domingo, 24 de enero de 2021

La ética y los privilegios… @dealgunamanera...

 La ética y los privilegios…


Se necesita el aporte mensual de más de 400 empleados públicos para cubrir las pensiones que cobrará la Vicepresidenta. En esta nota se propone analizar desde la ética la validez de la actitud de CFK y de la clase dirigente que, pudiendo modificarlo, mantiene esas prerrogativas de privilegio. 

© Escrito por Américo Schvartzman (*) el lunes 11/01/2021 y publicado por el Periódico Digital La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Una trabajadora monotributista que integra una cooperativa en Concepción del Uruguay logró, después de trámites y diálogos interminables y derivas de un funcionario a otro, que le reconocieran un subsidio como parte de una cooperativa de trabajo en medio de la pandemia. El monto parecerá irrisorio, pero le venía muy bien ese complemento después de meses casi sin ingresos: 6 mil pesos por mes. La buena noticia se convirtió en indignación al mes siguiente: le dieron de baja la AUH por su único hijo. Por el subsidio de 6 mil pesos perdió los 3.717 que le correspondían. Desde entonces ha hecho incontables reclamos, hasta el momento sin éxito.

 

En 2017 la actual Vicepresidenta del Estado argentino litigó contra el propio Estado que ahora vicepreside para cobrar dos pensiones de privilegio, una propia como ex Presidenta, la otra de su marido muerto, ex Presidente. Suman, aproximadamente, dos millones de pesos por mes. Por supuesto, no fue ella quien inventó ese privilegio. Lo disfrutan varios ex presidentes vivos y también familiares de otros fallecidos. Lo que nunca había sucedido es que una ex Presidenta que cobra su pensión de privilegio, pretendiera cobrar también la de su ex marido. No hay otro caso similar, porque salvo María Estela Martínez de Perón, no hay otras parejas ex-presidenciales. Aun así, “Isabel” cobra la suya y, por su marido, una pensión militar de unos 100 mil pesos mensuales.

 

En una decisión administrativa del Gobierno anterior, a Cristina Fernández de Kirchner le indicaron que debía optar, que no podía cobrar ambas. Pero apeló la medida y ahora la justicia le dio la razón: no sólo podrá cobrar las dos, sino que se le deben abonar los retroactivos, cerca de 100 millones de pesos. Además, la Vicepresidenta tiene su sueldo mensual que asciende a 328.419,59 pesos (hasta septiembre de 2020, última cifra consignada en Datos.gob.ar, el sitio de Presidencia: ver aquí). 

 

Lo que nunca había sucedido es que una ex Presidenta que cobra su pensión de privilegio, pretendiera cobrar también la de su ex marido. No hay otro caso similar, porque salvo María Estela Martínez de Perón, no hay otras parejas ex-presidenciales.

 

Mientras tanto, también en Concepción del Uruguay, un jubilado municipal se encadena en la plaza porque no puede llegar a fin de mes: cobra menos de 20 mil pesos. Y el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, calificó la decisión judicial como «pornográfica«. Señaló que cuatro millones de jubilados y jubiladas (más de la mitad del total) cobran, como el encadenado, la mínima: 19 mil pesos mensuales. Pero además, indicó que a una persona que cobra una pensión por discapacidad (14 mil pesos) se la cancelan si fallecen sus padres y quiere cobrar sus beneficios previsionales.

 

Para mayor pornografía, la información de la decisión judicial se conoció el mismo día que se aprobó la nueva reforma previsional, reforma gracias a la cual los millones de jubilados y jubiladas que cobran una miseria… seguirán cobrando esa miseria.

 

DERECHOS Y PRIVILEGIOS

 

La decisión judicial no fue automática o de oficio: se requirió que la Vicepresidenta litigara, se presentara ante la justicia y demandara al Estado para que le reconozcan ese “derecho”. ¿Qué digo “derecho”?: la prerrogativa que posee la Vicepresidenta es claramente un privilegio, no un derecho.

 

Privilegio que comparte con sus colegas ex presidentes, como lo recordaron en las redes sus adláteres: Aníbal Fernández (el acomodaticio funcionario de Menem, Duhalde y los Kirchner que fue, en 2002, coautor ideológico del asesinato de Kosteki y Santillán) la justificó recordando que ese mismo privilegio lo tienen Menem, Duhalde, Rodríguez Saá, la viuda de De la Rúa y Macri, “el mamerto que apoyaste”, porque supone que quien cuestiona la decisión de CFK es macrista (en sus anteojeras mentales, nadie que no sea macrista podría cuestionar nada de lo que haga la Vicepresidenta). En suma: para Aníbal Fernández (y muchos seguidores de CFK) el privilegio injustificable se justifica porque hay otros privilegiados injustificables.

 

No se informó con exactitud cuánto cobrará por mes la Vicepresidenta, pero parece que será alrededor de 2,4 millones entre ambas pensiones y su sueldo. Equivale a algo más de lo que ganan 126 jubilados sumados.

 

La decisión de la Vicepresidenta (y de la justicia) vuelven a mostrar que en la Argentina conviven mundos diferentes. El de los poderosos, sus privilegios y prerrogativas inmorales, y el de trabajadores y trabajadoras de a pie, para los cuales el servicio de justicia sigue siendo más parecido a un laberinto kafkiano que a lo que su nombre designa.

 

Hace casi un año, en otro artículo, analizamos el caso del ex vicegobernador entrerriano Adán Bahl, quien con 52 años y apenas cuatro como vicegobernador, tiene el absurdo “derecho” de jubilarse por ese cargo, con una remuneración cercana a los 200.000 pesos. Cuestionamos no solo el monto y el hecho de que equivalga a más de 10 jubilaciones mínimas, sino la paradoja de que el mismo Bahl había salido a reclamar una reforma del sistema jubilatorio porque, aseguraba, “no es sustentable”. Sacamos la cuenta en ese momento: ¿cuántos docentes en actividad se necesitan que aporten para que la Provincia le pague la jubilación privilegiada a Bahl? Respuesta: veintiséis docentes y medio. Ese es el aporte de Bahl a la sustentabilidad del sistema.

 

La decisión de la Vicepresidenta (y de la justicia) vuelven a mostrar que en la Argentina conviven mundos diferentes. El de los poderosos, sus privilegios y prerrogativas inmorales, y el de trabajadores y trabajadoras de a pie, para los cuales el servicio de justicia sigue siendo más parecido a un laberinto kafkiano que a lo que su nombre designa.

 

UN ANÁLISIS DESDE LA ÉTICA 


Creo, sin embargo, que dejando la bronca de lado (inevitable para cualquiera que vive de ingresos fijos cada vez más estragados por la inflación y la desigualdad), como ciudadanas y ciudadanos, como comunidad, podemos y debemos analizar la cuestión desde una perspectiva ética. Y en ese sentido podemos preguntarnos, más allá de cualquier preferencia partidaria: ¿Cuáles son los estándares éticos que debemos exigir a nuestros gobernantes? Y en especial ¿tenemos elementos para establecer un juicio ético en este caso?

 

En ética hay diferentes perspectivas para analizar las acciones humanas, siempre en torno de una perspectiva más amplia que supone que las acciones individuales no deben ser incompatibles con el bien común. Esas perspectivas son la del deber (deontológico), la que jerarquiza las consecuencias de las acciones (utilitarismo) y la de la virtud (la ética “aristotélica”: ¿qué tipo de personas queremos ser? Las acciones se analizan en función de esa pregunta).

 

Desde la perspectiva general del bien común, parece claro que la actitud de la Vicepresidenta, al decidir litigar contra el Estado para poder cobrar ambas pensiones, sostiene una posición que va en contra de los valores que dice defender, ya que al priorizar su beneficio personal antes que el bien colectivo, contribuye a desfinanciar el sistema previsional. ¿Por qué? El sueldo promedio de los empleados públicos del Estado nacional ronda los 50 mil pesos. Y su aporte jubilatorio es del 11% de su remuneración. No es difícil sacar la cuenta: se requiere el aporte mensual de 418 trabajadores del Estado para cubrir la suma total que percibirá la Vicepresidenta cada mes.

 

La Vicepresidenta tuvo dos períodos en los que pudo haber impulsado la supresión de ese privilegio, para ella y para la posteridad. No lo hizo (tampoco lo impulsó su sucesor Mauricio Macri, vale decirlo). Podría haber no litigado, ahorrarle un millón de pesos por mes al Estado. La pregunta deontológica es: un mundo (o un país, o una provincia) donde todos actuaran como ella ¿sería deseable o indeseable?

 

Desde un punto de vista deontológico, ¿cuál sería su deber? Quienes la justifican dicen que no es la única que posee ese privilegio. Citan a cada ex Presidente reciente o a sus deudos. No obstante, la decisión de hacer uso de ese privilegio o de rechazarlo es de la Vicepresidenta. No es una obligación, sino una decisión. La historia argentina exhibe casos (pocos, pero los hay) en donde funcionarios renunciaron a esa prerrogativa por considerarla inmoral. Elpidio González (vicepresidente de Alvear), Arturo Illia, y más cerca en el tiempo, Raúl Alfonsín, quien renunció al 50% de la suya solicitando que se destinara al PAMI de Chascomús


Además Alfonsín –que fue legislador después de ser Presidente– declinó cobrar sus dietas. En 2018 María Eugenia Vidal eliminó la jubilación de privilegio de que gozaban los gobernadores y vice bonaerenses, y por tanto, que hubiera gozado ella al concluir su mandato. La Vicepresidenta tuvo dos períodos en los que pudo haber impulsado la supresión de ese privilegio, para ella y para la posteridad. No lo hizo (tampoco lo impulsó su sucesor Mauricio Macri, vale decirlo). Podría haber no litigado, ahorrarle un millón de pesos por mes al Estado. La pregunta deontológica es: un mundo (o un país, o una provincia) donde todos actuaran como ella ¿sería deseable o indeseable?

 

Desde la perspectiva que pone el énfasis en las consecuencias de los actos de las personas: las pensiones de Cristina ¿afectan a la sostenibilidad de la ANSES? Si se precisan aportes de casi 420 trabajadores para cubrirlas ¿reducen las posibilidades de que el Estado argentino supere sus problemas de déficit o contribuyen a agravarlas?

 

Por último, desde la perspectiva de la virtud, la persona virtuosa es quien no sólo sabe juzgar lo que es bueno para ella sino para todas. ¿Puede ser considerado virtuoso desde algún punto de vista el aceptar ese privilegio, pero además, demandar al propio Estado que se presidió, para efectivizar el cobro también del de su marido?

 

PREGUNTITAS 

 

El único argumento que se esgrime para defender la actitud de la Vicepresidenta es exhibir que otras personas gozan de ese privilegio inmoral. Y es tan débil que merece la respuesta que todas las personas alguna vez recibimos de nuestras madres: “Si tus amigos se tiran a un pozo ¿vos también te tirás?”.

 

No he visto argumento en su defensa que encuadre en alguna perspectiva ética. Tal vez, con algo de cinismo, podría decirse que la política (y la vida, y la convivencia) son solamente lucha de poder y entonces la única virtud real consiste en obtener todo el beneficio posible mientras sea legal (algunas personas, como hemos visto en estos años ante casos como el de Amado Boudou, también están dispuestas a sostenerlo aún si no es legal).


Pero lo cierto es que esa justificación no se puede defender desde ninguna mirada ética. Sería apenas una versión justificatoria y levemente sofisticada de la brutal competencia que desarrolla cualquier mamífero superior macho por prevalecer en la alimentación y la reproducción, o si se quiere, de la versión neoliberal que considera que la sociedad es una jungla y se impone el más hábil para sacar provecho. Sí, es la noción que suelen evidenciar muchas personas en diálogos de brutal honestidad. Pero ¿es una perspectiva deseable para nuestra comunidad? ¿Tiene algo que ver con los ideales que se defienden en público?

 

El racismo, la meritocracia, el sexismo, la falta de empatía, el egoísmo, el neoliberalismo como código de conducta, no son rasgos exclusivos de nuestras clases dirigentes. Pero, y ésta es la buena noticia, si somos mejores, seguramente serán mejores también quienes nos gobiernan.

 

Estas preguntas –presentadas sin esperanza de que se las plantee la Vicepresidenta, o el resto de quienes integran nuestras clases dirigentes– son válidas para que nos las formulemos todas las demás personas. Ya sea como experimento mental (“¿Qué haría yo si estuviera en el lugar de Cristina?”) o en relación a nuestros propios dilemas éticos cotidianos. Porque no creo que nuestros gobernantes sean muy diferentes de la sociedad que somos. El racismo, la meritocracia, el sexismo, la falta de empatía, el egoísmo, el neoliberalismo como código de conducta, no son rasgos exclusivos de nuestras clases dirigentes. Pero, y ésta es la buena noticia, si somos mejores, seguramente serán mejores también quienes nos gobiernan.

 

Mientras tanto, o quizás para lograrlo, ejerzamos el derecho y el privilegio de dar estas discusiones. Porque lo más grave que tienen episodios como éstos es que no seamos capaces de visualizar su gravedad. Y porque es fundamental que nos eduquemos para parecernos a gobernantes diferentes. Solo así llegarán. Aunque eso no mitigue, ni por asomo, la bronca de la trabajadora monotributista a la que le cancelaron la AUH ni la de Juan José, el jubilado encadenado que no llega a 20 mil pesos mensuales.

 

(*) Américo Schvartzman.

Licenciado en Filosofía y Periodista. Integra la Cooperativa Periodístico Cultural “El Miércoles”, en la provincia de Entre Ríos. Autor de “Deliberación o Dependencia Ambiente, Licencia Social y Democracia Deliberativa” de Editorial Prometeo. Ex Director del Periódico La Vanguardia.


 



 

Yacimientos Petrolíferos Fiscales. ¡Vamos por Todo!... @dealgunamanera...

 "Vamos por todo"… 


‘Súper’... Guillermo Nielsen. Dibujo: Pablo Temes

La designación de un “pingüino puro” al frente de la petrolera estatal asegura otra “caja” al cristinismo.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/01/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Fue este el eslogan con el cual, de manera obscena, el kirchnerismo hizo sentir su poder durante los largos 12 años que duró su primera experiencia gobernando. Fue esa una marca de aquel kirchnerato hoy redivivo. Lo inquietante es que nada de aquello ha cambiado. Los hechos lo confirman día tras día. 

Nada que sorprenda. El episodio convalidante de esta semana fue el desplazamiento de Guillermo Nielsen de la presidencia de YPF. Algún día se sabrá con exactitud por qué el renunciado funcionario, al que se le concedió el premio consuelo de la embajada en Arabia Saudita, aceptó ese cargo, que era apetecido por Cristina Fernández de Kirchner desde el vamos. Era y es sabido que la ex presidenta en funciones nunca tuvo ningún sentimiento de afecto hacia el doctor Nielsen. Más bien, todo lo contrario. Su veto fue decisivo para bochar su designación como ministro de Economía. Y por eso le coparon la empresa con dirigentes de La Cámpora, con los que casi no se hablaba, en el marco del loteo de cargos que se le impuso a Alberto Fernández. 

El principal factor que transforma YPF en objeto prioritario del kirchnerismo es el de ser una fuente enorme de dinero. Es lo que en la política se llama “la caja”, que para el kirchnerismo es una herramienta clave para la obtención de fondos destinados a la campaña electoral. Son también “cajas” el PAMI y la Anses. En ambos organismos, los cargos ejecutivos son ocupados por gente de La Cámpora. Como se ve, nada es casualidad sino causalidad. Néstor Kirchner usaba “la caja” para cooptar y/o someter a gobernadores, intendentes, legisladores, dirigentes sociales y organizaciones de diverso tipo.   

El nuevo presidente de YPF, Pablo González, no tiene la menor experiencia en el tema hidrocarburífero. Su principal  “mérito” es ser una especie de ahijado de Néstor Kirchner. Un auténtico soldado del ex presidente y un agradecido de la familia. Las voces en ese sentido son mayoría y concluyentes. 

El ex mandatario lo inició en política en el año 2000. Fue subsecretario de Recursos Tributarios de Santa Cruz durante cuatro años. Fiscal de Estado desde 2003 hasta 2007, cuando asumió como ministro de Gobierno de Daniel Peralta. Elegido diputado provincial, en julio de 2008 fue designado jefe de Gabinete provincial. Luego fue senador nacional y en 2015, vicegobernador de Alicia Kirchner. Su único antecedente en el rubro energético se registró a mediados de los 90, cuando fue director de Distrigas SA, la firma que distribuye el gas natural en Santa Cruz. 

“Acá nos conocemos todos desde hace años. Lo que aprendió en su paso por Distrigas es la gestión administrativa de la extensión de servicios de la red doméstica y que los caños eran de color amarillo”, dijo un político santacruceño que fue testigo de su ascenso. 

“Íbamos a los mismos lugares cuando éramos chicos. Es un abogado corto de palabra que no podía siquiera sostener las entrevistas amigables de los medios locales. Pero tiene lo único que Cristina y Máximo necesitan en este momento: fidelidad y devoción. Es un pingüino puro sin conocimiento del sector energético pero que entiende a la perfección la lógica del manejo del poder que ejerce la familia Kirchner. Con la salida de Nielsen, Máximo podrá terminar de consolidar la hegemonía de La Cámpora en YPF y Cristina eligió a la persona correcta para esa tarea. No es una casualidad en cuanto a la dimensión de poder expansivo: El PAMI, la Anses, Aerolíneas Argentinas y ahora YPF son las cajas millonarias que necesitan para hacer política”, agrega otro hombre de Santa Cruz. 

El poder y su laberinto. El malestar dentro del Frente de Todos continúa. El apoyo del ala albertista hacia su jefe sigue siendo incondicional pero ya no hay tanto esmero en disimular las críticas. El último episodio que detonó el equilibrio interno fue la ratificación de Victoria Donda como titular del Inadi. “Los medios tienen la costumbre de señalar a CFK como la culpable de todos los males o de las decisiones polémicas, pero fue Alberto. Él decidió sostenerla aun cuando varios funcionarios le dijeron que no debía continuar. Y no es solo Donda; últimamente los errores de la diaria que llegaron a los medios fueron por apuro suyo. Si él no se controla, qué podemos esperar de Kicillof, Daniel Gollán o Kreplak, que encima no tiene espalda para sostener las pavadas que dice”, se quejó uno de los hombres del Presidente. 

No fue el de Victoria Donda y su desvergonzado uso de los recursos del Estado el único episodio que desacomodó a Alberto Fernández. También lo fastidió la insólita carta de salutación que el canciller Felipe Solá le envió al flamante presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden. Los desaguisados de Solá tienen ya la suficiente envergadura como para que AF lo hubiera removido del cargo sin necesidad de ninguna explicación. 

Lo inaudito es que permanezca en funciones. “El problema es, que si lo echa, corre el riesgo de que el cargo vaya a parar a las manos de un miembro de La Cámpora designado por Cristina”, se sincera un funcionario con despacho en la Casa Rosada.   

Mientras tanto, el plan de vacunación suma cada semana nuevos capítulos de un derrotero errático. Hemos pasado de las dudas expuestas por la viceministra Carla Vizzotti sobre la disponibilidad de vacunas a la afirmación del ministro González García de que habrá 51 millones. De las 5 millones de dosis anunciadas por el Presidente para fines de enero, a 6 mil que llegarán el martes. “No se puede trabajar con tanta desorganización”, reconocía un dirigente de La Cámpora con funciones en Aerolíneas Argentinas, ante las dificultades que se presentan para la organización de los vuelos que deben ir a buscar las vacunas.   

Apalancado en el impacto de la pandemia, el Presidente decidió avanzar en la suspensión de las PASO, proyecto al que acompañan no solo gobernadores del FdT sino también de JxC. Las PASO deben hacerse en agosto, cuando, según las predicciones del Gobierno, una mayoría de la población ya debería estar vacunada contra el covid-19. ¿Y entonces? 

Tanto zigzag y falta de fundamentación en las decisiones de AF hacen recordar la frase de Groucho Marx: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. 

Producción periodística: Santiago Serra.






sábado, 23 de enero de 2021

Sí, matar al tirano… @dealgunamanera...

 Sí, matar al tirano…

 

Nunca hubiera imaginado que el destino me llevara a ser testigo de un hecho pleno de las fantasías que siempre contiene la realidad humana. En Bad Bramstedt, una pequeña ciudad del norte alemán, se llevó a cabo un acto de homenaje a Kurt Gustav Wilckens. Sí, nada menos. ¿Quién fue Kurt Gustav Wilckens? El obrero alemán que, en enero de 1923, mató al teniente coronel Varela, en Palermo, frente a los regimientos 1 y 2 de Infantería. El teniente coronel Varela había sido el ejecutor del fusilamiento de centenares de peones patagónicos en las huelgas rurales de 1921-22, durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

 

© Escrito por Osvaldo Bayer el sábado 11/03/2011 desde la Ciudad de Bonn, Alemania, por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

Wilckens, para cometer el hecho, usó el principio de “Matar al tirano” que sostenían los anarquistas. “Cuando en un país no hay justicia, el pueblo tiene el deber de llevarla a cabo”, sostenían. En el caso de Varela, Wilckens señaló que los obreros debían ejecutarlo porque, si no, volvería a cometer crímenes similares.

 

Después de su acción, Wilckens fue detenido, llevado a la cárcel y, allí, asesinado por un pariente de Varela que se hizo pasar por guardia penitenciario –con aprobación de las autoridades–, que lo mató mientras dormía en su celda.

 

Bad Bramstedt está orgullosa de que Wilckens haya nacido allí. Los diarios locales y de la zona publicaron páginas enteras en recuerdo a él. Wilckens pertenecía a una antigua familia –ese apellido está entre los fundadores de la ciudad– que vivía justo en la plaza principal. Fui invitado a hablar en el acto que se realizó en el castillo histórico, en un amplio salón, y la concurrencia fue principalmente de docentes, periodistas y antiguos vecinos de la ciudad que conocieron a la familia Wilckens. También se hizo presente un buen número de estudiantes. Y la iniciativa partió nada menos que de dos libreros, Ralph y Hans, de la librería Hans, el Feliz.

 

En la Argentina siempre se ninguneó el hecho de Wilckens. Se silenció todo. En el célebre debate sobre los crímenes oficiales cometidos contra las peonadas patagónicas, la bancada mayoritaria –los radicales– negó la investigación, abandonando el recinto a la hora de votar. ¿Qué debían hacer los obreros? ¿Callarse la boca y “mirar hacia adelante? No, había llegado el momento de aplicar aquello de “cuando no hay justicia...”. Y la ejecutó Wilckens. Fue solo a enfrentar al todopoderoso militar. Cuando sus compañeros de ideas quisieron acompañarlo, él les respondió: “No, para una persona, una sola persona”. Y fue solo a “hacerlo” al militar dueño de la vida y de la muerte.

 

Al sepelio del militar fusilador fueron todos, desde el presidente Alvear y el ex presidente Yrigoyen, con todos sus ex ministros, hasta miembros de la Sociedad Rural, por supuesto.

 

En el acto en su ciudad natal alemana se propuso que se pusiera una placa en la casa donde nació, relatando quién había sido Kurt Gustav Wilckens. Al militar fusilador nunca nadie se atrevió a hacerle después homenajes, ni siquiera a recordarlo. En su tumba en el panteón militar, hasta hace poco había sólo una placa que decía: “Los británicos en el territorio de Santa Cruz a la memoria del teniente coronel Varela, ejemplo de honor y disciplina en el cumplimiento del deber”. Está todo dicho. No es necesario decir más. Y la verdad fue cantada por el payador criollo Martín Castro, en su “Canto a Wilckens”, en el cual en una estrofa lo define todo:

 

Wilckens no es una venganza,
es el fruto, es la cosecha
de quien sembró tiranías
para recoger violencias.

 

La historia del mundo está sembrada de reacciones así. Tenemos el ejemplo del armenio Soghomon Tehlirian, quien el 15 de marzo de 1921 mató a Taleat Pachá, en Berlín, de un tiro. Taleat Pachá había sido ministro del Interior del gobierno turco que ordenó la masacre del pueblo armenio, que comenzó en 1915. Esa masacre es una de las más crueles de la historia: los armenios fueron desalojados de sus casas, los hombres fueron muertos a tiros y las mujeres y los niños obligados a caminar distancias sin límites hasta que ellas cayeran exhaustas de sed y de falta de alimentación, al igual que sus niños. Así fueron muertos un millón y medio de armenios. Nunca los gobiernos turcos reconocieron ese genocidio, sino que han tratado siempre de “mirar hacia adelante”. El joven Tehlirian, a quien le habían matado a toda su familia, tomó la decisión de “matar al tirano” en la figura del ministro del Interior turco responsable de las masacres, que se encontraba en 1921 en Berlín, Alemania. En la calle le pegó un solo tiro que fue mortal.

 

El juicio que la Justicia alemana le hizo al vindicador Soghomon Tehlirian fue ejemplar. Justamente fue eso, los jueces consideraron que había hecho uso de ese principio: matar al tirano y que, cuando no hay justicia, el pueblo tiene derecho a hacer justicia por su propia mano. Los armenios publicaron un libro donde se trae completa la versión taquigráfica de todo el juicio, con los argumentos del fiscal, de los defensores y del veredicto final de la Justicia con la absolución del vengador Soghomon Tehlirian. Fue un paso adelante en el verdadero sentido humano que debe entender la Justicia de los pueblos. Y algo que deben tener en cuenta todos los dictadores del futuro: cuando el matar se toma como algo natural para mantener el poder tiránico, siempre es posible una figura que no acepte ello y aplique el principio de matar a quien mató y no pagó por sus crímenes.

 

Justamente la comunidad armenia de la Argentina publicará próximamente en un libro el texto íntegro de este juicio. Allí, el lector podrá leer cómo todas las acusaciones del fiscal son contestadas con argumentos justos por los abogados defensores y los argumentos que esgrimieron en una situación tan difícil. Sólo cito un párrafo del abogado defensor Johannes Werthauer: “Pregunto: ¿hay algo más humano que lo que se nos ha presentado aquí? El vengador de todo un pueblo, de un millón y medio de asesinados, está erguido frente al individuo responsable del exterminio de aquel pueblo, frente al autor de aquellas torturas. Empuña la pistola para encarnar el espíritu de la justicia frente a la fuerza bruta. Baja a la calle como el representante del humanismo contra el salvajismo, del derecho contra la injusticia, de los oprimidos contra el representante total de la opresión. Y enfrenta en nombre de un millón y medio de asesinados a quien con todo el pueblo turco tiene la culpa de esos crímenes. El representa a sus padres, hermanas, cuñados y hermanos asesinados y además a su sobrino, de dos años, también masacrado. Lo respalda toda la Nación Armenia desde el anciano hasta el niño de cuna. El lleva la bandera de la justicia, la bandera del humanismo. Señores del jurado, ustedes deben decidir qué ha ocurrido en su alma y su cerebro en el momento del homicidio: si era o no dueño de su voluntad”.

 

Por unanimidad del jurado, el autor del hecho, Soghomon Tehlirian, fue dejado de inmediato en libertad. Una resolución que conmovió al mundo.

 

La versión en español que se editará ahora de este juicio lleva un prólogo del juez, miembro de la Corte Suprema de la Nación Argentina, doctor Eugenio Raúl Zaffaroni. Desarrolla ahí un concepto que hará historia. Con una profundidad y una amplitud de mira humanista dice, por ejemplo: “La impunidad de Taleat Pachá frente a la magnitud tan formidable de la injusticia cometida contra el pueblo armenio hacía que el Derecho penal perdiese la fuerza ética necesaria para sancionar al que le diese muerte. La impunidad de la masacre condenaba a Taleat y determinaba la absolución de Tehlirian. Taleat había dejado de ser considerado persona. La impunidad del genocida lo deja en condición de no persona, pues le retira la cobertura jurídica. Quien lo ejecuta no puede ser condenado, aunque nadie lo confiese y aunque se fuercen los argumentos y argucias jurídicos para no condenarlo. Se lo declarará inimputable, se acudirá a la ficción del acto de guerra o se buscará algún pretexto de forma procesal, pero un tribunal imparcial no lo puede condenar”.

 

Palabras sabias que hablan, por sobre todo, a favor de la vida, ya que pone en aviso a todo poderoso que se precia de su poder, tomando a la muerte como método. Y con eso correrá el peligro de buscar él mismo su muerte.

 

El otro caso es el del alemán Georg Elser, el humilde obrero que atentó contra Hitler en 1939. Es increíble la minuciosidad que empleó pese al peligro de ser descubierto en cualquier momento. Sabiendo que Hitler iba a presidir un acto en la célebre cervecería de Munich, con todo su escuadra mayor, Elser preparó una bomba que colocó en el interior de una columna del salón, justo al lado del podio donde iba a estar el dictador. Días y noches pasó Elser en ese lugar, haciendo el boquete. Lo tuvo listo justo la noche anterior al acto y preparó la bomba para que estallara justo en el momento en que estaba anunciado el acto donde iba a hablar el dictador, el 8 de noviembre de 1939. Pero el atentado fracasó. Hitler adelantó el acto por un problema de traslado a Berlín y se fue 13 minutos, justo 13, antes de que explotara la bomba que destruyó todo el ámbito donde había hablado Hitler. Si se hubiese quedado, la historia del mundo habría cambiado completamente. Muerto Hitler, el motor del nazismo, nadie lo hubiera podido reemplazar en su papel de dictador supremo. Se hubieran salvado así millones de personas. El obrero Georg Elser pagó caro su propósito de matar al tirano. Fue detenido en la frontera con Suiza, estuvo preso en el campo de concentración de Dachau hasta que fue ejecutado por las SS el 9 de abril de 1945.

 

Pero en la historia finalmente triunfa la ética; puede tardar mucho a veces, pero siempre sabe extraer los verdaderos valores, principalmente los de aquellos que dieron su vida por detener la violencia de los que mandan. Hoy, Elser tiene cinco monumentos en Alemania: en Berlín, en Heidenheim, en Freiburg y en Konstanz. En Munich existe la Georg Elser–Platz, con un monumento en el cual se prende todos los días una luz a las 21.20, hora en que explotó la bomba que depositó él contra el genocida. Se han escrito sobre él ya once biografías y dos novelas y se han rodado cinco films donde se lo consagra como héroe del pueblo.

 

Matar al tirano. No como regla ni como costumbre. Sólo como llamado de atención a los del poder omnímodo: ninguna violencia de arriba es gratuita. Siempre se va a volver contra el que la inició. Tampoco la venganza es una solución, pero es algo incontenible, humano. Una reacción de los generosos que dan su vida para acabar con los crímenes de los que ejercen el poder.

Algo para aprender.





viernes, 22 de enero de 2021

Homenaje a los Héroes de Malvinas... @dealgunamanera...

 El velero con ex combatientes que enfrentó un mar embravecido para rendir homenaje a los héroes de Malvinas. 


El velero Galileo, anclado en una de las bahías en la Isla de los Estados. 

Una decena de hombres -entre ellos tres veteranos de la guerra de 1982- cumplieron una difícil travesía a la Isla de los Estados. Navegando a vela bajo un clima impiadoso, recorrieron el archipiélago y honraron al comandante Luis Piedra Buena, a los 323 tripulantes fallecidos en el hundimiento del A.R.A. Crucero General Belgrano (C-4) y a los 44 desaparecidos del submarino A.R.A. San Juan (S-42) 

© Escrito por Adrián Pignatelli el viernes 22/01/2021 por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

No era la primera vez que viajaba, pero siempre que contempla las costas de la Isla de los Estados, Nilo Navas -un bahiense de 57 años, profesor de Ciencias Económicas y veterano del A.R.A. Crucero General Belgrano (C-4) - no puede reprimir el sentimiento de emoción por visitar uno de los lugares menos explorados de nuestro país. En las últimas horas de la tarde del 20, el velero Galileo amarró en el puerto de Ushuaia, trayendo a bordo una expedición de diez hombres que él organizó. Así cerró una increíble travesía histórica y cultural, que recorrió los principales puntos históricos de este archipiélago en los mares del sur argentino. 

En 1982, Navas era un cabo primero de Operaciones de 19 años en el A.R.A. Crucero General Belgrano (c-4). En el verano de ese año habían hecho prácticas de tiro en la zona y recuerda como si hubiera ocurrido ayer cuando, ya recuperadas las Malvinas, dejaron el archipiélago y la última luz que vio fue la del faro de San Juan de Salvamento, que el genial Julio Verne inmortalizó en su libro El faro del fin del mundo. 

Ese faro sería su segunda parada, donde colocaron una placa en homenaje al comandante Luis Piedra Buena, pionero de la soberanía austral. Fue un extraño día de calor en un lugar donde llueve casi todas las jornadas. Y lo disfrutaron: varios integrantes de la tripulación se zambulleron en el mar. 

Nilo Navas con el histórico faro de San Juan de Salvamento a sus espaldas. 

Habían comenzado el viaje en la madrugada del 6 de enero, cuando con el velero oceánico Galileo, de 11,5 metros de eslora y 3,75 de manga, perteneciente a la Fundación Malvinas Argentinas, zarparon de Ushuaia. El propósito fue el de rendir homenaje a Piedra Buena, a los caídos del A.R.A. Crucero General Belgrano (C-4) y a la tripulación del submarino A.R.A. San Juan (S-42). 

En un primer paso visitaron las ruinas del antiguo presidio de San Juan de Salvamento y el cementerio, donde se enterraban a los presos. Causó impresión en el grupo ver la tumba de uno de ellos, de tan solo 14 años. “Es muy impactante -describió a Infobae-. Visitando el lugar uno toma conciencia de cómo vivía esa gente, completamente alejados del mundo, y cómo morían muy jóvenes”. 

Cruces que asoman entre los arbustos es lo que queda del cementerio de la isla. 

El que estuvo al mando del timón es el capitán de navío en actividad Andrés Alcides Antonini, que en más de una oportunidad pasó noches enteras haciendo frente a las difíciles condiciones meteorológicas que hacían volar al velero por sobre las olas, sometido a las intensas ráfagas de viento. Tal es así, que aquellos que no tenían tarea asignada en esos momentos debían permanecer acostado y en silencio. 

Esta travesía supuso el doble desafío de hacerla a vela, “tal cual lo hacían los navegantes antiguos”, remarcó Navas. “Por tal motivo, siempre estuvimos condicionados por el estado del tiempo, por los vientos y esperando por las mareas adecuadas para nuestro propósito”. 

La tripulación del velero Galileo debió hacer frente a las adversidades climáticas y a aguas difíciles de navegar. 

La tercera escala fue Puerto Cook. Allí se encuentra el refugio donde Piedra Buena vivió junto a su esposa Julia Dufour. También colocaron placas alusivas, visitaron las ruinas de las casas y el cementerio donde el marino enterraba a los náufragos. 

De la expedición, además de Navas, fueron de la partida otros dos veteranos de Malvinas: Juan Roberto Vera, cabo principal del Belgrano y Roberto Augusto Ulloa, oficial del Destructor A.R.A. Bouchard (D-26), uno de los buques que acudió al rescate de los sobrevivientes del crucero. Para ellos fue de singular importancia la caminata que los llevó atravesar el istmo que divide a la isla de norte a sur, llegar a la bahía Vancouver y escalar una montaña. En su cima clavaron una pesada cruz de lapacho -que habían traído desde Buenos Aires- orientada hacia la posición geográfica exacta del hundimiento del Belgrano. 

La cruz de lapacho que la expedición clavó en la cima de una montaña, mirando hacia la ubicación donde fue hundido el Crucero A.R.A. General Belgrano (C-4). 

Completaron el grupo Facundo Andrés Antonini, hijo del capitán; Mario Ernesto Monserrat, Jorge Jerónimo Patoco, Bautista Ulloa, Álvaro Diez y Leandro Fernández. Los Ulloa, Diez y Fernández pertenecen a La Gaceta Marinera, publicación de la Armada que se edita hace 60 años. 

El crucero hundido en 1982 tiene una especial presencia, ya que desde mediados de los 90, diversos accidentes geográficos de la isla llevan los nombres de los 323 tripulantes fallecidos ese domingo 2 de mayo de 1982. Para Navas fue emocionante ver que, al entrar a Puerto Cook, la punta que asoma a babor lleva el nombre de Juan Carlos Bollo, el cabo clase 62 que dormía arriba de su litera en el Belgrano, amigos inseparables del barrio, de toda la vida, y que quedó para siempre en las aguas del Atlántico Sur. 

Algunas de las placas con las que el grupo homenajeó a Piedra Buena, al Crucero A.R.A. General Belgrano (C-4) y al Submarino A.R.A. San Juan (S-42). 

También estuvieron en la isla Observatorio, una reserva cultural, histórica y turística y permanecieron dos días en Puerto Parry, donde la Armada mantiene un destacamento. Con una placa, rindieron homenaje al submarino A.R.A. San Juan (S-42) y sus 44 tripulantes desaparecidos. 

La decepción del grupo fue el no haber podido llegar, por los caprichos del clima, a la bahía Franklin, donde en 1873 naufragó la goleta Espora, de Piedra Buena. 

Tal como ocurrió a la ida, fue todo un desafío cruzar el Estrecho de Le Maire, que separa a la Isla de los Estados de Tierra del Fuego. Demoraron cinco horas en navegar esas aguas, que a lo largo de los siglos se cobró cientos de naufragios. “Pero el velero es un titán”, destacó Navas. Es que no es el primer viaje de importancia que realiza. Con sus antiguos dueños, en 2008, navegó a las islas Malvinas y éste fue el tercer viaje que hizo a la isla de los Estados. 

Navas y su equipo comenzaron uniendo Mar del Plata con Puerto Madryn; otro año fueron -ida y vuelta- de esa ciudad balnearia hasta Ushuaia; terminarían internándose en la Antártida, visitando las bases argentinas, las islas Shetland, una base española y les quedó llegar a Esperanza, ya que una barrera de hielo le impidió el paso. 

Las Islas Malvinas estuvieron muy presente en esta travesía. Muchos de los accidentes geográficos de la isla llevan los nombres de los caídos del crucero. 

Al velero -que ya lleva navegados alrededor de 22.000 kilómetros- le toca un tiempo de descanso que servirá para repararlo y ponerlo a punto para la próxima expedición que Navas ya tiene en mente, que es la de recrear la campaña anfibia de José de San Martín, que lo llevó desde Chile al Perú. 

En 1984, Navas pidió la baja de la marina, y estudió para ser profesor de ciencias económicas, que es como se gana la vida en su ciudad natal, Bahía Blanca. Ahí todos lo conocen por la difusión de la causa Malvinas desde su programa de radio, que obtuvo premios, y además fue, durante cuatro años, vicepresidente del centro de veteranos local. 

Misión cumplida. La de los 10 integrantes de la expedición.

En el viaje que hizo a la Isla de los Estados en 2017, en el faro de San Juan de Salvamento inauguró la biblioteca “Héroes de Malvinas”, con libros sobre historia argentina, sobre temas de soberanía, que fueron donados en diversos puntos del país.

 

Las placas que colocaron están grabadas en español y en inglés. “Porque el que va, pasa, mira y ve que algo pasó”, explica Navas. Y vaya si algo ocurrió. Nuestra historia.

 

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