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martes, 22 de enero de 2019

Operación despegar… @dealgunamanera...

Operación despegar…

Buda, Roberto Lavagna. Dibujo: Pablo Temes

Comicios y dirigentes mueven fichas para no perder votos. Todo está por definirse.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/01/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La hora de la primera definición política importante del año para Cambiemos se acerca. Se trata del desdoblamiento de las elecciones a gobernador en la provincia de Buenos Aires. Es un tema que ya nadie oculta. María Eugenia Vidal lo reconoce en público cada vez que se lo preguntan. "Lo voy a hablar personalmente con el Presidente", ha dicho en las últimas entrevistas que ha concedido. En privado, la gobernadora es crítica –y en algunos casos, muy crítica– de varias de las medidas adoptadas por Mauricio Macri y por el desempeño de los funcionarios del área económica del Gobierno. Es ahí donde residen los problemas que han complicado la vida de la gente y, por ende, la tarea de Vidal cuya gestión, en algunos casos, se ha visto limitada por imposiciones del Presidente que debió acatar en silencio. Silencio que, en el tema del desdoblamiento de la elección provincial, acabó.      

Que sí, que no. “Lo veo muy probable, la vocación y voluntad de la gobernadora es que se anticipe”, señala en forma categórica un armador político del oficialismo bonaerense. En el círculo áulico de la gobernadora no hay la más mínima duda sobre lo imperioso de avanzar con el desdoblamiento.

Allí anida la convicción de qué es lo mejor para mantener las aspiraciones de ganar la elección provincial y, a la vez, de garantizarles a los intendentes de Cambiemos las mejores posibilidades de acceder a la reelección.

Al día de hoy las encuestas que se manejan en La Plata muestran que Vidal tira para arriba y que Macri tira para abajo. Esas mismas encuestas indican, además, que cuando las dos boletas van juntas, la que más pesa es la de Macri. La matemática electoral, pues, es clara: unida a Macri, Vidal pierde; sola, en cambio, gana.

Más allá de que se concrete o no –el proyecto exige un cambio de la Ley electoral de la Provincia– el solo hecho de que se esté discutiendo el desdoblamiento lleva implícito un mensaje político para el Presidente. Es un mensaje potente y de signo negativo para él ya que deja expuesta su debilidad. Por eso la idea no le atrae y, por lo tanto, las definiciones se retrasan.


En el final –como casi siempre ocurre en Cambiemos– el veredicto lo darán las encuestas y los análisis de Jaime Duran Barba. Este fenómeno no es exclusivo de la provincia de Buenos Aires sino que se repite en todo el país. Salvo en el núcleo duro del eje Peña-Duran Barba, que exhiben un optimismo electoral al que muchos funcionarios observan azorados, lo que se ve en gran parte de Cambiemos es un marcado desánimo. En cualquier lugar que visita Macri hoy, lo que se ven son protestas. Las hubo en Puerto Madryn y en el Chaco. Más allá del componente político que muchas de esas manifestaciones conllevan, está la calle que habla de su día a día en el que se expresa la disconformidad y el desaliento del ciudadano de a pie, que no participa de ningún espacio político y que enfrenta con esfuerzo la penuria del presente.

Muchos de ellos han sido votantes de Cambiemos. Muchos –no todos– lo volverían a votar si la disyuntiva es Macri o Cristina Fernández de Kirchner. Es en este punto en el que hay que ubicar a Roberto Lavagna. Su posible candidatura “hace lío” por todos lados. Y por eso le han salido a pegar presurosamente tanto desde el oficialismo como desde el kirchnerismo como lo explica muy bien el artículo de Jorge Fontevecchia publicado ayer en la contratapa de este diario.

En el interior del Frente Renovador alberga la convicción de que Lavagna es el candidato del círculo rojo. Para el FR, el candidato sigue siendo Sergio Massa. Y cuando se habla de candidato se especifica con claridad que se hace referencia a la candidatura a la presidencia de la Nación.

La vuelta de Massa al kirchnerismo representaría su suicidio político. Por eso su idea es apostar a Alternativa Federal y, de ser necesario, dilucidar la candidatura a través de una interna con Lavagna y/o Miguel Ángel Pichetto. Sería algo similar a lo que pasó en 2015 en la interna entre Massa y José Manuel de la Sota.

Lo que se está viendo, por otra parte, es que Alternativa Federal comienza a erigirse en una colectora de desencantados del peronismo que no quieren tener nada que ver con CFK, y del radicalismo, que tampoco quieren tener nada que ver con Cambiemos.

Hagan juego. En todo el armado de Massa está jugando un rol muy importante Antoni Gutiérrez-Rubí, el consultor de imagen catalán que en la elección de 2017 supo serlo de CFK. Atentos a estos avatares del peronismo, varios gobernadores justicialistas buscan en el desdoblamiento de sus respectivas elecciones asegurar sus reelecciones para ver luego en dónde se ponen.


Los voceros del kirchnerismo están activos y preocupados. Desesperan por algo que es imprescindible para ganar la elección: la unidad del peronismo. No alcanzan a comprender que con Cristina Fernández de Kirchner eso tiene el valor de una quimera.

Pruebas al canto: para la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires su predilecto es Axel Kicillof, a quien le ordenó que comience a recorrerla. Esto decisión dejó descolocados a varios intendentes del Conurbano que aspiran a tener un rol de mayor participación y poder de decisión en el proceso de la selección de quién vaya a competir contra María Eugenia Vidal. En la cúspide del Frente Renovador esta situación genera expectativa porque la idea es atraer a algunos de ellos para erigirlo en candidato a la gobernación. De entre ellos, el que sobresale es el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, de muy buena relación personal con Sergio Massa.

Que la ex presidenta es sinónimo de división no es novedad. Pero no solo eso: es además sinónimo de revancha. Y no acaba allí: es sinónimo también de una concepción chavista del poder. Es lo que expresó con toda claridad el senador Miguel Ángel Pichetto hace unos días. Sabe de qué habla: durante los 12 años del kirchnerato conoció los verdaderos pensamientos de la ex presidenta y de su entorno, es decir, La Cámpora.

Él bien sabe que cuando aparece Eugenio Zaffaroni haciendo mención a una reforma de la Constitución para terminar con el sistema de “democracia liberal” no es casualidad. Y que el intento del kirchnerismo de despegarse de esos proyectos no son más que mentiras.

Más allá de sus diferencias, Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner tienen algo en común: los dos auguran años de división en la Argentina. "La división en los pueblos es causa de su desolación" (Agustín de Iturbide).

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

domingo, 23 de diciembre de 2018

Lavagna: el cisne negro de Macri y CFK… @dealgunamanera...

Lavagna: el cisne negro de Macri y CFK…

Presidente de transición.  Así ven a Lavagna: de los K al neoperonismo. Dibujo/Fotografía: Pablo Temes.

Imagínense por un momento que Cristina no existiera. Muchos creen que esa sería una gran noticia para todos. ¿Lo sería para el oficialismo?

© Escrito por Gustavo González el domingo 23/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sin Cristina en escena, los grandes protagonistas de la campaña serían el Gobierno y su gestión: el nivel de crecimiento de los cuatro años de Macri y los índices de inflación, de pobreza y de endeudamiento que dejó. Macri ya no podría confrontar con una mujer con alto rechazo público, sino que debería hacerlo con los mejores o peores resultados de su propia administración.

Sin Cristina, también aparecería con naturalidad un candidato opositor con más chances de convencer al electorado de que la gestión de Cambiemos no funcionó.

Duda. 

Lo cierto es que Cristina existe y que hasta ahora se descuenta que será candidata. La lógica es que alguien con su ambición de poder y con un piso electoral en torno al 30% no podría no presentarse.

Sin embargo, el dato de las últimas horas es que el germen de la duda habría penetrado en el cristinismo. Quizá porque ven que el techo de Cristina parece difícil de perforar, o porque aun en el peor momento de Macri su piso sigue alto. O porque volvió a tomar fuerza la idea de un “candidato de síntesis” como Roberto Lavagna.

Sin actividad pública y sin ser candidato, sorprende cómo lo ven las encuestas.

Quien habla conoce desde hace años a la ex presidenta: “La duda es razonable. Está claro que presentarse y ganar sería lo mejor. El problema es presentarse y volver a perder. Sería nuestra tercera derrota al hilo y nos quedarían cuatro largos años por delante de persecución judicial con un macrismo envalentonado con un nuevo triunfo”.

Al menos como hipótesis, el cristinismo evalúa una tercera alternativa: no presentarse a cambio de negociar listas y puestos en un futuro gobierno para apoyar a un candidato peronista no K que sume a otras fuerzas opositoras. Creen (desean creer) que un compañero peronista podría interceder ante los jueces para "convencerlos" del daño institucional de encarcelar a una ex mandataria democrática.

Estos kirchneristas que dicen saber cómo piensa Cristina, pero aclaran que no hablan por ella, afirman que ese es el mensaje que envió al declarar que iba a hacer “lo que sea mejor para ganar en 2019”: “Tiene claro que las condiciones económicas de un tercer mandato no serían buenas para asumir con la mitad de la sociedad en contra y con los medios operando para voltearla”.

Pronostican una salida traumática de la crisis y que se vienen años de acumulación capitalista, más que de reparto peronista. Y hablan del “renunciamiento” de su jefa, al estilo Evita, como un mal menor: “Lo otro sería ser una Maduro 2 para ir a una guerra final con media sociedad, las corporaciones y los medios. No lo hará”. Insisten en que será ella quien decida y que será, como siempre, a última hora. Y si las cuentas la dan ganadora, no habrá nada que la detenga.

Ya no dice que no competirá. Dice que lo hará si "el país lo requiriera". Como candidato de unidad.

Encuestas. 

La hipótesis del "renunciamiento patriótico" es el plan B, y es allí donde la figura de Lavagna cobra más fuerza. Ya sin ella como adversaria electoral, el debate se centraría en la gestión Macri. Y un candidato como Lavagna atizaría el recuerdo de su éxito como ministro de Economía.

La opción Lavagna fue puesta en juego este año por Duhalde. Lo reiteró esta semana tras revelar contactos con Cristina y afirmar que ella no se presentará. Esa opción se analiza cada vez más en un círculo rojo y un mercado que ve con terror el efecto económico de un cristinismo recargado. También entre los peronistas inquietos porque ningún candidato no K despega en las encuestas.

A Lavagna le va mejor. Un reciente sondeo de D’Alessio/IROL lo muestra como el político con más imagen positiva (50%) y el que menor rechazo genera (30%). Un estudio de la Universidad de San Andrés señala a Macri como el candidato con mayor intención de voto, sumando un 41% entre quienes están seguros de votarlo y quienes podrían llegar a hacerlo. Lavagna aparece segundo con un 32%. Cristina está tercera con 28%.

Opinaia lo mide segundo en imagen positiva: 47%, 4 puntos debajo de María Eugenia Vidal, pero 8 y 9 puntos más que CFK y Macri, respectivamente. La última encuesta de Poliarquía lo posiciona primero cuando pregunta qué peronista no K sería más competitivo: con 32%, casi duplica a quien está segundo.

Pero son solo encuestas hechas con mucha antelación.

Lo significativo es la relevancia con que aparece alguien sin actividad pública, ni siquiera candidato. Si esos sondeos proyectaran el futuro, Lavagna sería, por lo imprevisto, el cisne negro de Taleb para Macri y Cristina.

¿Qué dice Lavagna? Pichetto es uno de los que están convencidos de que Lavagna sería un excelente candidato: “Roberto es un activo fundamental de Alternativa Federal; clave, diría. Sería un gran candidato, sin duda”.

El senador habla con Lavagna y conoce bien a Cristina. Le parece difícil que ella vaya a dar un paso al costado, aunque interpreta que el cristinismo sabe que una nueva derrota sería muy negativa para ella también desde lo judicial. Si Cristina no se presentara, Pichetto está seguro de que "el peronismo tendría muchas más posibilidades de ganar".

En el peronismo no K advierten que en una negociación no aceptarían a ningún camporista en las listas ni en lugares claves de un eventual gobierno. Pero mencionan a viejos kirchneristas como Ginés GonzálezJorge Taiana o Rafael Bielsa, como ejemplos de nombres potables para cualquier sector. Y se imaginan a Lavagna como un mandatario de cuatro años, “ideal para una transición entre el kirchnerismo y el nuevo peronismo”. 

Hace dos semanas, el ex ministro recibió a Uñac. El gobernador de San Juan navega entre el peronismo anti K y el K. Salió de la casa diciendo: “Tiene todas las condiciones para ser presidente. Con él compartimos la imperiosa necesidad de conformar un gobierno de unidad nacional”.

Lavagna estuvo con el radicalismo, el peronismo y el kirchnerismo. Es un poco liberal y un poco proteccionista. Le ven como un candidato amigable desde diferentes corrientes.

¿Qué dice él? Seis meses atrás, rechazaba dejar su vida de retirado. Hoy en cambio acepta que revisaría esa decisión si "el país lo requiriera", que traducido significa “si la situación económica se complica aún más y el peronismo se une detrás suyo”. Piensa también en radicales disidentes y hasta en peronistas de Cambiemos. Y en ese escenario imaginario, no le desagradaría presidir un país en el que Vidal y Rodríguez Larreta sigan donde están.

Pero por ahora se resiste a ser el candidato de un solo sector y jugar en marzo como alternativa a Macri y Cristina.

Mientras duda, el posible regreso K azuza el riesgo país por encima de los 800 puntos. En plena campaña podría superar los 1.000. Eso representaría otro año perdido. Y otro año perdido será más crisis, más inflación y más pobreza.

Puede ser que si esa pesadilla se hace realidad, las chances de Lavagna crezcan (también las de Cristina).

Pero si Lavagna hace honor a su promesa de actuar “si el país lo requiriera”, quizá debería evaluar que presentarse de cualquier forma, con chances de ganar o de perder pero restándole expectativas a Cristina, podría por sí mismo acotar ese peligro.

Aunque en el camino termine beneficiando a Macri.


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domingo, 2 de diciembre de 2018

No llores por mí, G20… @dealgunamanera...

No llores por mí, G20…

Macri, emocionado en la gala. Fotografía: Captura de video.

Más allá del debate lagrimal, la cumbre ha significado un punto a favor para el Presidente.

© Escrito por Javier Calvo el domingo 02/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Si ni las lágrimas de Macri al final de la gala del Colón pudieron escapar del alineamiento en torno a su figura (y por oposición, a la de Cristina), parece más complicado salir de esa lógica bipolar si se trata de un balance de la cumbre, que conlleva mayores complejidades por la naturaleza misma del evento.

Antes de lo importante, terminemos con la anécdota: no está mal que Macri llore y que unos u otros, según el posicionamiento dual, se emocionen o enfurezcan por ello. Sí puede virar hacia el oportunismo cuando el aparato comunicacional presidencial (que incluye a ciertos medios y periodistas) propaga ese gesto. Ya estamos en campaña.

Más allá del debate lagrimal, la cumbre ha significado un punto a favor para el Presidente, que consolida una política exterior y una imagen for export como uno de los aspectos más altos de su gestión.

Buenos Aires no fue tierra arrasada o escenario de guerra callejera, como hemos visto en cumbres anteriores (caso Hamburgo) y en no pocas marchas porteñas.

Parece una verdad de Perogrullo decir que es mejor estar dentro que fuera del G20. Lo cierto es que hay sectores políticos nac & pop que intentan desmentir semejante obviedad.

Macri puede colgarse la medalla de haber organizado una cumbre exitosa, independientemente del efecto real en la política y comercio globales, que dependen de los grandes en serio, como EE.UU. y China.
La administración Cambiemos, claro, se adjudicará todos los méritos y caerá en ese egocentrismo tan argentino de creernos el centro del mundo. Ni muy muy, ni tan tan.

El desafío debería pasar por dos planos. En el orden internacional, que la Argentina se sume a los debates mundiales y aporte miradas imprescindibles aún desde la periferia a la que pertenecemos. Los problemas domésticos, graves, no tendrían que ser un impedimento (sino, que lo diga Macron y tantos otros). En el aspecto local, que las bilaterales del G20 le permitan al Estado avanzar en acuerdos de cooperación e inversión serios y sustentables, no tanto para la tribuna o para una fuerza política determinada.

Y hablando de fuerza, otro gran punto a favor: el G20 se llevó a cabo con protestas pero sin incidentes. Buenos Aires no fue tierra arrasada o escenario de guerra callejera, como hemos visto en cumbres anteriores (caso Hamburgo) y en no pocas marchas porteñas. El caos de hace solo una semana alrededor del Monumental disparó los peores augurios. Ni Perogrullo podría haber profetizado calma semejante. Esto debería emocionar más que el show del Colón.




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domingo, 18 de noviembre de 2018

Internas y demandas… @dealgunamanera...

Internas y demandas…

A boxes… Jorge Triaca. Dibujo: Pablo Temes

Deserciones y unidad en el PJ; renuncia y grieta en Cambiemos. La economía sigue estando en deuda.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 18/11/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La campaña electoral por la presidencia ha comenzado. El punto de partida fue el debate en el Senado por el proyecto –finalmente convertido en ley– del Presupuesto 2019. Como en toda campaña, el primer paso es la interna. Y esta no es la excepción. La de la oposición es ruidosa y visible. La del oficialismo, en cambio, silenciosa y subterránea.

Las divisiones en el Partido Justicialista tuvieron esta semana una vuelta de tuerca más con el abandono que los senadores tucumanos José Alperovich y Beatriz Mirkin hicieron del Justicialismo Federal que encabeza Miguel Angel PichettoCristina Fernández de Kirchner festejó esta movida. Se ve que hay poco por festejar. Fue, sin embargo, un festejo a medias. “Ella estaba convencida de que a Pichetto se le irían  seis y no dos como finalmente ocurrió”, cuenta alguien que sabe de lo que se habla en las oficinas del Instituto Patria.

En verdad, Alperovich no se fue tanto por algún problema con el senador rionegrino sino por su enfrentamiento a “matar o morir”con el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, quien supo ser su delfín y al que ahora considera un traidor. Ocurre que Manzur, alineado hasta aquí con Pichetto, pretende acceder a la reelección y dejar sin futuro político a Alperovich. En la ecuación binaria del presente peronismo, el que no está con Pichetto no tiene otra alternativa que estar con Cristina. Las encuestas muestran que Sergio Massa sigue sin futuro.

Nada que celebrar. 

El Gobierno festejó tanto el recrudecimiento de esa interna como su victoria política en la Cámara alta. Es que el Presupuesto fue aprobado por 45 votos contra 25 y una abstención. Fue un triunfo sólido. Sin embargo, al Gobierno el festejo también le duró poco. Primero porque el senador que se abstuvo fue nada menos que Eduardo Costa, la carta que tiene Cambiemos para buscar ganar la gobernación de Santa Cruz. Lo de Costa es la punta del iceberg de las tensiones con el radicalismo en donde las voces críticas crecen en volumen y cuantía. 

El segundo hecho que atemperó la euforia del Gobierno fue la pérdida de la mayoría en el Consejo de la Magistratura. 

Pero no fue solo eso sino que se produjo allí una novedad: la alianza entre el Frente Renovador y Unidad Ciudadana. “Eso es Cristina y Sergio Massa”, señala un “peronólogo” de rancia estirpe.

“Queremos frenar los carpetazos (contra los jueces)”, señaló el presidente del bloque de Unidad Ciudadana, Agustín Rossi. Curiosa queja si se recuerda que el kirchnerismo hizo del carpetazo un instrumento clave de la persecución política que ejerció contra quienes osaran criticarlos. El Gobierno –una vez más– se durmió. Cuando a Mauricio Macri le advirtieron el significado y las implicancias de la maniobra, ya era tarde. En su premura por evitar lo inevitable, el Presidente levantó el teléfono y lo llamó al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti para que no votara en contra. ¿Cómo querés que vote a favor de Negri si me vive insultando por todos lados? –dijo el gobernador. Tenés razón –fue la respuesta escueta de Macri, que se quedó sin argumentos.

Jorge Triaca ya no forma parte del Gobierno. La suya fue la crónica de una renuncia anunciada. El ex ministro venía muy golpeado tanto en lo personal –las denuncias en enero por las contrataciones de su hermana en el directorio del Banco Nación y de su cuñado Sergio Borsalino en el ministerio, como también su relación con la CGT a causa de lo que fue la frustrada reforma laboral–. Ese desgaste se ahondó cuando el ex secretario de Coordinación de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete, Mario Quintana, se inmiscuyó en el asunto, cosa que no hizo más que complicar esa ya de por sí difícil relación.

La fusión de la cartera de Trabajo y su rebaja a secretaría dentro del Ministerio de Producción fue quitándole espacio, ya que algunas de sus funciones fueron asumidas por el ministro, Dante Sica, un hombre del peronismo con muy buenos vínculos empresariales y curtido en el manejo de las relaciones con la dirigencia sindical. Triaca tuvo un ofrecimiento para ocupar la embajada ante el Vaticano. Lo rechazó. Su idea es participar activamente en la campaña electoral del año que viene.

Todo esto pasa muy lejos de las necesidades de la vida cotidiana de la gente, angustiada por  la economía.

El problema es que se está atacando el problema inflacionario y tratando de evitar un traslado a precios a un costo de tasas altísimas y encajes bancarios por las nubes. El apretón monetario es salvaje y produce un efecto muy dañino en las finanzas de las empresas. Las que se salvan son aquellas que tienen su economía dolarizada. Estas tasas estratosféricas no solo no generan competitividad sino que complican a aquellas empresas que se han endeudado para invertir en la mejora de sus procesos productivos.

Varias compañías líderes del rubro alimentario que han tomado deuda en dólares para aumentar su producción  hoy están fuertemente afectadas por la devaluación, las altas de interés y la caída del consumo interno. A esta altura, hay que preguntarse también cómo quedarán las cosas cuando las tasas de interés bajen. Las tasas altas son como una gran inundación que, cuando se retira, deja a todas las empresas destrozadas –grafica un economista de consulta de muchas empresas y de cercanía con el Gobierno.

Por eso, los empresarios están pidiendo de manera muy particular un programa de mejoramiento productivo. Sin embargo, nada de ello ha ocurrido hasta ahora. Por el contrario, tras las altas tasas, el Gobierno implementó aumentos de impuestos para cubrir el 70% de los 3 puntos que va a bajar el déficit fiscal para lograr el déficit cero. Esto va a significar retracción de la economía de los privados, lo que, en lugar de mejorar la competitividad, la desmejorará.

Lo que están pidiendo los empresarios vinculados al consumo local (alimentos, bebidas, indumentaria, calzado, etc.) son soluciones para mejorar el consumo, todo lo contrario de lo que habrá de producir el programa de restricción monetaria impuesto por el Fondo Monetario Internacional. “La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar”, dijo Macri durante la campaña electoral de 2015. 

Producción periodística: Lucía Di Carlo. 


  
(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

sábado, 10 de noviembre de 2018

Hugo Alconada Mon... Cambiemos y los aportes truchos... @dealgunamanera...

La explosiva declaración de Alconada Mon en la causa por los aportes truchos de Cambiemos…


El periodista declaró ante el juez Ernesto Kreplak. Detalles sobre dinero negro, pago de encuestas, aviones, empanadas y el rol de Nicolás Caputo y las fundaciones del PRO. La declaración completa, acá. 

© Publicado el miércoles 07/11/2018 por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El periodista Hugo Alconada Mon, recientemente galardonado por la institución FOPEA por su trabajo de investigación en el libro “La raíz de todos los males”, fue llamado a declarar por el juez Ernesto Kreplak para que aporte más detalles sobre lo publicado en su libro. Las preguntas del juez fueron en línea con conocer detalles sobre los aportes de campaña de la coalición Cambiemos, ya que su investigación apunta a  la denuncia por los aportantes truchos que utilizó el Gobierno en la última elección.

Lo primero que le preguntó el juez sobre una anécdota que contó en su libro que tuvo mucha repercusión en círculos empresariales y políticos: “¿Ratifica lo manifestado en las páginas 37 y 42 de su libro ‘La raíz de todos los males’, en relación a las reuniones en el marco de las cuales Mauricio Macri pidió a diversos empresarios el 1% de sus respectivos patrimonios, en negro, para financiar su campaña electoral?”. A esta pregunta, Alconada Mon respondió: “Sí, lo ratifico”.

               

Luego el juez pidió si podía aportar más detalles. “Esos eventos ocurrieron desde mediados del 2014, y a lo largo de todo el 2015, una vez que el entonces Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, anunció su candidatura a Presiente de la Nación. A partir de ese momento, montó un equipo de campaña con varios referentes para el eje político, marketing y financiamiento electoral, quedando este último eje bajo el liderazgo de Nicolás Caputo y Edgardo Cenzón. Estos dos referentes coordinaron un equipo abocado a recaudar fondos que terminaron superando los mil setecientos sesenta millones de pesos, apoyado en la recaudación que obtuvieron de medianos y grandes empresarios, aportes de funcionarios y militantes, y en un determinado momento, un adelanto financiero del propio Nicolás Caputo, cuando las encuestas mostraban tercero a Macri. Entre los empresarios que aportaron fondos aparecen empresas constructoras, empresas de seguridad privada con contratos vigentes o ya vencidos con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como así también algunos de los empresarios que figuran hoy en la causa cuadernos de la corrupción al igual que cámaras sectoriales, como CILFA (Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos)”.

Luego el periodista explicó como se habrían hecho los pagos. “Con respecto a los aportes en efectivo, recuerdo que uno de los mayores problemas que tuvieron todos los equipos de campaña es que las donaciones se entregaban en dólares, y siendo aportes clandestinos, debían recurrir a cuevas financieras, lo cual llevaba a otra dificultas, porque no en todas las provincias contaban con cuevas financieras de confianza y liquidez suficiente para cambiar los montos requeridos, lo cual llevó a su vez a los equipos de campaña a la necesidad de transportar fortunas en efectivo, en avión o en camionetas por todo el país”, relató.



Además especificó qué otro tipos de pagos se hacían, como por ejemplos: en especie: “Recuerdo también, con respecto a los pagos en especies, que los equipos de campaña de Macri, Massa Y Scioli, me contaron cómo algunos empresarios les aportaban gaseosas, teléfonos celulares, automóviles, aviones y hasta empanadas para sus actos de campaña. Como así también cubrían sus estadías en hoteles, y financiaban las encuestas de campañas y sondeos de opinión, que insertaban en sus balances como estudios de opinión pública sobre sus propias empresas. Por último, en cuanto a simular la bancarización, significa un truco por el cual los equipos de campaña repartían fondos entre militantes y voluntarios, para que se presentaran en los bancos, los depositaran como propios, en ciertos casos a cambio de una comisión, y transfirieran esos fondos a la campaña”.


El juez quiso saber más y preguntó sobre los beneficios que pudieron haber recibido esas empresas tras los suculentos aportes. “Logré reconstruir que Macri, repetidas veces, afirmó que ese aporte del 1% quedaría más que compensado por las políticas pro mercado que como presidente impulsaría, como así también políticas sectoriales, que permitirían revitalizar áreas de la economía que redundarían en beneficios generales para las empresas, pero en ningún momento logré verificar si durante ese intercambio de promesas por aportes se habló o prometió beneficios específicos para empresas particulares”, explicó.


Luego, el magistrado se interesó por el rol de Nicolás Caputo, el hermano de la vida del presidente Macri, a lo que Alconada Mon respondió: “Se encargó de supervisar a todo el equipo para el financiamiento electoral. Esto es, coordinar encuentros con empresarios, coordinar las formas de pago, repasar las listas de empresarios que debían contactar, tanto con Mauricio Macri, como con otras figuras del Pro, para luego girar esos ingresos a otra área del equipo de campaña que se abocaba a los gastos de campaña. En este sentido, su principal colaborador era el entonces ministro porteño, Edgardo Cenzón, quien se encargaba de los detalles operativos”.

Ya en la última parte de la declaración, el periodista dio detalles sobre el rol de las fundaciones vinculadas al PRO en el financiamiento de la campaña. “En el 2015 (las fundaciones) fueron un canal para la recepción de fondos, con menos controles, y su posterior gasto en la campaña. 

Recuerdo, en ese sentido, que en un momento emprendimos una investigación con un colega con el objetivo de acceder a los ingresos o donaciones recibidos por múltiples fundaciones creadas o controladas por políticos, para lo cual hurgamos en varios organismos públicos, incluida la I.G.J., y nos encontramos con que esas fundaciones se beneficiaban por los muy magros controles y auditorias, al punto que nos resultó imposible acceder a sus registros de donantes. 

Recuerdo en particular el caso de la Fundación SUMA, en la cual figura la actual vicepresidenta Gabriela Michetti, que dijo haber sufrido un robo que no denunció durante semanas, y que incluía entre sus donantes a algunas de las empresas más importantes de la Argentina, como Techint y Panamerican Energy, y algunas de las empresas con mejor relación con el gobierno porteño, como la constructora CRIBA”.