sábado, 15 de agosto de 2015

Volver a Malvinas… @dealgunamanera...

Volver a Malvinas…

Cada vez que Miguel Anderfurhn vuelve a Malvinas toca el himno nacional con el acordeón de su bisabuelo, quien peleó en la Primera Guerra Mundial. Foto: José Supera

Algunos regresan todos los años, otros lo hacen por primera vez. Un viaje a las islas junto a un grupo de ex combatientes, una experiencia única que es también una forma de renacer.

Del blanco de esta hoja a la arena blanca y limpia con la que empieza todo esto, una playa de aguas cristalinas que a la vista puede ser una de esas playas paradisíacas de publicidad, pero no, nada de eso, en la costa corre un frío que tiene el poder del hielo, y el viento, el viento es filoso y áspero, y por momentos parece querer cortar la piel, pero igual, el ex combatiente José Luis Aparicio hace lo que viene a hacer casi todos los años desde que volvió por primera vez a Malvinas en 2006. Se saca la campera de nieve y los guantes, la remera térmica y hasta los borceguíes, se queda apenas en calzoncillos. Desnudo de ropa, pero también de muchas cosas más. Sufriendo como ellos. Sintiendo el frío en la piel y en la carne, y en el alma. Su ritual de hace años. Su bautismo, que lo hace nacer y renacer, con el que les rinde también homenaje a los compañeros caídos en el hundimiento del Belgrano. "Hago esto para sentir por un segundo el frío que sintieron esos chicos antes de morir." Y entonces corre por la playa. No importa el frío ni el tiempo. Corre y corre, y sus pies chapotean, hace un paso, dos, se deja caer, se hunde y su cuerpo se envuelve de agua helada. José Luis nace una vez más: como lo hace cada vez que vuelve a Malvinas.

Volver. Esa es la palabra que trato de descifrar en esta nota. Por qué volvemos a esos lugares que duelen, que nos hicieron mal. Quizás enfrentando el dolor, volviéndolo a vivir, logremos entenderlo. O quizá no es entender la palabra. No. La palabra es revivir. Volver para pararse en un mismo lugar y decir acá estoy, acá estuve, soy esto, porque soy lo que fui.

Ellos vuelven todos los años a Malvinas. Como si tuvieran que volver al dolor para que no duela tanto.

Los integrantes del centro de ex combatientes Islas Malvinas (Cecim) de La Plata vuelven todo el tiempo a las islas. Algunos, en época de invierno. Otros, en septiembre, octubre, cuando el clima malvinero está un poco más apto, menos violento.

Algunos lo hacen por primera vez.

Y acá empieza esta historia.

Llegar a las Islas…

Regresar a ese núcleo que late, que duele, que supura cosas desde adentro tuyo: ese tuyo que quiere decir todos nosotros.

Volver a Malvinas no es fácil, sobre todo la primera vez. Ya en el aeropuerto uno les veía las caras, una ansiedad serena, contenida dentro de sus cuerpos. El trayecto del vuelo comercial chileno de Río Gallegos a las Malvinas dura poco más de una hora. Llegamos a una base militar, Mount Pleasant. El clima es congelante y despiadado. Cielo y tierra son desolación. Llegamos a una base militar, llena de hangares, aviones, misiles, radares, llena de violencia y justificaciones, y de miedos. Un soldado nos custodia ni bien bajamos del avión. Los ex combatientes del Cecim La Plata que vuelven esta vez son 11. Cuatro por primera vez. Y también por primera vez en la historia vuelve una mujer ex combatiente: Norma Ethel Navarro. Enfermera. Ella, volviendo 32 años después. Volviendo, a su propia tierra de dolor. Nos alojamos en dos casas de Puerto Argentino. O Port Stanley. La sensación de un pueblo fantasma, respirar inexistencia, aire helado y solitario, casas que parecen no guardar habitantes.

Nos vienen a buscar dos camionetas. Próximo destino: cementerio de Darwin.

La Bahía del Silencio…

"Lo que me impactaba era la expresión que tenían en los ojos esos chicos". Foto: José Supera

Después de varias horas de viaje en dos 4 x 4, después de cruzar ríos de piedra y zonas minadas, después de animales huesudos y solitarios, encontramos el recinto que encierra todas las cruces blancas, las paredes de piedra con los nombres de todos nuestros soldados caídos. Ernesto Alonso es uno de los ex combatientes que más viajes a Malvinas tiene en su haber. Cada vez que vuelve le duele. Ahora se queda unos segundos en la tumba de uno de sus amigos. En silencio. Arrodillado. Tratando de entender. Por qué otro y no él. Después se levanta y le doy un abrazo, y con un nudo en la garganta me dice que "todos estos amigos nuestros que están aquí, hoy estarían vivos. Viviendo la vida que les hubiera tocado. Ellos dieron todo. Venimos a rendir homenaje acá, y estamos para reafirmar que todas las tumbas que tienen cuerpos NN, que están acá como soldado solo conocido por Dios, tienen que ser reconocidos, para tener su historia, su lugar, para no ser olvidados".

Después de un rato, entre las cruces blancas, perdida en un tiempo que no es tiempo, la encuentro a Norma, la única mujer en el grupo. En sus ojos y en su voz hay desolación, como si el ambiente terminara por pegársele a uno en el cuerpo. "Estando acá se siente una desazón muy grande." Se queda en silencio. Repite el mismo concepto: "Una sensación de desazón". Y otra vez hace silencio, pero se repone y vuelve. "Había visto unas fotos de este cementerio, había visto los rosarios colgados de las cruces. Ahora no están. No hay nada. Sólo cruces. Se siente una tristeza muy grande estando acá. Llevo piedras para una amiga del Chaco que me pidió, ella tiene a su hermano acá, pero como soldado solo conocido por Dios. Ver las lápidas que dicen eso da mucha impotencia, no saber dónde están enterrados nuestros chicos."

El cementerio tiene el tamaño de una manzana y todos los compañeros se fueron dispersando entre las cruces, dividiendo sus dolores. Entonces el viento me trae algo más que desesperanza. Música. Dulce y cálida. De acordeón. A lo lejos y parado sobre un monte lo veo. Con su instrumento, con toda la fuerza, con la energía que destila su personalidad. El ex combatiente Miguel Ruso Anderfurhn. Descendiente de italianos. Alto y rubio y de hombros anchos. Su bisabuelo estuvo peleando en la Primera Guerra Mundial. La tradición del acordeón fue pasando de generación en generación en su familia. Su bisabuelo tocó alguna vez para alejar el silencio de la locura, ese que llega después de la guerra. Hoy Miguel está en la isla que lo marcó para siempre. Y está tocando el Himno, parado sobre el mismo monte donde lo hizo las veces que volvió a las islas, y todos sus compañeros cantan el Himno junto a él, y todos están jurando, jurando por una cosa que los une y los ata, y los lleva por encima de un dolor que todavía parecen no entender: están jurando con gloria morir.

Volver al Monte Longdon…

Llanuras, montes y laderas para un recorrido que es mucho más que un ritual. Foto: José Supera

El monte Longdon fue uno de los últimos lugares en caer y donde se registró la mayor cantidad de bajas argentinas. Uno camina en ese monte y ve marcas todo el tiempo. Agujeros en la tierra que fueron bombas. Chatarra oxidada. Zapatos. Pero qué marcas son las que quedan en nosotros. Qué marcas quedan en el suelo de nuestra propia existencia. Acá no existe el tiempo. Es como si todo volviera a repetirse. Los agujeros en la tierra son morteros que siguen estallando. Las esquirlas siguen traspasando nuestra carne. "Acá no existen los días", me dice alguno de los excombatientes, mientras caminamos durante horas por los montes, en busca de las posiciones donde estuvieron por meses. "Acá sólo existen los restos de las cosas que ves, y nada más."

Carlos Daniel Chicho Amato pertenecía al Regimiento 7. Era encargado de manejar el radar de detección de movimiento. Había aprendido a usarlo unos días antes de salir a Malvinas. Me cuenta su historia en la misma trinchera en la que estuvo hace 32 años, en el mismo Monte Longdon, donde fue la gran batalla, donde los ingleses los rodearon y ya nada se pudo hacer. "Fue a fines de mayo. Nos llamó un segundo jefe. Estaban viendo a los ingleses con prismáticos. Entonces empezamos a monitorear el posible avance inglés. Claramente nos lo comimos. Yo había visto en el detector unas manchas nuevas, algo que no había visto antes. Se lo informé a mi jefe. Me dijo que eran ramas, viento, que no pasaba nada. Volví a ver esas manchas en el radar y le volví a decir a mi jefe. Y nada. Esa misma noche nos atacaron. Eran como 700 tipos. Fue la parte más jodida de la guerra ésa, donde tuvimos la mayor cantidad de bajas, un desastre. Y ahí mismo nos tomaron prisioneros. Fue difícil porque tuvimos que enterrar a nuestros propios muertos."

Carlos está excitado. Hace unos minutos escarbó donde estaba su posición y encontró su cuchara y algunas municiones. Pero dejemos de escarbar la tierra. Escarbemos el propio interior de Carlos Chicho Amato, sepamos qué se siente volver después de tanto tiempo: "Me siento un poco raro. Como alejado de todo y a la vez, cerca. Siempre me había resistido al viaje. Pero si vuelvo es porque lo hago con dos amigos míos que también vuelven por primera vez. Recuerdo que cuando estábamos acá, no veía colores, sino todo gris. Pasé por cosas que me hicieron mal después de la guerra. Pero después fue como que lo borré, es como si no sintiera nada. Siempre había estado en la organización de los viajes de otros ex combatientes. Les armaba todo, los despedía, pero nunca me animaba a venir: siempre me molestó bastante ir a un lugar que es nuestro y tener que presentar el pasaporte. Había prometido que no iba a venir. Pero esta vez se decidieron Mario y Sergio, que también venían por primera vez. Supongo que pude volver porque tengo dónde apoyarme en el dolor, porque no estoy solo".

Cuenta Sergio Isaia, otro de los ex combatientes que vuelve por primera vez: "Recuerdo la voz de mi hermano llegándome en el medio de la oscuridad". Estamos en el lugar donde combatió su hermano. Hay una placa que pusieron hace varios años. Hace unos segundos le rindió homenaje a su manera. Se quebró. Pero ahora está más entero. Sabe que cumplió con lo que tenía que cumplir. "Yo había viajado junto a él en el mismo avión. En las islas estuvimos en compañías diferentes, pero como los dos éramos operadores de radio, durante todas las noches nos comunicábamos para ver cómo estábamos. La idea fue siempre volver con él a las islas. Pero mi hermano falleció por una enfermedad hace varios años. Hoy sé que estoy volviendo con él. Pero también vuelvo con mis amigos, y eso me ayuda a soportar mejor este viaje, que es un viaje que hacemos, de alguna forma, también a nuestro interior."

La Primera Mujer…

En los comienzos de la guerra se habían solicitado instrumentadoras quirúrgicas para ir a las islas, a Puerto Argentino. Norma Navarro tenía miedo. Miedo de que la guerra llegara al continente. Quería colaborar de la forma que fuese. Entonces fue y se ofreció. Al instante la aceptaron. "Después del día que me aceptaron junto a tres chicas más, al día siguiente salimos desde Buenos Aires hasta Río Gallegos. Al rompehielos Almirante Irizar llegamos en helicóptero. Había sido convertido en buque hospital. Nuestra tarea era colaborar con los médicos en lo que se pudiera. Se había decidido que nos quedásemos en el buque, porque cabía la posibilidad de que si estábamos en tierra podíamos ser tomadas prisioneras." Respecto del trabajo que tenía que realizar todos los días, cuenta que "estaba en quirófano, aunque en realidad no teníamos una tarea definida. Venían con esquirlas de bombas, heridas en el abdomen. Hubo alguien que llegó en estado muy crítico, hicimos lo que pudimos durante muchas horas, pero falleció. Fue el único fallecido que me tocó ver. Hay cosas que me quedaron grabadas. No me impactaban los heridos, porque yo ya venía con la experiencia del hospital: lo que me impactaba era la expresión que tenían en los ojos esos chicos. Era como verles el alma, una mirada repleta de desolación, como si la guerra estuviera contenida en las pupilas". Pero si algo no puede olvidar Norma es la noche del 13 de junio, según ella, lo más duro que le tocó ver. "En un momento dado salí a cubierta con un tripulante. Recuerdo que estábamos cerca de la costa y se podían ver las casitas con techos de colores. Todo se veía iluminado de un lado y de otro, iluminado por las explosiones de colores amarillo y naranja, de bengalas que caían, lanchas que pasaban, era como una película, algo dantesco pasando frente a mí, una película espectacular y horrible. Y la desesperante sensación de que allá a lo lejos había gente muriéndose y no podías hacer nada." Le pregunto qué le dejó volver acá. Estamos en una montaña, el viento y la nieve arrecian. Mira hacia el horizonte. Parece recordar. "Estar acá es algo que te marca, porque aunque vos no veas más a las personas con las que estuviste ligada en ese momento de la guerra, una siente que sigue unida a través del tiempo, aunque nunca más los vuelva a ver."

Reflexiones y Renacimientos…

Recuerdos que aún perduran de la guerra en las islas. Foto: José Supera

Hay alguien que mientras recorremos montes y laderas se mantiene serio, por momentos alejado del grupo, por momentos reflexivo y silencioso, como si hubiera una batalla adentro suyo, como si todo se tratara de una guerra que se libra en los confines de nuestros sentimientos.

Mario Volpe se desempeñaba en la Compañía C. Al principio hacía de apuntador con un cañón, pero después le quedó como responsabilidad la parte de la enfermería. Ahora estamos en un alto de la travesía que supone recorrer los montes cercanos a Puerto Argentino. Mario acaba de encontrar la posición de un amigo suyo, Calvo, que era el encargado de la Compañía A. "Este lugar para mí es muy importante. Acá tuve la suerte de renacer, acá mismo fui herido." Suspira. Le cuesta seguir, pero sigue. "Veníamos replegándonos, ya habían tomado el Logdon y fuimos atacados y bombardeados. Llegamos entonces adonde se encontraba la Compañía A. Desde el lugar donde estábamos veíamos explosiones a 150 metros, a 100 metros, a 50. En un momento, siento que los silbidos de las bombas venían y pegaban adelante nuestro, y fue un segundo, pero sentí las esquirlas entrando en mi cuerpo, creo que caí unos metros. Un compañero me ayudó a levantarme. Sentía un dolor fuerte. Las esquirlas habían perforado mi pulmón y fracturado la escápula, entre otras cosas. La sangre no paraba de salirme de la espalda. Sentía toda la espalda mojada. Pensé que no tenía más posibilidades. Pero otros compañeros me ayudaron. Y llegamos caminando, al límite de mi fuerza, para que me atendieran en la Compañía Comando: ellos no podían hacer mucho. No había chances. O sí. Tenía que ir al pueblo. Como pudiera. Bajé la loma y encontré que venía una camioneta Dogde de la Marina llena de heridos. Me senté como pude. Llegué al hospital y ahí mismo lograron operarme." Le pregunto qué es lo que le pasa por adentro estando ahí. "Cuando uno camina por acá y siente el frío y el cansancio, de golpe, se mezcla esa cosa atemporal, como si el 82 se repitiera una y otra vez, como si todavía estuviera atrapado acá en las islas. La tristeza, la desazón, todo se repite acá adentro. Es como si el tiempo no hubiera pasado. Estar acá es revivir. Pero revivir aquel momento. A pesar de los 32 años que pasaron, uno no logra despegarse de las sensaciones: el frío, el suelo, el viento. El tiempo no puede despegarnos de las cosas. La sensación de que los años no hubieran pasado, la misma sensación de soledad, la incertidumbre. Es la primera vez que vuelvo a Malvinas, pero desde el año 82, regreso todos los días con sus noches."

Llenarse de Energía… 

Ernesto Beto Alonso era uno de los 800 soldados que conformaron el Regimiento de Infantería 7 y al que le tocó estar en el monte Longdon. Después de visitar el lugar donde estaba su trinchera, confiesa: "Volver a Malvinas me llena de energía; en los viajes que realicé después del 82 me ayudó a comprender más sobre este conflicto que data desde 1833, cuando nos fueron usurpadas; de entender qué paso en el conflicto de 1982, entender que efectivamente la decisión de la dictadura fue una aventura bélica que nos alejó de Malvinas, entender cada día más cuáles son las razones de la usurpación y la importancia geoestratégica que tienen las islas, y además, no olvidar a los que quedaron, a nuestros amigos, los verdaderos héroes" .

Carlos Tolomeo sintió "como si hubiese estado caminando en el aire, suspendido", cuando explotó la bomba a sus espaldas. Y lo cuenta al lado de su cañón, que ahora está oxidado y clavado en el suelo. "Mientras huíamos del ataque inglés, sentimos las ondas expansivas. Mi función era apuntador con el cañón. Hacía unos minutos había realizado dos disparos. Al tercero se trabó la vaina. Ellos se acercaban. Tuvimos que retirarnos. Corrimos y ahí fue que sentimos la bomba explotando detrás de nosotros, la onda expansiva tirándonos." Carlos señala los lugares donde estaban todas las posiciones. A lo lejos se ve el río Murrell. Desde ahí venían los ingleses. "Siempre que hemos podido volver hemos vuelto. Y hoy, a 32 años de que nuestros compañeros ofrendaran sus vidas, queremos brindarles nuestro homenaje, con este vino." Tolomeo descorcha una botella. Es ritual que beban todos los ex combatientes allí presente. El resto del vino lo echan a la tierra. Para los que quedaron. Después aplauden y se abrazan, hasta que Rubén Franzcunaz les dice a todos que encontró algo que sobresale de la tierra, cerca de la posición en la que se encontraba Carlos. Todos se mueven hacia el lugar. Carlos va primero. Apoya las rodillas sobre la tierra. Alguien le pasa una palita de jardinería. La usa poco, se olvida de la palita. Empieza a excavar con sus manos. Sus manos se llenan de tierra y de pasado.

Se ve la tela camuflada. Sus manos sacan la tierra cada vez más rápido. La tierra de sus manos se limpia con las lágrimas que caen de sus ojos. A nadie de los que estamos ahí se le cruza por la cabeza acercarse a ayudarlo. Es algo que tiene que desenterrar solo. Raíces y tela y tierra. "Esto era parte de mi uniforme", dice. Y nadie de los que está ahí dice nada. "Esto es parte de lo que somos, lo que queda enterrado acá para siempre, somos nosotros."

Juntarse para Contenerse…

El Centro de Ex combatientes Islas Malvinas, más conocido como el Cecim La Plata, fue ideado por algunos jóvenes soldados estando todavía en las islas. "Queríamos tener una voz, una voz que se escuchara, porque nos habían llevado sin preparación ni armamento, y estando allá pasamos hambre y hasta fuimos torturados", asegura Ernesto Alonso, que hoy es uno de los pilares fundamentales del centro. "Cuando estábamos allá veníamos charlando la idea de juntarnos y hacer algo que nos uniera a todos." Ahora el que habla es Mario Volpe, actual presidente del centro que sirve para seguir la lucha de la causa Malvinas, pero también para debatir y contenerse, y cenar todos los martes. De la cocina se encarga el ex combatiente José Chiquito Zarzoso, que en esas noches deleita a los más de cuarenta ex combatientes que llegan para pasar un buen rato entre ese grupo de amigos que se fue afianzando con el tiempo.

© Escrito por José Supera el domingo 21/09/2015 en el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Tras las PASO: El candidato fue el proyecto… @dealgunamanera...

El candidato fue el proyecto…

Los números de las PASO. Infografía: Cedoc

Tras las elecciones, se desmoronó la hipótesis que dejaba suponer que Scioli traería un plus de votos no kirchneristas.

La elección oficialista en las PASO finalmente resultó buenaen el piso de lo previsto, y el escenario de triunfo en primera vuelta del binomio Scioli-Zannini está disponible en octubre. Dicho esto, cabe hacer algunas precisiones.

No se observó en la performance oficialista ningún voto “por fuera” del espacio tradicional del kirchnerismo e incluso hubo un déficit de representación del espacio tradicionalmente K que luego referiremos. Está claro que tras las elecciones PASO se desmoronó la hipótesis que suponía a Daniel Scioli poseedor de “un plus de votos” no kirchneristas, clivados sobre el electorado de segmentos medios independientes.

Nada de eso se observó. Los resultados en todos los distritos son típicos del espacio K e incluso bastante por debajo de los que en su momento obtuvieron Néstor o Cristina Kirchner.

Más aún, el caso de la CABA y Córdoba son emblemáticos respecto a nuestro argumento y muestran que la fórmula Scioli - Zannini obtuvo prácticamente el mismo nivel de votos, en un caso que la lista encabezada por Axel Kicillof, un nombre pleno en la representación de kirchnerismo “duro”, que sin embargo, no fue “desbordado” por el eventual electorado sciolista no K, no hubo corte de boleta significativo.

En el caso de La Docta, la elección de la fórmula Scioli - Zannini resultó en línea con la de Accastello - Buenaventura e incluso algo inferior a la de Scotto - Gill, la fórmula ultra K del año 2013. Hipótesis equivocada entonces, no hay tal voto sciolista por fuera del universo K y efectivamente en materia electoral en estas PASO, el candidato fue el proyecto. El exceso electoral sciolista en rigor fue parte del marketing con que la troupe del ex motonauta vendió su candidatura bajo la consigna ya mitológica “es el que más mide”. ¡Bien ahí!

Más allá de las múltiples causas que pueden observarse para discutir por qué la elección del FpV no pudo superar en las PASO el 40% de los votos, la central es el resultado en la provincia de Buenos Aires en general y en la sección tercera en particular, poblada de segmentos vulnerables, tradicional electorado oficialista.

Como se observa en el gráfico de apertura los resultados de CABA, Córdoba y la tercera sección electoral bonaerense, con 4,1 millones de electores la más poblada de Bs.As., y donde se concentran los sectores vulnerables de la geografía bonaerense, los 46 puntos de votos obtenidos por la fórmula Scioli - Zannini se ubican por debajo de los obtenidos en elecciones ejecutivas por el kirchnerismo en los años 2007 y 2011, y unos 7 puntos debajo de las expectativas respecto a lo obtenido en elecciones anteriores, ejecutivas y PASO cuando las hubieron, como se observa en este cuadro que sigue.

Los motivos de la pérdida de votos de segmentos vulnerables son variados, probablemente la inundación haya impactado en el margen, junto con la insatisfacción con las condiciones de la vida cotidiana, falencias de infraestructura en las barriadas populares, condiciones socioeconómicas insatisfactorias, etc.

Pero no es posible para el FpV superar el 40% o alcanzar el 45% para resolver la elección en primera ronda sin mejorar y de manera sustancial la performance bonaerense observada en las PASO en particular la de la tercera sección electoral. En este sentido Daniel Scioli deberá atravesar su zona de confort consistente en ir a la captura del electorado de segmentos medios independiente, para interpelar también a los segmentos vulnerables del distrito que gobierna y que le dieron la espalda en las PASO respaldando tanto a Cambiemos como a UNA.

Con respecto a la performance de Cambiemos, a contrario sensu del FpV obtuvo buenos resultados en distritos que en teoría resultarían problemáticos, como la provincia de Buenos Aires, donde Mauricio Macri y María Eugenia Vidal lograron una elección de 29% promedio, muy meritoria. Menos interesantes fueron los resultados en distritos a priori favorables como CABA, Córdoba y Santa Fe donde la fuerza de derecha conservadora obtuvo menos votos de los esperados, promediando un 38% interdistrital, bastante poco para las expectativas previas.

Un rápido comentario para la performance de UNALos 20,6 puntos de la coalición mostraron la fortaleza de De la Sota en Córdoba de donde proviene el 45% de sus votos nacionales y la persistencia de Sergio Massa en Buenos Aires, recuperando caudal electoral perdido, resistiendo la fuga de dirigentes oportunistas, la mayoría sancionados por los electores y sobre todo superando la gran operación de medios encaminada a polarizar entre el FpV y Cambiemos y sin otro fundamento empírico que encuestas truchas que insistían en que el tigrense tenía menos volumen electoral del que efectivamente tuvo.

Por último, La Cámpora, dejó la adolescencia política en la provincia de Buenos Aires. Ganó en seis municipios las primarias abiertas del FpV (Moreno, Lanús, Mercedes, San Vicente, Chascomús y San Fernando) y en otros dos salió segundo (La Plata y San Martín). Además ubicó los primeros concejales en Pilar, Almirante Brown, José C. Paz, Hurlingham, Tigre, Presidente Perón, San Isidro, Escobar y San Andrés de Giles. Adicionalmente Máximo Kirchner resultó el candidato a diputado más votado en Santa Cruz, con 65.841 votos, el 44,5% del total de electores hábiles.

¡Qué suerte! ¿Acaso no son buenas noticias que nos muestran la deseada renovación generacional de la vieja política, estimados lectores de Perfil?

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© Escrito por Artemio López, Director de Consultora Equis, el sábado  15/08/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

viernes, 14 de agosto de 2015

Huracán TV – Programa #2... @dealgunamanera...

Huracán TV – Programa #2


Huracán TV es el programa oficial del Club Atlético Huracán realizado por el Departamento de Prensa de la Institución.

El mismo está dedicado a generar un nuevo vínculo entre el Club, por medio de sus protagonistas, actividades, personalidades e historias, con los socios y simpatizantes que a diario siguen las noticias vinculadas con el Club Atlético Huracán.

Te presentamos el programa #2 de Huracán TV… 




© Publicado el martes 11/08/2015 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán.

Causa Hotesur: El Juez Daniel Rafecas validó los allanamientos en las oficinas de Máximo… @dealgunamanera...

Guiño a Bonadio: Rafecas validó los allanamientos en las oficinas de Máximo…

Rafecas consideró válidos los allanamientos a las oficinas de Máximo hecho por la Metropolitana. Foto: Cedoc

El juez federal anuló las pericias contables que había comenzado después de que el anterior magistrado fuese removido de la causa.

Los allanamientos ordenados por el juez Claudio Bonadio a la inmobiliaria de Máximo Kirchner quedaron validados hoy en la causa que investiga presunto lavado de dinero en Hotesur S.A., el complejo hotelero de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El juez federal Daniel Rafecas, que quedó al mando de la pesquisa tras la destitución de Bonadio, validó hoy la actuación del anterior magistrado con fuerzas de la Policía Metropolitana.

Así lo informaron hoy fuentes judiciales a la agencia DyN y agregaron que el juez, a la vez, anuló la pericia contable que había empezado a realizar sobre la documentación secuestrada y la convocatoria al cuerpo de peritos contables de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Asimismo, Rafecas rechazó el pedido de la diputada nacional Margarita Stolbizer, denunciante original en la causa, de constituirse como parte querellante.

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© Publicado el viernes 14/08/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Marketing: Segmentación de Mercado... Lo lúdico, un segmento en alza… @dealgunamanera...



En la Argentina, hay una industria de entretenimientos que crece, más allá del Día del Niño, y en la que los videojuegos, los de mesa y los de salón, con diferentes presentes y perspectivas, son protagonistas. 
"No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar”. La frase de George Bernard Shaw bien podría aplicarse al ADN argentino. Lúdicos por naturaleza, en el país hay una industria de entretenimientos que crece y que tiene diferentes actores: los videojuegos, los de mesa y los de salón. Algunos emergiendo; otros, vigentes gracias a los más tradicionalistas y nostálgicos. Pero todos son protagonistas. Y más en estos días, en vísperas del Día del Niño.

De la mano de Preguntados, que en los Estados Unidos estuvo número uno en el Apple Store durante más de dos meses, la industria nacional de videojuegos llegó a codearse con los gigantes del mercado. No fue casual. En los últimos años, la Argentina emergió como exportador de esta tecnología: la industria factura más de $ 300 millones al año, cuenta con unas 50 empresas, el 70% radicadas en Buenos Aires, y emplea a 2.000 profesionales, según la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos de la Argentina (ADVA). El 95 % de lo desarrollado se exporta, principalmente a los Estados Unidos, Europa y Asia, y se estima que desde 2008 la industria creció 350% en facturación y en empleados.

“De 2002 a 2007, el negocio nació con la exportación de servicios para empresas. Pero ahora estamos en un viraje hacia la producción de juegos propios. Es una etapa de transición. Ahí está la verdad del negocio”, remarca Miguel Martín, director de la AVDA. Favorecida por la aparición de nuevas plataformas digitales de distribución, los videojuegos online pasaron a ser un producto de consumo masivo. Y en este nicho fue donde el mercado argentino más se afirmó. Le siguen las elaboraciones para PC y, escalones por debajo, el desarrollo de juegos para consolas.

“En América latina, la Argentina fue punta de lanza en el desarrollo de videojuegos; pero Brasil, Chile, Colombia y Uruguay también están progresando. No nos podemos dormir”, agrega.

En medio del boom digital, hay otro sector de la industria lúdica que sigue vigente: los juegos de mesa. Si bien la llegada de la tecnología generó temor entre sus protagonistas, las fichas, los dados y los tableros, que tuvieron su apogeo en los 70, nunca se fueron. 

Ajeno a las pantallas, con el plus de crear momentos entre familiares y amigos, el sector factura $ 130 millones al año y ocupa el 11% de la facturación total de la industria del juguete ($ 1.181 millones en 2014), según la Cámara Argentina de la Industria del Juguete. 

Este nicho, que de algún modo se vio beneficiado por las trabas a las importaciones, reúne a 10 empresas que emplean unas 350 personas y en los últimos dos años creció un 56% en pesos. El Día del Niño y Navidad representan el 75% de las ventas.

El terror como receta del éxito.

Agustín Cordes siempre fue un ‘gamer’. En 2006, con 26 años, su vida profesional cambió. Ese año salió al mercado Scratches, un juego de misterio y terror para PC, que se convirtió en uno de los primeros éxitos locales en el mercado global. Vendió más de 250.000 unidades y se exportó a 12 países. “Fue un auténtico juego de garage, se hizo con tiempo, lo desarrollamos más de tres años. Sabíamos que era bueno, pero la respuesta nos tomó por sorpresa”, reconoce Cordes, que en ese momento era parte de Nucleosys, un emprendimiento que llevó adelante junto a Alejandro Graziani, y, años después, formó Senscape, que comparte con Pablo Forsolloza, Pablo Cordes y Juan Caratino.

En Senscape todos los cañones apuntan a Asylum, “el sucesor espiritual de Scratches”, según su creador, que también se lanzará para PC. El juego, que lleva un par de años de desarrollo, necesitó de una inversión de u$s 120.000, que fue recolectada vía crowdfounding. “El objetivo es ir por más. Aspiramos a superar las 15.000 unidades”, apunta.

El perfil de la industria de videojuegos local ya no es el de exportar servicios. “Hay que apuntar a la producción. Hay una calidad de trabajo impresionante y grandes talentos”, indica Cordes, que cree que las restricciones en el comercio exterior fueron “una traba más que una ayuda” para la industria.
Fabricantes de emociones

Candelaria y Agustín Mantilla se definen como “fanáticos de todo lo lúdico”. Allá por 2008, aburridos de ver los mismos tableros, tarjetas y fichas, decidieron crear su propio juego. Así nació El Erudito, el primero de los diez de su propia autoría que hoy conforman el porfolio de Juegos Maldón. “En el mercado no había renovación y teníamos algo que aportar. La consigna fue sencilla, hagamos el juego que nos gustaría jugar: interesante, amplio, lindo”, cuenta Candelaria Mantilla.

Para crear El Erudito, un juego de razonamiento ilustrado por Liniers, los hermanos invirtieron $ 100.000 para comercializar 2.000 unidades, que recuperaron en menos de un año. En siete años vendieron más de 120.000 juegos. La empresa cuenta con 8 empleados y facturó $ 3 millones en 2014.

Dentro sus 10 opciones, hay juegos de razonamiento, cultura general, de temáticas específicas (cine, fútbol, música), de creatividad, de estrategia y tres infantiles, que se comercializan en librerías, supermercados y jugueterías en volúmenes similares. ¿El último lanzamiento? El Macanudo. ¿El próximo? El Ilustrado. “Cada producción requiere de unos seis meses. Las reglas es lo más complicado. Es un proceso largo de ensayo y error”, resalta Mantilla. Lúdicos y curiosos de nacimiento, los hermanos también se especializan en formatos de juegos digitales, gráficos y presenciales; además, desarrollan productos personalizados para empresas.

Una pelea contra la tecnología.

Hay otra industria lúdica, más pequeña, que, mirando con recelo a los avances tecnológicos, aún subsiste gracias a los más tradicionalistas. Luis y Jorge Cerminati son dueños de Lacer, una empresa familiar que desde 1990 se dedica a la comercialización de pools, metegoles, pingpong, flippers y fichines; entro otros clásicos juegos de salón que tuvieron su auge a mediados de aquella década y que aún perduran en el tiempo. “El negocio de los entretenimientos responde a la moda, es muy cambiante. El entretenimiento no va desaparecer nunca, solo cambian las formas, no queda otra que amoldarnos”, reconoce Luis Cerminati.

Lacer, con sede en Remedios de Escalada, provee de sus productos al sector comercial y, en menor medida, al particular. Anualmente comercializan entre 100 y 80 mesas de pools y metegoles, el fuerte del negocio. “Son juegos mecánicos, cada partido es único e irrepetible, por eso se mantienen en el tiempo”, asegura. La compañía, que cuenta con cinco empleados, produce mesas de pools profesionales; entre carpintería, ensamble, detalles estéticos y de tapizado, la fabricación de una mesa demanda tres días.

Los fichines y los flippers, en cambio, son parte de la historia. “Afectados por los videojuegos, pasaron de moda. Ya casi no se venden”, agrega Cerminati. Atrás quedaron también los años gloriosos del sector. “El mercado se fue achicando, y también los proveedores. Quedamos cuatro o cinco empresas que trabajamos seriamente. Nuestro boom fue entre el 1998 y el 2003, exportábamos a Chile, Uruguay, Estados Unidos y Alemania”, recuerda, nostálgico, Cerminati.

© Escrito Juan Landa el jueves 13/08/2015 y publicado por el Diario El cronista Comercial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.