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martes, 22 de enero de 2013

Panorama 2013... De Alguna Manera...


Economía y oposición…


Las perspectivas económicas para el año 2013 mejoran. Se espera un crecimiento económico del 4,5% y el FPV se prepara para sostener y ampliar en este año electoral clave los niveles de empleo y consumo, atributos que le permitieron arrasar electoralmente en 2011.

A diferencia de otros años con gobiernos neoliberales –por ejemplo a mediados de los años 90 y la “minicrisis del Tequila” cuando el desempleo local estalló pasando del 10,6% al 18,4% en un año–, durante el año 2012 de fuerte desaceleración económica producto del impacto de la “megacrisis” en la economía local y en la de nuestros principales socios comerciales, el país no perdió un solo puesto de trabajo manteniendo la tasa en 7,5% promedio interanual. La recaudación trepó 27% anual traccionada por el consumo doméstico, se pactaron salarios, actualizaron jubilaciones, pensiones y planes sociales por sobre el 25% promedio, sobre el nivel de inflación.

El contexto socioeconómico mejorado respecto a 2012, con consumo sostenido y desempleo perforando el 7%, anticipan al FPV una elección 2013 en unidad bajo la conducción de Cristina Kirchner, aún en distritos donde se especula habría tensiones como Buenos Aires y probablemente logre batir un nuevo récord, esta vez para elecciones intermedias.

Sucede que el impacto estrictamente electoral del sostenimiento del consumo y el empleo que se prevé ocurrirá en el año 2013, se observa en el gráfico que acompaña la columna analizando la composición del voto kirchnerista reciente y se distingue bajo la categoría de agregado volátil, muy sensible a la coyuntura socioeconómica que representa la mitad del electorado oficialista de octubre, a diferencia del núcleo duro que es relativamente inelástico y acompañó incluso en las circunstancias críticas del año 2009 –de 3% de caída del PBI, pérdida de empleo y crisis de la 125–, que dieron el piso del 30% obtenido entonces por el FPV.

Frente a este promisorio panorama oficialista, la pobreza de la oposición impresiona. Embarcada en estrategias de unidad a lo Pirro dictadas punto por punto por los editorialistas de los medios opositores, ya fracasada en el pasado, buscando la imaginaria “unidad de todos contra Cristina”, quien mucho abarca poco aprieta y la opo no para de dividirse día tras día.

Veamos algunos brochazos del proceso de atomización más de cerca:

El FAP dividido entre quienes quieren incorporar a la UCR a sus filas y quienes la rechazan por haber llevado al país a la crisis de 2001, al tiempo que otra parte, por caso Tumini y Donda, plantean alianzas ya no con la UCR, sino con el JP Morgan en la Coalición Cívica, encarnada en la figura de Prat Gay.

En la Coalición Cívica a su vez, Alfonso es resistido por Elisa Carrió, que prefiere esperar la apertura de las aguas del Mar Rojo e iniciar en soledad el pasaje de la esclavitud K a la libertad republicana.

El PRO de Mauricio Macri, no resuelve el irresoluble intríngulis de cómo enfrentar una elección sin candidatos de fuste en el ochenta por ciento del territorio nacional. Como estrategia de amortiguación de esta orfandad piensan en llenar de Migueles del Seles las listas bonaerenses, cordobesas, etc.

Esta estrategia es resistida por el primo intendente de Vicente López, que ya advirtió que no tolerará transformar aún más al PRO en una especie de Votando por un sueño.

La UCR tensionada por izquierda y derecha. Mientras la diputada (MC) Silvana Giudici se incorpora al Gobierno de la CABA dando encarnadura institucional al PRO radicalismo –sello de goma al que adhieren sin firmeza el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, el de Pergamino, Héctor “Cachi” Gutiérrez, el de Ramallo, Walter Santalla, el neuquino “Pechi” Quiroga, y miran con cariño Oscar Aguad, Ernesto Sanz–, Ricardo Alfonsín se acerca al FAP con parsimonia y ya señaló que la alianza con el PRO no es viable.

Finalmente Francisco De Narváez, sin anclaje real y sólo sostenido en sus glorias pasadas, muestra a todos el golazo que hizo en el año 2009 en tierras bonaerenses, recordando a viejos racinguistas, que frente a la malaria actual evocan al gol de Cárdenas en 1967 


En fin, que lo que se observa en el horizonte 2013, no parece diferir mucho del sistema de preferencias inaugurado en octubre de 2011: un oficialismo unido y de gran volumen electoral, contra una oposición aún más fragmentada que aquella que hace apenas 14 meses. ¿No es esto una pena, estimados lectores de PERFIL?

© Escrito por Artemio López, Director de Consultora Equis, el sábado 19/01/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las transformaciones del kirchnerismo... De Alguna Manera...


Las transformaciones del kirchnerismo...

 José Pedraza, Critina Fernández de Kirchner y Hugogo Moyano.

La historia del kirchnerismo se resume en un start up y tres etapas bien diferenciadas. Acontecimientos puntuales ayudan a identificarlas; las movilizaciones de septiembre y noviembre y el paro general del martes 20 marcan el inicio de la tercera etapa.

Néstor Kirchner alcanzó la presidencia de la Argentina en 2003 con un fuerte componente de votos de clase media. Se entiende, teniendo en cuenta que el voto potencial a Kirchner, hasta diciembre de 2002 –antes de ser consagrado candidato oficialista por el presidente Duhalde– no alcanzaba al diez por ciento del electorado y era predominantemente de clase media. El aporte de Duhalde a Kirchner significó duplicar su caudal electoral en la elección de la primera vuelta de abril de 2003; el voto de los de abajo había ido masivamente a Menem y a Rodríguez Sáa. En otras palabras, el PJ –al que Duhalde había desarticulado suprimiendo las primarias– no alcanzó para darle a Kirchner el triunfo en primera vuelta y ni siquiera para asegurarle el voto “popular”.

El proyecto político de Kirchner al lanzarse a la competencia electoral en 2002 era armar una base política paralela a la del PJ. En su primera etapa en el gobierno, Kirchner no imaginaba que le sería fácil recuperar los votos de abajo. De hecho, sus primeras medidas en el gobierno no consistieron en establecer instrumentos como la Asignación Universal –para los más pobres–, que de hecho fue una iniciativa de la Coalición Cívica, sino en asegurar la estabilidad laboral y los subsidios a los consumos esenciales –para la clase media–. A mucha gente, y no sólo al Gobierno, le costaba entender que el PJ duhaldista, sin el poder del Gobierno, se debilitaba rápidamente, y que los votos de la pobreza, que la estructura del PJ podía aspirar a controlar, fluían fácilmente a la fuerza política en el Gobierno. En 2005, el triunfo en Santiago del Estero del candidato radical Zamora, con el apoyo de Kirchner, y la derrota en Misiones, contra Kirchner, contribuyeron a esa confusión. Santiago consagró la noción de la “transversalidad” como estrategia, a Misiones le debemos la estabilización de la Corte Suprema, ambas iniciativas concebidas sobre la idea del protagonismo electoral de la clase media en el kirchnerismo.

La elección de 2007 y los primeros años del gobierno de Cristina acabaron con esas ideas; sólo con ellas, Cristina no ganaba. Desde entonces, el kirchnerismo necesitó de los votos de abajo como su principal sustento electoral, eliminó todo vestigio de un PJ independiente del Gobierno nacional, sometió presupuestariamente a los gobernadores y a todos los intendentes que pudo; además, logró encolumnar a casi todo el sindicalismo detrás de su gobierno (viejos “gordos”, nuevos “gordos”, CTA, todos mezclados) y maniobró como pudo para neutralizar posibles inquietudes en las Fuerzas Armadas. Así empezó la segunda etapa.

En 2008 la clase media se movilizó detrás del agro, y quedó marcada la divisoria de aguas: la calle ya no es solamente del “pueblo”, pero los votos seguían fluyendo mayoritariamente a la Presidenta. De vuelta a su perfil histórico tradicional, el peronismo volvía a sentirse cómodo en las urnas: amplio predominio en el voto de abajo, mayoritario en el voto obrero, y respaldado por una parte no despreciable de la clase media.

Entonces algo sucedió y ese castillo que parecía bien construido comenzó a desmoronarse. La clase media está muy enojada, afectada por casi todas las políticas públicas que están siendo ejecutadas por el Gobierno. El sindicalismo está dividido. Los militares –menos relevantes en estas circunstancias del país– están resentidos. Y los de “abajo”, aunque no protestan con las clases medias en la calle y no participan de los paros gremiales porque no tienen gremios, le van retaceando gradualmente su respaldo al Gobierno. Así las cosas, los números ya no cierran.

Perdida la calle, y anticipando una sangría electoral, el kirchnerismo se refugia en la corte palaciega, en la militancia burocratizada y tecnocrática, en las diversas capas del poder y en un inocuo manejo de la comunicación mediática; pero ha perdido muchos de sus nexos con la sociedad.

Le queda el respaldo de la clase baja, de la Argentina de la pobreza. Si ese respaldo se va erosionando, por ahora muy tenuemente, es porque los años de crecimiento económico han hecho lo suyo: crecientes expectativas de mayor movilidad en los jóvenes nacidos en la pobreza, demandas crecientemente insatisfechas.

Votos de clase baja, votos obreros, bastantes votos de clase media, organizaciones empresariales, sindicales y militares respaldando: la matriz original del peronismo rediviva y en buena salud. Eso fue el kirchnerismo en su segunda etapa. Duró poco. Hay lecciones de la historia que pueden ser útiles en el presente. Cuando el peronismo se respalda en esa coalición “corporativista” la sociedad, a la larga, tiende a votarle en contra. Es un hecho: la opinión pública, hoy, no ama a los empresarios ni a los militares, y menos aún a los sindicalistas. Pero cuando un gobierno peronista se sustenta en bases distintas, y pierde el encanto ante la sociedad, los ingredientes de ese cóctel corporativista dejan de molestar a buena parte de la clase media; aun más, separadamente pueden llegar a ser aceptados –como sucede hoy con el sindicalismo– y eventualmente hasta perdonados; pero difícilmente amados.

La tercera etapa de la parábola kirchnerista es un poder crecientemente aislado de una sociedad que busca otros canales para hacerse representar.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo, Sociólogo. Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Noviembre de 2012.



domingo, 9 de septiembre de 2012

¿Clase Media ó Clase Mierda?... De Alguna Manera...


Peronismo y población…

La Revista Barcelona satiriza la visión K de la clase media.

En Biopolítica, Foucault sostuvo que los poderes impulsan la vida o terminan con ella. Los políticos gestionan cuerpos, que junto al territorio y sus recursos naturales son las herramientas que administran. Los seres humanos serían stock económico para el mercado, y materia prima de la biopolítica.

No hay economía sin geografía ni política sin demografía. El peronismo es un fenómeno político poblacional, que se nutrió y se nutre de los cambios demográficos (mientras que el radicalismo en los últimos setenta años los padeció). El peronismo siempre vio antes, tuvo la perspicacia de adueñarse del voto femenino en los 50 y con idéntica lógica ahora quiere hacer lo mismo con el de los jóvenes de 16 a 18 años (quienes agregarían 10% al total de votantes en las elecciones de 2013) y con el de los extranjeros.

Cuando el radicalismo nace y llega al gobierno, a principios del siglo pasado, la mayoría del país vivía en áreas rurales y la inmigración interna era de habitantes de Buenos Aires hacia el interior. Cuando el peronismo nace, la mayoría del país vivía en áreas urbanas y el flujo se había invertido: era del interior hacia Buenos Aires.

Cuando Yrigoyen asume su primera presidencia, en 1916, prácticamente no existía el Gran Buenos Aires: ochenta por ciento del poco más de dos millones de habitantes se concentraba dentro de los límites de la Av. General Paz. Pero ya cuando Perón asume su primera presidencia, los casi 5 millones de personas que habitaban el área metropolitana se repartían mitad por mitad dentro de la Capital Federal y el Conurbano. Y cuando Cristina Kirchner asume, el Conurbano ya era  tres veces más poblado que la Capital Federal, con 9 millones de habitantes, mientras que dentro de los límites de la Av. General Paz se mantienen algo menos de 3 millones de personas.

Al llegar Néstor Kirchner al poder, había 2 millones de habitantes menos en el Conurbano; y cuando Menem asumió, había en el Conurbano 5 millones menos de habitantes que hoy. Probablemente Alfonsín haya sido el último presidente radical que pudo ganar una elección sin una “pata peronista”. La hegemonía del PJ, que a veces se compara con la que tuvo el PRI en México durante la mayoría del siglo XX, viene siendo un fenómeno creciente. Y salvo una disrupción histórica, ningún candidato que no sea peronista podría aspirar a ganar una elección salvo que lo apoye el PJ o una parte de él.

El voto del Conurbano se parece mucho al del noroeste argentino, donde el peronismo  consigue  los triunfos más arrolladores. No se podría no relacionar ese hegemonismo del PJ con la mucho menor participación de la población de clase media y media alta en esas zonas.

El radicalismo es un partido representativo de la clase media, lo mismo que el Socialismo, la Coalición Cívica y hasta el PRO. La revista Barcelona, en su última edición, satirizó la mirada que el kirchnerismo tiene de la clase media al dibujar una familia tipo en un sillón frente a un televisor, todos con un bolo fecal con ojos como rostro y un título que dice: “¡Crece la impaciencia en la clase mierda y la mierda alta!”.

Otro fenómeno demográfico de consecuencias electorales es la inmigración a la Argentina desde los países limítrofes. Siempre hubo un flujo constante de paraguayos y bolivianos que engrosaba la población argentina, pero desde la llegada del kirchnerismo ese caudal se incrementó, lo que también es una señal del crecimiento económico de estos años.

Michel Foucault, en su libro Las palabras y las cosas, escribió: “Desde luego, no sería posible evitar estas oscilaciones (demográficas) que agravan sin cesar la miseria de las naciones ya pobres y, por el contrario, aumentan la prosperidad de los Estados ricos. Los movimientos de la población tienen un sentido opuesto al del numerario. Este va de los Estados prósperos a las regiones de precios bajos; los hombres, en cambio, son atraídos por los salarios elevados y van hacia los países que disponen de un numerario abundante. Así, pues, los países pobres tienen la tendencia a despoblarse; la agricultura y la industria se deterioran y la miseria aumenta. Por el contrario, en los países ricos, la afluencia de mano de obra permite explotar riquezas, cuya venta aumenta en la cantidad de metal que circula”.

A Foucault le faltó agregar nuevos móviles inmigratorios, como los subsidios con los cuales la Argentina tentó a muchos vecinos a tener sus hijos y construir su familia de este lado de la frontera donde, además, la salud y la educación pública son mejores que en Paraguay o Bolivia. Realizando el sueño de la Patria grande y, simbólicamente, el Virreinato del Río de la Plata.

Alimentar, educar y sanar a un contingente mayor es un desafío para la actual generación de argentinos pero será una oportunidad para el país en el futuro porque un mercado interno mayor y más joven le dará a nuestra economía fortalezas.

Una de las explicaciones al crecimiento brasileño de la era Cardoso-Lula-Dilma es demográfica: la tasa de natalidad bajó allí hace 25 años y ahora Brasil se encuentra con una mayoría de la población joven pero en edad laboral, que ya atravesó la escuela, aporta a las cajas de jubilación y no consume salud pública porque no envejeció.

¿Qué partido sino el PJ sacará ventajas electorales de la nacionalización de esta potenciada corriente migratoria regional?

Que los jóvenes de 16 a 18 años puedan votar beneficia electoralmente al kirchnerismo porque a menor edad mayor sensibilidad a la publicidad. Esto vale para la publicidad privada pero la publicidad política está ampliamente dominada por el oficialismo. También es más fácil imponerles un relato del pasado sesgado a los jóvenes porque no lo vivieron. Lo mismo a los extranjeros cuando puedan votar.

Desde hace décadas, la Argentina viene cambiando su perfil poblacional y el único partido que lo aprovecha es el peronismo. Desde el punto de vista de los méritos electorales, merecen sus triunfos. Si fueran una empresa privada, serían los que más se esfuerzan y afinan su estrategia.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 8 de Septiembre de 2012.


viernes, 27 de julio de 2012

Evita devaluada... De Alguna Manera...

Prat Gay: "Este Gobierno devalúa hasta a Evita"...

CFK presentó el billete con la imagen de Eva Perón. La moneda será rubricada por Boudou y Marcó del Pont. Foto: AFP.

El ex titular del Banco Central ironizó sobre el homenaje del oficialismo a Evita y criticó el uso de los fondos de Anses. Las chicanas a Kicillof.

Homenaje o burla del destino. Para algunos, todavía no está claro si el anuncio de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de reemplazar la imagen de Julio Argentino Roca por la de Eva Perón fue un recordatorio en el marco del 60° aniversario de la muerte de la Abanderada de los humildes. Para otros, es una desacertada idea.

En medio de la discusión, el ex director del Banco Central, Alfonso Prat Gay, ironizó sobre la medida. “Evita era la excusa perfecta para sacar un billete de 500 pero la devalúan y la ponen en el de 100 para no admitir la inflación”, opinó el ex funcionario, sobre los nuevos billetes de 100 pesos. "Este Gobierno devalúa hasta a Eva Perón", opinó.

"La Argentina está en un momento donde su presidente no está resolviendo cuestiones importantes. Que Evita no nos haga distraer de los problemas”, exhortó. “Argentina entró en un proceso que destrucción de empleo”, continuó, entrevistado en Canal 26.

Para el diputado de la Coalición Cívica, “el problema en Argentina no es económico sino político. Lo aplauden a (Guillermo) Moreno. Moyano es el enemigo al que hay que destrozar. Scioli es el enemigo al que hay que pegarle sin que se dé cuenta”, enumeró. “Se perjudica la economía y a quienes menos tienen”, evaluó.
Leyes y lotería. Las críticas de Prat Gay a la iniciativa oficialista sobre los nuevos billetes se suma a al fuerte cruce mantenido días atrás con la Presidenta.

“Cuando nacionalizaron las AFJP la suma alcanzaba para 10 millones de jubilaciones anuales, eso hoy vale 8 millones y no es porque aumentaron las jubilaciones, hoy vale un 20 por ciento menos en términos de capacidad de haberes jubilatorios. El 25 por ciento de las jubilaciones son mínimas y no alcanzan para pagar ni los remedios”, puntualizó. “No tengo problema en que en situaciones excepcionales preste dinero el Anses pero no es lo que está pasando ahora. Hoy en día son para ‘la Lotería’ de Axel Kiciloff”, se quejó.

“La Presidente critica que yo cumpla con la ley que dice que los directores del Banco Central deben ser independientes e idóneos. Esto es como Santa Cruz, ella está bien porque Marcó del Pont no la contradice en nada y obedece”, finalizó.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 26 de Julio de 2012.