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lunes, 24 de septiembre de 2012

Cenizas de Néstor... De Alguna Manera...


Cenizas de Néstor...

Cristina no sólo relegó a los hombres del ex presidente sino que revirtió muchas de sus políticas. Mito y cacerolas.

En voz baja circula una teoría que mixtura la política y el psicoanálisis y que dice así: mientras Cristina construye a Néstor como un mito, destruye religiosamente cada una de sus ideas y hombres de confianza. Es relativamente fácil argumentar la existencia real de esa aparente contradicción, pero muy difícil de comprender cuáles son las razones.

Sin falsos pudores racionales la Presidenta instaló a Néstor Kirchner en el cielo y en el futuro. Con toda contundencia dijo en La Matanza que: “Me gustaría entrar en la historia para reencontrarme con El”. Hizo levantar en el austero cementerio de Río Gallegos un mausoleo digno de una gran arquitecta egipcia a contramano del desinterés por la elegancia que Néstor mostró en vida. Casi no hay cosa sobre la tierra argentina que no haya sido bautizado con el nombre de su ex marido. Desde el poder se fogoneó el intento de convertirlo en una estampita del peronismo a la altura de Perón y Evita, y por qué no del Che Guevara, con perdón de la herejía. Cristina varias veces dijo que “El” murió por la Patria como si hubiera caído en combate en Malvinas luchando contra los ingleses o en medio de la pobreza como San Martín o Belgrano.

Sin embargo, Cristina, con la excepción de Carlos Zannini, su álter ego legal, eyectó, desplazó e incluso persiguió a los principales compañeros de ruta de su esposo. De los que integraron la línea fundadora del grupo Calafate o el primer gabinete casi no queda nadie en pie. Aquella utopía de terminar con el discurso único del neoliberalismo menemista se reemplazó por el Cristinato. Antes se rechazaban los hombres providenciales y se apostaba al apotegma peronista de que la organización vence al tiempo. Ahora Cristina Eterna es el único remedio eficaz para las enfermedades de la Patria. Los más sólidos intelectuales ligados a Montoneros, caso Esteban Righi, Jorge Taiana o Miguel Bonasso, fueron degradados de mala manera, casi al borde de arrancarles las charreteras. De aquellos ministros a los actuales hay abismos conceptuales y de gestión. Alberto Fernández y Juan Manuel Abal Medina; Roberto Lavagna y Hernán Lorenzino; Rafael Bielsa y Héctor Timerman son algunos ejemplos de boxeadores de distinto peso intelectual y, por lo tanto, incomparables.

No es mi objetivo criticar a Cristina elogiando a Néstor. Creo que son dos caras de la misma moneda del rencor de Estado y del fuerte crecimiento económico y social. Pero hay algo misterioso en semejante cambio. Kirchner siempre utilizó el término “pejotismo”, peyorativamente, pero nunca se fue del partido. Cristina lo congeló primero y ahora lo está reemplazando por un nuevo movimiento que pasa del Frente para la Victoria al espacio llamado “Unidos y Organizados”. Cristina tiene un comportamiento todavía más extremo. Sin matices, cree que la flexibilidad es una traición y no un mérito en política. Cuando odia y desprecia lo hace hasta el fin de sus días.

Hay decenas de ejemplos, pero en las últimas horas afloró la patoteada de Guillermo Moreno a Sandra González pese a que Néstor había logrado las simpatías de la defensora de los consumidores. Con el tema del biodiésel pasó algo parecido. Fue un negocio que vislumbraron Néstor y De Vido y que Axel Kiciloff y Cristina estuvieron a punto de hundir con su mala praxis. Al final, reconocieron la torpeza y dieron marcha atrás.

El resentimiento es el principal motor de Cristina y eso la lleva a cometer errores no forzados e incluso, desvíos ideológicos. Fue capaz de bendecir a Gerardo Martínez con tal de expulsar a Moyano, incluso después de que se supo de las actividades como espía al servicio del terrorismo de Estado del titular del gremio de los albañiles. La CGT oficialista da pena y vergüenza ajena: cada hora hay un nuevo jefe, pero todos saben que la única jefa es Ella. Pragmatismo binario: odio y amor. A favor o en contra de alguien.

Los socios por conveniencia de antes, ahora son enemigos por necesidad. José Manuel de la Sota, Daniel Scioli y hasta Sergio Massa lo sufrieron.

La puñalada que más le duele a Cristina es la de Alberto Fernández. No solamente porque fue casi un miembro más del matrimonio político. También porque desnudó muchas contradicciones el día que dijo, mirando a cámara: “Señora Presidenta: no compare más la situación actual con el 2001. Estamos claramente mejor. Ahora debe compararla con el 2007 cuando usted recibió el Gobierno. Y estamos mucho peor.” Eso fue dinamita pura en el estómago de Cristina. Es una forma elegante de decirle que está chocando el barco que le dejó Néstor y que llevaba a buen puerto. Que perdió el rumbo. Lo mismo que dicen todos sus ex ministros. Todos los indicadores contrastados con el fin del gobierno de Néstor son a la baja. La Presidenta recita: “Creamos 5 millones de puestos de trabajo”, cosa que es absolutamente cierta. Pero tan cierta como que hace años que ese número no crece y en algunos rubros empieza a retroceder. En el plano de los empresarios, la Presidenta también le sacó tarjeta roja a los socios de Néstor. Los Ezkenazi, Cirigliano, Mindlin, Hadad y Ulloa Igor fueron los primeros en la lista. Dicen que pronto irán por los Werthein, Brito y Elsztain.

Le cuesta mucho a la Presidenta establecer vínculos afectivos. Casi no tiene amigas y siempre despreció las reuniones con asados y fútbol o el café en el hotel de Río Gallegos de Néstor. Su estética es otra. Disfruta más de la adulación que El; tiene más desconfianza de quienes la rodean; es implacable al cubo y se subió a una teoría que Kirchner rechazaba: el vanguardismo. Esa patrulla lúcida que tiene la verdad y pretende conducir a la sociedad. Esa sobrevaloración generacional que la lleva a la audacia lindante con la irresponsabilidad de darle a manejar la estrategia energética o toda la macroeconomía a alguien que leyó muchos libros, pero que jamás manejó un kiosco ni pagó una quincena a los trabajadores.

Ella encubre a Amado Boudou y el matrimonio, en su momento, le soltó la mano a Ricardo Jaime. La historia encontrará las explicaciones y continuará su rumbo. La herencia política de los Kirchner hablará mucho de la capacidad de Cristina por administrarla. El proyecto que los suceda tal vez sea algo peor, pero también será su responsabilidad.

Cristina incluso generó algo que Néstor evitó de todas las maneras posibles: los cacerolazos. Siempre fue temeroso con esas manifestaciones y en la intimidad decía que era lo único que podía voltearlo junto con el Grupo Clarín. Por eso gastó millones para subsidiar el consumo y los servicios de la clase media. Hace muy poco, Cristina con su blindaje fomentó que volvieran los cacerolazos tan temidos como fantasmas del viejo pasado. ¿Cuál es la verdadera Cristina? ¿La que edifica el culto de Néstor o la que lo reducirá a cenizas?

© Escrito por Alfredo Leuco  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.


domingo, 26 de agosto de 2012

Subsidios: no tantos voluntarios K… De Alguna Manera...


Subsidios: no tantos voluntarios K…


Kirchneristas pero no tanto. Quienes, pudiendo, no renunciaron a los subsidios.

El 23 de Noviembre de 2011 el Ministerio de Planificación puso en marcha una WEB para poder renunciar voluntariamente a los subsidios en los servicios públicos. Cristina Fernández de Kirchner apareció como la primera adherente voluntaria a la renuncia de subsidios. “El sistema empezó a funcionar hoy a las 8 de la mañana y ya hay 215 pedidos de eliminación del subsidio”, aseguró el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Aníbal Fernández sostuvo que “La renuncia a los subsidios es un gesto de equidad” y agregó que ”los tres poderes se estarían sumando“. Veamos hoy, mas de 8 meses después, quienes, pudiendo, dada su situación económica, no se han adherido aún.

Diputados Nacionales.

Algunos que no figuran y fueron electos por la provincia de Buenos Aires son Edgardo Depetri, Remo Carlotto, Mario Oporto, Adriana Puigross, Carlos Kunkel, Luis Francisco Cigogna, María Balcedo, Griselda Herrera, del FPV de La Rioja aunque electa junto a Menem, tampoco. Por Formosa, no figuran los diputados Juan Carlos Díaz Roig y Luis Basterra. Nora Bedano por Córdoba, Isaac Bromberg por Tucumán, María Eugenia Bernal por Jujuy, Julio Catalan Magni por Tierra del Fuego (su compañera de bancada fueguina Rosana Bertone sí figura).

Senadores Nacionales.

No figuran Walter Barrionuevo, Inés Blas, María Jose Bongiorno, María Delarosa, Pablo Gonzalez, Juan Manuel Irrazabal, Sergio Mansilla, José Miguel Mayans. En el caso de Beatriz Liliana Rojkés no figura ninguna propiedad a su nombre, aunque su marido Alperovich sí. Carlos Saúl Menem , aliado al kirchnerismo con su “Bloque Federalismo y Liberación” tampoco figura.

Funcionarios y políticos varios.

Rafael Bielsa, secretario SEDRONAR. Héctor Icazuriaga, Secretaría de Inteligencia. Luis D’Elía (tampoco su Esposa, diputada provincial, ni sus hijos, empleados en ANSES “por contactos”), María José Lubertino, Felisa Miceli, Mario Ishii, Horacio Luis Tettamantti (Subsecretario de puertos y vías navegables), Emmanuel Agis, Subsecretario de Programación Macroeconómica. Eduardo Di Rocco, Secretaría de Asuntos Políticos y Electorales.

Empresarios y periodistas ligados al kirchnerismo.

No figura el santacruceño Lázaro Báez, el ex CEO de YPF Sebastián Eskenazi, el futuro socio de YPF Eduardo Eurnekian, Alberto Grimoldi (felicitado por Cristina hace días, ex Secretario de Industria de Martínez de Hoz).

Tampoco los empresarios de medios (y otros rubros) Sergio Szpolski, Matías Garfunkel y Daniel Vila.

No figuran los panelistas de 678 Dante Palma, Orlando Barone, Carlos Barragán, Luciano Galende. Horacio Verbitsky, y en caso de que no estuviera a su nombre, tampoco figura su mujer Mónica Müller. Ernesto Tiffenberg director de P12, tampoco figura.

Tampoco figuran sindicalistas como Antonio Caló (UOM) o Gerardo Martínez (UOCRA).

Los herederos Máximo Kirchner y Florencia Kirchner tampoco figuran como propietarios o inquilinos de ninguna vivienda.

Página del Ministerio de Planificación. Podés verla ingresando a:
http://www.minplan.gov.ar/subsidios
              
Nota del redactor: Si me buscas por apellido, mi número de inscripción es: 2836

© Escrito por Gabriel Levinas, Paloma Navarro Nicoletti y Lucas Tabaschek y publicado por plazademayo.com el viernes 24 de Agosto de 2012.


domingo, 15 de julio de 2012

Hablemos de política... De Alguna Manera...

Hablemos de política...


En su primer discurso como reelecto secretario general de una de las cinco fracciones en que quedó dividido el movimiento sindical, Hugo Moyano corrió el último velo que ocultaba las motivaciones de su conducta del último año y medio: lejos de exponer una agenda gremial, describió un horizonte ya no sólo político sino electoral, en el que sus fuerzas restarían apoyo a la presidente CFK en los comicios legislativos de 2013. Moyano se hizo elegir con el 54 por ciento de los votos dibujados en su congreso de fantasía. Este mal no es exclusivo de su sector. El otro computa como propios a renunciantes, procesados y difuntos. El intento de incluir en esta nota un cómputo objetivo de las fuerzas respectivas fracasó, porque el Ministerio de Trabajo confesó que no existen registros oficiales, actualizados y confiables. 

Moyano también dio señales acerca del tipo de representación gremial que invoca, al elegir como acompañante en la secretaría adjunta de su agrupamiento al dirigente de los petroleros Guillermo Pereira; como vocal al secretario de la Asociación de Pilotos de Aviones, Jorge Pérez Tamayo y como secretario de prensa al dueño de una parada de diarios, Omar Plaini. 

Curiosa superposición de decisiones: en el mismo momento en que decide volcarse de lleno a la política, Moyano segmenta su representatividad gremial y se aventura en un terreno desconocido, seguido por los menos: camioneros, petroleros, pilotos y patrones quiosqueros integran el diez por ciento de la aristocracia obrera que resopla contra el gobierno porque debe pagar el impuesto a los ingresos de las personas. (Aristocracia obrera no es una descripción de Carlos Zannini sino de Carlos Marx). La solicitada que con la mejor intención inspiraron Plaini, Juan Carlos Schmid, Facundo Moyano y Héctor Recalde el miércoles decía que “apoyamos el modelo que comenzó en mayo de 2003 y que transformó una penosa realidad en cambios de enorme trascendencia como la liberación del FMI, el no endeudamiento, la política de derechos humanos, la defensa del mercado interno, las paritarias, el salario mínimo vital y móvil, la nacionalización de empresas públicas, de los recursos previsionales, la movilidad jubilatoria y un etc. importante. 

Pero ello no significa que no reclamemos por lo que falta, por la profundización necesaria, por el diálogo, las explicaciones sobre la coyuntura”. Estos buenos propósitos naufragan cada vez que Moyano compara a la presidente con la dictadura militar o atribuye las dificultades del gobernador bonaerense para pagar sus obligaciones a un golpe de Estado del mismo gobierno nacional al que Daniel Scioli no se cansa de agradecer su ayuda, que al menos le permitió pagar los sueldos. El dirigente de los albañiles (y ex personal civil de Inteligencia del Ejército) Gerardo Martínez, hizo un intento de último momento por evitar la fractura y propuso a Moyano prorrogar su mandato unos meses hasta alcanzar un acuerdo entre todos los sectores. Fracasó porque aquellos sindicatos comprometidos con el desguace del Estado en la década de 1990, como los electricistas de Oscar Lescano, los mercantiles de Armando Cavalieri y los paramédicos de Carlos West, no quieren saber nada con Moyano. 

Pero también Moyano declinó la propuesta con un argumento sorprendente: “Este gobierno no llega a fin de año”. Expresiones similares de deseos repite ante interlocutores más discretos el aún arzobispo de Buenos Aires pero ya no hombre fuerte de la Conferencia Episcopal, Jorge Bergoglio, enfurecido por las reformas progresistas al Código Civil propuestas por una comisión que encabezaron el presidente y la vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti y Elena Highton. La ratificación por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual de la fecha del 7 de diciembre para que las grandes cadenas se adecuen de una vez a la ley sancionada hace ya tres años, incentiva todas esas urgencias y calienta tapas de diarios y pantallas de televisión. 

El hombre clave en el entramado que organizó Moyano es el secretario de interior Gerónimo Venegas. Titular de la asociación de trabajadores con los más altos niveles de informalidad del país, Venegas perdió una caja de 500 millones de pesos cuando el Congreso sancionó la nueva ley de trabajo rural, que devuelve a los trabajadores del agro derechos históricos perdidos y encomienda al Estado verificar su cumplimiento, en lugar del contubernio entre el sindicato y los patrones que creó Menem al finalizar su gobierno. Venegas transmite a Moyano su obsesión por el esquema de caos social, vacío de poder y salida anticipada de la presidente, proyecto que el ex senador Eduardo Duhalde delineó aún antes de la primera elección de Cristina y que sus dispersos partidarios mantienen como utopía reaccionaria y módico consuelo ante las contrariedades de la dura realidad. 

Venegas es también el puente de Moyano con las cámaras patronales agropecuarias, que amenazan con nuevos lockouts y movilizaciones, ante las medidas impositivas que preparan los gobiernos provinciales y el nacional, según la precisa lección de economía política que Cristina le asestó a Scioli: “Muchas veces hay que discutir cuando uno administra en nombre del pueblo; tenés que enfrentarte muchas veces con intereses, siempre hay que optar, sobre todo en economía, porque en la economía, como lo saben los empresarios, nada es neutro, lo que se le da a uno es porque lo pone otro”. 

Scioli va comenzando a comprender que antes de 2015 viene 2013. En ese año podría librarse del tormento de la administración y encabezar la lista de candidatos legislativos del Frente para la Victoria, con la lealtad a la presidente que proclama cada vez que se enciende una cámara y por la cual ha sido candidato a tres cargos distintos en 2003, 2007, 2009 y 2011.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 14 de Julio de 2012.


martes, 26 de junio de 2012

El límite de la realidad… De Alguna Manera...

El límite de la realidad…

 Hugo “Grizzly”. Dibujo: Pablo Temes.

La Plaza de Mayo del miércoles podría convertirse en el inicio de un tiempo distinto. La soledad de CFK y su crisis personal.

En la histórica Plaza de Mayo suelen parirse los nuevos escenarios políticos. El miércoles, ese territorio de las asambleas populares puede dar a luz el poskirchnerismo. La postal emblemática será una movilización de más de 100 mil personas de carácter pluralista en lo político y policlasista en lo social, encabezada por la CGT y con reclamos en los afiches que hasta La Cámpora comparte: “No a la criminalización de la protesta, no al impuesto al trabajo y asignaciones familiares para todos”. Hugo Moyano desde la calle y Jorge Lanata desde la pantalla con más de dos millones de telemilitantes, abrieron la primera grieta en el blindaje cristinista. Y por ese hueco se filtraron todas las quejas. Con distintas magnitudes y grados de compromiso, van a compartir la masividad de la protesta trabajadores peronistas de tres centrales sindicales distintas, señoras caceroleras y estudiantes de la clase media independiente, grupos de radicales, socialistas y macristas, junto a movimientos de desocupados de la izquierda clasista o pequeños campesinos de la Federación Agraria. Cada uno tendrá su pancarta con su propio reclamo. Pero hay algo que los unifica: están hartos de que les hagan sentir que no existen, que son un mero invento de los medios hegemónicos.

Este es el tamaño del cambio. Ni el más opositor al Gobierno hubiera imaginado hace poco que dos de los tres pilares sobre los que se edificó el modelo oficialista iban a ser empujados a la vereda de enfrente, como hizo Cristina con Daniel Scioli y Moyano. Y lo más incomprensible es que no lo hizo por cuestiones ideológicas o económicas, sino por un capricho de Estado que tiene dos negaciones obsesivas: la inflación y el diálogo. Por eso la Presidenta se debilitó tanto en tan poco tiempo. No se puede administrar un país desde el fanatismo sectario que tiene una única respuesta a todos los problemas: la culpa es de Magnetto.

Mientras el teniente coronel Sergio Berni jugaba a Rambo (Pablo Moyano, dixit) y con discurso castrense hablaba de operativo de pinzas y de distracción, se produjo algo inquietante que no debe quedar afuera de ningún análisis. Por primera vez en forma masiva, la Presidenta fue insultada groseramente. Y los que cruzaron ese límite de la investidura no fueron derechistas destituyentes de Barrio Norte. Fueron morochos y proletarios que, casi en su totalidad, la habían votado.

La ostentación de fragilidad que hizo el Gobierno fue patética. Le ordenaron a Scioli que agrediera verbalmente a Moyano, como una prueba más (y van…) de lealtad. El gobernador apenas hizo un llamado “a la responsabilidad”. Se les exigió a los gobernadores que cruzaran con contundencia y desprecio a Scioli y sólo José Luis Gioja hizo declaraciones pero contra la caza de brujas. Conclusión: el que disciplina con fondos frescos pierde su principal instrumento de conducción cuando esa caja se acaba. Pronto se escucharán las voces críticas de intendentes que tienen paralizadas las obras públicas por falta de pago y suspensiones de trabajadores en varios sectores.
Hay una desproporción muy grande en los niveles de representatividad entre los que Cristina quiere pasar a retiro y los reemplazantes que elige. Las distancias entre Mariotto y Scioli o entre Antonio Caló y Moyano son siderales. Y encima la Presidenta está tan encerrada sobre sí misma que tampoco les da instrumentos ni satisfacciones a aquellos que están dispuestos a poner la cara por ella. Ni el fiel gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, recibió ayuda para afrontar el rojo de sus cuentas. El propio Gerardo Martínez, de la Uocra, le confesó a un empresario que no sabían para qué lado disparar porque no tenían interlocutores ni órdenes claras. El Gobierno tiene mucho poder pero ya no puede hacer cualquier cosa. Las abortadas candidaturas de Daniel Reposo y la de un asesino del idioma castellano para dirigir los ex medios de Hadad, muestra la poca eficiencia de sus padrinos: Amado Boudou y Juan Manuel Abal Medina, respectivamente. El kirchnerismo bobo le complica la vida a Cristina cuando más ayuda necesita.

Con respeto institucional y responsabilidad hay que decir las cosas como son para que nadie se haga el distraído. La Presidenta exhibe con frecuencia su inestabilidad emocional. No hay que cargar las tintas sobre ella. Pero ocultar los problemas no sirve para solucionarlos. Es una mujer inteligente que viene sufriendo demasiado. No sólo por la muerte de su mentor, esposo y jefe político. También porque la medicación para afrontar la falta de tiroides la hace pasar de ciclos de alta a baja tensión y por momentos la inflamación de su rostro (como se vio cuando repudió el golpe de Estado en Paraguay) la pone de muy mal humor. Sus hijos son un dolor de cabeza. Ya es vox populi que la internación de Máximo Kirchner fue por motivos más preocupantes que los de una rodilla infectada y que la relación con su madre está sembrada de fuertes discusiones. Florencia, la hija, bajó a cero su perfil. No encuentra su lugar y tuvo que viajar a España, en pleno conflicto con Repsol, para despejarse un poco y quedar al cuidado del embajador Carlos Bettini por pedido de Cristina. Increíblemente, en forma simultánea, Bettini era sometido a una operación de desgaste por los servicios K que lo acusaban de complicidad con los españoles.

Hay una sola jefa, pero por momentos parece que no hay ninguna. Tanto Scioli como Moyano ofrecieron cien pruebas de que estaban dispuestos a conversar todo y de que no querían sacar los pies del plato. Pero fue tanto el bombardeo que se desató sobre ellos que se vieron obligados a tomar más distancia de la que les hubiera gustado. Moyano le confesó a un amigo de la UIA: “Quieren convertirme en Zanola pero yo voy a ser Walesa”. El electricista polaco fundó los sindicatos Solidaridad, ayudado por la Iglesia y contra el bloque soviético, y llegó a ser presidente de su país y hasta Nobel de la Paz. Más allá de la exageración o de la expresión de deseo, Moyano no quiere ir preso y mucho menos si se lo acusa de maniobras en las que Néstor Kirchner estuvo involucrado.

Pregunta final para negadores seriales y “progresimios”, término inventado por el ferozmente intimidado Julio Piumato: ¿los conflictos y reclamos hacia Cristina terminan el miércoles o recién comienzan? El relato encontró el límite de la realidad.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 24 de Junio de 2012.