martes, 30 de octubre de 2012

Cuarentena, paternalismo y medios... De Alguna Manera...


Cuarentena, paternalismo y medios...


Faltan cuarenta días para el 7D. Para algunos, de tener éxito el Gobierno con su apagón mediático, ese día comenzará la definitiva “santacrucización” de la Argentina. Pero si el kirchnerismo consiguiera lo que se propone, obtendrá un triunfo pírrico como pocas veces se ha visto en la política: un Gobierno que coloca todas sus fuerzas en una batalla donde, aun con un resultado airoso, saldría peor que como entró, con las manos vacías tras un enorme consumo de recursos propios.

Esperan abrir “una fisura en el lenguaje de la dominación” para vencer a la corporación mediática, “articuladora de la agenda hegemónica desde la perspectiva de los sectores dominantes”, y comenzar un nuevo ciclo de “democracia comunicacional” para dar por superado “el litigio por el relato”, que es “el eje de la disputa política de nuestro tiempo, el punto neurálgico sobre el que se da la contienda por darle forma a una ofensiva contrahegemónica que logre interrumpir la hegemonía del establishment neoliberal”, permitiendo también “el corrimiento del velo de supuesta objetividad con el que siempre se vistieron los medios concentrados”, gracias a que “el retorno del conflicto político hizo saltar en mil pedazos el sutil dispositivo de enmascaramiento a través del cual el modelo neoliberal fue desplegándose hegemónico sobre la vida social”, demostrando que “el giro neoliberal del capitalismo fue posible a través de una inédita ofensiva mediático-cultural destinada a producir otra subjetividad”. En síntesis, piensan que “los medios de comunicación hegemónicos constituyeron la columna vertebral de la nueva derecha contemporánea” (el encomillado es de un reciente texto de Ricardo Forster).

¿Tan enorme es la expectativa? ¿Lo creerá en serio el Gobierno? Si así fuera, grande será su depresión posparto. Comprobará que las audiencias audiovisuales son mucho más autónomas de lo que cree. Que ellas también construyen la agenda subiendo o bajando el rating, cada vez más directamente a partir de que se accede a él en tiempo real.

Si eliminaran las noticias policiales para disminuir la sensación de inseguridad, la demanda de la audiencia por esos temas se canalizaría por otros medios: radios, internet y hasta prensa gráfica, que se recategorizaría en función de satisfacer demandas desplazadas (en la época en que no existía la televisión transmitiendo todo el tiempo en directo, había publicaciones especializadas en policiales).

Esta idea de que los medios le imponen a la audiencia lo que ellos quieren que vea parte de un desprecio por el libre albedrío de las personas, sólo explicable en mentes paternalistas que ven a los ciudadanos como un cliente a ser asistido con subsidios a cambio de votos.

Que fuera plausible que los medios son los responsables de todo lo malo, y que esa idea atrapara la imaginación de muchos argentinos que genuinamente le creen al Gobierno, sólo fue posible por la profunda frustración en que sumió al país la crisis de 2002 (y en los mayores de 40 años, la acumulación de la crisis de 1989 con la de 2002). Si nos fue tan mal, hay que cambiar, y alguien tiene que tener la culpa. La crisis de confianza nos impulsa ya no sólo a cambiar nuestras afirmaciones sino a cambiar nuestro vocabulario creyendo que al sustituir las palabras se modificará la realidad. Mal pronóstico tiene tanta energía colocada en las consecuencias y no en las causas de los problemas.

Ayer PERFIL publicó que la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones del Fuero Federal en lo Civil Comercial, la que ha fallado a favor de Clarín en la primera cautelar, a la que el Gobierno teme y aspira a puentear con el per saltum, ya tiene potestad para resolver la ampliación de la cautelar con posterioridad al 7 de diciembre, porque Clarín ya había solicitado la prórroga en el juzgado de primera instancia y, al ser denegada por el juez subrogante, pudo apelar a la Cámara.

Ya era raro que a sólo cuarenta días del 7 de diciembre Clarín no hubiera presentado su pedido de prórroga de la cautelar, sabiendo que además debía llegar antes del 7 de diciembre a la Cámara porque en primera instancia tenía muchas posibilidades de ser denegada. Y agrega curiosidad que ni Tiempo Argentino ni Página/12 (que tienen de fuente al Gobierno), ni Clarín (que se tiene de fuente a sí mismo), hubieran publicado que el juez subrogante en primera instancia rechazó la ampliación de la cautelar.

En el caso de Clarín, se puede atribuir a que no deseara mostrar lo que para el lector no muy informado hubiera sido percibido como una derrota procesal cuando en realidad era un paso necesario para su posible triunfo en Cámara. Y en el caso del Gobierno, a que no haya querido exponer que en realidad es posible una cautelar a favor de Clarín antes del 7 de diciembre y por tanto no resulte tan seguro que ése sea “el día de la recuperación de la soberanía informativa”, ya que hay un trámite en curso que pasó a una Cámara que no ha sido favorable al Gobierno.

Desde esta columna, varias veces se conjeturó sobre si la Presidenta proclama efusivamente que el 7 de diciembre comienza una nueva era porque nadie se anima a decirle que no debería descartar que la Justicia ampare a Clarín y ese día no pasaría nada, o porque sabe que eso puede suceder y quiere colocarse en el papel de víctima de las corporaciones que, torciéndole el brazo al Gobierno, demostrarían que son más poderosas que el propio Estado, y sobre ese verdadero poder es donde los periodistas valientes deberían poner foco en sus investigaciones y no sobre los funcionarios públicos, menos poderosos que los ejecutivos del Grupo.

Cuesta creer esto segundo: los costos en pérdida de autoridad serían inconmensurables. Pero dicen los psicólogos que en una relación entre un/a psicópata y un melancólico, el/la psicópata manipula al melancólico y le anula su deseo. Pasando del plano personal al social, el psicópata serían los gobiernos y el melancólico, el pueblo argentino.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 27 de Octubre de 2012.

De la Fragata al 7D... De Alguna Manera...


Justicia al uso nostro…
'EL AMIGO AMERICANO'. Juez Thomas Griesa. Dibujo: Pablo Temes.

De la Fragata al 7D. El Gobierno suma preocupaciones en los juzgados del país y de EE.UU. Un vale todo por la re-reelección.

Narra un asistente al “Aló Presidenta” del último lunes: “Nos citaron a la Casa de Gobierno a las cuatro de la tarde. Nos tuvieron bajo la lluvia sin permitirnos ingresar durante un buen tiempo. Una vez adentro, todos mojados, pasamos al salón para escuchar a la Presidenta. Nadie precisó la hora de la cadena nacional, ni siquiera a los que estábamos en el lugar esperando en vano y viendo pasar el tiempo que, finalmente, terminó siendo de dos horas y que pareció interminable. Nadie nos explicó por qué nos citaron a las cuatro de la tarde si Cristina habló a las ocho de la noche. Esta vez, el coro de aplaudidores –entre los que me incluyo– se atrevió a murmurar: ‘Nos traen obligados, nos tienen dos horas esperando, nos meten la mano en el bolsillo y, encima, debemos salir sonriendo para la foto’. Finalmente, el discurso terminó, aun cuando la espera siguió por media hora más. Es que la Presidenta fue a saludar al coro de La Cámpora antes que a nadie. Allí hubo lo de siempre: sonrisas, preguntas vacías, espera y más espera para quienes, mojados y desde la cuatro de la tarde, no veíamos la hora de salir de ese ámbito. Cuando logramos salir, eran las nueve de la noche”.

La Presidenta está convencida de que, con la repetición hasta el hartazgo de esta puesta en escena, podrá retener el poder para siempre. Si observara con atención los videos de esos actos, vería que no son pocos los que nunca la aplauden. Yendo al contenido de su exposición, Cristina Fernández de Kirchner dijo en ese acto del lunes que los fondos buitre se podían quedar con la fragata Libertad pero que la soberanía del país jamás sería negociada. Alguien debió haberla anoticiado de que la detención de la fragata afecta el poder soberano del Estado argentino, en cuanto a que pone en riesgo sus bienes. Se ve que por lo bajo, afortunadamente, alguien está al tanto de ello y por las dudas aconsejó no enviar un avión de Aerolíneas Argentinas y contratar un vuelo de Air France para repatriar a parte de la tripulación del buque escuela de la Armada. El ministro Arturo Puricelli salió a reconocer su responsabilidad por este bochorno –imposible no pensar que lo hizo por orden de la Presidenta–. En otros países, a un ministro que exhibe semejante nivel de ineptitud, lo echan. Aquí, no. Puricelli, su familia, sus amigos y los familiares de sus amigos que fueron nombrados en el Ministerio de Defensa respiran aliviados: han podido conservar, por ahora, sus puestos de “trabajo”. Argentina, país generoso.

A pesar del episodio de la fragata Libertad, la obsesión de la Presidenta sigue siendo el 7D. Y en pos de lograr destruir a Clarín, el Gobierno no ha dejado atropello por cometer en el ámbito de la Justicia, que representa por estas horas la única instancia institucional del Estado que puede poner freno a la concepción absolutista que, sin ningún tipo de pudor, exhibe el oficialismo como metodología de ejercicio del poder. Si el Gobierno teme que un juez puede fallar a favor de Clarín, lo recusa; si no hay motivos ciertos para ello, ordena hurgar en su pasado a fin de encontrar allí algo que pueda ser utilizado a los fines de presionarlo; y si, tras esa búsqueda, nada aparece, entonces vienen los actos intimidatorios sobre su familia. Es lo que ocurrió con el juez Raúl Tettamanti y por lo cual lo renunció a la subrogancia en el Juzgado Civil y Comercial N° 1, en donde el Gobierno desespera por nombrar a la doctora María Lorena Gagliardi, una subordinada del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, que ya hizo conocer su voluntad de destruir al Grupo Clarín. 

Este proceder, que hoy ha tomado estado público por la notoriedad del caso, ha venido ocurriendo desde hace mucho en causas menos resonantes. La consecuencia de todo esto es que en el ámbito de la Justicia se asiste a la colonización de los juzgados con designaciones de magistrados a los que se nombra por su condición de kirchneristas, tengan o no tengan antecedentes profesionales meritorios. El hecho es de una enorme gravedad porque sus secuelas se dejarán sentir aun después de que el kirchnerismo cumpla su mandato y deje el poder. La designación de conjueces en el Fuero Civil y Comercial aprobada por el Senado en la semana que pasó es un hecho igualmente grave y de dudosa constitucionalidad. Allí también prevalecieron los nombres de abogados directamente ligados al Gobierno. Es que la Presidenta teme que en ese fuero se generen fallos que pongan freno a sus acciones contra Clarín.

Todo este apuro es altamente contrastante con la molicie que el Gobierno exhibe para cubrir vacantes en otros juzgados que, a lo largo y a lo ancho del país, están paralizados desde hace años.

En medio de tanto fuego de artificio, están los datos de la realidad, que siempre complican al Gobierno y a sus aliados. Es lo que han comenzado a vivir los integrantes de la cúpula de la CGT Balcarce. La sanción del nuevo régimen de las ART los ha dejado descolocados. Y la reunión que tuvieron con Juan Manuel Abal Medina, mucho más. “Fue increíble escuchar al jefe de Gabinete preguntar, ante cada inquietud, si se había consultado al ministro tal o cual”, señaló un dirigente sindical –ilusionado con que a la CGT Balcarce se la trataría mejor que a Moyano–, quien agregó, presa de una profunda decepción: “No tienen la más mínima idea de lo que está pasando”. Son varios los gremialistas que le están advirtiendo al Gobierno que si no modifica el mínimo no imponible, en diciembre habrá protestas en diferentes sindicatos cuando los trabajadores vean que su medio aguinaldo se lo lleva la AFIP.

La Presidenta se muestra indiferente ante este reclamo a todas luces justo. Su otra gran obsesión, para la que ha puesto a trabajar a todo su gobierno, es su re-reelección. Fernández de Kirchner se ilusiona con que, con la plata de la soja que recibirá el Estado, el año que viene podrá alcanzar un triunfo electoral que la deje a las puertas de la reforma de la Constitución Nacional. En las reuniones que mantiene con intendentes, el ministro Julio De Vido exige ya sin eufemismos que, a cambio de los fondos para obras públicas, los jefes comunales deben manifestarse a favor de la re-reelección de la Presidenta, quien, a la manera del capitán que guió el Titanic, pretende hacer de la Argentina la copia fiel de la desgraciada Venezuela chavista.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 27 de Octubre de 2012.

Albano Eduardo Harguindeguy... De Alguna Manera...


Con Harguindeguy, se fue uno de los arquitectos del golpe y de la represión…

Juntos. Harguindeguy y Videla, en 1976, el “núcleo permanente”. 

Fue ministro del Interior entre 1976 y 1981. Y justificó la tortura. Lo juzgaban por delitos de lesa humanidad.

Faltaban pocos meses para el golpe de marzo del 76, cuando el jefe de la Policía Federal se encontró con uno de los líderes de Montoneros, Roberto Perdía. La cita secreta fue en Puerto Madero, todavía una zona abandonada de la ciudad. El motivo: negociar la entrega del guerrillero Roberto Quieto, atrapado hacía semanas por la Policía. Entonces se escuchó su voz terminante: “Olvídense de Quieto. Y nosotros no vamos a andar tirando cadáveres en los zanjones; de ahora en adelante los cadáveres no van a aparecer más.” El hombre de esa advertencia, que se comprobaría letal, era Albano Eduardo Harguindeguy, quien murió ayer, a los 85 años, muy lejos del formidable poder que supo tener en vísperas y durante la dictadura militar. Encerrado en una casa de Villa de Mayo a la espera de una condena casi segura por mandar a torturar y a matar, Harguindeguy estaba apostado en una silla de ruedas y apenas dejaba traslucir algo del rictus de aquella cara cuadrada que presagiaba muerte.

Pero si la Justicia y la política fueron piadosas con él, dificilmente lo sea la historia. Harguindeguy fue jefe de la Policía Federal durante el último tramo del gobierno de Isabel Perón, y como tal fue uno de los conspiradores contra la viuda del General Perón. Ya asentado la nueva etapa, ocupó el estratégico ministerio del Interior y desde allí forjó el “núcleo permanente” de la dictadura, en un triángulo que completaban el presidente Jorge Rafael Videla y el ministro de Economía José Martínez de Hoz.

Harguindeguy se jactó y reivindicó las métodos de tortura de los centros clandestinos, ya que, decía, “el enemigo estaba en todas partes”. Pero lamentó haber dejado “desaparecidos”, ya que su anticipo resultó, según él, “un error que lamentar”. Lo describía casi como una falencia táctica o, como también dijo, “un exceso”.

En 2003, durante una entrevista con la televisión francesa, reconoció la influencia de los torturadores de Argelia en la matanza argentina, y los conocimientos adquiridos en la Escuela de las Américas de Panamá, cuna del Plan Cóndor, el aparato represivo continental. “Fueron enseñanzas sobre la forma de interrogar, no sobre la tortura”, explicó. Y recordó que la picana era un invento nacional que empleaba la Policía desde hacía años.

El retorno democrático lo encontró en segundo plano, protegido de algún modo por la publicidad de las Juntas. Y aunque luego fue condenado, Carlos Menem lo benefició con el indulto, lo que le permitió seguir viviendo en su departamento de Recoleta y haciendo gala de sus talentos, como el que desplegaba montado en un caballo de polo.

Ya más cerca en el tiempo, la Justicia desechó el argumento del indulto y volvieron a rondarlo los fantasmas de ayer. Harguindeguy volvió a caer preso en 2006, por orden del juez federal Norberto Oyarbide, y las causas en su contra ya no pararon: secuestros y torturas en Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú; secuestros extorsivos de empresarios; el secuestro de Quieto; asesinatos en cadena en Tucumán y La Rioja. El juicio que lo conducía a recibir su condena se llevaba adelante en Paraná. Ya habían declarado víctimas y testigos de la verdad de su viejo presagio. Faltaban el veredicto y él. Lo que no pudo la Justicia, lo hará la historia.

© Escrito por Gerardo Young y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 29 de Octubre de 2012.


lunes, 29 de octubre de 2012

8N... De Alguna Manera...


8N...


El 8 de Noviembre habrá mucha gente protestando. Probablemente, más que en todas las otras movilizaciones anti K y más que nunca antes contra ningún otro gobierno. Pero quienes participarán no se sienten motivados por ningún candidato de la oposición.

Las encuestas muestran que los más de veinte puntos de aprobación que perdió Cristina Kirchner en el último año no engrosaron el caudal de ningún otro candidato. Además Macri, el más conocido opositor, también perdió aprobación. Y Scioli recuperó lo que había perdido cuando no pudo pagar el medio aguinaldo, pero respecto de hace un año está básicamente igual.

Macri y Scioli son los dos principales aspirantes a suceder a Cristina Kirchner. Ambos tienen una estrategia similar, pero basada en un diagnóstico económico opuesto. Más allá de esta semana (foto con Moyano y aborto vetado), Macri supone que no tiene que hacer mucho, que debe salir a confrontar lo menos posible y no “gastarse”, porque cuando la economía estalle la presidencia caerá en sus manos por ser el único referente del antimodelo. Scioli también cree que no tiene que confrontar ni “gastarse” en riesgosas movidas políticas, haciendo lo mínimo necesario, porque cuando el kirchnerismo vea que no habrá re-reelección la presidencia caerá en sus manos porque es el único candidato que no se opone al modelo electoralmente triunfador.

También comparten no ser ninguno de los dos de centroizquierda –Macri es de centroderecha y Scioli de “centro”–, tener mejor aceptación en la clase media –donde se concentra el núcleo duro de la protesta del 8N–, y que para alcanzar la presidencia precisan del PJ.

Probablemente la sucesión sin escalas de Menem y Kirchner haya tensado al PJ al punto que pueda dividirse de forma permanente. Que haya un kirchnerismo sin Kirchner que represente el espíritu de la izquierda peronista inspirada en las ideas de los años 70, y otro peronismo que se le oponga, más tradicionalista, sindical y clásico.

Pero que la Presidenta pierda una parte significativa de su aprobación y ese efecto reiterado no se canalice hacia nadie más puede ser también un síntoma anticipado de un cambio disruptivo en el orden político partidario futuro. Un vacío partero al estilo del Big Bang, que de explotar daría nacimiento a una nueva geografía política.

Y también está el peligro de que ese vacío sea llenado por violencia, de la cual Argentina tiene antecedentes penosos. A la vez, las desastrosas consecuencias que tuvieron los tiempos violentos de los 70 es la vacuna que nos viene permitiendo mantener la paz a pesar del nivel inédito de confrontación y agresión verbal.

Volviendo a Macri y a Scioli, otra apuesta sobre el futuro que diferencia sus estrategias es que Macri aspira a que un cisma divida al peronismo y una parte lo apoye (su acting con Moyano es el mejor ejemplo), mientras que Scioli aspira a que el peronismo no se divida y él sea la prenda de unión.

Se podría decir que para 2015 podría haber tres candidatos representando tres escenarios diferentes: que el peronismo se mantenga unido tras el kirchnerismo (re-reelección), que el peronismo se mantenga unido tras un candidato de conciliación de las dos alas que lo componen (Scioli), o que el peronismo se divida y una parte se vaya con Macri.

De alguna manera, el futuro de la política argentina se ordenará alrededor de la forma en que el peronismo resuelva la tensión entre sus polos. Ya sin el factor aglutinador que significaba Perón vivo, ¿podrán convivir para siempre en el mismo partido pensamientos tan diversos, diversidad que también fue lo que permitió su hegemonía? Trascendiendo la política, se podría decir que todas las hegemonías son inmanentemente inestables.

Es un indicador que los otros dos posibles candidatos peronistas de 2015 sean Massa y De la Sota, quienes también se ubican en el difuso espacio del centro pero claramente a la derecha del kirchnerismo y sin antipatías visibles con la clase media.

Que todos los candidatos peronistas, filoperonistas o empáticos con el peronismo sean de centro o de centroderecha puede atribuirse a dos causas: a que, después de doce años de kirchnerismo, se supone que necesariamente la fuerza del péndulo llevará los ánimos hacia otro lado pero, también, a que el espacio de centroizquierda peronista está ocupado por el kirchnerismo, que no deja crecer nada que no sea Kirchner, y elige delfines como Boudou para que claramente no haya sucesores.

Derecha e izquierda, como cualquier categoría de la política, son la simplificación explicativa de un fenómeno mucho más complejo, ya que en ninguna época la humanidad se sintió totalmente satisfecha con una sola perspectiva y el propio éxito de una corriente creaba sus opositores: morenistas o saavedristas, unitarios o federales, civilización o barbarie, personalistas y antipersonalistas (en la UCR respecto de Yrigoyen), sólo por citar casos argentinos.

En la película Carnage (en Argentina Un dios salvaje), basada en la obra teatral homónima de Yasmina Reza, y dirigida por Roman Polanski, se puede entender bien qué es ser de “derecha” en Estados Unidos (Partido Republicano) y qué es ser de “izquierda” (Partido Demócrata). La trama habla de dos matrimonios que se reúnen después de que el hijo preadolescente de uno le pega con un palo al del otro, y va escalando de la cortesía de los políticamente correctos a la carnicería (carnage) de lo políticamente real cuando comienzan a discutir. Ser de “derecha” en Estados Unidos sería ser como John Wayne (textual del guión), arreglarse solo, exigirles a los demás que también sean autosuficientes, no quejarse y ser un duro; mientras que ser de “izquierda” sería ser sensible, preocupado por los menos favorecidos, ser pacífico o tratar de controlar la agresividad. Polanski, que tiene cuentas pendientes con los EE.UU., le agrega a la agudez de Yasmina Reza, hoy en día la más internacional de los dramaturgos vivos, su propia acidez.

Pero demostrando que las categorías políticas son tan circulares como el yin y el yang, en la Argentina ser hoy de “derecha” es lo contrario a ser agresivo, duro e inflexible, porque ese atributo caracteriza al kirchnerismo. Entonces, quien se proponga como alternativa tiene que promover consenso, diálogo, pluralidad y concesiones recíprocas. Paz y amor, credo que profesa ancestralmente Scioli, y Macri después de la pasteurización de Duran Barba.

En la Argentina, el John Wayne en cierto sentido fue Néstor Kirchner, quien, si hubiera sido presidente en 2001, no habría renunciado como De la Rúa y habría resistido a los tiros devaluando o lo que fuera necesario. ¿Querrá la Argentina de 2015 un(a) duro(a) o un(a) blando(a)? Hay tanto miedo a la debacle, a volver a perderlo casi todo como en 1989 y 2002, que hace un año los argentinos prefirieron lo conocido antes que lo mejor por conocer. El futuro es impredecible.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el vienes 26 de Octubre de 2012.