martes, 12 de febrero de 2013

Del verbo mentir... De Alguna Manera...


Falsificaciones... 
  

Miente. Lanza cifras que nadie puede verificar en ese momento. Habla sin parar y avanza sin explicarse ni citar fuentes. Sigue de largo, como si nada. Sigue violando la verdad. Para defender su pacto secreto con Irán, la Presidenta hace lo de siempre. Hace poco, en su melancólico y desafortunado paso por Harvard, proclamó que era mentira la cifra de inflación que comunicaba oficialmente el gobierno de los Estados Unidos. ¿Cómo podíamos creerles que el costo de vida aumentaba sólo 1,7% por años en los Estados Unidos? Ahora habla de un aumento del comercio norteamericano con Irán. ¿Embargo? ¿Bloqueo? ¡Son mentiras! 

Casi sexagenaria, ella procede como si internet no existiera. Ignora que sus palabras son seguidas, verificadas y examinadas. Para edificar la endeble argucia de su acuerdo con el régimen de los ayatolás, se escuda en que los EE.UU. han aumentado “un tercio” (sic) su comercio con Irán. Ergo: ¿de qué nos acusan a nosotros? Descomunal ensimismamiento presidencial. Tiene la certeza de estar sola en el mundo, o de fingir estarlo, en pelea crónica con la transparencia, como si el mundo no existiera. Por eso, es necesario seguirla de cerca. Le pido ahora al lector de PERFIL un pequeño esfuerzo, total mañana y pasado seguimos de Carnaval.

En 2012, los Estados Unidos facturaron exportaciones por US$ 239,8 millones a Irán. Ese mismo año, le vendieron a la Argentina por US$ 9.488,9 millones. Aritmética: por cada dólar que le facturaron a Irán, a la Argentina le vendieron por 40. La otra parte: EE.UU. importó en 2012 dos (2) millones de dólares a los iraníes, contra US$ 4.078,1 millones de la Argentina. Por cada dólar de compras a los iraníes, a la Argentina les hicieron adquisiciones por 2.039.

La mentira de Cristina, además de infantil e insostenible, se arma sobre un solo y peregrino pretexto: pretende venderle al país la idea de que los norteamericanos presionan para que países como la Argentina hagan lo que ellos, en cambio, no harían. Según ella, claro. En 1987, antes del embargo norteamericano, que comenzó a aplicarse en 1979, tras el copamiento de la embajada norteamericana en Teherán y el secuestro de sus 52 diplomáticos durante 444 días, los Estados Unidos exportaron por apenas US$ 54 millones a Irán, pero les compraron por valor de US$ 1.667,5 millones. Compárense esos US$ 1.667,5 millones de 1987 con los dos (2) millones de 2012. Para visualizar la importancia de estos números y comprender qué significa para los norteamericanos un comercio de US$ 240 millones, en 2012 los Estados Unidos tuvieron un comercio de US$ 597.400 millones con Canadá, US$ 503.200 con China y US$ 460.600 millones con México, sus tres socios principales. ¿De qué habla la Presidenta mientras sus aplaudidores siestean?

Mentir, exagerar, engañar, “mandar fruta” y descontextualizar son procedimientos habituales del modo de operación presidencial. Los ha usado, los usa y los seguirá usando. La intelectualidad y el mundo profesional clasemediero que simpatiza con ella no la molestarán. Creen ciegamente en ella. Han suspendido el juicio, han cancelado la curiosidad, han dejado de hacerse preguntas. Formateado como religión revelada e intocable, cristinismo es creer, no pensar. Por eso, lo de Irán sirve como matriz. Es un tema que sólo apasiona a una microminoría. Pero su importancia monumental, es que desnuda un sistema de toma de decisiones. Lo de Irán no es diferente a lo de Guillermo Moreno con el Indec. Mismo mecanismo y similar impudicia. Triste decirlo, pero quizás ella no se equivoque demasiado. A la Argentina la enamora tropezar con la misma piedra. Una y otra vez. Sociedad irremisiblemente circular, regresa al mismo punto de partida, en el cual la mentira más explícita es moneda de curso aceptado. Hace pocas semanas, la Presidenta descalificó por inservibles los acuerdos de precios, ahora los adopta para congelar precios.

Cristina le reprocha a Israel que no reclamó como correspondía por el ataque contra su embajada en 1992, y en cambio lo hace por el de 1994 en la AMIA. ¡Cómo se atreven! Audaz humillación de la verdad más elemental: los israelíes se cansaron de reclamar que se dilucidara ese feroz atentado de hace casi 23 años. Luego, ante la escandalosa impunidad argentina, se hicieron cargo ellos mismos del tema. Típica criatura del nacionalismo populista que la formateó cuando era joven, ella no entiende por qué los israelíes se preocupan por el destino de los judíos argentinos. ¿Por qué no le pregunta a su canciller, Mrs. President, qué país le dio refugio y nacionalidad al padre del inefable Héctor Timerman, cuando un presidente argentino echó en 1979 del país a su padre, Jacobo, no sin antes sacarle la nacionalidad argentina, porque había nacido en Ucrania? Esa nacionalidad se la devolvió Raúl Alfonsín.

Importa, pues, la filigrana profunda. Dicharachera y adicta a hablar mucho, la Presidenta supo anestesiar a una sociedad que, aunque se cree lista y veloz, es más incauta y lenta de lo que presume. La ecuación es simple y tiene desenlace inexorablemente desolador: si falsificar aviesamente la verdad de ciertos hechos es una praxis consolidada, ¿por qué serían verdad las innumerables promesas y anuncios que han convertido la acción de gobierno en una pesadilla de promesas incumplidas?

Lo de Irán empezó como mentira, y no podrá apartarse de esa condición. Es inviable. No acontecerá. Presume el Gobierno que la fiesta puede continuar con sólo extremar las picardías e insistir en los camuflajes. Funciona con muchos elementos comunes a la estrategia del ruido con Malvinas. Es evidente que tanto barullo es inversamente proporcional a la importancia verdadera que la cuestión tiene para el país. La mentira como política de Estado, además, no es la única antigualla a la que sigue adherida la Argentina. Atado a la noria de sus regresiones perpetuas, el país insiste en control de cambios y congelamiento de precios, atajos probados y fracasados hace ya cuarenta años.

Fue coherente que el correveidile entre el Gobierno e Irán haya sido desde siempre Luis D’Elía. No sólo nunca fue desautorizado por la Casa Rosada, sino que termina como padrino del acercamiento a Teherán. En marzo de 2011, Cristina Kirchner envió un video de cálida bienvenida al lanzamiento del partido Miles, creado por D’Elía. Participaron del acto en el Luna Park el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el secretario de Cultura, Jorge Coscia, y el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. Hubo un invitado especial: Seyed Alí Pakdaman, encargado de negocios de Irán en la Argentina. Todo se repite. Mentir es muy barato, sobre todo cuando lo hace la Casa Rosada.

© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 09/02/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Como en el '73… De Alguna Manera...


Escraches, inflacion y atentados. Como en el '73…

COMPAÑERO MAHMUD. Mahmud Ahmadineyad. Dibujo: Pablo Temes.

Los riesgos de la disparada de las demandas sindicales y los precios. La inseguridad iraní. 

La turbulencia no cesa. El escrache contra Axel Kicillof, las agresiones verbales contra Amado Boudou, el claudicante acuerdo con Irán, el control de precios, la nueva embestida contra los diarios de Buenos Aires, la escalada del dólar “blue” y los aprietes de la AFIP contra los productores para que vendan sus existencia de soja y liquiden dólares a un mercado sediento de ellos son parte de una trama cada vez más compleja que sacude a la sociedad argentina día tras día.

La horrible circunstancia que vivieron Kicillof y su familia debe ser repudiada sin medias tintas. Estas prácticas son absolutamente criticables, vengan de donde vinieren, las haga quien las hiciere. Si la sociedad se abandona inercialmente a la utilización de esta metodología como medio preponderante para expresar sus diferencias y sus críticas, se corre el riesgo de transformar al país en el reino de la intolerancia. (Este párrafo esta remarcado para las/os paparulos que critican a Nelson Castro. Tipo ético, mal que les pese manga de zonzas/os)

Por supuesto que este fenómeno tiene causas y responsables. Señalar esto debe servir sólo para entender por qué se ha llegado a esta situación. La primera responsabilidad le cabe al Gobierno. La práctica de la intolerancia y la descalificación pública es una herramienta que el kirchnerismo puso en práctica desde el comienzo de su gestión para, después, acentuarla fuertemente el gobierno de la doctora Cristina Fernández de Kirchner a partir de la crisis con el campo. Desde ahí se ha vivido un crescendo que no ha cesado. Prácticas similares por sectores de la oposición merecen el mismo reproche. 

Sin embargo, las responsabilidades no son las mismas. Nada puede igualar el nivel de descalificación y de agresión que genera la Presidenta cuando, por la Cadena Nacional trata de delincuente al agente inmobiliario que habla de la baja actividad en el sector o vilipendia al abuelo que quiere comprar un dólar o maltrata a jueces porque le disgustan sus fallos o cuando, con sus silencio, avala los escraches, campañas de difamación y linchamientos a personalidades públicas y periodistas críticos por organizaciones afines al Gobierno con la participación de algunos funcionarios. 

Con todo lo malo que ello es, las cosas no terminan ahí sino que, en muchos casos, son complementadas con el uso de la AFIP –la Gestafip– que, con sus aprietes, cumple un rol fundamental: meter miedo. Por si alguien lo olvidó, ahí está el caso de Eliseo Subiela para dar fe de ello.

El presidente de la República tiene un rol modélico, por lo cual, las cuestiones de forma terminan siendo, también, de fondo. El kirchnerismo ha hecho de la confrontación permanente y de la división herramientas fundamentales en su objetivo de construir poder. Hay que reconocer que, hasta aquí, eso le ha dado buenos resultados. El kirchnerismo ha logrado que amigos de ayer no lo sean más hoy; que familias en las que todo era unión, hoy estén atravesadas por la desunión; que la discusión política entre los que están a favor y en contra del Gobierno sea un imposible. Así, en poco tiempo, la tolerancia que campeó sobre la sociedad desde octubre de 1983 se transformó en cosa del pasado. De golpe, el país retrocedió cincuenta años. El primer paso para revertir esta situación lo deberá dar la Presidenta. ¿Se dará cuenta de ello?

El acuerdo de precios –en realidad, un congelamiento de precios– es otra contradicción del Gobierno y, a la vez, un reconocimiento implícito de la existencia de la inflación y sus nocivos efectos. Es una contradicción porque, hace no muchos días, la mismísima doctora Fernández de Kirchner había señalado, en uno de sus habituales “Aló Presidenta”, que esos acuerdos no sirven para nada. En eso tenía razón. ¿Por qué, entonces, hizo lo contrario? Por otro lado, ¿cuál es la racionalidad de tomar medidas que ya han fracasado? Durante el apogeo del “Pacto Social”, que con un nivel de aquiescencia mucho mayor al de hoy en día se firmó en 1973, fue imposible mantener la “inflación cero”. Así pues, a los pocos meses de haberse firmado, las organizaciones sindicales comenzaron a reclamar aumentos salariales porque el aumento del costo de vida era notoriamente superior a cero.

Al forzar este “acuerdo” de precios por sólo sesenta días, el Gobierno ha creado automáticamente el fantasma del día 61. Allá por los finales del 2005, Néstor Kirchner, con buen tino, se negó a una medida similar. ¿La Presidenta, olvidó eso? Una razón para esta medida es la intención de asegurar algún grado de estabilidad durante el tiempo en que se desarrollen varias de las negociaciones paritarias. Lo que se busca es lograr que no se pacten aumentos mayores al 21%. Hoy, eso parece una quimera.

Con la excusa de este “acuerdo de precios”, el Gobierno dio otro paso en su permanente intención de ahogar a la prensa crítica. No hay otra razón para los llamados telefónicos –aprietes– de Guillermo Moreno a las cadenas de grandes supermercados para que no publicitaran sus ofertas de fin de semana en los diarios de Buenos Aires. Esta actitud hace recordar a aquella otra en que Néstor Kirchner daba la orden de presionar a los anunciantes privados para que no publicitaran sus productos en PERFIL. El sesgo autoritario del kirchnerismo está en su génesis política. Es intolerancia pura.

El memorándum de acuerdo entre los gobiernos de la Argentina e Irán por el atentado contra la AMIA es, sencillamente, inentendible. En el mismo show por Cadena Nacional en el que la Presidenta buscó explicar lo inexplicable, quedaron expuestas las contradicciones del acuerdo. Las consideraciones legales y las dudas que se plantean acerca del pacto dejan al descubierto su endeblez. El fiscal de la causa, Alberto Nisman, sobre quien pesa un pedido de captura internacional solicitado por el gobierno de Mahmud Ahmadineyad, ¿con qué seguridad viajará a Teherán? Por todo ello, la verdadera dimensión de las implicancias de este acuerdo la dio el presidente de la AMIA, Guillermo Borger, cuando dijo que este pacto “deja la puerta abierta a un tercer atentado”. La frase impacta y, su significado, de sólo pensarlo, estremece.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/02/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Identidad de clase… De Alguna Manera...


Identidad de clase…


Siendo opuesto en tanto, Kicillof comparte con Boudou el mismo problema de identidad de clase. El grupo socioeconómico al que ellos y sus familias están integrados se siente perjudicado por sus acciones. Pero el vicepresidente mitiga las consecuencias viajando siempre con custodia y en aviones de la flota presidencial o charters. Boudou, en la clase turista de Buquebus, acompañado por su pareja, Agustina Kämpfer, y sin custodia, no hubiese siquiera conseguido abordar el barco. Quizás hasta hubiera sido mejor, porque reclamarle a alguien que abandone una embarcación que ya se encuentra en medio del agua, como hicieron quienes increpaban a Kicillof, es bastante ridículo. ¿Qué hacía? ¿Se ahogaba?

Habla bien de Kicillof que se desplace sin prerrogativas pero la falta de conciencia de su propio protagonismo podría también ser interpretada negativamente: como un acto de omnipotencia o falta de sentido común. Al decir Luis D’Elía, “que haya sido en Buquebus y no en Laferrere es una buena señal”, confirma que debiera tratarse de un hecho previsible desde la perspectiva kirchnerista.

La sensibilidad que generó la limitación a la compra de dólares hizo que Timerman suspendiera la boda de su hija en Punta del Este y Echegaray, con casa en Uruguay, no pisara este año el balneario porque habría sido objeto de todo tipo de críticas. Kicillof debe haber juzgado haciendo foco sólo en lo real y sin tener en cuenta lo simbólico. Habrá pensado que él no vacacionaba en la sofisticada Punta del Este sino en la modesta Colonia, más barata que Mar del Plata. Pero en la mente argentina, Uruguay en verano no es símbolo de Colonia sino de Punta del Este.

Boudou (¿con más calle?) directamente mandó a su pareja de vacaciones a la India y Cristina Kirchner (con más poder), a su hija Florencia a París, con seis custodios. El cepo al dólar no fue un problema de ninguno de ellos. En realidad, tampoco es un problema para nadie conseguir dólares siempre que esté dispuesto a pagarlos a la cotización del mercado paralelo. Es más, cuando se termine de conocer las estadísticas del verano, se verá que los argentinos vacacionaron en el exterior más que nunca. Lo que es lógico, porque a las compañías aéreas y a las agencias de viajes se les paga en pesos con dólar a la cotización oficial, y así Estados Unidos y hasta buena parte de Europa pueden resultar más baratos que la costa atlántica.

Kicillof, aunque igualmente abucheado que Boudou en la misma semana, luce como un representante de otra especie. No vive en Puerto Madero, no es frívolo ni socialmente extrovertido y, fundamentalmente, no parece ser un oportunista sino alguien que siempre pensó de la misma manera que se expresa ahora en público. Su formación en el Nacional de Buenos Aires y la UBA, su matrimonio con otra profesora de la UBA, su vivienda en el barrio porteño de Agronomía y hasta su casa de veraneo en Colonia, sin ningún lujo, transmiten una trayectoria auténtica que hace verosímil la intención de devolverle al peronismo un carácter más revisionista donde, después del pacto sindical-militar y del menemismo, sus contradicciones se resuelvan por izquierda.

Al revés –como lo hizo Néstor Kirchner–, Boudou luce como alguien que, de haber estado en posiciones más importantes durante los años 90, habría sido funcional al menemismo. Personas como Kicillof en el Gobierno enfatizan las diferencias de Cristina Kirchner (más íntegra y consistente ideológica e intelectualmente, aunque también más loca) con su marido (quien no tenía límites pero para el pragmatismo y la negociación, o sea, un típico peronista de las últimas épocas).

El “ser loca” de Cristina Kirchner, como también el destacar su mayor coherencia ideológica sobre su marido, es el punto que diferencia lo que el oficialismo califica como prensa hegemónica. Clarín y La Nación asumen como propio el discurso de Alberto Fernández, quien argumenta que Néstor Kirchner era –en palabras de Scioli– “un pluralista”, y todos los males actuales obedecen a que su viuda no siguió con la misma línea. PERFIL, en cambio, viene sosteniendo que Néstor Kirchner era un déspota y, además, ni siquiera tenía la consistencia ideológica de Cristina Kirchner. Paralelamente, Clarín y La Nación no se atreven a decirle “loca” a la Presidenta porque temen que se los considere golpistas mientras que PERFIL, que siempre sostuvo que para ser presidente hay que estar un poco loco y en la Argentina aun más, no ve en una cuota de locura ningún impedimento insalvable para el ejercicio de la presidencia.

Obviamente, creer que Néstor Kirchner era magnánimo ayuda a justificar el apoyo que muchos de los que hoy se oponen al kirchnerismo le dieron al mismo régimen hasta 2008. Salvar a Néstor Kirchner y cargar a Cristina de todos los males del mismo modelo les resulta autoexculpatorio. Ese tipo de comportamiento oportunista les cuadra a personas como Boudou y no resulta tan posible en Kicillof. Esa singularidad de Kicillof también aumenta su visibilidad: si el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, hubiera estado en Buquebus probablemente los pasajeros no lo hubieran reconocido o no les hubiera despertado el mismo encono. Kicillof es sólo un secretario ministerial pero, como Moreno, por su autenticidad, imprime más profundamente.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 09/02/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Huracán 1 vs. Aldosivi de Mar del Plata 1... De Alguna Manera...


Huracán no supo liquidarlo y lo sufrió en su propio arco...

Regalo de Carnaval (Patria Quemera)

El globo y el tiburón igualaron 1 a 1 esta tarde en Parque Patricios. El gol del local lo convirtió el juvenil Sotelo, logrando Vázquez el empate para los marplatenses. La visita terminó con diez jugadores al ser expulsado el defensor Aguirre por el árbitro Ariel Montero.

“Cuando no lo definís en el arco rival lo terminas sufriendo en el tuyo” es una de las frases más populares en el fútbol, y eso es lo que hoy le ocurrió a Huracán. De haber un ganador, el equipo de Llop se tendría que haber quedado con los 3 puntos por lo realizado durante el encuentro.

De arranque nomás el local salió en búsqueda del triunfo. Minutos antes de culminar la primera etapa Huracán se encontraría con la apertura del marcador, Guillermo Sotelo remató desde afuera del área fuerte y cruzado contra el arco de Campodonico que nada pudo hacer para detener el balón con destino de gol.

Al arrancar la segunda etapa nuevamente el globo salió con todo para liquidarlo. Primero Defederico y luego Bustos, el globo estaba más cerca del segundo que Aldosivi del empate.

La suerte esta vez no le jugó a favor a los quemeros, cuando promediaba la mitad del complemento el delantero Pablo Vázquez se encontró con un balón mal entregado por Villaruel donde solamente tuvo que definir dentro de la red al enfrentar a Islas.

De ahí en más Huracán fue impreciso quedando en el olvido todo lo hecho antes del gol del empate; mientras que el conjunto de Fernando Quiroz jugó con la desesperación de su rival obteniendo un punto muy importante por como se presentó el partido.

Síntesis:

Huracán 1

Daniel Islas; Federico Mancinelli, Rodrigo Erramuspe, Alexis Ferrero, Guillermo Sotelo; Walter Busse, Hugo Barrientos, Lucas Villarruel, Jonathan Bustos; Matías Defederico y Jerónimo Barrales.

DT: Juan Manuel Llop

Suplentes: Gastón Monzón, Eduardo Dominguez, Alexis Danelón, Cristian Sanchez Prette, Gonzalo Martinez, Mauro Milano y Daniel Vega.

Aldosivi de Mar del Plata 1

Pablo Campódonico; Nahuel Roselli, Roque Vargas, Walter Zunino, Leandro Aguirre; Mariano Herrón, Oscar Otreras, Hernán Lamberti, Víctor Malcorra; Pablo Vázquez y Jonathan Ramis.

DT: Fernando Quiroz

Suplentes: Ariel Bulacio, Juan Presentado, Enrique Seccafien, Agustín Briones, Matías Sarraute, Claudio Guerra y Brian Uribe.

Gol: 43 PT Sotelo (H); 25 ST Vázquez (A)

Amonestados: Erramuspe en Huracán; Herrón en Aldosivi

Expulsado: Aguirre en Aldosivi

Cambios en Huracán: Martínez por Bustos; Milano por Villaruel y Danelón por Busse

Cambios en Aldosivi: Briones por Herrón, Seccafien por Otreras y Presentado por Ramis

Estadio: Tomás Ducó

Arbitro: Ariel Montero

Escrito por Marcelo Salvio el domingo 10/02/2013 y publicado por  Mundo Ascenso en: http://www.mundoascenso.com.ar

Las fotos:

 

Los goles:




Las estadíticas