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viernes, 14 de agosto de 2015

Causa Hotesur: El Juez Daniel Rafecas validó los allanamientos en las oficinas de Máximo… @dealgunamanera...

Guiño a Bonadio: Rafecas validó los allanamientos en las oficinas de Máximo…

Rafecas consideró válidos los allanamientos a las oficinas de Máximo hecho por la Metropolitana. Foto: Cedoc

El juez federal anuló las pericias contables que había comenzado después de que el anterior magistrado fuese removido de la causa.

Los allanamientos ordenados por el juez Claudio Bonadio a la inmobiliaria de Máximo Kirchner quedaron validados hoy en la causa que investiga presunto lavado de dinero en Hotesur S.A., el complejo hotelero de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El juez federal Daniel Rafecas, que quedó al mando de la pesquisa tras la destitución de Bonadio, validó hoy la actuación del anterior magistrado con fuerzas de la Policía Metropolitana.

Así lo informaron hoy fuentes judiciales a la agencia DyN y agregaron que el juez, a la vez, anuló la pericia contable que había empezado a realizar sobre la documentación secuestrada y la convocatoria al cuerpo de peritos contables de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Asimismo, Rafecas rechazó el pedido de la diputada nacional Margarita Stolbizer, denunciante original en la causa, de constituirse como parte querellante.

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© Publicado el viernes 14/08/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 21 de junio de 2015

Dedo mata voto… @dealgunamanera...

Dedo mata voto…

Vía muerta, Florencio Randazzo. Dibujo: Pablo Temes

El efecto Zannini no sólo se sintió en el kirchnerismo. El PRO y sus raras decisiones.

Cristina Fernández de Kirchner nunca imaginó que Florencio Randazzo reaccionaría tan mal ante la orden de bajar su precandidatura presidencial y contentarse con una candidatura para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Por eso el viernes en la Babel de Olivos se vivía un clima de gran tensión. La Presidenta estaba furiosa por dos razones: una, la complicación política que produjo el portazo del por ahora ministro de Interior y Transporte en el armado electoral de la provincia de Buenos Aires; la otra, una cuestión de imagen. Vayamos por partes. La idea de la jefa de Estado era evitar las internas.

Por eso bajó a Randazzo de la carrera presidencial y le ofreció la candidatura a la gobernación en una fórmula compartida con Wado de Pedro. Las encuestas indicaban que esa fórmula tenía el triunfo asegurado. El inesperado desplante del ministro obligó a idear una ingeniería electoral para la que en lo alto del poder no estaban preparados. Esa ingeniería incluyó dar de baja de la postulación a vicegobernador a De Pedro.

Respecto de la cuestión, una voz que sabe lo que pasa en las entrañas del randazzismo afirma que “una cosa es segura: que le haya dicho que no a Cristina en la forma que lo hizo y que encima toda la oposición haya salido a bancarlo como un paladín de la coherencia no va a ser gratis. No esperábamos esa reacción. Fue un error de cálculo porque Cristina quedó como la déspota y él salvó la ropa puertas afuera, pero se quemó puertas adentro. No hay tuit ni declaración que pueda revertir esta situación”.

En su intimidad, Randazzo sabía que la Presidenta se inclinaría por Daniel Scioli. El ministro conocía las encuestas que se manejaban en el centro del poder. Esas encuestas coincidían en señalar el liderazgo del gobernador. “Hubiéramos necesitado algunos meses más con sucesivas reaperturas de ramales ferroviarios para acercarnos más en los números y tener chances ciertas de ganar la interna”, confiesa una fuente del ministerio. Esa realidad había sido hablada también con Zannini. De todos modos, la forma como se comunicó la decisión presidencial de encumbrar a Scioli sorprendió y malhumoró a Randazzo.

La jugada de Cristina Fernández de Kirchner de elegir a dedo la fórmula presidencial del Frente para la Victoria pone fin a la vida democrática de su partido y deja al desnudo su absolutismo. Que el compañero de fórmula de Scioli sea Zannini demuestra que, al día de hoy, la Presidenta se siente segura del triunfo del kirchnerismo. Zannini no le suma votos a Scioli y sí, en cambio, le asegura a la jefa de Estado la posibilidad de mantener una cuota de poder una vez que deje el gobierno. Como dijo Máximo Kirchner en su primera aparición pública en noviembre de 2014, “dejaremos el gobierno pero no el poder”.

Por estas horas Randazzo y su gente no la pasan bien. Hasta el jueves muchos creían que podría llegar a diciembre, pero los reportes que llegan desde distintas estructuras del Gobierno y de sectores bajo la órbita del propio ministro (trenes, CNRT, etc.) son desalentadores. Una fuente de Transporte que pidió reserva de su nombre expresó con preocupación: “Le están poniendo cada vez más áreas en contra, muchos se preparan para darse vuelta y desconocerlo, otros intentarán hacer la plancha hasta donde puedan”. Desde otros sectores del ministerio, el panorama no es diferente: “La fecha no es diciembre, lo van a hacer renunciar, lo que se dice aquí adentro es que no pasamos de la semana que viene”, describió otra fuente con preocupación.

Reacción. Mauricio Macri pareció haber reaccionado sobre la hora ante una pasividad incomprensible frente al crecimiento de Scioli en las encuestas. El efecto Zannini también llegó al PRO, que volvió sobre sus pasos e incluyó a Gabriela Michetti en la fórmula presidencial. Marcos Peña no le aportaba nada. Hay una endogamia en el PRO que es producto de una falta de estructura el partido, circunstancia que lo obliga ineludiblemente a concretar alianzas a las que después, paradojalmente, terminan desestimando o depreciando. La elección a gobernador en Santa Fe así lo muestra.

Más allá de Miguel del Sel, la performance del PRO fue decididamente mala. En la intención sucedió algo similar con la fórmula que competiría por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Macri bajó a Cristian Ritondo como compañero de María Eugenia Vidal y, en acuerdo con Ernesto Sanz, colocó al radical Daniel Salvador, un hombre que conoce la provincia pero es desconocido para la mayoría de sus habitantes. Sin embargo, el distrito más importante del país no se gana con buenas intenciones.

“Hicieron esta jugada temerosos de que el radicalismo no traccione a su favor. En la provincia la UCR va a mirar esta elección desde la tribuna. No veo que Sanz ponga todo el fervor necesario para esta campaña. Él podría intentar movilizar toda la estructura provincial y no lo está haciendo. Parecería que está a media máquina, sólo para cumplir”.

El que habla es un radical que conoce muy bien el distrito, caminó la provincia y fue diputado nacional. Reconoce, además, que hoy la UCR no tiene dirigentes importantes a nivel provincial, falencia tanto del PRO como del partido de Elisa Carrió. Lo que se esperaba del radicalismo es que hubiera un aporte de fiscales para todas las mesas del distrito bonaerense: eso hoy está en dudas. “No hay enojo. Hay desilusión ante una fórmula desangelada. Vidal puede ser muy capaz, pero no tiene estatura para este desafío”.

La demora de Sergio Massa de dar a conocer la integración de sus listas de candidatos volvió a mostrar las dificultades de una fuerza que dilapidó gran parte de su potencial político.

Todo este azaroso proceso del armado de las nóminas de candidatos ha dejado, como corolario, un mensaje: en la vida de las agrupaciones políticas de nuestro país vale más el dedo del que manda que el voto de sus militantes. En ese marco, no debe sorprender el nivel de personalismo y tendencia al absolutismo que exhibe la democracia argentina.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/06/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 1 de marzo de 2015

¿Hay justicia?... De Alguna Manera...


¿Hay justicia?


Strassera: la muerte del simbólico fiscal promueve reflexión. Foto: Marcelo Aballay


La Justicia es un sistema, pero K y anti K viven futboleramente repudiando al árbitro cuando cobra en contra.
 
La simbólica muerte del fiscal más emblemático de la Argentina pocas horas después de que el juez Rafecas desestimara la denuncia del fiscal Nisman –y del codenunciante fiscal Pollicita– sosteniendo en su fallo que el Gobierno no sólo no buscó encubrir la investigación sobre el atentado a la AMIA, sino que hizo todo lo posible por esclarecerlo, llenó de perplejidad a muchos, dejando omnipresente la pregunta sobre si existe la justicia. Para tener dimensión del fallo de Rafecas, vale imaginar que si Nisman hubiera sido un particular denunciando judicialmente a otro particular, podría hoy ser demandado por falsa denuncia y responsabilizado por el daño que produjo su acusación.


Los abogados siempre les explican a sus clientes que la justicia es una virtud que, como a todas, los humanos nos acercamos a su cumplimiento siempre imperfectamente, pero a  lo que los tribunales de todo el mundo se dedican es a aplicar el derecho, a decir si los hechos se adecuan a las normas sancionadas sin entrar en esencia a discernir sobre la calidad de esas normas.  “Los hechos” tampoco son necesariamente los hechos porque los jueces ponderan evidencias sobre los hechos y no pocas veces distintas personas consideran evidencia a distintas cosas. Y luego viene la interpretación sobre esa evidencia. Cualquier persona que pasó por un juicio convencida de su razón escuchó de su abogado la advertencia sobre que “hay media biblioteca a favor y media biblioteca en contra”.


Si Nisman fuera un particular que acusó a otro particular, hoy podría ser demandado por falsa denuncia


La pregunta sobre si hay justicia es muy parecida a la pregunta sobre si existe la objetividad en el periodismo. La prédica que reclama “el fin de la hipocresía”, sustituyendo el periodismo profesional (“una mera máscara para esconder sentimientos y preferencias personales”) por el periodismo militante, tiene el mismo fundamento que la que propone jueces y fiscales comprometidos con una orientación determinada. En ellos hay algunos aciertos en el diagnóstico del problema de la subjetividad humana, pero la terapia que proponen para corregirlo daña más que lo que repara.


Otro ejemplo son los países de partido único donde el Poder Judicial, junto con la prensa, depende del poder político. Por eso, cuando se aspira a la justicia aplicando un estricto rigor como si se tratara de una ciencia, inexorablemente se cae en la frustración. La justicia sólo puede ser humanamente alcanzada como un sistema dentro del cual haya diferentes instancias y que cada una pueda rever la anterior junto con un sistema de división de poderes que amortigüe las consecuencias de la subjetividad humana.


Personalmente, siempre desconfié de la intencionalidad política de Nisman, inicialmente a favor del kirchnerismo y al final en contra, por sus anacronismos al desestimar casi ofensivamente la denuncia de Eliaschev dos años antes de que se firmara el acuerdo con Irán, y luego esperar otros dos años para recién presentar su acusación cuando la mayoría de las escuchas en las que basó su presentación eran previas aun a la firma del tratado con Irán.


Habiendo sido Perfil el diario que publicó la denuncia de Eliaschev, sin tener intereses comerciales ni sociales para odiar especialmente a este gobierno y habiendo sido crítico del kirchnerismo desde el primer día, nunca este diario sobreactuó republicanismo ni santificó a Nisman tras su muerte. Lo que también le permitió poder criticar libremente a quienes hacían uso político del cadáver de Nisman dando como cierta una hipótesis de su muerte, aunque fuera la más probable.


En la última contratapa titulada “Inflación de significantes” se criticó el sensacionalismo de la retórica oficialista al usar expresiones como “terrorismo mediático”, “golpe blando” y “partido judicial”. Lo mismo le cabe a la oposición, especialmente a Elisa Carrió, cuando apela al efectismo de anunciar ahora un “autogolpe” y repetidamente referirse a la muerte de Nisman como “magnicidio”.


La Justicia es un sistema, pero K y anti K viven futboleramente repudiando al árbitro cuando cobra en contra.


Ayer la escritora Mori Ponsowy publicó una columna en el diario La Nación, titulada “Había tierra fértil para el kirchnerismo”, y refiriéndose a las motivaciones del 25% que todavía apoya a la Presidenta, analizó la posibilidad de que antes del surgimiento del kirchnerismo ya hubiera “una base formada de millones de personas que de verdad piensan en términos de conspiraciones, gente que no puede leer la política más que como un juego de suma cero, que cree en la posibilidad de golpes de Estado en nuestro país después de treinta años de democracia, y que está convencida de que hay un enemigo por vencer”.


Tesis sostenidamente compartida por estas columnas con el agregado del pronóstico de que esa forma de ver la realidad continuará tras la finalización del kirchnerismo porque incluye también a parte de la oposición, como se percibe en el in crescendo del discurso de Carrió, que al “autogolpe” que dará el Gobierno mañana domingo –al inaugurarse el año legislativo– sumó que “la designación de Wado de Pedro, actual miembro del Consejo de la Magistratura, seguramente es producto de haber negociado con el juez Rafecas la desestimación de la denuncia del fiscal Nisman y de la acusación del fiscal Pollicita, ya que éste estaba acusado ante el Consejo de la Magistratura por su actuación en el caso Boudou, un acuerdo con el Gobierno que incluye la salida de Capitanich y su reemplazo por Aníbal Fernández”.


Si cada sector al que le toque ser la oposición del momento se comportara como esos fanáticos del fútbol para quienes el árbitro merece siempre ser insultado cuando cobra en contra de su equipo y es un groso cuando lo hace a favor, aunque se vaya el kirchnerismo, no habrá justicia porque la Justicia es un sistema de valores compartidos.


© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 28/02/2015 y  publicado por el Diario Perfil de la ciudad Autónoma de Buenos Aires.


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domingo, 1 de junio de 2014

¿Sale Amado, entra Axel?... De Alguna Manera...


Axel por Amado…

Voila, Axel Kicillof. Dibujo: Diego Temes

Cristina imagina una candidatura presidencial de Kicillof. Pero la mochila Boudou pesa demasiado.

Axel Kicillof será el candidato a presidente de Cristina. Ella lo llama “genio” en la intimidad y estaba esperando algún logro importante que sirviera como trampolín para el lanzamiento. Por eso no sólo lo felicitó por cadena nacional, algo infrecuente en la mezquindad de los Kirchner, sino que hasta se compadeció de que no había podido dormir en toda la noche. Pobre Kichi. El destino le dio la revancha a Cristina al mismo tiempo de que el juez Ariel Lijo extendía poco menos que el certificado de defunción política a Amado Boudou, quien había sido el elegido anterior para sucederla en el cargo. Aquel delfín que CFK bendijo en soledad para que fuera su compañero de fórmula hoy está más cerca de la cárcel que de las urnas.

Axel tiene un perfil similar pero, por ahora, ninguna sospecha de corrupción. Sólo acusaciones de infantilismo, mala praxis y de haber comandado un ajuste ortodoxo, neoliberal y antipopular. Pero es un joven fachero, economista con diploma de honor, intelectualmente destacado, de formación marxista y keynesiana (en las antípodas de Amado), que no tiene poder propio, pero que es un ídolo en las filas de La Cámpora y un socio de Wado de Pedro. Axel es tan enemigo de las corbatas como del periodismo y eso calmaría la ansiedad de Carta Abierta, que fue el ariete que utilizó Cristina para descartar cualquier tipo de apoyo a Scioli. En el lenguaje militante, Axel es del palo y Daniel es de la corpo.

El acuerdo con el Club de París será diseminado mediáticamente con la misma impronta de epopeya con que se presentó el pago de Néstor al FMI. Irónicamente, algo así como “somos los más revolucionarios y por eso somos los que más pagamos”. Cerrar el conflicto con el Club de París es valioso como mensaje a los inversores y a la Corte Suprema de los EE.UU. para debilitar la posición de los fondos buitre. A pesar de haber utilizado la misma matriz del caso YPF, es decir, sobreactuar heroicidad soberana y pagar más de lo que los acreedores esperaban, Axel y Cristina cosecharon beneficios políticos. Transmitieron que no tienen la irresponsabilidad de patear el tablero para huir del poder y que, por el contrario, apuestan con la bendición del Papa a entregar el Gobierno en forma ordenada en el 2015. Tienen la convicción de dar batalla para mantener su condición de primera fuerza en legisladores y capacidad de movilización, aunque no logren la continuidad de un presidente K.

Es que, por ahora, todas las mediciones rigurosas muestran un escenario de segunda vuelta donde perdería cualquier variante cristinista. Pero si consiguieran que Kicillof, por ejemplo, pasara al ballottage, sería un logro de gran magnitud que dejaría a Cristina muy fortalecida como la jefa de la oposición más dura de que se tenga memoria desde el ‘83 y a un paso de regresar triunfante en el 2019.

La estrella de Axel les cayó del cielo. No lo trajo la cigüeña, pero es un bebé nacido en París. Es que nada de lo mucho que había conformaba a Cristina ni a los fundamentalistas más cercanos. En la intimidad, ven a Scioli casi como un enemigo de la magnitud de Massa. Florencio Randazzo avanza como una locomotora, pero su florería no alcanza a darle confianza a los que dijeron “que florezcan mil flores” y pisaron todos los brotes y los demás no acusan peso en la balanza. 

Julián Domínguez tiene el respeto del justicialismo histórico, los rezos de la Iglesia y el reconocimiento de que nunca fue hostil en el ejercicio de sus funciones como ministro de Agricultura ni como presidente de la Cámara de Diputados. Sergio Urribarri, autoproclamado como el más puro y fanático de los K, no tiene vuelo ni carisma y padece un altísimo nivel de desconocimiento. 

Aníbal Fernández y Agustín Rossi sufren lo contrario: no los votan porque los conocen demasiado.Falta mucho para las elecciones y todavía hay tiempo para algunas apariciones fulgurantes como las de Axel y para implosiones terminales como las de Capitanich. Incluso hay asesores de Scioli que están estudiando el nuevo tablero y cuál podría ser la próxima movida del gobernador ajedrecista.

El domingo asomó el sol del 25, pero Scioli no fue a la Plaza multitudinaria. Apenas había aparecido en el tedéum. Es que ese discurso de “no quiero la unidad nacional para ir para atrás”, más el documento de los carteros abiertos y la frase del jueves de que “no hay espacio para proyectos individuales ni personales” fueron avisos muy obvios según algunos “justisciolistas”.

Hasta ahora el mejor escenario electoral posible para Cristina era que ganara Macri. No sólo para intentar repetir el esquema de Chile, con un presidente de la derecha empresaria que alfombró el camino para el regreso de Michelle Bachelet, sino porque ningún peronista quedara en condiciones de disputarle el liderazgo a Ella.

Cristina está eufórica. Nada empaña su alegría por haber encontrado un heredero que deje conforme a todos, que tape la macana que se mandó con Boudou y que sea competitivo electoralmente.

Pero recibió misiles de la Justicia suiza y la de entrecasa. Primero, porque desde el exterior se confirmó la investigación periodística del programa de Jorge Lanata sobre la ruta del dinero K de Lázaro Báez, el socio de Cristina y Néstor. Segundo, porque la tarjeta amarilla a Boudou impacta de lleno en el capital simbólico del matrimonio presidencial.

A Cristina la erosiona porque fue de su entera responsabilidad la decisión que encumbró a Boudou como vice, cuando ya se sabía que era el jefe de una banda de malandras, y a Néstor, porque la orden de quedarse con Ciccone se la dio el ex presidente. El tema revulsivo es que cuando murió el ex presidente, Amado dijo “papita para el loro”, se frotó las manos y aceleró el operativo para apropiarse de la fábrica de billetes. Ese día comenzó a sepultarse como ciudadano.

Cada vez está más cerca de instalarse en la historia como el primer vicepresidente en ejercicio destituido por corrupción.

Y esa será la mochila más pesada que deberá cargar durante la campaña la estrella naciente de Axel Kicillof.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 31/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.