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miércoles, 13 de mayo de 2020

33 Años de la Creación de Banco Nacional de Datos Genéticos... @dealgunamanera...


El Banco Nacional de Datos Genéticos celebra sus 33 años… 


A principios de los años ´80s, las Abuelas de Plaza de Mayo no dejaban de buscar maneras de poder identificar a sus nietos robados en tiempo de dictadura. La ciencia propondría una solución: un índice de abuelidad fiable en un 99,9 por ciento.

© Escrito por Magali de Diego el Martes 19/06/2018 y publicado por El 1 Digital de la Ciudad de San Justo, Provincia de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Nota republicada por quién suscribe el miércoles 13/05/2020.

En la mayoría de los casos, de manera voluntaria, y ante la duda de ser hijos de desaparecidos, casi 1.200 personas al año concurren al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) para que su ADN sea analizado y comparado con el material genético o las muestras biológicas de las más de 300 familias de personas que han sido secuestradas y desaparecidas durante la dictadura militar argentina. 

Luego de una simple extracción de sangre, los resultados se demoran entre dos semanas y un mes. Solamente cuatro estudios al año marcan positivo, pero cada positivo es una oportunidad de recuperar su identidad y de reencontrarse con una historia que por años estuvo oculta.  

En la actualidad, el Banco alberga unas 9.000 muestras de material genético de familiares de personas que fueron secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura militar.

El famoso índice de abuelidad es una fórmula matemática que, con modelos probabilísticos, contrasta los resultados de los análisis genéticos. Uno de estos análisis es el de ADN mitocondrial, que se hereda únicamente de las madres y permite establecer el parentesco a través de abuelas, tíos o primos de la rama materna.

Mediante esta señal oculta en nuestros genes, la biología podía unir a las abuelas con sus tan buscados nietos. 

En el año 1984, a pedido de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), la célebre genetista Mary Claire King y su grupo arribaron a la Argentina donde probaron por primera vez el índice de abuelidad en el Laboratorio de Inmunogenética del Hospital Durand. Esta prueba permitió el reconocimiento de la niña Paula Logares, la primera nieta recuperada. 

El caso fue tan exitoso que en el año 1987 se creó por Ley de la Nación 23.511 el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), con el objeto de “obtener y almacenar información genética que facilite la determinación y esclarecimiento de conflictos relativos a la filiación”. 

Desde que se formó, e incluso hasta el 2009, este organismo estaba bajo el mando del Poder Ejecutivo. A partir de la sanción de la Ley 26.548 se lo declaró autónomo y autárquico por lo que se determinó su traspaso a un edificio del MINCYT. La nueva sede de esta institución, organizada principalmente para la investigación, está equipada con laboratorios de última generación que permiten trabajar con una rapidez impensada en sus inicios.  

En la actualidad, el Banco alberga unas 9.000 muestras de material genético de familiares de personas que fueron secuestradas y desaparecidas durante la dictadura militar argentina, 295 grupos familiares con ADN en comparación y ha colaborado en 75 de las 127 restituciones que resolvieron las Abuelas de Plaza de Mayo hasta la fecha.

Creación.

Fue creado en 1987, un 13 de Mayo para ser preciso, por ley 23.511 en la Presidencia del Dr. Raúl Alfonsín con el fin de obtener y almacenar información genética que facilite la determinación y esclarecimiento de conflictos relativos a la filiación.9
En particular la ley hacía referencia a los "niños desaparecidos o presuntamente nacidos en cautiverio" durante la dictadura militar que se sucedió entre 1976 y 1983. Se dispuso que funcionara en el Servicio de Inmunología del Hospital Carlos G. Durand.

En 2009 se promulgó la Ley 26.548 que modificó las atribuciones del BNDG. En primer lugar estipuló que su objetivo era el de garantizar la obtención, almacenamiento y análisis de la información genética que sea necesaria como prueba para el esclarecimiento de delitos contra la humanidad cuya ejecución se haya iniciado en el ámbito del Estado nacional hasta el 10 de diciembre de 1983 Además le otorga las facultades de realizar investigaciones relativas a su objeto y de custodiar el archivo nacional de datos genéticos.

El BNDG, que pasa a depender el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, debe garantizar el cumplimiento de las facultades otorgadas a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI)

Fuente
: Wikipedia  




sábado, 8 de febrero de 2020

¿Cuántos desaparecidos dejó la dictadura?... @dealgunamanera...

¿Cuántos desaparecidos dejó la dictadura? La duda que alimenta la grieta argentina

La organización Madres de Plaza de Mayo cifra las víctimas de la Dictadura en no menos de 30.000 entre muertos y desaparecidos. Fotografía: CEDOC

La división sobre el tema seguirá vigente mientras Argentina no reconozca unida que lo que sucedió fue una atrocidad de argentinos contra argentinos, sin importar si fueron 6.000 o 30.000.

© Escrito el viernes 07/02/2020  por Darío Silva D'Andrea y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


La petición de representantes de los organismos de Derechos Humanos al presidente Alberto Fernández para replicar una ley francesa que pena el negacionismo histórico demostró este jueves que el debate sobre el número de desaparecidos durante la última dictadura militar sigue sin cerrarse. En las redes sociales los usuarios ensancharon este jueves por la noche la “grieta” existente sobre el tema de los secuestrados y asesinados en la dictadura con consignas antagonistas, no exentas de burlas e ironías, como #NoFueron3000 y #Son30Mil: ¿pero cuál es la verdad?

La idea de implementar una ley contra el negacionismo fue abrazada por el presidente, que escuchó la propuesta al comienzo del periplo por Europa, más precisamente en Francia, donde recibió en el Hotel Regina a una veintena de argentinos que integran organismos de derechos humanos: la Asamblea de Ciudadanos Argentinos Residentes en Francia (ACAF), el Colectivo para la Memoria, H.I.J.O.S París y France Amérique Latine y Association des Amis est parents de françois disparus en Argentine.

En ese encuentro, los activistas le entregaron a Fernández la propuesta de replicar las normas francesas que penalizan el negacionismo del Holocausto, pero con la dictadura militar argentina. “Dijo que lo iba a estudiar. Nos comprometimos a entregarle un detalle pormenorizado de la ley antinegacionista que rige aquí en Francia. Acá no se puede decir a viva voz, en público, nada que implique la negación de crímenes contra la humanidad. Si andás por la calle con una esvástica, te penan”, explicó María Laura Stirnemann, de H.I.J.O.S. París.

"No está en el número, está en el hecho"

Las dudas sobre la cantidad exacta de personas desaparecidas nacieron el mismo primer día de dictadura, en 1976, y fueron alimentadas por personas de todas las posiciones. Los genocidas negaron varias veces en declaraciones públicas y entrevistas ser los responsables de la desaparición de personas, y dijeron que aquellos podían haber escapado por voluntad propia del país o asesinados por guerrilleros.

En 2003, el exdictador Reynaldo Bignone, dijo a la periodista francesa Marie-Monique Robin en el documental Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa que “nuestro presidente [Néstor Kirchner] habla de 30.000, pero sólo fueron 8.000, de los cuales 1500 bajo el gobierno de ellos [peronistas]”

En 2012, durante una entrevista que le concedió al periodista Ceferino Reato, el exdictador Jorge Videla reconoció que "hubo chicos sustraídos, pero no fue un plan". "Yo soy el primero en reconocer que en ese período hubo chicos que fueros sustraídos, algunos con la mejor intención de que iban a una casa desconocida. Es un delito, pero no respondía a un plan sistemático. El gobierno no ordenó que se hiciera eso", dijo desde el Penal de Campo de Mayo, donde cumplía condena a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. "Sobre cuántos son, se podrá discutir, no está en el número, está en el hecho", afirmó.

El represor, líder del golpe del 24 de marzo de 1976 y gobernante de facto durante cinco años, dijo en la entrevista que los cuerpos de los asesinados fueron desaparecidos "para no provocar protestas dentro y fuera del país" y que los empresarios dijeron "'tendrían que haber matado a mil, a diez mil más'".


"No había otra solución", dijo Videla; "estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas", dijo.

En la era de las redes sociales, el tema se volvió una provocación fácil: las frases “no fueron 30.000” y “son 6.000” son muy frecuentes. El caso más emblemático de los últimos años fue el del ex funcionario Darío Lopérfido, que cuando era ministro de Cultura porteño opinó que “en Argentina no hubo 30.000 desaparecidos” sino que “se arregló ese número en una mesa cerrada para conseguir subsidios”, lo que despertó una amarga polémica.

En respuesta, Estela de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, dio una explicación muy convincente, pero que no convenció a quienes, de un lado de la grieta, no quieren dar su brazo a torcer: “Nosotros manejamos esa cifra de 30.000 porque los propios genocidas lo llevaron a 45.000. Todavía estamos recibiendo denuncias de nietos que nacieron en cautiverio porque hay personas que se están animando ahora a contar la verdad. ¡Qué maldad empezar a manejar cifras! Que nos dé la lista de los que él piensa que son, si la tiene”.

"Pusieron ese número para poder apelar a la figura de genocidio"

El 20 de septiembre 2019 se cumplieron 35 años desde que la Comisión para la Desaparición de Personas (CONADEP) presentó el libro Nunca Más al presidente Raúl Alfonsin.

En sus páginas, el comúnmente denominado “Informe Sábato”, hacía un balance provisional de 8.960 desaparecidos forzosos durante la dictadura: “Si bien constan en los archivos de la CONADEP denuncias acerca de aproximadamente 600 secuestros que se habrían producido antes del golpe militar (...) es a partir de ese día que son privadas ilegítimamente de su libertad decenas de miles de personas en todo el país, 8.960 de las cuales continúan desaparecidas al día de la fecha”.

Se trataba de casos bien documentados, aunque Amnistía Internacional estimó en los ‘80 que el número de víctimas superaba las 15.000, mientras que las Madres de Plaza de Mayo siempre hablaron de no menos de 30.000 entre muertos y desaparecidos.


Voz experimentada en temas de derechos humanos y exintegrante de la Comisión, Graciela Fernández Meijide dijo, después de la polémica despertada por Lopérfido, recordó en un reportaje con el diario español ABC que en los gobiernos kirchneristas se dio como oficial el número de 30.000 desaparecidos, pero que la CONADEP solo pudo comprobar 7.954 casos.

“¡Cómo que no se sabe! Claro que se sabe, son todos los publicados por la Conadep”, dijo Fernández Meijide, que fue más allá: “Los exiliados en España habían formado la Comisión Argentina de Derechos Humanos. Entonces, no existía la figura de desaparición forzada”. Agregó que Eduardo Luis Duhalde, secretario de DDHH durante el gobierno de Néstor Kirchner, le contó que “pusieron ese número para poder apelar a la figura de genocidio y denunciar lo que estaba pasando”.

Según explicó la exintegrante de la CONADEP, Duhalde decidió convertir la “ficción” en versión oficial y colocó la cifra de 30.000 en un nuevo prólogo que escribió en 2006 para una nueva versión de “Nunca Más”, el libro que nombra a todas las víctimas del régimen militar registradas por la CONADEP: “De estos desamparados, muchos de ellos apenas adolescentes, de estos abandonados por el mundo hemos podido constatar cerca de 9.000. Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represalias. Y aún vacilan, por temor a un resurgimiento de estas fuerzas del mal”, escribió. 

“Pasaron los años, se acabó el miedo", responde Meijide: ¿Me van a decir que hay 20.000 familias que no han denunciado la desaparición de un miembro?”






domingo, 28 de agosto de 2016

"A los Kirchner nunca les importó nunca el tema de los derechos humanos"… @dealgunamanera...

Graciela Fernández Meijide: "A los Kirchner nunca les importó nunca el tema de los derechos humanos"…


La exintegrante de la CONADEP sostuvo que los grupos guerrilleros fueron "terroristas" y propuso reducir penas a los represores que colaboren con la Justicia.

Publicado el domingo 28/08/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Graciela Fernández Meijide, exintegrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) durante la presidencia de Raúl Alfonsín, habló durante una entrevista de su lugar en los organismos de derechos humanos, la desaparición de su hijo, el número de desaparecidos y la discusión sobre esa época que se ha reavivado en las últimos semanas.

Cuando el consultaron por qué no siguió la línea de Madres de Plaza de Mayo, Fernández Meijide contestó: “Porque mi forma de trabajo es más institucional. A mí no me alcanzaba con lo testimonial, que igual es importante. Pero había que reunirse en la calle y no había cómo guardar la documentación. En cambio, la Asamblea tenía una pequeña estructura que después se fue agrandando”.

En cuanto a la llamada "teoría de los dos demonios", consideró que “es un invento que se reverdeció cuando Alfonsín dio, en 1983, los decretos 157 y 158, por los cuales se ordenaba el enjuiciamiento de los líderes de las tres primeras Juntas Militares y de los líderes de las organizaciones armadas Montoneros y ERP que no estaban en el país. Parecía que Alfonsín los ponía en nivel de igualdad”.

“Sin embargo, si se lee la fundamentación de ambos decretos, no se dice ‘tienen igual responsabilidad’. Es por eso que se declaró crimen de lesa humanidad uno y no el otro, porque la fuerza que tiene un gobierno con todas las agencias de represión a su disposición se suma a la garantía de total impunidad”, agregó durante la entrevista al sitio Infobae. Además, sostuvo que “hoy ya no tiene sentido” enjuiciar a grupos que tomaron las armas en esa época.

“Se hacen igual que antes, por lo tanto, la verdad la aportan siempre las víctimas, y los militares niegan y niegan. No se encontró la forma”, sostuvo la exintegrante de la Conadep en cuanto a los juicios contra los represores.

Además, sobre el tema, agregó: “A aquel que diga datos concretos, que tenga reducción de pena. Hoy no tienen ningún estímulo. Si Santiago Riveros, que era el responsable de Campo de Mayo, donde seguramente mataron a mi hijo y al hermano de Eduardo, pudiera negociar no tener condena perpetua, a lo mejor nos diría si mi hijo pasó ahí”.

En cuanto a la reactivación de los juicios durante el kirchnerismo, Fernández Meijide consideró que “la intencionalidad fue política. Néstor Kirchner fue elegido con el 22% de los votos y necesitaba sectores de la sociedad que lo apoyaran. Cuando se empiezan a desarrollar los juicios, comienza la necesidad de hacer juicios y más juicios. Además, se los organizó con muy poca astucia desde el punto de los tiempos de la economía jurídica”.

Además, sostuvo que los Kirchner desmerecieron el trabajo previo de los organismos de derechos humanos “porque eran ignorantes de ignorancia supina. Ni a uno ni al otro les importó nunca el tema de los derechos humanos y nunca tuvieron nada, ninguna participación, ni física ni intelectual, con el tema. Por lo tanto, cuando lo abordaron, lo hicieron desde la mayor ignorancia”.

“La acción de recomenzar la justicia, convocar y financiar dio sus resultados. Además, los organismos estaban muy achicados ya, pensá que yo soy de las madres más jóvenes, ya muchísimas han muerto”, comentó sobre la cooptación de los organismos.

Al ser consultada por la cifra de desaparecidos, Fernández Meijide declaró: “Yo siempre digo, si fueron 30 mil, primero: ¿por qué las cúpulas no dicen quiénes son los 20 mil restantes? Segundo: ¿Qué pasó en esta sociedad que hay 20 mil personas que desaparecen y no hay una familia, un amigo o un compañero que denuncie?”.

“¡Es imposible! Son los que son, número más o número menos. Y es más, hubo muchos intentos de denuncia de desaparición posterior para poder cobrar las indemnizaciones, porque esas cosas también, desgraciadamente, pasan”, remató.

Además, polémica, Fernández Meijide sostuvo que el accionar de la Dictadura no se trató de genocidio porque eso “supone la persecución a un sector de la sociedad por raza, religión o etnia. Acá el tema era destruir las organizaciones armadas, sobre todo y básicamente ERP y Montoneros”.

Por otra parte, la exintegrante de la Conadep sostuvo que las organizaciones armadas deberían ser llamadas “terroristas. Sobre todo la guerrilla urbana, donde no hay un enfrentamiento con un ejército en un terreno. Por eso, para hacerse notar, o tomaban un cuartel o una comisaría para robar las armas o ponían una bomba”.

Para cerrar, le consultaron si cree posible cerrar ese capítulo de la Argentina, a lo que contestó: “Siempre se va a cerrar, más tarde o más temprano. Hoy por hoy es muy pronto. Primero, porque nadie dijo qué pasó con los desaparecidos. Yo todavía no sé qué pasó con mi hijo”.


sábado, 25 de junio de 2016

A 40 años del golpe de Estado de 1976… @dealgunamanera...

A 40 años del golpe de Estado de 1976…

De puño y letra. La carta que escribió Patricia Marcuzzo a su familia durante su cautiverio en la ESMA. Fue entregada por los represores a su madre junto a Sebastián, su bebé nacido en la maternidad clandestina.

La única carta de una desaparecida en la Esma que llegó a su familia junto a su bebé. Su hijo Sebastián Rosenfeld Marcuzzo volverá hoy a la ex ESMA, donde nació, para contar su historia en una visita abierta al público.

© Escrito por Silvina Heguy el sábado 25/06/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Son cuarenta y siete líneas escritas en una hoja cuadriculada. Gastadas de tanto mirarla. Un “oráculo” para Sebastián, que le permitía imaginar que su madre volvería en cualquier momento. “Ahí decía que lo haría”, dice casi 38 años después. La letra de Patricia Marcuzzo, aún desaparecida, es también un documento único que viajó desde la Escuela de Mecánica de la Armada hasta la puerta de la casa materna. Iba en una cunita con un bebé nacido en las salas de tortura del edificio sobre la Avenida Libertador. Hoy, Sebastián, ya adulto, volverá a las cinco de la tarde a esa sala de parto clandestina para contar su historia en una visita abierta al público.

20 de abril de 1978. Un Peugeot 504 estaciona frente a la casa de la familia Marcuzzo en Mar del Plata. Dos hombres bajan, tocan la puerta. Sin presentarse le dan a Sandra, la hermana menor de Patricia, una cuna. Dicen: “Eso es de Patricia”. Y se van. El caso es el único de los treinta nacimientos que hubo durante la dictadura en la ESMA en la que el bebé fue entregado a la familia materna con una carta que le hacían escribir a todas las madres que tuvieron sus hijos ahí. Ese documento, que Clarín reproduce íntegramente por primera vez, es la excepción y una de las pruebas que permitió probar el plan sistemático de apropiación de bebés de la dictadura ante la Justicia.

“Esa carta fue durante mucho tiempo una representación de cierto tipo de esperanza. Era una afirmación. En ella decía cómo me llamaba”, cuenta Sebastián. “Y dejaba la puerta abierta. Con un lenguaje muy cotidiano, con palabras comunes, con una intimidad familiar, con su firma con un corazón sobre la “y”, que era su forma de escribir su nombre. Si bien para mí era una entidad supernatural, mi abuela reconocía a su hija en esas palabras”.En la carta, Patricia Marcuzzo daba certezas. Sebastián había nacido el 15, había pesado 3,8 kilos, ella le daba la teta y completaba con leche marca Bifilac. El bebé era tranquilo. Comía mucho.

Patricia Marcuzzo bordó también durante su secuestro la letra de De Parto, una canción de Joan Manuel Serrat. El día de su “traslado”, eufemismo para marcar su desaparición definitiva en un vuelo de la muerte, se lo dio a Graciela Daleo, también secuestrada y luego liberada. Años más tarde, Daleo le entregó ese pañuelo a Sebastián.

El pañuelo está presente en la muestra que es parte del museo Sitio de Memoria ESMA, ex Centro de Detención, Tortura y Exterminio.

“Para mí -dice Sebastián- representaron dos objetos que afirmaban una esperanza que tardó muchísimo en disiparse por completo. Siendo muy chico era solo creer en ella y esperar. El resto de los chicos tenían la certeza de que vendría Papá Noel todos los años. Yo esperaba a mi mamá. A mi papá”. El padre de Sebastián también está desaparecido. Su abuela paterna tardó más tiempo en saber qué tenía un nieto y en encontrarlo.

La carta y el pañuelo son parte de la prueba de lo que sucedió en la ESMA y serán hoy parte del relato que Sebastián hará al recorrer el edificio en la visita de las 17, un recorrido que se hace una vez por mes desde marzo con motivo de los 40 años del golpe.

“El relato de Sebastián es central”, dice Alejandra Naftal, curadora de la muestra. “Leer la carta en voz alta en la maternidad es esencial. El texto de la carta es un documento muy de época. Nadie puede explicar porque su caso fue la excepción. Nuestro objetivo es evocar lo que pasaba acá adentro, el terrorismo de Estado. La carta le dice a la madre ‘espero que te borre la incertidumbre’, ‘yo sé que no concuerdas con lo que hago’. Eso es el signo de la época”.

Sebastián, por su parte, espera aportar conocimiento tangible de lo que pasó. “Yo nací ahí. Esto sucedió: soy la evidencia, la prueba”, explica mientras asegura que busca afectar a las personas de forma positiva, no generar un conflicto. “Las historias se cruzan, hay una generación de tipos que hicieron cosas despreciables, pero tuvieron hijos que no tuvieron nada que ver”.
Datos paralas visitas: En el ex Casino de Oficiales funciona hoy el Sitio de Memoria ESMA, ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, donde se exhibe una puesta museográfica sobre la base de testimonios de las víctimas y documentos históricos de la CONADEP, el Juicio a las Juntas y documentación desclasificada por las agencias del Estado para los juicios ESMA actuales, entre otros archivos. Está abierto al público de miércoles a domingo de 12 a 17 horas. Hay visita guiada opcional de una hora y media. Av. del Libertador 8151.

La carta : “Querida Mamá. Hoy después de tanto tiempo sin saber de mi recibís noticias mías por la presente. Lamento mucho no haberte escrito antes pero me fue imposible pues me encontraba fuera del país realizando unos trabajos. Este es mi niño. Se llama SEBASTIAN, lo tuve en una clínica en Buenos Aires. Pesó 3,800 kilos, nació con fórceps. Yo me encuentro muy bien en perfecto estado de salud, el portador del niño es un amigo mío que me hace la gauchada por no poder hacerlo yo en este momento pero quiero que estés tranquila pues estoy muy bien y ya me voy a comunicar nuevamente con vos.

El niño nació el 15 de abril. Quisiera que lo anotaras vos. Acá te mando su ropita y la leche. Yo le di pecho hasta ahora, complementándole los primeros días con leche Bifilac. Ahora tomará seguramente 150 gramos o mas porque es de mucho comer. Es bastante tranquilo y de noche se despierta una sola vez a la madrugada. Las mamaderas no están hervidas. Y hay solo una tetina con un agujero. Les mando unos regalitos para las nenas. Dales un beso muy grande a todas. Y principalmente a Sebastián. Quiero que no se preocupen por mi les repito que estoy muy bien y que me volveré a reunir con ustedes, en este momento no me es posible ir a casa. Mami espero que el niño te consuele la incertidumbre, querelo mucho, es un amor. Denle saludos a papá que tampoco esté preocupado por mí. Un beso a todos mis queridos, les pido que se cuiden mucho todos, espero estar muy pronto, haré lo posible porque así sea. Sin más me resta mandarles un beso muy grande a los cuatro. Uno a Sebastián. Sé que suena incompresible pero sabés cómo pienso también sé de tu desacuerdo para con lo que hago.

Todo se solucionará para bien. Paty.”






domingo, 26 de abril de 2015

Homenaje al fiscal Julio Strassera... @dealgunamanera...

A 30 años del juicio a las Juntas, homenajean al fiscal Strassera en el BAFICI…


La conmemoración se realizó durante la presentación del film “Un juicio inadvertido”, del director Pablo Racioppi. Protagonistas y testigos directos de ese histórico momento participaron del evento.

A treinta años del comienzo del juicio a las Juntas militares de la última dictadura, el BAFICI ofició el miércoles 22 un homenaje al fiscal de ese histórico proceso, Julio Strassera, con la presentación del documental sobre su vida, “Un juicio inadvertido”, y una mesa de debate en la que participaron integrantes de la Conadep, exjueces y personalidades que participaron de distintos modos de aquel enjuiciamiento.

El encuentro tuvo lugar en el Palacio de Tribunales, en la Sala de Derechos Humanos, el mismo lugar donde décadas atrás fueran enjuiciados Jorge Videla, Emilio Massera, Roberto Viola, Armando Lambruschini, Orlando Agosti,Omar Graffigna, Arturo Lami Dozo, Leopoldo Galtieri y Jorge Anaya.

A casi dos meses de su muerte, el fiscal Strassera, principal referente del Juicio, fue recordado por el panel que participó de la exposición, entre los que se encontraban los excamaristas Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz, León Arslanián y Guillermo Ledesma; las integrantes de la Conadep Magdalena Ruiz Guiñazú y Graciela Fernández Meijide; el CEO de Editorial Perfil y editor del Diario del Juicio, Jorge Fontevecchia; y el auditor general de la Nación y exembajador Leandro Despouy. A ellos se sumaron el exfiscal Pablo Lanusse, el referente peronista Julio Bárbaro y la diputada Laura Alonso.

© Publicado el sábado 25/04/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 6 de octubre de 2014

Reportaje a Luis Moreno Ocampo... De Alguna Manera...

“Los chicos de veinte años no saben qué pasó en la dictadura”...

Comparación. “Menéndez, un hombre muy duro, quería fusilar como Pinochet, mientras que Videla quería ejecutar en secreto. ¿Quién es mejor?”. Foto: Néstor Grassi 

El ex fiscal del juicio a las juntas reconoce que Kirchner, después de Alfonsín, fue el presidente que más impulsó las causas por los derechos humanos.

En coincidencia con una visita a Buenos Aires, donde vive su familia, aparece en las librerías Cuando el poder perdió el juicio, que el ex fiscal Luis Moreno Ocampo publicó a raíz de su desempeño como asistente del fiscal Strassera en el juicio a los comandantes de las tres juntas militares que gobernaron el país durante la dictadura desde 1976 hasta 1983. Siempre recordamos que el entonces fiscal Julio Strassera manifestaba una enorme satisfacción al subrayar lo que significaba tener a aquel joven fiscal adjunto liderando su equipo de investigación.

Moreno Ocampo, que luego de desempeñarse como profesor en Harvard y en Stanford ahora trabaja en Nueva York en un estudio de abogados, tenía entonces sólo 32 años.

—Me imagino lo que esta responsabilidad habrá significado para un hombre tan joven.
—Yo siempre pensé que fue la tarea más importante de mi vida. En realidad, mi primer caso. Yo trabajaba preparando dictámenes para la Corte Suprema. Mi trabajo era distinto. Como le decía, preparaba borradores sobre una tarea de gabinete y, de pronto, ¡paf!, me vi metido en una historia apasionante. Lo que yo sentía era que no podíamos perder. Teníamos que hacerlo todo a la perfección.

—Una tarea enorme. Usted en su libro analiza, por ejemplo, las normas que impulsaron a las Fuerzas Armadas a cumplir las atrocidades que luego se conocieron. Hay allí personalidades diferentes y también diferentes grados de complicidad.
—Sí, pero yo no creo que haya habido demasiadas diferencias entre Videla y sus colegas. Es cierto que Massera es peor que Videla, y Viola era diferente. Pero lo importante es que el comandante en jefe imparte una orden, impulsa un plan y, a partir de ahí, se pone a funcionar una máquina asesina. Ya no importan las características individuales de sus integrantes. Ese era el problema. Y, para mí, esto es terrible. Es lo que no entendemos.

—De esta lectura también surgen diferencias como las que aparecen entre Videla y Menéndez.
—Ocurrieron hechos increíbles como que el Partido Comunista decía que Menéndez era como Pinochet y, en cambio, que Videla era el bueno de la historia. Recordemos que el Partido Comunista apoyaba a Videla y se quejaba de la Obediencia Debida cuando apoyaba una unión cívico-militar. El actual presidente del Partido Comunista, Patricio Echegaray, hizo lo mismo. En las elecciones de 1983 apoyaba una unión cívico-militar. Lo que ocurrió fue que Menéndez, un hombre muy duro, quería fusilar, como Pinochet, mientras que Videla quería “ejecutar” en secreto. Entonces, ¿quién es mejor de los dos?

—Obviamente, ninguno.
—¡Claro! Lo que pasa es que, justamente, un hombre como Menéndez es más fácil de controlar que Videla. ¡Videla parecía más bueno y fusilaba en secreto!

—Recuerdo que la viuda de Hidalgo Solá contó personalmente que, cuando fue a pedirle a Videla por la aparición de su marido, Videla guardó silencio y se quedó mirando por la ventana de su despacho. Finalmente, ante esto, ella se retiró con sus hijos.
—El caso del embajador Hidalgo Solá es muy particular porque ahí aparece la impotencia de Videla hacia quienes habían cometido aquel crimen. Era la gente de Massera. Los casos de Hidalgo Solá, Holmberg y Agulla son casos en los que, básicamente, gente de Massera mata a gente de Videla. La dictadura militar no tenía mecanismos para manejar conflictos internos. No podían manejarlos. Odiaban a Massera y, después, hicieron fuerza para meterlo preso pero, en su momento, no pudieron manejar ese conflicto.

—¿Cree que fue tan así?
—Estoy seguro. ¿Por qué?

—Porque daría la sensación de que todos fueron cómplices.
—En esos tres casos fue así. Incluso, Juan Alemann dijo luego: “Esos casos fueron un error. 
No deberían haberlos matado. Los demás están bien matados”. Eso dijo Juan Alemann. Ese era el concepto. Por eso, hasta mataban a gente de la propia tropa.

El doctor Moreno Ocampo reflexiona en silencio y, luego:
—Todo esto que estamos hablando usted y yo son cosas que interesan a la gente que sabe lo que pasó. Yo veo que ahora los chicos de veinte años no saben qué pasó en la dictadura. El otro día, estuve en una charla y el decano que me introducía dijo: “El doctor Moreno Ocampo fue el fiscal del caso Suárez Mason”. Yo vi las caras de los chicos y les pregunté a los que estaban cerca: “¿Ustedes saben quién era Suárez Mason?”.
“No”, contestaron todos. Luego, el decano insistió: “Fue fiscal en el caso Seineldín. ¿Ustedes saben quién era Seineldín?”. Misma respuesta. Esos chicos nacieron en el ’93 y para ellos la democracia es como el agua que sale de la canilla. Abren la canilla y sale naturalmente el agua. Abren la canilla y sale la democracia. La libertad es algo normal, lo cual, en un sentido, es fantástico pero, bajo otro aspecto, es un problema porque tenemos que recordar de dónde venimos para saber adónde vamos. Lo que yo veo es que a los chicos no les importa mucho, les parece que eso “ya pasó” y entonces no saben nada. ¿Y el riesgo de esto cuál es? Me quedé pensando en por qué esto es riesgoso y diría, en primer término, porque me parece que lo que nos pasó en los años 70 fue que nuestros dirigentes políticos no tuvieron la capacidad de enfrentar la violencia de aquellos años. Por ejemplo, en 1975, la dirigencia política era incapaz de manejar la Triple A o la guerrilla. Por eso, los militares fueron recibidos con los brazos abiertos. Y esto a mí me asusta porque yo, hoy, escucho voces de gente que dice que hay que pasarles el problema de la seguridad a los militares. ¡Y cuando se hizo eso fue un desastre! Justamente no ocurrió sólo en Argentina. Por ejemplo, en México quisieron usar a militares contra el crimen organizado y fue un desastre. Los militares tienen un rol distinto cuando se trata de violencia doméstica. Y ésta es una cosa que me desespera que no hayamos aprendido.

—Por otra parte, tengo entendido, que una de las misiones primordiales de las FF.AA. es la preservación de fronteras. Son muchas las denuncias que señalan que los narcos entran al país con toda tranquilidad.
—Por eso, el tema del narcotráfico. También a mí me parece que el crimen organizado que observamos en Argentina no está bien focalizado porque tiene básicamente alianzas con sectores policiales y políticos. Los intendentes son clave. Por ejemplo: ¿por qué, de pronto, en Rosario hay mafia colombiana? ¿Y por qué todo el tiempo se mata gente? Algo está pasando en Rosario. Y esto hay que controlarlo porque, si no, estamos perdidos. A mí me da pánico la negación del problema.

—Daría la sensación de que, con respecto al narco, habría opiniones divididas en el Gobierno. Fíjese que el titular de la Sedronar, el padre Molina, considera que el consumo de droga tendría que liberalizarse, cosa que acaban de refutar los curas villeros.
—Observo muchas discusiones y lo que veo es que los argentinos discuten mucho lo que ocurre en las cortes judiciales pero, en realidad, el problema básico es cómo evitamos que maten a la gente, que le roben. Por ejemplo, en ciertos lugares, han mejorado las cosas poniendo más luces. A veces la discusión no es sobre quién va preso sino cómo evitamos que la gente se muera, y eso me parece que es un tema que nos falta discutir. Debemos ser más pragmáticos planteando cómo evitamos violencia, cómo cuidamos a la gente.


—Sí, pero también la lentitud y la lentitud de la Justicia son dos temas graves. Por ejemplo, el motochorro que, el otro día, atacó al turista canadiense tenía un arma en la mano, fue filmado y ahí estaba en todos los programas de televisión.
—Sí, lo vi con Ivo Cutzarida en pantalla… –se ríe–. Ivo fue alumno mío pero el tema más grave no es por qué no está preso el motochorro sino cómo investigamos a la mafia colombiana en Rosario. ¿Cómo llegó hasta ahí? ¿Cuáles son las connivencias políticas y policiales con ella? Y éste es un tema en el que no veo que haya discusión. ¿Cómo cuidamos a la gente de que le roben y la maten? Las estadísticas demuestran que los más ricos se cuidan mejor. Tienen mayores posibilidades. Los más pobres, obviamente, no. Creo que el país tiene que encontrar la forma de protegerlos a ellos. Y evitemos las connivencias políticas con el crimen organizado.Todo esto me sirve para pensar: ¿y en los 70? Había connivencia política con la Triple A, con los guerrilleros, y ahora hay connivencia política con el crimen organizado. Y también, como en los 70, los políticos argentinos no saben cómo resolverlo y les quieren pasar el tema a los militares. Esto es ridículo.

—Y hablando de los 70, usted habrá visto, Moreno Ocampo, que “el relato” kirchnerista se ha apoderado del tema derechos humanos como si no se hubiera hecho nada antes de sus gobiernos. Es cierto que no era obligatorio firmar un hábeas corpus pero, como bien dice el fiscal Strassera, no hay ningún hábeas corpus que lleve la firma de quienes hoy subrayan que antes del kirchnerismo no se había hecho nada en ese tema.
—Argentina tuvo tres años donde el tema logró un consenso absoluto. La gente votó, Alfonsín lideró con el 52% y el peronismo se ajustó. Pero el peronismo, en época electoral, tenía gente como Triaca, que estaba de acuerdo con Viola. Después se ajustó con Cafiero y Bittel. Lo cierto es que el peronismo se renovó y empujó a Alfonsín más lejos todavía: el juicio a las juntas, la Conadep, donde había gente que no pertenecía a ningún grupo político, que generó el Nunca más, que sirvió de base para el juicio a las juntas. Aquél fue un momento único, en el que hubo un movimiento en la sociedad para reclamar que se aplicara la ley, se votó, hubo líderes políticos, hubo Congreso y hubo jueces. Reitero: fue un momento único. A partir de allí, se complicó la vida porque el proceso de Alfonsín no incluía juzgar a los de abajo. Y ahí se complicó todo. Hubo revueltas militares, hubo Obediencia Debida y, luego, Menem los perdonó. Aquí surge algo muy interesante: el rol de la Justicia internacional, del juez Garzón.

—Garzón empieza a investigar en España.
—Sí pero Menem no quiso saber nada con esto y De la Rúa tampoco. Quien le abrió la puerta fue Kirchner para que Garzón, con su energía, empujara para que se anulara la Ley de Obediencia Debida. La Corte Suprema empezó a cambiar y entonces Kirchner lideró la reapertura de los juicios, y yo entiendo que, para todas las víctimas, esto fue fundamental. Si a mi hija la violan y la matan, yo quiero ver quién lo hizo, además de Videla.

—Sí, justamente la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep), que ya había terminado su función, publicó un documento oponiéndose a las leyes del perdón.
—Es cierto pero, en su momento, esas leyes se impusieron igual. Yo digo que, después de Alfonsín, entre los líderes políticos quien empujó luego el tema fue Kirchner. Hay que reconocerlo. Lo que sí creo que no tiene comparación fue el hecho de investigar a Videla en 1985. Equivalía a no saber lo que podía ocurrir en la mañana siguiente. Podía ser, o no, un golpe de Estado. Investigar hoy a los generales, que tienen 85 años y no tienen ningún poder, está bien. Hay que hacerlo pero no significa un cambio político.

—¿Y qué opina acerca del prólogo que se adosó al “Nunca más” en 2006, dejando sentada la opinión de gente que, en aquel momento, nunca participó en la elaboración del informe?
—El tema sigue vivo en Argentina. Es un debate sobre lo que nos pasó. En los 70, lo que ocurrió es que la gente estaba harta de violencia política: los Montoneros habían saturado a todo el mundo. La gente ya no quería saber nada con la guerrilla. Esto es obvio. Lo cual no quita que hubo mucha gente secuestrada y desaparecida sólo por haber hecho trabajo social. No me cabe duda de que eran jóvenes idealistas. Entonces, eso hay que entenderlo. No me parece mal que ahora haya que investigar otros casos. Nadie puede oponerse a eso.

—Por supuesto, pero sería interesante, por ejemplo, que los que enmiendan el “Nunca más” hicieran otro informe acerca de los desaparecidos en tiempos de la Triple A de López Rega, ¿no es cierto? ¿Por qué enmendar un informe publicado y reconocido por ustedes mismos en el juicio a las juntas en vez de investigar los años anteriores a 1984?
—Esa fue una pelea con Antonio Troccoli que pertenecía, como Ricardo Balbín, al ala conservadora del radicalismo. Habían negociado con los militares. Y Troccoli, como ministro del Interior, cuando la Conadep presentó por Canal 13 un primer documental, usó aquella frase de los dos demonios. A mí me parece que ese debate no puede definir la cuestión. El debate es “la gente no puede matar” y, a pesar de todo, existe en Argentina, treinta años después. La Argentina ayudó a toda América Latina a plantear eso. Creo que la gente no dimensiona lo que fue 1983. Alfonsín ganó con el 52% de los votos. Pinochet, en 1988, perdió la elección, perdió el referéndum pero sacó el 44%. O sea que tenía a medio Chile con él. En 1989 Uruguay vota el referéndum para decidir qué hacer con la impunidad de los militares y el 56% vota para que no se investigue el pasado. Por eso la Argentina fue más que el juicio. Fue un momento crucial en el que reclamó que se aplicara la ley. Y por eso tuvo un impacto mundial. Acaba de aparecer un libro, La cascada de la Justicia, de Kathleen Sittle, profesora en Harvard, que dice: “Nüremberg y el juicio a las juntas señalaron una tendencia mundial de investigar y castigar a los poderosos que cometen crímenes”.
Y eso es lo que hizo Argentina.  
Mientras conversamos con el doctor Moreno Ocampo, el oficialismo, sin la oposición, que se retira del recinto, vota la reforma del Código Civil.

—¿Usted no cree que el Código Civil, que define situaciones fundamentales en la vida de todos nosotros, debería discutirse con detenimiento y escuchando todas las opiniones? ¿Sin apuro?
—Esto no sólo ocurre en Argentina. En todo el mundo advertimos que la gente no se escucha una a la otra. Se busca definir quién tiene más apoyo. El problema es que no hay mucho diálogo. En Estados Unidos, el tema es terrible. No es sólo un problema argentino. El gran avance tecnológico ha hecho que la gente se escuche menos. La gente lee lo que le gusta y no lee lo que no le gusta. Creo que los argentinos tenemos que discutir, por ejemplo,, cómo mejoramos la economía y cómo mejoramos la seguridad.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guiñazú el Lunes 06/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.