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domingo, 17 de marzo de 2019

La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso… @dealgunamanera...

La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso…

La realidad de la gente. Castro entrevistó a ciudadanos de a pie, que enfrentan con dignidad una crisis que tiene costados dramáticos e insólitos. Fotografía: Cedoc Perfil / ap

Nelson Castro fue testigo en Caracas del drama humanitario que aqueja a los venezolanos. Apagón, agua contaminada, corrupción y un Estado policial.

La imagen desde la ventanilla del avión que se acerca al aeropuerto de Maiquetia es imponente. La geografía de Caracas es impresionante, la combinación de montañas fértiles y mar le da esa particularidad única de la espectacularidad. Ver desde allá las aguas de un azul-turquesa, ese mar bañando las playas y esa tierra potente, da la idea de un país poderoso y rico.

Todo esto se desvanece cuando el avión toca suelo en el aeropuerto de Maiquetia, se desvanece desde la imagen y también desde la percepción: la autopista deteriorada, poceada, hace el andar tortuoso hasta la plataforma de llegada, y la imagen desolada de los pocos aviones sobre ese inmenso aeropuerto da una idea clara de la decadencia por la cual está atravesando Venezuela. La puerta de entrada marca el contraste del aeropuerto con la majestuosa geografía de Caracas.

Entrar a Caracas no es fácil, salir de Caracas, tampoco. Entrar significa superar una barrera de sospechas: si se va por un día, por qué por tan poco; si se va por más días, por qué por tanto tiempo; si no se tiene impreso el pasaje de vuelta, la reserva del hotel, por qué no se la tiene.


En este contexto la idea que uno tiene es que es absolutamente vulnerable y que todo es impredecible, tal vez dependiente del humor con el cual el empleado o empleada de Migraciones está dispuesto a hacer cumplir la férrea estructura de control que se cierne contra todo aquel que llega a Caracas. Si se arriba con material para filmar, celulares, cámaras implican un escollo de una hora. Trasponer todos los controles del aeropuerto da una clara percepción de la situación de tensión, que se corrobora con la enorme cantidad de personal de la policía, de la guardia nacional, que se despliega sobre un aeropuerto prácticamente desierto.

Fui a Caracas con la idea de conocer y reflejar la realidad de la gente, por eso tomé la decisión de no entrevistar a ningún político, ni del gobierno ni de la oposición. La idea fue hablar con la gente y escucharla. Pensé que debíamos ir a buscar esa dura realidad en lugares marginales de Caracas, pero la sorpresa apareció al primer paso: a cuatro kilómetros del aeropuerto de Maiquetia, sobre la autopista que lleva hasta el centro de Caracas, nos encontramos con la gente tratando de recoger el agua de un caño, un caño que juntaba el agua que venía de las casas ubicadas sobre la ladera de una de las montañas –zona de favela–, por lo tanto, un agua absolutamente contaminada. La gente la utilizaba, allí había madres, padres, jóvenes, había niños.


Me impactó ver una bebé de tres meses sola en un cochecito, tapada, sobre un montículo, mientras su madre lavaba su ropita, con la que luego la arroparía, en agua contaminada. Esa agua contaminada también se utiliza para cocinar, algunos la beben; solo los que pueden consumen agua mineral. Con la maravillosa ajenidad que da la infancia, los niños se zambullen una y otra vez en ese pequeño estanque natural para refrescarse y vivir con aires de aventura esa realidad tan trágica. En ese contexto, una mujer nos relataba la angustia que vive por estos días, ya que su hijo está enfermo y no consiguen los antibióticos que necesitan para tratarlo, entonces se encomiendan a curanderas para mejorar la salud, lo que no puede lograr por los medicamentos que ni en hospitales ni en farmacias se consiguen.

En ese entramado aparecen las expresiones de la gente, que, con una dignidad increíble, enfrenta esa circunstancia indigna de supervivencia. Todos saben que lo importante es vivir el hoy, sin poder prever que es lo que va a deparar el mañana. Venezuela es un país rico, tiene petróleo, los llanos del Orinoco que son de una enorme fertilidad. Ese país rico ha estado castigado fundamentalmente por la corrupción.

La Venezuela democrática que surgió después de la brutal dictadura de Marcos Pérez Jiménez fue una Venezuela que lamentablemente no pudo acompañar ese ejercicio de la democracia con decencia y libertad.

Como consecuencia de esa indecencia durante los años de plenitud democrática, a la circunstancia institucional de la democracia no la acompañó el bienestar de la gente. Dos partidos se alternaron en el ejercicio del poder y ninguno de los dos se preocupó por mejorar esa situación.

Como consecuencia de esa desigualdad social surgió Hugo Chávez, quien fue producto de la corrupción política, de una falsa ilusión de mucha gente que creyó que en aquel golpista iba a encontrar la decencia que no había traído la política ortodoxa. La realidad demostró que se equivocaron, de una manera que hoy les pesa a muchos de aquella mayoría que lo votó, y tanto les pesa que los fuerza –a los que pueden– a salir del país.

A aquella Venezuela desigual le siguió más desigualdad de la mano de Chávez. A aquella Venezuela castigada por la pobreza le siguió una Venezuela igualmente castigada por la pobreza generada por Chávez. La corrupción ahora se disfraza de progresismo político, pero es tan nociva, tan brutal, tan evidente, tan palpable y tan cruel como lo era en aquellos años previos a este chavismo que tiene como objetivo –aún muerto Chávez– perpetuarse en el poder indefinidamente.


El apagón de estos días ha sido producto de la corrupción, de la falta de mantenimiento de la infraestructura. La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso, se observa en los modelos de autos –no hay autos nuevos–, los concesionarios importantes no venden autos nuevos, ni de su propia marca. En grandes salones desolados se ven dos o tres autos usados a la venta. Los edificios, con sus frentes grises por el paso del tiempo, sin la pintura que le dé la frescura de la renovación, marcan esa decadencia.

En esa Venezuela de la decadencia, a nadie le sorprendió esta crisis energética, que seguramente no será la última, que no termina de resolverse y que Maduro busca culpar, atribuir a la cibertecnología del gobierno de Trump. Hecho que desmienten todos los científicos, los estudiosos, los técnicos importantes de Venezuela, que confirman que esta crisis –que no ha cesado– es producto de la falta de mantenimiento.

La falta de mantenimiento que lleva a esta crisis energética agravada por la falta de agua no ha hecho más que transformar este drama en una tragedia, porque producto de la falta de energía eléctrica murieron 21 pacientes en los hospitales de Venezuela por no poder ser asistidos –entre otras cosas– con los tratamientos de diálisis que les correspondían.

La Venezuela de hoy es una Venezuela del imponderable, en la cual las personas sienten afectada su dignidad a cada paso, no solamente porque no tienen luz ni agua, sino porque no pueden planificar; quien hoy quiere comer fideos tal vez deba optar por arroz, porque no hay fideos, y quien mañana quiera carne deba optar por polenta, porque mañana habrá polenta y no carne. La dignidad se ve afectada porque el trabajo formal hoy no asegura la supervivencia y es en la informalidad donde aquel que quiere tener acceso a los elementos mínimos para subsistir puede hacerlo.

La fachada de normalidad de Venezuela forma parte de esta mentira que castiga a tanta gente que hoy encuentra que la única esperanza puede ser tal vez el cambio de gobierno, sin darse cuenta de que nadie sabe cuándo vendrá el cambio y que por supuesto vendrá con muchas ilusiones, pero va a ser muy difícil la reconstrucción de esta Venezuela empobrecida, rica pero castigada por este mal que es el de la corrupción política al cual se agregan la precariedad y la intolerancia. La división social es profunda, la antinomia es clara y evidente y la pregunta es: ¿Cuánto demorará en solucionarse esto?


En esta Venezuela así constituida lo que fundamentalmente se observa a cada paso es la presencia de las fuerzas de seguridad, es un Estado policíaco, donde la libertad de expresión es difícil, donde el miedo existe, donde la impresión de ser vigilado es permanente. En esta Venezuela así constituida, trabajar de periodista es complejo, exige muchos cuidados y la libertad de expresión se transforma en muchos casos en un imposible. En este presente, la verdad es una de las tantas víctimas de este enfrentamiento político. Los medios de comunicación del régimen de Maduro dan idea de una épica que hoy no existe y dan idea de un país de felicidad y alegría que los rostros de tristeza y los testimonios de miles y miles de venezolanos desmienten a cada paso en cada barrio de Caracas.

La crisis en Venezuela tiene costados dramáticos e insólitos, y uno de ellos se conoció en horas de ayer. Los ladrones tienen problemas también para continuar con su tarea, los hay de varios tipos: porque no consiguen balas para sus armas y entonces muchos de ellos se han quedado sin su “herramienta de trabajo”; porque los que se dedicaban a los secuestros se encuentran con el problema de que las víctimas no tienen dinero para pagar y –obviamente– el secuestro se torna inútil. También sucede que en aquellos secuestros en los cuales se paga algo, lo que se paga tiene tan poco valor que resulta insignificante.

Por último, en muchos de los casos los saqueadores –otro de los delitos– cuando han llegado se han encontrado con que era tarde y ya no había nada. Por lo tanto los delincuentes perciben ahora que la única manera de subsistir es la de encontrar un trabajo honesto, es una de las paradojas increíbles de esta Venezuela dramática y trágica que por momentos tiene aires del Macondo de Gabriel García Márquez.




miércoles, 30 de enero de 2019

Maduro y Allende… @dealgunamanera...

Maduro y Allende…

Presidente de Venezuela Nicolás Maduro y Presidente de Chile Salvador Allende.

No podemos callar y aceptar que Maduro pretenda guarecerse en la imagen del Presidente Allende, desprestigiándolo y distorsionando la realidad. Allende es un símbolo de integridad moral, de compromiso social y de vocación democrática incuestionable. La experiencia de Maduro, en cambio, ha traído persecución política, miseria, crisis humanitaria, hambre, emigración masiva y el sufrimiento del pueblo venezolano.

© Escrito por Sergio Bitar el viernes 25/01/2019 y publicado por el Diario Digital El Mostrador de la Ciudad de Santiago de Chile, República de Chile.

En repetidas ocasiones Maduro ha intentado refugiarse en la imagen de Allende. No podemos dejar pasar esta grave distorsión de la realidad histórica. Ni Chávez ni Maduro tienen nada en común con Allende.

Allende fue un hombre de una trayectoria democrática impecable. Diputado, senador, ministro, Presidente de la República, ejemplo de vida dedicada al fortalecimiento de las instituciones democráticas, la ampliación de las libertades y de los derechos de los trabajadores y de la gente más pobre. Chávez fue un coronel que intentó un golpe de Estado en 1992 y luego triunfó en las elecciones de 1999, sin tradición democrática. Inició un proceso de regresión democrática y de deterioro económico, que solo se pudo ocultar por el alza cuantiosa del precio del petróleo.

Allende respetó la Constitución y las leyes, las libertades personales, el Parlamento actuó sin restricción alguna, la Corte Suprema ejerció sus funciones con plena independencia, la libertad de expresión alcanzó su más amplia extensión, todos los partidos políticos se desplegaron y fortalecieron. Jamás se violaron los Derechos Humanos, ni hubo presos políticos. El caso venezolano con Chávez y Maduro es completamente distinto. La elección de la Asamblea Nacional legítima fue atacada y se intentó sustituirla por un órgano ilegal, existen presos políticos desde hace muchos años, las libertades de expresión han sido cercenadas con el control de los distintos medios de comunicación, ha habido persecución y exclusión de partidos políticos, matonaje y represión.

En el ámbito económico la diferencia es enorme. Allende luchó por recuperar las riquezas básicas que se encontraban en manos extranjeras, organizar a los sectores trabajadores modestos y reducir la miseria. En el caso de Venezuela, el petróleo ya estaba en manos del gobierno, no había nada que nacionalizar. Y a pesar de ello, el gobierno venezolano, sin oposición de país ni empresa alguna, provocó una caída sin precedente de la producción, de cerca de 3 millones de barriles diarios a menos de 1 millón ahora.

Venezuela exporta sin problema a Estados Unidos, donde además posee una empresa distribuidora de gasolina (CITGO). Pero su fracaso es tal, que de exportador de gasolina a EE.UU., ahora la importa desde ese país. No solo han tenido todo el mundo abierto al comercio, sino además contaron con un enorme financiamiento de China, inexistente antes. Este desastre nada tiene que ver entonces con el “imperialismo y la burguesía”, es solo incapacidad e ineficacia. En el caso chileno, la nacionalización del cobre fue respondida por el gobierno de Nixon y de las compañías del cobre con bloqueos, cortando el financiamiento internacional, de repuestos, promoviendo el embargo de los embarques de cobre cuando llegaban a los puertos de destino en Europa.

Las condiciones internacionales de 1970 eran completamente distintas a las del año 2000. Chile debió enfrentar un período de Guerra Fría en que la actitud norteamericana del gobierno de Nixon hacia Chile fue implacable desde un comienzo, tratando de impedir la asunción de Allende y complotando para socavar el gobierno, mediante ahogo financiero y la presencia activa de la CIA, como quedó en evidencia en las propias investigaciones del Senado de EE.UU. Nada de eso ha ocurrido en Venezuela.

Tampoco es similar la situación de las Fuerzas Armadas. En el caso chileno, ellas formaban a sus oficiales en la llamada doctrina de la seguridad nacional, con cursos impartidos en Panamá, mostrando que el enemigo era interno y, por lo tanto, su tarea era aplastar cualquier movimiento social que quisiera impulsar cambios. Nada de ello ha existido durante los gobiernos de Chávez y Maduro. Ellos han contado con el respaldo total de las Fuerzas Armadas, sin lo cual no podrían haber sobrevivido al desastre humanitario, la indignación popular y el quiebre de las instituciones democráticas.

En Chile, ni creció la violencia criminal ni mucho menos la corrupción. La dictadura chilena, que intentó difundir falsedades como el llamado Plan Z y luego de reiteradas investigaciones a las cuentas personales y de los familiares de los principales dirigentes de la Unidad Popular, nunca pudo realizar acusación alguna. Nada de eso se compara entre el Chile de Allende y la Venezuela de Chávez y Maduro, donde se presenta una de las más altas tasas de homicidio del mundo.

Mucho daño ha hecho ya la experiencia de Maduro, la persecución política, la miseria de un pueblo, la crisis humanitaria, el hambre, la emigración masiva, el sufrimiento del pueblo venezolano.

Esta terrible experiencia ha provocado temor a las experiencias progresistas de América Latina, y hoy es un arma que utiliza la derecha para atacar a quienes intentan cambios económicos y sociales. La campaña de “Chilezuela” es un ejemplo, y similares campañas se han articulado en otros países.

No podemos callar y aceptar que Maduro pretenda guarecerse en la imagen del Presidente Allende, desprestigiándolo y distorsionando la realidad. Allende es un símbolo de integridad moral, de compromiso social y de vocación democrática incuestionable.



jueves, 15 de febrero de 2018

Julio María Sanguinetti, sobre el papa Francisco... @dealgunamanera...

Julio María Sanguinetti, sobre el papa Francisco: "Diluye las esperanzas de un mundo que esperaba reformas éticas"…

El Papa Francisco y José MAría Sanguinetti 

El ex presidente uruguayo sostuvo que el Sumo Pontífice "navega en medio de extrañas contradicciones". Analizó el rol del líder de la Iglesia en la actualidad.

© Publicado el miércoles 14/02/2018 por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti analizó en una columna para el periódico español El País el rol del papa Francisco como líder político en la actualidad.

"El papa Francisco (…) navega en medio de extrañas contradicciones: a cada rato desciende de la universalidad de su posición a minúsculos combates políticos de un inexplicable provincianismo argentino, al tiempo que no oculta la raíz populista-peronista que el historiador italiano Loris Zanatta reveló no bien fue ungido", comenzó el ex mandatario.

También recordó que el pontífice avaló de un "modo desconcertante a la señora Hebe de Bonafini, líder de las Madres de Mayo y ferviente kirchnerista, que ha degradado una noble causa con su radicalismo y la corrupción de la entidad que dirige".

Sanguinetti recordó que Bonafini "celebró el atentado contra las Torres Gemelas, en tiempos en que llamaba fascista al entonces cardenal Bergoglio. Cuando este llegó a Papa la recibió ostentosamente, para que en la puerta vaticana despotricara con violencia contra el presidente (Mauricio) Macri, el compatriota electo por su pueblo, al que por entonces había recibido con una frialdad tan notoria que asombró al mundo".


"El hecho es que ahora, en el mismo instante en que la señora de Bonafini se resistía a acatar un mandato judicial, pudo ella leer una carta de Su Santidad en que le decía: 'No hay que tener miedo a las calumnias. Jesús fue calumniado y lo mataron después de un juicio dibujado con calumnias. La calumnia solo ensucia la conciencia y de quienes la arroja'. La destinataria pudo regodearse comentando en la televisión: 'Casi no me compara con nadie…'".

El ex jefe de Estado uruguayo recordó que Francisco no cosechó muchos aplausos en Chile y que en Perú, donde le fue mejor, trató muy bien al presidente peruano Kuczynski, quien pasaba muy malos días por su indulto a Fujimori. "Allí fue ideológicamente bien claro: 'Se estaba buscando un camino hacia la Patria Grande, y de golpe cruzamos hacia un capitalismo liberal inhumano que hace daño a la gente'".

En una palabra —dice Sanguinetti— "con Cristina Kirchner, Correa, Dilma, Evo y Maduro, íbamos hacia la Patria Grande bolivariana que hoy solo sustenta el venezolano… En cambio, habla de un 'liberalismo inhumano' que ¿quién sostiene hoy? ¿Acaso el gradualista Macri, que trabajosamente va enderezando a la Argentina con el cuestionamiento de muchos economistas liberales? ¿El traidor Lenín Moreno, que ha impedido la monarquía de Correa? ¿Piñera, que ya fue presidente y no desmontó la obra social de los gobiernos de la Concertación?", se pregunta.

Y agrega: "Su populismo ha sido reiteradamente expresado, cuando se indignaba porque 'todo entra dentro del juego de la competitividad', como si fuera posible superar la pobreza en una economía incomunicada. O abjurando del 'mercado libre, la globalización, el crecimiento económico o el consumo'. Por cierto, se ha negado reiteradamente a entender el valor social y democrático del desarrollo de las 'clases medias', y hoy por hoy diluye las esperanzas de un mundo, creyente o no, que esperaba reformas éticas que superaran la condenación anacrónica de los divorciados o del uso de anticonceptivos, que ayudan a que la maternidad sea algo querido y no una fatalidad a la que resignarse".

Por último, Sanguinetti afirmó que, como ciudadano, "desearía que ayudara a defender la libertad individual, los sistemas democráticos y una economía moderna que —regulada por reparadoras leyes sociales— genere riqueza para poder distribuir. Es desde ese ángulo que lamento que los Gobiernos, aun socialdemócratas, no encuentren esa voz de apoyo para luchar contra la pobreza mediante un real desarrollo, basado en la productividad, bien lejos de la demagogia que condena a los pobres, como ocurre en la doliente Venezuela de hoy".




jueves, 27 de julio de 2017

Jorge Lanata fue deportado por el gobierno de Venezuela… @dealgunamanera...

Jorge Lanata fue deportado por el gobierno de Venezuela…

El periodista Jorge Lanata. Foto: Cedoc

El periodista fue retenido por agentes de seguridad antes de bajar del avión. Está incomunicado, hasta que aborde el próximo vuelo con destino a Panamá que lo traerá a la Argentina.

© Publicado el jueves 27/07/2017 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Jorge Lanata fue retenido por agentes de seguridad del aeropuerto de Maiquetía en Venezuela, cuando llegaba junto a todo su equipo al país que conduce Nicolás Maduro para cubrir la Asamblea Legislativa que tendrá lugar este domingo.

Los oficiales le indicaron que no podía ingresar al país, declarándolo “inadmisible”, presuntamente por no estar acreditado ante el Ministerio de Comunicación e Información (MinCi). Martina Perdiguero, productora de Periodismo Para Todos también fue retenida. Sin embargo, el resto del equipo que acompañaba a Lanata, si logró ingresar al país.

Así lo publica el portal venezolano El Ají, donde señalan que el periodista se encuentra en estatus “en tránsito”, custodiado por personal de seguridad de la aerolínea, hasta que aborde el próximo vuelo con destino a Panamá.

Lanata, viajó a Venezuela para hacer una cobertura “sorpresa” de los hechos que acontecen en el país, vinculados a la situación política que se vive bajo el mandato de Nicolás Maduro.

No es la primera vez que Lanata es abordado por los servicios de seguridad venezolanos. En un viaje anterior todo su equipo fue retenido por personal del aeropuerto, que aparentemente pertenecía a los servicios de inteligencia del gobierno de Nicolás Maduro, cuando estaban retornando a la Argentina luego de una cobertura.



jueves, 15 de diciembre de 2016

Diosdado Cabello a Mauricio Macri: ¡Corbarde!..." @dealgunamanera...

Cabello llamó "cobarde" a Macri y pidió que el embajador recoja sus cosas…


El hombre fuerte del Gobierno de Maduro reaccionó por la situación que atravesó la canciller venezolana en el país.

La escalada diplomática llegó a niveles impensados. Tras el escándalo que protagonizó la canciller venezolana en la Argentina, esta tarde el dirigente chavista, Diosdado Cabello, tildó de cobarde al presidente Mauricio Macri y le pidió al embajador argentino Carlos Cheppi que si tuviera "dignidad" debería "recoger sus cosas" y regresar al país. 

"Lo que le hicieron a Delcy ayer es una agresión contra la mujer, pero es una agresión contra la patria, Venezuela. Si el embajador argentino en Venezuela tuviera un poquito de dignidad o de moral, ya hubiera recogido sus maletas y se va de Venezuela", lanzó Cabello en un acto en Caracas que fue transmitido en su programa Con el mazo dando.

Cabello se mostró ofuscado por el desplante de los cancilleres del Mercosur a la representante diplomática venezolana y afirmó: "¿Qué hicieron los cancilleres? Ni siquiera se presentaron dónde estaba Delcy. Ni siquiera tuvieron la valentía de presentarse, suspendieron la reunión. Pero ahí estaba la mujer venezolana, ahí estaba nuestra patria”. “Por cierto... todo eso lo manda Macri. Todo eso son instrucciones del cobarde de Macri. ¡Cobarde!. Yo no voy a decir esto para que lo hagan, pero a Delcy le dieron un golpe", describió.

Sin invitación, la ministra venezolana se presentó en el país para concurrir a un encuentro de los cancilleres del bloque del Mercado Común del Sur (Mercosur). Rodríguez manifestó que había sido agredida por un policía al buscar ingresar a la Cancillería y por un funcionario en el interior del edificio. 



sábado, 3 de diciembre de 2016

El Líder… @dealgunamanera...

El Líder…


“¡Yo soy Fidel!” “¡Yo soy Fidel!” “¡Yo soy Fidel!” Se extendió de a poco, primero fue uno, después varios y al final el grito se apoderó de cientos de miles de gargantas el martes en la Plaza de la Revolución hasta convertirse en la consigna que ahora repite el pueblo al paso de la cureña que atraviesa Cuba con las cenizas de Fidel. Los oradores habían hablado de que muchos se preguntan en el mundo lo que pasará ahora en Cuba sin su enorme líder. Y la respuesta fue ese grito que bajó de la multitud y ahora se extiende de La Habana a Santiago.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 03/12/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La impresionante despedida del pueblo cubano, con el nombre de Fidel pintado en sus caras, en sus vinchas y en sus banderas, la tristeza, el respeto, no ocultan los problemas que pueda afrontar ese mismo pueblo y el gobierno cubano, pero al mismo tiempo se convierte en otra desmentida a la propaganda de Miami y sus medios. La revolución no puede ser inmutable y deberá encontrar el camino de sus transformaciones, pero el proceso revolucionario tiene raíces que los cubanos ya reconocen como parte de su acervo.

El argumento por el que Mauricio Macri no participó en las exequias del líder latinoamericano fue que solamente asistirían los presidentes que tenían una relación personal con Fidel. La canciller Susana Malcorra encabezó la delegación argentina y participó el martes en la impresionante despedida del pueblo habanero. Se dijo que se había retirado antes del final, lo que se desmintió. En cambio la vieron hablar largo y tendido con el canciller brasileño José Serra, un hombre que pasó de la ultraizquierda a la ultraderecha, aspirante frustrado a la presidencia de su país, siempre derrotado por la izquierda hasta que, gracias al golpe parlamentario que derrocó a Dilma Rousseff, se convirtió en canciller de Michel Temer, un presidente sin respaldo popular y de dudosa legitimidad.

Es difícil saber de qué hablaron, pero es conocido que los gobiernos derechistas de Argentina y Brasil se han convertido en piezas de la política exterior norteamericana para aislar y presionar al gobierno de Nicolás Maduro. El jueves se anunció que vencía el plazo de Venezuela para adaptarse a los requisitos técnicos establecidos por el Mercosur. Finalmente, se anunció ayer de manera oficial que habían suspendido su participación en el bloque  regional. Con el final de la Guerra Fría, la confrontación con la Revolución Cubana había dejado de figurar en las prioridades del Departamento de Estado, para ubicar en su lugar a la principal reserva de hidrocarburos del mundo, que además se había convertido en el principal aliado de Cuba. Susana Malcorra y José Serra, discutiendo los detalles de la ofensiva contra Caracas en La Habana, con el marco de la última despedida del pueblo cubano al líder de la revolución, aparece como una expresión de los nuevos tiempos.

Los cancilleres Malcorra y Serra, más los de Paraguay, Eladio Loizaga y Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, firmaron el comunicado sobre la suspensión de Venezuela, dirigido a la canciller de ese país, Darcy Rodríguez, documento que no fue entregado en Caracas sino en la sede del Mercosur en Montevideo. Se pretendió ocultar detrás de argumentos tecnicistas una decisión  esencialmente política. El plazo se podría haber ampliado porque Venezuela ha demostrado su interés en el Mercosur y ha avanzado en el cumplimiento de la mayoría de esas normas. Con otros gobiernos en Argentina y Brasil, ese plazo se hubiera estirado, pero la derecha que gobierna ambos países, más que en la integración, está interesada en que Estados Unidos pueda controlar en el corto plazo la principal reserva de petróleo del planeta.

Si se echa a un país que tiene un gobierno de izquierda simplemente porque en los demás países, sobre todo en Argentina y Brasil, sus gobiernos son de derecha, el Mercosur no tiene destino. Aunque los gobiernos de Macri y Temer, a los que se sumó con entusiasmo el paraguayo Horacio Cartés y, un poco a desgano, el uruguayo Tabaré Vazquez, buscaron una excusa técnica para sostener esta decisión, han sentado un precedente letal para la integración latinoamericana a partir de esta suspensión por motivos políticos.

Los gobiernos populares y progresistas que durante la década pasada impulsaron ese camino subrayaron siempre que la coincidencia política de ese momento en la región era un factor favorable para la integración, pero que no debía convertirse en requisito indispensable. Esos gobiernos aceptaban el pluralismo, incluían la perspectiva de que participaran jugadores de derecha.

Los que ahora controlan el Mercosur demostraron que los gobiernos de derecha no toleran a otros gobiernos de izquierda y que anteponen la afinidad ideológica a la integración regional. La suspensión de Venezuela deja una conclusión peligrosa: si los gobiernos populares y de izquierda aceptan el pluralismo y los de derecha no, quiere decir que con la derecha la integración es imposible y que la única posibilidad de transitar ese camino será en la medida que haya gobiernos populares. Pero son razonamientos contagiados del que primó en la suspensión de Venezuela, y que terminan por habilitar la intervención foránea en los asuntos internos entre países vecinos. En vez de integrar, son líneas de acción que separan y aíslan. El único proceso de integración posible es desde el pluralismo, lo que debería ser aceptado por la derecha y defendido por el progresismo tibio que muchas veces no lo hace por temor a la confrontación o porque cede rápidamente a las presiones.

Es abominable imaginar que esta agresión a Caracas se haya empollado en el homenaje a Fidel. La gran figura del jefe revolucionario se convirtió en el paradigma de liderazgo en procesos populares. Es quizás el más sobresaliente por su proyección mundial, pero todos los movimientos emancipadores han proyectado referentes similares que son despreciados, temidos y combatidos por la derecha y muy cuestionados por cierto progresismo que lo visualiza como una suerte de alienación del individuo ante la figura del líder.

Perón, el gran líder de masas en Argentina, dijo que “la organización vence al tiempo”. Parece un contrasentido porque el fuerte del peronismo no había sido tanto su organización como su liderazgo. Y no tanto por el contenido que también aporta su carga, sino porque la figura de ese liderazgo constituye una herramienta de unidad y confluencia popular que es la única fuerza que tienen.

La gran disputa en el campo de lo cultural y lo simbólico está dada entre un discurso que tiende a segmentar y aislar, nada de asociación vecinal, de sindicatos, de participación política, nada de pueblo, sólo individuos, nada de Nación, nada de Latinoamérica o integración regional. Frente a otro discurso que busca defender, recrear, y construir identidades desde la del vecino a la del trabajador, identidad de pueblo, de Nación y latinoamericanismo, generar conciencias colectivas, de solidaridad y comunitarias. El primero es el discurso que busca la opresión, desarmar intereses populares, dividir y aislar para prevalecer. Uno que aísla frente a otro que integra, uno que hace recelar del vecino o del compañero y del extranjero, y otro que los incorpora. Uno que divide y excluye frente a otro que unifica e incluye.

El discurso que profundiza en la fragmentación de la sociedad, que es el discurso del poder económico, es hegemónico a través de los grandes medios de comunicación que han instalado el desprecio por la política, los gremios y la militancia juvenil, que han estimulado el egoísmo para dividir y enfrentar a la sociedad en castas, estamentos, jerarquías y categorías fantásmicas, y han tratado de destruir los liderazgos populares con persecución y difamación. Ha sido así en la historia. El arma principal de los movimientos populares es su resistencia  a la fragmentación, su masividad y su convocatoria, un rasgo que ha sido más fluctuante que permanente. Son los lenguajes que movimientos emancipadores y sectores del privilegio han enfrentado en la historia. El liderazgo que surge en esos movimientos con sobrecarga de identificación y afecto, más respeto y agradecimiento, surge de esa necesidad de convocar y unir por encima de particularidades y diferencias instaladas y agrandadas por el discurso fragmentador, disgregador y desculturizante. No es un fenómeno “primitivo” como lo desprecia un sector del progresismo tibio, sino que por el contrario ha sido la herramienta popular más importante para desnivelar esa relación de fuerzas tan desfavorable.

En los doce años de gobiernos kirchneristas surgieron liderazgos populares en todo América Latina: Lula, Evo, Correa y Chávez, que en Argentina estuvieron referenciados por Néstor y Cristina Kirchner.

Cada uno de ellos tiene su particular relación con las clases y personas que representan y mecanismos propios y diferentes de articulación de esos liderazgos. Pero representan fuerzas movimientistas. Son referentes de un magma social lleno de diferencias y particularidades que son capaces de diluir por la convocatoria de ese liderazgo. Aunque en la historia de los pueblos estos liderazgos, que se constituyen en grandes motorizadores del progreso, no se producen fácilmente ni son tan comunes. La historia siempre tiene la última palabra. Pero lo que ha demostrado hasta ahora es que la figura de estos liderazgos como grandes emergentes de los movimientos sociales han prevalecido sobre los ataques más destructivos e incluso sobre quienes no los entendieron.







lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Hacia dónde irá ahora Venezuela?... @dealgunamanera...

¿Hacia dónde irá ahora Venezuela?...

Venezolanos celebran la victoria de la oposición en las elecciones legislativas de Venezuela. Foto: Luis Robayo - AFP

Tras la derrota del chavismo en las parlamentarias, la oposición podría lograr una amnistía para los presos políticos

La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática ha logrado una histórica victoria contra el chavismo en las elecciones parlamentarias celebradas este domingo en Venezuela. La oposición se ha hecho con 99 escaños frente a los 46 de Nicolás Maduro, líder del Partido Socialista Unido de Venezuela, el gran perdedor de la noche. Pero, ¿qué cambios puede haber en Venezuela tras la primera derrota del chavismo en 17 años?

Para empezar, Maduro seguirá en el poder hasta 2019, aun así, ha perdido la mayoría en el Parlamento, que está compuesto por 167 escaños. Los opositores a Maduro necesitan 12 escaños más para lograr una mayoría calificada, algo que algunas fuentes opositoras creen que será posible alcanzar una vez haya finalizado el recuento total de votos, informa AP.

Probablemente la oposición usará esta victoria en las parlamentarias para aprobar una amnistía para decenas de opositores encarcelados durante las protestas del año pasado entre los que se encuentran dos de sus principales líderes, Leopoldo López y Antonio Ledezma. Algunos opositores de la línea dura han prometido forzar un referéndum revocatorio contra Maduro para que su mandato acabe lo antes posible, aunque de momento no tienen los apoyos suficientes.

Pero frenar a Maduro, que asumió la presidencia después de la muerte de Chávez en 2013, va a ser difícil. El control casi absoluto de Maduro de otras ramas del poder del Estado como la Corte Suprema significa que podrá arreglárselas fácilmente pese a tener un Congreso hostil. Algunos expertos especulan con que los legisladores salientes podrían aprobar en el último momento una ley para otorgar a Maduro poderes de decreto especiales para poder así aprobar leyes sin el beneplácito del Congreso, que no se renovará hasta enero.

La oposición lo tendrá mucho más fácil si logran una supermayoría de más de 112 legisladores, algo que todavía es una posibilidad. En caso de conseguirlo, el Congreso tendría poder para cambiar los jueces del Tribunal Supremo, aprobar legislación importante e incluso convocar una convención para reescribir la Constitución chavista de 1999. Con la fuerte polarización que vive la sociedad venezolana la oposición debe su victoria al fracaso del chavismo.

Con una inflación que se cree que ronda los tres dígitos, colar interminables a las puertas de los supermercados debido a la escasez de productos básicos y una devaluación del 80% de la moneda en el mercado negro, ha sido la economía que ha vuelto a venezolanos contra el gobierno. Tanto es así que ayer circulaban videos por Internet que mostraban a cinco prominentes políticos socialistas - incluyendo Adan, el hermano de Chávez- abucheados en sus centros de votación al grito de “el gobierno va a caer” o “ladrones”.

La derrota del gobierno de Maduro supone otro golpe a la izquierda en América Latina tras la victoria el mes pasado del centro-derecha en las elecciones presidenciales de Argentina. 

© Publicado desde la Redacción el lunes 07/12/2015 por el Diario La Vanguardia de la Ciudad de Barcelona, España.