“Ser
peronista nunca fue fácil en este país, y nunca fue gratis”…
La ex mandataria recibió en
su casa a un grupo de periodistas de medios internacionales. Analizó la
situación económica y política nacional, aseguró que no le tiene temor a la
persecución judicial y alertó sobre los “presos políticos” como Milagro Sala.
Cristina Fernández de Kirchner recibió en su casa en El
Calafate a un grupo de periodistas de medios internacionales, a quienes dio una
extensa entrevista en la que analizó la actualidad del país y el continente. La
ex presidenta aseguró que no tiene miedo de ir presa y afirmó que la
“persecución judicial” en su contra es “uno de los riesgos” que asumió al
“decidir que los trabajadores tienen que tener un salario que les permita vivir
dignamente”. “Ser peronista nunca fue fácil en este país, y nunca fue gratis”,
definió. Dijo que el ajuste se aplicó con la modalidad de “shock” para provocar
“una flexibilización o precarización laboral obligada”. Y disparó contra la
corrupción del actual Gobierno: “A mí no me encontraron ninguna cuenta en
Panamá. Escuchar a alguna persona que tenga el apellido Macri hablar de saqueo
del Estado, hablar de obra pública, me parece una falta de respeto a la memoria
y a la historia reciente de los argentinos”.
Periodista: –A 8 meses de haber dejado el Gobierno,
¿cuál es su análisis de lo que sucede en el país y en la región?
CFK: –Desde una perspectiva regional, veo un
retroceso de lo que fueron los gobiernos nacionales y populares, y un avance de
la derecha conservadora o restauradora que trajo exclusión social y un nuevo
realineamiento que abandonó la idea de unidad regional que primó en el espíritu
de la Unasur, el Mercosur y la Celac desde que en 1999 Hugo Chávez asumió en
Venezuela. A Chávez le sucedieron Lula en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina,
el Frente Amplio en Uruguay, Fernando Lugo en Paraguay. Todo eso no fue
casualidad: fue un movimiento regional en respuesta a la etapa del
neoliberalismo de los ‘90 que había arrasado y fue una verdadera catástrofe
social. Una de las características de estos gobiernos populares es que, a
diferencia de los gobiernos populares del siglo veinte –quizás discutidos en
cuanto a su metodología– fueron profundamente democráticos. Yo los llamaría
Gobiernos nacionales, populares y democráticos. Hubo una profunda vida en
democracia en cuanto a libertad de expresión, que se garantizó aún cuando
surgieron expresiones que atentaban contra los gobiernos y que muchas veces
intentaron ser experiencias destituyentes, como la que me tocó vivir a mí en el
2008 en Argentina o como la que le toca vivir ahora a Dilma Russef en Brasil.
En la Argentina veo un retroceso muy importante porque
los logros que habíamos obtenido eran realmente formidables. Más allá de ese
discurso de la pesada herencia, los números son objetivos: al 10 de diciembre
del año pasado la Argentina había alcanzado el menor nivel de endeudamiento
externo en moneda extranjera de toda su historia. Lo curioso es que el Gobierno
surgido en 2003 fue el que había recibido el país con el mayor default de deuda
soberana del mundo: 160 mil millones de dólares. A eso se le suman dos dígitos
de desocupación, 54 por ciento de pobreza, 46 por ciento de indigencia, un
índice de Gini que andaba por el 5 por ciento. No había paritarias en el país,
los jubilados cobraban 200 pesos y terminamos un 9 de diciembre con el nivel de
endeudamiento más bajo de toda la historia, que le permite al actual Gobierno y
a los actuales gobiernos provinciales tomar deuda, un tipo de endeudamiento
sobre el cual no tengo buen pronóstico. Los trabajadores argentinos habían
logrado el salario con mayor poder adquisitivo de toda la región comparado en
dólares. Con los jubilados pasó lo mismo: llegamos prácticamente a una
cobertura universal del 97 al 98 por ciento, a partir de que también logramos
recuperar la administración de las AFJP, lo que nos permitió también avanzar
con las moratorias jubilatorias. Algunos se enojaban con las moratorias porque
decían “no hacieron los aportes”, pero no se daban cuenta que así lográbamos
mayor poder de consumo, mayor poder adquisitivo de la gente. Ninguna paritaria
en la Argentina durante los 12 años y medio de gestión se cerró por abajo de la
inflación, por eso había poder adquisitivo. Eso habla de una política de un
gobierno que había concebido al salario no como un precio de la economía sino
como un efecto dinamizador y organizador de la economía a través del consumo.
Ahora las paritarias se cerraron todas por la mitad o menos de la inflación. En
todo el mundo ha bajado el consumo producto de la crisis que no se resuelve,
producto de que sigue habiendo, y cada vez más, una mayor desigualdad en la
distribución de los ingresos que se extiende como una mancha de aceite en todo
el planeta. Con una política comercial de libre importación como la que tenemos
hoy, ese excedente mundial lo volvemos a ver en los supermercados argentinos:
naranjas de cualquier parte del mundo, frutas de cualquier parte del mundo.
Todo esto atenta contra el mercado interno. Esto no quiere decir que hay que
tener una economía cerrada, sino una economía que cuide a los productores, a
los inversores y a las pequeñas y medianas industrias locales.
Hoy veo retrocesos también en las libertades. No puedo
dejar de mencionar el caso de Milagro Sala, presa política, ahora que también están
presos otros militantes y dirigentes sociales, entre ellos su esposo. La carta
abierta a los despidos: hoy el desempleo figura, junto a la inseguridad y la
inflación, entre las principales preocupaciones de los argentinos. El desempleo
no era un tema durante nuestra gestión. La inflación, que fue un tema que
agitaron permanentemente desde los medios de comunicación hegemónicos, hoy es
constante, superando el 50% en los alimentos. Creo que hubo tal vez una mala
evaluación del gobierno entrante en cuanto a cuál iba a ser el resultado de su
“negociación”, entre comillas, con los buitres. Lograron ordenar al Congreso
casi haciendo fila para que votaran un acuerdo muy malo con los buitres y
pensaron que iban a llover los dólares. Y no, las inversiones se rigen por
otras cuestiones.
El 13 de abril nadie hablaba de tarifas de gas y de luz,
y yo recuerdo haber dicho en Comodoro Py, cuando propuse el Frente Ciudadano,
que iba a haber una reconstrucción de nuevas mayorías, ya no en base a como
estaban ordenados partidariamente sino a cómo iban a resultar agredidos o no
por la política económica. Y hable de la factura de luz, de gas y del chango
del supermercado cuando no había ningún dirigente político en la Argentina que
registrara esto. Estaban todos muy entusiasmados porque habían aprobado el
acuerdo con los buitres y todo se iba solucionar. Y esto no me convierte a mí
en clarividente, sino simplemente en una persona que estuvo sentada 8 años en
el sillón de la Casa Rosada y no de prestada. Sabia que esos aumentos, cuando
llegaran, iban a ser de un impacto fenomenal en la inflación, en la calidad de
vida y en toda la actividad económica. Porque había una idea de que los
subsidios eran para los morochos, para la gente pobre, para los villeros, para
los negros, para los cabezas como decían antes despectivamente. Y no, los
subsidios eran para toda la economía, eran para las pequeñas y medianas
industrias y también para las grandes. Los subsidios eran salario indirecto
para los trabajadores, para la clase media que podía consumir, viajar,
comprarse un auto o cambiarlo o comprarse una casa. Y esto me parece que no fue
correctamente visualizado y yo me acuerdo que el Ministro de Economía dijo que
el aumento de tarifas tenía el valor de dos pizzas.
Creo que hubo una mala evaluación también en eliminar
ingresos del Estado que pesaban sobre los sectores más concentrados de la
economía con una alta rentabilidad. Así se dibujó un déficit que no existía.
Resulta incoherente lo que dicen: si había déficit a reducir, uno siempre piensa
que lo primero que hay que hacer es equilibrar fiscalmente el país, pero no
reducir a los sectores de mayores ingresos los derechos de exportación, sacar
las retenciones a la minería o los autos de alta gama. Es como un coctel que
todo junto no cierra, porque es contradictorio. Tal vez no hubo una mala
evaluación: lo que se quería era provocar un shock para que los trabajadores
aceptaran cualquier tipo de salario por temor a perder el empleo. O sea una
suerte de flexibilización o precarización obligada, por el temor a perder el
salario o porque la plata no alcanza. ¿Fue esa la idea de provocar el shock?
Ese es un terreno de hipótesis que no me gusta abordar, pero lo cierto es que
mas allá de las hipótesis o de de las intenciones, el resultado me parece no ha
sido el esperado. No ya por la sociedad a la que le habían dicho que no iba a
haber tarifazo, que no iba a haber devaluación, que no se iba a perseguir a
nadie, que no iba a haber despidos, que hasta el Fútbol para Todos se iba a
conservar. No: simplemente ni siquiera fueron los resultados esperados por el
propio equipo que se autodefinió a sí mismo como el mejor de los últimos 50
años.
Periodista: –Usted denunció varias veces una
persecución por parte de lo que llamó el “Partido Judicial”. Recientemente su
abogado dijo que estaba considerando recurrir a un tribunal internacional para
denunciarlo. Yo quería preguntarle si efectivamente lo va a hacer, qué tribunal
sería y qué piensa que va a pasar con esas causas.
CFK: –En toda la región se ve muy claramente
la aparición de un partido mediático que juzga públicamente, un partido
judicial que es como el espejo de ese partido mediático y un sector que interviene
con estas dos patas fundamentales. En el caso de Brasil se vio muy claramente
la intervención de ese partido judicial. En el país también se está viendo y no
sólo ahora: así fue durante toda nuestra gestión, fuertemente intervenida por
el partido judicial. La ley de medios, que fue un modelo contra la
monopolización mediática, fue suspendida por el partido judicial que también
volteó, para defenderse corporativamente, el intento que hicimos de
democratizarlo. El proyecto consistía básicamente en que los académicos,
jueces, abogados y diputados que integran el Consejo de la Magistratura fueran
también elegidos por el voto popular, como son elegidos los diputados y
senadores que conforman ese organismo. No los jueces que juzgan porque
evidentemente eso no es conveniente. Bueno, fue la única vez que la Corte hizo
uso del per saltum. Es el único poder en el mundo que es de carácter vitalicio.
Todos los demás poderes están sometidos, por lo menos los institucionales del
Estado, a elecciones y a revalidaciones. Pretendíamos además que al poder
judicial se pudiera ingresar por mérito, por exámenes, y no porque seas
pariente o amigo del juez o del secretario o del fiscal de turno. Y bueno, fue
volteada pese a haber sido tratada por ambas cámaras con mayoría absoluta, la
mitad más uno de cada uno de los integrantes del Parlamento. Fijate que ahora
tenemos el problema de las tarifas y nada de eso significó un per saltum.
La persecución judicial me parece que es más que
evidente. Además fue anunciada. Si uno lee las crónicas periodísticas durante
el último mandato mío, ya decían que yo cuando abandonara el poder iba a tener
serios problemas con la Justicia. Está escrito en letras de molde. O eran
clarividentes o evidentemente forman parte de una articulación mediática
judicial que es la que se está desplegando ahora. Yo fui denunciada cuatro
veces por no ser abogada y el título me lo terminaron dando en Comodoro Py. Y
no ahora, durante la gestión. Me investigaron por enriquecimiento ilícito desde
1995 hasta el 2012. Tres causas con sobreseimiento, y siguen. La causa de dólar
futuro es lo más emblemático en materia de persecución judicial. El magistrado
que inició la causa pensaba que los beneficiarios de los contratos de dólares
futuros iban a ser amigos nuestros o conocidos nuestros, y resulta ser que
cuando se investigó, los que habían sido beneficiarios de los contratos a
futuro eran los mismos que habían hecho la devaluación. Y no solamente eran los
mismos que habían hecho la devaluación sino que en el caso de uno de los
funcionarios, el vicejefe de la Jefatura de Gabinete (Mario Quintana), era el
que había pactado con el titular del ROFEX, que es uno de los de mercados a
futuro, el precio de lo que iba a cobrar él como empresario cuando había
pactado contrato de dólar a futuro. Él pactó su contrato a futuro y él arregló
el precio siendo funcionario. Eso sí es delito, eso es negociación incompatible
por interés de conflicto. Pero no están procesados los que devaluaron ni los
que cobraron los contratos de dólar a futuro sino que estamos procesados
nosotros que fuimos los que quisimos cuidar el valor de la moneda, porque
sabíamos que una devaluación iba a tener un impacto brutal como el que tuvo. Y
la última: embargar la pensión del presidente que es patético y hasta ridículo.
Esto revela la situación de persecución. Pero no me
quejo: cuando vos decidís que los responsables del genocidio deben ser
enjuiciados por los jueces de la Constitución y que reciban las penas por lo
que hicieron; cuando vos recuperás los edificios como la ESMA para entregarlos
a la memoria, no solamente del pueblo sino del mundo; cuando decidís recuperar
la administración de los recursos de los trabajadores de empresarios privados
que habían recibir comisiones por 12 mil millones de dólares; cuando decidís
que los trabajadores tienen que tener un salario que les permita vivir
dignamente y motorizar la economía; recuperar YPF, la empresa más importante de
la Argentina, Aerolíneas Argentinas y AYSA; cuando vos decidís estas cosas,
está claro que uno de los riesgos es la cárcel y que te persigan políticamente.
Otro no tendría ese riesgo pero son los riegos que se deben tomar más allá de
que ninguna de las causas, todas inventadas, tenga la más mínima entidad para
condenar a nadie. Son los riesgos no jurídicos, porque jurídicos no los hay
aplicando esta Constitución, estos códigos de procedimientos y estos códigos de
fondo; no tendría por qué haber ningún riesgo. Aplicando los códigos de la
política en la Argentina, y sí, es la historia Argentina además.
Periodista: –En los últimos meses hemos visto a
personas cercanas a usted comparecer en la Justicia, ¿le preocupa la
posibilidad de que se dicte una detención en su contra? ¿Cuál es su respuesta a
esta cantidad de generalizaciones que se ven en los medios?
CFK: –En principio, respecto al temor a la
cárcel, no. Si hubiese tenido temor no habría hecho las cosas que hice como
Gobierno, posiblemente tampoco hubiese militado en los espacios políticos en
los que milité desde muy joven. Ser peronista nunca fue fácil en este país. Y
nunca fue gratis. En cuanto a los episodios mencionados, ninguna generalización
es buena; lo que puede haber pasado con tal ex funcionario, y sin minimizarlo,
tiene que ver con lo que puede pasar en cualquier gobierno.
Escuchar a alguna persona que tenga el apellido Macri
hablar de saqueo del Estado, hablar de obra pública, me parece una falta de
respeto a la memoria y a la historia reciente de los argentinos. Yo no tengo
ninguna empresa constructora, de hecho lo dije el otro día al hablar con un
colega tuyo, sostengo que es necesario crear en el Parlamento una comisión
bicameral de auditoría de la obra pública. En la Argentina se invirtió en obra
pública, durante los últimos doce años, 107 mil millones de dólares. En un
lapso anterior, del ‘90 al 2002, se invirtió 18 mil millones de dólares. Lo
único que pido es que se realice una auditoría sobre los últimos doce años para
determinar que, si hubo sobreprecios, quién se los quedo. En este momento, en
el que el Gobierno decretó la redeterminación de precios de obra pública, es
imprescindible. ¿En qué obras se redeterminó, en las que ya tenía sobreprecios?
Los últimos 45 mil millones que se decretaron para el soterramiento del tren
Sarmiento, una obra que nunca pudimos empezar porque la UTE, la empresa que
ganó la licitación, de la que forma parte IECSa, de Calcaterra, primo y amigo
de Macri, junto a Odebrecht y otras empresas, requería financiamiento privado,
no debía ser del Estado. Y ahora me vengo a enterar que por un decreto le
asignan 45 mil millones para financiarlo. ¿Qué pasa con las empresas que
perdieron esa licitación porque no tenían financiamiento externo? Por eso creo
que debe hacerse esta auditoría de obra pública en los últimos doce años, ya
que son 107 mil millones, de los cuales un 57 por ciento fue ejecutado por el
gobierno nacional. El resto fue ejecutado y licitado por gobiernos provinciales
y municipales. Lo único que hacía el Gobierno nacional era remitir el dinero. Y
tenés unos 25 mil millones en vialidad, esa misma cifra en infraestructura
energética, tenés 15 mil millones en viviendas, ejecutadas por las provincias,
unos 12 mil millones en obras hídricas, 11 mil millones en transferencias del
fondo federal solidario de la soja que ejecutaban los gobiernos municipales. Por
eso sería muy interesante y necesario para determinar qué pasó, y cada uno
deberá responder por lo que hizo. Yo vivo en esta casa, que está a mi nombre, y
es mía desde antes de ser presidenta; no vivo en una casa hecha por ninguna
constructora. Creo que el tema de la generalización no es bueno, y además con
los conflictos de intereses y con algunos casos de público, notorio y
escandaloso conocimiento, y para los fiscales, es simple. Basta con levantar la
tira de un teléfono para saber con quienes hablaban esos funcionarios, con
quienes se reunían. Vemos que algunos de los principales adjudicatarios de obra
pública también forman parte del Gobierno, hay que ser cuidadosos con eso
porque termina impactando de lleno en la política. Como si la política implicara
que son todos iguales, que es sinónimo de corrupción; y cuando esto termina de
enraizarse en una sociedad, finalmente se da el triunfo de las corporaciones,
que siguen manejando a la gente con el concepto de que la política es corrupta.
No, la política no es corrupta, puede haber políticos corruptos.
Identifiquémoslos.
A mi no me encontraron ninguna cuenta en Panamá. Yo no
tengo ninguna cuenta en el exterior. No tengo sociedades secretas que me
descubrieron. Todo lo que dicen está escrito en mis propias Declaraciones
Juradas, firmadas y presentadas por mi no solamente ante la Oficina
Anticorrupción, sino ante la AFIP. ¿Puede ser alguien tan tonto de declarar
cosas en una Declaración Jurada para que después en base a los números que
están en la Declaración Jurada digan que cometió un ilícito? Y resulta ser que
todos los días encuentran gente que si no tiene cuentas en el HSBC, que fugó
dinero del país, aparece en los Panamá Papers, y después dice que se había
olvidado que tenía una cuenta. ¿Alguien me hubiera aceptado a mi que yo dijera
eso? Ni te cuento cuando le inventaron a mi hijo una cuenta con Nilda Garré de
40 millones de dólares en la tapa de Clarín. ¿Vos sabés la cantidad de gente
que por ahí ve esa tapa y después ni se entera cuando Máximo habla por la radio
y lo desmiente y se quedó con la tapa de Clarín diciendo que Máximo tenía 40
millones de dólares? O lo que pasó con el famoso auto de Milagro Sala: te puedo
mostrar 4 hojas enteras de portales de todo el país diciendo “se encontró un
BMW propiedad de Milagro Sala lleno de dinero”. Después salió la noticia de que
no era cierto. ¿Vos sabés la cantidad de gente que leyó las 4 páginas de
portales diciendo eso y no leyó después que no había ninguna plata de Milagro
Sala?
Ayer mismo entro en uno de los portales que yo denomino
House Organ de la Embajada y veo “Ex Senador K detenido en Ezeiza con 30 mil
dólares”. Todos son K. Resulta ser que este ex senador (Nicolás Fernández) no
fue elegido en 2011 porque yo le propuse al actual vice gobernador de la provincia,
Pablo González, que fuera él quien se postulara como candidato a senador por
Santa Cruz. Sin embargo ponen que el anterior senador, que es el que
encontraron con los 30 mil dólares, es K. Saben una cosa, el hermano de ese ex
Senador, que es un contador, que fue también funcionario nuestro en el BICE, es
hoy colaborador en el Ministerio de Economía de Prat Gay, junto al Secretario
de Hacienda. Por ese ex senador yo conocí al Dr. Lorenzetti, de quien es muy
amigo. Él fue quien me lo presentó cuando yo era senadora, inclusive me decía
que era un excelente candidato para ser miembro de la Corte. O por ejemplo lo
que pasó con otro ex senador, a quien conocí y fue compañero mío de la UCR:
trajeron a una persona de Paraguay (en referencia a Ibar Pérez Corradi),
vinculado al tráfico de efedrina, diciendo y amenazando la Ministra de
Seguridad que tiemblen los funcionarios del Gobierno anterior porque iba a
hablar; y resulta que ahora dice que este ex senador, ex presidente de la UCR,
artífice de la alianza entre la UCR y Cambiemos (Ernesto Sanz), recibió un
soborno de 200 mil dólares para acusar al juez de la efedrina y destituirlo.
Pero como es del partido radical es mentira. Entonces ¿Cómo es? Si son
peronistas los denunciados, (Pérez Corradi) es un “arrepentido”. Si lo
denuncian a alguien de Cambiemos o a un radical, es un “condenado”. Me parece
que hay que comenzar a medir con la misma vara a todo el mundo.
Y lo que también veo en esta etapa, una de las cosas que
más me preocupan, es que hay una suerte de disminución muy notable de la
intensidad del Estado de Derecho. Siempre la vigencia del Estado de Derecho ha
sido un obstáculo para imponer planes de miseria, hambre y transferencia de
recursos de los sectores asalariados, clases medias, pequeñas y medianas
empresas a los sectores más concentrados. Siempre era necesario hacer un golpe
militar para poder hacer este tipo de planes. Hoy a través del partido
mediático y del partido judicial esto ya no es necesario. Por eso es muy
importante que los procedimientos judiciales sean de acuerdo a las garantías
que establece la Constitución, sean de acuerdo a los códigos de fondo y los
Códigos de Procedimiento. No se puede estar acusando o montando shows o
espectáculos mediáticos en base a la violación de las garantías que tiene
cualquier ciudadano, haya sido presidente o sea el barrendero. Y esto significa
también que los dirigentes políticos que entiendan que a partir de denuncias
inventadas no van a lograr mejor posicionamiento. La historia demuestra que
esto no es así, que dura muy poco. No conozco a ninguno que haya pasado a la
historia, o que haya logrado convencer a las grandes mayorías nacionales de un
proyecto de país o de Patria a partir de estas cosas.