domingo, 27 de noviembre de 2022

Se complica el ‘vamos viendo’… @dealgunamaneraok...

 Se complica el ‘vamos viendo’… 


Preparando los cambios. Horacio Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes

Mientras la política baila el minué de las candidaturas, los empresarios temen un diciembre difícil por la crisis.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 26/11/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


El plan “vv” (vamos viendo) de Sergio Massa va encontrando dificultades a cada paso que la Copa del Mundo no tapa. Fue lo que evidenció la escalada del dólar de los últimos días. Los mil millones de dólares que el Banco Central puso en la calle para intentar frenarla fueron en vano, reduciendo aún más sus lánguidas reservas. El jueves por la mañana nadie se animaba a soltar al blue. Las operaciones que se mueven en ese mercado clandestino estuvieron frenadas casi hasta el mediodía por falta de precio.

Un hombre que conoce ese mundillo lo describió así: “No es cierto que no hay precio. Siempre hay un número, el problema es que nadie tiene los huevos para ponerlo primero”. La confesión refleja el estado de ánimo de un mercado, muchas veces considerado marginal, pero influyente: nadie quiere perder por temor a una disparada. El dólar soja se iba a anunciar entre el lunes y el martes de la semana que viene. Pero claro, el ministro propone y el blue dispone. Por eso, el viernes –de apuro– Massa debió convocar a los representantes de las entidades agrarias para anunciarles el nuevo dólar soja, cuyo valor será de 233 pesos. En la primera ocasión, en septiembre pasado, se liquidaron 8 mil millones de dólares. Lo que se espera ahora es más modesto: 3 mil millones.

Larreta no oculta su enojo con Jorge Macri, quien teje alianzas con Patricia Bullrich.

La falta de dólares está golpeando de manera creciente a un extenso número de sectores productivos. Por las redes circulan videos en los cuales los propietarios de pequeñas y medianas empresas se quejan por la falta de dólares para importar insumos esenciales para la elaboración de sus productos. Lo mismo ocurre con quienes importan servicios digitales, la canilla se sigue cerrando para todos.  

En el discurso que Massa dio ante lo más granado del empresariado en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción reconoció que, si no logra controlar la inflación, el Frente de Todos contra Todos habrá de perder las elecciones en 2023. Dijo también otras cosas que motivaron el aplauso de la nutrida concurrencia. Por lo bajo, fueron muchos los que hicieron saber que al ministro no le habían creído nada. “Ojo que si se baja Massa, viene Fernanda Vallejos”, era una frase que se hizo circular entre algunos de los presentes. Las malas lenguas aseguran –y reaseguran– que esa frase fue lanzada al ruedo desde el entorno del ministro. “Se non è vero, è ben trovato”.
 

La economía no es la única preocupación que perturba el atribulado espíritu de 
Cristina Fernández de Kirchner. Su delicadísima situación judicial la enfrenta a un futuro incierto. El próximo martes el Tribunal Federal Oral Nº2 escuchará las últimas palabras de los acusados para luego proceder a anunciar la fecha del veredicto. Quienes transitan por los pasillos de los tribunales de Comodoro Py al 2000, dan como opción más probable, la de un fallo condenatorio de la expresidenta en funciones. De serlo así, el impacto será enorme y con repercusión internacional. Eso es lo que la atormenta. Por su parte a Sergio Massa le preocupa la reacción que pueda montar la militancia en la calle. En un escenario de tensión social se pueden colar toda clase de reclamos. En el kirchnerismo duro no se van a quedar de brazos cruzados ante esa posibilidad y echarán mano a la estrategia de la supuesta persecución de su jefa. Vale recordar que en la Argentina no hay Ley de Ficha Limpia, motivo por el cual CFK aún condenada, puede presentarse a competir en las próximas elecciones aunque desde sus filas agiten la idea contraria. Una estrategia burda y de patas cortas para agigantar su figura de la mano del operativo clamor. 

Puertas adentro ella insiste en posicionar a Axel Kicillof, seguido de cerca por el ministro del Interior Wado de Pedro. Máximo Kirchner mira con desconfianza desde el paravalanchas, pero sabe que si no queda otra opción su madre será candidata. Hay quienes desde ambas coaliciones empujan la contienda con el ex presidente Mauricio Macri. Para ser justos, hay que decir que las dos figuras sienten el deseo casi enfermizo de enfrentarse cara a cara para dirimir su poder. 

Dentro de No Tan Juntos por el Cambio, las aguas vuelven a agitarse. Hay un cambio de formas y de estilo; sin amenazas y con buenos modales, pero la bronca existe. Para algunos el olor a traición es innegable. Es que 
Horacio Rodríguez Larreta ya no oculta su enojo con “el primo Jorge”, a quien no hace mucho tiempo nombró como ministro de Gobierno de la Ciudad. La relación comenzó a deteriorarse cuando Jorge Macri aceptó tejer alianzas con la presidenta del PRO Patricia Bullrich, rival directa de Larreta en la interna del equipo amarillo. Como se ve en todos lados se cuecen habas. 

La pregunta del círculo rojo, sin embargo, no pasa por la política y el minué de las candidaturas. Los empresarios tienen un temor creciente a que las reservas del BCRA no lleguen al mes de marzo. Con un dólar en alza, la inflación incontenible y el malhumor social en ascenso por la escalada de precios y la inseguridad, sólo resta prenderle una vela a Lionel Messi para pasar diciembre sin sobresaltos. Aún así, nadie olvida que el peronismo es experto en manejar la crisis en la calle.



 

martes, 22 de noviembre de 2022

Hebe de Bonafini: del coraje con el que enfrentó a la dictadura al desatino y la violencia del final… @dealgunamaneraok...

 Hebe de Bonafini: del coraje con el que enfrentó a la dictadura al desatino y la violencia del final…

Hebe de Bonafini. Fotografías: (NA).

A los 93 años, murió la presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Fue una mujer que despertó fervores y rechazos. Le llamaban “La Roca” por su terquedad, su obstinación, su intransigencia, su franqueza, su lenguaje llano y brutal. Con ella muere parte de una época y de un estilo político que marcó en cierto modo la vida del país.

© Escrito por Alberto Amato el domingo 20/11/2022 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

A los 93 años Hebe Pastor de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo, el organismo que le plantó cara a la última dictadura militar en pleno terrorismo de Estado, en 1977, y que reveló años más tarde los horrores del “proceso”; la asociación que le dio entidad internacional y valor de lenguaje cotidiano a una nueva y trágica figura del violento mundo político argentino, la del “desaparecido”; el grupo de mujeres que, con un pañuelo blanco en la cabeza, impidió en 1983 una retirada decorosa y sin estridencias del poder militar, que había dictado una ley de autoamnistía para ocultar y alejar de todo proceso judicial a sus miles de asesinatos.

 

Fue una mujer que despertó fervores y rechazos. Le llamaban “La Roca” por su terquedad, su obstinación, su intransigencia, sus desplantes, su franqueza, su lenguaje llano y brutal, sus arranques que la colocaban siempre al borde de la perturbación. Vivió una tragedia personal inmensa, la desaparición de sus dos hijos y la de su nuera, a manos de los centuriones de la dictadura; y convirtió ese dolor privado en un dolor colectivo, le dio a su drama y al del resto de las madres, una dimensión social como nunca antes tuvo un drama en la Argentina. 




La ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo (AGN).

 

Bonafini hizo incluso algo más: por propia decisión, y sin muchos más fundamentos que los que le dictaba su tragedia personal, quitó toda autoridad moral a los gobiernos democráticos del país en los últimos treinta años hasta que, seducida por el ex presidente Néstor Kirchner, adhirió a su gobierno con la furia de los conversos, mientras se ponía al frente del programa “Sueños compartidos”, un plan de viviendas que manejó al menos mil doscientos millones de pesos y por el que terminó acusada de corrupción y envuelta en un escándalo cuya investigación y aristas judiciales está aún en manos de la justicia federal.

Fue en estos últimos años en los que su figura perdió prestigio internacional y adhesión popular en el país. Coincidió también con sus exabruptos más violentos por los que llegó a valorizar la tremenda lucha armada de los años 70, a incitar a los adolescentes a “la rebeldía y al combate”, a celebrar el atentado contra las Torres Gemelas que dejó más de tres mil muertos, a ensalzar la guerrilla vasca ETA, la del mexicano Ejército Zapatista y la de las FARC de Colombia, a organizar un juicio popular a la prensa, a calificar de “turros” a los jueces de la Corte y a amenazar con tomar el Palacio de Justicia y a denigrar la elección del cardenal Bergoglio como Papa para luego, en coincidencia con el giro del Gobierno, enviarle una elogiosa carta personal en julio de 2013 y visitarlo para rogar su perdón en mayo de 2016.

 

Jorge y Raúl, los hijos desaparecidos de Hebe de Bonafini.

 

Impulsó, a su modo, la instauración de un estado revolucionario que sabía imposible, que borrara para siempre el sistema y las leyes que le daban cobijo a su prédica, a la organización que presidía y, con el kirchnerismo, a su propia cuota de poder personal. Encarnó también otro imposible: proyectó, proclamó y pretendió representar lo que, pensó, sería hoy la lógica y las ideas de sus hijos asesinados y las del resto de los “desaparecidos”.

 

Bonafini nació en Ensenada, en el barrio El Dique, el 4 de diciembre de 1928. Hija de un español planchador de sombreros y de una argentina ama de casa, creció en un hogar humilde del que habló siempre con inocultable orgullo. Casi sin educación formal más allá de la primaria, se ganó la vida desde muy joven confeccionando ponchos y otras prendas en unos telares que, solía decir, le hicieron conformar una especie de cooperativa junto a otras mujeres tejedoras. Muy joven también, a los 14 años, se puso de novia con Humberto Bonafini, que tenía 17 y sería su esposo durante treinta y tres años. Se casaron, después de seis años de noviazgo, el 12 de diciembre de 1949 en la iglesia San Francisco de La Plata, tuvieron tres hijos, Jorge, Raúl y Alejandra, y fueron un arquetipo del modelo del primer peronismo: ascenso social y económico de los sectores más humildes, posibilidad de ahorro y de compra de la casa propia, hijos en la universidad, con llegada a un nivel educativo que le había sido negado a sus padres.


Hebe de Bonafini en una marcha contra la Ley de Obediencia Debida del gobierno de Raúl Alfonsín (Télam).
 

Ya convertida en Hebe, la luchadora por los derechos humanos, Bonafini repetía que hubiese sido para siempre “Quica” Pastor, un ama de casa común, de no mediar la desaparición de sus hijos y de su nuera. Jorge Bonafini, un estudiante de física de 26 años, fue secuestrado el 8 de febrero de 1977. Durante semanas, su madre recorrió comisarías y cuarteles con algo de comida y una muda de ropa, sin imaginar la verdad, de la que supo luego en contacto con otras madres. El 30 de abril de 1977, ese todavía pequeño grupo de apenas catorce mujeres, con su fundadora Azucena Villaflor de De Vincenti a la cabeza, hizo su primera ronda en la Plaza de Mayo. Se juntaban porque querían que las recibiera el dictador Jorge Videla y como la policía las obligaba a “circular”, regía el estado de sitio, empezaron a dar vueltas alrededor de la Pirámide. Una semana después, Bonafini se unió a ellas. Marchaban los viernes hasta que una madre sugirió que ese era “día de brujas”. Y eligieron los jueves.

 


Hebe de Bonafini en uno de sus enérgicos discursos. Fotografía: (NA) Daniel Vides.

 

El 6 de diciembre de ese año, fue secuestrado su otro hijo varón, Raúl, estudiante de Ciencias Naturales de 24 años. Dos días después, un comando de la Armada secuestró a un grupo de madres en la Iglesia de la Santa Cruz y a dos religiosas francesas, Alice Domon y Leonie Duquet, y dos días después, en Avellaneda, fue arrebatada Azucena Villaflor: todas fueron asesinadas en la Escuela de Mecánica de la Armada.


Bonafini se convirtió entonces en titular de las Madres, que todavía no tenía entidad de asociación. Su carácter y su decisión la hicieron líder y le imprimieron su impronta a aquel puñado de mujeres desesperadas que, durante el Mundial 78, revelaron a la prensa extranjera parte de los horrores de la dictadura. Un mes antes del torneo, había sido secuestrada María Elena Bugnone, la mujer de su hijo Jorge. Poco a poco, las madres dejaron de ser “viejas locas”, como las había definido el poder militar; el nombre de la agrupación empezó a escribirse con mayúscula; los pañuelos blancos en la cabeza, que primero fueron pañales en una marcha a Luján en 1978, se convirtieron en un símbolo de la resistencia, y la asociación, con fuerte apoyo popular, pasó a ser cuestionadora del poder militar y, de alguna manera, su incómoda y pertinaz conciencia.

 



El expresidente Néstor Kirchner junto a la titular de Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini. Al santacruceño lo miraba de reojo al principio de su mandato, pero luego fue una firme aliada (NA).

 

Ya en democracia y bajo la mano férrea de Bonafini, las Madres se opusieron a dar testimonio ante la CONADEP, cuestionaron la política de derechos humanos del gobierno de Raúl Alfonsín y sus leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, no aceptaron ninguna reparación económica estipulada por la Ley 24.411, rechazaron la instauración de la figura del “detenido desaparecido” que fijaba otra ley, la 24.231, reclamaron la aparición con vida de quienes sabían asesinados y renunciaron a recobrar sus cuerpos y darles sepultura.

Esa postura afectó también a otros organismos de derechos humanos y llevó a la división de Madres: en 1986 nació Madres Línea Fundadora que llegó a cuestionar la “falta de democracia interna y el autoritarismo” de Bonafini en el manejo de la Asociación, que se prolongó durante más de tres décadas.

Con Cristina Fernández de Kirchner en la sede de Madres de Plaza de Mayo (NA).

 

En 2006, la política de derechos humanos de Néstor Kirchner, su decisión de derogar las leyes del perdón dictadas por Alfonsín, la reanudación de los juicios a los represores de los años 70, la instalación del Museo de la Memoria en la ex ESMA y el devenir de antiguos guerrilleros en funcionarios y legisladores, hizo que Bonafini expresara: “Ya no tenemos un enemigo en la Rosada”.

Ese año, Madres y Abuelas dejaron de celebrar la anual “Marcha de la Resistencia”, que nucleaba a miles de personas a lo largo de veinticuatro horas. Las altas torres que Bonafini alzó en 1977 fueron en cierto modo desmanteladas: “Estamos viejas”, dijo a modo de justificación. Su fervor resistente se trasladó a una defensa a ultranza del gobierno de Néstor Kirchner primero y de Cristina Fernández después, fervor del que quedaron como testimonio frases ya célebres con el sello inconfundible de su creadora, los millones de pesos del programa Sueños Compartidos, hasta que el Gobierno decidió quitar a las Madres su manejo en julio de 2011, y el decreto de junio de 2010 firmado por la Presidente que “autoriza la creación” de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, un proyecto que ya tenía diez años de vigencia y del que terminó haciéndose cargo el Estado.


 

Con el presidente Alberto Fernández pasó de un tibio amor a enfrentarlo (@alferdez).

 

En 2012, apoyó en forma abierta el ascenso a teniente general de César Milani, un militar cuestionado por los organismos de derechos humanos por su actuación durante la dictadura, cuando era un joven oficial. Bonafini reporteó a Milani para la revista “Ni un paso atrás”, de las Madres de Plaza de Mayo y desechó las críticas de sus pares, que la cuestionaron, con una frase terrible que hacía referencia al cobro de las indemnizaciones por los desaparecidos: “Ellas vendieron la sangre de sus hijos”. En esa entrevista llegó a sugerir lo impensado en otros tiempos: que el Ejército actuara en las villas miseria de Capital y de Gran Buenos Aires.

 


Sergio Schoklender fue su impensado socio en la Fundación Madres de Plaza de Mayo y en el escándalo de Sueños compartidos (Foto NA).

 

La entrevista, un tanto naif, al luego jefe del Ejército, fue el sello aprobatorio de Bonafini y de su entidad al ascenso de Milani. No fue, como podría haberse pensado, un intento de reconciliación de las Madres con parte de las Fuerzas Armadas, sino un deseo personal de Bonafini de seguir los dictados de la Presidente. Con el punto final al reportaje, el amplio arco moral que Bonafini exhibió a lo largo de su vida, quedó cerrado. Milani terminó por pedir el retiro del Ejército en junio de 2015, cercado por las denuncias por violación a los derechos humanos.



Con Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, tuvo fuertes cruces (NA). 

 

Fue también una feroz opositora al gobierno de Mauricio Macri a quien hizo blanco de sus críticas más furiosas e insultantes. Fue la asunción de Macri a la presidencia, en diciembre de 2015, que Bonafini vivió como una derrota personal, la que la despojó de los últimos vestigios de sensatez y de prudencia. En discursos y declaraciones cegados por la furia, llegó al insulto personal, a la afrenta pública, a proponer incluso el derrocamiento de Macri por cualquier medio. En el final de su vida, aquella luchadora contra los golpes de Estado, tornó a impulsarlos.

En mayo de 2016 visitó al Papa Francisco, contra quien había lanzado también una larga ristra de acusaciones e insultos en 2013, cuando el cardenal Bergoglio fue electo pontífice. El giro de Bonafini hacia la figura del Papa coincidió con la idéntica voltereta del entonces gobierno de Cristina Kirchner y se vistió luego con el traje de la devoción personal. Tras el abrazo en Roma con el Papa, y con la misma laxitud moral con la que cerró el círculo con Milani, Bonafini admitió: “Con Francisco nos equivocamos como nos equivocamos con Néstor”, por Kirchner. Es de suponer que el Papa juzgó conveniente creerle.


Con un muñeco de Mauricio Macri, al que llamó a derrocar cuando era presidente.

 

En marzo de 2017, un día antes del 41 aniversario del golpe de Estado de 1976, Bonafini selló el destino de Madres de Plaza de Mayo y, en gran medida del prestigio internacional del que gozaba la entidad: “Somos –dijo– una organización política y nuestro partido es el kirchnerismo”. Si al kirchnerismo se le critica el uso político de los derechos humanos, no lo es menos el paso a la política partidaria de aquella agrupación emblemática de esos mismos derechos. En ese mismo acto criticó a Estela de Carlotto por firmar un acuerdo con la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, a quien calificó de “asesina”.

 

Ese mismo año, en medio de una polémica entre las autoridades nacionales, provinciales y porteñas encargadas de la seguridad, que debatían el uso de pistolas Taser, propuso que se probara la efectividad de esas armas eléctricas, destinadas a paralizar en forma momentánea a los delincuentes, en la hija del entonces presidente Macri, de seis años, o en los hijos de la gobernadora de Buenos Aires.

 


Su entrevista a César Milani marcó un quiebre: Las Madres de Plaza de Mayo pasaron de ser una organización de Derechos Humanos para convertirse en parte del kirchnerismo, lo que ella admitió.

 

El regreso del peronismo al poder en 2019 volvió a darle alas que resultaron de vuelo muy corto: se decepcionó enseguida del presidente Alberto Fernández, lo vituperó con diferentes tonos y maneras, afirmó que el presidente tenía nada que ver con el kirchnerismo, le criticó ir a “canales de mierda” por alguna de las presentaciones televisivas del Presidente, le exigió: “Hable lo menos posible porque cuando lo hace es una desilusión”, convocó a una pueblada destinada a evitar una eventual condena de Cristina Fernández en alguna de sus causas judiciales, expuso sus deseos de “trompear” al entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, insultó a toda la oposición, convocó a una marcha, otra más, contra los jueces de la Corte, “Tenemos que ser muchos, que se note y que les duela que les moleste”, llamó a un paro general contra el gobierno kirchnerista en protesta contra la inflación y mantuvo inquebrantable su adhesión con la vicepresidente Cristina Fernández.

 

Con el Papa Francisco en 2016.

 

Contradictoria, extravagante, polémica, admirada y detestada casi por igual, absurda a veces, osada siempre, con Hebe Bonafini muere parte de una época y de un estilo políticos que marcó en cierto modo la vida del país. Si en los últimos años lo hizo a través del desatino y de la violencia, que fueron siempre su sello distintivo, en aquellos duros años de la dictadura Bonafini enfrentó al terror sin más armas que su ingenuidad y su coraje.

 

Tal vez sea esa la imagen que de ella atesore la historia.



   

Copa del Mundo Qatar 2022. Argentina 1 vs. Arabia Saudita 2... @dealgunamaneraok...

 Catástrofe deportiva en Qatar: Argentina sufre una de sus peores derrotas mundialistas… 

Primer gol de Lionel en su quinto Mundial. 

La Selección tuvo un debut para el olvido al ser sorprendida por Arabia Saudita que le ganó por 2 a 1 en un partido que se disputó en el Stadium Lusail Iconic, en el marco de la primera jornada del Grupo C y además perdió un invicto de 36 partidos sin derrotas. 

Argentina perdió sorpresivamente con Arabia Saudita por 2 a 1 en su debut en Qatar 2022 y sufrió una de sus peores derrotas en la historia de la Copa Mundial de la FIFA.

 

© Escrito por Jorge Angulo, enviado especial a Qatar, el martes 22/11/2022 y publicado por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República Argentina.



El vigente campeón de América se puso en ventaja con un penal anotado por Lionel Messi a los 10 minutos de juego, pero recibió dos goles al inicio del segundo tiempo, marcados por Saleh Al Shehri y Salem Al Dawsari.

 

Con esa derrota, que interrumpió un invicto de 36 partidos, el seleccionado de Lionel Scaloni quedó sin margen de error para disputar los últimos dos partidos del grupo ante México, el sábado 26, y Polonia, el miércoles 30.

Los futbolistas del seleccionado nacional, diez de ellos debutantes en la máxima competencia FIFA, cumplieron una floja actuación colectiva, combinada con una preocupante respuesta anímica para enderezar el rumbo del partido, del que se marcharon visiblemente golpeados en medio del estupor de los miles de argentinos presentes en Lusail.
 

Perder después de tres años y cuatro meses ante un rival del tenor de Arabia Saudita y en el estreno de un Mundial al que arribó con la chapa de candidato fue la peor pesadilla que pudieron soñar sus fanáticos y sólo se entiende con el estricto análisis de los más de 100 minutos jugados en el escenario de la final.

 

Argentina se puso en ventaja a los 10 minutos con un penal facilitado por el grupo arbitral, que vio como falta un subjetivo agarrón a Leandro Paredes en una pelota parada. El neerlandés Paulus Van Boekel llamó desde el VAR, el esloveno Slavko Vincic convalidó en la pantalla y Messi facturó con engaño al arquero.

 

Destrabado el marcador, la intuición de una victoria cómoda fue cambiando a medida que Arabia Saudita daba señales de equipo concentrado, compacto, aguerrido para la marca e infalible en el recurso de la posición adelantada.

 

Sólo en la primera parte, los "Halcones del Desierto" provocaron 7 offsides, tres de ellos para invalidar jugadas que finalizaron en tantos de Messi y Lautaro Martínez (2).

 

El primer acierto del equipo asiático, protagonista de la mayor hazaña para el fútbol árabe, fue la presión sofocante sobre los mediocampistas argentinos, lo que incomodó tanto a Leandro Paredes como Rodrigo De Paul para el pase corto.

 

Sólo "Papu" Gómez pudo filtrar alguna habilitación pero, por lo demás, el recurso argentino fue el envío largo para que Di María, Lautaro o Messi se fugaran de la última línea rival, por momentos armada con seis futbolistas.

 

Al momento de replegarse, Arabia Saudita jugó en cuatro franjas del césped y eso fue un problema sin solución para una Argentina bloqueada, impotente y sin rebeldía.

 

Más allá de la ventaja, la sensación que dejó la primera parte no fue buena y en el complemento, un inicio terrorífico corroboró que la tarde qatarí se encaminaba para ingresar en la historia negra del seleccionado.

Por una desatención defensiva llegó la igualdad de Al Shehri, que un cruce tardío de "Cuti" Romero no pudo evitar. Eso desató los peores minutos de Argentina en el partido.

 

El equipo ingresó en un estado de parálisis que se comprobó con el segundo tanto un rato más tarde. Al Dawsari tuvo tiempo y espacio dentro del área para clavar la pelota en el ángulo izquierdo de "Dibu" Martínez y desatar un clima árabe infernal en el estadio.

 

Con más de media hora por delante, Argentina no fue capaz de impedir la catástrofe deportiva, fue un equipo apurado, por demás nervioso y se frustró ante cada cruce salvador del algún futbolista saudí, lo que desataba el estallido de sus fanáticos.

 

Scaloni pateó el tablero con tres cambios simultáneos pero el funcionamiento fue el mismo. La fiesta argentina que marcó la previa se aplacó porque la Selección no dio señales positivas para llegar al gol, pese a las enormes diferencias de jerarquía.

 

No alcanzó ni el apoyo de Diego, cuya memoria se manifestó con intensidad en Lusail. Argentina deberá asimilar con personalidad el mazazo de hoy si quiere volver a este estadio el próximo 18 de diciembre.

 


Síntesis:

 

Argentina: 1

 

Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Alejandro Gómez; Ángel Di María, Lautaro Martínez y Lionel Messi. DT: Lionel Scaloni.

 

Arabia Saudita: 2

 

Mohammed Al-Owais; Saud Abdulhamid, Hassan Altambakti, Ali Al Bulaihi e Yasir Al Shahrani; Mohamed Kanno, Abdulellah Al Malki y Salman Al Faraj; Salem Al Dawsari, Firas Al Buraikan y Saleh Al Shehri. DT: Hervé Renard.

 

Gol en el primer tiempo: 10m. Messi (A), de penal.


Goles en el segundo tiempo: 2m.Al Shehri (AS); 8m.Al Dawsari (AS).
 

Cambio en el primer tiempo: 49m. Nawaf Al Abid por Salman Al Faraj (AS).

Cambio en el segundo tiempo: 13m. Lisandro Martínez por Romero, Enzo Fernández por Paredes y Julián Álvarez por "Papu" Gómez (A); 26m. Marcos Acuña por Tagliafico (A); 33m. Sultan Al Ghannam por Al Shehri (AS); 43m. Haitham Asiri por Al Buraikan y Abdulelah Al Amri por Al Abed (AS) y 118m. Mohammed Al Breik por Alshahrani (AS).

 

Amonestados: Al Maiki, Al Bulaihi, Al Dawsari y Abdulhamid (AS). 

 

Árbitro: Slavko Vincic, asistido por Tomaz Klancnik y Andraz Kovacic (Eslovenia).

 

VAR: Paulus Van Boekel (Países Bajos) y Bastian Dankert (Alemania).

 

Estadio: Lusail (Doha).