sábado, 19 de agosto de 2023

Jorge Omar Carrascosa. El Gran Capitán... @dealgunamaneraok...

 Jorge Carrascosa, el capitán que no aceptó jugar el Mundial 78: “Renuncié a la Selección para tener la conciencia tranquila”

Gloria del mítico Huracán campeón en 1973.      

El Lobo participó de Alemania 1974 y hubiera lucido la cinta en 1978, pero le pidió a Menotti no ser incluido en la lista para la Copa del Mundo en la que Argentina se consagró frente a Holanda. Sus recuerdos del Huracán campeón y las razones de su retiro anticipado del fútbol: “Me fui con dignidad”

© Escrito por Luca Gatti el martes 15/08/2023 y publicado por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Jorge Omar Carrascosa, que hoy cumple 75 años, renunció a la selección argentina el 13 de enero de 1978. La forma de comunicarlo fue pedirle al entrenador César Luis Menotti que no lo incluyera en la prelista de jugadores que iban a viajar a Mar del Plata para comenzar la preparación de cara a la Copa del Mundo 78. “No va más César…”, le dijo el defensor al técnico rosarino, con quien mantenía una relación muy estrecha. Hasta el día de su renuncia, el Lobo Carrascosa era el máximo referente y el capitán del elenco argentino desde que disputó su único Mundial, el de Alemania 74.

“Renuncié para tener la conciencia tranquila. Me fui cansando de un montón de cosas que desvirtuaban la esencia del fútbol, dentro y fuera del campo de juego. Ocurrieron muchas cosas dentro de mí que hicieron que renuncie. Lo volvería a hacer porque no me arrepiento de haber renunciado a la selección argentina”, reveló en un mano a mano con Infobae el zaguero, quien hizo de su silencio por décadas una marca registrada. 

Carrascosa jugó en el seleccionado en 29 oportunidades y llegó a convertir un gol, pese a lo cual se retiró el año en que Argentina iba a conquistar su primera estrella.

“Me pueden cuestionar que renuncié a la Selección nacional, pero no pueden hablar de mi carrera futbolística porque ya tenía años en eso. Me pueden llevar en andas como ocurrió, ya que se gana, se empata o se pierde, pero lo más importante es jugar con dignidad. Todo tiene un costo en la vida. Yo tomé esa decisión sabiendo lo que me iba a costar, pero consciente de lo que hacía”, reflexiona en un bar de Adrogué, donde vive desde aquella época. 

Carrascosa, el día que Argentina y Escocia jugaron un amistoso en La Bombonera en junio de 1977.  

Fue un símbolo del fútbol argentino. Querido por sus compañeros, respetado por sus rivales, el Lobo Carrascosa caminó los campos de juego defendiendo valores y principios que jamás abandonó. Más allá del éxito o el fracaso deportivo, privilegió otras actitudes. Sus comienzos fueron en 1967 como lateral izquierdo, fuerte y aguerrido, en Banfield, luego se consagró campeón con Rosario Central en 1971 y con Huracán en el gran equipo de 1973. Carrascosa fue protagonista fundamental de un cambio en la selección nacional cuando se inició la era del Flaco Menotti. En ese marco, se transformó en el capitán del equipo desde el inicio del ciclo en 1974 hasta enero de 1978, cuando dio un paso al costado.

Cuando Carrascosa decidió no disputar el Mundial 78, la Argentina transitaba los primeros años de la dictadura militar. Sin embargo, aclara que: “Específicamente no influyó para nada de la manera que uno puede imaginarse. Te hablo de lo deportivo. Para un acontecimiento de esa naturaleza hay que estar física, mental y espiritualmente preparado, estar 10 puntos. Y yo relativizo todo”, subrayó.

- ¿Siempre estuvo alejado del mundo del fútbol desde que se retiró?

- Sí, porque tomé la decisión de alejarme relativamente joven, con apenas 31 años. Hoy, mañana o pasado debía abandonar de una u otra manera el fútbol. Desde que me alejé, me preparé para tener la agencia de seguros de autos y también estuve desempeñándome en una empresa que no estaba relacionada con este deporte.

- ¿Qué lo llevó a alejarse totalmente del fútbol?

- Tiene que ver con que siempre me manejé buscando el gran viaje interior a nivel de conciencia, con lo que pensaba y con lo que sentía. En mi vida, siempre busco tener un aprendizaje permanente y en ese andar saqué también mis conclusiones. Yo viví cosas que me superaban y eso me llevó a alejarme un poco del fútbol. Aun así, me siento íntimamente ligado a este deporte.

- ¿Cuáles fueron esas conclusiones?

- Por supuesto no voy a desconocer la importancia del fútbol, pero hay también un montón de concesiones y de cosas que relativizan lo que es la esencia del deporte. El fútbol no deja de ser un negocio muy importante, bastante salvaje, y como todo tengo el modo de pensar en la actividad y en la profesión. No es fácil, pero trato de hacer lo que siento para estar tranquilo con mi conciencia.

- Fue integrante del Huracán del 73 que marcó una historia en el fútbol argentino. ¿Qué le quedó de aquella época?  
- Se cumplen 50 años en este 2023. Es terrible. Estoy negado a la tecnología, pero hay un grupo de WhastApp que somos campeones que estamos comunicados siempre. Hay gente amiga que me manda mensajes en determinados aniversarios y conservo recuerdos en mi altillo.

- ¿Cómo cuáles?

- Un poster de cuando fui elegido el jugador más correcto del año ‘73 jugando para el Globo. Esos recuerdos me levantan un poco el ego, ¿no? Tuve la suerte de caer en un gran equipo que quedó grabado en la memoria de todos. Salir campeón en Huracán no es una cosa menor. También, tuve la suerte de haber jugado los 32 partidos de aquel torneo. En 1973 llegué al Globo y me quedé siete años. Era un club de características muy especiales.

- ¿Qué tenía de especial?

- Huracán está muy identificado con Parque Patricios, un barrio popular y con características muy familiares. En esa época se vivía un ambiente de bohemia, de amistad, tanto con la gente como con los dirigentes. Y a partir de una gran campaña se forjó un clima muy bueno entre todos los que conformábamos aquel grupo. Mucho tuvo que ver el cuerpo técnico y le mando un abrazo a Menotti que fue el artífice de aplicar la filosofía al fútbol, muy bien definida por cierto. Además, había jugadores que pudieron plasmar esa idea para llevarla a la práctica. Más allá de todo, no hay que ganar siempre. Se gana, se empata o se pierde, pero lo más importante es jugar con dignidad.

- ¿Aquel equipo que integró fue el mejor de tu carrera?

- Sí, fue el equipo que plasmó y quedó grabado a la vista de todos. Yo venía de Rosario Central, que habíamos sido subcampeones del 70 y campeones en 1971, y enfrentábamos a rivales muy fuertes. Ese equipo sorprendió a todos con futbolistas excepcionales y era obra pura y exclusivamente de César Menotti. No es fácil manejar un grupo heterogéneo, con distintos niveles educacionales, con diferentes orígenes, consensuarlo, plantearle un ideal e intentar lograrlo a través de los resultados.

- Con el paso del tiempo, ¿observó algún plantel similar al de Huracán del 73?

- De esa característica no, porque cada jugador es una personalidad distinta. Juega mucho lo humano, con quién estuviste y estás. Hubo grandes equipos y tuve la suerte de integrar éste que es inolvidable.

 

El notable Huracán de 1973, Carrascosa es el primero de los parados, con su característico bigote.  
 

-Pero fue su paso por Central lo que le valió tener una oportunidad en la selección argentina. Lo convocó Juan José Pizutti en 1971, y llegó a disputar el Mundial 74, el único de su vida.

- En 1970, estaba Enrique Omar Sívori como técnico de Central y teníamos un gran equipo, pero Sívori se fue al Mundial de Suiza como periodista. Entonces, llegó Ángel Labruna y fuimos campeones al año siguiente. Ya en esa época me habían convocado para el seleccionado. Ese año arribé a Rosario y producto de mi buen desempeño me citó Pizutti para la Argentina.

- ¿Es cierto que lo quiso River antes de su llegada al Canalla?

- Yo arranqué en las Divisiones Inferiores de Banfield en 1967 y me quedé dos años. En enero de 1970 me vino a buscar River. También Racing, pero me venden a Central que me marcó para toda la vida. Tuve tres años muy buenos en todo sentido, porque siempre miro la parte humana también. La gente que conocí fue maravillosa y lo recuerdo con mucho afecto. Como dice la canción de Fito Páez, “Rosario siempre estuvo cerca. Recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar”. En mi vida, siempre priva lo humano y eso se refleja dentro de la cancha.

- ¿Qué le dejó el Mundial Alemania 74?

- Fue una experiencia muy grande en mi carrera. Arrancamos una gira previa por distintos países, donde fuimos a Italia, España, Inglaterra, Francia y Holanda (hoy, Países Bajos). Ahí saqué mis conclusiones. Lo que es una convivencia de dos meses en un grupo, en un equipo y tomar ciertas responsabilidades, y toda la riqueza que te da el conocimiento de otras culturas. Todo eso te va enriqueciendo.

- ¿Por qué no le fue bien al seleccionado argentino en Alemania?

- En 1974 la Selección no tenía la organización que llegaría después con Menotti. La Copa de Alemania fue la experiencia final para iniciar un proceso de cambio. Se hacían cosas improvisadas, a último momento, y por eso la cosa no funcionó. Había jugadores de excelentísimo nivel, incomparables de alguna manera, pero ocurre que no teníamos competencia.

 

Jorge Carrascosa, a la izquierda, y René Houseman, a la derecha, en uno de los encuentros de los campeones del 73

 

- ¿Qué cambió con la llegada de Menotti?

- Tuvimos actividad permanente para formalizar un grupo. No basta con designar a 30 jugadores para formar un equipo. A partir del 74 al tener un grupo unido y con salidas al exterior se trató de fortalecer un equipo que sabía muy bien cuál era su objetivo y de qué manera se lograba; eso fue muy importante. Una cosa son grandes futbolistas y otra muy distinta es formar un grupo y cumplir un objetivo, con qué medio y manera se lo logra todo, ¿no?

- Entonces, ¿esa fue la diferencia entre Pizutti y Menotti?

- No comparo, pero lo de César fue un trabajo bárbaro, con un calendario internacional y permanente para conocer a sus futbolistas. De Menotti tengo los mejores recuerdos y trato siempre de comunicarme con él. Es un amigo y compartimos cosas únicas e inolvidables. Mi admiración y respeto permanente hacia César. Recuerdo que fuimos un año antes del Mundial 78 a Europa para competir con selecciones de ese continente, y de esta manera aprovechamos a probar uno y otro equipo para afilar una idea de juego. Si tenés un calendario internacional de Mundial a Mundial es vital aprovecharlo para la preparación.

- En esa gira por Europa, se enfrentaron a la URSS en Kiev, Ucrania. ¿Se acuerda de aquel partido?

- Sí, lo tengo presente más ahora por lo que está pasando con la guerra en Ucrania. Aquel encuentro fue el 20 de febrero de 1976, fechas inolvidables para nosotros. Estuvimos en Ucrania, Polonia, Hungría y en Rusia. Fijate como son las cosas que hoy dos de esos países están en Guerra y nos lleva a reflexiones muy profundas.

- ¿Cómo cuáles?

- Es increíble este sacudón a la humanidad por el mal sueño que tuvimos, producto primero de la pandemia y luego por el conflicto bélico. Esto muestra lo limitados, frágiles y vulnerables que somos. Siempre fui un tipo con muchos ideales desde muy joven, pero la realidad es que no vamos por buen camino. Al contrario, y eso implica una responsabilidad muy grande de todos y en cualquier lugar. No puedo entender cómo llegamos a tener otro conflicto bélico.

Como capitán argentino, Jorge Carrascosa con los presentes para entregar a los rivales de un amistoso jugado en Buenos Aires


-Me fui cansando de todo un poco, de un montón de cosas que desvirtuaban la esencia del fútbol, dentro y fuera del campo de juego. Ocurrieron muchas cosas dentro de mí que hicieron que renuncie al seleccionado. No estaba en condiciones de organizarse el primer Mundial en la Argentina y no era una cosa menor. Era una gran responsabilidad para todos y yo hice lo que sentía en ese momento. Y lo volvería hacer porque no me arrepiento de haber renunciado a la selección argentina.

- ¿Pero por qué lo hizo?

-Renuncié para tener la conciencia tranquila. En otras circunstancias similares que atravesó nuestro país tampoco hubiera jugado y hubiera renunciado. Hice lo que sentía, pero aporté desde mi lugar y con limitaciones el granito de arena también para ser campeones. Fui el capitán antes del Mundial y fue lo más importante de mi carrera.

- ¿Cómo fue el proceso para tomar esa decisión?

-No estaba en condiciones de aportarle al grupo lo que necesitaba. Ya había vivido la experiencia del Mundial 74, que no es un tema menor desde mi óptica, mi visión, experiencia y aprendizaje; y vi cosas que no me gustaron. Bah, que no me gustan en general que pasen en un deporte. Para un evento mundial de semejante trascendencia, uno debe estar física, mental y espiritualmente preparado, tenés que estar 10 puntos sino que vaya otro que esté mejor que vos... Ninguno es tan importante como todos juntos para el grupo, y no me sentía a pleno para disputar el Mundial. Si podés aportarle algo desde tu lugar que le haga bien al plantel es lo mejor que te puede pasar porque es un deporte y un juego en equipo.

- En su momento se habló de una pelea que tuvo con el entrenador por cuestiones políticas. ¿Cuánto hay de cierto?

- Para nada, soy amigo de César que fue quien nos abrió la mente y nos tiró un montón de cosas a la cancha muy importantes, más allá del triunfo o la derrota. Además, compartí con él cosas únicas e inolvidables. Es decir, el fútbol es un grupo de gente de distintos niveles, heterogénea y de diferentes edades, con un éxito en lo deportivo que te lleva por otros lados. No me peleé con Menotti.

- ¿Su experiencia en el Mundial 74 no había sido positiva?

- Fue una experiencia. La vida es un aprendizaje permanente y somos todos aficionados. Vi y veo un montón de cosas en los Mundiales que no me gustan. Hay cosas que viví durante Alemania 74 que me hicieron mal y no me gustaron para nada. Todo lo que hay detrás de una Copa del mundo y sus manejos. El año pasado se estaba jugando el Mundial y el mundo estaba en guerra. Pónganse en el lugar del otro. Estás viendo por televisión que un misil mata a un soldado que podría ser tu hijo, tu padre, tu tío en Ucrania, mientras rodaba la pelotita en Qatar. Por eso estamos viviendo de esta manera…

-Siempre hay sucesos políticos en una Copa del Mundo. En el 78 estaba la dictadura militar en Argentina, en 1982 la Guerra de Malvinas…

- No, no, hablo en general y es un fracaso de la humanidad. Años de humanidad y no se resolvió lo esencial de la vida. Rusia y Ucrania están en guerra, y en Qatar se llevaba la gran fiesta del deporte. Son temas muy complicados. Es el gran misterio del hombre. Siempre pasaron cosas en el mundo.

- Jugó con Diego Maradona en el seleccionado y fue el capitán en el día de su debut. ¿Qué recuerda de aquel partido?

- Sí, fue en el 5 a 1 a Hungría en la cancha de Boca. Es algo que ahora se viraliza por las redes, pero en esa época fuimos unos privilegiados de observarlo en vivo y en directo. Tenía un talento innato, pero entiendo que Menotti no lo haya incluido en la lista definitiva de 22.

- ¿Por qué?

- La decisión que tomó Menotti de dejarlo afuera de la convocatoria por ser un primer Mundial en Argentina con un montón de jugadores en su máximo nivel y en el puesto en el que se destacaba Diego con 16 años, con el miedo escénico de tomar semejante responsabilidad y con un seleccionado que venía trabajando hacía cuatro años para lograr un rendimiento como equipo, más allá de las individualidades. Hasta te diría que pudo haber sido malo para él. Porque si el seleccionado no ganaba el Mundial, Diego fracasaba en el intento. No hay que desmerecer a los jugadores que tenía Argentina con todas las opciones que había. Es como que en nuestro trabajo nos reemplacen por un chico de 12 años, tenés que pensarlo bien. Se estaba jugando un primer Mundial en Argentina, ¿viste? No era un tema menor.

- ¿Hubieras jugado el Mundial 82?

- Durante la Guerra de Malvinas no hubiera jugado un Mundial. Es más, Argentina no debió haber participado de España 82. No se puede participar de un evento deportivo cuando hay compatriotas que están luchando en plena guerra. Ahora pasa igual. Está bien castigada Rusia para que no fuera a Qatar. Para cualquier objetivo en tu vida tenés que estar lo mejor posible; es una cosa lógica y coherente. En plena guerra en Malvinas, como argentino, de ninguna manera iba a ir al Mundial.

- Tuvo la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos. Algunos lo ponen por encima de Maradona. ¿En qué lugar lo ubica al brasileño?

- Yo vi nacer a Maradona, tuve la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos y lo vi a Cruyff en el Mundial del 74. Ellos fueron los mejores futbolistas que vi.

Miguel Ángel Brindisi y Jorge Carrascosa, integrantes de Huracán campeón de 1973, en una cena de gala. 

- ¿Se arrepiente de haber concluido su carrera tan joven, a los 31 años? 
- No, para nada. Tuve todas las posibilidades y gente que me tuvo en cuenta para seguir trabajando dentro del fútbol, como ayudante de campo, como entrenador en Divisiones Inferiores o captador de talento, pero hice lo que realmente sentía y tengo la conciencia tranquila. Puedo dormir de noche sin tener algún tipo de preocupación. Todo tiene un costo en la vida y yo tomé esa decisión sabiendo lo que me iba a costar, pero consciente de lo que hacía. Yo me retiré a los 31 recién cumplidos, cuando me quedaban dos o más años de contrato. Estaba cansado y dije basta. Me fui bien, como siempre lo quise: con dignidad. El fútbol es limitado, y la vida es mucho más larga.

- ¿Qué puso en la balanza para tomar esa decisión?    
- Fue un cúmulo de cosas. No me hacía ninguna gracia concentrarme seis meses. Además, la presión del periodismo, la necesidad de obtener un resultado hacen que un jugador pueda sentirse mal. Porque se pierde un partido y surgen un montón de críticas. Hasta se piden cambios sin pensar cómo se destruye a otro ser humano. El barrio, los amigos, la familia, las concentraciones largas, etcétera. Todo tiene un costo en la vida y cuando elegís algo, dejas de lado otras cosas. Yo le doy mucha importancia al barrio, a mi familia, a los amigos. Como el tema musical “Corazón al Sur “, de Eladia Vázquez, que dice “la geografía de mi barrio llegó a mí”. Yo siempre viví en Abrogué y sufrí las ausencias cuando tuve que dedicarme al fútbol: concentraciones, viajes y todo lo que implica estar lejos de los tuyos. Por este motivo, yo tomé una decisión y me alejé de la pelota. Ante la exigencia de algo, hay que elegir hacia dónde vas o cómo te sentís y de qué manera eso que sentís influye en algo fundamental, que es un equipo. Primero está el hombre y la profesión en todas las actividades.  

- ¿Qué sintió como ex jugador al observar a la selección argentina consagrarse en Qatar 2022?     
- Vi con mucha tranquilidad a la Selección junto a mi señora que se ponía bastante nerviosa. La vida es un aprendizaje e hice un camino desde adentro del fútbol y del deporte en sí. Tengo una visión más generalizada sobre lo que es el fútbol. Lo que se ponía de manifiesto es que ninguno es tan importante como todos juntos y eso es muy importante para llevar a cabo un plantel. Se notaba que había una solidez en un grupo humano en ese nivel y en esa competencia, muy unido y compenetrado por la misma causa. No conozco a ningún jugador en particular y tampoco al entrenador, pero se manifestaba como un grupo que tenía en claro a dónde y cómo iba para adelante, de qué manera tenía que hacer las cosas y eso es muy importante.   

- Como ex integraste de la Selección, ¿lo llamaron alguna vez para invitarlo a ver un Mundial?    
- No, para nada, tampoco sé si hubiera ido. No me duele. Siempre fui coherente con lo que pienso y siento, y con la toma de decisiones.


    

miércoles, 16 de agosto de 2023

Leagues Cup de Fútbol de la Concacaf 2023. Philadelphia Union 1 vs. Inter Miami 4... @dealgunamaneraok

 Con un gol de Messi, Inter Miami goleó y clasificó a la primera final de su historia…


Convirtió el segundo tanto en el triunfo de la franquicia de la Florida sobre Philadelphia Union, vigente subcampeón de la MLS, por 4-1, en una de las semifinales. Josef Martínez, Jordi Alba, y David Ruiz, los otros goles del finalista. 

Lionel Messi es el motor del "sueño americano" del novato Inter Miami, que a partir de su llegada empezó a sumar éxitos que rápidamente lo depositaron en la final de la también recién creada Leagues Cup norteamericana a partir de sus grandes producciones y goles como el de esta noche que abonaron para el 4-1 final como visitante de Philadelphia Union, vigente subcampeón de la Major League Soccer que sucumbió en solo un tiempo. 

Es que el director técnico argentino Gerardo Martino planteó el partido con la precisión de quien conoce el medio y le jugó a Philadelphia de la manera en la que sabía que más podía lastimarlo. 

Efectivamente el "Tata" abandonó el juego de control por otro más directo, esperando al dueño de casa en la mitad de la cancha para salir con habilitaciones largas y filosas que cortaron la línea defensiva local rápidamente.

 

Es que faltaban cinco segundos para cumplirse los tres minutos cuando Sergey Krivtsov lanzó un pelotazo largo sobre la derecha para el venezolano Josef Martínez, uno de los "protegidos" de Martino, quien se sacó de encima el karma de no poder convertir tantos de jugada y definió como el efectivo atacante que es con un derechazo bajo y cruzado.

 

Esto marcó también que los dirigidos por Jim Curtin, considerados como unos de los mejores equipos de la MLS (perdieron la final de la temporada anterior frente a Los Ángeles FC), se vieron sorprendidos por la postura de su rival, algo que se hizo extensivo a la red inmediatamente.

 

Los minutos siguientes permitieron observar que Inter Miami le seguía regalando la pelota a su rival, que sin embargo no progresaba más allá de los tres cuartos de campo adversario.

 

Y así, sobre los 20 minutos, en otra respuesta los "rosados" manejaron pases filtrados hasta unos 32 metros del arco de Philadelphia, cuando recibió Messi y al ver que nadie le salía apuntó con un remate bajo y esquinado que hizo estéril la estirada del arquero André Blake.

 

Nada iba a cambiar hasta cumplirse los 45 minutos iniciales, porque apenas tres de descuento después todo iba a consumarse cuando Robert Taylor, el mejor intérprete de Messi desde que llegó a Inter Miami, hizo lo propio con su amigo Jordi Alba y habilitó al español con un pase filtrado que lo dejó cara a cara con Blake para que convirtiera su primer tanto con la camiseta de su nuevo club.

 

La segunda etapa no iba a tener mayores variantes, salvo el descuento de los locales tras un tiro de esquina mal rechazado por Sergi Busquets que el recién ingresado Alejandro Bedoya transformó en el 1-3 con un remate entre las piernas de DeAndre Yedlin, y el cierre de la cuenta a través de David Ruiz, reemplazante del hijo de mendocinos Benjamín Cremaschi apenas ocho minutos antes.

 

También hubo tiempo para el ingreso del argentino oriundo de Neuquén, Joaquín Torres, ex Newell's Old Boys, en Philadelphia (su compatriota ex Banfield, Julián Carranza, permaneció entre los suplentes), mientras que Facundo Farías se quedó en el banco de Inter Miami en su primera convocatoria de parte de Martino.

 

Todo lo demás fue devolver la mirada sobre Messi, que con su tanto de hoy llegó a la novena conquista en apenas seis encuentros en esta Leagues Cup, con lo que Inter Miami se clasificó a su primera final en los apenas cinco años de existencia que tiene, pero además se clasificó nada menos que para disputar la Concachampions (los tres primeros de este certamen lo consiguen).

 

Ahora se vendrá la final como local si es que la otra semifinal la gana Monterrey, de México, o de visitante si el que lo hace es el estadounidense Nashville.

Pero esa será otra historia, la séptima de esta historia "soñada" de Inter Miami con Messi "a su cargo".

Un Inter Miami donde, por ejemplo, también flotan espíritus "ñulistas" con el "Tata" Martino como timonel, que ya mostró hoy su "mano" en el planteo de este partido que se avizoraba complicado y él decidió hacerlo sencillo.

 

O también, por ejemplo, para recuperar al venezolano Martínez, al que conocía de su exitoso paso por Atlanta United y no venía jugando en este Inter Miami hasta que llegó él.

 

Justamente Josef Martínez, vaya paradoja "ñulista", fue quien encabezó la asonada que derrocó de la dirección técnica de Atlanta United al "Gringo" Gabriel Heinze, cuando los integrantes del plantel consideraban que sus métodos eran "autoritarios".

 

Pero hoy la realidad de todos es diferente, al punto que Jordi Alba celebró su gol "a lo Spiderman", como suele hacerlo Messi, "pero porque es algo que viene" desde que su hijo nació, según confesó al término del encuentro, cuando anticipó que viene "el momento de poder disfrutar de otra final", lejos de Barcelona, pero cerca de sus amigos Messi y Busquets. Y del "Tata", ¿por qué no?



Síntesis:

Philadelphia: 1

André Blake; Jakob Glesnes, Jack Elliott, Damion Lowe y Nathan Harriel; José Martínez, León Flach, Kai Wagner y Jesús Bueno; Chris Donovan y Daniel Gazdag. DT: Jim Curtin.

Inter Miami: 4

Drake Callender; DeAndre Yedlin, Sergey Krivtsov, Kamal Miller y Jordi Alba; Dixon Arroyo, Sergio Busquets, Benjamin Cremaschi y Lionel Messi; Josef Martínez y Robert Taylor. DT: Gerardo Martino.  

Goles en el primer tiempo: 3m. Josef Martínez (I), 20m. Messi (I) y 45+3m. Alba (I).


Goles en el segundo tiempo: 28m. Bedoya (P) y 37m. Ruiz (I). 

Cambios en el segundo tiempo: Al comenzar Jack McGlynn por Flach (P) y Michael Uhre por Lowe (P); 14m. Diego Gómez por Taylor (I) y Leonardo Campana por Josef Martinez (I); 25m. Quinn Sullivan por Donovan (P) y Alejandro Bedoya por Bueno (P); 29m. David Ruiz por Cremaschi (I). 41m. Joaquín Torres por Gazdag (P); Christopher McVey por Arroyo (I) y Noah Allen por Alba (I). 

Amonestados: Lowe y Bueno (P). Yedlin (I.


Estadio: Subaru Park (Philadelphia).

Árbitro: Daniel Quintero Hultrón (México).

Espectadores: 18.500.

 





   

domingo, 13 de agosto de 2023

Una campaña vergonzosa... @dealgunamaneraok...

 Una campaña vergonzosa...

Políticos rallados. Dibujo: Pablo Temes.   

Tres asesinatos en cadena pusieron punto final a una oferta política sin soluciones a los problemas reales de la gente.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 11/08/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Morena Domínguez, de tan sólo 11 años, Juan Carlos Cruz y Daniel Peralta fueron los nombres de las víctimas de la delincuencia sin freno que asuela la Argentina. Son víctimas que fueron precedidas por muchas otras a lo largo de días, semanas, meses y años que, seguramente, serán seguidas por otras tantas en el tiempo por venir. Son muertes que reflejan dos hechos irrefutables: el primero, la marginalidad y sus consecuencias; el segundo, el desinterés que sobre el asunto exhiben el Gobierno y una buena parte de la dirigencia política.  

El 1° de abril de 2004 unas 150 mil personas marcharon al Congreso de la Nación convocadas por 
Juan Carlos Blumberg. La multitud clamó por cambios en la legislación penal y poner el tema de la seguridad en el centro de la atención no sólo del gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner, sino también de todos los líderes políticos. Producto de esa manifestación y de las cuatro que le siguieron, se aprobaron cinco leyes, a saber: 

El 14 de abril de 2004, la Ley 25.882 modificatoria del artículo 166 del Código Penal, que castiga la portación de armas con pena de prisión no excarcelable; el 28 de abril de 2004, la Ley 25.891, por la cual se estableció que la comercialización de los servicios de telefonía celular debe ser efectuada sólo a través de empresas autorizadas; el 5 de mayo, la Ley 25.892 que produjo modificaciones en los artículos 13, 14 y 15 restringiendo el beneficio de la libertad condicional en los casos de condenas a prisión perpetua por delitos aberrantes, y la Ley 25. 893 que agravó las penas para homicidios y violaciones seguidas de muerte; y el 18 de agosto de 2004, la ley que modifica el artículo 55 del Código Penal que establece un máximo de cincuenta años de reclusión para los responsables de delitos concurrentes.


Han pasado casi veinte años de aquel convulsionado tiempo y las muertes por delitos violentos esta semana, de las que pasaron y de las que, seguramente, vendrán, demuestran que nada ha cambiado. Lamentablemente no hay nada que sorprenda. Veamos, pues, uno de los testimonios de Blumberg para reconocer no sólo la similitud en la demanda, sino también, la impericia y la desidia que, como ya ha quedado demostrado en demasiadas oportunidades, vino después: “Vinimos a donde están los representantes nuestros a pedir cosas chiquitas, simples, para que nuestros hijos puedan trabajar, estudiar, y que no sean asesinados. Hoy Axel es el hijo de todos”, había dicho a la multitud el ingeniero desde un palco ubicado en las escaleras del Congreso. 

Las tres muertes violentas que determinaron el cese inmediato de las actividades y los 
cierres de campaña tienen demasiadas cosas en común. Como ya se ha dicho, la marginalidad que se vive en las vastas zonas del territorio argentino –no sólo del Conurbano– es un hecho que nadie puede negar. Es estructural, está enquistada en el tejido social y se reitera –por lo menos– en dos generaciones. Se trata de familias enteras donde los menores no han visto ni verán trabajar a sus padres y, en muchos casos, la cultura del trabajo se ve corrompida por el asistencialismo social mal entendido, en manos de los punteros de la política que se sirve de la pobreza para administrarla a su antojo.

El otro fenómeno que cruza la marginalidad y se adueña de ella es el narcotráfico. Es triste reconocerlo, pero la palabra “fenómeno” ya no es la correcta. El narco ha dejado de ser algo excepcional para pasearse por las calles del Conurbano Bonaerense y la Capital Federal. Hace exactamente un mes atrás, el 12 de julio pasado, el periodista Fabián Rubino transmitió en vivo desde un búnker narco en el barrio de Balvanera y mostró cómo se podía conseguir droga sin ningún tipo de inconvenientes. El hecho se convirtió en el momento televisivo del día. Es imperioso dejar la hipocresía de lado. Rosario no es la capital de la droga y el narcotráfico. La Argentina toda está sumida en este terrible problema que puede acabar con generaciones enteras. Basta de hablar de Rosario. La dirigencia política debe enfrentar un problema que ya se le ha ido de las manos y, la muestra de ello, la tenemos todos los días frente a nosotros en cada una de las muertes violentas que, por un puñado de billetes, por una mochila o por un celular se producen en los distintos barrios con mayor o menor impacto y/o difusión. 


La ruta de los teléfonos celulares que terminan en manos de los delincuentes ya no desemboca en la reventa contra billetes del equipo robado. Desde hace algún tiempo, los aparatos de telefonía se cambian directamente por estupefacientes para consumo directo de la persona que cometió el hecho delictivo. Se roba para consumir, y se consume para anestesiar momentos del día a día, para alimentar la adicción y, también, para prepararse para seguir robando y delinquiendo. Una forma de vida y de autodestrucción que le cuesta muy caro a toda la sociedad. 

La puerta giratoria de la Justicia es la otra pata del problema. Pero ningún político debería sentirse eximido de su propia responsabilidad echando culpas a un sistema estéril que no funciona. En el Congreso de la Nación se hacen y votan las leyes. Está claro que, cuando se tocan temas que afectan los intereses del mundillo de la política partidaria, todos se sientan en sus bancas dispuestos a dar su voto para sancionar algún beneficio de turno. Sin embargo, no se observa la misma dedicación y perseverancia con los temas de fondo que pueden ser espinosos, pero que sin duda, podrían cambiarle la vida a la gente. Aún más, por muy poco, el asesinato de Morena Domínguez no terminó siendo utilizado políticamente por el oficialismo, por haber tenido lugar en un distrito opositor. Esto se explica, en parte, porque con apenas 24 horas de diferencia fue asesinado en Morón el médico cirujano Juan Carlos Cruz. Nadie en todo el arco político estaba en condiciones de tirar la primera piedra.

Tres asesinatos en cadena le pusieron el punto final a una campaña política vergonzosa que ha quedado muy lejos de ofrecer soluciones a los problemas reales de la gente.