ocupar páginas y páginas, los nombres de los diputados que votaron las leyes del menemismo durante los noventa y que hoy levantan la mano para votar joyas kirchneristas como la Ley Antiterrorista, o los nombres de los intendentes que eran menemistas con tanta pasión en los noventa como cristinistas lo son hoy en día. Sin embargo, este listado da cuenta de los vasos comunicantes entre aquella época y la actual, que no sólo se vincula a través de nombres propios, sino que cuenta con políticas estratégicas similares. Para finalizar, algunas palabras –para Menem con cariño– de serios referentes del menemismo de ayer que no quisieran ser recordadas hoy por quienes las pronunciaron. Pero lo dicho y hecho, dicho y hecho está.

Néstor Kirchner, ex presidente de la Nación:

“Casi diría, con toda seguridad, que desde el paso de aquel gran General, haya un presidente que haya escuchado tanto a la Patagonia Sur y a Santa Cruz en particular”. “Hoy, (…) por el honor que significa la presencia del presidente Menem, acá está el pueblo de Santa Cruz acompañando el proceso de transformación en la periferia de la Patria argentina. 

Hemos saludado a nuestro presidente y al pueblo de la República siempre con el corazón en la mano, con nuestra conciencia y actitud soberana permanente que hacemos en nuestra tierra. Por eso, con el mismo cariño con que lo recibimos hoy, también con la misma fuerza que ha dado permanentemente a un hombre del interior de la Argentina…”. 

Cuando el santacruceño arribó a la presidencia, no tenía empacho en declarar tajante que “nunca” fue menemista. “Si hay alguien que nunca estuvo con el menemismo, que lo combatió en 1988 y por eso me respetan tanto, fui yo”, decía. 

Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia: 

“No pedimos perdón por lo que estamos haciendo, esta ley servirá para darle oxígeno a nuestro gobierno y será un apoyo explícito a nuestro compañero presidente Menem”. En 1992, el entonces diputado por el PJ neuquino se dirigía así a la Cámara en calidad de miembro informante de la privatización de YPF.

Cristina Fernández, presidenta de la Nación:

“Señor presidente: Venimos a requerirle que, a través de una declaración, nuestra Honorable Legislatura se expida exigiendo a los diputados nacionales del Distrito que posibiliten el tratamiento del proyecto de Ley de la nación que trata sobre la transferencia del dominio público de los Yacimientos de Hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias en cuyos territorios se encuentre. (…)

Es que un conjunto de legisladores de la Cámara de Diputados de la Nación, cada uno con sus respectivas razones, vienen obstruyendo la posibilidad de que aquella Ley de Federalización de Hidrocarburos de y de Privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales tenga siquiera su tratamiento en esa Cámara.

Como se comprenderá, ninguna argucia reglamentaria debe estar puesta al servicio de retrasar las soluciones que nuestra Provincia necesita.

Del dictado de esa ley depende hoy el envío de los 480.000.000 de U$S y el pago de nuestra parte en la licitación de las áreas ya concretada”.

Proyecto de declaración presentado la Legislatura de Santa Cruz por la entonces diputada provincial Cristina Fernández el 17 de septiembre de 1992. Aprobado sobre tablas. Su tratamiento inmediato fue mocionado por el entonces también legislador Héctor Icazuriaga, actual jefe del Servicio de Inteligencia.

© Escrito por Andrés Hansy y publicado por plazademayo.com el lunes 16 de Abril de 2012