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jueves, 26 de marzo de 2020

#Coronavirus. Los desubicados de siempre... @dealgunamanera...

Los desubicados de siempre, el editorial de Jonatan Viale…

Jonatan Viale 

Hace dos meses que estamos en guerra. Y todavía muchos no lo entienden. No es una guerra del tipo tradicional. No hay dos bandos. No hay dos países enfrentados. No se pelea por diferencias religiosas. No se lucha por temas étnicos. No hay un problema ideológico. No está en juego la demarcación de límites. No es una batalla entre unitarios y federales. No es una invasión para quedarse con el petróleo del otro.

© Escrito por Jonatan Viale el martes 24/03/2020 y publicado por A24.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Es una guerra que une, increíblemente, a toda la humanidad contra un enemigo foráneo, externo, desconocido, invisible, peligroso y letal.

Las armas no son ametralladoras, ni misiles, ni granadas, ni bombas. La única arma eficaz se llama aislamiento social. Es una guerra que nos expone en nuestra versión más humana, más primitiva, más instintiva, más temerosa.

Sin embargo, una vez más, aparecen los desubicados de siempre. Estela de Carlotto no entiende que la sociedad está en fase 'cooperación'. No quiere que nadie le politice el virus. No quiere escuchar sobre Macri o Cristina. No quiere que nadie ideologice el tema. No quiere que nadie meta la grieta. ¿Qué hubiera pasado si le tocaba a Macri ordenar una cuarentena masiva con las fuerzas armadas en las calles? Lo más probable es que Carlotto le hubiera dicho represor, milico, facho y reaccionario. Pero lo está haciendo Alberto Fernández. Y es lo que corresponde. Deberá comprender entonces la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Que no es momento de adjetivar, de comparar, de agredir, de descalificar.

Estar en fase 'cooperación' implica que los refractarios sufrirán la condena social. Lo mismo corre para el ministro de Seguridad de Santa Fe, que está sacando todos los boletos para ganarse una patada en el culo. Ahora se filtraron audios de WhatsApp donde habla con jefes policiales de la provincia.

Ya dijo que este es el virus de los chetos. Ya dijo que el narcotráfico en Santa Fe es 'estacional'. Ya dijo que se vino a Buenos Aires para que no lo caguen a tiros. Ahora dice que los intendentes son de 'cuarta categoría' y especuladores. Insisto, gobernador Perotti, siendo usted una persona inteligente, razonable, mesurada, dialoguista, moderada: ¿Cómo puede tener todavía a semejante cachivache como ministro de Seguridad? ¿Cómo esta persona despectiva y soberbia puede seguir manejando la seguridad de más de 3 millones de santafecinos?

Pero hay más desubicados que no entienden que la sociedad argentina está en fase de cooperación y no quiere chicanas ni violación del contrato social. Arturo Grisoni, dueño de 'El Nazareno', una tradicional marca de alfajores cordobeses posteó en Facebook: "El que quiera hacer cuarentena que la haga pero de por vida, acostado en una cama y con un suero para que no se tenga que levantar ni para ir a la heladera. Yo prefiero morir a estar un minuto encerrado. ¿Por el riesgo a qué? ¿A morir? Toda la vida estás en riesgo de morir desde que abrís los ojos a la mañana. A mí nadie me va a imponer cómo tengo que vivir. Y menos si no le debo nada a nadie. Las medidas contra el “virusito” a nivel país y a nivel mundo no tienen consistencia por ningún lado".

Más desubicados.... Hecho insólito en Tandil, lo descubrieron cuando intentaba ingresar a un country con la mucama escondida en el baúl. El infractor fue denunciado por los vecinos, que de inmediato alertaron a los guardias de la entrada.

Más desubicados... Uno de los directivos de Vicentin navegaba en su yate en plena cuarentena. Nardelli fue demorado por la prefectura cuando paseaba en su lujoso yate por el río Paraná y fue conminado a cumplir con el aislamiento social. Ya estaba imputado por el millonario préstamo irregular que obtuvo Vicentín durante el gobierno de Macri. Ahora enfrenta una nueva causa penal.

Más desubicados... Mirá lo que pasó esta mañana dentro de un colectivo de la línea 67 que circulaba por Recoleta. Una mujer tenía síntomas de coronavirus, se subió igual, no se quiso bajar y ahora obligó a 10 pasajeros más a entrar en cuarentena obligatoria.

Insisto: todo aquel argentino, famoso o anónimo, poderoso o humilde, rico o pobre, peronista o radical, kirchnerista o macrista, que no entienda que estamos en fase de cooperación y que estamos ante una guerra sufrirá la condena social.

La sociedad está sensible y no permite actos individualistas, ni caprichos que pongan en riesgo a la población. Lo mismo corre en el mundo ante líderes que no parecen estar a la altura.

No es el momento para líderes violentos. No es momento para gritos y agresiones. No es el momento de bravucones que construyen su liderazgo a través de enemigos. No es momento de grandes discursos. No es momento de pelear ni con la prensa, ni con la oposición, ni con fantasmas.

En momentos de crisis la gente prefiere líderes serios, fuertes, seguros pero sin delirios. Mientras Maduro, Trump, Bolsonaro, López Obrador se muestran ansiosos y contradicen los protocolos los jefes de estado que muestran responsabilidad Se lucen por contraste.

No hay genialidad en Alberto Fernández. Simplemente contrasta su sentido de la responsabilidad ante las patinadas de los demás.



lunes, 23 de marzo de 2020

24 de Marzo. Lesa humanidad: cuando la ciencia hace justicia… @dealgunamanera...

24 de Marzo. Lesa humanidad: cuando la ciencia hace justicia…


El Banco Nacional de Datos Genéticos funciona en Argentina desde 1987 y fue el primero de este tipo en el mundo. Trabaja en 120 casos mensuales. Hay más de 300 personas en todo el país que aún no conocen su verdadera identidad.

© Escrito por Candela Ramírez el domingo 23/03/2019 y publicado por el Diario Digital El Ciudadano & la Región de la Ciudad de Rosario de Santa Fe, Provincia de Santa Fe de la Veracruz.

Una abuela se pregunta: ¿puede mi sangre servir para identificar un nieto? La ciencia del mundo se pregunta: ¿tenemos los recursos para dar esa respuesta? Alguien en alguna parte se pregunta: ¿quién soy? Son estas preguntas las que confluyen, y confluyeron, para que se puedan encontrar a hijas e hijos de personas desaparecidas y que fueron apropiados por la última dictadura cívico-militar.

El Banco Nacional de Datos Genéticos es un archivo sistemático de material genético y muestras biológicas de familiares de desaparecidos. Su trabajo sirve como prueba objetiva en el proceso de restitución de identidad de personas que fueron apropiadas y para el esclarecimiento de delitos de lesa humanidad. También sirvió como fundamento para la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final.

El robo de bebés fue una práctica sistemática llevada adelante por los militares en Argentina entre 1976 y 1983. Abuelas de Plaza de Mayo lideró la búsqueda de las personas que fueron secuestradas en su niñez junto a sus padres y madres o que nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas. Fue la lectura de una noticia sobre un padre que negaba la paternidad lo que despertó la pregunta de una abuela: ¿podía su sangre servir para identificar a un nieto? La ciencia aún no tenía la respuesta.

Las Abuelas se reunieron con investigadores por todo el mundo hasta que llegó la respuesta: el índice de abuelidad, que es una fórmula estadística que establece la probabilidad de parentesco entre abuelos y nietos, a partir del análisis del perfil genético y que garantiza un 99,99 por ciento de eficacia.

Así, el Banco Nacional de Datos Genéticos –BNDG– se creó en 1987, cuando se sancionó la ley 23.511, durante la gestión de Raúl Alfonsín. Fue el primero en el mundo. En 2009 pasó a la órbita del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que hoy es una secretaría dependiente de la cartera de Educación. La compra de insumos y equipamiento necesarios para su funcionamiento es una política de Estado que continúa vigente.

Herencia e identidad

Daniel Alcázar es técnico en hemoterapia. Entró a trabajar en el laboratorio del BNDG en 1991 y desde 2001 se dedica a viajar por todo el país haciendo extracciones de sangre. Su trabajo es conseguir las muestras de personas que dudan de su identidad, que tengan familiares desaparecidos o que sean citadas en el marco de una causa judicial.

Le apasiona trabajar en el Banco aunque sea duro por la cantidad de historias que lo conmueven. Prefiere viajar en colectivo pero muchas veces, por las distancias y los tiempos, tiene que hacerlo en avión. Intenta hacer su trabajo rápido pero hay casos que le demandan quedarse varios días en un lugar, como cuando tiene que recorrer varios pueblos.

Alcázar viaja, viaja mucho. Es cansador porque muchas veces los resultados de las muestras no dan coincidencia. Entonces viaja, viaja de nuevo a ver si la muestra que sigue resulta en una nueva restitución. Junto con 30 personas más conforma el equipo del BNDG, que incluye bioquímicos, antropólogos forenses, biólogos moleculares, abogados y comunicadores, entre otras profesiones.

Además el trabajo de Alcázar consiste en escuchar. Del centro, del norte o del sur del país, las personas que conoce le comparten un retazo de la historia del país que hace eco en sus historias personales. Muchas veces escucha relatos de familiares de desaparecidos que le hablan de su pérdida, de ese dolor continuo. Otras, le cuentan cómo fueron los días en cautiverio y cuánto sufrieron. El daño del terrorismo de Estado es permanente, las secuelas individuales persisten. El daño al tejido social dura generaciones: la falsificación de identidad se hereda.

Hijas e hijos de desaparecidos ya rondan los 40 años. Muchos tienen hijos. Si fueron bebés apropiados y aún no recuperaron su verdadera identidad, quiere decir que hay una nueva generación que desconoce también su origen. De ahí la importancia de que más allá del gobierno de turno siga existiendo el BNDG: para que cualquier persona a la edad que sea pueda resolver las dudas que tenga sobre su identidad.

Ciencia al servicio de lo social

La directora del Banco, Mariana Herrera Piñero, cuenta que cuando una persona duda de su identidad puede acercarse a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) o a Abuelas de Plaza de Mayo. Ambos organismos acudirán al BNDG en caso de ser necesario.

Al mismo tiempo, el Banco recibe a personas que son citadas por la Justicia por investigaciones relacionadas con la apropiación de menores. “En 2018 organizamos jornadas de intercambio y capacitación con la CONADI y con la Unidad Especializada para causas de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. Fueron muy productivas y nos ayudaron a aceitar la labor diaria. El volumen de trabajo es muy grande, tenemos alrededor de 120 casos mensuales de jóvenes que dejan su muestra”.

Para la comunidad científica haber encontrado respuesta a la pregunta de Abuelas fue una forma de ponerse al servicio de lo social y de los derechos humanos luego de un siglo donde la ciencia muchas veces se usó en guerras y matanzas. Construir un Banco y no responder a cada caso de forma individual fue importante para el desarrollo científico y también para permitir la masividad de la búsqueda.

Herrera Piñero nombra también al Equipo Argentino de Antropología Forense que aporta perfiles genéticos de personas desaparecidas para que se puedan completar los grupos familiares del banco.

La directora destaca que los avances científicos de los últimos años son muchísimos. Recuerda que cuando se comenzaron a realizar los análisis de ADN en 1985 sólo se analizaban las características presentes en la sangre y se hacía de forma manual. Hoy los procesos son automatizados.

Cuenta que la genética forense avanza continuamente y por eso es importante que quienes forman parte del laboratorio se sigan capacitando. “Hoy podemos comparar la muestra de un posible nieto contra todos los grupos familiares que se encuentran a la búsqueda de un nieto o nieta a través de un software llamado Familias, en donde se carga el perfil genético de la persona analizada y desde allí se compara con toda la base de datos disponible”, explica.

Herrera Piñero plantea que el cálculo estadístico se ve reforzado en la medida en que los árboles familiares se encuentren más completos: es vital contar con la mayor cantidad de muestras de familiares posibles del núcleo cercano. “Por eso se creó un área de antropología forense que se ocupa exclusivamente de exhumar y extraer muestras de ADN de abuelos fallecidos que no lograron dejar su muestra y de posibles nietos que no llegaron a analizarse”.

Por otra parte, explica que los estudios que dan resultados negativos se registran como no inclusiones: “Esto quiere decir que el negativo surge de la comparación contra las familias que actualmente se encuentran cargadas en la base de datos. En la medida en la que se sumen nuevas familias que estén buscando un nieto o nieta o que se completen los árboles familiares, los perfiles de las personas que dudan de su identidad, estos jóvenes se vuelven a comparar para establecer si hay un nuevo match”.

El trabajo continúa

“Es una genialidad de las Abuelas haber pensado cómo encontrar sus nietos y dar con todo esto”, piensa Alcázar. Herrera Piñero coincide y agrega: “Este organismo es un legado de las Abuelas no solo para la restitución de nietos nacidos en cautiverio, sino para todos los países que sufrieron tragedias similares a las nuestras”. Actualmente el Banco trabaja con Colombia, Perú y El Salvador. En 2016 recibió a la agrupación nigeriana Bring Back Our Girls que busca a jóvenes secuestradas por un grupo islámico desde 2014.

La búsqueda de nietas y nietos es compleja porque una de las características principales de la represión militar fue su clandestinidad. No existen registros oficiales de cuántas personas fueron detenidas ni por dónde pasaron. Tampoco todos los familiares de desaparecidos saben si había un embarazo al momento del secuestro. Es posible que nunca hayan dado su muestra al Banco.

En el robo de bebés se pone de manifiesto la responsabilidad civil durante la dictadura: los grupos militares contaron con la complicidad de funcionarios civiles, médicos y auxiliares. Lugares como la ESMA o Campo de Mayo funcionaron como maternidades clandestinas, lo que permitió que la supresión de identidad fuera legitimada en los registros oficiales.

Hasta el momento los organismos recuperaron las identidades de 128 personas. Faltan más de 300. Se acerca el 43° aniversario del último golpe cívico militar, las heridas todavía no cierran.



sábado, 8 de febrero de 2020

¿Cuántos desaparecidos dejó la dictadura?... @dealgunamanera...

¿Cuántos desaparecidos dejó la dictadura? La duda que alimenta la grieta argentina

La organización Madres de Plaza de Mayo cifra las víctimas de la Dictadura en no menos de 30.000 entre muertos y desaparecidos. Fotografía: CEDOC

La división sobre el tema seguirá vigente mientras Argentina no reconozca unida que lo que sucedió fue una atrocidad de argentinos contra argentinos, sin importar si fueron 6.000 o 30.000.

© Escrito el viernes 07/02/2020  por Darío Silva D'Andrea y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


La petición de representantes de los organismos de Derechos Humanos al presidente Alberto Fernández para replicar una ley francesa que pena el negacionismo histórico demostró este jueves que el debate sobre el número de desaparecidos durante la última dictadura militar sigue sin cerrarse. En las redes sociales los usuarios ensancharon este jueves por la noche la “grieta” existente sobre el tema de los secuestrados y asesinados en la dictadura con consignas antagonistas, no exentas de burlas e ironías, como #NoFueron3000 y #Son30Mil: ¿pero cuál es la verdad?

La idea de implementar una ley contra el negacionismo fue abrazada por el presidente, que escuchó la propuesta al comienzo del periplo por Europa, más precisamente en Francia, donde recibió en el Hotel Regina a una veintena de argentinos que integran organismos de derechos humanos: la Asamblea de Ciudadanos Argentinos Residentes en Francia (ACAF), el Colectivo para la Memoria, H.I.J.O.S París y France Amérique Latine y Association des Amis est parents de françois disparus en Argentine.

En ese encuentro, los activistas le entregaron a Fernández la propuesta de replicar las normas francesas que penalizan el negacionismo del Holocausto, pero con la dictadura militar argentina. “Dijo que lo iba a estudiar. Nos comprometimos a entregarle un detalle pormenorizado de la ley antinegacionista que rige aquí en Francia. Acá no se puede decir a viva voz, en público, nada que implique la negación de crímenes contra la humanidad. Si andás por la calle con una esvástica, te penan”, explicó María Laura Stirnemann, de H.I.J.O.S. París.

"No está en el número, está en el hecho"

Las dudas sobre la cantidad exacta de personas desaparecidas nacieron el mismo primer día de dictadura, en 1976, y fueron alimentadas por personas de todas las posiciones. Los genocidas negaron varias veces en declaraciones públicas y entrevistas ser los responsables de la desaparición de personas, y dijeron que aquellos podían haber escapado por voluntad propia del país o asesinados por guerrilleros.

En 2003, el exdictador Reynaldo Bignone, dijo a la periodista francesa Marie-Monique Robin en el documental Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa que “nuestro presidente [Néstor Kirchner] habla de 30.000, pero sólo fueron 8.000, de los cuales 1500 bajo el gobierno de ellos [peronistas]”

En 2012, durante una entrevista que le concedió al periodista Ceferino Reato, el exdictador Jorge Videla reconoció que "hubo chicos sustraídos, pero no fue un plan". "Yo soy el primero en reconocer que en ese período hubo chicos que fueros sustraídos, algunos con la mejor intención de que iban a una casa desconocida. Es un delito, pero no respondía a un plan sistemático. El gobierno no ordenó que se hiciera eso", dijo desde el Penal de Campo de Mayo, donde cumplía condena a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. "Sobre cuántos son, se podrá discutir, no está en el número, está en el hecho", afirmó.

El represor, líder del golpe del 24 de marzo de 1976 y gobernante de facto durante cinco años, dijo en la entrevista que los cuerpos de los asesinados fueron desaparecidos "para no provocar protestas dentro y fuera del país" y que los empresarios dijeron "'tendrían que haber matado a mil, a diez mil más'".


"No había otra solución", dijo Videla; "estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas", dijo.

En la era de las redes sociales, el tema se volvió una provocación fácil: las frases “no fueron 30.000” y “son 6.000” son muy frecuentes. El caso más emblemático de los últimos años fue el del ex funcionario Darío Lopérfido, que cuando era ministro de Cultura porteño opinó que “en Argentina no hubo 30.000 desaparecidos” sino que “se arregló ese número en una mesa cerrada para conseguir subsidios”, lo que despertó una amarga polémica.

En respuesta, Estela de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, dio una explicación muy convincente, pero que no convenció a quienes, de un lado de la grieta, no quieren dar su brazo a torcer: “Nosotros manejamos esa cifra de 30.000 porque los propios genocidas lo llevaron a 45.000. Todavía estamos recibiendo denuncias de nietos que nacieron en cautiverio porque hay personas que se están animando ahora a contar la verdad. ¡Qué maldad empezar a manejar cifras! Que nos dé la lista de los que él piensa que son, si la tiene”.

"Pusieron ese número para poder apelar a la figura de genocidio"

El 20 de septiembre 2019 se cumplieron 35 años desde que la Comisión para la Desaparición de Personas (CONADEP) presentó el libro Nunca Más al presidente Raúl Alfonsin.

En sus páginas, el comúnmente denominado “Informe Sábato”, hacía un balance provisional de 8.960 desaparecidos forzosos durante la dictadura: “Si bien constan en los archivos de la CONADEP denuncias acerca de aproximadamente 600 secuestros que se habrían producido antes del golpe militar (...) es a partir de ese día que son privadas ilegítimamente de su libertad decenas de miles de personas en todo el país, 8.960 de las cuales continúan desaparecidas al día de la fecha”.

Se trataba de casos bien documentados, aunque Amnistía Internacional estimó en los ‘80 que el número de víctimas superaba las 15.000, mientras que las Madres de Plaza de Mayo siempre hablaron de no menos de 30.000 entre muertos y desaparecidos.


Voz experimentada en temas de derechos humanos y exintegrante de la Comisión, Graciela Fernández Meijide dijo, después de la polémica despertada por Lopérfido, recordó en un reportaje con el diario español ABC que en los gobiernos kirchneristas se dio como oficial el número de 30.000 desaparecidos, pero que la CONADEP solo pudo comprobar 7.954 casos.

“¡Cómo que no se sabe! Claro que se sabe, son todos los publicados por la Conadep”, dijo Fernández Meijide, que fue más allá: “Los exiliados en España habían formado la Comisión Argentina de Derechos Humanos. Entonces, no existía la figura de desaparición forzada”. Agregó que Eduardo Luis Duhalde, secretario de DDHH durante el gobierno de Néstor Kirchner, le contó que “pusieron ese número para poder apelar a la figura de genocidio y denunciar lo que estaba pasando”.

Según explicó la exintegrante de la CONADEP, Duhalde decidió convertir la “ficción” en versión oficial y colocó la cifra de 30.000 en un nuevo prólogo que escribió en 2006 para una nueva versión de “Nunca Más”, el libro que nombra a todas las víctimas del régimen militar registradas por la CONADEP: “De estos desamparados, muchos de ellos apenas adolescentes, de estos abandonados por el mundo hemos podido constatar cerca de 9.000. Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represalias. Y aún vacilan, por temor a un resurgimiento de estas fuerzas del mal”, escribió. 

“Pasaron los años, se acabó el miedo", responde Meijide: ¿Me van a decir que hay 20.000 familias que no han denunciado la desaparición de un miembro?”






domingo, 8 de septiembre de 2019

A 40 años de la histórica misión de Comisión Internacional de Derechos Humanos... @dealgunamanera...

"Siempre cuenta tu historia": el documental a 40 años de la histórica misión de CIDH El trabajo reúne los testimonios de los protagonistas de aquel período oscuro de la historia nacional.

Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Fotografía: TÉLAM

Documentos hallados en Washington muestran cómo el organismo seguía el caso del secuestro y detención de Jorge Fontevecchia.

El 6 de septiembre de 1979 llegó a Buenos Aires la primera misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En las dos semanas que estuvieron en el país los 11 expertos internacionales investigaron los crímenes de Estado cometidos por el gobierno militar y que quedaron plasmados en un Informe Final que cambió para siempre la historia argentina y del mundo entero en torno a la lucha contra la violación de los Derechos Humanos. 

A 40 años de aquella misión histórica, la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Santiago Cantón, presenta este viernes 5 de septiembre el documental "Siempre cuenta tu Historia", un trabajo que recoge el testimonio de algunos de los testigos de los duros sucesos que marcaron  fuego la historia nacional.

En este nuevo aniversario de esa visita señera de los DD.HH., se conocieron detalles de cómo la CIDH y la OEA siguieron el caso del secuestro sufrido en enero de 1979 por el cofundador de Editorial Perfil Jorge Fontevecchia, entonces editor de la revista La Semana, antecesora de Noticias. 


Recortes y comentarios referidos a al caso del secuestro y detención de Fontevecchia a manos de militares fueron hallados en cajas con documentación en Washington. Fontevecchia, como se sabe, estuvo detenido en el campo de detención "El Olimpo", y su liberación se logró justamente por las presiones internacionales de entidades de prensa y Derechos Humanos.

El documental que presentará este jueves la CIDH reúne los testimonios de los protagonistas de aquel período oscuro de la historia nacional. Con entrevistas a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el secretario de Derechos Humanos bonaerense y ex titular de la CIDH, Santiago Cantón; el Secretario General de la OEA Luis Almagro; y el testimonio de una decena de hijos de desaparecidos, entre otros, el documental reconstruye la tragedia que se vivió en el país por esos años. 

También recoge el testimonio de Tom Farer, uno de los emblemáticos integrantes de la misión, que muestra por primera vez los archivos y la documentación que permanecen en la CIDH de Washington.


Esa investigación, promulgada por la OEA-ONU, no solo abrió en nuestro país el camino a la búsqueda de la verdad sobre los atroces crímenes de Lesa Humanidad cometido por la Dictadura militar de 1976, sino que también permitió establecer la figura del "Desaparecido" y crear una tipificación en el derecho internacional para los crímenes de Lesa Humanidad fuera del Código Penal Ordinario.

La delegación de la CIDH llegada al país para recordar los 40 años de aquella histórica visita está presidida por el titular del organismo, Esmeralda Arosemena, y será recibida por el presidente Mauricio Macri este viernes, justamente cuando se cumple el aniversario del inicio de aquel desembarco entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979.

MS/H.B.




domingo, 16 de junio de 2019

#Nieto130 con una búsqueda increíble y una pregunta: ¿vos sos Javi?... @dealgunamanera...

#Nieto130 con una búsqueda increíble y una pregunta: ¿vos sos Javi?


Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución de Javier Matías Darroux Mijalchuk, el nieto 130. Tiene 41 años y es hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, desaparecidos en diciembre de 1977. Lo habían secuestrado junto a su mamá, quien además estaba embarazada de dos meses.  Su tío realizó la primera denuncia en 1999, mientras Javier Matías se acercaba a la filial de Abuelas en Córdoba. En 2016 les comunicaron lo que habían esperado toda la vida. “Los invito a tomar coraje, a acercarse a Abuelas. La restitución de mi identidad es una caricia al alma”, alentó Javier Matías a quienes tengan dudas sobre su identidad. “Si tengo que sintetizarlo es el abrazo con mi tío después de 40 años”. El tío, el otro protagonista, resaltó que aún tienen dos familiares desaparecidos: “No es mi propósito desmerecer esta celebración pero hoy también es un día de duelo. No olvidemos las cosas que hacían los genocidas”.

© Publicado el Jueves 13/06/2019 por La Vaca Org. (Revista Mu) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Roberto Mijalchuk mantuvo toda su vida el mismo número de teléfono a la espera de ese llamado que le cambiara la vida. Dejó ese mismo contacto la primera vez que se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo, en 1999, cuando se decidió a denunciar la desaparición de su hermana, Elena Mijalchuk, de su cuñado, Juan Manuel Darroux, y de su sobrino, Javier Matías Darroux Mijalchuk, en diciembre de 1977. Sabía en carne viva que un desaparecido no es “una entidad”, alguien que “no está, ni vivo ni muerto”, como escuchó de boca del genocida Jorge Rafael Videla el día que se le revolvieron las entrañas, sino alguien que vuelve todos los días. “Hasta en las boletas que entraban debajo de la puerta de casa y que uno pensaba que podían venir de mi hermana, de cualquier parte del mundo, de donde esté”, dice.

Su búsqueda comenzó a los 19 años, pero el teléfono sonó finalmente en 2016. Atendió. Era la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), que le comunicó lo que toda su vida había esperado.

Hoy Roberto tiene 60 años.

Está en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo, veinte años después de dejar su teléfono.

Y a su lado está su sobrino, Javier Matías, el mismo al que llamó y le preguntó, con total respeto:

-Hola, ¿vos sos Javi?

Lo que sigue es el abrazo 130 de una historia de memoria, lucha y amor.

Javier Matías al lado de su tío, Roberto, que sostiene una foto de su hermana Elena, desaparecida en 1977. Foto: Martina Perosa.

Tomar coraje

-¿Es un hermoso día, verdad?

Estela de Carlotto sonríe de amor a una sala llena de abrazos. Afuera, paró de llover. “Y ya está saliendo el sol”, dice la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo en una sala repleta, mientras acaricia la mano de un hombre de pelo largo y barba. Lo mira. Le sostiene la mirada. La misma que Roberto, su tío, le sostiene ahora después de  41 años de búsqueda. Y Estela, sin dejarle la mano ni de sonreirle, anuncia:

-Es el nieto 130. Pero tiene nombre: es Javier Matías.

Javier Matías Darroux Mijalchuk es hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, ambos detenidos y desaparecidos en diciembre de 1977. Nació el 5 de agosto de 1977, tiene 41 años y agradece, antes que a nadie, a su tío Roberto, sentado a su lado.

“Nunca bajó los brazos ni perdió la esperanza de encontrarnos con vida. Mantuvo siempre su mismo número de teléfono a la espera del llamado que siempre esperó”. También agradece a su compañera, Vani, y a dos amigos que lo animaron a acercarse a Abuelas a dejar una muestra de ADN. “Siempre respondía que tenía la certeza de que mis padres podrían haber sido desaparecidos, pero que estaba bien en quién era”.

La Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, presente en la conferencia. Foto: Martina Perosa.

Pero en 2006 –dice- lo pensó mejor. “Entendí el egoísmo de mi postura. Porque si no era importante para mí, tenía que ser conciente que del otro lado podría estar buscándome un tío, un hermano, una abuela”. Y tomó una decisión. “Vani y mis amigos tenían razón: había un tío buscándome hace 40 años”.

Javier Matías y Roberto se miran.

Se sonríen.

Se abrazan.

Javier Matías dice: “Los invito a tomar coraje. A acercarse. La restitución de mi identidad es una caricia al alma. Si tengo que sintetizarlo es el abrazo con mi tío después de 40 años. Sí: Abuelas son abrazos”.

La historia

Juan Manuel y Elena se conocieron en la Universidad de Morón. Él había trabajado en la Prefectura Naval Argentina durante poco más de cuatro años, y en 1969 entró a la Universidad, donde trabajó en tareas administrativas hasta mayo de 1975. Ella estudiaba para Contadora Pública.

Se pusieron de novios. La familia de Elena se opuso en un primer momento por la diferencia de edad: él era más grande.

Finalmente, se mudaron para Capital. Elena terminó la carrera a fines de 1976. Ocho meses después nació su primer hijo, en el Hospital Alemán de CABA. A Elena le gustaba Matías, pero le agregaron Javier para que tuviera las mismas iniciales que su padre. La pareja se mudó a Caseros con la familia Mijalchuk.

Al poco tiempo, Elena volvió a quedar embarazada.

Javier Matías besa y abraza a la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto. Foto: Martina Perosa.

Lo último que la familia supo sobre Juan Manuel fue a través de sus primos Luis Molina y Domingo Carmelo Graziadio, a comienzos de diciembre de 1977. Durante el anuncio, Estela leyó el comunicado oficial de Abuelas para precisar nombres y ubicaciones, a los fines de obtener más información:

·     “Se habían encontrado con él en un bodegón en la localidad de Valentín Alsina, ubicado en Rucci y Viamonte, donde se solían reunir. Luego Juan Manuel le pidió a su primo Domingo que lo acercara hasta Paraná y Panamericana, zona norte del conurbano. Domingo lo dejó allí pero como lo notaba preocupado volvió a pasar y vio cómo su primo discutía acaloradamente con cuatro hombres que lo subieron a una Chevy azul metalizada. Fue la última vez que lo vio”.

Elena recibió una llamada hacia fines de ese mismo año. También una carta en la que Juan Manuel le indicaba que el 26 de diciembre debía encontrarse con unos compañeros en Capital Federal.

Lee Estela:

·      “En la víspera, Día de Navidad, Elena mostró la carta a sus padres y les pidió que la acercaran con su bebé al lugar. Al día siguiente, tal lo convenido, llevaron a Elena y al pequeño Javier Matías a la cita, en Pampa entre Lugones y Avenida Figueroa Alcorta, en Núñez. Esa fue la última vez que los vieron”.

Elena estaba embarazada de dos meses. 


Foto: Martina Perosa.

El encuentro

Las familias Mijalchuk y Darroux pidieron a fines de los ´80 la presunción de fallecimiento en la Justicia. Sin embargo, en mayo de 1999 Roberto denunció la desaparición de su hermana embarazada, su cuñado y su sobrino. Allí dejó el número de teléfono de línea que nunca dio de baja. De a poco, las familias fueron incorporando sus muestras al Banco Nacional de Datos Genéticos, mientras Abuelas solicitaba las exhumaciones de familiares fallecidos para completar la información genética. El detalle es importante para entender el trabajo que hay detrás de este abrazo: la última muestra que se sumó fue la de la abuela paterna, que permitió la identificación de Javier Matías. Por su parte, la CONADI continuaba la investigación de las causas de la desaparición de Elena y Juan Manuel.

Javier Matías se acercó a la filial de Abuelas Córdoba con dudas sobre su identidad. Siempre supo que no era hijo de las personas que lo criaron. Estela precisa:

·      “Su expediente de adopción consignaba que había sido encontrado por una mujer la noche del 27 de diciembre de 1977. Fue en la intersección de Ramallo y Grecia, a tres cuadras de la ESMA, cerca de donde esa misma madrugada Elena Mijalchuk fue vista con su bebé por última vez”.

Foto: Martina Perosa.

El bebé se crió en la Ciudad de Buenos Aires. De joven, se mudó a Córdoba Capital en 1999. Allí inició su búsqueda. Casualmente el mismo año en el que su tío, Roberto, denunció su desaparición.  En 2016, el Banco informó que su perfil coincidía con el la familia Darroux Mijalchuk.

El abrazo estaba a punto de sellarse. La demora en su divulgación se debió a que la CONADI derivó el caso a la Unidad Fiscal Especializada para Casos de Apropiación de Niños para investigar qué pasó con sus padres, que envió la causa a la justicia federal, ya que no había información. Hasta hoy se siguen recabando datos y testimonios. Javier Matías tomó la decisión de hacerlo público con las precisiones del comunicado, para saber si algún compañero o amigo de sus padres, puede aportar algún dato nuevo. “Tengo la necesidad de difusión pública para poder reconstruir este rompecabezas”, dice.

Javier Matías inició así otra búsqueda: saber qué pasó con su hermano o su hermana.

El abrazo

“Hace 43 años comenzó nuestra búsqueda”, dice Roberto. “Yo tenía 18 cuando recorría las oficinas de Abuelas y de todos los organismos. Presencié el Juicio a las Juntas, donde sentenciaron el Nunca Más al genocidio y a la desintegración sistemática de la sociedad”. Cuenta que siempre tuvo esperanzas de encontrar a su hermana y a su cuñado con vida, pero que, lentamente, las esperanzas se les fueron desvaneciendo. Pero aclara: “Nunca perdí las esperanzas con Javier Matías”.

Por eso, recuerda la nefasta expresión del genocida Jorge Rafael Videla, cuando dijo: “Si reapareciera tendría un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tendría un tratamiento Z. Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”.

Roberto se presenta como profesor universitario de Matemática y Física. “Conozco de variables, de X y Z, pero entre ellas falta otra letra: la Y. Esa era Javier Matías. Él no era una incógnita. La incógnita era lo que habían hecho con él y dónde estaba. Por eso, ese señor hipócrita tuvo un error de formulación”.

Javier Matías cuenta que lo tuvieron que buscar para contarle la noticia porque los datos de contacto que había dejado no eran vigentes: se había mudado de Córdoba Capital a Capilla del Monte. El 25 de octubre de 2016 se acercó a Abuelas y allí le abrieron un sobre con los estudios genéticos: “Me decían que habían encontrado a mi familia y que tenía un tío que me buscaba hacía 40 años”.

Le dieron un teléfono para que lo llame, ese mismo que Roberto nunca cambió. A su vez, a Roberto también le habían pasado el número de Javier Matías, pero le recomendaron que esperara el llamado de su sobrino y así respetar el tiempo que llevara el proceso de su nueva identidad. 

Javier Matías y su tío, Roberto, juntos después de 40 años de búsqueda. Foto: Martina Perosa.

“Pero yo no podía”, cuenta Javier Matías. “Entonces me terminó llamando él”.

Se abrazan otra vez.

Roberto sonríe. Y cuenta que después de tanta espera, de tanto dolor, no pudo aguantar más.

Llamó.

-Hola, ¿se encuentra Javi?

Del otro lado lo había atendido Vani, la compañera de su sobrino, que respondió:

-¿Quién es Javi?

Lo que sigue es el abrazo 130 de una historia de memoria, lucha y amor que, como a Javi, nos acaricia el alma.

Ahora y siempre.