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viernes, 1 de enero de 2021

"Es necesario reaccionar"... @dealgunamaneraok...

 Es necesario reaccionar@dealgunamaneraok…

 

Lavagna: "Basta de excusas, populismo y ajustes que dejaron una realidad insostenible". El exministro habló en una carta de "fracasos de uno y otro lado", instó a "bajar los costos de la política", y reclamó cambios jubilatorios y laborales. Los detalles. 

© Publicado el sábado 26/12/2020 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

El excandidato presidencial y exministro de Economía, Roberto Lavagna, difundió este sábado 26 de diciembre una carta en la que cuestionó "los fracasos de las políticas populistas por un lado, o de ajuste por el otro, que han llevado a una realidad socioeconómica insostenible", al tiempo que reclamó "bajar los costos del sistema político", además de modificaciones en el sistema jubilatorio y en materia laboral. Lo hizo a través de una carta que publicó en las redes sociales, en la que solicitó "cambios de comportamiento" y sostuvo que "no hay más excusas" para implementarlos.

 

En la carta, titulada "Llegó la hora. No hay más excusas", Lavagna hace un balance de "un muy difícil 2020" y sostiene que "la acumulación de 10 años de estancamiento, incluso retroceso económico y la pandemia, han puesto a los argentinos todos en una difícil encrucijada".

 

"El fracaso de las políticas populistas por un lado, o de ajuste por el otro, más la parálisis derivada de la pandemia, han llevado la realidad socioeconómica a niveles insostenibles", añadió la misiva del ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner,

 

Luego de resaltar que "es necesario reaccionar ya con algunos cambios de comportamiento", Lavagna desarrolla seis ejes.

 

 

En principio, propone "la creación del trabajo privado como objetivo central, protegiendo derechos adquiridos pero incorporando a la mayoría que hoy está excluida, sin derecho alguno, a formas modernas de empleo" y reclamó "darle a la inversión y a la búsqueda de productividad un papel central".

 

Luego, instó también a "dar equidad al sistema jubilatorio de quienes menos ganan haciendo ajustes diferentes a las jubilaciones y pensiones más altas, de modo de reducir las abismales diferencias que hoy existen entre la mínima y los sistemas de privilegio".

 

Lavagna habló en su carta de "empezar ya con un proceso "que abarque bajar los costos de funcionamiento del sistema político" y pone como ejemplos: "Cámaras más reducidas, legislativos provinciales unicamerales, concejos deliberantes marcadamente más reducidos, límites estrictos al número de asesores etc.".

 

También pide "modificar conductas y valores", y "evitar que el empleo público siga creciendo" y, en ese sentido, propone "reeducar, redistribuir, penalizar el intervencionismo inútil y burocrático" con el fin de "darle más poder a los ciudadanos y menos a las estructuras, gerenciales, sindicales y a las alianzas espurias entre el Estado y pseudo empresarios".

 

 

Del mismo modo, propone "desarmar progresivamente el sistema de subsidios que privilegia la concentración en Capital y el Gran Buenos Aires, porque vacía el interior del país" y destaca que "es imperioso re-federalizar la Nación.

 

Según el excandidato de Consenso Federal, habrá "resistencias" a sus propuestas desde los distintos sectores pero también otros "capaces de ver lo que será la sociedad argentina dentro de 20 años si no hacemos cambios de fondo".

 

"Cuanto más reglas menos inversiones; cuanto más intervenciones menos productividad. Cuanta más creatividad fiscal más desvíos grandes (subsidios eólicos, monopolios renovables sin límites); o desvíos chicos (VTVs, registros automotores, parquímetros, impuestos al viento, etc.)", enumera.

 

Para Lavagna, "los argentinos necesitamos una bocanada de aire fresco, de mayor libertad para movernos con creatividad; para ser productivos, no para buscar mañosamente rentas que se le extraen al Estado que debe ocuparse. SÍ de educación, salud, de crear igualdad de oportunidades, seguridad, ciencia y tecnología". sostuvo el excandidato de 78 años.

 

La propuesta de Lavagna no es nueva: ya en agosto presentó un documento titulado “Pilares de un programa de crecimiento con inclusión”, que incluía una reforma laboral entre sus ejes principales, que genera debates y resistencias en diversos sectores, sobre todo en el sindicalismo y en diversos espacios del conglomerado del PJ. 

 

J.D. / H.B.






domingo, 30 de agosto de 2020

Reforma Judicial… @dealgunamanera...

Presidente kirchnerizado…

Un taladro en la cabeza, Eduardo Duhalde. Dibujo: Pablo Temes

El curso que Alberto Fernández le imprime a su gestión no deja dudas: CFK se impone de manera paulatina e inexorable.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 29/08/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Es un declive ingrato y sostenido a la vista de todos. El curso que Alberto Fernández le viene imprimiendo a su gobierno no deja ya dudas: el kirchnerismo, en toda su esencia y dimensión, se va imponiendo de manera paulatina e inexorable. Lo notable es que el Presidente no juega aquí el papel de una víctima inerme sino que se ha transformado en un actor clave de este curso que expone otra vez a la sociedad a caer bajo las garras del pasado.  

Uno de los elementos distintivos del kirchnerismo es la contradicción. Es el haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. El decir un día una cosa y, al siguiente, otra con descaro y sin ningún atisbo de autocrítica.

En las dos últimas semanas, AF se encargó de mostrarnos que esas conductas –a las que él supo criticar con dureza cuando su hábitat era el llano– ahora son también las suyas. Y tanto las ha hecho suyas que las exhibe en forma asertiva y frecuente. Así ocurrió cuando despreció a los que se manifestaron en contra de la reforma  judicial el 17A –a los que tildó de “gritones”–, “olvidando” que él mismo había participado de una marcha similar para protestar contra la reforma judicial que Cristina Fernández de Kirchner intentó imponer en 2013. 

Y, no contento con ello, en la semana que pasó se solazó en una reunión social con Hugo Moyano, su esposa, uno de sus hijos y su abogado, dejando expuesto, como lo testimonia la foto que circuló en medios y redes sociales, que la imposición admonitoria por medio de la que se le quiso prohibir a la ciudadanía la posibilidad de hacer reuniones sociales –recuérdese que se llegó a amenazar con allanar los domicilios de quienes violaran esa norma– rige para todos menos para él y sus conmilitones.

Esa contradicción entre sus promesas y el presente tuvo esta semana su correlato. La decisión de anunciar la continuidad de la “cuarentena que no es cuarentena” por medio de un mensaje grabado y sin la participación de Horacio Rodríguez Larreta en ese trío que se completa con Axel Kicillof, fue algo más que un mero cambio de formato. Fue la consecuencia de las desavenencias que día a día van alcanzando una magnitud mayor.

La negativa del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, fue otra de las causas de esas desavenencias. Más allá de los temores que la vuelta de la escuela presencial genera en todo el mundo, aquí se mezclaron la presión de los gremios docentes y una imagen que inquietó al Gobierno: la Capital Federal con chicos en las aulas en contraste con la provincia de Buenos Aires, imposibilitada de poner en práctica una iniciativa similar.   

Y si algo faltaba para evidenciar que AF ha decidido confrontar con su “amigo”, el jefe de Gobierno porteño, estuvo la frase que pronunció en la inauguración de un tramo de la Hidrovía del río Paraná. “Nos da culpa la opulencia de Buenos Aires”, dijo. Hizo acordar inmediatamente a aquel otro mensaje de CFK cuando, en el acto de asunción del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, despotricó contra la Capital Federal.

¿Y dónde está la reforma?

“Sinceramente creo que el país todavía se debe una verdadera reforma judicial que no es la que vamos a debatir este jueves”, dijo CFK en la previa al debate en el Senado, afirmación que dejó al Gobierno boquiabierto.

El sincericidio de la vicepresidenta tiene una explicación técnica y política. Esta reforma, como tal, no le sirve para lograr uno de los dos objetivos por los que buscó la reconquista del poder: la impunidad y permanencia por el mayor tiempo posible en el poder.

En relación con el asunto de la impunidad, el tema es de un estricto orden técnico con consecuencias políticas. Las causas en las que está acusada ya superaron la etapa de la instrucción. Es decir que la remoción o creación de cargos de nuevos jueces federales ya no le aportan ninguna solución. Se está ahora en la etapa de desarrollo del juicio. Las chances de que sea condenada son altas. Las evidencias en su contra son demoledoras.

Así, la chance más importante que le queda para salir indemne es la Corte Suprema. Y para que la Corte cumpla ese anhelo debe estar segura de dominarla. Hoy es imposible. La única manera de lograrlo es coparla con jueces adictos. Es lo que hizo Carlos Menem no bien llegó a la Presidencia.

CFK está dispuesta a emular al ex presidente y para eso trabaja arduamente la “Comisión Beraldi”. Nada que sorprenda: el doctor Beraldi es abogado de la vicepresidenta.   

La sesión en el Senado permitió apreciar en toda su dimensión la conducta patológica de CFK con sus secuelas políticas: el trato hacia el senador Esteban Bullrich –imposible no asemejar los tonos de la vicepresidenta con el personaje de la empleada pública personificado por Antonio  Gasalla– y el altercado con Martín Lousteau.

El intercambio con Lousteau es de significado institucional. El senador señaló que al dictamen de comisión no lo tuvieron en tiempo y forma para analizarlo y que, además, se había agregado en el proyecto la creación de gran cantidad de nuevos cargos.

La respuesta de CFK fue que como la oposición no iba a votar esas modificaciones, no tenía ninguna importancia que las conociera. Lo dicho por la vicepresidenta es un disparate absoluto que habla del concepto monárquico que anida en ella.

La vicepresidenta es la representación cabal del despotismo, que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define como el  “abuso de superioridad, poder o fuerza en el trato de las demás personas”.

Viene ahora la discusión en la Cámara de Diputados, donde merodeará la reminiscencia de la 125. En sus negociaciones para imponer el proyecto, el Gobierno apelará, no a la búsqueda de consensos, sino a la transa. A los gobernadores del peronismo se les ofrecerán juzgados y plata. A la mayoría de ellos lo que les interesa es la plata.  

Este método es el que utilizaba el ex presidente Néstor Kirchner. Es otra de las malas “enseñanzas” que le legó a su discípulo, Alberto Fernández.




lunes, 2 de marzo de 2020

Reforma de la Jubilaciones en la Picota… @dealgunamanera...

 Apunten contra Sergio…

Recibiendo visitas... Sergio Massa. Fotografía: Pablo Temes

Reforma de la Jubilaciones en la Picota. Una semana marcada por la polémica votación legislativa, que dejó mal parado a Scioli y alejó al Gobierno de cualquier acuerdo con opositores.

© Escrito por Nelson Castro el Domingo 1º/02/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


El pasado que siempre vuelve. El jueves 30 de mayo de 2002 hubo en el Senado de la Nación una dramática sesión, al cabo de la cual se derogó la controvertida Ley de Subversión Económica. La derogación se aprobó luego del voto de desempate del presidente provisional del cuerpo, Carlos Maqueda. La crónica recuerda que Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz –movido por el encono que lo había transformado en un férreo opositor del entonces presidente Eduardo Duhalde–, no escatimó medios para frenar ese proyecto, por lo que ordenó el desplazamiento del avión sanitario de la provincia hasta Chaco para trasladar a uno de sus legisladores, que sumó su voto negativo a la derogación.

La presencia del diputado con funciones de embajador Daniel Scioli en la sesión del jueves pasado en la Cámara de Diputados –en la que se trató la derogación de las jubilaciones de privilegio de jueces y diplomáticos– se pareció mucho al episodio arriba descripto.

Todo es tan miope en la política vernácula que nadie en el Gobierno advirtió que esto no solo caería mal en la oposición sino también en el gobierno de Brasil. “No nos merecemos tener que recibir a un embajador así desprestigiado”, señalaba en la tarde del viernes una voz desde Itamaraty, sede de la cancillería brasileña.

Técnicamente, Scioli, quien como a lo largo de toda su carrera sigue estando para cualquier cosa –en el impecable reportaje que le hizo Ernesto Tenembaum en su programa de Radio con Vos demostró que no tenía la más mínima idea del contenido del proyecto que se estaba tratando y que votó–, es aún diputado hasta pasado mañana. Pero, políticamente, había dejado de serlo desde el mismo momento en que fue confirmado como embajador en Brasilia.

Dicho esto, cabe preguntarse qué llevó al Presidente a permitir, por acción u omisión, que haya sucedido algo así. ¿Cuál fue la causa por la que el Gobierno tuvo que sacar a lo pirro la media sanción de una ley que goza de amplios niveles de consenso político y social? ¿Cómo fue que Alberto Fernández se expuso a la tamaña muestra de debilidad que significa para un gobierno recién asumido tener que ir a buscar desesperadamente a un diputado ya ido para lograr el quórum raspando? ¿Cuán consciente es de que acciones como estas le quitan credibilidad al Presidente cuando dice que su objetivo es ser mejores? ¿Qué va quedando de la idea de trabajar en conjunto en pos de acuerdos con los sectores políticos de la oposición?

Massa en su laberinto. “El principal responsable de todo lo que pasó en la Cámara fue Sergio”, afirmaba el viernes un conspicuo diputado de Consenso Federal. Lo notable es que ese juicio lo compartían también legisladores de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos. Desde el sector que responde a Roberto Lavagna, las críticas al presidente de la Cámara de Diputados llovieron. “Es un goloso que está empecinado en llevar al Gobierno un pedazo de Cambiemos”; (…) “La relación con él está mal”, son algunas de las cosas que, en tono destemplado, se escuchaban horas después de la borrascosa sesión entre varios legisladores de Consenso Federal.

Muchos se preguntaban si existió la posibilidad de un acuerdo entre Massa y Emilio Monzó. Si el ex intendente de Tigre pensó que lo tenía al alcance de la mano, se equivocó. Desde el interior de Juntos por el Cambio las voces son coincidentes: “Tenemos diferencias fuertes, pero de ahí a romper hay un trecho muy pero muy grande”.

Tan torpe fue todo lo hecho desde el oficialismo que le dejó servido el plato a la mayoría de la oposición, cuyos integrantes, rápidos de reflejos, empezaron a blandir este tema como un remedo del escándalo del diputrucho en los años del menemismo y dejaron de lado el de la derogación de las jubilaciones de privilegio que generaban diferencias internas.   

La decisión de apurar la sesión del jueves dejó a Massa y al Gobierno mal parados. Algo no estuvo bien calculado. Faltó la buena negociación. Leyes como estas necesitan acuerdos para ser duraderas y efectivas.

Sergio Massa debería reflexionar y aprender de este episodio. Si su intención es dar vuelta la página de las divisiones, el camino que tomó el jueves es el equivocado. El Presidente lo felicitó. Semejante sobreactuación solo tiene una explicación: la débil posición en la que Massa quedó.

Un ministro en Nueva York. Las cosas no fueron fáciles para el ministro de Economía, Martín Guzmán, en su paso por Manhattan. Quienes lo conocen y hablan con él coinciden: sus convicciones son firmes. No está dispuesto a tirar su prestigio académico por la borda, sino todo lo contrario. Su idea es hacer de la fortaleza técnica de sus propuestas la base de toda la negociación. “Si le sale, será Gardel; y si no, tendrá que irse con la academia a su casa”, sentencia una voz con despacho en la Casa Rosada. El Presidente lo respalda plenamente.

De lo que se sabe hasta aquí, un grupo importante de bonistas –que quieren evitar el default a toda costa– le está proponiendo al Gobierno una quita del 15% y un pago total de unos 8 a 10 mil millones de dólares de aquí a 2023. Quedarían así, entonces, unos 20 mil millones de dólares a pagar a partir de ese año en un eventual segundo mandato de AF.


Con el FMI la química a nivel de la cúpula es muy buena, pero la negociación con los técnicos es de otro tenor. En ese estrato las cosas están más duras, según lo reconocen varios funcionarios del Fondo. Nada que sorprenda.

El viernes, durante un reportaje radial que concedió a Radio 10, al Presidente se lo escuchó enojado con la oposición y con la Corte Suprema de Justicia. En verdad, se sabe que hay cosas internas de su gobierno que también lo enojan. Hay problemas de gestión sobre los que se habló en la reunión del Gabinete de Territorio y Ciudadanía que hubo el miércoles en la casa Rosada. Son problemas sobre los que –por ahora– Alberto Fernández calla.






lunes, 2 de diciembre de 2019

Murió el obispo Miguel Hesayne... @dealgunamanera...

Murió el obispo Miguel Hesayne, denunciante de la dictadura. Tenía 96 años…



“La Iglesia debe meterse en política", dijo alguna vez el obispo emérito de Viedma, uno de los pocos miembros de la jerarquía eclesiástica que denunció al terrorismo de Estado.

© Publicado el domingo 01/12/2019 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Miguel Hesayne, obispo emérito de Viedma, murió este domingo. Fue uno de los pocos miembros de la jerarquía de la Iglesia católica que denunció durante la dictadura las violaciones a los derechos humanos, junto con Jorge Novak, Jaime de Nevares y Enrique Angelelli. Nacido en Azul, provincia de Buenos Aires, estaba por cumplir 97 años. 

Hesayne se había ordenado como sacerdote en 1948, a los 26 años, en el seminario San José de La Plata. En 1975, pocos meses antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976, fue nombrado obispo de Viedma. Desde ese lugar denunció los secuestros y desapariciones.

“La tortura es inmoral, la emplee quien la emplee"

El 21 de abril de 1977 Hesayne intentó presentar al ministro del Interior de la dictadura, Albano Harguindeguy, de visita en Río Negro, los casos de violaciones a los derechos humanos que se denunciaban en el Obispado. “Regresé de dicha entrevista angustiado, apenado y embargado de un gran temor por el futuro inmediato de nuestro país”, escribió tres días en una carta dirigida a Harguindeguy.

Hesayne dijo entonces haber comprobado que no se trataba de “errores cometidos por algunos” sino que “desde la alta oficialidad se reniega prácticamente del Evangelio al ordenar o admitir la tortura como medio indispensable”. También señaló públicamente: “La tortura es inmoral, la emplee quien la emplee. Es violencia y la violencia es antihumana y anticristiana”.

Su declaración en el juicio por la muerte de Angelelli

En 1985, Hesayne declaró en el Juicio a las Juntas. En 2006 fue también uno de los testigos en el juicio por la muerte del obispo Enrique Angelelli, a la que calificó como un “martirio”. Recordó que Angelelli le dijo que estaba siendo perseguido y le manifestó su intención de renunciar porque veía cómo le estaban matando a sus ovejas, ya que no podían –o no habían logrado– matarlo a él.

A los pocos días de la muerte del obispo riojano, Hesayne recibió un anónimo en carta expresa con matasellos de Córdoba en la que le decían más o menos estas palabras: “No siga hablando, ya hemos callado a Angelelli”.

Frente a la pobreza

En democracia, Hesayne mantuvo en alto su voz contra las políticas de ajuste. En los '90 se opuso abiertamente a la política económica del menemismo. Defendía la necesidad de que los hombres de la iglesia participaran en política, y recurrió a la publicación de cartas como modo de hacer escuchar sus cuestionamientos.

En 1999 le escribió a Carlos Menem, en medio de una polémica que el entonces presidente mantuvo con el titular de Cáritas de Argentina, el obispo Rafael Rey. Menem aseguró que en su gestión la pobreza había bajado, Rey lo desmintió, con la aclaración de que había aumentado en relación a los cinco años previos. Menem acusó a Rey de "mentiroso"· Hesayne decidió entonces escribir su carta. "Ud. puede hasta engañar al Papa con sus falacias políticas, pero no a Jesucristo, para quien todos sabemos que verdaderamente hoy la pobreza es demasiada".

En 2001, con otra carta, criticó las políticas neoliberales de Fernando de la Rúa. "Su gobierno viene tomando medidas que son un genocidio de guante blanco", sostuvo. Y se preguntó si era lícito que el presidente siguiera comulgando.

Durante la presidencia de Eduardo Duhalde salió al cruce de los pedidos de que necesitaba tiempo para salir de la crisis. “Con la 'caridad limosnera' o 'ayuda social' no se cumple con la justicia social. El primer derecho de un hombre o de una mujer es el trabajo dignamente remunerado. Van a ser 26 años que vengo escuchando la promesa de que, una vez arregladas las grandes finanzas y pagadas las deudas del Estado se va a encarar la solución del problema social en forma digna. Se lo oí al ministro Martínez de Hoz en noviembre de 1976, en al aula episcopal pidiendo paciencia a los obispos. Y ahora se escucha de Ud. y colaboradores que se tenga paciencia".

El obispo se destacó durante toda su trayectoria por su compromiso social y por su tarea en defensa de los derechos humanos, aun cuando esto lo llevó a enfrentarse con muchos de los miembros de la jerarquía católica argentina. En 1995, cuando tenía 72 años de edad y todavía le faltaban tres para llegar al límite establecido por la Iglesia para abandonar el gobierno pastoral de una diócesis, renunció a su cargo. Desde su retiro se dedicaba a la formación del laicado, en la ciudad de Azul.





sábado, 26 de octubre de 2019

Consenso Federal. Historia… @dealgunamanera...

Consenso Federal. Historia…


Alternativa Federal fue un espacio surgido en septiembre de 2018, para agrupar al peronismo antikirchnerista y "superar la grieta". Estuvo liderado por el líder del Frente Renovador Sergio MassaJuan Schiaretti, gobernador de la provincia de CórdobaJuan Manuel Urtubey, gobernador de la provincia de Salta y Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada mayoritaria de senadores peronistas durante el kirchnerismo y el macrismo.

En los meses posteriores a su conformación, Alternativa Federal se amplió con el apoyo de ocho gobernadores de provincia peronistas: 

Gustavo Bordet (Entre Ríos), Mariano Mariano Arcioni (Chubut), Juan Manzur (Tucumán), Domingo Peppo (Chaco), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Sergio Casas (La Rioja), Hugo Passalacqua (Misiones), y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). También se incorporó el Movimiento Libres del Sur, liderado por Humberto Tumini, quien inicialmente presentó su propia precandidatura presidencial y luego apoyó la candidatura de Urtubey.

Consenso 2019 fue un espacio surgido en marzo de 2019, liderado por Roberto Lavagna, exministro de Economía de los presidentes Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, apoyado principalmente por el dirigente sindical Luis Barrionuevo y el expresidente Eduardo Duhalde, todos pertenecientes al peronismo, al que se sumaron el Partido Socialistay el Partido GEN liderado por Margarita Stolbizer.

En los meses previos a la inscripción de las alianzas, los líderes de Alternativa Federal y Consenso 19 se reunieron para negociar la conformación de una alianza electoral común. Pero el intento fracasó debido a la negativa de Lavagna (líder de Consenso 19) de competir en internas con los otros candidatos presidenciales (Massa, Urtubey y Pichetto).

Pero pocos días antes de la fecha para inscribir las alianzas, Alternativa Federal quedó disuelta de hecho, luego de que varios gobernadores abandonaran el proyecto y se sumaran al frente de unidad que gestionaba el Partido Justicialista y el kirchnerismo, de que Schiaretti se alejara de las gestiones para tomar vacaciones, el Frente Renovador decidiera iniciar negociaciones para integrarse al frente impulsado por el Partido Justicialista, y Pichetto iniciara negociaciones para integrarse al frente oficialista liderado por Macri.

El 12 de junio de 2019 se anunció que Roberto Lavagna (Consenso 19) y Juan Manuel Urtubey (Alternativa Federal), se pusieron de acuerdo para integrar una fórmula en la que respectivamente fueran candidatos a presidente y vicepresidente, en representación de una alianza que lleva el nombre de Consenso Federal, con apoyo del Partido GEN, Movimiento Libres del Sur, Partido Federal, Partido Socialista, Partido Demócrata Cristiano, Partido Tercera Posición y Unión Celeste y Blanco.