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jueves, 26 de marzo de 2020

#Coronavirus. Los desubicados de siempre... @dealgunamanera...

Los desubicados de siempre, el editorial de Jonatan Viale…

Jonatan Viale 

Hace dos meses que estamos en guerra. Y todavía muchos no lo entienden. No es una guerra del tipo tradicional. No hay dos bandos. No hay dos países enfrentados. No se pelea por diferencias religiosas. No se lucha por temas étnicos. No hay un problema ideológico. No está en juego la demarcación de límites. No es una batalla entre unitarios y federales. No es una invasión para quedarse con el petróleo del otro.

© Escrito por Jonatan Viale el martes 24/03/2020 y publicado por A24.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Es una guerra que une, increíblemente, a toda la humanidad contra un enemigo foráneo, externo, desconocido, invisible, peligroso y letal.

Las armas no son ametralladoras, ni misiles, ni granadas, ni bombas. La única arma eficaz se llama aislamiento social. Es una guerra que nos expone en nuestra versión más humana, más primitiva, más instintiva, más temerosa.

Sin embargo, una vez más, aparecen los desubicados de siempre. Estela de Carlotto no entiende que la sociedad está en fase 'cooperación'. No quiere que nadie le politice el virus. No quiere escuchar sobre Macri o Cristina. No quiere que nadie ideologice el tema. No quiere que nadie meta la grieta. ¿Qué hubiera pasado si le tocaba a Macri ordenar una cuarentena masiva con las fuerzas armadas en las calles? Lo más probable es que Carlotto le hubiera dicho represor, milico, facho y reaccionario. Pero lo está haciendo Alberto Fernández. Y es lo que corresponde. Deberá comprender entonces la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Que no es momento de adjetivar, de comparar, de agredir, de descalificar.

Estar en fase 'cooperación' implica que los refractarios sufrirán la condena social. Lo mismo corre para el ministro de Seguridad de Santa Fe, que está sacando todos los boletos para ganarse una patada en el culo. Ahora se filtraron audios de WhatsApp donde habla con jefes policiales de la provincia.

Ya dijo que este es el virus de los chetos. Ya dijo que el narcotráfico en Santa Fe es 'estacional'. Ya dijo que se vino a Buenos Aires para que no lo caguen a tiros. Ahora dice que los intendentes son de 'cuarta categoría' y especuladores. Insisto, gobernador Perotti, siendo usted una persona inteligente, razonable, mesurada, dialoguista, moderada: ¿Cómo puede tener todavía a semejante cachivache como ministro de Seguridad? ¿Cómo esta persona despectiva y soberbia puede seguir manejando la seguridad de más de 3 millones de santafecinos?

Pero hay más desubicados que no entienden que la sociedad argentina está en fase de cooperación y no quiere chicanas ni violación del contrato social. Arturo Grisoni, dueño de 'El Nazareno', una tradicional marca de alfajores cordobeses posteó en Facebook: "El que quiera hacer cuarentena que la haga pero de por vida, acostado en una cama y con un suero para que no se tenga que levantar ni para ir a la heladera. Yo prefiero morir a estar un minuto encerrado. ¿Por el riesgo a qué? ¿A morir? Toda la vida estás en riesgo de morir desde que abrís los ojos a la mañana. A mí nadie me va a imponer cómo tengo que vivir. Y menos si no le debo nada a nadie. Las medidas contra el “virusito” a nivel país y a nivel mundo no tienen consistencia por ningún lado".

Más desubicados.... Hecho insólito en Tandil, lo descubrieron cuando intentaba ingresar a un country con la mucama escondida en el baúl. El infractor fue denunciado por los vecinos, que de inmediato alertaron a los guardias de la entrada.

Más desubicados... Uno de los directivos de Vicentin navegaba en su yate en plena cuarentena. Nardelli fue demorado por la prefectura cuando paseaba en su lujoso yate por el río Paraná y fue conminado a cumplir con el aislamiento social. Ya estaba imputado por el millonario préstamo irregular que obtuvo Vicentín durante el gobierno de Macri. Ahora enfrenta una nueva causa penal.

Más desubicados... Mirá lo que pasó esta mañana dentro de un colectivo de la línea 67 que circulaba por Recoleta. Una mujer tenía síntomas de coronavirus, se subió igual, no se quiso bajar y ahora obligó a 10 pasajeros más a entrar en cuarentena obligatoria.

Insisto: todo aquel argentino, famoso o anónimo, poderoso o humilde, rico o pobre, peronista o radical, kirchnerista o macrista, que no entienda que estamos en fase de cooperación y que estamos ante una guerra sufrirá la condena social.

La sociedad está sensible y no permite actos individualistas, ni caprichos que pongan en riesgo a la población. Lo mismo corre en el mundo ante líderes que no parecen estar a la altura.

No es el momento para líderes violentos. No es momento para gritos y agresiones. No es el momento de bravucones que construyen su liderazgo a través de enemigos. No es momento de grandes discursos. No es momento de pelear ni con la prensa, ni con la oposición, ni con fantasmas.

En momentos de crisis la gente prefiere líderes serios, fuertes, seguros pero sin delirios. Mientras Maduro, Trump, Bolsonaro, López Obrador se muestran ansiosos y contradicen los protocolos los jefes de estado que muestran responsabilidad Se lucen por contraste.

No hay genialidad en Alberto Fernández. Simplemente contrasta su sentido de la responsabilidad ante las patinadas de los demás.



domingo, 5 de enero de 2020

Idas y Vueltas. Todo para solucionar la deuda… @dealgunamanera...

Idas y Vueltas. Todo para solucionar la deuda…

En concierto, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

El primer objetivo del Gobierno es resolver el momento del pago de las obligaciones contraídas. En el camino, surgen diferencias y papelones.

© Escrito por Nelson castro el domingo 05/01/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


El Gobierno avanza con parches buscando atisbos que le permitan vislumbrar algún esbozo de la tan ansiada y necesaria recuperación económica. Como ya se ha dicho, no habrá plan económico mientras no haya una solución al problema de la deuda. El pago de los intereses –cuánto, cómo y cuándo– condiciona absolutamente a la economía del país. El único objetivo claro que Alberto Fernández tiene por ahora es poner más dinero en el bolsillo de las clases más bajas. A esto se le suma el congelamiento de las tarifas. Algo similar hizo Mauricio Macri tras las PASO.

Cortocircuito. El tema de las tarifas originó el primer cortocircuito importante dentro de la flamante administración. Ocurrió entre el Presidente y Guillermo Nielsen. El presidente de YPF dispuso un aumento de los combustibles del 5%. Era algo que había hablado con el doctor Fernández quien, en principio, había estado de acuerdo con la medida. Pero después terciaron el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el de Producción, Matías Kulfas, quienes objetaron este aumento e hicieron conocer su oposición. Se ve que fueron suficientemente elocuentes.

Claro que, cuando esto ocurrió, era tarde: la noticia ya había sido anunciada. Las colas de vehículos en las estaciones de servicio de las empresas competidoras de YPF dio idea de cuánto había impactado.

El hecho dejó mal parado a Guillermo Nielsen, a quien evidentemente le faltó peso político. Fue una desprolijidad que inquietó a varios de los posibles empresarios a los que Nielsen está tratando de convencer para que vengan a invertir a Vaca Muerta. El precio de los combustibles en el contexto inflacionario que vive la Argentina es un asunto de difícil solución que exige un manejo muy fino y coordinado. Una de las quejas más vehementes que supo hacer Alfonso Prat-Gay durante su breve gestión de un año al frente del Ministerio de Hacienda tuvo que ver con los aumentos exorbitantes que fogoneaba el entonces ministro de Energía, Juan José Aranguren. Prat-Gay sostenía –con razón– que no podía llevar adelante ningún plan antiinflacionario exitoso si los precios de los combustibles subían de la manera como lo disponía Aranguren. Macri cortó esta disputa de cuajo. Por si alguien lo olvidó, apoyó a Aranguren y a Prat-Gay lo echó.   
     
Nielsen está preocupado. YPF financia sus inversiones a partir de lo que recauda en los surtidores. Sus precios son los más baratos de la región, por lo que la extensión del congelamiento por un período de 120 días complica a la empresa. El presidente de YPF es consciente de que esta medida conlleva el riesgo de alejar a muchos potenciales inversores interesados en Vaca Muerta.

La renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional tendrá condimentos políticos que la pueden complicar seriamente. Esos componentes políticos tienen nombre y apellido: Donald Trump.

Fue él quien tuvo la última palabra para que el Fondo le abriera sus arcas al desvaído gobierno de su amigo Mauricio Macri. La contraprestación del ex presidente también tiene nombre: Venezuela.

Ese alineamiento hoy está roto. A eso se le ha agregado en estas últimas semanas el caso de Bolivia. El alto perfil con el cual Evo Morales está llevando adelante su exilio argentino complica al Gobierno. Es cierto que en Bolivia hubo un golpe de Estado con fachada de golpe institucional y que la gestión de Alberto Fernández, en su condición de presidente electo, fue decisiva para salvarle la vida a Morales. Pero también es cierto que el ex presidente había violado la Constitución boliviana cuando ignoró el plebiscito realizado en 2017.

El doctor Fernández debería tener una mirada más ecuánime sobre este episodio. Lula la tuvo: criticó el golpe de Estado que derrocó a Morales y también a Evo.
Porrazo. El porrazo político que se dio Axel Kicillof la semana pasada cuando, en base a la prepotencia, quiso sacar el impuestazo en la provincia de Buenos Aires parece que lo ayudó a reflexionar. “Todo lo que se hizo fue un error: la conferencia de prensa en sí como las acusaciones del jefe de Gabinete, Carlos Bianco, tratando a los legisladores de la oposición como a unos a vagos”, reconoce un senador bonaerense del Frente de Todos.

El jueves, en la reunión con los intendentes de la oposición, el clima cambió. “Fue en la residencia a la que nos hizo acceder a través de la entrada principal, cosa que Vidal nunca hizo”, señaló un intendente de Juntos por el Cambio. Lo que viene ahora es la negociación. A la hora de escribir esta columna, se vislumbra un acuerdo.

La intentona fallida de Kicillof de sacar la ley de prepo en la madrugada del sábado 28 de diciembre lo dejó mal parado. Esa bravuconada contó con el apoyo de Máximo Kirchner y de su madre. Nada que sorprenda.

Cambia, Alberto cambia. El documental El fiscal, la presidenta y el espía reflotaron el caso Nisman, de cuya muerte se cumplirán cinco años el próximo domingo 19. Uno de los puntos que más polvareda ha levantado es el cambio de opinión que, sobre el caso, ha experimentado Alberto Fernández. Esto  tendría un valor meramente anecdótico si no fuera que Fernández es hoy el presidente.

Es ese valor el que inviste a su persona de credibilidad, un atributo esencial para el ejercicio del poder. De la credibilidad emana la autoridad. Si hoy dice una cosa y mañana otra, toda esa construcción se resquebraja.

Las explicaciones que dio en estas horas sobre su cambio de parecer en el caso Nisman han sido malas. Ha sido aclarar para oscurecer. Es evidente que su intención fue excluir a CFK de cualquier tipo de sospecha. La decisión de alentar la revisión del peritaje de la Gendarmería Nacional es una injerencia clara en la Justicia, se lo disfrace de lo que se lo disfrace.

El tema esencial de la causa no es excluir o incluir sospechosos, sino esclarecer el caso. Y eso le corresponde a la Justicia y no a una ministra o al Presidente. Alberto Fernández, como abogado y profesor de Derecho, lo sabe mejor que nadie.






viernes, 20 de septiembre de 2019

Temporada de piruetas… @dealgunamanera...

Temporada de piruetas…

¡Aplazado!, a Octubre Mauricio Macri. Fotografía: Pablo Temes

Funcionarios e intendentes se despegan de Macri y de Vidal. Mientras tanto, Alberto Fernández se acerca a Melconian.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 15/09/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Nos estamos yendo, esa es la verdad", decía un ministro importante del actual gobierno que, además, suele ser dispendioso en sus críticas y el uso de adjetivos descalificativos dedicados al ex ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, a quien en el futuro veremos deambular por los pasillos de los tribunales federales de la avenida Comodoro Py al 2000. Pero Dujovne no será el único. Y, al paso con que ha comenzado a activarse la causa del Correo que involucra a la familia Macri, el Presidente se convertirá también en uno de sus transeúntes.

Maraña. Nadie que conozca lo que sucede dentro de Cambiemos puede sorprenderse con lo que está sucediendo entre los funcionarios y ex funcionarios del área económica y de la jefatura de Gabinete. Se vive allí algo parecido a un zafarrancho de combate, en donde todos hablan mal de todos. Más allá de esos enconos personales, lo que surge de esos testimonios es la miopía política de Macri, su mal diseño de gestión y la ineptitud y soberbia de muchos de sus funcionarios.

Como consecuencia del catastrófico devenir económico de sus ya casi 4 años de gobierno, Mauricio Macri enfrenta un problema creciente para la elección del 27 de octubre: la pérdida de apoyo en una buena parte de su base electoral. Las declaraciones de los directivos de la Unión Industrial Argentina son un ejemplo.  “Decepción”, “desilusión” “fracaso”, “gobierno anti industrial”, es de lo más escuchado por estos días en bocas industriales. Si algo faltaba para azuzar aún más esa caldera es el bono de 5.000 pesos para los trabajadores, algo conversado entre el gobierno y la CGT sin la UIA.

El enojo con Macri no es solo fronteras adentro. Los hay también fronteras afuera. Uno de los lugares en donde la cosecha de enojos es creciente es el Fondo Monetario Internacional. No hay mayores registros de un gobierno que haya defaulteado la deuda por él contraída. Pues bien, Macri lo hizo. Por eso, en el board del organismo internacional hay una decisión ya tomada y que es firme: de no ocurrir un imponderable, no habrá más plata para la Argentina hasta después de la elección presidencial. Es decir, que el desembolso de los 5.400 millones de dólares por el que el gobierno mendiga no llegará -si es que llega- hasta después del  27 de octubre. El imponderable al que se alude tiene nombre y apellido: Donald Trump. Con él hablará Macri la semana que viene, cuando viaje a los Estados Unidos para dar su discurso  en la apertura de las sesiones ordinarias de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Allí le pedirá a su viejo amigo que ordene la liberación de esos fondos por el que el país parece desesperar.  

Otro juego. Alberto Fernández continúa con su derrotero de virtual presidente electo. Lo hace en el medio de las tensiones que poco a poco se van sumando dentro del Frente de Todos. Fernández  sabe que va a necesitar del mundo para enfrentar la pesada herencia que le dejará el actual gobierno. Por eso en sus oficinas de la calle México habla  con representantes de fondos de inversión y con sectores empresariales de los más diversos.

En esas conversaciones recibe la evidencia de los dos mayores problemas que tendrá para convencer a sus interlocutores: cuál será su real poder y el miedo que genera el regreso al poder del peronismo kirchnerista y su sed de revancha. Todas sus afirmaciones en pos de dejar atrás el pasado se evanecen cuando, por ejemplo, aparece la organización que responde a Juan Grabois irrumpiendo en distintos centros comerciales al grito de “vamos a volver.

Sus contactos son abarcativos e incluyen a personas cercanas al oficialismo, como es el caso de Carlos Melconián. Fernández y Melconian tienen una relación desde hace casi 15 años, que se mantuvo durante los años en que el virtual presidente electo fue jefe de Gabinete.

Luego de las PASO, la frecuencia de esos encuentros se incrementó. Son reuniones a solas que continuarán en las que el economista asiste con papeles y cifras en mano. Sus informes contienen datos del pasado y del presente y proyecciones a futuro. “Si Alberto me hubiera pedido un plan económico, el último que lo diría sería yo”, se le escuchó decir a Melconian por estas horas en que su nombre fue sujeto de rumores y conjeturas.     

El modelo “a la portuguesa” por el que el virtual presidente electo se interesó en su último viaje a Europa, demandará, parafraseando a Winston Churchill, mucha “sangre, sudor, lágrimas y conversación”. A Portugal le llevó diez años superar su profunda crisis socioeconómica. Lo que se hizo tuvo tres características fundamentales: un acuerdo político y un acuerdo sindical empresarial que fueron amplios y discutidos en profundidad, y una observancia a rajatabla de los compromisos pactados. Nada fue fácil. Todos sabían que los resultados tardarían en verse, por lo que nadie sacó los pies del plato.

Internismo. Una de las internas más intensas que se viven en el Frente de Todos es la de la provincia de Buenos Aires. Nada que pueda sorprender. Axel Kicillof está fastidioso con varios de los intendentes peronistas del conurbano que lo vienen presionando con el viejo asunto del reparto de cargos desde el día después de las PASO. Para estos barones del poder, las cosas se complicaron porque el ex ministro de Economía sacó muchos más votos de los que ellos pensaban. Eso le da al candidato una independencia que no esperaban. Kicillof siente que no le debe nada a nadie, por lo que en el armado de su gabinete su idea es la de colocar a gente que le responda a él y solo a él, sin el clásico reparto del poder y la devolución de favores. Envalentonado, su campaña tiene ahora como meta aumentar en octubre su caudal de votos. Por eso su despliegue proselitista viene transcurriendo principalmente por aquellos municipios en los que ganó por poco, donde se reúne con empresarios de distintos rubros con el objetivo de disipar los miedos que despierta su ideología.  ¿Lo logrará?

María Eugenia Vidal es la contracara: recorre la provincia con el propósito de perder por la menor diferencia posible. En ese peregrinar experimenta los efectos brutales del resultado de las PASO. Donde había pleitesía, domina la indiferencia. Donde abundaban elogios, resuenan sin eufemismos los reproches. Para la gobernadora, es un cuesta abajo que le hacen sentir hasta los mismos intendentes de Cambiemos que luchan desesperadamente por permanecer en el poder.  Ninguno de ellos quiere aparecer pegado ni a la gobernadora ni al Presidente. Es al fin y al cabo “el dolor de ya no ser” y su circunstancia.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.






domingo, 5 de mayo de 2019

Operación Libertad. A Guaidó lo apoya la calle, y a Maduro los cuarteles… @dealgunamanera…

A Guaidó lo apoya la calle, y a Maduro los cuarteles… 

Contraste. El “presidente encargado” aparece continuamente rodeado de civiles y gente en las calles, su mayor fortaleza. El mandatario que ocupa Miraflores se muestra una y otra vez con militares, que representan el verdadero sostén de su poder. Fotografía: AFP y AP

El columnista del Diario Perfil retrata a una población agobiada y explica por qué fracasó la "Operación Libertad" encabezada por Juan Guaidó.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 05/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la República Argentina.

La insurrección destinada a remover del poder a Nicolás Maduro era algo que estaba acordado. Según cuatro fuentes consultadas en Caracas, dos independientes, una vinculada a Juan Guaidó y otra vinculada al gobierno de Maduro, los hechos del martes 30 de abril fueron como se describen a continuación.

Arreglo. El acuerdo se dio entre las Fuerzas Armadas que respondían –y siguen respondiendo– a Maduro y Leopoldo López, que había tenido una activa participación en el diálogo con la cúpula de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, y también con el temible Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), diálogo en el que también hubo alguna participación el gobierno de Estados Unidos.

¿Cuál era el arreglo? La liberación de Leopoldo López se iba a producir en la madrugada del miércoles 1 de mayo e inmediatamente después iba a seguir a esto una marcha de López y Guaidó a la base aérea de La Carlota, en Caracas. Ese iba a ser el puntapié inicial de un levantamiento generalizado de las Fuerzas Armadas en todo el territorio. Se había dispuesto una salida de Maduro del país y, por supuesto, el acuerdo garantizaba la amnistía de la cúpula militar.

Pero en ese momento se produjo una filtración –que tal vez pudo haber provenido de algún sector militar que no tuvo una adecuada comunicación, o no estuvo muy convencido de estos hechos– y esto aceleró una reunión del Tribunal Superior de Justicia de Venezuela (TSJ), que dispuso una acordada para ordenar la vuelta a prisión de Leopoldo López.

Advertida de esto, una de las integrantes del TSJ, la jueza Marisela Godoy, renunció al tribunal, porque no estaba de acuerdo con “las medidas que se van a adoptar”, es decir, la detención y el traslado de Leopoldo López de su arresto domiciliario a la cárcel. Ante esto fue que acató la orden de indulto de Guaidó y liberó a López, porque liberarlo de su prisión domiciliaria era mucho más fácil que intentar liberarlo de una prisión, lo que hubiera significado una operación de mayor envergadura, con costo en vidas, para la cual, además, el Sebin no estaba preparado.

Por lo tanto, el comienzo de la Operación Libertad se adelantó 24 horas, y cuando López fue liberado en los cuarteles todo el mundo dormía. Esta situación produjo desconcierto. El apoyo que esperaban Guaidó y López no ocurrió, y esto le dio tiempo a Maduro para rehacerse, y la comunicación que existía entre funcionarios importantes del gobierno de Estados Unidos y la cúpula militar de las Fuerzas Armadas Bolivarianas se canceló. De ahí surge aquella expresión por parte de los negociadores del gobierno de Trump que decían “estamos llamando a los celulares y los celulares se apagaron”.

El comienzo de la Operación Libertad se adelantó 24 horas, y cuando López fue liberado en los cuarteles todo el mundo dormía. Esta situación produjo desconcierto. El apoyo que esperaban Guaidó y López no ocurrió, y esto le dio tiempo a Maduro para rehacerse.

Ante la falta de coordinación que se observó ese día como consecuencia del adelantamiento de la operación, algunos militares que vieron que el factor sorpresa se había perdido rápidamente se apresuraron a quedarse en su lugar y proclamar una vez más su lealtad a Maduro.

Así se produjo el fracaso de la Operación Libertad, que además se puso en marcha un día laboral, lo que impidió que la gente se manifestara en las calles como lo hizo el 1 de mayo, cuando esto estaba ya organizado. Tampoco había una información clara de lo que estaba sucediendo y, por ende, la calle no le respondió a Guaidó. Lo que ocurrió el martes 30 marcó, desde el punto de vista de los hechos, el fracaso del movimiento insurreccional que pensaba llevar adelante el “Presidente encargado”.

Características. El viernes estuve en la conferencia de prensa que dio el presidente alterno Juan Guaidó, y realmente fue una interesante experiencia verlo, escucharlo. ¿Cómo lo vi? Guaidó tiene una característica muy curiosa: su timbre de voz es bastante similar al de Hugo Chávez, luce relajado, tranquilo, sonriente, responde a las preguntas con serenidad, con argumentos sólidos y con una estrategia estudiada. A la pregunta sobre si fue un fracaso el episodio del 30 de abril, responde: “Fracaso es la falta de energía eléctrica, la falta de agua, la falta de alimentos, la hiperinflación, los salarios indignos que se ganan en Venezuela”. Es un argumento claramente planificado.

Sin duda, en lo que expresa Guaidó y en lo que se vio en la conferencia de prensa, es evidente su seguridad de que hoy Maduro no puede con él y son muy claros sus dos objetivos centrales: la formación de un gobierno de transición, y que ese gobierno convoque a elecciones libres y transparentes en Venezuela.

Guaidó tiene dos objetivos centrales: la formación de un gobierno de transición, y que ese gobierno convoque a elecciones libres y transparentes en Venezuela.

Tras estos dos objetivos están toda su iniciativa, toda su acción y la de aquellos que lo acompañan. En la conferencia, Guaidó confirmó las negociaciones con los militares de las cuales había hablado Leopoldo López y se mostró confiado por el apoyo internacional que tienen su gestión y su gobierno.

Ecuación. Así las cosas, está planteada aquí en Venezuela una especie de ecuación política muy simple, muy clara y obviamente muy extrema: a Guaidó lo apoya la calle; a Maduro, los cuarteles. El contraste es fuerte: mientras Guaidó se muestra sonriente y relajado, Maduro aparece enojado y amenazante. No significa esto que la disputa esté terminada.

Esta ecuación de la cual hablábamos –para Guaidó la calle y para Maduro los cuarteles– sin duda representa una disparidad: la disparidad de las armas. Quien tiene las armas es el gobierno de Maduro, a quien le responden las Fuerzas Armadas. Mientras tenga ese respaldo militar, va a ser difícil que Guaidó pueda acceder –a través de la calle– al gobierno.

La esperanza de Guaidó es ir demoliendo el respaldo militar que tiene Maduro poco a poco, casi jornada tras jornada. ¿Cuánto llevará eso? No se sabe, ni tampoco si se logrará. Es evidente que Estados Unidos cumplió un rol en toda esta intentona que, también es evidente, no se detendrá por el episodio del 30 de abril.

La esperanza de Guaidó es ir demoliendo el respaldo militar que tiene Maduro poco a poco, casi jornada tras jornada. ¿Cuánto llevará eso? No se sabe, ni tampoco si se logrará.

Pero, además, es claro lo que representa hoy la situación de Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro tiene una nulidad de origen muy importante. Guaidó apuesta a sostener su legitimidad en medio de una discusión de nunca acabar, que está claramente orientada por la ideología de cada uno de los bandos: para quienes apoyan a Maduro, la ilegitimidad es de Guaidó; para quienes apoyan a Guaidó, la ilegitimidad es de Maduro.

Tregua. La jornada del sábado evidenció lo que ha representado lo sucedido entre el martes 30 y el miércoles 1. Se vive una especie de tregua. No hubo la cantidad de gente que seguramente esperaba Guaidó en las marchas que se realizaron a lo largo de todo el país para entregar en los cuarteles un petitorio que pide a los militares que dejen de apoyar a Maduro y vuelquen ese apoyo a Guaidó.

Está claro que hay un proceso en marcha que es imparable, y está claro también para Guaidó, para Leopoldo López y para todos lo que lo apoyan que habrá necesidad de mucho más trabajo en pos de convencer a las Fuerzas Armadas de este paso: cesar el apoyo a Maduro para transformarlo en apoyo a Guaidó.

La población quedó impactada por lo que sucedió el martes y el miércoles, y si bien es evidente que la calle está con Guaidó, eso no significa que la partida esté definida.

La población quedó impactada por lo que sucedió el martes y el miércoles, y si bien es evidente que la calle está con Guaidó, eso no significa que la partida esté definida.

La realidad muestra que las Fuerzas Armadas serán la clave de esta situación institucional inédita que vive Venezuela y que es absolutamente trágica. La calle también será imprescindible. Con ella, Guaidó tiene poder y protección, lo que le impide a Maduro sacarse esa “espina” que representa la presidencia alternativa.

Pero sin las Fuerzas Armadas Guaidó no podrá acceder al poder. Su propuesta de entregar el petitorio en los cuarteles confirma que ha comprendido que ese es el paso que le falta.

Legitimidad y poder. Como dicen algunos, Guaidó tiene una creciente legitimidad, pero no tiene el ejercicio del poder. Este es su mayor problema y –por ahora– la seguridad que tiene Maduro. Ayer fue un día intenso en Venezuela: hubo redadas en búsqueda de los militares que apoyaron la frustrada sublevación y allanamientos en el Sebin, donde se cree que tuvo un germen muy importante y fundamental toda esta intentona.

Esta es la dramática, incierta y trágica situación de Venezuela. Dramática porque no se sabe cuánto se extenderá, pero sí que tendrá un final: uno de los dos se impondrá, porque la convivencia perenne entre los dos será imposible y está claro que el tiempo juega a favor de Maduro. Naturalmente, esto es algo que Guaidó y quienes forman parte de su gobierno alternativo deberán tener en cuenta. El acto del 30 así lo demuestra; el tiempo es un factor de enorme importancia, no tanto porque le permita a Maduro sumar fuerzas, sino porque se lo impide hacer a Guaidó.

A medida que el tiempo pase, la presencia de la gente en las calles será más difícil, es lo que demuestra la historia reciente de Venezuela, una historia que, según lo expresado en las últimas horas por Guaidó, él aprendió.

La voluntad de las Fuerzas Armadas en cuanto a su apoyo a Maduro es algo que tendrá que obtener Juan Guaidó en base a negociaciones intensas, sostenidas, secretas y fundamentadas. Esta es la tristeza de Venezuela: la solución de la crisis venezolana está en manos del poder militar. Esta tristeza marca la declinación de la vida democrática en Venezuela, que supo ser bastión de libertad durante los tiempos en que muchas dictaduras se enseñorearon en toda América Latina.

La solución de la crisis venezolana está en manos del poder militar.

Sobre esta base está la expectativa de la negociación internacional. La realidad interna demuestra que, frustrado lo del 30 de abril, lo de Trump ha quedado solo en palabras. El tema es qué plan B pueda tener Estados Unidos para cambiar el destino de los hechos en Venezuela. Hasta ahora no hay uno. El martes se utilizó una bala de plata que falló, y esto también complica la estrategia diplomática activa e intensa que hasta aquí ha tenido Trump buscando la salida de Maduro.

El martes estuvo cerca; hoy está lejano, en cuanto a la inminencia que pudo haber tenido a partir de la trama que se conoció sobre los hechos del golpe insurreccional frustrado del 30 de abril.

Una Venezuela dramática, trágica e increíblemente violenta. En medio de esta disputa de legitimidad política entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó está el padecer que vive Venezuela. Esto es lo importante y lo dramático, lo que se verifica día tras día: el deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos.

Transitar por las calles de Caracas significa ver autos viejosedificios desvencijadosgente haciendo cola para conseguir los alimentos que haya. Significa enterarse de lo que representan salarios de miseria absolutajubilados haciendo fila para cobrar haberes de 18 mil bolívares, equivalentes a 3 dólares al cambio paralelo y 6 dólares al cambio legal.

Transitar Caracas nos da una clara noción de la doble vida a la cual deben exponerse los venezolanos. A nadie le alcanza con un solo trabajo para vivir, todos deben tener algún otro, tal vez en negro, para poder subsistir. Esta idea de la subsistencia es la que hoy marca el ritmo entre los ciudadanos venezolanos, por eso una de las cosas que se escuchan en aquellos que están a favor de Guaidó es “preferimos morir peleando que morir de hambre”.

De todos modos, el episodio del 30 de abril dejó una huella, un sabor amargo en los que apoyan a Juan Guaidó, que en las marchas de ayer se vio claramente. Si bien la calle está presente, lo está con el temor que produjo la represión. Las cinco muertes y los heridos generan miedo entre los manifestantes que se aferran a una esperanza sin plazos que, para muchos, es desesperanza.

Esta es la realidad de una Venezuela dramática y trágica, de una Venezuela increíblemente violenta, donde los delincuentes hoy no roban más casas, porque allí no hay plata, sino objetos que no pueden venderle a nadie. Una Venezuela donde el surrealismo mágico se hace realidad, y cada vez que esto sucede, significa el sufrimiento de la gente.

Por todo esto, quienes pueden irse del país bregan por hacerlo, haciendo colas y trámites interminables para lograr el pasaporte que les permita el acceso a un presente mejor que este, que los deja sin futuro.

CP




domingo, 17 de marzo de 2019

La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso… @dealgunamanera...

La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso…

La realidad de la gente. Castro entrevistó a ciudadanos de a pie, que enfrentan con dignidad una crisis que tiene costados dramáticos e insólitos. Fotografía: Cedoc Perfil / ap

Nelson Castro fue testigo en Caracas del drama humanitario que aqueja a los venezolanos. Apagón, agua contaminada, corrupción y un Estado policial.

La imagen desde la ventanilla del avión que se acerca al aeropuerto de Maiquetia es imponente. La geografía de Caracas es impresionante, la combinación de montañas fértiles y mar le da esa particularidad única de la espectacularidad. Ver desde allá las aguas de un azul-turquesa, ese mar bañando las playas y esa tierra potente, da la idea de un país poderoso y rico.

Todo esto se desvanece cuando el avión toca suelo en el aeropuerto de Maiquetia, se desvanece desde la imagen y también desde la percepción: la autopista deteriorada, poceada, hace el andar tortuoso hasta la plataforma de llegada, y la imagen desolada de los pocos aviones sobre ese inmenso aeropuerto da una idea clara de la decadencia por la cual está atravesando Venezuela. La puerta de entrada marca el contraste del aeropuerto con la majestuosa geografía de Caracas.

Entrar a Caracas no es fácil, salir de Caracas, tampoco. Entrar significa superar una barrera de sospechas: si se va por un día, por qué por tan poco; si se va por más días, por qué por tanto tiempo; si no se tiene impreso el pasaje de vuelta, la reserva del hotel, por qué no se la tiene.


En este contexto la idea que uno tiene es que es absolutamente vulnerable y que todo es impredecible, tal vez dependiente del humor con el cual el empleado o empleada de Migraciones está dispuesto a hacer cumplir la férrea estructura de control que se cierne contra todo aquel que llega a Caracas. Si se arriba con material para filmar, celulares, cámaras implican un escollo de una hora. Trasponer todos los controles del aeropuerto da una clara percepción de la situación de tensión, que se corrobora con la enorme cantidad de personal de la policía, de la guardia nacional, que se despliega sobre un aeropuerto prácticamente desierto.

Fui a Caracas con la idea de conocer y reflejar la realidad de la gente, por eso tomé la decisión de no entrevistar a ningún político, ni del gobierno ni de la oposición. La idea fue hablar con la gente y escucharla. Pensé que debíamos ir a buscar esa dura realidad en lugares marginales de Caracas, pero la sorpresa apareció al primer paso: a cuatro kilómetros del aeropuerto de Maiquetia, sobre la autopista que lleva hasta el centro de Caracas, nos encontramos con la gente tratando de recoger el agua de un caño, un caño que juntaba el agua que venía de las casas ubicadas sobre la ladera de una de las montañas –zona de favela–, por lo tanto, un agua absolutamente contaminada. La gente la utilizaba, allí había madres, padres, jóvenes, había niños.


Me impactó ver una bebé de tres meses sola en un cochecito, tapada, sobre un montículo, mientras su madre lavaba su ropita, con la que luego la arroparía, en agua contaminada. Esa agua contaminada también se utiliza para cocinar, algunos la beben; solo los que pueden consumen agua mineral. Con la maravillosa ajenidad que da la infancia, los niños se zambullen una y otra vez en ese pequeño estanque natural para refrescarse y vivir con aires de aventura esa realidad tan trágica. En ese contexto, una mujer nos relataba la angustia que vive por estos días, ya que su hijo está enfermo y no consiguen los antibióticos que necesitan para tratarlo, entonces se encomiendan a curanderas para mejorar la salud, lo que no puede lograr por los medicamentos que ni en hospitales ni en farmacias se consiguen.

En ese entramado aparecen las expresiones de la gente, que, con una dignidad increíble, enfrenta esa circunstancia indigna de supervivencia. Todos saben que lo importante es vivir el hoy, sin poder prever que es lo que va a deparar el mañana. Venezuela es un país rico, tiene petróleo, los llanos del Orinoco que son de una enorme fertilidad. Ese país rico ha estado castigado fundamentalmente por la corrupción.

La Venezuela democrática que surgió después de la brutal dictadura de Marcos Pérez Jiménez fue una Venezuela que lamentablemente no pudo acompañar ese ejercicio de la democracia con decencia y libertad.

Como consecuencia de esa indecencia durante los años de plenitud democrática, a la circunstancia institucional de la democracia no la acompañó el bienestar de la gente. Dos partidos se alternaron en el ejercicio del poder y ninguno de los dos se preocupó por mejorar esa situación.

Como consecuencia de esa desigualdad social surgió Hugo Chávez, quien fue producto de la corrupción política, de una falsa ilusión de mucha gente que creyó que en aquel golpista iba a encontrar la decencia que no había traído la política ortodoxa. La realidad demostró que se equivocaron, de una manera que hoy les pesa a muchos de aquella mayoría que lo votó, y tanto les pesa que los fuerza –a los que pueden– a salir del país.

A aquella Venezuela desigual le siguió más desigualdad de la mano de Chávez. A aquella Venezuela castigada por la pobreza le siguió una Venezuela igualmente castigada por la pobreza generada por Chávez. La corrupción ahora se disfraza de progresismo político, pero es tan nociva, tan brutal, tan evidente, tan palpable y tan cruel como lo era en aquellos años previos a este chavismo que tiene como objetivo –aún muerto Chávez– perpetuarse en el poder indefinidamente.


El apagón de estos días ha sido producto de la corrupción, de la falta de mantenimiento de la infraestructura. La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso, se observa en los modelos de autos –no hay autos nuevos–, los concesionarios importantes no venden autos nuevos, ni de su propia marca. En grandes salones desolados se ven dos o tres autos usados a la venta. Los edificios, con sus frentes grises por el paso del tiempo, sin la pintura que le dé la frescura de la renovación, marcan esa decadencia.

En esa Venezuela de la decadencia, a nadie le sorprendió esta crisis energética, que seguramente no será la última, que no termina de resolverse y que Maduro busca culpar, atribuir a la cibertecnología del gobierno de Trump. Hecho que desmienten todos los científicos, los estudiosos, los técnicos importantes de Venezuela, que confirman que esta crisis –que no ha cesado– es producto de la falta de mantenimiento.

La falta de mantenimiento que lleva a esta crisis energética agravada por la falta de agua no ha hecho más que transformar este drama en una tragedia, porque producto de la falta de energía eléctrica murieron 21 pacientes en los hospitales de Venezuela por no poder ser asistidos –entre otras cosas– con los tratamientos de diálisis que les correspondían.

La Venezuela de hoy es una Venezuela del imponderable, en la cual las personas sienten afectada su dignidad a cada paso, no solamente porque no tienen luz ni agua, sino porque no pueden planificar; quien hoy quiere comer fideos tal vez deba optar por arroz, porque no hay fideos, y quien mañana quiera carne deba optar por polenta, porque mañana habrá polenta y no carne. La dignidad se ve afectada porque el trabajo formal hoy no asegura la supervivencia y es en la informalidad donde aquel que quiere tener acceso a los elementos mínimos para subsistir puede hacerlo.

La fachada de normalidad de Venezuela forma parte de esta mentira que castiga a tanta gente que hoy encuentra que la única esperanza puede ser tal vez el cambio de gobierno, sin darse cuenta de que nadie sabe cuándo vendrá el cambio y que por supuesto vendrá con muchas ilusiones, pero va a ser muy difícil la reconstrucción de esta Venezuela empobrecida, rica pero castigada por este mal que es el de la corrupción política al cual se agregan la precariedad y la intolerancia. La división social es profunda, la antinomia es clara y evidente y la pregunta es: ¿Cuánto demorará en solucionarse esto?


En esta Venezuela así constituida lo que fundamentalmente se observa a cada paso es la presencia de las fuerzas de seguridad, es un Estado policíaco, donde la libertad de expresión es difícil, donde el miedo existe, donde la impresión de ser vigilado es permanente. En esta Venezuela así constituida, trabajar de periodista es complejo, exige muchos cuidados y la libertad de expresión se transforma en muchos casos en un imposible. En este presente, la verdad es una de las tantas víctimas de este enfrentamiento político. Los medios de comunicación del régimen de Maduro dan idea de una épica que hoy no existe y dan idea de un país de felicidad y alegría que los rostros de tristeza y los testimonios de miles y miles de venezolanos desmienten a cada paso en cada barrio de Caracas.

La crisis en Venezuela tiene costados dramáticos e insólitos, y uno de ellos se conoció en horas de ayer. Los ladrones tienen problemas también para continuar con su tarea, los hay de varios tipos: porque no consiguen balas para sus armas y entonces muchos de ellos se han quedado sin su “herramienta de trabajo”; porque los que se dedicaban a los secuestros se encuentran con el problema de que las víctimas no tienen dinero para pagar y –obviamente– el secuestro se torna inútil. También sucede que en aquellos secuestros en los cuales se paga algo, lo que se paga tiene tan poco valor que resulta insignificante.

Por último, en muchos de los casos los saqueadores –otro de los delitos– cuando han llegado se han encontrado con que era tarde y ya no había nada. Por lo tanto los delincuentes perciben ahora que la única manera de subsistir es la de encontrar un trabajo honesto, es una de las paradojas increíbles de esta Venezuela dramática y trágica que por momentos tiene aires del Macondo de Gabriel García Márquez.