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domingo, 14 de enero de 2018

Enero Caliente. Tiembla el Piso... @dealgunamanera...

Tiembla el Piso

Al Rojo Vivo. Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes

La mira judicial sobre sindicalistas sacude todo. ¿El espanto une a Moyano y CFK?

© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/01/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No es novedad: contra lo que muchos creen, enero es un mes intenso en la vida política de la Argentina. Parecería ser el fruto de una verdadera dinámica inercial que nunca se detiene. Y hay veces en que lo intenso deriva en algo trágico: esta semana se cumplirán tres años de la muerte del fiscal Alberto Nisman, un magnicidio institucional.

El impacto del aumento de las tarifas de los servicios públicos pegó fuerte en el índice de inflación de diciembre. Se entiende por qué Mauricio Macri quiere terminar con este proceso de ajuste, a más tardar, en junio de este año. Es tan cierto que el 24,8% de inflación anual de 2017 quedó muy por debajo del 41% del año 2016, como también lo es que superó con holgura el 17% vociferado a los cuatro vientos durante muchos meses por varios funcionarios, entre ellos el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

Habrá que ver qué pasa a fin de este año con el presupuestado 15% del que hablaron tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como su par de Finanzas, Luis Caputo, en la conferencia del jueves 28 de diciembre pasado. Al Gobierno le ha quedado claro que hasta que este proceso de reacomodamiento de tarifas y de reducción del déficit fiscal no termine, la posibilidad de disminuir la inflación a un dígito será un imposible.

Planes. 

El consiguiente impacto negativo sobre la imagen presidencial generó en ese ámbito dos reflexiones: la primera –dicha por el mismo Macri–, que el capital político que le dio el resultado electoral de octubre último hay que usarlo ahora para ir adelante con estas medidas claramente antipopulares; la otra, la constatación de que esto había que comenzarlo ya y terminarlo antes de junio, a los efectos de no tener más sobresaltos de cara a 2019, año de la elección presidencial en el que Macri buscará su segundo mandato.

Mientras tanto, una encuesta aparecida el jueves de la consultora Synopsis, que predijo con notable exactitud el resultado de la elección en la provincia de Buenos Aires –en un sondeo de mitad de septiembre anticipó que Esteban Bullrich le ganaría a CFK por 39,1 a 34,3– muestra que la imagen negativa del Gobierno es del 41,4% contra el 38% de imagen positiva. Más claro, agua.

Hablando de imágenes y percepciones: la llamativa y veloz ganancia obtenida por las empresas de la familia del Presidente en la venta del parque eólico que inauguró en Chubut pusieron otra vez en el centro de la escena las cuestiones grises que hacen a la relación del jefe de Estado con los negocios de su parentela. Ya hay denuncias.

Por esto y por otros casos notorios concernientes a las investigaciones por corrupción que involucran a varios altos ex funcionarios en los doce años del kirchnerato, el receso tampoco se ha sentido en el ámbito judicial. Lo novedoso de este enero es el avance de causas que complican a varios dirigentes sindicales. Ahí parece haber terminado una larga siesta de algunos magistrados.

¿Casualidad? 

Por lo que se ve y se escucha, la preocupación –que es grande– ha llegado a esas orillas. Las declaraciones siempre altisonantes de Luis Barrionuevo –“a los sindicatos los atacaron los militares, Alfonsín y De la Rúa, y terminaron mal”. (Se olvidó de Cristina Fernández de Kirchner, quien a los líderes de los sindicatos que no le gustaban los maltrató a más no poder). Lo que no dijo Barrionuevo fue que Saúl Ubaldini terminó pidiéndole disculpas a Alfonsín por los 13 paros generales que le hizo.

Más allá del impactante caso Balcedo –de poco peso político–, viene despuntando en el horizonte otro de envergadura: el de Hugo Moyano. En el medio de ellos están las idas y vueltas de la relación entre el Presidente y el líder de los camioneros y presidente de Independiente, que son parte de una trama que comenzó a tejerse cuando Macri asumió como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que derivó en una relación que, a modo de auténtica sorpresa, estuvo lejos de los ámbitos de borrasca que muchos auguraban. De hecho, en uno de los últimos actos de la campaña electoral de 2015 –la inauguración de la poco reconocible estatua del general Perón–, ambos compartieron el escenario. En la semana, incluso, el Presidente le tendió a Moyano la hoja de olivo cuando autorizó la presencia del vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, y del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, en el acto de inauguración del sanatorio de los camioneros –ex Antártida–. A pesar de eso, el piso tiembla: se suman allí acusaciones de lavado de dinero en el manejo de las cuentas de Independiente, más el caso OCA, más otras denuncias que piensa reflotar la diputada por Cambiemos Graciela Ocaña.

El kirchnerismo, que anda a la búsqueda de aliados con desesperación, ha visto en esto la posibilidad de intentar un acercamiento con Moyano en particular y la CGT en general.

La libertad del ex vicepresidente Amado Boudou y su ex socio, José María Núñez Carmona, representa una diferencia de criterio importante entre la Sala I y la Sala II de la Cámara Federal Porteña en lo penal. Lo que es fundamental es lo que pase con las causas que incriminan a Boudou, porque lo importante es que haya un juicio y un veredicto en tiempo y forma.

Hay que recordar que en el caso del auto con documentación adulterada fue sobreseído porque la causa había prescripto. Este es el desafío para la Justicia: avanzar con las causas, llevar adelante los juicios y dictar sentencias en tiempo y forma. El caso del ex presidente Carlos Menem muestra lo inútiles que son las condenas cuando se producen veinte años después de los hechos: el impacto en la opinión pública es prácticamente nulo y eso permite que ninguna de ellas se cumpla. Ya se ha dicho: la justicia lenta no es justicia.

Producción periodística: Santiago Serra.






domingo, 23 de abril de 2017

Reportaje a Graciela Camaño... @dealgunamanera...

Graciela Camaño: "Lo mejor para Cristina fue que Macri ganara y para Macri... tenerla de rival"…

Un remanso. La diputada en sus oficinas del Edificio de las Naciones, a metros de la estación de Trigre, donde hace política lejos de los ruidos y ajetreos de la Ciudad. Foto: Emiliana Miguelez 

© Escrito por Osvaldo Pepe el sábado 22/04/2017 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

-¿Qué pasó con Massa que anduvo un poco ausente, se terminó perdiendo en la ancha avenida del medio?
-Fue una decisión política. Se habló de este tema en un acto grande que hicimos la semana pasada en una escuela de Junín, en la inauguración allí de una Escuela de Gobierno, queremos organizar una serie de esas escuelas en la Provincia y en el resto del país. Es un proyecto que está a cargo de Roberto Lavagna desde 2013. Allí Sergio señaló que hay una estrategia del oficialismo y de los periodistas que tiene el oficialismo para construir un escenario de polarización. Eso el kirchnerismo lo aprovecha con el fin de impedir que avancen las causas judiciales en su contra y acusa al Gobierno de destruir la economía y esas cosas. Y como el Gobierno no tiene motivos ni económicos ni sociales para mostrar, como no puede mostrar gestión, polariza. Es algo guionado. Es una parte de la estrategia del manual de Durán Barba. Ya están en campaña y usan las mismas recetas que usaba Cristina.

-¿En qué sentido?
-En el más obvio, identificar un enemigo, definirlo y provocar. Ir a la confrontación para que no haya otros actores en el escenario electoral.

-Hay encuestas que dicen que la estrategia del Frente Renovador de ser un poco oficialistas y un poco opositores pierde fuerza...
-No, es lo que dicen las encuestas que manejan ellos. En las nuestras tenemos claramente un electorado dividido en tercios. Esto ya pasó en 2015, cuando lograron instalar fuerte lo de la polarización, nosotros bajamos 8 puntos. Pero en el día del acto electoral subimos a 23.

-¿Y Massa qué piensa hacer?
-Nosotros lo que no tenemos que perder de vista es el camino de comunicarse directamente con la gente. Eso no es estar ausente de la escena. Para algunos, no estar en los medios es desaparecer, pero nosotros visitamos fábricas, ONGs, vamos a los pueblos. Tenemos la tranquilidad de estar y escuchar los reclamos de la gente, de estar a su lado. Hay una realidad más allá de los programas de la tele.

-¿Cuál es esa realidad?
-Que la gente padece los mismos problemas que tenía cuando gobernaba Cristina, y en algunos casos agravados. Asumieron y aplicaron un ajuste que creó 1,5 millón de nuevos pobres, empezaron diciendo que a los 6 meses la inflación iba a estar controlada y ahora se consuelan con haberla bajado del 40% al 25%, que es un registro muy alto. Hay un divorcio muy grande entre el discurso oficial y la realidad que le pasa a la gente, a lo que está viviendo la mayoría de los argentinos.

-Cambiemos ya definió que va con Lilita en Capital para enfrentar a Lousteau y hablan de Esteban Bullrich en la Provincia, el Frente Renovador que nombres baraja?
-No está resuelto aún. No hablamos de ninguna candidatura. En nuestra fuerza tenemos gente de gran valor y trayectoria para proponer, pero nombres por ahora no damos...

-En el Gobierno dicen que la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control del Ministerio Público, que usted preside, se demoró en citar a Gils Carbó, en medio de presuntas irregularidades por la compra de un edificio de la Procuración. ¿Por qué cree que ahora el oficialismo quiere acelerar el trámite?
-No es que se demoró. Nunca se analizó en la Comisión citarla porque nosotros tenemos todos los informes que ella tiene la obligación de mandarnos. Lo que hizo fue enviarnos una nota poniéndose a disposición. Nunca nadie en la Comisión pidió citarla.

-¿Reitero entonces, por qué piensa que desde del oficialismo apuran la citación?
-Eso es lo llamativo...No que la Comisión no la haya citado, sino que desde el oficialismo la quieran citar ahora. Porque la verdad es que si quieren removerla deberían abrir el tratamiento de eso en la Comisión de Juicio Político que preside Cambiemos, precisamente. Y esa Comisión nunca se reunió.

-¿Por qué cree que no lo hizo?
-Bueno, no lo sé... Quizá porque allí hay pedidos de juicio político al propio Presidente y también a Lorenzetti, el presidente de la Corte, digo yo...

-Esto va subiendo de temperatura, ¿no?
-Por lo pronto esta semana que empieza, la Comisión que yo presido está citada para el jueves 28. A Gils Carbó la tiene que citar la comisión, no yo en persona. Y ese día puede hacerlo.

-Hay críticas por el largo paréntesis del Congreso. Recién la semana que pasó se hizo la primera sesión en Diputados, ¿no hay muchas urgencias en la sociedad para un nivel tan alto de inactividad?
-La presidencia del Congreso está en manos de Cambiemos y el presidente no convoca. Hay un montón de temas para tratar, es cierto, pero si el oficialismo llama a sesiones ordinarias corre el riesgo de que allí se le cuele el tratamiento de los DNU, ya rechazados en Comisión y no quieren correr ese riesgo.

-¿De qué hablamos concretamente?
-El DNU del soterramiento del Sarmiento es el tema más claro. Ya fue refutado en Comisión y si llega al recinto correrá la misma suerte, por ejemplo. Además, no olvide que el oficialismo tiene el deber de convocar a ordinarias todas las semanas. Y no lo hace.

-¿Cómo pasó el massismo de aliado estratégico a fuerza no confiable?
- A mí me parece que Durán Barba marca la estrategia del discurso y el Presidente hace exactamente lo que le dice y pide su asesor.

-¿En qué se manifiesta lo que usted llama la estrategia de Durán Barba?
-En que hablan todo el tiempo de diálogo, pero lo vuelven ficticio en los hechos, cuando salen a criticar, mejor dicho a descalificar, a los dirigentes, a todo el mundo…Y si tenés una idea distinta pasás a ser un “destituyente”.

-¿Lo ven tan así, tan drástico?
-Es que es notorio. Uno lee en Twitter los mensajes de los trolls y después se escucha al jefe de Gabinete, el discurso es el mismo: la estrategia de desprestigiar, de impugnar con la palabra, todo lo contrario al diálogo.

-¿Entonces no hay posibilidad de que retomen el noviazgo con el Gobierno?
-Nunca estuvimos de novios.

-¿Y Davos qué fue, una “noche de amor”?
-Un gesto político enorme, de un dirigente que tiene la capacidad de entender que la Argentina se construye entre todos, ese dirigente es Sergio Massa, el que puso ahí fue Sergio.

-Usted dijo que había un país de alfombra roja y otro de la calle, ¿lo puede explicar?
- Creo que nosotros tenemos un problema muy serio, hay que reconocer que tenemos, digamos, un 35% de la población que es pobre y desde hace prácticamente 30 años tenemos instalados dos dígitos de desocupación, que a su vez generan pobreza estructural.

-¿Y la alfombra roja es el PRO?
-Totalmente. No se trata sólo del PRO. Yo creo que la política y la dirigencia, toda la dirigencia, mira la realidad en función de sus intereses. La Argentina sufre desde hace muchos años una clase dirigente expoliadora.

-¿Y cómo se arregla eso?
-Yo creo que Argentina necesita un gran acuerdo. Nosotros...

-Perdone, ¿no es un lugar común ése?
-Cuando fui ministra de Trabajo de Duhalde institucionalizamos una mesa de diálogo. Me reuní todas las semanas con esa mesa. Fue un diálogo real. Fui a las provincias, a los municipios. Participaron las Iglesias católica y judía, y los cultos evangélicos. Funcionó, sirvió. Hubo compromisos de todos los sectores.

-¿Y ahora por qué no se hace?
-Es algo genético del Gobierno, no lo siente. Si uno va al interior o al conurbano bonaerense, se ve la lejanía que tiene el discurso político con relación a la gente. Lo que tenemos hoy es que el Gobierno agarró el manual “amigo-enemigo” de Cristina y con eso confronta.

-¿Hay un relato macrista, entonces?
-Hay un relato macrista, repetido sistemáticamente y que no se diferencia en nada con el relato kirchnerista. Es “a mí me eligieron para gobernar”, ponele comillas, pero yo voy a decir lo que pasa desde afuera, yo no tengo responsabilidad de gobierno.

-¿Esta decisión de polarizar no le puede salir caro al Gobierno en la Provincia?
-Yo creo que es una polarización trucha, porque esto es algo que se está poniendo en evidencia. Como muchos de ellos provienen del sector empresarial, ellos tuvieron una relación de intereses con el kirchnerismo, son como socios. Dos caras de la misma moneda.

-¿El kirchnerismo y el macrismo?
-¡Pero sí!...Lo mejor que le pudo haber pasado a Cristina, y ella trabajó para eso, es que ganara Macri y lo mejor que le puede pasar a Macri es que Cristina siga existiendo, tenerla como rival, con esas causas en su contra, que no se resuelvan, para que él pueda seguir sosteniendo su discurso.

-¿Y en qué se diferencia el Frente Renovador de esa estrategia que usted ve?
-Nosotros tenemos una concepción de lo que debe ser el Estado totalmente distinta a lo que piensa el macrismo, que cree que no tiene que existir y a lo que piensa el kirchnerismo, que cree que el Estado tiene que estar al servicio del dirigente político y hacer populismo. Nosotros entendemos que el Estado tiene que estar presente para impulsar un desarrollo sustentable, con progreso.

-La última, Graciela,... El famoso cachetazo, ¿fue para Kunkel o había alguien detrás, simbólicamente, digo?
-A ver, esas cosas no se piensan tanto...La verdad es que ellos eran muy agresivos y él fue conmigo una persona muy agresiva. Ellos tenían la metodología de fastidiarme en la presidencia de la Comisión y bueno... un día me harté.

-¿Lo volvería a hacer?
- No es mi espíritu ése. Yo siempre digo que creo que perdí con eso, él logró el objetivo, que era sacarme. ¿Me explico?

-Aún muchos dicen “¡qué bien que estuvo!”
-Lo sé, lo sé, en la calle jamás tuve un incidente...Al contrario, tuve escenas de amor.

-¿Cómo es eso?
- Un día, en Aeroparque, veo a un tipo recontra pintón, se arrodilló y me besó las manos. Pero siento que no estuve bien y que no volvería a hacerlo. Al menos trataría de controlarme, pero a veces no lo consigo. Cuando las cosas me calientan, me calientan.

Aquella infancia con una abuela guerrera

Con su lógica de pensamiento inspirada en la antigua institución del matriarcado, que ella misma reivindica aún en los días que corren, y no sin una dosis de pícaro humor, contesta a la pregunta sobre quién manda en su casa, si ella o su esposo, el histórico sindicalista Luis Barrionuevo: “Mi mamá, de 85 años…y manda por derecho propio, sin ninguna duda”.

Se pondrá más reflexiva cuando se la indaga sobre qué es más difícil si ser la esposa de Barrionuevo o el marido de Graciela Camaño: “Yo sé que mucha gente tiene una gran confusión -dirá- sobre cómo debería funcionar una pareja. Lo que yo tengo con Luis es una familia. Políticamente a veces chocamos, pero eso no influye en la familia ni en uno sobre otro. Somos dos personas en todo sentido, no una. Nuestro matrimonio es sobre la base del respeto a la libertad de cada uno”, asegura esta mujer aguerrida, acostumbrada a ganarse por mérito propio, con la prepotencia del estudio y del trabajo, un lugar en la vida.

Peronista desde siempre, admirada por su propio jefe político, Sergio Massa, quien reconoce que en el tiempo del despiste adolescente, cuando se había acercado a la UCeDé de Álvaro Alsogaray, “Graciela me rescató y me hizo peronista, soy un gracielista de la primera hora”. Camaño ha construido una carrera con identidad propia, siempre asociada a su condición de mujer, género cuyos derechos no deja de reivindicar. Acostumbrada al rigor a veces inclemente de la lucha política y al trabajo desde joven en una fábrica de zapatillas, nacida circunstancialmente en Presidencia Sáenz Peña, la segunda ciudad del Chaco, se le llenan los ojos de lágrimas cuando evoca la figura de su abuela materna. “Mi abuela fue una cosa impresionante, en aquellos tiempos se fue de la casa del hombre que tenía toda la guita del pueblo porque resulta que el tipo les pegaba a los hijos. Ella agarró a los nueve chicos y se mandó a mudar, a yirar por el Chaco donde tenía familiares o amigos. Fue una guerrera terrible que construyó su familia prácticamente sola y desde la adversidad. Mis recuerdos tienen que ver con su casa, con su olla, con sus olores. Fue mi gran ejemplo de vida, una figura que con el paso del tiempo valoro y recuerdo cada vez más”.

Habla poco de su padre, Dermidio, sereno en la desaparecida Editorial Abril, a quien define como un malcriado, mal esposo y mal padre, pero muy laburador, como mamá, de allí vengo yo, de una familia de laburantes”, cuenta como santo y seña de su identidad que devendría en peronista en términos políticos.

Ya hace rato abandonó el hábito de las hornallas, dejó eso en manos de su nuera. La mujer del cachetazo más celebrado de la política los fines de semana disfruta de otro modo: no se priva de tirarse al suelo con ropas de entrecasa para jugar a la vida con sus nietos.

Si la viese Kunkel no podría creerlo.

Itinerario

Nació el 23 de abril de 1953 en Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco. Fue militante gremial en la delegación San Martín del Ministerio de Trabajo. Abogada, graduada en la Universidad de Morón, fue electa diputada por la provincia de Buenos Aires en 1987, 1997, 2003 y 2007. Entre 2002 y 2003 fue ministra de Trabajo de la presidencia de Eduardo Duhalde. En 2013 se incorporó al Frente Renovador de Sergio Massa. Hoy representa en Diputados a esa fuerza como jefa del bloque. Casada con el sindicalista Luis Barrionuevo, tienen dos hijos (Melina y José Luis “juniors”) y comparten ocho nietos y un bisnieto.

Al toque

Un proyecto: Vivir en un país distinto, donde logremos que haya oportunidades para todos.
Un desafío: Levantarte todos los días y seguir teniendo sueños, proyectos, familia, trabajo.
Un sueño: Mis nietos colman mi alma y el alma es el sueño.
Un recuerdo: El de mi abuela.
Un líder de hoy: En Argentina, Sergio Massa. En el mundo hay una carencia brutal de liderazgos.
Un prócer: San Martín.
Una sociedad que admire: La alemana.
Una persona que admire: Gandhi, por la vocación de tener una estrategia de paz.
Una comida: La sopa.
Una bebida: Agua natural... bueno, de última el vino tinto (ríe).
Un placer: Sentarme al piso con mis nietos los fines de semana y jugar con sus juguetes.
Un libro: Cien años de soledad.
Una película: El puente sobre el río Kwai.
Una seri e: Jossué.


domingo, 5 de febrero de 2017

Desacuerdos y reproches… @dealgunamanera...

Desacuerdos y reproches…

PARI-TARIA, Jorge Triaca. Dibujo: Pablo Temes

La ruptura entre sindicalistas y oficialismo tiene una cadena de responsabilidades. Extraño triunfalismo.

El 23 de noviembre pasado el Gobierno, la Unión Industrial Argentina, algunas cámaras empresariales, y algunos sindicatos hablaron de un pacto por medio del cual se comprometían a no despedir personal hasta el 1° de marzo. Además, lanzaron el Diálogo-Acuerdo por la Producción y el Trabajo. Sin embargo, algo falló y, en consecuencia, la CGT se retiró abruptamente de esa entente a mediados de esta semana.

“No se cumplió el ‘pacto anti despidos’ y el costo siempre queda del lado del movimiento obrero. No fue un portazo inesperado; ya la semana pasada en el asado convocado por Barrionuevo en Mar del Plata se habló de endurecer posiciones con el Gobierno. El ánimo cambió desde el proyecto de reforma laboral hasta la salida por decreto de las modificaciones en el tema ART. Los despidos en verano fueron el detonante”, señala un dirigente de peso en la actual conducción cegetista. Según los números que se manejan en ese ámbito, la industria lidera ese triste ranking con más de 4.500 despedidos, seguido por el sector de servicios y un goteo permanente en otras áreas.

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo el jueves en una entrevista radial que “se ha perdido la confianza con algunos sectores empresarios que tienen que dar respuesta porque había un acuerdo político de cuidar el nivel de empleo”. Entre los hombres de negocios algunos prefieren mirar para el costado mientras que otros entrecruzan reproches mutuos. Hay quienes dicen que los dichos del ministro fueron un tiro por elevación destinado a los industriales; otros, en cambio, creen que los señalados son los sectores de cadenas alimentarias. A pesar de la proclamada lucha contra la inflación de la que habla el Gobierno, alimentos, artículos de higiene personal y productos de primera necesidad no dejan de aumentar.

“Los gremios prefieren cargar las tintas contra las empresas, pero saben que el verdadero enojo es con los acuerdos vacíos que genera el Gobierno” –asegura un industrial de larga experiencia en estas lides–. En un crudo análisis la misma fuente hizo hincapié en las divisiones dentro del movimiento obrero: “De la boca para afuera la CGT en general y ‘los gordos’ del sindicalismo vociferan que este gobierno les dio mucho más de lo que lograron con el kirchnerismo, mientras que el moyanismo y algunos sectores de la CTA sostienen que este gobierno se cae solo”. En este contexto la presión de las bases en los gremios industriales por los últimos despidos determinó la salida de la CGT del acuerdo con los empresarios y el Gobierno.

En 2016 –siguiendo los datos del Indec– desaparecieron 5 mil pymes y se perdieron 120 mil empleos formales. En este marco, algunos industriales remarcaron la necesidad de haber debido convocar un Consejo Económico y Social (de carácter permanente) y no sentar las partes en una mesa para la foto. Un empresario lo describió con dureza: “El Gobierno quema los instrumentos de diálogo, los malgasta. El Diálogo por la Producción y el Trabajo fue una especie de pantomima que sólo sirvió para la foto. No había propuestas de fondo”.

En la misma línea un influyente hombre del interior se preguntó: “¿Qué está pasando con el timing del Gobierno para instrumentar medidas?”. Hacía referencia a que la UIA había hablado con Nicolás Dujovne sobre una serie de medidas orientadas a bajar la presión tributaria –lo que podría traducirse en baja de precios y más producción–, pero el viernes, en una entrevista en el programa de Jorge Lanata, el ministro declaró que el año electoral no sería un buen momento para hacerlo. “¿Cuándo, entonces?”, insistió la fuente.

Los empresarios aseguran además que hay capacidad ociosa; la industria está operando al 65%. La suba de tarifas de electricidad es comprensible, pero si a cambio del aumento de costos no se da ningún beneficio, la producción no aumentará. Los analistas ven un primer trimestre “planchado”. Con el repunte del campo y sectores de la construcción no va a alcanzar para torcer el rumbo de la economía y generar verdadero crecimiento.

En vista de esta realidad, resulta poco entendible el clima de cierta euforia que, comenzando por el Presidente, se vive en la cúpula del Gobierno. Se habla allí de una recuperación de la economía que, más allá de lo observable en sectores puntuales como el automotor, no se condice con lo que refleja mayoritariamente la calle. En el oficialismo están convencidos de que ganarán la elección legislativa de octubre venidero. Con esa misma convicción se habla de la elección presidencial de 2019: “Estaremos ocho años en el poder”, se escucha decir en los despachos de la Casa Rosada.

De los avatares de una economía que no termina de arrancar intenta valerse Cristina Fernández de Kirchner para darle a su comprometida situación judicial un cariz de persecución política. “Buscan tapar el desastre económico”, escribió en la catarata tuitera del viernes pasado. En verdad, ante el peso de las evidencias que dejan al descubierto la matriz de corrupción imperante durante el kirchnerato, ésa es la única alternativa con la que cuenta como defensa. No hay estrategia judicial para parar el avance de las causas ante las pruebas que las sustentan. El agregado de esta semana, en relación con la declaración indagatoria a la que la ha citado el juez Claudio Bonadio, está dado por la inclusión de los dos hijos de la ex presidenta, Máximo y Florencia.

CFK habrá de ser candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires. Las encuestas –al día de hoy– le dan bien. Es la única posibilidad que tiene de atemperar la adversidad que le augura en los ámbitos tribunalicios. Esa candidatura, además, es la única chance que tiene el kirchnerismo de no difuminarse en las procelosas aguas de la interna justicialista.

El caso Odebrecht será otra complicación para la ex presidenta y sus funcionarios del área de obras públicas. También lo será para algunos funcionarios de este gobierno. Hasta ahora el único salpicado por el escándalo de las coimas es el titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Gustavo Arribas. Sus explicaciones ante la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia fueron poco satisfactorias. Los papeles que exhibió –incluyendo una escritura– aportaron escasa claridad. Se habla, además, de dos propiedades de su pertenencia que no aparecen en su declaración de impuestos. Con todo, lo más complicado para Arribas es la denuncia que en su contra interpuso Elisa Carrió.

El episodio de la utilización del helicóptero presidencial para trasladar a la esposa de Macri, Juliana Awada, y a su hija Antonia, de Punta del Este a Buenos Aires, merece un párrafo de reproche. Los Kirchner fueron intensamente criticados por la utilización de las aeronaves de la flota presidencial en menesteres similares. Entre las promesas de campaña del actual gobierno, estaba la de suprimir esa conducta. Parece que el Presidente lo ha olvidado.

Producción periodística: Santiago Serra.



domingo, 14 de febrero de 2016

Cuestión de tiempos… @dealgunamanera...

Cuestión de tiempos…

Contando la Hacienda, Alfonso Prat-Gay. Dibujo: Pablo Temes

Por ahora, la política da más satisfacciones al Gobierno que los números. Lo que vendrá.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se asiste a la crónica de una situación anunciada: el campo minado que la administración de Cristina Fernández de Kirchner le dejó a la de Mauricio Macri va haciendo sentir inexorablemente el peso de sus consecuencias. “No habrá luna de miel para el nuevo gobierno sea cual fuere el candidato que ganare”, señalábamos en esta columna poco antes de la segunda vuelta electoral que consagró al actual presidente. No era un presagio sino una certeza producto del conocimiento de los datos negativos que emanaban del análisis de las distintas variables de la economía argentina. Es algo en lo que, salvo el kirchnerismo duro, coincidieron todos los postulantes que tomaron parte de la competencia electoral por la presidencia. “Por eso no puedo aceptar que se critiquen medidas que son producto de lo que nosotros fuimos causantes”, dijo el ex titular de la Anses Diego Bossio, a quien Carlos Zannini llamó para decirle que, a causa de su alejamiento del bloque de diputados del Frente para la Victoria, para Cristina Fernández estaba “muerto”.

Como siempre ocurre, frente a un sinceramiento de la economía de la envergadura del que se está atravesando, una cosa es decirlo y otra cosa es vivirlo. En el decirlo aparece la comprensión de la problemática que está en el origen del verdadero descalabro económico que recibió el actual gobierno. En el vivirlo se manifiesta, en cambio, el impacto que esto genera en las aspectos esenciales que hacen a la vida diaria de cada persona según su circunstancia, por lo que el que menos tiene es el que más sufre los efectos adversos de estos ajustes. Al Gobierno le corresponde, pues, no sólo reconocer un problema sino buscar las soluciones. Para eso se postularon y para eso los eligieron. Es como cuando alguien va al médico; primero le interesa saber qué le está pasando –el diagnóstico–; y después, espera –demanda– que acierte con el tratamiento que lleve a la cura. Por supuesto que hay tratamientos que acarrean dolores; pero en esos casos, el médico busca paliarlos hasta que, si la terapéutica es la correcta, la cura llegue.

Macri está ansioso por este tema. Comienza a comprender que los tiempos políticos y las exigencias del día a día no siempre van de la manoAlfonso Prat-Gay le dijo que hay que mantener la firmeza y que la reducción del déficit fiscal será el instrumento clave que llevará a poner freno a la inflación. La falta de cifras por parte del Indec le genera al Gobierno otro problema, ya que no todos creen que lleve tanto tiempo lograr obtener números creíbles. A falta de ello, se conocieron los inquietantes datos de la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, que hablan de una inflación de 4,1% en el mes de enero. Este guarismo deja descolocado al ministro de Hacienda, quien hace unos días había señalado que el índice estaría “más cerca del 3%”.

Una cosa es hablar de sincerar la economía y la otra es vivirlo

En busca de soluciones el Gobierno está requiriendo la ayuda de los consumidores. Conceptualmente es una herramienta válida si va acompañada de otras medidas. Esa fue la causa del poco éxito que tuvo durante la administración de CFK. El lunes saldrá publicada en el Boletín Oficial la resolución que el pasado viernes firmó el secretario de Comercio y que habilita legalmente a llevar adelante este sistema informático de monitoreo de precios.

Esta resolución obliga a las cadenas de supermercados (con facturación de más de 463 millones de pesos anuales) a informar un listado diario de, en principio, mil productos y sus precios, por cada punto de venta particular.

Si el producto publicado no está o no corresponde el precio, habilita a la Secretaría de Comercio a elevar una sanción aplicando la Ley de Lealtad Comercial y la de Defensa del Consumidor.

En cuanto a los jubilados, desde la Secretaría de Comercio están tratando de implementar un acuerdo con la Anses para que, en cada delegación o club de jubilados, el organismo pueda ayudar y enseñar a los jubilados a usar esa herramienta.

La idea es que este sistema, además de ayudar al consumidor, le permita al Gobierno establecer precios de referencia y así intentar limitar sus asimetrías. “Esta no es una herramienta antiinflacionaria. Es una herramienta que le da más poder al consumidor. Esperamos poder tenerla funcionando para el 15 de marzo”, reconoce una voz desde la Secretaría de Comercio. Por lo que se sabe, esta medida se iba a presentar dentro de cuatro meses, una vez que caducara Precios Cuidados, pero las circunstancias llevaron al jefe de Estado a avanzar rápidamente en su implementación. Macri está muy preocupado por la inflación, cuyo impacto negativo en la encuestas se está haciendo sentir fuertemente.

La reunión con los líderes sindicales fue producto de esta situación, que complica las venideras negociaciones paritarias. En el encuentro, que marcó también un cambio de época –Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Jerónimo Venegas habían sido borrados del mapa por CFK–, el Presidente, quien reconoció el problema de la inflación y lo justo del reclamo gremial, les dijo que necesitaba su ayuda. Los sindicalistas atendieron las explicaciones, pero insistieron en que mantendrán sus posturas. Habrá que ver qué efecto tiene para modificarlas el aumento del mínimo no imponible, el desdoblamiento de las paritarias, la reducción del IVA a los alimentos de la canasta básica y el pago de parte de la deuda que el Estado tiene con las obras sociales. Dentro de este clima de diálogo, el Gobierno comete un error al marginar a los gremios estatales, con los que las diferencias son mayores. Eso lo hacía CFK.

En lo político, las cosas le vienen saliendo mejor al Gobierno. El buen trato hacia los gobernadores está dando sus frutos, ayudado esto por el indiscutible malestar que a lo largo de su mandato generó CFK en sus propias filas. El proceso de fractura dentro del FpV es imparable. La información dice que las nominaciones a la Corte Suprema de los doctores Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz serán aprobadas, al igual que las de los embajadores y militares. En relación con los decretos de necesidad y urgencia, la impresión es la misma. “Nada tarda tanto como aquello que no se empieza”, una frase de Alain refleja algo de lo que el oficialismo parece estar aprendiendo rápidamente: la clave para manejar este difícil momento exige mucha muñeca política, algo que una concepción excesivamente gerencial del Gobierno pareció ignorar.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.