martes, 17 de julio de 2012

Volkswagen's The People's Car Project... De Alguna Manera...

Volkswagen's The People's Car Project: Hover Car Part. 1

 

Volkswagen gathers ideas from the people of China to help innovate future cars. We took one girl's idea for a hover car and made it into reality.

Volkswagen reúne las ideas de la gente de China para ayudar a innovar en los coches del futuro. Tomamos la idea de una chica para un “Hover Car” y la convirtió en realidad.


Volkswagen's The People's Car Project: Hover Car Part. 2

 

Volkswagen takes ideas from the people of China to innovate future cars. We secretly took one girl's idea for a hover car and made it into reality. Watch how Volkswagen - with the help of her friends and family - reveals the surprise to her.

Volkswagen reúne las ideas de la gente de China para ayudar a innovar en los coches del futuro. Tomamos la idea de una chica para un “Hover Car” y la convirtió en realidad. Mira cómo Volkswagen - con la ayuda de sus amigos y familiares - revela la sorpresa para ella.

domingo, 15 de julio de 2012

Hablemos de política... De Alguna Manera...

Hablemos de política...


En su primer discurso como reelecto secretario general de una de las cinco fracciones en que quedó dividido el movimiento sindical, Hugo Moyano corrió el último velo que ocultaba las motivaciones de su conducta del último año y medio: lejos de exponer una agenda gremial, describió un horizonte ya no sólo político sino electoral, en el que sus fuerzas restarían apoyo a la presidente CFK en los comicios legislativos de 2013. Moyano se hizo elegir con el 54 por ciento de los votos dibujados en su congreso de fantasía. Este mal no es exclusivo de su sector. El otro computa como propios a renunciantes, procesados y difuntos. El intento de incluir en esta nota un cómputo objetivo de las fuerzas respectivas fracasó, porque el Ministerio de Trabajo confesó que no existen registros oficiales, actualizados y confiables. 

Moyano también dio señales acerca del tipo de representación gremial que invoca, al elegir como acompañante en la secretaría adjunta de su agrupamiento al dirigente de los petroleros Guillermo Pereira; como vocal al secretario de la Asociación de Pilotos de Aviones, Jorge Pérez Tamayo y como secretario de prensa al dueño de una parada de diarios, Omar Plaini. 

Curiosa superposición de decisiones: en el mismo momento en que decide volcarse de lleno a la política, Moyano segmenta su representatividad gremial y se aventura en un terreno desconocido, seguido por los menos: camioneros, petroleros, pilotos y patrones quiosqueros integran el diez por ciento de la aristocracia obrera que resopla contra el gobierno porque debe pagar el impuesto a los ingresos de las personas. (Aristocracia obrera no es una descripción de Carlos Zannini sino de Carlos Marx). La solicitada que con la mejor intención inspiraron Plaini, Juan Carlos Schmid, Facundo Moyano y Héctor Recalde el miércoles decía que “apoyamos el modelo que comenzó en mayo de 2003 y que transformó una penosa realidad en cambios de enorme trascendencia como la liberación del FMI, el no endeudamiento, la política de derechos humanos, la defensa del mercado interno, las paritarias, el salario mínimo vital y móvil, la nacionalización de empresas públicas, de los recursos previsionales, la movilidad jubilatoria y un etc. importante. 

Pero ello no significa que no reclamemos por lo que falta, por la profundización necesaria, por el diálogo, las explicaciones sobre la coyuntura”. Estos buenos propósitos naufragan cada vez que Moyano compara a la presidente con la dictadura militar o atribuye las dificultades del gobernador bonaerense para pagar sus obligaciones a un golpe de Estado del mismo gobierno nacional al que Daniel Scioli no se cansa de agradecer su ayuda, que al menos le permitió pagar los sueldos. El dirigente de los albañiles (y ex personal civil de Inteligencia del Ejército) Gerardo Martínez, hizo un intento de último momento por evitar la fractura y propuso a Moyano prorrogar su mandato unos meses hasta alcanzar un acuerdo entre todos los sectores. Fracasó porque aquellos sindicatos comprometidos con el desguace del Estado en la década de 1990, como los electricistas de Oscar Lescano, los mercantiles de Armando Cavalieri y los paramédicos de Carlos West, no quieren saber nada con Moyano. 

Pero también Moyano declinó la propuesta con un argumento sorprendente: “Este gobierno no llega a fin de año”. Expresiones similares de deseos repite ante interlocutores más discretos el aún arzobispo de Buenos Aires pero ya no hombre fuerte de la Conferencia Episcopal, Jorge Bergoglio, enfurecido por las reformas progresistas al Código Civil propuestas por una comisión que encabezaron el presidente y la vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti y Elena Highton. La ratificación por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual de la fecha del 7 de diciembre para que las grandes cadenas se adecuen de una vez a la ley sancionada hace ya tres años, incentiva todas esas urgencias y calienta tapas de diarios y pantallas de televisión. 

El hombre clave en el entramado que organizó Moyano es el secretario de interior Gerónimo Venegas. Titular de la asociación de trabajadores con los más altos niveles de informalidad del país, Venegas perdió una caja de 500 millones de pesos cuando el Congreso sancionó la nueva ley de trabajo rural, que devuelve a los trabajadores del agro derechos históricos perdidos y encomienda al Estado verificar su cumplimiento, en lugar del contubernio entre el sindicato y los patrones que creó Menem al finalizar su gobierno. Venegas transmite a Moyano su obsesión por el esquema de caos social, vacío de poder y salida anticipada de la presidente, proyecto que el ex senador Eduardo Duhalde delineó aún antes de la primera elección de Cristina y que sus dispersos partidarios mantienen como utopía reaccionaria y módico consuelo ante las contrariedades de la dura realidad. 

Venegas es también el puente de Moyano con las cámaras patronales agropecuarias, que amenazan con nuevos lockouts y movilizaciones, ante las medidas impositivas que preparan los gobiernos provinciales y el nacional, según la precisa lección de economía política que Cristina le asestó a Scioli: “Muchas veces hay que discutir cuando uno administra en nombre del pueblo; tenés que enfrentarte muchas veces con intereses, siempre hay que optar, sobre todo en economía, porque en la economía, como lo saben los empresarios, nada es neutro, lo que se le da a uno es porque lo pone otro”. 

Scioli va comenzando a comprender que antes de 2015 viene 2013. En ese año podría librarse del tormento de la administración y encabezar la lista de candidatos legislativos del Frente para la Victoria, con la lealtad a la presidente que proclama cada vez que se enciende una cámara y por la cual ha sido candidato a tres cargos distintos en 2003, 2007, 2009 y 2011.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 14 de Julio de 2012.


Números y políticas... De Alguna Manera...



Números y políticas...

 Gobernador Daniel Scioli.

Reformas impositivas en varias provincias. Por qué llegan, aunque llegan tarde. Scioli en su laberinto, cuestiones de recaudación. Un espejo retrovisor para mirar el federalismo. Impuestos nacionales, progresos y carencias. Augurios para el 2013. Lo que se puede hacer y los imponderables.
 
“¿Por qué, si se persuaden tan poco recíprocamente, los humanos no se desaniman y persisten en la argumentación? (...) ¿Qué hay que aprender de una práctica con tanta frecuencia condenada al fracaso y, sin embargo, repetida sin cesar?”

El discurso social, Marc Angenot

“Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que puede soñar la filosofía.”

Hamlet, William Shakespeare

El gobernador santafesino Antonio Bonfatti va, haciendo concesiones y muy trabajosamente, en pos de concretar una reforma impositiva. El Senado provincial, en el que priman los justicialistas, lo acompañó. Bonfatti afronta rebeldías del radicalismo, que le hizo yunta en las elecciones del año pasado y hace pressing para mejorar su posición relativa en las de 2013. Entre los compañeros peronistas, María Eugenia Bielsa no supo o no pudo capitalizar su excelente cosecha electoral y perdió la conducción de los bloques. Por fortuna para Bonfatti, el macrista Miguel Del Sel no cristalizó en poder parlamentario su notable desempeño en 2011. Aun así, el cuadro local es complejo para el socialismo en minoría y conseguir mejorar algo la ecuación fiscal es un alivio para el gobernador.

Con un Legislativo más amigable, el entrerriano Sergio Urribarri modificó las normas fiscales y en estos días paga el medio aguinaldo en similares condiciones a las del año previo, lo que no es poco.

El gobernador José Manuel de la Sota colocó bonos para engordar sus arcas, mientras amaga ir a la Corte Suprema a dirimir cuitas con el Estado nacional. Dos cosas cuesta conseguir en los Tribunales: justicia y celeridad. El Gallego de la Sota, que es astuto y abogado, lo sabe y no ha de centrar sus principales ilusiones en los estrados del Foro.

Cada provincia tiene sus peculiaridades políticas y financieras. Hay, claro, distritos “chicos” tradicionalmente prolijos en su administración (La Pampa y San Luis, por ejemplo y sin agotar la nómina), hay distritos que engrosan los ingresos vía regalías petroleras. De cualquier forma, la estrechez golpea algunas puertas. Tal lo que ocurre en Santa Cruz, un lugar en el mundo que genera especiales atenciones y broncas en la Casa Rosada.

Daniel Scioli vive en ese contexto, en la provincia más grande. La coyuntura bonaerense es apremiante y, allende valoraciones, es asombroso que el gobernador haya doblado la apuesta política en un trance que inducía a extremar la prudencia y las buenas ondas con el gobierno nacional.


Raspando la lata: Si Scioli cantó “truco”, estaba escrito que desde la Casa Rosada replicarían “retruco”. En las democracias del siglo XXI, los dirigentes políticos están en campaña permanente, nadie debería horrorizarse ante esa corroboración. Pero, sobre todo los que gobiernan, deben ser cautos de no ostentar sus afanes ante la opinión pública y deben estar más pendientes de los desafíos que le propone la gestión. Sin resto en caja, con una estructura fiscal anémica, Scioli cometió un error táctico descomunal. Rectificarlo le cuesta horrores, entre otras cuestiones porque es refractario a gravar a los sectores más poderosos.

Sería ingenuo soslayar que el gobierno nacional reacciona ante su candidatura presidencial. Pero sería reduccionista solapar que las exigencias a la provincia de Buenos Aires valen, en proporciones variables, para las demás provincias.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y (a sus instancias) el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, más forzaron que indujeron a Scioli a aumentar las valuaciones fiscales de inmuebles rurales, que databan de la Edad de Piedra. El gobernador lo hizo con excesiva transigencia y a regañadientes, pero lo hizo. El contexto lo forzó a rediseñar el milagro de integrar el dispositivo del Frente para la Victoria (FpV) y ser un defensor del bolsillo de las patronales agropecuarias.


Gobiernos y ciudadanos: El pago del medio aguinaldo en cuotas desvirtúa su función. La reacción sindical ante el atropello, magramente explicado para colmo, era predecible. Trabajadores que no cobran lo que ganaron en buena ley, alumnos que pierden días de clase, hogares de laburantes que soportan las tribulaciones cotidianas cuando no hay clases... el perjuicio social derivado de la mala praxis del gobernador es sensible y masivo. Sería necio suponer que es solo un problema distrital, también atañe a la esfera nacional. No ya medido en el potencial de voto en el futuro (una mirada muy estrecha) sino en el deber estatal de garantizar la calidad de vida de los ciudadanos y el pleno acceso a sus derechos. De ahí que ordenar la provincia es una tarea de raigambre nacional. El entorno del gobernador comienza a hacerse a la idea de encolumnarse detrás de la Nación cuando llegue la hora (que husmean cercana) de recomponer su elenco de gobierno y también su praxis económica.

La contingencia desnudó las características del esquema de poder de Scioli. Escasa raigambre en el territorio, mínimos lazos con los intendentes. La fuerza es la imagen trabajada con un diseño comunicacional que ha sido exitoso hasta ahora pero que no basta cuando la gestión hace agua.

El intendente de Tigre, Sergio Massa, es una rara avis con altas pretensiones dentro del erial que es el anti kirchnerismo (o el no kirchnerismo, si se desea ser más abarcativo) bonaerense. Para un escenario de ruptura o distanciamiento como el que pensaba Scioli hace un par de meses, Massa era central. Domina de taquito su distrito, tiene altos niveles de conocimiento en la provincia y un cachito en lo nacional. No se puede hablar de reactivación sectorial pero hay laburo para los consultores de imagen que “miden” a Massa. Por ahora, éste no suelta prenda y fantasea con optimizar su potencial en 2013. Fue jefe de Gabinete de Cristina Kirchner en su primer mandato: una mala opción que terminó fatal y que dejó resquemores sólidos. De cualquier manera, Massa es uno de los contados dirigentes que podría “sumar” en caso de una gran interna durante el 2013... y a eso juega. Su modo es bien sciolista: gran presencia en medios “manoduristas”, exaltación de las cámaras de seguridad como panacea para el complicadísimo problema del delito contra las personas o la propiedad.


Tortillas y huevos: El sistema impositivo nacional está en debate, en buena hora. Lástima que la polémica, como tantas de la época, derrape a posturas binarias o simplistas. Uno de sus síntomas es la exaltación de un improbable federalismo que clama sin matices contra el centralismo del gobierno nacional.

La memoria histórica desautoriza la nostalgia sobre un pasado que fue mayormente deplorable. Dos momentos pico deben subrayarse. El primero, cuando el menemismo derivó a las provincias las funciones sociales, de educación y de salud, sin transferir los recursos necesarios. El segundo, encadenado a la locura noventista, recorrió los gobiernos de los presidentes Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde. Con la consunción del Estado nacional, aumentó la gravitación relativa de las provincias y sus gobernadores. La resultante fue fatal para el conjunto: miseria compartida, incapacidad de los territorios para cubrir gastos o hasta pagar los sueldos, proliferación de las cuasi monedas. Tamañas maldiciones bíblicas se fueron reparando gracias a la recuperación de la política y del poder estatal que produjo el kirchnerismo, traducidas en apoyo financiero a las provincias. Hoy día, se encienden alarmas casi olvidadas (se subraya el casi) en los nueve recientes años: se tejen rumores sobre emisión de monedas provinciales, hay sueldos que no se pagan en tiempo y forma. La gravedad de los riesgos, por ahora virtuales o incipientes, destaca cuán impropias son las saudades.

El Estado nacional se hizo cargo de tareas que la mayoría de las provincias dejaron de lado. Se habla en promedio, que reconoce excepciones y gradaciones. La AFIP se tecnificó y su capacidad recaudatoria creció exponencialmente. En su reciente informe mensual, el siempre afiatado economista Miguel Bein desliza datos sugestivos. “La presión impositiva nacional que en los ’80 alcanzó en promedio a 14 por ciento del PBI, en los ’90 se elevó a 17,2 por ciento y alcanzó en el último año a casi 27,6 por ciento. De esos 10 puntos promedio de aumento, las provincias recibieron sólo 2 en forma automática y 0,9 adicional en forma discrecional.”

Lo que cabe agregar es que las provincias se apoltronaron en ese esquema, que les permitía evitar conflictos con los poderes fácticos territoriales. No les fue tan mal, en términos de crecimiento ni de grados de legitimidad de sus mandatarios.

En aras de una gobernabilidad pactada con los poderes fácticos, los gobernadores dejaron que fuera el gobierno nacional el que rompiera los huevos (en la doble acepción del término) para hacer la tortilla. Scioli fue un maestro en ese arte.

¿Hace falta que os diga que esta reivindicación global no equivale a una aprobación a libro cerrado sobre cómo distribuye el gobierno nacional? Si era menester, se deja dicho. Se puede añadir que en ciertas áreas, Educación y Salud por caso, hay comparativamente más criterios establecidos y un reparto más equitativo. Se contemplan y se reparan de forma más sistemática y previsible las asimetrías en las provincias. No se conjuran plenamente porque las desigualdades son profundas y de raíces que se remontan a décadas o tal vez a siglos.


Piso, techo, jamás cielo: Tanto Bein como el tributarista Jorge Gaggero concuerdan en que el sistema impositivo nacional es más progresivo que en 2003. Las retenciones, la mayor incidencia de Ganancias en el total recaudado versus el IVA son factores preponderantes. Claro que el piso se elevó desde la etapa del Infierno pero el techo no es el ideal, ni mucho menos el cielo.

La carga del IVA para los argentinos con menos ingresos sigue siendo muy alta: los que viven al día pagan de impuestos el 21 por ciento de sus ingresos. Es un gravamen inequitativo por donde se lo mire. Máxime si se observa, como resalta Gaggero, que el primer decil y el primer centil de los contribuyentes (esto es, quienes integran el 10 por ciento y el uno por ciento de mayores ingresos) no pagan lo que deberían. La evasión, la elusión, la “creatividad contable” redondean un circuito de inequidad, que los Tribunales redondean garantizando la impunidad de los grandes evasores.

La informalidad laboral (la evasión patronal, bien vista) es una de las marcas más preocupantes que subsisten. Los porcentajes se han reducido durante los gobiernos kirchneristas, cada vez es más arduo mejorar lo logrado. Eso no lo hace menos imperioso, es una de las batallas a afrontar los próximos años. La desigualdad dentro del modelo interpela a quienes lo reivindican, en trazos generales. Si hay tantos trabajadores no alcanzados por el bajo tope del mínimo no imponible de Ganancias, es un signo de debilidades de la matriz redistributiva vigente, tras un ciclo único de crecimiento casi ininterrumpido. Un gobierno reactivo, que supo revisar sus premisas en momentos de zozobra, debería recoger el guante.


Imponderables y rumbo: Bein juzga que la política macro de Brasil es más atinada que la Argentina, pero asume que el impacto de la crisis es similar en ambos países. No hay paradoja, sino diferencia de magnitudes: el marco internacional es preponderante medido respecto de las políticas domésticas. La prospectiva de Bein es más optimista que el mainstream de sus colegas economistas, de cara al segundo semestre de este año y al que viene. Calcula un crecimiento de 2 puntos para el 2012 y de entre 4 y 5 puntos del PBI en 2013: “El parate está explicado en mayor medida por cuestiones ajenas a la política (sequía y freno del comercio global), la sola reversión de estos factores daría un impulso adicional a la macro en los trimestres que vienen (...) como fue en 2010”.

En el primer nivel del Gobierno ya no verbalizan cifras en público. En voz baja son algo más entusiastas para este año. El cronista intuye que “firmarían” el pronóstico, si pudieran.

Hasta algunas miradas opositoras desautorizan enfoques apocalípticos tan en boga. El ex viceministro de Economía del menemismo Juan Llach, predijo en el diario La Nación un futuro sostenido para los países emergentes, más allá incluso de vaivenes de la economía china. El columnista agropecuario del diario Clarín, Jorge Huergo, ve un porvenir floreciente para las commodities, la soja especialmente. Ninguno ahorra denuestos al Gobierno pero se apartan de un sentido común agorero, que hace tendencia en los grandes medios.

La realidad se sostiene en un haz de variables. Muchas de ellas escapan al alcance de los gobiernos, que no pueden escudarse en esas limitaciones a la hora de medir sus logros. Una sequía machaza en Estados Unidos, hecho imponderable si los hay, es una buena noticia para el sector exportador y para la fortaleza del fisco en divisas. Otra pata del “modelo”, ligada a la generación de puestos de trabajo, es la producción automotriz. Se espera que Brasil repunte para atravesar una coyuntura de merma. En este caso, el factor exógeno (el país hermano) algo tiene que ver con la interacción de la alianza estratégica. Algo, no más.

Una etapa difícil en el mundo encuentra a América del Sur, Argentina incluida, mejor parada que en otras crisis. Economías productivas, crecimiento sostenido, gobiernos de alta legitimidad y perdurabilidad. Nada aísla del todo de las tendencias mundiales. Al contrario, la globalización es envolvente. Pero queda margen para el optimismo de la voluntad si se tiende una mirada comparativa hacia afuera y hacia atrás.

© Escrito por Mario Wainfeld y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 14 de Julio de 2012.



Pegarle a Daniel... De Alguna Manera...

Orden de destruir...

 Aló Cristina. La Presidenta, en Cadena Nacional. Dibujo: Pablo Temes.

Apunten contra Scioli. Cómo sigue la ofensiva oficial contra el gobernador bonaerense. Las presiones para que sea diputado.

Tengo al Gobierno nacional, a la Legislatura y a la Justicia en contra. El único apoyo es el de Moyano”, le escuchó decir a un angustiado Daniel Scioli uno de sus habituales interlocutores. Ese es su presente, preludio de un futuro que la Presidenta intentará hacerle cada vez peor. La batalla final está planeada para 2013. El hecho clave será la confección de las listas de candidatos a diputados para las elecciones legislativas. Esa será la hora de la verdad. La Presidenta pretenderá ser quien tenga la exclusividad del armado de la lista del Frente para la Victoria. Hay voces del oficialismo que señalan que la idea es obligar a Scioli a integrar esa lista para luego, una vez electo diputado, forzarlo a asumir la banca y renunciar a la Gobernación. Nadie sabe qué hará él, a quien las encuestas lo siguen mostrando mejor posicionado que a Cristina Fernández de Kirchner.

La orden de destruir a Scioli es terminante. La decisión de humillarlo, también, algo que la Presidenta hace con evidente placer. Cuenta para esa tarea con un arma insuperable, la cadena nacional, y con soldados fieles, entre los que se destaca Gabriel Mariotto. Esta semana el vice se encargó de hacer las cosas un poco más difíciles para el gobernador al recordarle que no podrá usar la Ley de Emergencia Nacional porque es un recurso al que la Provincia viene recurriendo desde hace ya diez años.

Nadie sabe cuánto aguantará el manejo a lo Scioli que el gobernador está haciendo de esta encerrona en la cual, aprovechando los agujeros de su gestión, lo ha colocado la Presidenta. Lo que está claro es que se acercan momentos decisivos para la definición de su futuro. De imponerse el plan de Fernández de Kirchner, la carrera de Scioli estará finiquitada. “Si quiere postularse, inexorablemente deberá romper con nosotros; nunca será nuestro candidato”, señala con firmeza una de las voces del kirchnerismo que en estos días formó parte del coro polifónico “Péguenle a Scioli”.

Es cierto que muchas voces dentro del Gobierno le venían advirtiendo al gobernador la necesidad de poner límite al creciente déficit de su administración provincial, la que, por otra parte, nunca conformó a la Presidenta. Es cierto también que varios ministros reconocen que la administración de Scioli carece de una estrategia de gestión y que, en cambio, lo que abunda es el desorden y el mero voluntarismo. Pero lo cierto es también que las cosas no fueron muy distintas con sus predecesores y que, hasta diciembre del año pasado, nadie dentro del Gobierno nacional osaba decir algunas de estas cosas con las que hoy lapidan a Scioli. ¿Y entonces? En la respuesta aparece la pelea por 2015.

Lo dramático es que las consecuencias de la disputa las está pagando y las seguirá pagando la ciudadanía. Una de las incógnitas más fuertes que surgen a partir de esta crisis apunta a saber cómo será el segundo semestre en la provincia. Si para este primer semestre están existiendo las dificultades que son de dominio público para pagar el medio aguinaldo de los empleados públicos provinciales, cabe interrogarse  qué pasará en diciembre con un cuadro de enfriamiento de la economía más acentuado.

El microclima que se vive en el círculo íntimo del Gobierno es novelesco. Los enojados con Guillermo Moreno ya constituyen un minielenco estable. Ahí conviven el ministro de Economía sin poder político, Hernán Lorenzino, la ministra de Industria a la que se le fueron sus secretarios principales, Débora Giorgi, el ministro de Planificación que tiene cada vez menos poder, Julio De Vido, y también la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, que en los reportajes que concede insiste en que están los dólares que la realidad niega. El último deporte de Lorenzino –¡al fin sabemos que tiene algo que hacer!– es haber puesto en su Twitter un reloj que va marcando los días, las horas y los segundos que faltan para hacer efectivo el pago del Boden 2012, un negocio fenomenal para sus tenedores. Un hecho llamativo: a cualquier otro gobierno que hubiera hecho lo mismo con tanto encomio, desde los sectores del progresismo enrolados hoy en el más furioso kirchnerismo lo habrían defenestrado. Otra curiosidad de este momento tiene que ver también con ese pago. El Gobierno lo presenta como un acto de desendeudamiento cuando, en realidad, es exactamente lo contrario, ya que pagará esa deuda contrayendo otra deuda, en este caso con el Banco Central, que le cederá al Tesoro los dólares necesarios para concretar esa operación.

En la semana quedó concretada la partición de la CGT. Fue la crónica de una ruptura anunciada. El Gobierno ya puede ufanarse de una división más: comenzó por la CTA –hoy partida en dos– y siguió por la CGT –hoy dividida en tres–. El debilitamiento de Moyano es evidente. Los aprietes a quienes a último momento no lo acompañaron son prácticas comunes del manual de usos y costumbres del kirchnerismo. La contradicción, en este caso, también incluye a Moyano quien, hasta octubre pasado, formó parte de esa maquinaria del apriete de la que se benefició. En su discurso del jueves, el líder camionero denunció muchas de esas cosas que antes avaló. No habrá piedad para con él.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 14 de Julio de 2012.