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domingo, 20 de marzo de 2016

La visita de Barack Obama y la Escuela de Mecánica de la Armada... @dealgunamanera...

Obama también tiene derecho a visitar la ex-ESMA…


El representante de HIJOS, Carlos Pisoni, y miembros de organismos de derechos humanos afirman que si Obama visita la ex ESMA será “una provocación”. 

© Escrito por Sergio Bufano, escritor y periodista, el jueves 10/03/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La pregunta que surge es: ¿por qué el presidente, miembro del Partido Demócrata de los Estados Unidos, no puede recorrer un centro clandestino de detención? La respuesta se deduce fácilmente: “porque ese país fue cómplice de la dictadura”. Hay un alto grado de ignorancia de la historia sobre lo ocurrido durante los setenta. Mejor dicho, por razones más dogmáticas que reales, sólo debe recordarse aquello que legitima una versión estática, congelada de esa historia. Doy por cierto que si fuera Fidel Castro quien llegara el país, Pisoni y todos los organismos estarían de acuerdo en que el líder cubano visitara ese sitio emblemático de tortura y desaparición.

¿Por qué uno sí y el otro no?

Veamos: entre 1977 y 1981 fue Estados Unidos el país que insistió en Naciones Unidas, una y otra vez, para que el organismo internacional enviara una comisión que investigara la existencia de campos de exterminio. El presidente en ese entonces era Jimmy Carter, perteneciente al mismo partido que Obama. No lo logró, porque Cuba y la Unión Soviética se opusieron tenazmente a que se investigara a la dictadura de Videla. Un dato más, en todos los discursos que pronunció Fidel durante esos años, jamás hizo alusión a los crímenes que se estaban cometiendo en Argentina. 

Como no lo lograba en Naciones Unidas, EE.UU. recurrió a la OEA, organismo en el que Cuba no tenía representación. La moción se aprobó, una delegación visitó Argentina y recibió miles de denuncias de familiares de desaparecidos. Esas denuncias recorrieron los medios de todo el mundo, provocando la indignación de las naciones del planeta. Mientras Cuba permanecía en silencio.

En esos años David Viñas y Gustavo Roca viajaron a La Habana en representación de Argentina. Lo hicieron desde el exilio. Viñas denunció, de regreso a México, qué había pasado. Como en todas las reuniones internacionales, ya había sido elaborado un documento para que firmaran las delegaciones. Al leerlo, Viñas y Roca se sorprendieron porque se denunciaba a las dictaduras de Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia, etc. Pero Argentina no figuraba. Creyeron que era un error, alguien había tipeado mal el texto. Y reclamaron. La respuesta de Armando Jara, Ministro de Cultura, fue que para Cuba el régimen de Rafael Videla no era una dictadura, sino un “gobierno autoritario”.

En la confitería La Paz, de Corrientes y Rodríguez Peña, donde David concurría diariamente a leer diarios y borronear un cuaderno, quien esto escribe escuchó por segunda vez su relato: “insistimos en que debía incluirse la dictadura de Videla y encontramos una férrea oposición. Entonces decidimos que la delegación argentina se retiraba. La advertencia surtió efecto, porque hubiera sido un escándalo internacional. Fue Gustavo Roca el que escribió el texto que finalmente se incorporó al documento oficial”. 

A pesar de lo ocurrido, Fidel Castro nunca pidió perdón y fue agasajado por dirigentes de organismos de derechos humanos. ¿Lo perdonamos? Está bien, lo perdonamos, pero no edifiquemos historias entumecidas que dibujan un pasado ficticio. Obama también tiene derecho a visitar la ex ESMA. 


martes, 19 de enero de 2016

¿Cuánta verdad entra en el sinceramiento?... @dealgunamanera...

¿Cuánta verdad entra en el sinceramiento?...


El develo me desvela: ¿Cuánta verdad estamos dispuestos a tolerar frente al proceso de sinceramiento que vive nuestro país? Los velos se caen y desnudan todo lo que no se quiso ver. Desde la falsificación de los datos de las estadísticas oficiales a los nombramientos en la administración pública, desde la ideologización de los temas y problemas del país, “lo nacional y popular” para disfrazar el despojo de los recursos y engordar lo único que verdaderamente fue institucionalizado en la década pasada, la corrupción. Una práctica instalada y consagrada.

© Escrito por Norma Morandini el sábado 10/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En nombre de la intervención estatal se vació al Estado y se lo despojó de sus mejores profesionales, en general los menos obedientes. Se estatizó el discurso, pero las funciones fueron privatizadas al dejarla en manos de terceros, empresas amigas del Gobierno, o universidades dispuestas a encubrir esa distorsión.

¿Cómo el Estado puede regular o limitar a las corporaciones con clientes electorales, sin competencia ni idoneidad. Cuando esas organizaciones suelen ser más poderosas que los mismos estados y contratan a los mejores, los más preparados y capaces? Una cuestión de sentido común que desmiente las teorías de soberanía del relato que dominó la década.

La corrupción copó el Estado para delinquir y mató a centenas de nuestros compatriotas por el desdén, la irresponsabilidad y la codicia de los funcionarios que lejos de servir se sirvieron de la incredulidad o el autoengaño de buena parte de los argentinos que creyeron vivir una gesta histórica a tarjetazos de 12 cuotas y una eficaz maquinaria de propaganda oficial.

Fueron años en los que se hizo creer que la unanimidad política es garantía de gobernabilidad. Cuando, en realidad, se desmontaron los  controles, se acobardó a los jueces, adoctrinó a los periodistas, los espías del Estado fueron utilizados para la extorsión política, periodística o judicial. La sociedad se fue resignando, una parte, convencida de buena fe y otra, como sucedió siempre, aislada en su egoísmo personal o grupal.

Las mendaces declaraciones de todo tipo, los engaños y autoengaños pueden considerarse la infraestructura sobre la que se apoyó lo que simplificamos como “el kirchnerismo”. De todos los autoengaños, el que me quita el sueño es el que menos entiendo. ¿Cómo pudo ser que muchas personas de buena fe y, tal vez, mucha culpa no reconocida, hayan podido creer que el compromiso con los derechos humanos comenzó con la orden presidencial para descolgar el cuadro de Videla en la pared? Cuando en realidad ese gesto develó esa odiosa tradición argentina de hacer desaparecer lo que molesta, no se soporta y se busca aniquilar. Nunca entender, persuadir, conquistar domesticar o cambiar.

Tal vez porque resulta más fácil destruir que la laboriosidad del día en la construcción a largo plazo de la vida compartida, que es contradictoria, plural y cambiante como la vida misma. Pero sobre todo, demanda coraje para mirar de frente nuestros defectos y carencia. Sin la victimización de poner las culpas ajenas y la responsabilidad que cada uno de nosotros tuvo y tiene en lo que hoy padecemos.

La mentira política comienza a desmontarse, pero no habíamos imaginado su descomunal dimensión. Vale preguntar ¿cuánta verdad está dispuesta a tolerar una sociedad que fue complaciente, creyó “el relato”, se autoengañó y como otras veces en su historia contemporánea, a la hora de la verdad, llega tarde y por eso niega el espejo que le devuelve el rostro de su humillación y vergüenza? De la respuesta que nos demos, tal vez, encontremos el indicio del
 devenir.

Es menos grave autoengañarse que negar la realidad. Pero los seres humanos siempre podemos volver a empezar. Ese es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia y la imaginación de un mejor porvenir. Una tarea de todos.




domingo, 6 de diciembre de 2015

Responsabilidad Empresarial en los Delitos de Lesa Humanidad... @dealgunamanera...

Cuarenta años después...


Por primera vez en un siglo de democracia representativa con voto universal y secreto, un partido de la derecha patronal llega al gobierno en forma legal. Si 2016 no es 1916, tampoco puede equipararse a 1976, cuando los mismos intereses impusieron a sangre y fuego la remodelación de la sociedad argentina. De Videla a Macrì, un largo y accidentado camino. La Procuración General y el caso Avila: los límites que no pueden evadirse en democracia. Los juicios y el poder económico.

El próximo jueves, por primera vez en el siglo transcurrido desde que se celebran elecciones por el voto universal y secreto, un partido de la derecha patronal alcanzará el gobierno por medios legales y no derribando a golpes instituciones y derechos.

El miércoles pasado, Cristina Fernández de Kirchner promulgó en la EXma la ley 27217 que crea en el ámbito del Congreso una Comisión Bicameral “de Identificación de las Complicidades Económicas y Financieras durante la última dictadura militar”. Al día siguiente, se presentó en el auditorio Emilio Mignone de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) un monumental informe de mil páginas sobre la responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad.

Un ejemplar ya fue entregado al fiscal general Jorge Auat, titular de la Procuradoría de crímenes contra la humanidad del Ministerio Público y a su adjunta Carolina Varsky, y la semana próxima recibirá el suyo el diputado Héctor Recalde, autor del proyecto por el que se creó la Comisión Bicameral. La relación entre estos hechos es evidente, pero indirecta, porque ni 2016 es 1976, ni Macrì es Videla, por más que representen intereses afines, aunque no idénticos.

Es difícil imaginar un momento más oportuno que ahora para una reflexión al respecto. El objeto de la Comisión Bicameral será “la búsqueda de la verdad, la memoria, la justicia, la reparación y el fortalecimiento de las instituciones de la democracia”. Su informe final describirá las consecuencias de las políticas económica, monetaria, industrial, comercial y financiera de entonces e identificará a los actores económicos y técnicos que “contribuyeron y/o se beneficiaron” con esas políticas.

Responsables, no cómplices

El trabajo de investigación fue realizado en forma conjunta por el programa Verdad y Justicia del ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, el área de economía y tecnología de FLACSO y el CELS. La responsable del Programa Verdad y Justicia, Elizabeth Gómez Alcorta, dijo que se relevaron fuentes documentales, de prensa, bibliográficas y judiciales, nacionales y provinciales, de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, de los ministerios de Defensa y de Trabajo y de las instituciones parte de la investigación.

Se compiló un listado inicial de 200 empresas cuyos trabajadores fueron víctimas de la represión del terrorismo de estado, de las cuales se seleccionaron luego 25, de distintas actividades económicas y regiones del país, a las que el Ejército atribuyera importancia especial. El equipo de trabajo describió los distintos aportes empresariales que habilitaron, exacerbaron o facilitaron la comisión de los delitos y cuantificó en qué cantidad de casos se produjo cada uno de esos aportes. La práctica más frecuente fue en nueve de cada diez casos el despido, la renuncia forzada y el secuestro de obreros activistas. Le siguieron, en orden decreciente la entrega a las fuerzas represivas de listas de delegados e información privada de los trabajadores; la presencia y actividad militar de control, supervisión y amedrentamiento dentro de las fábricas; la designación de oficiales de las Fuerzas Armadas o de Seguridad en cargos directivos en las empresas; la infiltración de agentes de Inteligencia entre los trabajadores; los operativos militares dentro de los predios fabriles; la presencia de cuadros empresariales en las detenciones secuestros o torturas a sus trabajadores; la instalación de las fuerzas represivas dentro de las fábricas; el empleo de vehículos de la empresa en operativos de detención y secuestro; el control del ingreso a la planta por fuerzas militares; la intervención militar en conflictos a solicitud de los directivos de las empresas; la detención de trabajadores en el camino entre la empresa y su domicilio y, en uno de cada cuatro casos, el funcionamiento de campos clandestinos de concentración en establecimientos de la empresa. Todo esto impide referirse a complicidad o participación en delitos cometidos por otros, ya que lo que existió fue responsabilidad de un sector patronal en los crímenes cometidos contra sus trabajadores.

Eduardo Basualdo consideró que esta caracterización constituye un salto cualitativo en el conocimiento de la participación empresarial en la dictadura, que destruyó la industria y el empleo y abrió paso a un nuevo patrón de acumulación de capital basado en la valorización financiera. El subsecretario de política criminal Luciano Hazan destacó que no basta con el compromiso del presidente electo de no interferir con el avance de los juicios, ya que cuando se trata de la patronal la reticencia de los jueces requiere de un compromiso activo del Estado, a través de sus distintas dependencias, relevando y suministrando información. Y el secretario de derechos humanos Martín Fresneda hizo una semblanza emocional de su padre, detenido-desaparecido en la trágica Noche de las Corbatas por ser abogado defensor de trabajadores. El mismo día fue asesinado Norberto Centeno, coautor de la ley de contrato de trabajo, una de las primeras que avasalló la Junta Militar. Al concluir la dictadura la participación de los trabajadores en el ingreso había caído al 22 por ciento, el mismo porcentaje del peso de la industria (que perdió 20 mil fábricas) en el total de la economía. Ése fue el programa regresivo que no pudieron implantar en 1955 ni 1966, y que en 1976 requirió el empleo de una fuerza sin límites para quebrar esa resistencia y golpear las bases materiales de un proyecto nacional y popular.

Tomar distancia

Tanto en el informe de la CONADEP de 1984 como en el juicio a las Juntas Militares de 1985, se incluyeron varios casos de complicidad empresarial. Pero la política criminal de entonces sólo permitía avanzar contra quienes ejercieron la comandancia en jefe de alguna de las tres Fuerzas Armadas. El gobierno era débil y el neoliberalismo prevalecía en el mundo, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher en su apogeo. No obstante, el presidente Raúl Alfonsín consiguió con estas herramientas interrumpir el círculo vicioso de los golpes de Estado. Ocupados en defenderse ante los tribunales, los militares no tuvieron tiempo y ánimo para opinar de la política económica o cultural, sobre el largo de las faldas de las mujeres y el pelo de los hombres como venía ocurriendo desde 1930. Ese diseño contribuyó a aislar a los ex Comandantes que fueron abandonados por sus socios civiles.

El 22 de abril de 1985 se realizó la primera audiencia del juicio a Videla, Massera & Compañía. La noche anterior, el presidente recibió en Olivos a quince grandes empresarios, a quienes por entonces se conocía como capitanes de la industria. Introducidos en el entorno presidencial por el canciller Dante Caputo, aseveraron que sólo concebían el desarrollo de sus empresas dentro del sistema democrático por lo que no harían nada para obstaculizar el juicio. Luego reclamaron un cambio drástico de política, cuyo costo sólo podía ser asumido por el Presidente. Su ministro económico Bernardo Grinspun, tal vez sin mayor comprensión de los cambios estructurales producidos pero con indudable buena fe, había querido reparar el tejido industrial desgarrado durante la dictadura y la respuesta que halló fue una creciente inflación.

El presidente convocó a un acto en defensa de la democracia en peligro, pero su discurso ante la multitud que acudió en su auxilio proclamó la economía de guerra contra el salario, que se concretaría con la remoción de Grinspun y el Plan Austral. Una flamante procesadora de texto apareció de un día para otro en la Cámara Federal, que hasta entonces tenía escasos recursos para llevar a cabo su tarea descomunal. La versión que circulaba en los tribunales era que se trató de una gentileza del grupo Bulgheroni. El 29 de mayo de 1991, ya retirado de la Justicia, el camarista y luego Procurador General Andrés D’Alessio, reveló su verdadero origen. Uno de los miembros del tribunal, Jorge Valerga Aráoz, le preguntó a su amigo Osvaldo Pérez Cortés quién podría prestarles un equipo moderno. Pérez Cortés presidió la Comisión de Informática del Poder Judicial de la Nación durante la dictadura, fue vicepresidente de la Asociación Argentina de Informática Jurídica durante 1983 y 1984 y Gerente Legal de Asuntos Contractuales y Contencioso Administrativo de Sideco Americana, desde marzo de 1984.

En respuesta a la consulta de Valerga Aráoz, Pérez Cortés regaló la procesadora de texto a la Cámara Federal en nombre de Sideco Americana. Su gerente general era Maurizio Macrì. No es de extrañar que la investigación a los instigadores, cómplices y beneficiarios civiles de la dictadura no fuera contemplada ni siquiera en el considerando 12 y el punto 30 de la sentencia de 1985, que ordenó el enjuiciamiento no sólo de los ex Comandantes sino también “de los oficiales superiores que ocuparon los Comandos de Zonas y Subzonas de Defensa”, de “todos aquellos que tuvieron responsabilidad operativa en las acciones”, de “quienes por su ubicación en la cadena de mandos conocieron de la ilicitud del sistema”, o cometieron hechos aberrantes o atroces. Ni una palabra del poder económico. El juicio pudo realizarse sin riesgo de descarrilamiento institucional pero dejó una democracia castrada que no supo, no quiso o no pudo demasiadas cosas fundamentales.

Luego de la bancarrota del gobierno radical, que debió dejar el poder antes de tiempo en medio de una crisis hiperinflacionaria y de saqueos, los grupos económicos emergentes como el nuevo poder participaron con entusiasmo en el desguace del Estado. Cuando Carlos Menem accedió a la presidencia, Pérez Cortés fue uno de los hombres que el grupo Macrì colocó en el Poder Ejecutivo, primero como Subsecretario de Asuntos Legales de la Presidencia de la Nación y luego asesor de gabinete del Ministerio del Interior. En la actualidad, el ex camarista Valerga Aráoz es el abogado defensor de Carlos Blaquier, principal accionista de una de las empresas investigadas, el Ingenio Ledesma.

Crisis de fin de siglo

Recién cuando ese proceso hubo concluido y una acelerada fuga de capitales precipitó la crisis de fin de siglo, fue posible reabrir los juicios que Alfonsín y Menem habían cerrado con las leyes y decretos de impunidad y pensar en el análisis y eventual enjuiciamiento de la responsabilidad empresarial. Al mismo tiempo se recuperaron niveles de ocupación y de ingresos durante una sostenida reindustrialización.

Según la CAME, a partir de 2003 se crearon cerca de 19.000 nuevas industrias y por cualquier medición que se consulte, la participación de los trabajadores en el producto volvió a crecer: al 51 por ciento para el inverosímil INDEC; al 39 por ciento para el centro de estudios CIFRA, de la CTA; al 42,4 por ciento según el Centro de Población, Economía y Desarrollo de la UBA(CEPED), que dirige Javier Lindenboim; al 42,9 por ciento para el Instituto Pensamiento y Políticas Públicas de la Unidad Popular, que conduce Claudio Lozano.

Un trabajo que CIFRA difundió esta semana como balance de la década sostiene que “la alianza de partidos ubicados a la derecha del espectro político” que está a punto de asumir el gobierno representa a una “fracción del capital que sigue enarbolando un proyecto excluyente que ya no estaría basado en la valorización financiera sino en la producción agroindustrial bajo el paradigma sojero, así como en un nuevo ciclo del endeudamiento externo a partir de pagarle a los fondos buitre y de devaluar la moneda con el consiguiente efecto negativo sobre los salarios, la ocupación y la distribución del ingreso”.

En marzo de 1977, Rodolfo Walsh escribió en la célebre Carta Abierta a la Junta Militar que el peor crimen de la dictadura era la miseria planificada de millones, impuesta por los métodos más despiadados. Demasiado se viene hablando de las similitudes entre el gobierno de 1976 y el que comenzará el jueves. Los nombres de muchos funcionarios designados (como el jefe de personal de Telecom Marcelo Villegas que será ministro de Trabajo del Hada Buena en Buenos Aires) sugieren que los objetivos económico-sociales no son muy distintos.

Pero no hay que perder de vista las diferencias. Ni el inminente oficialismo ni la nueva oposición estarán en condiciones de ignorar los límites y restricciones que la democracia impone a la derecha que por primera vez ha ganado una elección limpia, como aún antes de la asunción lo demostró el caso de Juan Cruz Avila.

© Escrito por Horacio Vertbisky el domingo 06/12/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad.

Puede bajarse en forma gratuita en:




 



martes, 24 de marzo de 2015

1976 - 24 de Marzo - 2015... A 39 Años, Nunca Más...

1976 - 24 de Marzo - 2015... A 39 Años, Nunca Más...


"La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento", dice León Gieco en su canción "La memoria", esa memoria que se volverá a reivindicar mañana cuando se conmemoren 39 años del Golpe militar que durante siete años sumió en la noche más oscura a la Argentina.

El 24 de marzo de conmemora el "Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia", una jornada para recordar y analizar qué nos pasó a los argentinos en esos 2.818 días, llenos de violencia, dolor y ausencias.

El 24 de marzo de 1976 el general José Rogelio Villarreal le dijo a Isabel Martínez de Perón: "Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada".


"Control del país...", tres palabras que contenían un futuro fatídico: disolución de los partidos políticos, cierre del Congreso, reemplazo de la Corte Suprema de Justicia, supresión de la actividad sindical y debacle económica y social.

Este "control del país" fue teñido de sangre con más de 30.000 desaparecidos; detenidos por razones políticas que fueron víctimas de una violencia extrema y vejámenes y 500 bebés robados a sus padres biológicos, a quienes se les cambió la identidad.

"Control del país", también significó una brutal y aniquiladora política económica.
El régimen militar impulsó las bases de un nuevo modelo económico: el neoliberalismo, con la idea de que el Estado debía intervenir lo menos posible en el mercado.

De esta forma, se configuró un país regresivo en lo económico y socialmente injusto.


La apertura de la economía significó la destrucción de la industria nacional, así como también la creciente concentración de la riqueza en pocas manos.

A comienzos de 1977, el entonces ministro de Economía, José Martínez de Hoz, inició un experimento monetario denominado "la tablita", un sistema de devaluaciones que dio comienzo a la especulación o "bicicleta financiera".

En 1979, el sistema financiero se volvió incontrolable para el gobierno, los precios minoristas subieron un 139 por ciento y el consumo cayó abruptamente.

Otro número que refleja la fuerte caída de la economía del país es que en los siete años de la dictadura se quintuplicó la deuda externa argentina.

De 9.738 millones de pesos en 1976, ascendió a 45.069 millones de pesos en 1983.
39 años después, "control del país" es reemplazado por otras tres palabras Memoria, Verdad y Justicia, que son los pilares en los que una sociedad debe apoyarse para poder mirar hacia delante, pero sin olvidar y aprendiendo de los errores.

Despierta la memoria recordar que el 15 de marzo de 2006 se sancionó la ley que declaró el 24 de marzo "Día de la memoria, por la verdad y la justicia", a instancias del entonces presidente Néstor Kirchner.


Despiertan la memoria 13 juicios por delitos de lesa humanidad que se llevan adelante actualmente; despiertan la memoria más de 134 procesos finalizados desde que se declaró la inconstitucionalidad de las "leyes del perdón"; despiertan la memoria 563 condenados; despiertan la memoria 1064 detenidos por violaciones a los derechos humanos.

La memoria se despierta con 116 nietos recuperados, con más de 200 detenidos-desaparecidos identificados a través de sus restos encontrados enterrados clandestinamente; con más de 100 ex centros clandestinos de detención señalizados para recordar que por allí pasó el horror y con 11.941 víctimas que vieron y verán sentados en el banquillo de los acusados a sus verdugos.

La memoria se despiertan cuando son llevados ante la justicia los jueces cómplices y los empresarios que no dudaron en "entregar" a sus trabajadores a cambio de beneficios económicos bañados en sangre.


Pablo Neruda dice en su poema "Los enemigos": "Por esos muertos, nuestros muertos, pido castigo. Para los que de sangre salpicaron la Patria, pido castigo. Para el verdugo que mandó esta muerte, pido castigo. Para el traidor que ascendió sobre el crimen, pido castigo. Para el que dio la orden de agonía, pido castigo. Para los que defendieron este crimen, pido castigo".

En el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, jornada declarada feriado nacional inamovible durante la Presidencia de Néstor Kirchner, habrá como todos los años dos movilizaciones con sus respectivos actos frente a la Casa Rosada. 

© Publicado el lunes 23/03/2015 por el Diario El Ancastí de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, Provincia de Catamarca, República Argentina.Argentina.




viernes, 27 de febrero de 2015

Murió Julio César Strassera, Q.E.P.D. ... De Alguna Manera...


Murió Julio César Strassera, el fiscal emblema del juicio a las Juntas Militares...


Julio César Strassera falleció a los 81 años. Foto: DyN


Estaba en coma desde el pasado 16 de febrero, cuando fue internado en una clínica porteña. Tenía 81 años. 

El exfiscal del juicio a las juntas militares de la última dictadura militar, Julio César Strassera, falleció hoy a los 81 años en la ciudad de Buenos Aires. El autor de la famosa frase: "Señores jueces, nunca más”, estaba internado hacía dos semanas.

Strassera había ingresado el pasado 16 de febrero a la Clínica San Camilo, del barrio de Caballito, con trastornos intestinales y un cuadro de hiperglucemia que lo llevó a un coma. Los días previos a enfermar, el fiscal había tenido una gran presencia en los medios de comunicación por comunicar su adhesión a la marcha del 18F impulsada por fiscales federales, en memoria del fallecido  Alberto Nisman, a la que finalmente no pudo asistir. 

Fue el fiscal acusador que condujo el denominado "Juicio a las Juntas" militares que gobernaron la Argentina entre 1976 y 1983, en el cual tuvo un histórico protagonismo. Gracias a las pruebas que acumuló y a los casos que seleccionó para imputarles, el 9 de diciembre de 1985, la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal condenó a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión.

”Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: ¡Nunca Más!”, fue parte de su discurso de acusación, cuya frase final pasó a la historia.


Luego del juicio, Strassera fue representante argentino ante los organismos de derechos humanos con sede en Ginebra. Debido a los indultos de los militares dispuestos por el ex presidente Carlos Menem, se retiró de la función pública y empezó a ejercer su actividad como abogado. Asimimso, participó activamente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).

En el año 2006 volvió a la esfera mediática al encargarse de la defensa de Aníbal Ibarra en el juicio político por la tragedia de Cromañón, que lo llevó a su destitución como Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Strassera fue crítico con el kirchnerismo. A finales de 2008, denostó al Gobierno nacional al acusarlo de no querer acelerar las causas por delitos de lesa humanidad.

En el año 2013, calificó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de “megalómana que no tiene vergüenza", y la comparó con el dictador Juan Carlos Onganía por el proyecto de ley enviado al Congreso para limitar las medidas cautelares.

© Publicado el viernes 27/02/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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