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martes, 9 de febrero de 2016

Luego… @dealgunamanera...

Luego… 

Alfonso Prat-Gay y el optimismo económico del Gobierno. Foto: Cedoc

El optimismo y las expectativas positivas son una gran herramienta económica del Gobierno. Pero “luego” le costará mantener ese humor social si no logra construir un capitalismo verdaderamente competitivo.

“Ahora, está la muletilla de que para resolver la inflación hay que aumentar la inversión. Eso es cierto en el largo plazo pero es falso en el corto plazo, donde se da el efecto contrario, porque para aumentar la inversión tenemos que comprar ladrillos, máquinas, emplear a más gente, lo que crea más demanda a corto plazo que después se transforma en oferta, pero luego”.

(Alfonso Prat-Gay, del reportaje largo de Perfil en septiembre de 2007)

***

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 06/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Luego” es una palabra clave para el gobierno de Macri. Luego de acordar con los holdouts vendrá el crédito. Luego de regresado el crédito vendrán las inversiones. Luego la economía volverá a crecer y luego el bienestar comenzará a sentirse.  

La duración de ese “luego” será fundamental para que el Gobierno logre ganar las elecciones parlamentarias del año próximo. Aunque es probable que el macrismo no crea que su suerte se juegue en las elecciones de medio turno de 2017, y eso haya determinado la elección del camino gradualista para corregir la economía y no un plan económico integral lanzado el primer día.

Es cierto que Cristina Kirchner perdió las elecciones de 2009 y eso no le impidió en 2011 sacar el 54% de los votos para ganar rotundamente su reelección, pero en el medio falleció su marido y difícilmente Macri atraviese un evento personal que irradie tanto apoyo como una viudez femenina.

Más allá de la duración de ese “luego”: ¿en el primer semestre se profundiza la recesión pero en el segundo semestre acaba y se comienza a crecer? ¿O recién la economía comenzará a crecer en 2017? Lo importante será que cuando llegue ese “luego” el crecimiento sea en forma de verdadero desarrollo: autosustentable y “derramando” hacia toda la población. Y no como sucedió en Perú cuando asumió la presidencia Alejandro Toledo, quien encontró el país estancado y lo llevó a tasas de crecimiento del PBI del 6% anual, pero la bonanza no se sentía en la población.

La inversión es necesaria pero no suficiente para crear desarrollo sustentable

La Argentina ya tuvo un ciclo de alta inversión en la década del 90 y quedó demostrado que la inversión es condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo. Macri y mucho menos Prat-Gay, cuya visión de la economía está muy lejos de la de un neoliberal que se sienta a esperar que el derrame produzca sus frutos, tiene claro que un crecimiento basado en la exportación de materias primas que no demande intensivamente mano de obra (como fue el caso de la minería en Perú) no “derrama”.

Pero el peligro es que se confíe en exceso en el ánimo del sector privado por competir después de décadas de haberse acostumbrado a la cartelización y la aversión al riesgo.

Es lógico esperar que el acuerdo con los holdouts y su consiguiente llegada del crédito no sólo generen un posterior boom de inversiones sino que permitan reducir la inflación porque parte del déficit fiscal actual no se siga financiando con emisión monetaria (sino con deuda). Pero si la economía no creciera sostenidamente, el déficit fiscal financiado con deuda se tornaría crónico y el nuevo modelo económico, inviable. Por uno u otro camino la Argentina precisa que el sector privado se torne competitivo tanto en el mercado interno como para exportar algunas formas de valor agregado.

Y ése fue uno (entre muchos otros) de los problemas de los 90: Cavallo creyó que la cartelización era una enfermedad cultural del empresario argentino porque era subdesarrollado y que lo corregiría llamando a empresas internacionales que no tenían esas prácticas en sus países. Pero al llegar a la Argentina, en lugar de competir, se cartelizaron con las empresas locales y todas apelaron al camino del menor esfuerzo y riesgo.

En los países desarrollados, las grandes empresas no se cartelizan (tanto) porque son obligadas a competir con leyes antitrust y de defensa de la competencia. La cartelización tampoco es una práctica empresaria característica de la Argentina sino de todos los países no desarrollados (es una de las principales causas de su no desarrollo). Los casos de corrupción que investiga la Justicia de Brasil también ponen en evidencia la cartelización de las empresas de obra pública en ese país.

Macri, a quien no podrían correr por derecha, podría obligar a competir a los empresarios

Si Brasil quería ser un jugador del comercio internacional en la escala de su tamaño, no podía continuar con un empresariado no competitivo que basara su éxito capturando renta no por innovación, mejores productos y servicios, o menores precios, sino por la cartelización. Argentina tiene el mismo desafío.

Néstor Kirchner creyó que podría disciplinar a los empresarios con palos y que los únicos oligopolios aceptados serían aquellos donde participaba con su capitalismo de amigos. Y empeoró aún más la situación cartelizando en muchos casos a los sindicatos para profundizar la continua pérdida de competitividad de nuestra economía. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que, aun con el dólar a 14 pesos, muchos productos y servicios en la Argentina siguen siendo muy caros a nivel internacional y/o su relación calidad/precio hace que los consumidores argentinos sean rehenes de la falta de competitividad del propio sistema económico en el que producen.

El optimismo y las expectativas positivas son una gran herramienta económica del Gobierno. Pero “luego” le costará mantener ese humor social si no logra construir un capitalismo verdaderamente competitivo. En Estados Unidos alguien que nació rico y no podía ser corrido por derecha, como Teddy Roosevelt, creó hace cien años las bases de un capitalismo competitivo con su famosa campaña antimonopolios, que comenzó con un discurso de más de treinta páginas en el Congreso. Macri, que también nació rico como Roosevelt y a quien no se podrá acusar de estatista o antimercado, podría cambiar la historia del capitalismo en la Argentina y ponerlo al servicio de todos los ciudadanos si fomenta la competencia tanto o más que la inversión.

Si no lo hace, su “luego” nunca llegará. O no llegará completamente.



sábado, 12 de diciembre de 2015

La era del ciclamato político. Macri y un discurso Zero… @dealgunamanera...

Macri y un discurso Zero…


Lo primero que viene a la mente al escuchar el mensaje del nuevo presidente, es que, otra vez, tenemos un gobernante que muestra terribles problemas para poder expresarse con mediana fluidez y elocuencia, y que exhibe una alarmante carencia de conceptos políticos puntuales, aunque esté leyendo un discurso pre redactado, y ensayado hasta el cansancio.

© Escrito el por Fabián Ferrante el viernes 11/12/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Esto puede parecerle trivial a algunos, pero políticamente no es un dato menor. Trasunta la esencia cultural y la formación del disertante, y lo que sus interlocutores (especialmente cuando se habla de dignatarios internacionales), fácilmente advierten. Tal como en su momento lo advirtiera la ex embajadora de USA en Argentina Vilma Martínez, cuando lo calificó de grosero y maniqueísta.

Macri fue curioso. Se lo pasó hablando de los equipos, y en contra del individualismo, pero, simultáneamente, se cansó de repetir la palabra "yo", y de auto referenciarse. Esta hubiera sido una situación inmejorable para utilizar, antes que el "yo" y el "me",  el "nosotros" y el "nos". No lo aprovechó.

Dijo que el país no está dividido, pero también dijo que llamaba a peronistas y "antiperonistas". Lo considero un error no forzado. No hacía falta caer en ese desatino. ¿Sabés por qué? Porque, justamente, divide más.

Globalmente fue un discurso sumamente light, tan edulcorado como se esperaba. Repleto de obviedades como la unidad nacional, el trabajo común, el amor, la gente, etc, etc.

Poca política, y demasiado ciclamato. Claudio María Domínguez.

No hubo mensajes a sectores puntuales, no hizo referencias a sus promesas económicas de campaña que tanto temor generaron y que hasta precios dispararon. Pareciera que estos temas no merecían explicación alguna por parte del nuevo presidente.

Básicamente, Macri repitió su discurso intendentista de siempre, y trató de proyectarlo a la nación, con éxito más bien módico.

No obstante, tocó un tema muy importante cuando habló de la corrupción, declarándose implacable para con aquellos que no cumplan lo que dice la ley.

Lo que no dijo es que la ley, tal como está, presenta innumerables vericuetos para poder robar dinero legalmente, tal como lo hizo él mismo con el decreto 556/10 en la Ciudad de Buenos Aires, que sirvió para enriquecer a gente como Fernando Niembro o Eduardo Amadeo, y para falsear pauta publicitaria que nunca cobraron sus presuntos destinatarios, a lo largo y a lo ancho del país.

Ese decreto es legal; es "la ley", pero sirve para robar. Y Macri roba mediante la ley. Toda su vida robó mediante la ley. Ya sea que las dictara Domingo Cavallo, o él mismo.

El discurso aperturista de Macri podría reemplazarse con aquellas notables estrofas de Joan Manuel Serrat:

"Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo, que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los resortes que impulsen un punto de partida sólido y capaz, de este a oeste y de sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz".

Fidel, pero no Castro: Pintos.

Finalmente, un detalle para nada menor, que debiera hacer reflexionar un poco a todos aquellos que traen años de lucha en defensa de la república y de las instituciones.

A lo largo de los 27 minutos de su discurso, el presidente Macri mencionó apenas en una ocasión la palabra "instituciones", pero no mencionó jamás la palabra "república".

Dios proveerá.




sábado, 4 de julio de 2015

El kirchnerismo como consecuencia y no como causa... @dealgunamanera...

El kirchnerismo como consecuencia y no como causa...

2003: Kirchner asume en un país desequilibrado emocionalmente. Foto: Cedoc Perfil

La dificultad que encontrará Scioli para satisfacer a los kirchneristas y Macri a los antikirchneristas, definida por el contexto. 

Tanto Scioli como Macri tienen límites de acción en función del contexto que encontrarán. Ni Scioli podrá satisfacer completamente a los kirchneristas, ni Macri completamente a los antikirchneristas. Karl Marx sostenía que cada generación construye su historia, pero con los materiales que le legaron las generaciones anteriores. En las crisis cada uno cae desde su altura, y en las recuperaciones sube desde la suya. Siempre hay una combinación entre lo dado y lo producido.

La Argentina que encontró Néstor Kirchner después de la crisis de 2002, a pesar de que en 1989 ya había habido una megadevaluación y una caída brusca de consumo, no es la misma que se encontró Menem al asumir. Nadie había depositado esperanzas en la economía de Alfonsín, había sido electo presidente por sus méritos republicanos, y su fracaso en lo que no era su fortaleza –como los 13 paros generales y el epílogo de su penúltimo ministro de Economía diciendo “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”– se justificó en un hombre sin experiencia ejecutiva que nunca había administrado una provincia ni una ciudad, porque los continuos golpes militares habían impedido a los políticos hacer esas experiencias.

Ni Scioli podrá satisfacer totalmente a los K, ni Macri completamente a los antikirchneristas

Menem sí cargó de expectativas económicas su presidencia de la mano de expertos en ese campo, aunque fueran los frustrados ejecutivos de Bunge & Born del comienzo y luego los cuadros de la Fundación Mediterránea con Cavallo a la cabeza.

El fracaso de la economía de Menem, con la convertibilidad estallando por el aire después de haber sido el mejor alumno del Fondo Monetario Internacional, produjo en la población una frustración distinta: la de haber creído y sentirse engañado.

No fueron Menem ni Cavallo los que entraron en descrédito sino el capitalismo, la economía ortodoxa y, por desplazamiento, cualquier ortodoxia. Todo pensamiento clásico pasó a ser puesto en duda. La falta de certezas sobre cualquier fundamento hizo que toda previsión de futuro careciera de valor y sólo pudiera ser palpable el presente. En una crisis terminal, donde cada uno se tenía que salvar como podía, se tuvo que crear un tácito pacto de tolerancia generalizada en el que todo valía.

Y de ese “vale todo” de 2002 al “vamos por todo” K hay un hilo conductor, un encadenamiento lógico donde se ve con claridad al kirchnerismo como consecuencia y no como causa de una nueva cultura de valores relajados, más básica y a tono con el clima de época.

También el menemismo fue consecuencia y no causa de época: emergió cuando caían el Muro de Berlín y el comunismo, había una tendencia mundial a reducir el Estado y privatizar empresas públicas, y Reagan y Thatcher eran las estrellas que se retiraban llenas de éxito. Y cuando Néstor Kirchner asume, el péndulo mundial estaba pegando la vuelta, después de 15 años de la generalización del neoliberalismo los resultados prometidos no aparecían y comenzaban a emerger las protestas y los movimientos sociales en todo el mundo, hasta llegar a 2007 con la mayor crisis financiera desde el crack de 1929.

Al quemarse los manuales también se crea una atmósfera indulgente sobre el cumplimiento de normas porque no se sabe bien cuánto valor conservan. La tolerancia y el relajamiento de los valores preexistentes comienzan a generalizarse y a cosechar adhesión. Pasan a tener fuerza electoral retroalimentando desde la cultura a la política. ¿Cómo no iban a creer que podían “ir por todo”, envalentonados por la subida de la marea del “vale todo”?

Hoy estamos en la resaca de ese ciclo y entenderlo como un estadio social más que político/ideológico ayuda a comprender que aunque la mismísima Cristina Kirchner estuviera por ser reelecta en octubre próximo no le sería posible en una tercera presidencia continuar de la misma forma.

Pero al tiempo que se produce una fatiga del “vale todo”, al haber estado instalado como valor durante tantos años dejará una estela en varias generaciones, que impediría que Macri, si fuera electo presidente, pudiera volver a ilusionar a la mayoría de los argentinos con la globalización, la productividad y hasta cualquier valor tradicional educativo, cultural y religioso. Por el contrario, la Argentina exporta al mundo su carácter de época iconoclasta con un Papa indulgente y modelos que van desde la política con Podemos en España hasta la economía con la deuda en Grecia.

El pequeño detalle del traje sin corbata de los líderes de Podemos en España y de los ministros griegos es otro pequeño significante de rebeldía a las sujeciones de la ortodoxia.

Entre "el vale todo" de 2002 y el "vamos por todo" K 
hay un encadenamiento lógico

El corrimiento hacia el medio que tanto haría el kirchnerismo con una presidencia de Scioli, como el que haría el PRO en una presidencia de Macri, también es una consecuencia del marco de posibilidades que ofrece el contexto. No es casual que todos aquellos que tienen posibilidad de suceder a Cristina Kirchner sean moderados y hagan gala de un discurso conciliador.

No es posible otra estrategia, como no hubiera sido posible privatizar en 2003 o estatizar en los 90. El populismo se dio simultáneamente en varios países de Sudamérica como resultado del excedente que generó el aumento del precio de las materias primas; no fue sólo un fenómeno argentino. Y se está agotando también en toda Sudamérica por las mismas causas compartidas.

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© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 04/07/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 7 de octubre de 2014

Absolvieron a Domingo Cavallo... De Alguna Manera...


Absolvieron a Domingo Cavallo en la causa del Megacanje...


El ex ministro de Economía estaba acusado de favorecer a varios bancos que participaron en el llamado "megacanje" de la deuda pública, en 2001. 

El Tribunal Oral Federal N° 4 (TOC4) absolvió al ex ministro de Economía, Domingo Cavalllo, por los supuestos favores a un grupo de bancos para que participaran en el llamado "megacanje" de la deuda pública, en 2001. 

Los jueces Néstor Costabel, Enrique Pose y Patricia Mallo consideraron que el exfuncionario no incurrió en el delito de "negociaciones incompatibles con la función pública" y dieron a conocer el veredicto minutos después de las 13 hs. Los fundamentos de la sentencia se leerán el 15 de octubre.

En la audiencia estuvieron presentes Horacio Liendo, uno de los colaboradores más cercanos de Cavallo, quien también estuvo imputado en el proceso, pero fue sobreseído, junto a De la Rúa, David Mulford y Federico Sturzenegger. Tras conocerse la absolución, Mario Cafiero, uno de los denunciantes afirmó: "Robó, huyó y no lo pescaron". 

Al pronunciar esta mañana sus últimas palabras antes de la sentencia, Cavallo defendió el proceso de "megacanje" y negó que haya favorecido al grupo de bancos: "Se pagaron las comisiones habituales para este tipo de servicios, incluso menores a las habituales", sostuvo y agregó que mediante el proceso de reemplazo de bonos "el Estado redujo la deuda en 9 millones de dólares, una cifra pequeña pero reducción al fin".

La Fiscalía pidió para Cavallo la pena de tres años de prisión por el supuesto delito de "negociaciones incompatibles con la función pública". "Fui el chivo expiatorio, tenía que ser el responsable de la terrible crisis que sufrió el país", dijo Cavallo al declarar ante el Tribunal Oral Federal 4, al tiempo que pidió ser absuelto.

"Ninguna de las afirmaciones de la requisitoria fiscal tiene fundamento, ninguno de los hechos ha sido probado", afirmó el ex funcionario.

© Publicado el Lunes 06/10/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 22 de junio de 2014

La carta de Domingo Cavallo a CFK... De Alguna Manera...

La carta de Domingo Cavallo a CFK...


El ex ministro de Economía acusó a la mandataria de mantener un discurso “plagado de mentiras e hipocresía” en cuanto a cómo se gestó la deuda.

El ex ministro de Economía Domingo Cavallo acusó hoy a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de haber dado anoche un discurso “plagado de mentiras e hipocresia” respecto a la convertibilidad, el blindaje y el megacanje.

Fue luego de que anoche la mandataria hizo su dercargo tras conocerse la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de no tomar la causa respecto a los fondo buitre.

Obviamente no prestó ninguna atención al esfuerzo que hice para sacarla del errado relato sobre la deuda en el que ha caído, error en el que ella y Nestor Kirchner no habían caído en los noventas ni en el que estaban a principios de 2002. Yo explique la verdadera relación entre la convertibilidad, el blindaje y el megacanje con el default en mi artículo “La lucha por evitar el default y  la devaluación” , que presenté ante el juez Ballesteros en abril de 2002. A este artículo lo publiqué como apéndice en mi libro “Estanflación” y volví a referirme a él en “Camino a la estabilidad””, apuntó.

Cavallo advirtió que la mandataria es “refractaria a cualquier intento de ayudarla a salir de la telaraña en la que ha quedado enredada”. El ex funcionario adjuntó a su post una carta que envió a la Presidenta el pasado 5 de junio:

Estimada Señora Presidente,

Me dirijo de esta forma a Usted y no a través del “Querida Cristina”, como lo hubiera hecho antes de que asumiera sus altas funciones, no porque mis sentimientos hacia Usted sean diferentes a los de entonces, sino por respeto a su investidura.

Le hago llegar un ejemplar de mi nuevo libro “Camino a la estabilidad”, que escribí pensando precisamente en los problemas que Usted tiene que enfrentar de aquí al final de su mandato. Y en los problemas que deberá resolver quien sea elegido para sucederla. Se trata del mismo propósito que me animó a escribir “Estanflación” en el año 2008.

Como Usted verá, dedico el primer capítulo a explicar los errores conceptuales y de evaluación de la realidad del libro de Alfredo Zaiat, titulado “Economía a contramano”. Decidí hacerlo porque luego de escuchar sus elogios y constatar la semejanza de los razonamientos del autor a los del Ministro Axel Kicillof, me preocupa que esos errores puedan llevarla a Usted a adoptar medidas que agraven la situación inflacionaria y recesiva que estamos viviendo.

Se trata de la misma razón por la que dedico el segundo capítulo a criticar la interpretación de la inflación y de lo que se necesita hacer para derrotarla, que presenta mi amigo Federico Sturzenegger en su libro “Yo no me quiero ir”. Me preocupó escuchar a Mauricio Macri sostener que resolver el problema de la inflación  es sólo cuestión de “hacer un poco de austeridad” y que no es un problema muy difícil. Ojalá el Jefe de Gobierno de la Ciudad salga de este error, porque si no lo hace y llega a ser elegido Presidente de la Nación, va a reducir en gran medida sus posibilidades de éxito.

También dedico un capítulo a explicar por qué Duhalde y Lavagna son, incluso, más responsables que Usted y que Axel Kicillof y sus anteriores Ministros de Economía de muchos de los problemas que estamos padeciendo. En este sentido quiero destacar que Usted estaba en lo cierto cuando sostuvo en la Cámara de Diputados de la Nación, al tratarse la derogación de la ley de Convertibilidad, que se trataba de un grave error, por lo que se abstuvo de apoyar esa propuesta de Duhalde.

Fue la pesificación forzosa y la gran devaluación que se produjo como consecuencia de esa decisión, la que creó todos los desajustes de precios relativos que explican la crisis energética y muchos otros problemas que hoy le adjudican a su gestión, precisamente algunos de los que inspiraron aquellas decisiones equivocadas.

En el capítulo dedicado a la historia de la inflación, me extiendo en detalle sobre la experiencia de los años 2001 y 2002. Si Usted lee esta historia, advertirá que tanto Néstor Kirchner como Usted, no estaban equivocados cuando valoraban la convertibilidad, brindaban apoyo a la reestructuración y privatización de YPF y criticaban, como recuerdo lo hacía Néstor con énfasis, el excesivo gasto y endeudamiento de las provincias a partir de que Duhalde y Menem comenzaron a competir por la candidatura presidencial del Justicialismo entre 1997 y 1999.

Mis únicas críticas sobre las decisiones de Néstor en aquellos años son dos:

Primero, que no haya utilizado los 700 millones de dólares que, siguiendo mi consejo, había podido ahorrar luego de cobrar las regalías que la Nación debía a la Provincia de Santa Cruz, para formar un consorcio con empresarios petroleros locales que compraran el paquete de acciones de YPF que el Presidente Menem decidió vender por licitación en 1999. De haber promovido la Provincia de Santa Cruz ese consorcio,  aprovechando que ya tenía un buen porcentaje de acciones de la petrolera, en lugar de venderlas a Repsol, Ustedes, junto a empresarios petroleros argentinos, podrían haber pasado a controlar YPF.
 
Segundo, que cuando le propuse a Néstor, en julio de 2001, que la Provincia de Santa Cruz aportara sus 700 millones de Dólares para integrar un Fondo Monetario Interprovincial que receptaría además una cantidad equivalente de la Nación y 1.600 millones de dólares del paquete que estaba aprobando el FMI, cuyo consejo de administración presidiría Néstor Kirchner, él me dijo que no confiaba en los gobernadores de las provincias que necesitaban asistencia financiera y que prefería dejar los fondos de Santa Cruz en el exterior.

Por supuesto, mis críticas a la gestión económica desde el 25 de mayo de 2003 hasta la actualidad son muchas más, tal como lo destaco en mi libro, pero no las hago para adherirme a los ataques que Usted está recibiendo de parte de muchos de los que son más responsables que Usted de los errores cometidos, sino para ayudarla y ayudar a quienes se postulan para gobernar a la Nación desde el 10 de diciembre de 2015, a encontrar soluciones.

El Presidente Menem, a quien entre 1996 y 1999 yo critiqué con la misma intención con la que ahora lo hago a su gestión, me ha reconocido que mi actitud fue mucho más leal y constructiva que la de aquellos que entonces se desvivían por aplaudirlo y elogiarlo y que, tan pronto perdió el poder, se dedicaron a denostarlo. Lamentablemente vi y sigo viendo a muchos de esos personajes, tener hacia Usted la misma actitud que tenían hacia Menem. No me gustaría que cuando Usted ya no esté en el poder, hagan leña del árbol caído, como lo siguen haciendo con el Presidente Menem.

Mis libros fueron, son y serán, o al menos procurarán ser, aportes a la construcción de una Argentina estable, con desarrollo económico y progreso social. No me anima ningún otro propósito.
 

La saludo con la mayor consideración y le deseo éxito en el final de su gestión.

Afectuosamente,
 
Domingo F. Cavallo.

© Escrito por Domingo F. Cavallo el Martes 17/06/2014 y publicado por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.