Mostrando las entradas con la etiqueta Miguel Angel Pichetto. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Miguel Angel Pichetto. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de febrero de 2013

Cuando al dolor no se lo mira de frente… De Alguna Manera...


Cuando al dolor no se lo mira de frente…

A un año de la Tragedia de Once, los familiares realizan un homenaje y fuerte pedido de Justicia, en el andén de la estación. Foto: Cecilia Profético

Las palabras de la Presidenta en la noche del jueves al recordar la tragedia de Once llegaron tarde y mal. Cristina comparó la muerte de su esposo con la de las 52 víctimas de la corrupción y la desidia estatal luego de un año de deliberado silencio oscurecido por todo tipo de preguntas que aún continúan sin respuesta: ¿hubiera pasado lo mismo de no estar involucrados en la tragedia dos amigos personales de Néstor como Jaime y De Vido? ¿Por qué, de las 850 víctimas, sólo una docena recibieron algún tipo de atención discrecional y el resto continúan siendo ignorados? ¿Qué le pasa a los Kirchner con las tragedias? ¿Negación, desinterés o conciencia culpable?

“¿Vos pensás que yo quiero estar acá? Yo estoy acá porque mataron a Lucas”, dijo en Radio Mitre Paolo Menghini Rey, con lágrimas en los ojos. Discutíamos sobre la reticencia de la AFA para realizar un minuto de silencio en homenaje a los muertos de Once cuando, en paralelo, podía verse en los canales de noticias la negativa de Pichetto al pedido radical de rendir el mismo homenaje en el Congreso.

“No está de acuerdo con las formas”, dijo el pequeño señor Pichetto y terminó la discusión.

La reacción del Gobierno frente a las tragedias excede lo político y quizá haya que buscar en la psicología para comprenderla. El empecinamiento oficial pretende que, al negar la tragedia de Once, la tragedia no existe. No existe en el Congreso cuando Pichetto se escuda en el reglamento del consorcio o no existirá en los estadios cuando -aunque suene inverosímil- debe pedirse autorización a Fútbol para Todos para desplegar un cartel en cualquier tribuna.

La negación es un mecanismo de defensa del “Yo” que lo preserva de lo que no le gusta, de lo que no tiene capacidad para afrontar. El otro truco del “Yo” para defenderse de un entorno hostil es la proyección. Ambos se desarrollan en una etapa en la que el individuo está inmaduro y no puede enfrentar la realidad como se le presenta.

“La Presidenta no percibe, no se da cuenta de las cosas que suceden o de lo que se muestra diferente a su imagen de cómo son. La negación le opera permanentemente -dice a Clarín la psicóloga Alicia López Blanco- y lo combina con la proyección: esto es culpa de otro, la culpa siempre viene de afuera”.

Para López Blanco, a los sesenta años de Cristina es difícil esperar que esos mecanismos cambien, están “cristalizados”. La psicóloga sostiene que la Presidenta extiende su negación al duelo: “Hace veintiocho meses que murió El y ella sigue de negro -dice-. ¿Qué significa eso, que no puede elaborar el duelo? ¿o que el interlocutor era esencial para su identidad? ¿Se pregunta qué será ella sin Él?”.

“La Presidenta de la Nación expresa su profundo pesar por la muerte de ciudadanos en la tragedia ferroviaria ocurrida en horas de la mañana de hoy y envía sus condolencias a los familiares de las víctimas”. Esas treinta y seis palabras, escritas en el lejano tono anónimo de los telegramas, fueron las únicas declaraciones de Cristina sobre Once. Fueron dictadas desde El Calafate. En El Calafate estaba Néstor Kirchner durante la primera marcha de Blumberg y en El Calafate estaban cuando el poder escapó con espanto de la foto de Cromañón. Cristina también levantó su muro de silencio frente a la aparición sin vida de Candela o con las víctimas del accidente aéreo de Sol en Río Negro: veintidós muertos. Mientras el Papa Benedicto XVI hacía llegar sus condolencias a los familiares de las víctimas de Once y el presidente paraguayo llegaba al país para brindar su apoyo a las familias de las víctimas, el silencio oficial se volvía más evidente.

"Ibarra no fue a la puerta de Cromañón para evitar una foto con los muertos”, me recordó esta semana Beatriz Sarlo. “Y esa cobardía moral le costó la carrera política. Los Kirchner se quedaron en Calafate…” -Es que tienen un problema de reacción frente a las tragedias...

-Es cierto, es muy extraño que su extrema sensibilidad para gobernar su imagen no pueda enfrentarse a eso… -Y es curioso, porque a la vez usaron la tragedia para su crecimiento, la muerte de Néstor acercó a la gente a Cristina...

-Es una política narcisista, concluyó Beatriz.

“No, no, más adelante”, dijo Cristina en París cuando le pidieron una declaración sobre las muertes de Once. La Presidenta inauguraba en Francia una exposición fotográfica sobre el Rally Dakar en Argentina.

Y el “más adelante” nunca llegó. Cuando la negación se convierte en negación sicótica, el individuo está afectado para captar la realidad. La negación sicótica es más común de lo que parece: el fumador, por ejemplo, sabe que podrá ser víctima del cáncer pero lo niega e incluso imagina que, al ser placentero, es favorable para su salud. La conciencia del dolor en Cristina Kirchner parece la de una persona ensimismada. Le tocó comprobarlo a Zulma Ojeda Garbuio, la madre de un joven de 32 años que murió en la tragedia. Zulma fue convocada por Parrilli al despacho de Cristina en la tarde del 6 de marzo: “Presidenta, usted está rodeada de pirañas y una es Schiavi”, le dijo.

“No hablés así de él, pobre, que tuvo un grave problema de salud como producto de este hecho”, le interrumpió Cristina.

La reunión cayó en un abismo cuando la Presidente le dijo, condescendiente: “Vos, ahora, hablás desde el dolor, pero todavía no sabés bien de qué se trata ”.

La despreocupación por el presente pone en cuestión, también, la legitimidad de su declamada preocupación por el pasado: ¿existen “monopolios del dolor”? ¿desaparecen los muertos de Once porque se los ignore? El Gobierno sólo tiene memoria a largo plazo; la muerte política cotiza en bolsa más que la muerte civil y ambas están sujetas a la manipulación. Cristina parece estar rodeada de fantasmas: de hechos que no existen pero que no puede mirar a los ojos.

© Escrito por Jorge Lanata el sábado 23/02/13 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




domingo, 17 de febrero de 2013

Promesas incumplidas... De Alguna Manera...

Sin consenso...
Timer Man. Dibujo: Pablo Temes.

Promesas incumplidas. Además de desventajoso, el acuerdo con Irán muestra un estilo político.

Cuando en su preciso artículo del 26 de marzo de 2011, con pelos y señales, Pepe Eliaschev denunció en las páginas de PERFIL las negociaciones que, sobre el atentado contra la AMIA, mantenían el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el de Mahmoud Ahmadinejad, muchos se resistieron a creer que eso fuera verdad. El canciller Héctor Timerman, con su desmesura habitual, lo tildó de pseudoperiodista. Es lo que pasa muchas veces en la profesión cuando un periodista de prestigio, con la responsabilidad y la seriedad que emana de un riguroso proceso de chequeo de las fuentes, debe dar a conocer hechos que, bajo los cánones del pensamiento lógico, resultan no sólo impensables sino inimaginables. ¿Quién podía imaginar que, luego de las claras incriminaciones hechas por la Justicia de nuestro país –repetidas por la Presidenta ante la Asamblea General de las Naciones Unidas– a dirigentes relevantes del régimen de Teherán, un acuerdo entre los gobiernos de la Argentina e Irán fuera posible? Pero, como lo expresa el dicho, la realidad supera –y con creces– a la ficción y, en la Argentina, mucho más.

La defensa del memorándum de entendimiento que hizo Timerman en la Comisión del Senado fue, sencillamente, lastimosa. “Hay que terminar rápido”, fue la orden que bajó Cristina Fernández de Kirchner al jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, tal como la captaron los micrófonos desplegados en la sala donde se realizaba esa, por momentos, tumultuosa reunión. Pura obediencia debida. Seguramente, la Presidenta estaba al tanto del penoso papel que estaba haciendo su canciller que, con algunas de sus respuestas, no hacía más que confirmar los peores presagios existentes sobre el alcance y real significado del acuerdo.

Una de las claves para evaluar ese alcance y ese significado pasa por saber qué interpretación se hace de este acuerdo en Irán. La diplomacia persa, curtida en mil batallas, tiene una historia milenaria que transforma a los advenedizos en la materia –Timerman lo es, y esto no es peyorativo sino descriptivo–, en presas fáciles. Por eso es que hay que prestar atención a lo que se dice y se escribe en Teherán a fin de conocer cómo se ve allí el acuerdo. Y cuando se realiza ese ejercicio se aprecia, claramente, que entre lo dicho por el vocero de la Cancillería iraní y lo después “desmentido” por su canciller –“desmentido” al que el Gobierno argentino hizo circular profusamente a través de su red multimediática– no hay ninguna diferencia. Recordemos: el vocero de la Cancillería iraní señaló que el ministro de Defensa no sería interrogado por el juez argentino que deberá desplazarse a Teherán. Ante el revuelo que esto produjo aquí, el canciller iraní dijo que su país cumpliría el acuerdo en su totalidad. En su edición del 5 de febrero, el Tehran Times dio pistas muy precisas que permiten dilucidar todo este embrollo, al expresar, desde el vamos, que el acuerdo está en línea con la postura del gobierno de Irán.

En primer lugar, se señala allí que el memorándum de entendimiento establece que los integrantes de la comisión de la verdad “deberían llevar adelante una profunda revisión de la prueba relacionada con cada acusado” (artículo 3). Una vez completada esta revisión de la prueba, los comisionados “expresarán sus opiniones y emitirán un informe”, el cual también contendrá recomendaciones en el “contexto de las leyes y regulaciones de los dos países” (artículo 4). Es decir, que la comisión de la verdad tendrá un rol activo en todo el proceso judicial, lo cual marca una diferencia sustancial con lo expresado por las autoridades argentinas, hecho que los siguientes artículos que se detallan más abajo confirma.

Se afirma luego que el memorándum de entendimiento contempla la posibilidad –no dice obligación– de que las personas acusadas sean interrogadas en sesiones que se llevarán a cabo en Teherán, con la participación de autoridades judiciales iraníes y argentinas, a la cual se le agregará la presencia de los comisionados (artículo 5). A este respecto, se aclaran varios puntos: el primero es que estos interrogatorios no podrán realizarse hasta que la comisión de la verdad no emita su informe; el segundo es que, como los interrogatorios se desarrollarán en territorio iraní, la ley que prevalecerá, entonces, será la de Irán; el tercero es que, como consecuencia de lo anterior, un juez iraní deberá no sólo estar presente sino presidir la sesión; el cuarto es que para que el juez iraní autorice al acusado a declarar debe haber en su contra una acusación hecha por una autoridad judicial de Irán; pero como esa acusación no existe, por ende, ningún ciudadano iraní –sea o no funcionario– estará obligado a someterse al interrogatorio del juez y el fiscal argentinos.

Por si quedara alguna duda, en el artículo 8 del memorándum de entendimiento se lee que “nada en este acuerdo deberá poner en riesgo los derechos de los individuos garantizados a ellos por la ley”. Entonces, según la Constitución iraní, los ciudadanos de ese país sólo pueden ser citados e interrogados por una corte de Irán en base a pruebas sólidas.

Por todas estas razones, nadie puede entender a ciencia cierta las verdaderas razones de un acuerdo tan desventajoso para la Argentina. Una de las posibilidades que deja abierta este pacto es que los acusados, si no son condenados, pueden llegar a demandar compensaciones a nuestro país. Esto sería el colmo, pero así es como están planteadas las cosas. Todo es ilógico y las argumentaciones del Gobierno son endebles.

Por lo general, este tipo de entendimientos exige, internamente, la búsqueda de consensos entre las distintas fuerzas políticas. Son acuerdos –aquí se habla nada más ni nada menos que de un tratado– de una dimensión tal que exceden a la de un gobierno. En estas instancias, lo que se debe lograr es el establecimiento de una política de Estado. Para ello, es esencial tener una actitud amplia para entender que la opinión del otro es también valedera en asuntos tan delicados, trascendentes y dolorosos como el atentado contra la AMIA que ocurrió en la Argentina, fue hecho contra una institución argentina y causó 85 muertes de argentinos y residentes en nuestro país.

La búsqueda de esos consensos fue lo que prometió la Presidenta en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en septiembre de 2012. El memorándum de entendimiento y la forma en que habrá de aprobarse van en el sentido exactamente opuesto a lo enunciado entonces. Nada que pueda sorprender. Esa es, al fin y al cabo, la esencia del kirchnerismo: decir una cosa y hacer exactamente otra.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 16/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 22 de diciembre de 2012

El diablo es uno solo... De Alguna Manera...


Diciembres...


Los saqueos de ayer (“robos organizados”, según arrancaron en calificar los zócalos de los canales de noticias adictos al kirchnerismo) mostraron, una vez más, cómo frente a un mismo hecho cada uno ve lo que quiere ver. Todos los gobiernos, tanto el nacional como los provinciales y municipales donde se produjeron saqueos –esto alineó a Abal Medina, Scioli y Massa–, coincidieron en negar que se tratara de hechos espontáneos sino de “algo orquestado”. El kirchnerismo atribuyó los saqueos a Moyano, a un sector de ATE y a Gastronómicos. En Bariloche, a las internas políticas de Río Negro alrededor de Pichetto y el gobernador Weretilneck. Además, hubo saqueos en decenas de localidades. El diablo es uno solo pero tiene mil rostros, decía la Iglesia medieval.

Ese pensamiento responde a las necesidades de quienes gobiernan: “Yo no tengo la culpa”, “no es por hambre o necesidad”, “son marginales, delincuentes, vándalos”; pero nunca “el pueblo”, como sí habría sido en 2001.

Al revés, y también en sintonía con sus necesidades, los opositores sostienen que los saqueos demuestran que hay mucha pobreza y que la economía del Gobierno fracasó. Pino Solanas, quien además de líder del FAP fue director de la película Memoria del saqueo (por el de 2001), opinó que “cuando se niega la realidad, se producen estos estallidos (por los de ayer); más allá de que detrás de los saqueos pudiera haber alguna intencionalidad política, esta clase de manifestaciones, como las que se produjeron en 2001, tiene profundas causas sociales porque hay gente que está empujada por la necesidad”.

No es verdad que haya sido sólo pueblo hambriento en 2001; hace 11 años también se robaron electrodomésticos durante los saqueos. Ni tampoco, como sostiene el Gobierno, que hayan sido sólo vándalos los que ayer y anteayer asolaron supermercados de todo el país.

El dilema del Gobierno es que puede encarcelar a “vándalos” pero no puede reprimir al “pueblo” sin que su discurso caiga en una contradicción mortal. Nuevamente, otro esfuerzo semántico del Gobierno. Si se repitieran estos hechos, tendría que resignificar el año 2001.

Algo similar sucedió en otro diciembre, el de 2010, con la ocupación del Parque Indoamericano: en aquella oportunidad, la culpa fue atribuida a activistas del Frente Darío Santillán. Pero ahora se produjeron saqueos en tantos lugares que obligan a conjeturas más complejas que echarles la culpa a los dirigentes sindicales que realizaron la movilización a Plaza de Mayo el miércoles pasado y el paro un mes atrás.

Más allá de que las condiciones sociales y políticas son totalmente diferentes a las de los países de la Primavera Arabe, no puede subestimarse la importancia que tienen los celulares y las redes sociales a la hora de promover y luego coordinar acciones masivas (más aun en las violentas que en las pacíficas), herramientas que parcialmente no existían en 2001 o no estaban disponibles aún para los sectores de menos recursos. Hoy es mucho más fácil producir contagio viral y se precisa menos caldo de cultivo para una reacción en cadena.

Esto no quita sustento a la idea de que los saqueos fueran promovidos por una vanguardia de activistas que abrieran el camino para que todos los demás se animaran. También en la pacífica manifestación anti K del 8N hubo organizadores y promotores, pero la convocatoria no habría sido tan masiva si no hubieran existido otras causas concurrentes. Dos sectores de niveles sociales muy diferenciados y formas aun más distintas de actuar que comparten celulares y redes sociales para organizarse, y movimientos sin líderes.

Efecto contagio. Otro factor es la imitación sin costo. Personas que ven por televisión que sus vecinos están robando y la policía no los reprime se suman a los saqueos. Los expertos en seguridad explican que la mente de quien delinque hace cálculos como si fuera un comerciante: pondera costos y beneficios. Si el riesgo de robar fuera cero, la proporción de la sociedad dispuesta a robar sería muchísimo más alta. Las penas en todos los sistemas disciplinarios tienen como destinatario no sólo al castigado sino también a quienes, observándolo, reprimen su impulso delictivo al ver los riesgos que deben soportar.

Aquí, el Gobierno enfrenta uno de los núcleos duros de la ideología: quienes creen que si no hubiera necesidad prácticamente no habría delito, y quienes creen que si no hubiera castigos siempre habría muchos robos sin importar la abundancia de que se disfrute.

La barra brava de Boca, durante la manifestación por “el Día de La 12” en el centro de la Ciudad de Buenos Aires hace pocas semanas, también aprovechó la masividad para saquear comercios y lo que encontraba a su paso. Ahí, la culpa se les atribuyó a Macri y la Metropolitana por dejar una “zona liberada”. Pero la cuestión de fondo es la misma. Thomas Hobbes, el famoso filósofo autor del Leviatán, sostenía que el hombre es el lobo del hombre y que sin el monopolio de la fuerza por parte del Estado la guerra de todos contra todos es inevitable.

El lobo es inspirador de varias metáforas; la otra es la de la fábula de quien, para preocupar, anunciaba falsamente que venía el lobo, para que cuando viniera de verdad nadie le creyera. Cada vez que un hecho con reminiscencias de 2001 irrumpe, el masivo cacerolazo del 8N o estos masivos saqueos, quienes no quieren al Gobierno pronostican el comienzo del fin del kirchnerismo, y luego las situaciones se distienden y nada cambia. Ojalá que el lobo verdadero no venga nunca más y encuentre a la democracia descreída.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Diciembre de 2012.



jueves, 8 de noviembre de 2012

El miedo a CFK... De Alguna Manera...


El miedo...


La mejor muestra de que a la presidenta nadie le tiene miedo, a excepción de sus funcionarios, es la manifestación que se armó a través de las redes sociales, única, inédita y que concentra la atención del mundo, en esta verdadera movilización virtual que se materializará en Argentina y otros países donde hay ciudadanos que piden lo que el oficialismo parece no querer entender: paz, entendimiento, seguridad, fin de la prepotencia, límite a la inflación, basta de despilfarro, castigo a la corrupción, basta de asalto a la Caja de los jubilados (ANSES) y fin del atropello a las libertades individuales y de libre expresión, entre otras cientos de cosas.

“Lo que el kirchnerismo no puede controlar lo vuelve loco”; esta premisa que alguien nos dijo hace mucho tiempo, cuando aún vivía Néstor, es muy visible en estos días. La autoconvocatoria popular que se ha manejado exitosamente a través de las nuevas tecnologías, es algo que superó ampliamente las expectativas del gobierno y esta movilización imparable, que comienza fronteras afuera de la Argentina, crispa los nervios de la presidenta y si ella está nerviosa, los estados altos, medios y bajos del gobierno, tiemblan.

Como forma de contrarrestar este verdadero aluvión de protestas, el kirchnerismo ha acudido a sus espadas tradicionales, léase: D`Elía, Aníbal Fernández, Pichetto, Recalde, Pérsico, Bonaffini, Abal Medina, el propio De Vido y operadores rentados que disparan dardos envenenados en forma indiscriminada, para buscar un enemigo claro y objetivo que no encuentran, cuestión que los exaspera, porque en esta oportunidad, hasta Clarín pasó a ser una entidad sin importancia, debido a la magnitud del emprendimiento de protesta y movilización que se acordó para hoy 8 de noviembre.

Ya no valen las descalificaciones ni los improperios, ni las amenazas fascistas de un gobierno loco y desajustado que no acierta a desarrollar una conducta de beneficios mutuos, sino de beneficios localizados. Con un ANSES casi agotado, por el ordeñe inconmensurable al que los han sometido, la imagen presidencial en su punto más bajo, una inflación del 25%, las empresas estatales desfinanciadas, como Aerolíneas Argentinas, que pierde 2 millones de dólares al día, YPF que no consigue inversores y produce el 51% menos que cuando era española, el fracaso energético, que con el corte de ayer quieren cargarlo a un boicot que solo está en ellos, el karma de Boudou, el ataque a la Corte Suprema de Justicia que mereció por primera vez, palabras de Lorenzetti quien dijo que “no se va a dejar presionar por nadie” y una guerra declarada contra Clarín que no tiene norte, el gobierno no posee basamentos sólidos para aguantar una protesta masiva donde sabe que están representados todos los sectores, incluyendo la mayoría de aquellos que la votaron en 2011, bajo los efectos del voto emotivo, bonus track que hoy la presidenta no tiene.

El debilitamiento político lo demuestra el propio gobierno, cuando sale a combatir la manifestación pública con argumentos gastados, tibios, previsibles como la actividad de la “derecha” (como si ellos fueran “la izquierda”), agitando el fantasma de la desestabilización y el golpe (justo el FPV que son los mayores desestabilizadores) y pensando que todos son malos menos ellos. Este argumento pasado de moda y que el propio kirchnerismo se encargó de destruir, no tiene ningún peso en la movilización que se prepara para hoy. La gente, cada vez más, ya no los escucha.

“El latiguillo del 54%” quedará reducido a un mero recuerdo del pasado. La historia del país puede comenzar a escribirse derecho sobre renglones torcidos, si el pueblo en su conjunto aplica las técnicas de sanación que tiene la democracia. Para ello hace falta decisión, conjunto y motivación. Todo está en la mesa y la gran paradoja es que no existe opositor que lo pueda capitalizar porque esto no tiene nada que ver con la oposición que es inexistente en la Argentina. El verdadero opositor está dentro del kirchnerismo, dentro del gobierno, en las vísceras del propio oficialismo que combate en todos los frentes con las mismas armas: la descalificación, el ataque grosero, la prepotencia, la arrogancia y la dialéctica chauvinista de la presidenta o el creer que es progresismo el despliegue de políticas prebendarias o hablar de la “oligarquía” desde los edificios de Puerto Madero y con fortunas obscenas, amarrocadas desde la propia familia Kirchner para abajo.

Todo esto tiene una bisagra en el 8N y nada tiene que ver con el 7D. El gobierno cree que asusta a alguien amenazando a Clarín con cortarle sus negocios. En todo caso es problema de Clarín, no de la gente. El verdadero problema del gobierno no es Clarín, es el pueblo y este día, seguramente, va a marcar fuertemente a la presidenta que más allá de los discursos cargados de enojo y ofensas, sabe muy en su interior que la gente se une hoy ante uno o varios temas comunes, organizados por la indetenible red de las nuevas tecnologías, mientras que el gobierno, para poder juntar 50 mil almas, debe gastar la plata que no tiene, rentar voluntades y acudir a la presión y el apriete. Esto, aunque no lo confiesen, es lo que más le duele; es decir, duele más la verdad oculta que la construida a través del relato único, que jamás podrán imponer en el país que ha despertado.

© Escrito por Rubén Lasagno y publicado por la Agencia OPI Santa Cruz el jueves 8 de Noviembre de 2012.




martes, 21 de agosto de 2012

CKF 2015... De Alguna Manera...

Militantes de la re-re…

 
Medios para un mismo fin. Nicolás Maquiavelo. Dibujo: Pablo Temes.

CKF 2015. De Boudou a Moreno y de intendentes a gobernadores postulan un tercer mandato. Huellas de menemismo reciclado.

Más de dos períodos es monarquía. La definición de Fernando Henrique Cardoso, que Lula hizo propia, no es tenida en cuenta en el cristinismo. La recontrarreelección de Cristina ya se convirtió en el principal proyecto del Gobierno. Es el eje que articula cada movimiento. Todos los caminos conducen a Roma y a la eternización, tal como la soñó Diana Conti.

Amado Boudou no anduvo con vueltas: “La gente se muere de ganas de que siga Cristina”. El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, tuvo que voltear un acto que tenía programado con Facundo Moyano y utilizar un megáfono para decir que está a favor de la reelección. Julio Pereyra, el intendente de Florencio Varela, fue más feroz: “Cristina dejará de ser nuestra líder cuando el pueblo lo decida, y no cuando la Constitución lo determine”. Guillermo Moreno también endiosó a la Presidenta: “De la decisión que tome depende el destino de la patria”.

José Luis Gioja, el gobernador de San Juan, eufórico hasta la incontinencia oral, fue el abanderado: “Algunos pavos repiten que la reforma de la Constitución es porque se quieren quedar para siempre. La van de inocentes, la van de puritanos y dicen que hay gente que se quiere perpetuar. La reforma no elige presidente. Lo elige el pueblo, votando en elecciones libres. Si la gente no nos vota, nos da una patada en el orto, ya está, se acabó”. La ortodoxia de Gioja va en línea con su coherencia histórica. El mismo desde el poder forzó las condiciones para ser reelecto en forma indefinida y es un reeleccionista de la primera hora. Apoyó a Carlos Menem en aquella aventura de la re re. Al igual que Miguel Angel Pichetto. Ambos mantienen sus obsesiones verticalistas. Con Menem y con Cristina. “Se igual”, diría Minguito.

Pero es improbable que la propaganda oficial argumente en ese sentido. Porque Cristina presume de ser la contracara ideológica del riojano. La postura del matrimonio Kirchner en este tema fue y vino según el interés personal y no el de la patria ni del movimiento. No respetaron los códigos republicanos, y fueron muy poco prolijos a la hora de cambiar la Constitución de Santa Cruz y permitir la instalación de la cultura feudal, con la posibilidad de ser reelectos por los siglos de los siglos. Néstor lo hizo, y Gioja también.

En el ámbito nacional, sin embargo, los Kirchner combatieron el intento menemista. Se aliaron con el matrimonio Duhalde y lograron derrotar esa posibilidad. Reuniones de Duhalde en el departamento de Barrio Norte con Néstor y sociedades de discurso de Chiche y Cristina que hoy parecen insólitas. Formaron un sub-bloque federal para boicotear un congreso nacional del Partido Justicialista en julio de 1998.

Las crónicas de la época son una maravillosa muestra del pragmatismo como etapa superior del peronismo. Describen que Menem solamente logró juntar a 415 de los 788 congresales, y que muchos de los presentes ni siquiera lo eran. Se refiere al “senador Mario ‘Pacho’ O’Donnell y al diputado Daniel Scioli”. Hoy estamos, mañana ¿quién sabe? El colmo fue que los telegramas para reclamar la reelección de Menem fueron enviados por Juan Carlos Mazzón, operador de todos los peronismos, y la protesta desde lo legal fue preparada por el apoderado del PJ de Buenos Aires, Jorge Landau. Hoy ambos trabajan en la escudería “Cristina 2015”.

Perlita de archivo: “Yo me siento proscripto. Hay una prohibición legal para ser reelecto, prohibición que está nada menos que en la Constitución Nacional” (Carlos Menem, 15 de enero de 1998, programa A dos voces, de TN). Cualquier semejanza con la actualidad es pura coincidencia.

Aquel discurso más vulgar que académico de Gioja fue de la mano del nuevo coloquialismo lunfardo y chacotón de la Presidenta. ¿O no dijo que “esto es para la gilada que escribe” en el acto con Joseph Stiglitz? Respecto de la alteración de estadísticas norteamericanas planteó que “había que truchar y trucharon, hermano. Yo hubiera tomado la misma decisión”. Nadie duda de eso. Lo demuestran la casi nula preocupación por acatar los fallos de la Corte Suprema y un hiperpresidencialismo muy parecido a un unicato que apuesta al capitalismo de amigos que todavía sostiene el estado de emergencia con superpoderes, pese a que es la Presidenta más poderosa desde 1983.

¿Desde qué lugar, entonces, el Gobierno puede justificar el intento de habilitar a Cristina para un nuevo período? El oficialismo se ve a sí mismo como la encarnación de la patria. Por eso embiste contra los adversarios y los ubica en el lugar del enemigo, de la antipatria destituyente. Lo dijo Guillermo Moreno con todas las letras en Banfield. Con semejante definición, no les cuesta nada autoconvencerse de que está bien empujar la reelección de Cristina y que estaba mal hacer lo mismo con Carlos Menem. Y por eso no tienen ningún empacho en fabricar un traje a medida de Cristina mientras ocupa el sillón de Rivadavia.

A esta altura, los obstáculos que Cristina debe superar tienen que ver con el resultado de la batalla final contra el Grupo Clarín, que tendrá fuertes novedades en estos días, y el resultado de las elecciones de medio tiempo, en 2013, en las que el oficialismo deberá superar el 40% de los votos para aspirar a los dos tercios que necesita en el Congreso para declarar la necesidad de la reforma. Hay que puntualizar que el viento de cola de la sojacracia continuará firme, que Brasil comienza a recuperarse y que se viene un año con menos vencimientos externos, que fomentará la irresponsable ametralladora de imprimir billetes. Continuará el operativo para destruir posibles competidores (Scioli, Macri, De la Sota y siguen las firmas), y la gran duda es cuál será el rol que jugará Sergio Massa, que con su altísima imagen positiva produjo el milagro de que Edgardo Depetri, Gabriel Mariotto, Julio de Vido y hasta la propia Cristina lo hayan elogiado, olvidando aquellas palabras terribles que dijo en la embajada de los Estados Unidos sobre el matrimonio K.

El último obstáculo es familiar: la presunta oposición de sus hijos, que reclaman más tiempo de su madre y menos de su Presidenta.

Aquel discurso de Gioja recargado no tuvo desperdicio. Al final dijo que “cuando hay que poner las bolas y los ovarios arriba de la mesa estamos los peronistas”, cosa que tal vez no tuvo en cuenta ni a López Rega ni a Firmenich. Y dejó para el cierre la frutilla tragicómica del postre: “Ser peronista tiene que ver con la lealtad”. En su caso, la practicó con todos y apoyó con el mismo furor las privatizaciones y el neoliberalismo como las relaciones carnales con Hugo Chávez y la estatización de YPF. Cristina ya ordenó que todos vayan haciéndose los rulos.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 17 de Agosto de 2012.