sábado, 30 de noviembre de 2019

Caso Ledo: absolvieron al exjefe del Ejército, César Milani... @dealgunamanera...

Caso Ledo: absolvieron al exjefe del Ejército, César Milani, por la desaparición del soldado…

César Milani. Fotografía: Diario Perfil.

Estaba imputado por la desaparición del soldado Alberto Ledo. Esteban Sanguinetti, el oficial superior a Milani en Tucumán en 1976, fue condenado a 14 años de prisión.

© Publicado el viernes 29/11/2019 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El exjefe del Ejército Argentino, César Milani, fue absuelto este viernes por el Tribunal Oral Federal (TOF) de Tucumán, en el juicio en el que se lo investigaba por la desaparición del soldado Alberto Ledo en 1976.

El Tribunal, en tanto, condenó a 14 años de prisión a Esteban Sanguinetti, el oficial superior a Milani en Tucumán en 1976, cuando ocurrió el hecho. Tras conocerse la sentencia, Milani se retiró el edificio sin realizar declaraciones.

Horas antes, el militar habló ante el tribunal y aseguró que las acusaciones en su contra son “falsas”. "Voy a utilizar mis últimas palabras para expresar mi firme convicción de que tanto aquí como en el juicio realizado en La Rioja, ambos basados en acusaciones falsas, más que hacerme un daño a mí se le ha infligido un castigo al Ejército Argentino, privándolo de la posibilidad de una reconciliación definitiva con el pueblo", afirmó ante los jueces.


Milani sostuvo también que "esta causa es producto de una campaña política, mediática y judicial inédita contra un ex jefe del Ejército".

Milani, ex jefe del Ejército del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, fue acusado de falsear un acta sobre la presunta "deserción" y encubrimiento de la desaparición de Ledo, por lo que tanto las querellas como la fiscalía solicitaron para el imputado la pena de 6 años de prisión, al Tribunal Oral de Tucumán.


En tanto a Sanguinetti se lo acusó directamente por la responsabilidad de la desaparición del soldado. Sanguinetti tenía a cargo el Batallón de Ingenieros de Construcción 141 de La Rioja, donde revistaba el conscripto, mientras que Milani era subteniente de ese cuerpo.

Ledo nació en La Rioja, era estudiante de la carrera de Historia y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). A los 20 años, el joven ingresó como soldado al Batallón 141 de La Rioja y luego -en el marco del Operativo Independencia contra la guerrilla- fue trasladado a un campamento de la ciudad de Monteros, en Tucumán, donde fue visto por última vez el 17 de junio de 1976.

El soldado había sido asignado para desempeñar tareas civiles, como reparación y construcción de rutas y caminos.

MS/



domingo, 24 de noviembre de 2019

Incertidumbre. Vuelve a escena el cristinismo… @dealgunamanera...

Vuelve a escena el cristinismo…

Bonaerense, Axel Kicillof. Fotografía: Pablo Temes..

Mientras se mantienen las dudas sobre el rumbo económico, CFK veta y coloca su gente en el Congreso. Volvió el tema del aborto.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 24/11/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Las aguas por las que navega la interna del futuro gobierno se han puesto procelosas. Alberto Fernández tiene un desafío y una oportunidad. El desafío es demostrar que es él quien toma las decisiones. La oportunidad es construir un peronismo republicano que deje atrás al peronismo feudal que encarnó a lo largo de sus dos presidencias Cristina Fernández de Kirchner.

Armado. Ese peronismo feudal se vuelve a observar claramente cuando se analiza el armado que la vicepresidenta proclamada ha definido en el Congreso. La designación de su hijo Máximo en la conducción del bloque de diputados del Frente de Todos busca implementar un control parlamentario absoluto del futuro oficialismo, lo cual ya ha generado algunos roces.

La decisión del senador Carlos Caserio de armar un bloque que le responda a AF y no a CFK dejó a la intemperie esas diferencias. No hay que olvidar que muchos gobernadores peronistas no callan su sentimiento de profundo rechazo hacia la ex presidenta. Es que el desamor continúa. Es un desamor silente y profundo.

Está claro que tras la reunión que mantuvieron Alberto Fernández con su vice y el hijo de ella en la noche del lunes han sucedido varias cosas. ¿Hubo veto de CFK a posibles candidatos a ocupar cargos?  La respuesta de uno de los que participó de la reunión fue: “El veto es pura fantasía de los medios. Eso sí, el presidente proclamado evitó proponer nombres que habrían molestado a CFK (sic)”.  

La gestión de Alberto Fernández nace presa de una duda capital: cuán independiente o no será de su vice. Hasta aquí, la transición no ha servido para disiparla. Por el contrario, algunos gestos y/o definiciones dados por el presidente proclamado no han hecho más que ahondarla.  

Es como si en las entrañas del nuevo poder hubiese en gestación un proceso de “cristinización”. La posible designación de Carlos Zannini como procurador del Tesoro –nada menos– sería una ominosa confirmación de esa tendencia. Durante el kirchnerato, Zannini ocupó la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, lugar desde donde se diseñaron varias de las peores cosas que se implementaron a lo largo de esos doce años.

El procurador del Tesoro es el abogado del Estado, a quien le corresponde llevar adelante las querellas originadas en la Oficina Anticorrupción. ¿Qué hará con las que tienen bajo proceso a los ex funcionarios de aquellos gobiernos, incluyendo a la futura vicepresidenta?

No se entiende cómo Alberto Fernández pretende –de concretarse una designación como esta– hacer creer que “vuelven para ser mejores”.

Nielsen. Uno de los nombres que parecía estar fuera de toda  discusión era el de Guillermo Nielsen. Hasta el jueves era el número puesto para ocupar el Ministerio de Economía. El viernes todo pareció cambiar.

Lo que se sabe es que hubo una discusión fuerte entre el presidente proclamado y Nielsen. No fue la primera. Son dos personas de carácter. Cuando discuten suelen hacerlo con vehemencia y vocabulario grueso. Eso generó lo que para algunos es una crisis y para otros un impasse.

Lo cierto es que el futuro de Nielsen es ahora incierto. No hay nada definido. Es sabido que Nielsen –que fue el hombre clave en la exitosa negociación con el FMI durante el gobierno de Néstor Kirchner– no le profesa ningún tipo de afecto personal ni de respeto profesional a Axel Kicillof.

Eso se traduce en diferencias muy concretas a la hora de la renegociación de la deuda de la provincia de Buenos Aires y de la deuda externa. Recurrir al mercado siendo condescendiente con los términos de una reestructuración amigable, o siendo muy duros o cerrando al estilo de Néstor son las opciones bajo análisis.

Economía. No se sabe qué va a ser de la economía en los próximos meses, si va a haber mucha emisión monetaria o si se va a pagar la deuda. Eso genera muchísima incertidumbre interna y externamente.

Como no se conocen las medidas, lo que por lo menos se quiere saber son los nombres de las figuras que ocuparán los principales cargos en el futuro gabinete. En esa danza de nombres surgió en estos días el de Marco Lavagna como posible titular del Indec.

Las dudas que el gobierno enfrenta son fruto de las inconsistencias entre lo que hay que hacer y lo que se querría hacer. Los acreedores van a pedir renegociar la deuda con la condición de que alguien audite la situación fiscal de la Argentina, que, más allá de lo que sostiene el actual ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, hoy no es sustentable.

Mientras espera definiciones de Fernández y Fernández, que servirán de ordenadoras para organizar su gobierno y designar los ministros, Axel Kicillof ha dado algunas definiciones de lo que será su gestión.

Como tiene pensado ejercer un dominio efectivo sobre la totalidad de los engranajes de la administración de la provincia de Buenos Aires, decidió que todos quienes vayan a ocupar los cargos correspondientes a la categoría director general de administración (DGA), que son los que le dan funcionalidad a toda la gestión administrativa, le sean propios. Hay un DGA por cada ministerio, secretaría y organismo descentralizado.

Los DGA tienen a cargo un delegado de personal, un tesorero, un director de contabilidad, un director de presupuesto, un director de compras mayores y un director de compras menores. María Eugenia Vidal, al no tener gente propia ni con conocimiento de la estructura administrativa bonaerense, les dio la continuidad a casi el 80% de los directores que respondían a Daniel Scioli.

Kicillof, astutamente, no quiere pasar por lo mismo. Por eso tomó la determinación de conformar una estructura administrativa que le responda sin fisuras. Son decisiones que ponen de mal humor a los intendentes peronistas del Conurbano.

En ese firmamento irrumpió de modo fulminante e inesperado el tema del aborto. Por un lado, la renuncia del secretario de Salud, Adolfo Rubinstein  –motivada por la derogación de la actualización del protocolo para la atención integral de las personas con derecho a interrumpir el embarazo–, que generó un terremoto en el actual gobierno.


El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Fernández, –prelado de la absoluta cercanía al papa Francisco–, le hizo saber clara y rápidamente la consecuencia inmediata de su decisión: si eso se concreta, el anhelado vínculo de cercanía con el Sumo Pontífice quedará reducido a la nada. Y eso abarcará también a Cristina Fernández de Kirchner.



Importadora Mediterránea S. A. - KYMCO ARGENTINA - @dealgunamanera...

Un grupo de inversores se quedó con la cordobesa IMSA Franco…


Tras seis meses de intensas negociaciones, un grupo de inversores conformado por empresarios argentinos y extranjeros se quedó con el paquete accionario de la empresa cordobesa IMSA Franco (Importadora Mediterránea SA), de José “Pepe” Franco, uno de los referentes del empresariado local y nombre históricamente vinculado a la industria de las motos.

© Escrito José Busaniche el lunes 07/08/2017 y publicado por la Revista Punto a Punto de la Ciudad de Córdoba, República Argentina.
La venta de IMSA Franco tiene dos capítulos. Por un lado, incluye la transferencia de la fábrica de motos que funciona sobre avenida Costanera a la altura de Caraffa al 1900, detrás del local principal de IMSA. Y también incluye la cesión de la red comercial nacional que desarrolló IMSA para la comercialización de la marca asiática de motos Kymco.

El siguiente capítulo tiene que ver con que Franco seguirá vinculado al sector a partir de la creación de una nueva sociedad: ISA Franco, en la que se asocia con otros empresarios cordobeses para la comercialización en exclusiva de Kymco para la plaza Córdoba.

El propio Franco confirmó la operación, aunque por ahora se mantiene en reserva la identidad de los nuevos dueños de IMSA: “Después de mucho trabajo llegamos a un acuerdo, un acuerdo beneficioso para la empresa, para los trabajadores y para los inversores, pero también para la marca. 

En febrero vamos a cumplir 20 años con la representación de Kymco y es una marca que ha crecido mucho y tiene mucho para desarrollarse. Necesitaba nuevos capitales para aprovechar todo el potencial que tiene, es una marca que logró ser líder en Europa y puede hacerse un lugar de peso en el mercado argentino”.

Varios interesados. 

Uno de los aspectos que trascendió en el proceso de la venta fue que eran varios los grupos nacionales e internacionales que buscaron quedarse con la operación de IMSA. Franco reconoció que llegaron a tener contactos con “al menos tres grupos nacionales e internacionales distintos”.

La empresa IMSA Franco, que ahora tendrá nuevos dueños desarrolló una red de comercialización de la marca Kymco que tiene unos 50 puntos en todo el país. El motor de esa red fue la importación y ensamblado de motos en una planta propia con potencial para montar unas 3000 unidades por mes pero que hoy está operando en un 10% de su capacidad operativa.

“Este grupo inversor llega con un proyecto muy atractivo y muy ambicioso. Ya está montando motos a un ritmo más fuerte y en los próximos meses estiman triplicar la cantidad de producción. Eso también permitirá fortalecer la red comercial que se desarrolló. Y nosotros vamos a estar apoyando desde lo comercial gerenciando la plaza de la ciudad de Córdoba, de forma exclusiva y con una nueva sociedad”, explicó Franco a Punto a Punto.







Nota de la Redacción: El grupo del que trata esta publicación es el Grupo Iraola de la Provincia de Santa Fe, cuyas marcas a representar entre otras están: Corven Motos, Kawasaki, Bajaj, Mondial, Artic Cat, Kymco.



Superliga Argentina... Huracán 1 vs. Central Córdoba de Santiago del Estero 1... @dealgunamanera...


Huracán empató ante Central Córdoba…


En el encuentro correspondiente a la fecha 14 de la Superliga Argentina, los comandados por Néstor Apuzzo igualaron 1 a 1 frente a Central Córdoba de Santiago del Estero. Nicolás Cordero marcó el tanto del Globo, mientras que Marcos Sánchez convirtió para la visita.

© Escrito por Nicolás Roncoroni el sábado 24/11/2019 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. Fotografías: Daniel Méndez.

La institución de Parque Patricios protagonizó esta tarde-noche uno de los partidos que abrió la fecha 14 de la Superliga Argentina de Fútbol 2019-2020. Los quemeros enfrentaban a Central Córdoba en el Palacio Ducó, disputando así el primer cotejo entre ambos equipos por torneos de Primera División.

La primera etapa del juego no tuvo un claro dominador. El Globo contó con una mayor posesión, pero sin la profundidad necesaria para llegar con claridad a la valla visitante. La mejor oportunidad fue tras un cabezazo de Fernando Coniglio, que quedó en las manos de Diego Rodríguez. Los santiagueños respondieron con un tiro olímpico de César Meli, el cual controló Antony Silva.

El segundo tiempo se dio en una sintonía similar, aunque los dos conjuntos tuvieron algunas situaciones más de peligro. Ismael Quílez remató de media distancia y la pelota se fue por al lado del palo. Minutos posteriores, Lucas Barrios quedó cara a cara con el Ruso Rodríguez, pero su ejecución pegó en el portero de la visita.

A los 26, Marcos Sánchez anticipó en el primer palo después de un córner y convirtió el 1 a 0 para los dirigidos por Gustavo Coleoni. En busca de la igualdad, el director técnico Néstor Apuzzo incluyó al delantero juvenil Nicolás Cordero para que acompañe en el ataque a Lucas Barrios, Fernando Coniglio y al ya ingresado Agustín Curruhinca.

El 9 de la Reserva tuvo una muy clara de cabeza, pero el balón salió desviado. De contragolpe, Mauro Barraza estuvo a nada de hacer el segundo. Al instante, Cordero se tomó revancha de la última jugada y, con una buena definición de zurda, marcó su primer tanto como profesional para poner el 1 a 1.

Sobre el cierre del encuentro, Huracán intentó llegar al triunfo, pero no contó con la precisión necesaria en los metros finales. De esta forma, el Globo igualó en uno ante Central Córdoba de Santiago del Estero.

Síntesis:



Huracán: 1

Antony Silva; Gonzalo Bettini, Saúl Salcedo, Nicolás Romat y Walter Pérez; Juan Fernando Garro, Adrián Calello, Mariano Bareiro y Lorenzo Faravelli; Lucas Barrios y Fernando Coniglio. DT: Néstor Apuzzo.

Central Córdoba: 1

Diego Rodríguez; Ismael Quilez, Matías Nani, Oscar Salomón y Jonathan Bay; Marcelo Meli, Cristian Vega, Marcos Sánchez y Gervasio Núñez; Facundo Melivilo y Jonathan Herrera. DT: Gustavo Coleoni.

Goles en el segundo tiempo: 26m Marcos Sánchez (CC), 36m Nicolás Cordero (H).

Cambios: en el segundo tiempo, 3m Andrés Curruhinca por Garro (H), 23m Mauro Barraza por Vega (CC), 28m Nicolás Cordero por Faravelli (H), 39m Joao Rodríguez por Núñez (CC) y Nicolás Miracco por Herrera (CC), 42m Juan Vieyra por Coniglio (H).

Amonestados: Romat, Salcedo (H); Vega, Núñez (CC).

Árbitro: Darío Herrera.

Video: SAF Superliga Argentina de Fútbol



viernes, 22 de noviembre de 2019

Abuso Sexual. Caso José Alperovich… @dealgunamanera…

Una sobrina del senador José Alperovich lo denunció por violación…

José Alperovich. Fotografía: CEDOC

La joven de 29 años se presentó ante los tribunales de Tucumán y en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) en la Ciudad de Buenos Aires.

Una joven de 29 años denunció a su tío,  el senador de Tucumán, José Alperovich, por violación.  La presentación fue realizada en los Tribunales penales de Tucumán y en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), en Buenos Aires. “Mi tío violentó mi integridad física, psicológica y sexual", señaló la joven que trabajó para él durante la campaña. El nombre de la mujer se mantendrá bajo el anonimato ante los medios.

Desde UFEM, confirmaron a Perfil que la denuncia fue efectuada esta mañana. La caratula de la causa es “Sobre denuncia”. Sigue su curso en el Juzgado Nacional, Criminal y Correccional N 35 y en la Fiscalía N 10. A través de una carta abierta, publicada por el diario La Gaceta de Tucumán, la sobrina de Alperovich relató los abusos que según ella sufrió de parte del exgobernador:

"Estoy segura que ninguna persona que haya sufrido violencia sexual quisiera estar en este lugar, desnudando la intimidad más dolorosa de su vida. Pero nos obligan a encontrar en esta manera la posibilidad de ser escuchadas. Ya no nos callamos más, pero tampoco queremos hablar por lo bajo de lo que nos pasa, de lo que sentimos, de lo que nos hicieron y de cómo hacemos para volver a la vida después de que hechos tan traumáticos nos la cambiaron para siempre.

No escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe. El mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quién fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019. Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. 

El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él. No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mi. Ya se cansaría de mí, de que no quiera, de que sea “asexuada” como me llamaba. Pero su fijación no cesaba, durante mucho tiempo quiso más y más seguido, con más ganas, con más fuerza, con más violencia por mi resistencia.


La sensación de que nunca nadie iba a salvarme, de que no iba a haber una interrupción o algo que me sacara de esos lugares. Era expresamente su voluntad. Yo no podía salir sola del encierro porque sabía que tras la primera puerta había caseros, y policías y custodios armados. Todos sabiendo lo que estaba pasando adentro y cuidando las fronteras de él. Estaba completamente atrapada. Yo nunca elegí estar ahí de esa manera. Se lo decía en cada no. Pero mis no para él nunca fueron suficientes. No se trataba del ímpetu ni de la cantidad de veces que se lo decía ni de cómo se lo explicaba ni de cómo mezquinaba mi cuerpo ni de cómo intentaba defenderme ni si lloraba o no. Nunca en mi vida lloré tanto.

Durante todo ese tiempo no tuve ni un respiro. Trabajé sin parar, sin vacaciones, sin feriados. Solo me liberaba cuando él viajaba. Pero cuando regresaba, volvía también la pesadilla. Hasta que se detuvo, hasta que las situaciones en las que él disponía quedarse solo conmigo para tocarme y penetrarme se volvieron situaciones ya de violencia y maltrato público, delante de personas. Pero ya no más por dentro, ya no más al hueso, ya no más solos.

Pensar en quién era yo antes, sin miedo, con deseo de desarrollarme, de aprender, de vivir. Si me conocías pensarías que era una mujer a la que jamás le podría pasar algo así. El peligro cayó sobre mí todo junto, encubierto en el afecto familiar y en la seriedad de lo laboral. Quedé atrapada y atravesada para siempre. A mí esto me cuesta desde el día que empezó a pasar y en todos los sentidos. Sólo quiero justicia. Recuperar mi vida. Tengo 29 años, soy libre, soy joven. Quiero volver a empezar poniendo cada cosa en su lugar. Responsabilidad de acciones, consecuencias para quien corresponde. Hasta ahora, sólo las cargo yo. Sacarme esta mochila que ya no puedo sostener más y entregársela a su dueño.

No miento, no busco fama. Nadie quiere hacerse famosa por contar el horror que vivió. No quiero dinero ni hay un trasfondo político detrás de mi denuncia. Soy mucho más que todo eso que se pueda especular. Esto es por mí. El motivo más importante de mi vida es mi renacimiento, mi sanación y la búsqueda de justicia. ¿Qué motivo más importante que el valor de mi propia vida puedo tener? 

Estoy acá contando lo que viví por mi seguridad pero también para que otras mujeres se animen a hablar. Esto no me mató, me puedo proclamar y me puedo defender. Me puedo recuperar, me puedo cuidar, me puedo elegir. Hoy elijo no callarme nunca más. A pesar de que me decía, en pleno horror: “Callate, ¿no ves cómo estoy?”, para tapar todos mis no. No me callo nunca más. Este es mi nunca más. Ojalá también sea el nunca más de todas aquellas que queremos dejar de callar.


Elijo cerrar con estas palabras de Zuleika Esnal: “A las que denunciaron. A las que no. A las que pudieron salir. A las que no. A las que me escriben pidiendo que escriba. A las que me escriben pidiendo que no, que solo quieren probar qué se siente que alguien más sepa su infierno. A las todavía no. A las ahora sí. A las no puedo. A las sin nombre ni apellido. A las no pongas mi ciudad, por si me encuentra. A las mi vieja sabía y no hizo nada. A las de huesos rotos. A las que ya no están para contar su historia. A las que están acá pero no pueden contarla. A las que escriben paredes. A las que no. A las que salen a la calle. A las que no. A las que me va a sacar el nene si denuncio. A la memoria de todas. A sus mamás. A todas las mamás. (…) A las callate y aguantá. A las no aguanto más. A las me quiero morir. A las de sexo anal para no quedar embarazada de mi viejo en sexto grado. A las viajeras que no vuelven. A las que vuelven y es un lujo. A las te escribo ahora que duerme. A las te dejo que volvió. A las me mata si se entera. A las no sé a quién recurrir. A las te escribo porque yo no tengo a nadie”.

Silencio. El denunciado José Jorge Alperovich fue tres veces gobernador de Tucumán entre 2003 y 2015, fue reelecto en dos oportunidades. Luego de gobernar Tucumán, en diciembre de 2015 asumió nuevamente como senador nacional. Este medio se comunicó con sus voceros y guardaron absoluto silencio. La joven trabajó en 2016 dentro del ámbito del Ministerio de Gobierno, Justicia y Seguridad de Tucumán. En marzo del 2019 fue nombrada como asesora de la senadora Beatriz Mirkin, aliada de Alperovich. Según fuentes de la Cámara, se dedicó de lleno a la campaña electoral.


El eterno retorno... del peronismo… @dealgunamanera...

El eterno retorno... del peronismo… 


El peronismo logró vencer a la coalición Juntos por el Cambio y frustrar la reelección de Mauricio Macri. El fracaso económico del gobierno y la reunificación del peronismo explican el retorno de este último al poder más rápido de lo que hasta hace poco se esperaba.

© Escrito por María Esperanza Casullo el domingo 27/10/2019 y publicado por Nueva Sociedad de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.

El domingo 27 de octubre, Argentina se dio nuevo gobierno. Lo hizo mediante un acto eleccionario en el cual el país asistió a varias novedades: por primera vez en su historia nacional, fue derrotado un presidente en funciones que buscaba su reelección; por primera vez desde la recuperación de la democracia en 1983, un presidente no peronista logró llegar a las elecciones luego de cuatro años de mandato con posibilidades de ser reelegido; por primera vez un ex-presidente (en este caso, ex-presidenta) va a asumir como vicepresidente de la nación; por primera vez, asumirá un presidente que no ha pasado por ninguna función ejecutiva o electiva previa. También será la primera vez que el peronismo llegue al poder derrotando a un presidente en ejercicio (en 1989, Raúl Alfonsín no era candidato; en 2003, Néstor Kirchner no compitió contra Fernando de la Rúa, quien había renunciado dos años antes). Con la asunción del nuevo gobierno, el próximo 10 de diciembre, Argentina llegará a 36 años de estabilidad democrática, no solo con elecciones libres sino con alternancia en el poder.
Pero comencemos por el principio: ¿cómo puede explicarse que Mauricio Macri haya logrado lo que solo otros dos presidentes latinoamericanos pudieron antes, vale decir, ser derrotado en su intento reeleccionista?
En enero de 2016 publiqué un artículo en Nueva Sociedad titulado «El gobierno de Mauricio Macri: entre lo nuevo y lo viejo», en el que intentaba sistematizar las dimensiones con las cuales evaluar la gestión del entonces nuevo gobierno. Argumentaba que Cambiemos (la coalición integrada por Propuesta Republicana, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica) había llegado al gobierno con algunas promesas sustantivas que habían concitado apoyo en la población, entre ellas, la reducción de la inflación, una mayor liberalización económica (sobre todo, la posibilidad de comprar dólares y de acceder a bienes de consumo limitados por el «estatismo» kirchnerista) y, en especial, la perspectiva de derrotar políticamente, y de manera definitiva, al kirchnerismo (una popular consigna antikirchnerista era «No vuelven más»). De estas tres cuestiones dependería su éxito o fracaso.
Es evidente que el resultado adverso en las urnas del domingo 27 de octubre solo puede explicarse como resultado de haber incumplido totalmente las dos primeras promesas. No obstante, la resiliencia política de Cambiemos hacia el futuro se explica a partir del éxito (parcial) en el cumplimiento de la tercera.
Resulta tal vez redundante, pero necesario, recentrar el análisis de la derrota de Juntos por el Cambio (el nuevo nombre de Cambiemos) en su gestión de gobierno, ya que aquí se cifra la causa principal. El gobierno de Macri no solo no disminuyó la inflación (aunque en la campaña había dicho que eso era «muy fácil»), sino que la aumentó (el gobierno kirchnerista se retiró con una inflación de alrededor de 25% anual; la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos antes de las elecciones alcanzó un 6% mensual). No llovieron las inversiones privadas, como había prometido el gobierno market-friendly, y la gestión económica macrista disminuyó las posibilidades de consumo de la mayoría de la población.
En un país en el que el acceso al consumo es una demanda prácticamente universal, no solamente los bienes de primera necesidad y suntuarios resultaron más caros en términos reales sino que su oferta se empobreció: menos variedad de marcas y de productos en los supermercados y nula apertura a las marcas aspiracionales globalizadas que sus votantes buscaban. No solo no se instaló en Argentina un Apple Store, ni vinieron H&M o Forever 21, sino que de repente se volvió difícil para grupos sociales enteros comprar queso o lácteos. A punto que tal que Cristina Fernández de Kirchner ironizó: «Estos son malos capitalistas, conmigo sí había capitalismo (...) que no me jodan más con lo del capitalismo».
Si bien en algunos sectores aumentó la oferta de servicios (por ejemplo, en el mercado de transporte aéreo, con el ingreso de las llamadas low cost), cabe señalar que el gobierno de Macri fue mucho más «proempresas» que «promercado», para utilizar la útil clasificación de James Bowen. La concentración empresarial en los sectores de servicios públicos, bancario, de telefonía celular y de medios de comunicación fue una constante. El deterioro de las condiciones de vida de las mayorías (que incluyó la caída de cuatro millones de personas bajo la línea de pobreza y el crecimiento de la pobreza hasta alcanzar al 35% de la población) no condujo al «círculo virtuoso» en el cual un menor salario real dinamizaría la demanda de empleo, que se suponía frenada por el alto costo laboral argentino.
En síntesis: Argentina cerrará este ciclo de gobierno con una caída del PIB proyectada para este año de 3,1%. Finalmente, y casi como una cruel ironía, Macri terminó su mandato reinstalando controles de cambios: la posibilidad de ahorrar en la moneda estadounidense fue la demanda que había unificado a sus votantes desde que el gobierno de Fernández de Kirchner implementó el llamado «cepo» en 2012. El cepo actual es aún más restrictivo que el de entonces: solo se pueden comprar 200 dólares mensuales por persona.
No puede resultar sorprendente, por lo tanto, que el núcleo del voto del peronismo hayan sido las zonas geográficas de Argentina más impactadas por el deterioro productivo y socioeconómico de estos cuatro años. La victoria de Alberto Fernández, cuya candidatura permitió reunificar al peronismo, se construyó con los votos de las zonas industriales y populosas del Conurbano bonaerense (profundamente afectadas por la caída del empleo) y las provincias del sur y el norte del país. La Patagonia, en particular, resultó adversa para el macrismo, que una y otra vez la consideró una región de privilegios indebidos, por ejemplo, por recibir subsidios a las tarifas de gas y electricidad. Tampoco resulta sorprendente que el núcleo del voto de Juntos por el Cambio se haya distribuido en espejo: las zonas agrícola-ganaderas del centro pampeano del país fueron, son y seguramente serán el corazón del proyecto político del macrismo en la oposición.
Pero el macrismo no sólo no pudo entregar buenos resultados macroeconómicos: resultó llamativo durante estos cuatro años su desapego (que bordeó en la displicencia) hacia la gestión del Estado. El gobierno de Cambiemos no tuvo prácticamente políticas insignia novedosas ni dejará tampoco leyes reformadoras de gran relevancia. En salud, educación, tecnología y política social, su gestión fue o bien la clausura de políticas enteras, o bien una continuidad desganada del statu quo anterior, cualquiera fuese este. No hubo reformas de fuste o creación de nuevas capacidades estatales en prácticamente ningún área. La inversión en infraestructura de transporte, vivienda y saneamiento ambiental fue módica. Por momentos pareció como si el gobierno de Macri hubiese estado auténticamente convencido de que el único y fundamental deber de su gobierno era retirar al Estado lo más posible, con la convicción de que desaparecido este obstáculo, las fuerzas del mercado desarrollarían autónomamente el país. Se abrió el debate del aborto pero no se aprobó y, en la campaña, el oficialismo hizo un giro «provida».
Queda aún la tercera promesa de Macri: derrotar definitivamente y para siempre al kirchnerismo (primero) y al peronismo (luego de 2017), con la paradoja de que Macri buscó un candidato a vicepresidente peronista (antikirchnerista), Miguel Ángel Pichetto, y que varias provincias «amarillas», como Córdoba o Santa Fe, donde ganó Macri, tienen también gobernadores peronistas. En esta meta podemos encontrar (paradójicamente, ya que fue derrotado por el revitalizado adversario peronista) los mayores éxitos del macrismo.
Juntos por el Cambio alcanzó 40% de los votos en unas elecciones disputadas en medio de una grave crisis económica porque la coalición respondió con mucha claridad a la pregunta de a quién representaba: a los y las votantes cuya primera prioridad ideológica es enfrentarse, de plano y definitivamente, con el peronismo, con votantes peronistas a los que imaginan radicalmente distintos de ellos mismos, y con la dimensión plebeya, contestataria y popular que el peronismo (tanto en sus versiones neoliberal durante la década de 1990 como nacional-popular durante el kirchnerismo) no tiene empacho en traer a la arena política.
El giro hacia el antiperonismo puro y duro se reforzó en el último mes antes de las elecciones, durante el cual Macri llevó adelante una larga gira por todo el país bautizada «Sí se puede». En ella inauguró una fase de «liderazgo carismático» (que incluyó, por ejemplo, besar el pie descalzo de una seguidora sobre el escenario) que pocos anticipaban, pero que fue eficiente en movilizar a su base más fiel. Si bien la coalición Juntos por el Cambio fue derrotada, conservó una buena porción de votos, ganó en las provincias agroganaderas del país (Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos), en San Luis y la Ciudad de Buenos Aires, y se aseguró un bloque muy nutrido en el Congreso. No es poca cosa. El precio, sin embargo, fue la consolidación de un discurso con ribetes clasistas –e incluso racistas–, cuyo desenvolvimiento en la esfera pública habrá de ser monitoreado.
Lo que viene es una incógnita, ya que hay pocos elementos del pasado con los cuales establecer comparaciones o analogías, y el peronismo siempre se reinventa a sí mismo. Como en los últimos años, la economía será el principal desafío del nuevo gobierno: la deuda externa, asumida en su totalidad por el gobierno de Macri, deberá ser renegociada. Alberto Fernández deberá negociar con los actores económicos y sociales del país a fin de que todos acepten perder algo: los acreedores deberán resignar ganancias, los sectores agroexportadores tal vez deberán pagar más impuestos y las bases sociales del peronismo deberán tal vez aceptar que la mejoría en su calidad de vida y sus ingresos no será todo lo rápida que ellos se imaginan hoy.
Además, ambos bloques deberán maniobrar en una situación en la cual las diferencias ideológicas entre los votantes –en las elecciones más polarizadas desde 1983– parecen haberse solidificado de manera abierta, al aire libre, en el reino de lo dicho y no de lo insinuado. Lo esperable no es la desaparición de los antagonismos políticos (no es esa la «cultura» argentina) pero sí, al menos, su canalización en los espacios del Congreso y la negociación sectorial institucionalizada. También es una incógnita cómo funcionará la encarnación actual del peronismo, de la cual el kirchnerismo es una parte fundamental pero no la conductora, y Fernández de Kirchner fungirá, de manera inédita, como vicepresidenta (tal vez valga la pena recordar que el peronismo en el poder hasta ahora se ha verticalizado siempre bajo la figura de la autoridad presidencial). 
Por el momento, vale la pena señalar que, en una región que está en este momento sumida en serias turbulencias políticas, Argentina vivió una elección presidencial en la que dos visiones de país distintas –una de centroizquierda y otra de centroderecha– se enfrentaron pacíficamente.

Esta elección libre no es poca cosa: al ejercerla, la sociedad argentina decidió que un gobierno que teóricamente venía a hegemonizar la política nacional por cien años durará sólo cuatro.